lunes, 8 de noviembre de 2021

El caso Rius: anatomía de la posverdad

 https://www.youtube.com/watch?v=KDJ6Wbzgy3E

 

Nota preliminar: todo lo que viene a continuación es tan nauseabundo que recomiendo la escucha del primer concierto para violín de Max Bruch. Para compensar.

 

El otro día, unos mindudis salieron en TV3. TV3, que merece capítulo aparte (y condena aparte, pues la mayoría de los males de este país de opereta que son las provincias catalanas tienen su origen, propagación y/o engrandecimiento en esa televisión de país de opereta que es TV3), es una televisión en la que sólo aparecen los que no pueden aparecer en otra televisión. Los cómicos que allí aparecen, puede estar seguro, carecen de la calidad suficiente para aparecer en otra televisión, y además -y de eso no ha de estar seguro, es del todo punto indiscutible- son lazis hasta la náusea. El caso es que los mindundis en cuestión, que tienen título local de cómicos porque dijeron "Puta España" y cosas por el estilo, hicieron un chiste en el que uno le preguntaba al otro qué haría si fuera millonario, y el otro respondió que haría que la reina Letizia le hiciese cierta grosería. A lo que el primero responde que eso es de poco rico, que tenía que haber pensado que se lo hiciera Leonor (en ese momento, de 15 años de edad).

Groserías aparte, tenemos la calificación pública de la reina como prostituta, ídem para su hija y además una exaltación de la pederastia. Pero como es TV3, no pasa gran cosa. Hubo algunas protestas (fue todo muy grosero) y TV3 emitió una tertulia o algo así entre uno de los mindundis y el director de TV3, el mindundi atacó al director por no defenderle y censurarle, ataque que terminó cuando el director, sin ninguna sonrisa, le recordó al mindundi que el mindundi gozaba de tiempo de pantalla porque él, el director, así lo quería. El mindundi lo entendió y calló. Pero eso fue todo.

Poco después, en la rueda de prensa que acostumbra a seguir a la reunión del gobierno catalán, el periodista Xavier Rius preguntó a la consejera por la degradación de los medios públicos en Cataluña, y qué pensaría ella (la consejera) si él (Rius) dijera que le gustaría que (la grosería) se la hiciera ella o un menor. A lo que añadió que es lo que habían dicho los dos mindundis en TV3. La consejera consideró que la pregunta de Rius era intolerable, que TV3 es totalmente independiente y que el gobierno catalán no pinta nada en lo que haga TV3, y que en cualquier caso es libertad de expresión. El vídeo de la pregunta está en youtube y se puede ver aquí: https://www.youtube.com

Tras lo cual le quitaron a Rius la acreditación para acceder a las ruedas de prensa del gobierno catalán.

En la rueda de la semana siguiente, un periodista de El Confidencial preguntó si la retirada de la acreditación a Rius sería permanente y la portavoz del gobierno (que hablaba, por lo tanto, en nombre del gobierno catalán) tildó públicamente a Rius de racista y de machista. Toma delito de injurias.

Para entender el contexto hay que saber quién es Xavier Rius. Rius es, en pocas palabras, e-noticies. Un medio informativo por internet que lleva más de 20 años. Fundado, dirigido y casi escrito en su totalidad por Rius. Rius, como tantos catalanes de la quinta del 63, perteneció a las Juventudes de Convergencia, donde coincidió con muchos de los luego capitostes cuando aún eran jóvenes, y fue catalanista, nacionalista y hasta cierto punto independentista (independentista en la concepción anterior al proceso, entiéndase). Si leen páginas de e-noticies de hace una docena de años verán esa línea. Pero poco a poco fue cambiando. De su entusiasmo inicial pasó a ciertas dudas sobre si "vamos bien", luego a preguntarse si "vamos bien" (cuenta que se lo preguntó a Artur Mas al coincidir en un lavabo), luego a declarar que no íbamos bien, declarar que no vamos bien y ellos lo saben y finalmente declarar que todo esto es una tomadura de pelo para que los políticos, sus familiares y sus conocidos se lleven el dinero de todos y se peguen la buena vida a nuestra costa. Una vez llegado a ese punto, el medio fue ferozmente crítico: una y otra vez, fue el niño que gritaba que el rey estaba desnudo. Pero no sólo arremetía contra los políticos, también contra los que estaban viviendo del régimen, y contra los periodistas que saben la verdad y sin embargo callan a cambio de seguir chupando del bote. Criticaba a los políticos que rehúyen a la prensa, que se niegan a contestar a las preguntas y a decir las verdades, y al resto de la prensa que tolera y bendice esa actitud de los políticos.

Inciso: hace unos años, el gallego Pepe Rubianes promulgó las famosas palabras "Puta España", convirtiéndose así en un héroe de la parroquia lazi, hasta el punto de que la simpar Ada Colau le dedicó una calle, la más importante del marinero barrio de la Barceloneta y en la cual había residido Rubianes cierto periodo. La calle estaba dedicada al almirante Cervera, ya saben, el héroe de la guerra de Cuba, y la justificación que adujo Colau para el cambio es que Cervera fue un fascista. Cuando se le explicó que Cervera había muerto antes del surgimiento del fascismo en Italia, Colau respondió sin rubor "bueno, pero lo habría sido". El caso es que proclamar "Puta España" quedó, en el subconsciente lazi, como una de las mayores hazañas que puede realizar un hombre, y ante la carencia de nada mejor que ofrecer, uno de los mindudis lo hizo en TV3. Sin que pasara nada, a pesar del revuelo parlamentario que se creó y que Xavier Rius utilizara su púlpito en e-noticies para decir ¿ustedes (por los políticos lazis y los lazis en general) se imaginan cómo habrían reaccionado sin en la televisión pública española alguien hubiera proclamado "Puta Cataluña" y se le hubiera consentido? Aquel día el mindundi en cuestión vio claro el camino que tenía que seguir para continuar recibiendo su parte del presupuesto de TV3. El detalle que no les he dicho: que Rubianes dijo la frasecita en una actuación en un teatro en Madrid, no en un plató de TV3. Les aseguro que ninguno de los mindundis se atrevería a repetir su frasecita en Madrid. Para que se hagan una idea de la calidad humana de los dos mindundis. El caso es que Rius, desde luego, sí tenía calados a los mindundis y les iba siguiendo la pista. Cuando dijeron lo de la reina Letizia, estaba claro que Rius no se iba a quedar callado.

Digamos que Rius es una mosca cojonera que políticos y la prensa comprada (es decir, casi toda la de aquí) preferiría que desapareciera.

Y, como era de esperar, tras la broma de los mindundis en TV3 la postura de Rius fue cómo de bajo tenía que caer TV3 antes de que este tipo de cosas no tuvieran cabida, y no sólo por lo indecente de los mensajes sino por la zafiedad de la actuación.

El caso es que tras la pregunta a la consejera (hay que recordar que Rius había denunciado con todo tipo de pruebas hasta qué punto el gobierno y los políticos controlaban todo lo que pasa en TV3), el gobierno vio su oportunidad. Y al acabar le envió una carta en la que le retiraba la acreditación por, entre otras razones, su constante falta de respeto, el menospreciar la figura de la portavoz y por denigrar a las mujeres en general. Todos sabemos que le tenían ganas y que iban buscando ocasión desde hacía tiempo, y también sabemos que la ocasión que aprovecharon no incluye nada de lo que se le acusaba; pero eso a ellos les da igual.

Y los demás medios ¿qué han hecho? Unos pocos, como El Confidencial, denunciaron la censura y persecución. Otros lo denunciaron pero sin insistir demasiado, porque a fin de cuentas compiten con e-noticies por los lectores. Los de Madrid informaron, pero no deja de ser una cosa más que sucede en Cataluña. La Vanguardia...

La Vanguardia no hizo nada. Bueno, sí: un periodista escribió una columna de opinión denunciando el hecho. Una entre muchas. Pero el periódico lo dejó correr.

¿Y los medios descaradamente lazis (TV3 al frente)? Esto es lo mejor: compraron la versión del gobierno catalán y la propagaron, cuando no clamaron que ya era hora y que Rius era todo lo que se decía y mucho más.

Recapitulemos: el gobierno catalán veta el acceso a un periodista muy seguido y sobre todo muy crítico con ellos, para justificar el acceso se inventa una sarta de mentiras, públicamente le insulta y califica de machista y racista y afirma que no merece el acceso de periodista, y los medios de comunicación afines jalean y repiten las consignas.

Acabamos de asistir al nacimiento de una posverdad más. Porque, claro está, todos aquellos que sólo se informan a través de los medios lazis recibirán los mensajes que estos transmiten, y creerán que son ciertos. Es decir, para ellos la verdad será que Rius es un machista impresentable y que no hubo más remedio que retirarle la acreditación. ¿Censura, el gobierno catalán? Eso es una invención de Madrid, como todo. ¿Ataque a la libertar de prensa en Cataluña? ¡Pero si somos lo más libre que hay! Nada, todo mentiras de gente que nos quiere mal.

Convendrán conmigo en que este caso reúne todas las características de la posverdad que expliqué en mi entrada del 28 de julio. Una posverdad de libro. Y a nadie se le cae la cara de vergüenza. Porque además todo está recogido. Las intervenciones, en vídeo. Los comunicados del gobierno catalán son públicos. Las respuestas de cada medio  y de cada columnista ahí quedan. Cualquiera con dos dedos de frente puede consultar y decidir si mienten o tienen razón.

Es evidente que al gobierno catalán, lo que piensen los no lazis les da igual, sus votos vienen de los lazis y es a ellos a quien hay que engañar. Es evidente, también, que los medios de comunicación lazis saben a quién han de tener contento, y no son sus lectores quienes les riegan con incontrolables subvenciones e ingentes cantidades de publicidad institucional. En cuanto a los lazis, ellos mismos no van a consentir que una verdad les estropee una bonita historia, la realidad en la que viven y que tanto se ajusta a sus deseos. Qué caramba, los lectores lazis son como los miembros de una secta, las cosas como son.

Y sí, los mindundis del principio siguen gozando de todos los beneficios de TV3. Libertad de expresión, oigan.

Si alguien dice que en Cataluña no hay total libertad de prensa miente, ésa es la verdad. No, la verdad no: la posverdad. 



Me viene ahora a la cabeza el recuerdo de unas declaraciones que realizó Jordi Pujol, entonces mandamás. La cosa iba de que se habían concedido unas licencias de radio para nuevas estaciones, y aunque oficialmente se habían seguido criterios impecables, el mundo convergente había sido escandalosamente beneficiado, mientras que -creo que era- la COPE había sido castigada sin licencias. El caso es que Pujol estaba en algún acto no sé si en L'Hospitalet u otra población del cinturón, y se le arremolinó la gente y los periodistas, y al final el prócer perdió los nervios y contestó que la libertad de expresión es para decir verdades, no para decir mentiras, y que por eso no se daban licencias a la COPE.

Y a mucha gente le pareció bien.


La posverdad es conseguir que una sociedad crea que una mentira es la verdad. Lo que puede conseguir un gobierno sin escrúpulos y una prensa comprada.

 

 

Max Bruch - Concierto para violín nº 1



 

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