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jueves, 10 de noviembre de 2022

El tamtam del coche eléctrico

 https://www.youtube.com/watch?v=_x3zwrwczyY

 

 

En los años 70 había una serie de televisión que se llamaba "Un hombre en casa". Inglesa, naturalmente: iba sobre tres jóvenes, un hombre y dos mujeres (una rubia y una morena), que compartían piso. Unos personajes secundarios eran sus vecinos los Roper, un matrimonio mayor representantes de todos los estereotipos de lo británico en su grado máximo. Al acabar la serie se creó un spin-off, "Los Roper", sobre las andanzas del mencionado matrimonio. Yo no veía Los Roper.

Y no los veía, porque lo emitían entre semana a las 5 de la tarde, y a esa hora yo tenía mis quehaceres. Un compañero mío, en cambio, sí los veía: tenía un grabador de vídeo, y ése era su truco. Fue mi primer contacto con los grabadores de vídeo, aunque tuvieron que pasar unos 6 años o así hasta que en mi casa entrara uno.

Los grabadores de vídeo fueron una revolución, pues cambiaron nuestra relación con la TV: ya no era necesario estar delante del televisor cuando emitieran algo, y ese algo se podía ver no sólo cuando se quisiera, sino también cuantas veces se quisiera.

La revolución fue además universal: en poco tiempo todo el mundo tenía vídeo, los videoclubs surgieron como setas y ver películas en el sofá por las noches se convirtió en el nuevo pasatiempos nacional.

Otro cambio importante en nuestro estilo de vida fue la telefonía móvil. Fue un poco más lenta que el vídeo, entre el ser un objeto de sólo unos pocos a tenerlo casi todo el mundo pasaron más de 15 años. Y no hay vuelta atrás, pero les aseguro (quienes no lo vivieron no se lo creerían) que al principio todos echábamos pestes de los celulares, considerándolos una pérdida inadmisible de nuestra libertad, una fuente segura de muerte por cáncer, una ridiculez y además una falta de respeto el hablar en público primero, el ponerlo encima de la mesa después,...

Y un tercer antes y después fue la explosión de la informática. En concreto, la toma de los hogares por los ordenadores personales.

Ingenieros aparte, los ordenadores personales eran máquinas de escribir. De verdad que durante años ése fue el uso que tuvieron en la mayoría de despachos y en las casas en las que entraban. Luego vinieron las hojas de cálculo y las bases de datos (sintomático: todos los manuales de bases de datos para hogares usaban como ejemplo... una base de datos de cintas de vídeo).

Con el tiempo surgió internet, pero eso no importó demasiado: salvo para copiar juegos, la red no ofrecía gran cosa útil. El boom definitivo fue la coincidencia en el tiempo de dos avances tecnológicos: la música en archivos mp3 (y Napster), y las cámaras de fotos digitales. Ambos elementos requerían un ordenador, y desde entonces son parte inseparable de nuestras vidas (un teléfono inteligente de 2022 hace muchas más cosas, mejor y más rápido, que un PC de 2002).

La informatización, por supuesto, ha creado un nuevo ludita, pero son sobre todo personas demasiado mayores para querer integrarse en el nuevo orden.

Estoy escribiendo estas notas a mano, en un cuaderno y con un bolígrafo Cross, mientras tomo un café en una terraza: la reunión de obra se ha atrasado hora y media, y estoy haciendo tiempo. Pero no soy un ludita.

 

Todo lo dicho hasta aquí no es sino la introducción a la siguiente pregunta: ¿es el coche eléctrico otra revolución?

Aparentemente, sí. Un cambio radical con una implantación más o menos rápida según se mire, y que cuenta con muchos detractores en sus comienzos, personas sobre todo que no lo han utilizado y que cambiarán de idea cuando lo hagan.

Creo que podemos dar por seguro de que el vehículo basado en el motor de explosión va a desaparecer. Al menos, en Europa Occidental, que es lo que me importa. Razones para pensar así hay muchas, pero en mi opinión la más importante y la definitiva es que ningún político va a defender estos motores. Al contrario, están todos convencidos de que han de ser antimotores, y no hay nada que hacer.

El problema es que yo no creo que tengan, los coches eléctricos, una implantación generalizada. Y no creo que la tenga porque, en primer lugar, la tecnología eléctrica no va a ser capaz de dar las prestaciones de los motores térmicos en el uso intensivo y universal que ofrecen los térmicos. Pero, sobre todo, porque no se va a poder crear una red de recarga equivalente a la las gasolineras, con el volumen que demandaría un parque móvil europeo como el actual en número de vehículos, e kilometraje, en disponibilidad y en extensión. Tener un punto de almacenamiento de gasolina es fácil: la misma carretera sirve para llevarla hasta ahí. Pero el suministro eléctrico... es como si las cisternas de gasolina sólo pudieran viajar por sus propias y específicas carreteras, y hubiera que construirlas aún... y además no hubiera "gasolina" para esos camiones.

En sus primeros días, el automóvil térmico era un bien exclusivo, sólo para pudientes. El vehículo eléctrico, en cambio, yo creo que será siempre de uso exclusivo, no creo que todo el mundo acabe teniendo uno. Quizá, si tuviera los 70 años que tuvo el térmico antes de su popularización. Pero no los tendrá, porque si en 12 años nos quitan los térmicos, el cambio, la revolución, será que quitaremos los automóviles de nuestras vidas. Y nos acostumbraremos a ello.

Y, por cierto: cuando sólo tractores, camiones y autobuses usen la gasolina (el diésel), ¿creen que rentarán las refinerías, los petroleros, la misma extracción de petróleo? Se seguirá haciendo, por los plásticos y los demás derivados, pero ¿no creen que afectará a su precio dejar de comercializar el componente gasolina y el componente diesel del petróleo? ¿Y creen que la subida de precio del gasoil de los camiones y tractores no nos va a afectar?

No recuerdo quién lo dijo, pero en mi opinión: «¡Qué error, qué inmenso error!».

Albergo aún, sin embargo, una pequeña llamita de esperanza como supporter del motor de explosión: que no ocurrirá. Que cada vez más personas, al igual que están despertando contra la opresión de los wokes, están dándose cuenta de la tomadura de pelo que es la apuesta suicida por sólo lo verde. Ahora que les está afectando con claridad al bolsillo, con el precio de la electricidad impagable, cada vez más personas opinan que nucleares sí, gracias. Que nada de cerrarlas, que han de seguir. Y que es una tontería que nos muramos por ser limpios, si China, la India, Rusia y los demás contaminan muchísimo más que lo que contaminaríamos nosotros y además aprovecharán nuestra reducción de contaminación para aumentar la suya. Ahora es sólo un rumor, un runrún que recorre las tabernas y los billares, pero a medida que se acerque el día, cuando en 8 o 10 años la gente sea consciente de que no sólo les cobran una pasta por el recibo de la luz sino que además les van a dejar sin su coche... mi esperanza es que ese sentir llegue a los políticos y estos se den cuenta de que tendrán más votos si defienden el gasoil antes que lo verde, y paren este sinsentido. 

El diésel presenta muchos problemas de suministro y la situación actual es tal vez insostenible, pero la Técnica ha de avanzar a su ritmo, no a golpe de ley.

 


Jonhy Cash - I still miss someone (versión de The high bar gang)

sábado, 5 de noviembre de 2022

Documentales de naturaleza

 https://www.youtube.com/watch?v=RpJ60dmR3OY

 

 

Escribí este artículo el 13 de abril de 2016; por alguna razón que no recuerdo, no lo publiqué. Bien, ahora parece un buen momento. La primera parte está desfasada, como suele ocurrir cuando se escribe sobre una noticia de actualidad (y más aún de algo tan efímero como el deporte), pero la segunda parte ha envejecido mejor.



Hace no mucho fue la final del campeonato de baloncesto universitario de Estados Unidos. Villanova contra North Carolina. Dentro de 30 años todavía se hablará de ese partido. North Carolina era el favorito, pero llevo toda la temporada siguiendo el campeonato y en todo momento se hablaba de Villanova como el equipo a batir. El baloncesto universitario se juega en ligas extrañas, de una manera muy rara, y para nosotros es difícil valorar el potencial de los equipos; por eso me extrañaba que se ya en diciembre se hablara de Villanova, pero en fin.

El partido fue histórico y muy emocionante. Villanova se puso por delante al principio, pero nunca se despegaba: se notaba que North Carolina tenía más caché y que en cualquier momento le iba a dar un arreón al partido que pondría las cosas en su sitio. Pero el arreón se retrasaba, y se retrasaba... Quedando 4,7 segundos, metieron el mejor triple de la historia. Y 4,7 segundos después pasó a ser el segundo mejor triple de la historia. Yo lo vi por televisión, y al acabar era consciente que había visto un partido para la Historia.

La televisión va bien para las retransmisiones deportivas. Si en el deporte hay emoción, la televisión lo capta y lo refleja. Aparte de esto, no hay muchas cosas que me gusten de la programación. Desde luego, no las películas (donde esté un cine...) o las noticias (la televisión es el peor medio para transmitir la actualidad, por favor).

Pero lo mejor de la televisión, lo mejor de lo mejor y donde da sopas con onda a cualquier otro medio y a cualquier otro programa, son los documentales. En especial, los documentales de naturaleza.

Me encantan. La fotografía es excelente, el guion está cuidadísimo, los efectos especiales son un alarde de la técnica. Sin olvidar la voz del narrador, esa masculina y bien modulada voz que nos va explicando cómo la mantis religiosa se suele distribuir con una densidad de una en un metro cuadrado...

Los documentales son los mejores programas de la televisión, y entre otras razones lo son porque son los que están mejor hechos. Y no porque sean fáciles de hacer, todo lo contrario. Quizá por eso: sólo los mejores se dedican a ellos.

Recuerdo, de cuando era mozo, unos reportajes de Félix Rodríguez de la Fuente sobre los abejarucos. Los abejarucos excavan sus nidos en taludes de tierra, en galerías que pueden medir un par de metros de largo. Pues en el documental, de alguna manera, habían conseguido cortar a lo largo una de las galerías, hacer una pared de cristal y meter una cámara junto al nido, y nos mostraban no sólo lo que pasaba fuera de la tierra sino también en el interior de la galería. Aquello fue espectacular, y recuerdo que al terminar Rodríguez de la Fuente explicaba cómo lo habían hecho y los meses que les había costado lograrlo.

Hace no mucho vi un documental sobre la caza en los océanos. En un momento dado, aparece un banco de peces, creo que arenques. Era un banco de quizá un millón de peces, un banco enorme. Los peces tiene sus razones para agruparse en bancos, y una de ellas es que los bancos son casi invencibles: cuando el pez está en un banco no hay manera de atraparles. Atacarles es como golpear en el aire.

El caso es que teníamos un banco enorme de arenques, y una manada de delfines iba a por ellos. Previamente el documental nos había mostrado ataques a bancos y que estos siempre fallaban, pero parecía que esta vez iba a ser diferente. Los delfines eran muy listos. Estaban sincronizados y tenían una táctica. En primer lugar, los iban rodeando para que el banco se hiciera más y más compacto. Pero aún no podían hacer nada. En segundo lugar, tenían que conseguir que el banco no se sumergiera, para lo que nadaban continuamente por debajo de los arenques. Pero no podían, ellos solos. Entonces, de algún modo, surgió un ejército de atunes que venían de las profundidades. Eran muchos, y atacaron al banco que los delfines tenían compactado y atrapado. Entraron por abajo como el cuchillo caliente en la mantequilla. Los arenques intentaron huir por la superficie, pero resultó que había miles de gaviotas, pelícanos y esos bichos ahí fuera, y cazaban a todos los que subieran demasiado. En esto, una manada de tiburones ataca también, como los delfines, por los flancos: aquello fue ya el despiporre absoluto. Les daban por todas partes, y el banco se rompió. Un banco de peces es como una masa enorme compuesta por un millón de peces, y todos moviéndose de una manera coordinada, al igual que las células se mueven con nosotros. Pero al romperse el banco, lo que pasó a haber fue un millón de peces en un espacio muy pequeño, cada uno tirando hacia donde podía, sin saber hacia dónde huir o qué hacer. Era una carnicería, se los estaban comiendo a miles. Y de pronto apareció una ballena enorme, no recuerdo si azul o de qué tipo, que, simplemente, abrió la boca y se tragó lo que quedaba del banco. Y fin de la fiesta. Fue alucinante.

Pues bien, los que más alucinaron fueron los que estaban rodando el documental. Resulta que llevaban cuatro años intentando filmar a esas ballenas cazando, y no habían logrado nada. Uno puede seguirle el rastro (y el ritmo) a un escorpión, pero no a una ballena. La ballena se sumerge, y en tres segundos nos ha dejado atrás y no volvemos a verla. Pues parece que ya lo habían dado por imposible y se estaban dedicando a otra cosa. Y cuando están filmando lo del banco, desde el barco de apoyo ven llegar la ballena pero sólo tienen tiempo de decirle "¡mira!" al cámara, que se da la vuelta y... la ballena se le echa encima. No se lo comió con los arenques, pero no me habría extrañado. Suerte del cámara que estaba filmando al buceador que filmaba a los delfines, que pudo filmar algo más.

Este documental resume las virtudes de estos programas. Guion, técnica, fotografía, esfuerzo. Además son muy instructivos y son para todos los públicos. No son ofensivos, no generan malestar, no nos hacen enfadarnos. Sin embargo, apenas se ven. Quizá es que sólo los televidentes inteligentes pueden apreciarlos.

 

 

P.S., 2021: no puedo evitar sonreir al releer lo de la ballena. Sí, recuerdo el documental y el asombro. Pero lo cierto es que desde entonces he visto más documentales parecidos. Hasta el punto de que no me extrañaría de que el primer documental diera la clave de muchas cosas: de cómo se atacan los bancos de peces, de la colaboración entre las especies cazadoras, y la alimentación de las ballenas. De manera que quien quisiera hacer un documental sobre esas cosas lo tuviera ya más fácil, y por eso ahora hay tantos de ese estilo.




Wilf Carter "Montana Slim" - My Swiss Moonlight Lullab

domingo, 23 de octubre de 2022

Sufre, mamón

https://www.youtube.com/watch?v=fEOdkXjwhn8

 

 

Ha causado revuelo esta semana, y si bien se ha escrito mucho y acertado sobre el tema, yo quiero echar mi cuarto a espadas. Lo de la canción "Sufre, mamón" de Hombres G.

Parece ser que en un popular programa de televisión sonó la susodicha canción y una mujer, aún joven, la bailó animadamente; también, de hecho, el presentador y otras personas que allí se encontraban. No voy a citar los nombres porque en no mucho tiempo no los recordará nadie. El caso es que tras el bailoteo la mujer se puso seria y criticó la canción: el protagonista (de la canción) insultaba a alguien llamándolo marica y se refería a su novia (la del protagonista) como "mi chica". La opinión de la mujer es que no se puede llamar a nadie marica, ser homosexual no es malo y por lo tanto hemos de dejar de emplear la palabra como insulto (y viceversa, emplearla como insulto equivale a propagar la idea de que ser homosexual es malo), y también que las mujeres no son "las chicas" de nadie. El presentador no sé si se dio cuenta de lo que había dicho la interfecta o no, el caso es que contemporizó diciendo que la canción había envejecido mal. 2022.

La canción es de la primera mitad de los años 80. Creo que ni la mujer ni el presentador estaban entonces, y de ser así serían demasiado pequeños para enterarse, pero yo sí. Y, como yo sí, puedo aportar un par de detalles significativos.

La canción versa sobre un chico que descubre que alguien le ha levantado la novia y, presa de celos, promete vengarse de "ese marica": o le devuelve la novia ("devuélveme a mi chica") o... se revolcará entre polvos picapica. Atroz venganza que ni los rusos se atreven a aplicar como tortura a los ucranianos.

La canción, fácil es darse cuenta, es pop juvenil. Malísima, pero en su momento gustó a la chavalería (a mí no). Veamos entonces qué es lo que se discute ahora.

Dejemos lo de "mi chica". Criticar esa expresión en una canción pop no hay quien lo defienda, y la moza quedó retratada como tonta del culo nada más decirlo.

En cuanto a lo de marica... En los 80 era un insulto, pero no de los peores. Y no había que entenderlo de manera literal: era, y sigue siendo, jerga de hombres. Los hombres la entendemos. Además, también le llama mamón, y no hay que pensar que cree que el levantador sigue alimentándose de la teta de su madre ni que sea malo que los bebés mamen. Como he dicho, así hablamos los hombres.

Pero la raíz del problema, en mi opinión, no es ésa. 

La clave está en que "Sufre, mamón" es una canción de pop juvenil. Y el pop juvenil ha de ser transgresor, porque si no lo es, entonces es una canción melódica. Y viceversa, no por sonar una batería y guitarras eléctricas una canción melódica es una canción pop. El pop juvenil, hecho por juveniles para juveniles, es así. Letras chorronas, irreverentes, algo transgresoras. Cuando la mujer que nos ocupa se queja de la letra de una canción pop juvenil de hace 40 años, lo que nos está demostrando es que ella ya no tiene nada de joven. Que es tan vieja que ha olvidado cómo son los jóvenes, los de entonces y los de ahora. Esa mujer será joven de aspecto, pero de mentalidad es una anciana. ¡Sólo le faltaba haber dicho "en mis tiempos sabíamos escribir canciones respetuosas"!

Y que el presentador afirme que "la canción ha envejecido mal" sólo revela lo mucho que ha envejecido el presentador.

 

 

 

Hombres G - Sufre, mamón 

martes, 1 de marzo de 2022

La objetividad de Informe Semanal

El otro día vi en la televisión, no tuve opción ni de no verlo, Informe Semanal. Y me llamó la atención la pieza que dedicaron a la crisis en el PP y la caída de Casado.

El reportaje estaba compuesto por declaraciones de algunas personas, vinculadas por el hilo narrador de una reportera que iba explicando las cosas. Aunque lo de 'explicando' tendría que haberlo puesto entre comillas: "explicando".

Todas las intervenciones fueron de personas que estaban a favor de Pablo Casado, varias de ellas vicepresidentes del partido que no entendían cómo podía éste no seguir de líder supremo del partido. Todas.

La tesis que se defendía es que lo que ha pasado es que Casado quería combatir la corrupción, incluso si aparece en el seno de su partido. La idea de fondo, no expresada, es que Casado había caído por combatir la corrupción en el PP, y siga usted pensando.

La gota que colmó el vaso, para mí, fue que al final del reportaje (sin opción a respuesta) intervenía un creo que analista político, que terminó su parrafada tildando a Isabel Díaz Ayuso de ser como Trump. No lo decía la reportera, claro que no, nadie podrá decir nunca que la reportera no era neutral, era la opinión de un experto.

Informe Semanal, no hace falta decirlo, es un programa de TVE. De nuestra televisión pública. Una televisión dominada por periodistas de izquierda, que cuando ha gobernado la derecha ha pugnado entre lo que opinaban y la tendencia natural de los periodistas a ser la voz de su amo, pero que cuando ha gobernado la izquierda, como ahora, han tenido vía libre. Normal que pierda audiencia a raudales.

La verdad, no sé qué prefiero: si pensar que el o la periodista lo ha hecho con toda la intención de manipular, o si no era consciente y es, como en TV3, la mera expresión de cómo ven ellos las cosas.

Todo esto me recuerda mucho a lo que escribí en esta entrada. En otras palabras, estas cosas no son nuevas. Y valen también ahora las conclusiones de entonces.

sábado, 10 de julio de 2021

William Holden

https://www.youtube.com/watch?v=QXWPdivFaTg 

 

 

He visto en la tele "El séptimo amanecer", de William Holden. Y mientras la disfrutaba, no podía dejar de pensar qué buen actor es Holden. E intentaba definir qué es lo que le hacía tan especial.

La gran película de William Holden es "El crepúsculo de los dioses", en la que hace de guionista en apuros que se aprovecha de una anciana Gloria Swanson (en realidad no era anciana, pero era el guión). Recuerdo cuando fui a verla al cine, que mi madre la recordaba por la escena del principio. Y mi padre. Y mi suegra. Han pasado muchos años de aquello, y yo también sigo recordándola. Es sin duda una de las mejores películas de la historia.

Otros quizás recuerden a Holden por ser el cobarde prisionero que se escapa en "El puente sobre el río Kwai" o el jefe de los bandidos "Grupo salvaje". No creo que le recuerden como el hermano playboy al que Humprey Bogart le levanta la novia (Audrey Hepburn) en "Sabrina"; pero permítanme que empiece mi comentario por esta última película: al lado de Holden, Bogart es un tímido economista que sólo sabe de números. Y Alec Guinness es un estirado británico. También, en "Grupo salvaje", Holden es el más violento (de espíritu) anciano que haya liderado una banda. Anciano como lo era Swanson, pues Holden también tenía 50 años entonces.

En "el séptimo amanecer" Holden interpreta a Ferris, un aventurero norteamericano que luchó con la resistencia malaya durante la segunda guerra mundial. Al acabar la guerra Ng, el compañero malayo se va a Moscú a formarse y Ferris se queda en Malasia, donde inicia una próspera carrera de terrateniente. Ocho años después, Ng es el líder de los terroristas que quieren la independencia de los británicos. La compañera de los dos durante la guerra, Dana, es la amante de Ferris (Ng estuvo y seguía enamorado de Dana, pero ésta no le correspondía) y es una líder de los malayos (a lo Gandhi). Ng le tiende una trampa a Dana para que los británicos la juzguen y la ahorquen y Ferris, muy a su pesar, se ve forzado a luchar contra Ng si quiere salvarla. Ferris acabará matando a Ng, pero no consigue llegar con la noticia a tiempo y Dana es ahorcada. La película no tiene un final feliz, como no lo tiene El crepúsculo de los dioses, Grupo salvaje, El puente sobre el río Kwai o (para Holden) Sabrina.

William Holden como Ferris, y Ng
 

La cuestión es que Holden en cada fotograma destila... no sé decirlo. Puede que sea, simplemente, virilidad. Pero bruta, en estado puro. Intensa. Mucha más que Burt Lancaster y por supuesto mucha más que Kirk Douglas. No sé, por citar a mis actores favoritos, Cary Grant destilaba elegancia incluso cuando hacía de malo, James Stewart era siempre el bueno más bueno del mundo (hasta John Wayne parecía uno de los malos a su lado), y John Wayne siempre hacía lo correcto. Y a Gary Cooper no podías dejar de mirarlo. Pero lo de William Holden es distinto. Es algo que irradia.

 

Viene todo esto a cuento de una reflexión que me hice al pensar sobre Holden. Y que ya me he hecho muchas otras veces. Los de mi generación somos capaces de ver películas antiguas. Y de disfrutar con ellas. En color o en blanco y negro; o mudas, aunque de éstas dan pocas por la tele, por no decir ninguna, y sobre todo si son de Chaplin. Los actores que he citado son monstruos que tenemos presente, sabemos y admiramos, y hay muchos más, actores y actrices, en ese panteón. Los jóvenes, en cambio, no.

No sé cuándo empezó el cambio. Quizá con la llegada de los grabadores de vídeo, que permitieron a los chicos elegir lo que querían ver. O quizá con la reducción de las salas de cine. O quizá fue tan solo que los grandes actores se fueron haciendo viejos sin relevo. O que los nuevos directores que llegaron en los 60 y 70 despreciaron a los grandes actores. No sé. El plantel de estrellas no se extinguió, siguió adelante con Clint Eastwood, Robert Redford o de Niro, entre otros, luego Tom Hanks, Denzel Washington o Nicholas Cage, Bradley Cooper y Matt Damon me gustan mucho entre los actuales, pero la nómina va decreciendo, y quizás más entre las mujeres. Ahora, las estrellas lo son por sus músculos y sonrisa perfecta, o eso me parece a mí. O quizás es que ahora la interpretación es algo diferente. O puede que no, que el cine siga siendo grande, como lo era en la época del cine mudo y en los años cincuenta y lo que pasa es que yo me estoy haciendo viejo.

Lo que sí es cierto es que los jóvenes de ahora ni saben quiénes fueron las estrellas del pasado, ni están dispuestos a ver sus películas.

Ellos se lo pierden.

 

 

Coque Malla - Me dejó marchar 

martes, 29 de junio de 2021

Mis versículos favoritos X: a la aurora alegría

https://www.youtube.com/watch?v=tHDsxu-11Vg 

 

 

El otro día estaba viendo un capítulo de El ala oeste de la Casa Blanca (The west wing), el 3º de la 4ª temporada. El presidente Barlett (Martin Sheen) tenía que dar un discurso en una universidad en campaña electoral, y el discurso tenía que versar sobre educación. Pero el día anterior había habido un atentado en otra universidad y había habido muertos, y el equipo, con Sam Seaborn (Rob Lowe) a la cabeza, tenía que rehacer el texto. A la carrera, porque ya están ahí. Y unos segundos antes de salir a escena, cuando Barlett se separa de su equipo para entrar, Sam le recuerda: "A la aurora alegría". Curiosamente, yo estaba viendo el capítulo subtitulado y el subtítulo decía "Por la mañana júbilo". Y me fue automático: pulsé la pausa.

Me volví hacia mi hija, y le repetí: A la aurora alegría. Mi primer impulso fue pensar que era un verso de Shakespeare, y ella opinó que sería el lema de la universidad. Pero entonces mi cerebro hizo clic y le dije: "no, es una frase de la Biblia y ayer (era lunes) se leyó en misa". Y, cosas de la tecnología, mientras intentaba recordar si se había dicho en la primera lectura o en el salmo, ella, teléfono en mano, acertó: "Salmo 30". Para entonces yo recordaba el juego de palabras que me había llamado la atención en su momento, y se lo dije y expliqué. Volvimos a la serie, y en efecto, Barlett empezó su discurso: "A la aurora alegría, dicen las Sagradas Escrituras".

No es habitual que alguien recuerde el salmo que se ha recitado en la misa de un domingo, y eso que yo intento fijarme en los textos, pero ese texto concreto me llamó la atención en el momento que se dijo. Por el juego de palabras, además de por el mensaje. Y es que el salmo 30, que es ya de por sí uno de los más conocidos (por su primer verso: "Te ensalzaré, Señor, porque me has librado") dice:

... al atardecer nos visita el llanto; por la mañana, el júbilo.

Salmo 30, 6

¿De qué va el salmo? De la enfermedad. De la muerte. De la desesperación del enfermo o de sus cuidadores, de la persona que ha de afrontar la noche toledana que se nos viene. Esas noches en las que uno no sabe si llegará a ver el alba, que se hacen eternas, en las que no hay ayuda posible. En las que no cabe sino esperar. Esperar y confiar.

Y de los amaneceres, cuando el enfermo, que al fin ha podido dormitar un par de horas, se encuentra ya mucho mejor. Quizá como nuevo, quizá dolorido o con secuelas, pero sabe que lo peor ha pasado. Que ha superado la noche, que saldrá de ésta. 

Son experiencias que sólo comprenden los que las han vivido. Pero que me asombra que las recoja la Biblia, y la humanidad con que las recoge. Más adelante, dice el salmo:

A ti, Señor, llamé, supliqué a mi Dios: "¿Qué ganas con mi muerte, con que yo baje a la fosa? ¿Te va a dar gracias el polvo o va a proclamar tu lealtad? Escucha, Señor, y ten piedad de mí; Señor, socórreme".

 Salmo 30, 9-11

Es un pensamiento íntimo. El enfermo, en la soledad en la que se encuentra (la agonía de pasar la noche es un trance que se ha de superar en solitario). La de los padres desesperados ante el sufrimiento de su hijo pequeño. Esos ratos en los que uno no puede hacer nada sino rezar, entendido como hablar con su Dios.

El llanto al atardecer.

Pero a la aurora alegría. Hemos pasado la noche. Saldremos de ésta. Y ahí los versos del principio:

Señor, Dios mío, a ti grité y tú me sanaste. Señor, sacaste mi vida del abismo, me hiciste revivir cuando bajaba a la fosa.

 Salmo 30, 3-4

Sin eufemismos. Las cosas como realmente son.

 

Lo cierto es que en la serie Barlett lo empleaba como frase de ánimo: sí, estamos alicaídos por los muertos del atentado, pero por la mañana volverá el júbilo. 

Sea como sea, usted, si en alguna ocasión se encuentra como el autor del salmo, sepa que no está solo. Otros antes que usted pasaron noches como la que usted tiene que pasar. Y ¡ánimo!: por la mañana será el júbilo.




W.A. Mozart - De profundis clamvi K. 93

jueves, 18 de marzo de 2021

El hombre y la Tierra

https://www.youtube.com/watch?v=JlRfQ4WKvdI 

 

 

 

 Anoche falleció Antón García Abril (Teruel, 1933). Requiescat in pace.

García Abril fue un compositor prolífico en grado sumo; pero su pieza más conocida, la que hace que todos (los que ya tenemos una edad, claro) sonriamos nada más oir los primeros acordes, fue la sintonía de El hombre y la Tierra.

¡El hombre y la Tierra!

La cima de la televisión española. Pero lo que me llama la atención es que ahora... no la vería ni el tato. ¿Una serie de doumentales sobre animales? ¿Que no son leones? ¿Sobre abejarucos, aguiluchos, alcotanes, lirones caretos,...? Ni el tato.

Y, sin embargo, en los 70 era una serie muy popular. Primero, Planeta azul; luego, El hombre y la Tierra. Y por muy popular me refiero a que todo el mundo la veía; todo el mundo esperaba el momento en que empezara el documental; y por todo el mundo me refiero a todo el catálogo de personas que usted nunca creería que querría ver un documental.

Y, por supuesto, se emitía en lo que ahora sabemos que es "prime-time".

¡Si lo emitieran ahora...! Y no, no me refiero a que ahora se hacen documentales que técnicamente dan mil vueltas al viejo español, sino que en la actualidad un documental sobre fauna no sienta a prácticamente nadie. Y me atrevería a decir que incluso los que no son de fauna.

¿Cómo hemos llegado a esta situación? Quiero decir, la televisión está facturando productos de una calidad altísima, de un interés claro, útiles, formativos,... y no se ven. En cambio, un Sálvame Tomate de Luxe triunfa porque Mari Jéssica, que tuvo un rollo con Eduardo Jonan, ya saben, un ligue de la hermana de no recuerdo qué cuñada de una folclórica y que participó con tal acreditación en un Gran Hermano Vip, pues resulta que la tal Mari Jéssica anuncia que lo va a contar todo, y por todo me refiero a nada de particular. ¿Y no vemos nada raro aquí? 

El hombre y la Tierra muestra también cuanto hemos cambiado, como sociedad. Porque ahora todo lo que huela a cultura nos repele. Ni jartos de vino con ésas. Y los pocos que seguimos consumiendo somos considerados unos bichos raros. Y pedantes; hasta hacen chistes sobre nosotros. No es que hayamos perdido nuestra cultura, nuestra erudicción popular (la que más o menos todo el mundo tenía), sino que ya hemos perdido hasta nuestro interés en tenerla.

Es decir: estamos ya más allá de todo arreglo.



Antón García Abril - El hombre y la Tierra (sintonía)

domingo, 28 de febrero de 2021

Diana Trujillo

Dieron en el informativo de televisión la noticia de la llegada del rover Perseverance a Marte. Me quedé boquiabierto, y no pude menos que comentarlo: ¡qué birria de información! No el hecho, sino la cobertura informativa. Pondrían más énfasis y darían más contexto si el equipo nacional de guimnasia rítmica hubiera quedado 7º en los mundiales de la categoría B. A ver, lance usted un coche y consiga dar en el sitio exacto que quería, pero ese sitio estará a cientos de millones de kilómetros y el "aterrizaje" ha de ser completamente suave, con lo que no se ha de equivocar usted ni en medio metro. El conocimiento científico y el dominio técnico que esta proeza requiere es inimaginable. Y lo han conseguido, pero los periodistas son tan tontos que no saben reconocer un hecho de importancia. Aquel día, las noticias serían la entrada en prisión de un tipo infecto que representa la degradación a la que hemos llegado la sociedad catalana y del que nos habremos olvidado en dos meses o menos, y no sé qué mas. Lo del covid, claro, pero la cobertura informativa de ese asunto son quince minutos fijos, totalmente intercambiables con cualquier día. Cuando acabe el año, si resaltáramos los hechos acaecidos lo del rover de Marte estaría en los primeros lugares; desde luego, dentro de 40 años sí lo estará como hecho histórico del 2021.

Diana Trujillo es una colombiana, de Cali, que con 17 años y al día siguiente de terminar su bachillerato se fue a los Estados Unidos. Tenía un sueño. Y 300 dólares, ya ven para qué dan, pero sobre todo las ganas de salir adelante por sí misma que tienen las sociedades no anquilosadas. Y se puso a trabajar en una panadería. Y a limpiar casas. Así se sostuvo para aprender inglés y pagar los estudios en la Universidad de Florida (privada, no pública). Y se licenció en ingeniería aeroespacial. Y no se detuvo ahí. 

Una vez en la NASA, Trujillo pasó por varios departamentos, llegando a ser la jefe del departamento de ingeniería de los rover de Marte, y una de las personas clave del éxito de la misión del Perseverance. De verdad, miren el siguiente vídeo (es solo minuto y medio):


Diana Trujillo es una mujer. Ingeniera aeroespacial. Y con un cargo de mucha responsabilidad en un proyecto de muchos, pero que muchos, millones de euros.

Nada de esto, por supuesto, se dice en las noticias; como mucho, en las páginas de ciencia de los pocos periódicos que aún las tienen; pero ¿quién las lee?

En vez de dedicarse a quemar contenedores y a provocar algaradas callejeras, los jóvenes deberían fijarse en Trujillo. No ponerse excusas sobre lo difícil que lo tienen ellos para salir adelante.

Y en cuanto a la Administración... si de verdad quisiera que hubiera más mujeres ingenieras debería publicitar lo que ha hecho Trujillo. Es la prueba viviente de que sí se puede. Y pocas podrán decir que lo tienen más difícil de lo que ella lo tuvo.

jueves, 2 de mayo de 2019

El cine es cosa del pasado




Acabo de ver en la tele la excelente, superior, Río Rojo. Con John Wayne y Montgomery Cliff. Y con Walter Brennan, por cierto, uno de los tres (con Nicholson y Daniel Day-Lewis) actores que ha ganado tres Óscar. Y a continuación emitieron Río Bravo, de nuevo de Howard Hawks con John Wayne y Walter Brennan. Dean Martin en vez de Cliff, me gusta más Cliff. Con el mismo autor de la banda sonora, los mismos guionistas,... Algún día escribiré sobre las películas de Hawks y John Wayne, hoy no era ése el tema que quería tratar.

No, se trata de que Río Rojo es una película soberbia que pasa sin pena ni gloria por la parrilla. Y no es una anécdota, es un botón de muestra de una actitud general. Río Rojo es de 1948, muy anterior a mi tiempo, y en mi mocedad eso nos daba igual. Era una película que había que ver. Como Casablanca, El Halcón Maltés o El día más largo, daba igual. Veíamos las películas de Charlot, de Hitchcock y del gordo y el flaco o los hermanos Marx. Las películas de Bogart, de Cary Grant o de James Steward. No se miraba la fecha de la película, sólo si era buena o mala. Y las buenas se veía, claro que sí.

Eso, ahora, es inimaginable. El cine sigue funcionando, pero diría que sólo las películas palomiteras. Las películas para adolescentes, trilogías, tetralogías y, sobre todo, series sin fin. De superhéroes, si se puede. Hay excepciones, no cabe duda, pero la inmensa mayoría de los taquillazos son películas que no soportarán el paso del tiempo. Se verán una vez, y punto, salvo las de superhéroes en serie, que se seguirán viendo como se releen las colecciones de tebeos. Y eso que se siguen haciendo grandes películas, e imagino que se pasarán por televisión, que se descargarán y se verán. Pero no se trata de eso, se trata de que nadie (quiero decir, jóvenes y no tan jóvenes pero que comparados conmigo sí que diría que son jóvenes) ve ahora películas que no fueran "de su época". No les cabe en la cabeza.

Y con la pérdida del Cine ellos pierden el disfrute de un arte que ha creado obras que deberían ser inmortales, pero también estamos perdiendo referencias culturales - entendiendo la cultura como nuestra visión del mundo- y, por qué no decirlo, referencias educativas - pues contribuyó a la creación de valores en los que nos criamos viendo cine de todas las épocas-. ¿Triste? Quizá, pero sólo desde mi punto de vista. Ellos, como no saben lo que se pierden... 

En fin, he sonado un poco a Arturo Pérez Reverte, ¿no es verdad? No era mi intención, pero es que al ver cómo se desprecian obras maestras por la mera razón de tener ya unos años...


Para terminar: el enlace que he incluido al principio del artículo es la escena final de la película El último mohicano (aunque en verdad la última escena es la siguiente, el discurso del último mohicano por la muerte de su hijo; es posible que su ausencia tenga algo que ver con que, por lo que parece, en Estados Unidos no se incluyó esa oración final). Es de 1992; me temo que cada vez van a ser más los jóvenes que no la habrán visto. Y es una película soberbia, toda ella. Lo que pasa es que se ha de ver en una sala de cine, con una pantalla gigante. Verla en una tableta o en un móvil... Pues sí que se entiende que no tengan interés en verla. Como ver el Gran Cañón del Colorado en fotos.

El final de la película: así culmina una obra maestra. Con siete minutos definitivos y sin palabras.



miércoles, 27 de junio de 2018

¡Qué extraño que estés trabajando a estas horas siendo andaluza!




Con la que está cayendo, no cabe excusa alguna. No puede decirse que fue un error, que no había intención, que no se pretendía... No, no cabe.

Programa de TV3 Está passant. No lo he visto nunca, pero se supone que es un programa de "actualidad informativa en clave de humor". Uno de tantos como hay en TV3. El jefe del programa, Toni Soler, conocido prusesista y uno de los más fanáticos. Prototipo del lacista, quizá el más de todos. En la parodia en cuestión recrean una llamada telefónica de Inés Arrimadas al suplente, Torra. Inés Arrimadas, que ganó las últimas elecciones (los lacistas y los de TV3 lo niegan, por supuesto), nació en Jerez de la Frontera. Así que Soler, haciendo de Torra, pronuncia la frase que titula este artículo: "¡Qué extraño que estés trabajando a estas horas siendo andaluza!". El público de TV3, alborozado, rompe en aplausos.

No fue un lapsus. No fueron unas líneas del guión que se les pasó revisar. Ni siquiera es un hecho puntual que no había sucedido nunca y que no volverá a suceder. Y, por descontado, no se arrepienten de haberlo dicho y no lamentan "si alguien se ha podido sentir ofendido". Es TV3, es constantemente así desde hace años.

Y todo lo que revela es cierto. Lo que piensan de Arrimadas, lo que piensan de quién es catalán de verdad y quién no. Lo que piensan de los andaluces, no vaya usted a comparar a un auténtico catalán de socarrel con uno de ellos. Lo que piensan del respeto a los otros políticos. A los millones de catalanes que les votan. Lo que piensan de lo que es TV3. Lo que piensan que es Cataluña, y cómo entienden ellos la democracia.

Lo que piensan en el fondo. Cataluña es suya y éstas son sus reglas, a quien no le gusten que se vaya.

Así es la vida aquí. Desde hace años. 


Sona Jobarteh - Gambia