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martes, 22 de octubre de 2024

Errores y causas

https://www.youtube.com/watch?v=BoaMajsmuPE 

 

 

Errare humanum est, dice el adagio. Sí, todos nos equivocamos a veces. Pero hay errores y errores. Veo en un episodio de Mayday: catastrofes aéreas un caso en el que el ingeniero de vuelo se equivoca al establecer la velocidad de despegue, no lo consiguen y mueren todos. El error era que la temperatura era de 30°F (están en los States) y él busca el dato para 30° en una tabla que está en grados Celsius. En otro capítulo se equivocan al pasar el peso en kilos de combustible a litros (se suministra en litros), y el avión se queda sin combustible a mitad de trayecto. Con los ingenieros de estructuras (y no sólo) a veces ocurre lo mismo. A veces un error tiene consecuencias terribles. No nos viene mal, pues, que dado que vamos a cometer errores (errare...) reflexionemos siquiera unos minutos sobre porqué cometemos errores y qué podemos hacer al respecto.

La mayoría de los errores se producen por las prisas. Si tuviéramos tiempo suficiente para hacer las cosas bien las haríamos bien. Cometeríamos errores, claro, errare humanum etc., pero dispondríamos de tiempo para repasar lo hecho o dicho, encontraríamos el error y lo solventaríamos. Por lo tanto, la primera tarea de un jefe es conseguir que su personal disponga de tiempo suficiente para hacer bien las cosas. Cuando un jefe médico asigna 6 minutos por paciente, un jefe de ingeniería asigna 16 proyectos a cada ingeniero, o con fechas de entrega imposibles, o un abogado ha de encargarse de 16 casos a la vez o a un técnico se le asignan 5 minutos para cada reparación o a un conductor un tiempo de recorrido... lo que el jefe está pidiendo son errores.

Con todo, las prisas es un factor que pocas veces podemos controlar; salvo que nos durmamos al principio y dilapidemos el tiempo que se nos asigna, por lo general las prisas nos vienen impuestas. Que sí, que la culpa será de otro (por ejemplo, quien ha retenido un mes un proyecto encima de su mesa y la fecha de entrega está fijada por factores externos), pero la cuestión sigue siendo la misma: hacemos el trabajo con prisas. Automáticamente debería saltar una alarma acústica y luminosa: "peligro de errores".

Otra gran fuente de errores es la soberbia. La soberbia nos lleva a la autocomplacencia, a pensar que vamos sobrados, que esto lo sabemos hacer hasta borrachos. A no poner cuidado, todos los sentidos, el máximo interés. También nos lleva, a menudo, a despreciar nuestro desconocimiento del asunto. A acometer tareas para la que no tenemos la pericia o la experiencia suficiente, por no decir que no se tiene ni repajolera idea del asunto; esto último, a mí, me ha ocurrido mil veces, y creo que me sigue ocurriendo aún: he hecho muchas cosas creyendo que sabía lo que hacía y realmente no lo sabía. Esta autocomplacencia nos lleva a la imprudencia, a no repasar, a no establecer un control de calidad, a dormirnos,... a los mismos problemas que nos llevan las prisas. Peligro de errores.

En ocasiones el problema no está en nuestro tejado. Por ejemplo, el cansancio. Muchos errores vienen por estar cansados. Por descontado, nadie quiere resolver nada estando cansado: cansado, lo que procede es descansar y todo lo demás ya se verá. Pero a menudo no está en nuestras manos. Se conduce de noche, al terminar un día agotador, o al llegar a casa hay que continuar, o en el trabajo nos están exprimiendo como limones. O la simple realidad, así son las cosas. ¿Saben los que acuden un domingo temprano a un hospital las horas que lleva trabajando sin descanso el médico que a lo mejor le tiene que operar de urgencia? Si depende de nosotros, nadie debe trabajar sin haber descansado lo suficiente, y menos que nadie nosotros mismos. Si no depende... bien, asegurémonos al menos que está activada la alarma de "peligro de errores".

Ligado con las prisas y también con la autocomplacencia: muchos errores se producen por falta de concentración. ¡Ay, las distracciones, cuánto mal hacen! Y no sólo las distracciones directas, sino también las veces en las que uno está pensando en otra cosa por la razón que sea: es muy difícil dejar los problemas a un lado, como también las ilusiones por los planes previstos (cinco minutos más y me voy de vacaciones...). No tiene nada que ver, y probablemente es pura casualidad, pero ¡es que me ha pasado varias veces!: mi último día de trabajo antes de las vacaciones de verano, a punto de terminar la jornada, he tenido un accidente de lo más tonto. El último, el año pasado, fue el colmo de los colmos: ese día hice una inspección y ya sólo me quedaba bajarme de una plataforma elevadora, despedirme de todos y volver a Barcelona; pues bien, al bajarme del último escalón solté la barra horizontal de la barandilla de la plataforma, ésta bajó de golpe y me atrapó el pulgar de la otra mano, que aún no había soltado la barandilla. Claro que no supera a aquella vez, hace años, que salí de la fábrica quemando rueda para recoger a la familia e irnos a Asturias y, furioso porque el coche de delante circulaba "demasiado despacio" arrimé tanto el coche a la acera para adelantarle con virilidad que me cargué una rueda y perdí toda la tarde en la reparación: por prisas, por autocomplacencia y por distraerme.

Otra causa de la que no nos damos cuenta es la frustración. Cuando algo no nos sale, a menudo nos obcecamos e intentamos repetir lo que no ha funcionado. En esos momentos la frustración no nos deja pensar con claridad, que es justamente lo que tendríamos que hacer. A veces alguien nos dice con cariño "anda quita, ya lo hago yo" o nos da algún consejo que nos haga parar y reflexionar, pero las más de las veces está en nosotros detectar que nos frustramos y que ése no es el camino.

Para terminar, muchos errores no saldrían a la luz si ejerciéramos un último paso, lo que en términos de ingeniería denominaríamos "control de calidad". Repase. Siempre hay que repasar, incluso por más prisas que se tengan: el repaso ha de ser parte de la solución, ninguna solución ha de considerarse tal si no incluye su repaso. Y esto vale para todo: ¿acaso no ha oído nunca eso de "pensar dos veces antes de hablar"?




Antonio Soler - Fandango en re (arreglos: Nils Mönkemeyer)

  

sábado, 27 de abril de 2024

Otras marcas

Ocurre a veces que hay una marca de un tipo de producto tan conocida que a menudo a ese producto se le denomina por esa marca y se considera que esa marca es el estándar de calidad de ese tipo de producto.

Pensemos, por ejemplo, en la gaseosa. La marca que todo español tiene en la cabeza es La Casera, se puede pedir directamente "una casera", y se la considera (tal vez machacona publicidad mediante) la mejor gaseosa. Eso no quita para que haya otras marcas de gaseosas, e incluso para que alguna de ellas sea mejor que La Casera. Pero así son las cosas.

Esto no solo ocurre con las gaseosas: también con los refrescos de cola, los batidos de chocolate, los yogures, la pasta dental, los estropajos metálicos, los teléfonos inteligentes y un amplio abanico de productos. Entre ellos, los productos que no son de gran consumo. Productos industriales o en el sector de la maquinaria, por ejemplo. 

Nunca nos ponemos en el lugar de las otras marcas. 

 

 

Hace años impartí una conferencia de carácter técnico. En el transcurso de la misma, explicando cierto producto y lo habitual que es que las constructoras ofrezcan otra cosa que, aseguran, es equivalente y yo les aseguro que no lo es, empleé el nombre de la marca por la que se conocen a ese producto, y dije que todo lo que no fuera de esa marca pero pretendiera ser equivalente era una birria y les estaban intentando dar gato por liebre. 

Al terminar la conferencia, se me acercó una persona que resultó ser comercial de una empresa con tan buen producto (o casi) como el de referencia: no le había gustado lo que yo había dicho. Yo, lo afirmo, era un panoli que no conocía otras marcas que la famosa; y resulta que las había. Mi interés había sido desenmascarar las chapuzas que suelen intentar las constructoras, y por mi desconocimiento había metido en el mismo saco a quien no lo merecía.

¿Porqué les cuento esto? Porque han pasado bastantes años, y aún lamento mi error.

domingo, 14 de abril de 2024

Espero que no sea un signo de los tiempos

https://www.youtube.com/watch?v=D8NsoN4S7IE 

 

 

—Mira esta foto y dime qué te parece.

Un aparejador me enseña una foto de una obra suya y no he podido menos que pedírsela para ponerla aquí. Si no son expertos en construcción, no hace falta que localicen lo que pasa: yo se lo explico.


Las paredes pueden ser de muchas formas. Pueden ser de papel, pueden ser de cartón yeso y pueden ser de cristal, por ejemplo. Pero lo normal es que sean de lo que en argot se denomina "fábrica", y vulgarmente "de ladrillo". La fábrica de ladrillo consiste en colocar los ladrillos unos encima de otros ajustándolos con mortero. Lo normal es que el ladrillo sea cerámico, de arcilla: el de color ladrillo de toda la vida. Pero también puede usarse, en vez de un ladrillo, un "bloque de hormigón", más o menos hueco. En ese caso la fábrica se denomina "de bloque", acostumbra a hacerse en entornos industriales porque es más barata que la fábrica de ladrillo y la estética industrial no importa tanto, y tiene un acabado más o menos como el de la foto.

En la foto se aprecian tres bandas horizontales de bloque más oscuro: el aparejador, al diseñar la pared, prescribió que se rellenaran con hormigón y se armaran una serie de hiladas horizontales separadas por cinco hiladas sin rellenar (luego el albañil separó una banda 6, pero ésa es otra guerra). Pero no está ahí el detalle.

Resulta que el albañil que ejecutó la pared de la foto... no empleó mortero para unir las piezas. Se limitó a colocar una encima de otra, sueltas. Sujetas sólo por el peso del conjunto. 

A ver. Que cualquiera sabe que las paredes se hacen con ladrillos (o bloques) y morteros. Que se coloca una línea de ladrillos, una capa de mortero y otra línea de ladrillos. Y que entre ladrillos de una misma línea se coloca también una fina capa de mortero. No hace falta saber que la línea horizontal de mortero se llama tendel y la vertical, llaga, ni los diversos tipos de muros por su nombre técnico. Todos sabemos que, salvo que se haga una pared de sillería (bloques de piedra perfectamente cortados que asientan unos con otros) e incluso en las de sillería, por las irregularidades de los sillares, se emplea un material deformable de asiento. Lo contrario es sólo apilar ladrillos. Salvo el albañil que hizo la obra.

Parece ser, me explicó el aparejador, que el albañil creyó que al pedirle una pared de bloque de hormigón y no especificarle que tenía que unir las piezas con mortero, pues eso. 

¡Pero bueno! ¿En manos de quién estamos? ¿Cómo es posible que un albañil profesional no sepa algo que es de la primera hora del primer día de primero de albañilería? Pues es posible.

Llevo tiempo pronosticando que se están perdiendo los saberes técnicos, el saber cómo hacer las cosas. Nadie me cree, todo son burlas y se me tilda de exagerado, pero un día habrá que afrontar el problema. 

 

 

The Highwaymen - Me and Bobby McGee 

miércoles, 3 de abril de 2024

Camino del abismo

https://www.youtube.com/watch?v=uWhkbDMISl8 

 

 

El lector recurrente ya se habrá dado cuenta (no cuesta mucho) de que acostumbro a quejarme por todo. Mi tesis habitual es que todo se hace cada vez peor, cada vez somos más peores técnicos, cada vez sabemos menos, etc. Cosas de la edad, es natural, y espero que la realidad me contradiga y sobre todo que aquellos a quienes critico estén dispuestos a quitarme la razón; pero ¿y si resulta que sí la tengo?

Este preludio lo motiva una experiencia que me ha ocurrido estos mismos días. Estoy diseñando una estructura y lo que mi cliente me facilita, a modo de especificación, es la barandilla de límite. En concreto, me facilita un estudio realizado por nada menos que todo un señor doctor arquitecto sobre esa barandilla. Al leer ese estudio se me cayeron los palos del sombrajo, como suele decirse.

Entiéndase: no es que el estudio estuviera técnicamente mal. No hay ningún error técnico: ¡si hasta emplea un programa de cálculo de estructuras para calcular la barandilla! Sí, el famoso Cype. Luego emplea otro programa de cálculo para calcular las chapas de anclaje al piso y luego otro para los tornillos de anclaje. Tres programas de ordenador, nada menos. ¡Como para estar mal resuelto!

Lo que pasa, dejando de lado que un arquitecto (peor: un doctor arquitecto) tenga que recurrir a 3 programas de ordenador para una simple barandilla, es que además  el informe es tan malo que no vale. Porque el arquitecto (perdón, doctor arquitecto) no empleó el sentido común, no pensó lo que estaba haciendo. Se limitó a aplicar la normativa a rajatabla y a analizar un tramo de barandilla como si fuera la única cosa en el universo. Y resulta que no es lo único en el universo, que hay más elementos, y que hay más cosas que las mínimas que establece la normativa. Así que su estudio está muy bien en un mundo ideal, pero no tiene aplicación práctica y no responde a lo que su cliente necesitaba. Salvo que el título de doctor en arquitectura lo regalen a cualquiera (no creo), el mozo (voy a presumirle juventud) tiene una capacidad demostrada. El hombre aceptó el encargo, por lo que se vio capacitado. ¿Entonces?

Los fallos que cometió el arquitecto (perdón, doctor arquitecto) no son achacables a un ordenador. Los programas que empleó resolvieron lo que el arquitecto les introdujo. No hay que darles más vueltas, el arquitecto no pensó. Él, sin duda, alegaría que no le advirtieron, que no le dijeron, que no... Da igual: el doctor arquitecto era él, y él tenía que haber pensado en lo que no pensó. Tal como yo hice cuando me dieron su informe. 

Pues bien, esto es cada vez más corriente. Los técnicos piensan cada vez menos. Llega un momento en el que no se trata de tener más o menos conocimientos, sino de sentido común. De imaginación (la capacidad de tener en la mente lo que aún no existe). De pensar, caramba. Y esto, se lo digo de verdad, cuanto más joven es el técnico menos piensa; y luego, cuando un anciano ingeniero les revela todo aquello que ni se les  habría ocurrido surgen los murmullos de admiración y los disimulados intentos de tocar el borde de nuestras vestiduras, pero no es eso lo que queremos. No buscamos reconocimiento ni adulación, sino que ellos hubieran hecho bien su trabajo. Que nos demostraran que podemos descansar, que quedamos en buenas manos.

Los fallos del arquitecto son típicos en un principiante. En un chaval que empieza, no en un doctor arquitecto. Sí, ya sé que les canso con la matraca de siempre, pero qué quieren que les diga. La realidad que me encuentro me reafirma en mi convicción de que vamos camino del abismo.



Blondie - Hanging on the telephone


 

jueves, 21 de marzo de 2024

El ingeniero, la constructora, el error y el dilema

https://www.youtube.com/watch?v=PaEJtodoh5c 

 

 

El ingeniero ha sido contratado por una constructora para que le ayude en la ejecución de una obra.

El ingeniero descubre un error en el proyecto e informa a la constructora. No informa a la Dirección Facultativa ni a la Propiedad, porque la constructora no le ha contratado para que la puentee. Lo más correcto sería que la constructora avisara a la DF del error, pero ¿y si la constructora guarda el informe en el cajón y se calla? ¿Debe el ingeniero saltarse el conducto reglamentario?

Imaginemos que la constructora decide callar porque el error no comporta un peligro y además le beneficia. Por ejemplo, que se obliga (y paga) apuntalar una zona que no es necesario apuntalar, o compactar un terreno que ya está compactado. La constructora va a realizar (y cobrar) un trabajo que no es necesario. O supongamos incluso que es un error en las mediciones o en los presupuestos, que redunda a favor del contratista (si no fuera así el contratista no callaría).

Ciertamente, lo más ético sería que la constructora avisara a la DF, pero ¿y si no lo hace? ¿Debe el ingeniero realizar un acto inapropiado - saltarse el implícito deber de secreto en la información que le pasa a la constructora- para precisamente perjudicar a la constructora? En mi opinión, no. Perdería a su cliente y le perjudicaría, y todo por beneficiar a un tercero (la Propiedad) que ha cometido el error de contratar a una DF no tan atenta como el ingeniero. El juicio ético de avisar o no a la Propiedad le corresponde hacerlo a la constructora, no al ingeniero.

Ahora bien, ¿y si el error afectara a la seguridad? ¿Y si la estructura proyectada fuera insegura?

Lo primero es entender porqué iba la constructora a no avisar del error.

Tal vez el trabajo está ya muy avanzado y la Propiedad no va a pagar deshacerlo y hacerlo correctamente. Pensemos que se ha excavado el túnel y los trenes son demasiado grandes, como ha pasado en este gran país. Recuerdo la reforma de un hospital, todas las medidas me daban que no iba a caber el despacho de un médico, advertí numerosas veces, pero la constructora no trasladó el aviso y el despacho del médico terminó siendo más un armario que un despacho. Y hubo que achaflanar una esquina para poner la puerta al bies y que cupiera (no se abría del todo). O tal vez simplemente la Propiedad no va a pagar la corrección, o sí la pagaría pero sólo si era derrotada en una pelea a muerte en el pozo de los lagartos de fuego. Y la constructora no tiene ganas de pelear a muerte porque ya tiene suficientes peleas con ese cliente en la agenda.

Pero, claro, lo que está en juego es la seguridad. Sí, eso con lo que en teoría no se juega.

Dicho esto, hay que asegurarse de que la constructora entiende el error y lo que significa, e insistir en que avise a la DF. 

Si esto no funciona (y en realidad aunque funcionara: hay que hacerlo antes) hay que reflexionar un poco sobre nuestra actuación. ¿Tan grave es el error? Las más de las veces no lo es, pero nos pierde nuestras ganas de parecer mejores que la DF. O la merma de la seguridad no es tanta como para montar un escándalo.

Pensemos, por ejemplo, en una tienda de muebles (tradicional, no un IKEA) o un concesionario de coches. Son tiendas con una gran superficie. Las normas asignan una ocupación por metro cuadrado que difícilmente se alcanza, más bien jamás. El proyecto ha dimensionado unas medidas de protección contra incendios suficientes para la ocupación real, pero insuficientes para la teórica que manda la normativa. Y el ingeniero lo sabe. Puede que no haya sido lo querido por la DF, pero es el resultado.

O que según el proyecto se alcanza un coeficiente de seguridad estructural de 1,8 cuando en realidad es 1,55. El mínimo normativo es, pongamos, 1,50, así que aun así se cumple la norma. O se alcanza sólo 1,49, no cumple por poco.

En mi opinión, si la constructora decide no informar a la DF el ingeniero ha de callarse. Que quede constancia de su aviso, y ya está.

Imaginemos que el error es grosero y la pérdida de seguridad es importante, pero sin alcanzar el nivel crítico. Que no va a ocurrir el desastre, pero ni de lejos la Propiedad va a tener el nivel de seguridad que esperaba. Y que a pesar de que la constructora ha sido informada, ésta decide no avisar.

O imaginemos que el error es tal que el desastre es casi seguro . En este último caso, si la constructora no quiere avisar lo mejor que puede hacer el ingeniero es dejar de tenerla como cliente.

¿Qué ocurre si en estos dos últimos supuestos no hay contacto posible entre la DF y el ingeniero? Pongamos que la obra se desarrolla en el extranjero, en Vietnam o en Chile. Ahí no hay nada que hacer, el ingeniero debe dejar constancia de que comunica a la constructora (a persona responsable) el error detectado, y no hay más que hacer.

Pero ¿y si sí puede contactar con la DF? Por ejemplo, porque el ingeniero también va a la obra y tiene además trato profesional con la DF aparte de esta obra. ¿Debe traicionar a la constructora?

En el último supuesto, sí si el mal de la traición es menor que el mal del desastre. Si el desastre no es tan desastre, no hay muertos, no hay heridos, no se producen daños económicos significativos ni importantes perjuicios a terceros, el ingeniero se debe a la constructora que lo contrata. Sí, ha sido una chapuza, sí, el ingeniero lo sabía y ha sido parte, pero insisto en el supuesto inicial: el error no es de la constructora sino del proyecto.

En el otro supuesto, lo que puede hacer el ingeniero es aconsejar a la DF que se asegure: "¿has comprobado que...? ¿Estás seguro de que...?". Las más de las veces la DF no hará nada (¡cómo a va ser que ese ingeniero sea mejor que ella!), pero el ingeniero puede tener la conciencia limpia: ha hecho bien su trabajo, ha advertido a la constructora y se ha encargado de que la DF sea consciente de la necesidad de reestudiar aquello que ha hecho mal. Puede que se considere que ha traicionado a la constructora, pero hay que reconocer también que el deseo de la constructora de tapar un problema importante no era muy ético. Además, no solo le obligaba la cortesía profesional sino también el deber moral de ayudar a un técnico con el que se colabora. Tomase el ingeniero la decisión que tomase, razones para tomar la contraría tendría.

Son situaciones complicadas que es mejor no tener. Pero ocurren.



Chiquetete - Esta cobardía

 

lunes, 18 de diciembre de 2023

Ingenieros y políticos

Me produce una mezcla de tristeza, rabia y desengaño notar cómo se están comportando los políticos actuales y cómo deberían comportarse si fueran ingenieros. Hablo, por ejemplo, de las reacciones que han tenido a los resultados del Informe Pisa 2022, pero es extensible a muchos otros temas.

El año pasado, más o menos por estas fechas, publiqué una entrada (ingenieros de trafico) en la que opinaba que uno de los problemas de Tráfico es que tienen órdenes de ser tan buenos que no cometen errores, nada es culpa de ellos nunca. Y como nunca cometen errores, no mejoran. En esto de los políticos ocurre lo mismo.

Los resultados están ahí y se han hecho públicos: el nivel educativo ha descendido. ¿Cuál ha sido la reacción de los responsables políticos? Negarlo. Ocultarlo. Insinuar que no es así. Intentar mostrarlo desde otro ángulo, uno que les dé un resultado favorecedor (el clásico "otros están peor" y su hispánica variante "¡pues anda que tú!"). Cualquier cosa antes de reconocer que algo va mal estando ellos al cargo.

Sin embargo, como ciudadanos no queremos que nuestros políticos sean unos seres de luz cuasiperfectos, sino personas que están dispuestos a mejorar lo que se esté haciendo mal: no les juzgaremos por lo que ellos hayan hecho mal, sino por lo que ellos hayan conseguido mejorar. Si han gestionado mal la educación pero consiguen enderezar la nave y que quedemos contentos, pues bien está. Pero si no reconocen que hacen las cosas mal ¿cómo van a corregirlas?

¡Qué diferentes son en esto de los ingenieros! El ingeniero siempre habría buscado la perfección. Incluso si fuéramos los mejores del mundo, habría dicho "somos los mejores del mundo, pero aún podemos ser más buenos".

Quizás esto explique porqué tan pocos ingenieros se dedican a la política.

jueves, 2 de noviembre de 2023

Dominio del lenguaje de una periodista

"Hojeando" un periódico en internet me encuentro este titular con el que encabezan su portal:


Mi primera reacción fue intentar arrancarme los ojos. ¿Cómo puede una periodista, con la suficiente importancia como para que el digital le conceda el encabeza su portada, cometer un fallo semejante? Porque no es una errata, no es un error de ortografía, no es de sintaxis. Es, sin más, que la periodista no domina su idioma lo suficiente, pobre conocimiento tiene de su herramienta de trabajo.

Intrigado por quién comete el error, consulto la noticia para saber si la cita es una declaración textual de alguien. Y no, es una referencia a un texto: según la noticia, es un comunicado que, dice «...supone la "abolición del Estado de derecho"».

Ocho vocales del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) han pedido a su presidente interino, Vicente Guilarte, que convoque un Pleno Extraordinario ante la inminente aprobación de la ley de amnistía. Los firmantes hablan de una "intensa preocupación y desolación" con la norma que el Gobierno ha pactado con ERC y Junts la cual, dicen, supone la "abolición del Estado de derecho".

Luego el error es de la periodista, que además hace decir a quien dice que dice lo que no dice. Y que no lo dice porque en verdad no puede decirlo. Menuda periodista.

Un periodista debería, debe, saber que el verbo abolir es defectivo. Sólo se conjugan las formas que incluyen la letra -i. Por eso yo nunca "abolo", ni tú "abolas" ni él "abole", pero sí es posible "nosotros abolimos". Yo derogo, tú derogas y él deroga, pero nunca abolir. 

Esa periodista se defenderá de no saber que 2x3=6 diciendo aquello de "es que yo soy de letras", pero está claro que cualquiera que realmente sea de letras debería decir que no, que a ésa no la cuenten entre los suyos.

Este país se está yendo al carajo.

jueves, 28 de septiembre de 2023

Correas Z y naves de logística

https://www.youtube.com/watch?v=_zBwRDEFMRY 

 

 

Las naves de logística se caracterizan porque tienen grandes luces interiores y porque, no habiendo actividad fabril en su interior, no requieren instalaciones suspendidas o apoyadas en la cubierta. La única función de la cubierta de las naves es que la mercancía que se acumule dentro no se moje, y la de las paredes que no la roben; tan es así que no son pocas las naves logísticas que carecen de paredes. Todo lo más, es suficiente que la estructura de la cubierta pueda soportar algunas lámparas aquí y allá, y tal vez una red de rociadores de incendios, servidumbres todas ellas de peso casi despreciable. En consecuencia, es muy habitual que las estructuras de estas naves estén apuradas al máximo, para que pesen lo menos posible y por lo tanto sean lo más baratas posibles. En este apurar al máximo me he encontrado con situaciones que de no verlas no las habría creído, realmente se construyen naves enormes por cuatro perras.

El punto débil de estas naves son, siempre, los pilares. Por las carretillas, que pegan unos golpes increíbles. También los camiones, que "rozan" sin darse cuenta un pilar y se lo llevan por delante. Una estrategia es hacer unos pilares extrafuertes, no justificada su fuerza en la necesidad de soportar la cubierta o las paredes, pero otra estrategia es que haya los menos pilares posibles. Esta estrategia obliga a hacer las distancias mayores aún, correas más largas, pórticos más amplios. Y, claro, al ser todo de mayor luz, la importancia de que la estructura pese lo menos posible aumenta porque de lo contrario su peso propio se convertiría en la máxima carga que ha de soportar.

Otra consecuencia de ir a luces mayores es que la pendiente de la cubierta ha de ser la menor posible. Si una nave de 40 m entre pilares a dos aguas tiene una pendiente del 15%, la altura de la cumbrera está 3 m por encima del punto más bajo de la cubierta; si va al 5%, 1 m. Si hay limitaciones de la altura reguladora o se quiere un acabado estético, con peto perimetral, estos 2 m de diferencia importan mucho. 

Dentro de la estrategia de hacer cubiertas lo más ligeras posibles, una de las soluciones habituales ha sido, históricamente, colocar correas de chapa conformada en Z. Mis grandes "amigas". En una nave industrial de verdad no se suelen poner, porque a menudo ha de ir algún equipo o tuberías colgadas de las correas, y uno no sabe a priori qué correas serán las afortunadas, así que (al menos yo) proyecto las correas con una sección compacta y sobredimensionadas "por si acaso". Cuando la nave es industrial, el valor del contenido es mucho mayor que el de las correas, y en cambio escatimar en ellas es fuente segura de muchos problemas para el industrial; una vez que entiende esto, él también prefiere que las correas se dimensionen de más por si acaso. Pero en las naves logísticas se supone que no va a ir nada, ni un triste ventilador, y son pues carne de correas de chapa. Correas que, además, se ponen apurando al límite la capacidad de la propia chapa de cerramiento, faltaría más.

He tenido que revisar muchas naves de estas porque el propietario quería colocar paneles solares encima de la cubierta. Cuando me encuentro que el proyectista ha empleado correas Z...

Es asombrosa la cantidad de proyectos involucrando correas Z que están mal calculados. Y no me refiero a que las cubiertas de esas naves no admitan colocar placas solares, sino a que ya el proyecto original estaba mal.

El fallo no suele ser que el calculista "calcule" mal, sino que no se ha dado cuenta de que las correas Z son especiales. Y las calcula como si fueran perfiles IPE bajo un forjado.

El primero de los errores es no preocuparse de que la cubierta sea lo que se dice de clase estructural 2, arriostrante. Es decir, que arriostra eficazmente la cara superior de las correas, lo que implica que la componente de las cargas de gravedad a lo largo de la pendiente de la cubierta se transmite a través de la cubierta directamente a la estructura principal sin someter las correas a flexión lateral, y proporciona a la correa un apoyo rígido contra pandeo lateral torsional. Sí, todo eso debe lograr la cubierta. Lucernarios incluidos. En otras palabras, que la cubierta sujete a la correa. Si no es así, me juego el cuello y no lo pierdo a que la correa Z no aguanta. Entre otras razones, porque se diseñan para una pendiente que fácil que deba ser del 25% y en cambio se ponen en cubiertas al 5%.

El segundo error más común es (y es habitual en los cálculos de muchas correas que no son en Z) calcularlas como vigas continuas sin que sean vigas continuas. Las correas Z tienen un sistema de hacerlas continuas, pero requiere un solape. Un solape es una longitud mayor de correas, y por lo tanto algo a evitar. Otro sistema de hacerlas continuas es colocándolas en una disposición Gerber, pero eso requiere un conocimiento del calculista que tal vez no tenga (matizo: que tal vez el calculista no tuvo; en la actualidad, un calculista moderno no tengo duda de que no lo tiene). Y también requiere una cierta elaboración en el montaje; el caso es que es rarísimo ver esta solución.

No, lo habitual es que el calculista fie la continuidad a que se suelden unas a continuación de las otras en el apoyo sobre las cerchas o dinteles. Cuando, desde abajo, veo que es eso, ya sé que la cubierta está mal calculada: el calculista lo ha fiado todo a un detalle que no se puede ejecutar. Ha querido que se empalmen vigas de 2 ó 3 mm de espesor mediante soldadura en el punto de mayor tensión de la sección, con las correas apoyadas en un perfil que impide que se suelden bien, soldando en una posición en la que no se suelda bien. Si uno examina de cerca la continuidad, ¿aceptaría comprometer su patrimonio - que tendría que hipotecar si por él aceptar la unión se ejecuta la instalación y la correa parte en la primera nevada- diciendo que la continuidad está bien ejecutada y dándola por buena? Nadie que las examine de cerca las va a aceptar. Y sin duda el proyectista original no lo hizo.

Luego están, aparte, los errores del cálculo de las correas en sí. Es un refinamiento que el proyectista poco experto no tiene en cuenta, probablemente porque se confía y dedica muy poco tiempo al cálculo de la correa (o porque no sabe, claro). 

En fin, que por lo que me pagan, cuando me preguntan si sobre una nave de logística pueden ponerse placas solares y veo que son correas Z, pues ya sé que voy a decirle que no porque los refuerzos le van a matar. Yo no soy tan valiente o inconsciente como el proyectista original.

 

 

Blondie - One way or another  

jueves, 29 de junio de 2023

Pido disculpas si...

https://www.youtube.com/watch?v=0lN-iL3hz4g 

 

 

La presidente del Congreso de los diputados ha realizado unas declaraciones públicas, en el curso de las cuales ha hecho una afirmación cuando menos polémica. Además de polémica, es falsa y revela que esa señora o desconoce la realidad del español que no tiene la vida resuelta o no piensa lo que dice. Como es comprensible, todos pensamos que es lo primero y que ese desconocimiento de la realidad es fruto de las incontables prebendas de la sinecura que disfruta, y se armó la marimorena.

Y, como era de esperar, la presidente no tardó en rectificar, a la manera de los políticos:

—Pido disculpas si no me he expresado bien.

Ya estamos. Si no se ha expresado bien, pide disculpas por no haberse expresado bien. Pero ¡eh!, si se ha expresado bien entonces no hay nada por lo que disculparse. ¡Eh!

Señora, mire usted sus declaraciones y decida si se expresó bien o no; si se expresó bien, pida disculpas por lo que lamente haber dicho si lo lamenta, y si no lo lamenta reafírmese. Y si no se expresó bien, pida disculpas de la forma correcta:

—Pido disculpas por no haberme expresado bien: lo que quería decir es... (y aquí diga lo contrario de lo que dijo, que por cierto fue una afirmación muy clara).

El problema se complica si, como es el caso y es lo habitual, en la afirmación no hay ambigüedad alguna o posible doble interpretación, no es como si hubiera dicho «como presidente del Congreso he tenido que hacer muchas cosas desagradables», o «trabajando con Pedro Sánchez me he visto forzada a adoptar posturas que no quería, muchas situaciones en las que no podía decir no y tener que tragar». No, normalmente las declaraciones no son interpretables, su significado está claro. Así que, salvo que la declarante explique que fue un lapsus linguae, o un desajuste en su medicación ese día pero que ya se la han corregido, o (la señora tiene 50 años) fruto de algún desajuste hormonal excesivo o qué sé yo, estas disculpas no son sinceras.

En España hubo una vez que alguien dio una disculpa sincera, y medio país se le echó encima; han pasado diez años y siguen haciéndose burlas:

—Lo siento mucho, me he equivocado, no volverá a pasar.

Pobre Juan Carlos I, como para disculparse de verdad.

No, las disculpas de los políticos casi nunca son sinceras. Su arrepentimiento sí, porque se dan cuenta de que han metido la pata, pero eso no lo van a reconocer.

—Pido disculpas si alguien se ha podido sentir ofendido.

—Pido disculpas si alguien ha interpretado que...

—Pido disculpas si no me he expresado bien.

 

 

 

Les Colporteurs - Korobeiniki


martes, 27 de junio de 2023

Números romanos

https://www.youtube.com/watch?v=x38SI_1nA0s 

 

 

He leído hace unos días que en Suecia han decidido dar marcha atrás en eso de la digitalización de la enseñanza. Que no, que en las escuelas los niños han de leer libros de papel y escribir a mano. Ni tabletas, ni ordenadores ni gaitas. Vuelven los libros de texto y, por supuesto, el memorizar los contenidos. La marcha atrás parece que se ha decidido porque se han dado cuenta de que los jóvenes están teniendo una menor capacidad de comprensión. Que no saben leer y que su capacidad de comprender lo leído está por los suelos, que no consiguen memorizar y que no consiguen mantener la atención. Y se ha perdido la escritura a mano, lo que puede parecer baladí pero resulta que es clave para todos los demás conocimientos (y muchos más).

Es el momento en que alguien recuerda que en Silicon Valley los de las grandes tecnológicas digitales están llevando a sus hijos a escuelas "analógicas", en las que lo digital no entra en absoluto. No quieren tabletas, internet, pantallas y buscadores para sus hijos. Vaya. ¿Y hasta ahora nadie se preguntaba el porqué?

Pues resulta que los suecos sí. Y han llegado a las mismas conclusiones. Tanta herramienta capaz de pensar por nosotros, de realizar múltiples tareas mucho mejor y todo eso, en la práctica se convierte en una debacle mental, una trituración de cerebros. En los niños y los adolescentes, una hecatombe en la que ellos son los bueyes y los dioses lo digital, internet y los cachivaches con pantallas.

Salvo en España, claro. Aquí no nos ha pasado eso que dicen que pasa: nuestros alumnos han obtenido las mejores notas históricas tras el bachillerato, con sobresalientes en porcentajes inauditos; el porcentaje de aprobados en las pruebas de acceso a la selectividad supera el 98% en algunas provincias y las notas en esas pruebas superan de media más del 10, y no me cabe duda que en los próximos años, con la introducción de ChatGPT, el 95% obtendrá matrícula de honor, cracks que somos. Además, tenemos una tasa de universitarios entre nuestros jóvenes de las mejores, si no la mejor, de Europa... Es evidente: o aquí aún no ha llegado la digitalización a las escuelas, o la estamos sabiendo integrar correctamente, o eso que cuentan son patrañas.

Lo que me cuesta entender es el porqué de eliminar, en España, los números romanos del temario de Primaria. Vox tampoco lo entendió, y el año pasado registró una pregunta al Gobierno de Sánchez en este sentido. La respuesta del Gobierno fue, más o menos: «No se ha incluido el sistema romano de numeración puesto que presenta serias dudas en cuanto a su contribución al sentido matemático». Los números romanos no tienen sentido matemático porque «no se pueden usar para estimar y aproximar, componer y descomponer números, buscar relaciones y patrones en los números, usar diferentes niveles de precisión,no permiten realizar operaciones aritméticas de forma operativa, además de no incluir (sic)» (el párrafo termina de esta forma). En su respuesta, el Gobierno añade que quizá los números romanos puedan tener lugar en otras materias: «Puesto que el conocimiento del legado cultural derivado del Imperio Romano es fundamental, en especial en España, el currículo no excluye que se puedan estudiar los números romanos, como elemento cultural, en otras áreas de la Educación Primaria». Lo que, como todo el mundo sabe, es garantía de que los maestros los van a enseñar. En clase de gimnasia o manualidades, seguramente.

Yo... no sé qué responder. Soy una persona ya mayor, digamos del pleistoceno, y sí me enseñaron los números romanos cuando era pequeñito, 6 ó 7 años. Pero no me enseñaron a sumar, restar o multiplicar con números romanos sino arábigos: nunca me enseñaron a sumar con números romanos. No sé para qué creía el Gobierno de Sánchez que se enseñaban los números romanos en nuestras escuelas. Pero tampoco voy a entrar en esa discusión: si los padres de los niños están de acuerdo con que sus hijos no aprendan los números romanos, yo ya no voy a luchar por que aprendan. No costaba nada, apenas requería tiempo y permite entender las fechas de las lápidas, las horas de muchos relojes o si alguna vez ven escrito "siglo XXI" o "Alfonso XIII", pero allá ellos.

Aunque, con sinceridad, no sé a qué estamos jugando.


Ya puestos, la cosa no se acaba con los números romanos. ¿Qué más se eliminó del temario? La regla de tres. Sí, el método que permite deducir que si una persona necesita dos litros de agua, tres personas necesitan seis litros. Sí, Vox preguntó también por este asunto, y la justificación del Gobierno vino a ser que «la regla de tres, como indica su nombre, es un algoritmo rutinario, que no implica ningún tipo de razonamiento. Desde la perspectiva de la didáctica de las Matemáticas, se muestra que la regla de tres, fuera de contexto, produce dificultades en la enseñanza del razonamiento proporcional». El «desarrollo de la competencia matemática, en particular, el razonamiento sobre las situaciones de existencia o no de proporcionalidad, es imprescindible; pero el nuevo currículo de matemáticas ha evitado el uso de reglas, trucos o pautas algorítmicas no razonadas».

Lo cierto es que la intención de Sánchez en lo que respecta a las Matemáticas (y que sabemos, de nuevo, por la respuesta dada a otra pregunta voxiana) es "desarrollar el máximo de las potencialidades en todo el alumnado desde una perspectiva inclusiva". Para ello, los saberes a impartir de la asignatura los dividen en tres ciclos:

  • Primer ciclo: contribución de las Matemáticas a los distintos ámbitos del conocimiento humano, desde una perspectiva de género.
  • Segundo y tercer ciclo: valoración de la contribución de las Matemáticas a los distintos ámbitos del conocimiento humano, desde una perspectiva de género. 

En su desarrollo sobre la idea de las Matemáticas con perspectiva de género, el Gobierno explica que no debe ignorarse la contribución de las mujeres a la historia y progreso de las Matemáticas y a su aplicación en otras áreas. Y destacan que mujeres como Ada Lovelace, Sophie Germain o Florence Nightingale deben ser estudiadas al igual que Pitágoras, Laplace o Newton. Por ser mujeres, naturalmente. 



No sé, repito, a qué estamos jugando. No comprendo que estas cosas no se hablen ahora que se acercan elecciones, no comprendo que la educación de los hijos no les importe a los padres, o que estos renuncien a debatir estos temas porque no creen que el debate tenga utilidad frente a los deseos de "el Gobierno". No entiendo la resignación de todos los que deberían no resignarse. No sé qué democracia es ésta en la que vivimos, la verdad.



Vivaldi - Las cuatro estaciones: Invierno (1er movimiento)

jueves, 8 de junio de 2023

Desprecio o desconocimiento de las estructuras

Me comparte la foto un ingeniero. Espero que no me pida que haga la ¿reparación?

 


A veces uno se pregunta cómo es capaz la gente de hacer esto. El que planteó el conducto tendría, digo yo, un cierto conocimiento de su oficio. Sabría lo que es una viga de hormigón. Luego, el que hizo el paso. Éste también lo sabría. ¿Y alguien lo autorizó? Imagino que sí. 

 

Y además el conducto luego va hacia abajo. En fin. Que Dios reparta suerte.

viernes, 31 de marzo de 2023

Están cayendo casas

—Han dicho que no (Máximo, general romano en la película Gladiator).

—Hay que saber cuándo se es conquistado —replica su segundo al mando. 

—¿Tú lo sabrías?

Cualquier lector del blog habrá catalogado, sin duda, a éste como una colección de jeremiadas. Siempre, claro, que el lector conozca la palabra y sepa que Jeremías fue el autor de las Lamentaciones.

Aunque me suelo quejar de muchas cosas, al final suelo tener dos o tres causas últimas de todos los males. Los piscólogos, pedagogos y psicopedagogos, que tanto mal han hecho; las computadoras, que nos están cambiando la capacidad de pensar; y, en el ámbito español, nuestra inveterada tendencia a la mala envidia (no la buena, que nos pulsa a la ambición y el deseo de mejorar, sino la que nos lleva al odio al que es mejor que nosotros o tiene más y que queramos lo peor para él). 

El caso es que llevo mucho tiempo acusando, tal vez sin pruebas, que los ingenieros calculistas cada vez saben menos. Culpo a la educación, que ya no los prepara para que ellos sean capaces de autoformarse; a las computadoras, que arrebatan al ingeniero su conocimiento y lo convierten más en un operador de ordenadores; a las normas, paridas parece que por psicopedagogos, que al convertirse en ininteligibles y necesitar ordenadores para cumplirse son cómplices fundamentalísimos en toda esta debacle. También a nuestro modelo actual de vida, que promueve la juventud eterna. En fin, da igual. 

Pero ¿y si tengo razón? Lo cierto es que una de las razones que suelo aducir para defender la idoneidad de las normas antiguas ya derogadas es la bajísima siniestralidad de los edificios con ellas construidos. Millones de edificios e intervenciones. Y muy pocos siniestros, prueba de que tiene que haber mucha confluencia de factores, normas inadecuadas, errores en los cálculos, ingenieros inexpertos, errores de proyecto, errores de ejecución, materiales defectuosos, ocupaciones o usos no previstos, para que un edificio caiga. Y, sin embargo, en las últimas fechas han caído varios edificios por Barcelona. Unos, en reformas, otros en construcción. Me entero de todo ello por noticias locales, no las recogen los medios que abarcan ámbitos mayores. Pero también pasan cuando por la razón que sea consulto prensas locales: aquí y allá, con mucha más frecuencia de la que parece. Algo que antes era realmente inusual.

¿Coincidencia? No lo creo. En mi opinión, algo tiene que ver el deterioro que creo que se produce entre los ingenieros. Cada vez somos peores, es lógico que cada vez tomemos peores decisiones.

De momento, es un goteo muy fino de casos. No es una epidemia, un problema general aún. Pero yo creo que sí se está produciendo ese goteo. Y que es una señal de aquello que vengo alertando.

Cuesta darte cuenta de que te han conquistado. 

miércoles, 15 de marzo de 2023

El vídeo del ministerio de igualdad

https://www.youtube.com/watch?v=4vbaX1Q230U 

 

 

Ayer echaron por televisión una película alemana, muy divertida, sobre unos pardillos que planean el atraco a un banco. En un momento dado deciden que uno de ellos ha de ligarse a la policía que dirige la unidad de atracos y que está inscrita en una aplicación de internet para ligar. Para ello, han de crearle un perfil, y recurren a la mujer de uno de los atracadores. Y ésta toma decisiones diferentes: busca un gato para la foto, y escribe que el atracador es voluntario en comedores sociales. El atracador se niega, dice que ni gatos, ni voluntariado ni gaitas, pero la mujer le dice que ella sí es mujer y sabe lo que buscará la policía. Y, claro, funciona.

La moraleja es evidente: puede que el atracador sepa lo que querría poner un hombre en su perfil de internet, pero la mujer sabe lo que las mujeres quieren ver en ese perfil.

Y el corolario es que estoy seguro de que yo, como varón heterosexual, sé mejor que los autores del vídeo lo que los varones heterosexuales verán en ese vídeo.

Me refiero a un vídeo que ha publicado el gobierno de Sánchez a través de su ínclito ministerio de igualdad y en el que si trabaja algún hombre seguro que pierde más grasa que Boris Izaguirre. El vídeo en cuestión cuenta cinco historias de manera intercalada, a saber:

Historia nº 1: una moza con obesidad entra en un portal con un jovencito y se lo quiere comer a besos. Suben al dormitorio, y la moza duda entre apagar la luz o hacerlo con la luz encendida. Opta por la luz encendida, se quita la ropa y los dos, sentados en la cama, se ponen a ello.

Historia nº 2: una muchacha paralítica, con un hombre (a mí me parece bastante mayor que ella). El hombre le acaricia las piernas y le desabrocha la camisa mientras la chica sonríe en su silla de ruedas. Creo que al final se ve a la muchacha sin camisa, en ropa interior.

Historia nº3: una joven está menstruando. En el lavabo, procediendo a sus abluciones. Entra el joven, su pareja, y le da igual. La levanta, la apoya sobre el lavabo y se la cepilla.

Historia nº 4: una señora mayor, pongamos unos sesenta y cinco años, pero todavía de muy buen ver, se masturba en la cama; se supone que con un vibrador. La cámara se recrea en la excitación creciente que refleja la cara de la mujer.

Historia nº 5: un muchacho, en camiseta imperio, sale (se supone que de marcha). El hijo parece tener futuro en el ministerio de igualdad. Su padre se queda en el sofá viendo la tele. Es evidente que habría preferido que su hijo se quedara con él de tertulia. Al final, el hijo vuelve, se sienta con el padre a tertuliar y ríen.

El vídeo intenta ser erótico sin llegar a ser X. Quiere vender que también las muchachas obesas, las paralíticas, las señoras mayores que viven solas y los muchachos más maricones pueden tener una vida sexual. Imagino que querrán exhibirlo, para eso lo habrán hecho (al menos formalmente: conociendo cómo las gastan en ese ministerio, el 95% de la pasta destinada no se habrá dedicado al vídeo). ¿Lo proyectarán, tal vez, en todos los institutos y centros de enseñanza, en los cuarteles y buques de la Armada, en los centros de descanso de las fábricas, en las cárceles... ? Si lo hacen, ya les digo yo lo que estarán transmitiendo:

Historia nº 1: las obesas son unas viciosas que sólo quieren que les den duro.

Historia nº 2: las paralíticas sólo quieren que las empotren.

Historia nº 3: la regla no es un impedimento para satisfacer al varón. El acto se hace cuando él quiere y donde él quiere. La mujer no necesita ni preliminares ni un sitio cómodo, sentada en el borde de un lavabo le es suficiente.

Historia nº 4: las mujeres mayores que viven solas están muy necesitadas de una buena tranca.

Historia nº 5: ni me he dado cuenta de que hay una 5ª historia.

Por lo demás, mientras tengan el vídeo disponible en internet no me extrañaría que hubiera muchas personas que lo emplearán como material de apoyo en su autoestimulación.

Claro que las locas de Igualdad saldrán diciendo, como ya hicieron con su Ley Montero, que no es eso, no es eso, los jueces son unos machistas y los hombres tienen todos el cerebro deformado, el vídeo no quiere decir eso ("no dice eso" dirán ellas, en vez de "no quiere decir eso"; un matiz básico para entenderlas). La realidad es que el vídeo dice a cada uno lo que cada uno se quede del vídeo. Y yo conozco a los varones mejor que las locas de Igualdad: da igual que en el vídeo haya textos y voces de acompañamiento, una imagen vale más que mil palabras y lo que todos los estudiantes, soldados y marineros de los buques de la Armada, obreros de las fábricas, presidiarios, etc. interpretarían es que las obesas son unas viciosas y quieren que les den duro.

Así que me temo que no lo exhibirán en centros de enseñanza... etc. Si lo dejan en internet y se hace trending topic tal vez alguien les explique porqué está teniendo tantas visitas y entonces lo quiten. Al final ¿dónde pueden exhibirlo? ¿En conventos de monjas? Lo dudo. ¿En secciones femeninas de entidades católicas? Menos. Vamos, que acabarán pudiéndolo poner en clubes de feministas y en las consultas de ginecólogos. Por no hablar del bochorno que sentirán las obesas, las minusválidas o las mujeres mayores cuando vean que un ministerio que creían que estaba para ayudarlas da de ellas esa cara tan burda y que no las define.

El error, en realidad, es que las locas de Igualdad, todas las locas de todos los ministerios, consejerías, observatorios, institutos y demás chiringuitos que viven de esto creen que deben ser ellas las que marquen las pautas y normas en estos asuntos. Porque siempre les saldrá el tiro por la culata. Pondré un ejemplo de una campaña publicitaria del año pasado, que por cierto duró (me pareció a mí) muy poco:


Traduzco, por si acaso: "¿Insistirías una y otra vez después de que te hayan dicho no? Pues en el sexo eso aún pasa. Por una nueva cultura del consentimiento #SiAlConsentiment - Generalidad de Cataluña".

El mensaje está claro: si te dicen que no, es que no. No insistas. Si todos fuéramos como la Generalidad de Cataluña, aún seguiríamos en cuevas y comiendo la carne cruda: seguro que cualquiera que sugirió construir una choza para dormir o pasar un poco el filete por la hoguera recibió un no por respuesta. A Colón le dijeron que no podría ir a la Indias hacia el oeste, y a los hermanos Wright que no conseguirían volar. Seguro que a Bill Gates le dijo su madre que no podía encerrarse en el garaje con ese amigo suyo, ese Paul Allen, que ordenara su habitación y se pusiera a estudiar. Caray, ni siquiera yo estaría con mi mujer si no hubiera insistido tras su primer no. En definitiva, todos aquellos que consiguieron algo que no consiguieron al primer intento podrían decirle a la Generalidad que su consejo es el peor de los consejos posibles. Por no hablar de la ironía de que lo digan los mismos políticos catalanes que están siempre con la murga de independencia sí o sí, lo quiero lo quiero lo quiero y no acepto que no me lo des. ¡Que nadie insiste más que ellos después de que les hayan dicho una y otra vez que no! ¿Dónde está el error? Pues precisamente, en meterse en un tema en el que no debían meterse.

Son los gestores de nuestros caudales públicos, y no los elegimos para que nos regulen qué hemos de hacer o pensar en nuestra intimidad. Que es eso, íntima. Y siempre que lo intenten, van a meter la pata. ¡Si al menos estas campañas se las pagaran ellos de su bolsillo...!




Vasily Agapkin - El adiós de la mujer eslava


lunes, 13 de marzo de 2023

Estructuras, incendios y normas

https://www.youtube.com/watch?v=CydoHnlWpEI 

 

 

Me piden una estructura al aire libre y que sea EF-180: que aguante al fuego 3 horas, 180 minutos. No entremos a averiguar por qué ha de ser EF-180, me lo pidió la ingeniería y punto. A veces te toca el listo que sabe el porqué de las cosas e incluso sabe flexibilizarlas, pero por lo normal el que te toca sólo sabe aplicar las normas a rajatabla, literalmente. Al pie de la letra.

La tradición española es, en estos casos, no complicarse la vida: el calculista diseña una estructura como si no hubiera incendios, luego dice el "ignifúguese" de rigor, y el ignifugador ignifuga la estructura como si hubiera 1.100 grados, que es más o menos la temperatura que se alcanza en un recinto cerrado tras tres horas de fuego normalizado.

En esta ocasión, sin embargo, yo tenía tiempo, y pensé que podía hacer bien las cosas por una vez. La idea es que a lo mejor el acero, a la temperatura del incendio, todavía es capaz de resistir las cargas, en cuyo caso no haría falta ignifugar. Tan sólo había que hacer la comprobación. 

No sabía el berenjenal en el que me metía.

 

1) El berenjenal normativo

En primer lugar, tengamos presente que la norma actualmente en vigor es el Código Estructural. La EAE es una norma derogada. Si no estuviera derogada, yo habría ido a la parte en la que habla de incendios, habría encontrado la fórmula de la temperatura en incendios en el exterior y habría establecido el límite elástico del acero a esa temperatura. Demasiado sencillo, pensaron los autores del CodEst.Y eliminaron la fórmula. Que se apañe el que quiera saber la temperatura: la norma no lo dice en ningún sitio (o al menos yo no la he encontrado buscando en los sitios en los que debería estar). ¿Qué hacer entonces?

La mejor aproximación está en la definición que hace en el apartado 1.5.2.1 del anejo 23 de lo que es la "curva normalizada tiempo-temperatura": «curva nominal definida en la norma UNE-EN 13501-2 para representar un modelo de fuego totalmente desarrollado en un sector de incendio». Tal cual. Vaya, que no es objeto del normalizador definir la curva, porque ya está definida en otro sitio, y es problema del técnico conocerla o no. ¿Hay que buscar, entonces, en la norma UNE-EN 13501-2? Bueno, esa norma es de pago y secreta, así que mejor asegurarse antes. Y resulta que tiene como título «Clasificación en función del comportamiento frente al fuego de los productos de construcción y elementos para la edificación. Parte 2: Clasificación a partir de datos obtenidos de los ensayos de resistencia al fuego excluidas las instalaciones de ventilación», así que yo no recomiendo ir por ahí. Tal vez sea el camino, pero como todo lo que tiene que ver con AENOR, pague y luego ya veremos si le lleva a algún sitio útil o no. Conociendo a AENOR, les anticipo que les llevará... a otro puesto de pago para seguir, y luego a otro, y a otro,... y al final desistirá.

Pero... ¿entonces?

Entonces, el Código Técnico de la Edificación. Es una norma que también está vigente, así que tal vez ahí. En concreto, en el documento DB-SI, en el anejo B, dice que la curva de marras está definida en la norma UNE-EN 1363:2000. ¿Otra vez? No, porque también dice que estas curvas están en la norma UNE EN 1991-1-2:2004. Y esta norma sí es pública: es el eurocódigo. 

Vamos, que se mire en el eurocódigo. Y ahí está la fórmula de la termperatura en un fuego en el exterior:

 

2) Normas: consejos vendo que para mí no tengo

Esta fórmula, ya que estamos, es muy, muy parecida a la que preconizó en su momento la norma española EAE. A ver si encuentran la diferencia, porque en la norma española era:

¿Ven la diferencia? En el original del eurocódigo, el paréntesis multiplica al valor 660. El valor del paréntesis oscila entre 0 cuando t=0 y 1 cuando t es infinito, así que la temperatura oscila entre 20° cuando aún no hay incendio, y 680° cuando ya lleva rato. Pero en la norma española, el paréntesis se suma, así que la temperatura oscila entre 680° cuando aún no hay fuego y 679° cuando ya lleva tiempo. Somos unos cracks copiando.

Esto tiene su guasa por dos inris adicionales. En primer lugar, en la edición preliminar de la EAE que se hizo en el 2010 para su discusión definitiva la fórmula es la correcta. Es decir, el '+' se añadió después. ¿A posta? ¿Alguien pensaba que quedaba mejor?

Y en segundo lugar, ¡el BOE publicó la corrección de errores de la EAE y no lo corrigieron! Con el agravante de que  la gran mayoría de los errores que detectaron y corrigieron ¡están en esta parte de incendios! 

¿Qué habría pasado con los técnicos que en los años de vigencia de la EAE hubieran aplicado esta fórmula? Nada, porque la fórmula EAE viene a dar lo mismo; pero ¿qué pasa si el error da lugar a un cambio importante? Porque errores haylos, y algunos de ellos dan lugar a estructuras (porque de eso se trata) que se creen seguras y en realidad están en precario. Aquí es donde entra un principio que es muy importante y que sin embargo me temo mucho que está cayendo rápidamente en el olvido:

El técnico tiene que saber.

Y ese saber ha de permitirle detectar cuándo la norma se equivoca y corregir lo preconizado por sí mismo. Que consiga luego convencer al inspector es otra historia, pero su misión como técnico es hacer lo correcto. Pero en los tiempos que corren... ¡ay! El técnico ya ni sabe las normas, ni sabe. Y así no se puede, suerte tenemos de los informáticos que escriben los programas de cálculo, que ésos seguro que sí saben.

Ahora bien: hay una razón para no conocer las normas. Y es una razón muy buena.


3) Las normas las hacen (ahora) para que no se sepan

Volvamos un momentito a la fórmula anterior de tiempo y temperatura. A la buena, no a la equivocada. Si el técnico ha conseguido descubrirla y la quiere aplicar, obtendrá lo siguiente:

- Antes de empezar el fuego (minuto 0) la temperatura es de 20°.

- Al primer minuto sube a 346°, al 2º a 440° y en 5 minutos es de 588 °

- A los diez minutos es de 661,5°; a los 15, de 676°, y a los 30, 679,97°. A partir de los 30 minutos, pues entre 679,97 y 680°.

Teniendo en cuenta que la fórmula se aplica para saber la temperatura a la que se encuentra una estructura y que a esa estructura no se le pedirá nunca menos de 30 minutos de resistencia, ¿qué le costaba, a la norma, decir que es de 680°? Más aún si tenemos en cuenta que lo que ha de hacer el proyectista es interpolar la temperatura obtenida entre dos valores que la norma da para 600° (0,47) y 700° (0,23); es decir, que en la práctica la interpolación va a dar lo mismo: 0,278, que todos redondeamos a 0,28. ¿Para obtener este valor hace falta una fórmula tan compleja?

En vez de decir que se cuente 680°, la norma lo que hace es condenar al técnico a un tortuoso proceso de investigación para localizar una enrevesada fórmula que, sean los minutos que sean, va a arrojar, en la práctica, 680°.

¡Ah, pero si la norma dijese que la temperatura a tener en cuenta es de 680°, entonces los técnicos la sabrían! Los técnicos sabrían.

Sirva esto de la temperatura como botón de muestra: los redactores de la norma no tenían ni tienen la más mínima intención de que los técnicos sepan las normas.


4) Moraleja: no nos extrañemos de las cosas que pasan

El resultado de la extraña manera de redactar las normas (también las europeas) es que los técnicos se alejan de ellas. El Código Estructural tiene 1.800 páginas. En vez de principios claros, lo que hacen es ocultar y enredar las cosas. Las fórmulas que obligan a aplicar hasta para lo más sencillo son tan enrevesadas que se han de calcular con ordenadores. Por el otro lado, los ordenadores son tan buenos que todos los técnicos tienen ya programas tan buenos que ellos solos calculan aplicando las normas y generan los planos, las mediciones y todo lo necesario. Los técnicos ya ni calculan realmente ellos, ni conocen las normas que han de aplicar. No saben lo que hacen. Y los que, por viejos, algo sabemos...



Shigeru Umebayasi - Yumeji