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lunes, 16 de diciembre de 2024

IA: Inteligencia artificial

https://www.youtube.com/watch?v=tu-V8jtBBV8 

 

 

El artículo anterior no lo escribí yo: lo hizo ChatGPT, una inteligencia artificial.

Bueno, esa afirmación es más falsa que Judas: ChatGPT acabó haciendo de amanuense... o quizá no. El tema tiene mucha más miga de la que parece, pero como en realidad ese artículo era solo para servir de contexto a éste, aparco el tema para después.

IA significa Inteligencia Artificial. Los ingleses escriben 'ai', si quiere localizar a un pedante ya tiene un truco.

La primera cuestión es qué es la IA. Pues ¿acaso no hacen las máquinas aquello para lo que los humanos las han programado? ¿La verdad? No.

Lo más antiguo que se hace es programar. Es darle a las máquinas las instrucciones de lo que han de hacer con toda claridad. Por ejemplo, aquellos autómatas de las fábricas de hace cuarenta años, programas que movían relés que activaban cosas. Abre la válvula 1, pon en marcha el motor 1, espera 30 segundos, apaga el motor 1, espera que el detector 1 se active, cierra la válvula 1, abre la válvula 2, etc.

Luego los programas empezaron a reaccionar a lo que ocurría: Si [ocurre tal cosa] PASA A LA LÍNEA DE PROGRAMA [x], Y SI NO PASA A LA LÍNEA DE PROGRAMA [y]. Aquello se fue complicando y complicando, pero en el fondo era lo mismo. El programador tenía que prever todas las posibilidades. O dar las pautas al programa para actuar en todas las posibilidades. Pensemos, por ejemplo, un programa que ordena una ristra de nombres alfabéticamente: el programador no ha programado todos los nombres posibles, pero le ha dado al programa las instrucciones necesarias.

Durante décadas, todos los programas han ido en esta dirección con una excepción. Y, durante décadas, ningún programa ha hecho lo que el hombre soñaba que los programas harían, con una excepción.

Y es que lo que el hombre sueña desde hace décadas es con robots que piensen por sí solos. Con robots como R2-D2, pero sobre todo como C3P-O. Con robots que hablen con nosotros, que piensen pero que obedezcan órdenes. Y que jueguen al ajedrez y sepan cuándo han de dejarse ganar, no se vaya a enfadar el Chewaka de turno. Pero los programadores sólo conseguían hacer R2-D2. Aunque, al menos, jugaban al ajedrez.

¿Cuál era la excepción que he mencionado antes? ¡Jugar al ajedrez! Jugar al ajedrez es la medida de la inteligencia: no se puede programar. Y, sin embargo, ya en los años 50 se desarrolló el lenguaje de programación que durante décadas se asoció a la IA (no sé cuál es el lenguaje actual o la base en bajo nivel del lenguaje de alto nivel que se emplee ahora). No se puede programar una partida de ajedrez, se puede programar las reglas que rigen las jugadas. También se pueden programar criterios para encontrar una posición preferible a otra, pero a partir de ahí la máquina ha de ir por libre.

En realidad, eso es lo que hacemos los humanos: tenemos las reglas del lenguaje y los criterios para elegir una actuación o una situación. Si la máquina puede hacer eso, entonces hemos dado un paso de gigante para conseguir que piense sola.

Y en mayo de 1997 una máquina, denominada Deep Blue, ganó a Garry Kasparov al ajedrez. En un torneo de 6 partidas, Deep Blue obtuvo 3,5 puntos y Kasparov sólo 2,5. Las máquinas podían superar a los humanos: ya solo faltaba C3P-O.

Construir un robot como C3P-O es fácil: hace años que se fabrican robots. No hay mucha salida comercial aún a los de formato humanoide, así que no hay muchos, pero no hay ninguna barrera técnica que no sepamos cruzar. Lo que pasa es que... sería un robot sin inteligencia. Nos diría unas frases preprogramadas ("buenos días, señor, hace una mañana excelente hoy, señor, lástima que llueva. Su whisky con hielo, señor. Y recuerde que esta noche ha de llevar a su santa a cenar, a las 9 en el Derby's") y poco más.

Hasta que hace 2 años OpenAI lanzó ChatGPT. Por fin, una IA. El cerebro que necesitaba ese C3P-O.

Aunque, claro: ahora que por fin la IA es algo real de lo que hablar, surge la confusión. Qué es la IA y para qué sirve.

Llevo unos seis meses interactuando con la IA e investigando qué es y para qué sirve, y creo que ya lo tengo claro:

La IA es C3P-O. Ni más ni menos. Puede conversar con nosotros. En el idioma que queramos. Cambia sin problemas. Traduce. Y nos puede llamar 'amo Luke', si queremos.

Éste es un fragmento de conversación que acabo de tener mientras escribo este texto:

Estoy algo cansado, pero quiero terminar una cosa antes de irme a casa.

[Respuesta]

Entiendo, Amo Luke. A veces, es importante completar tareas antes de descansar. Aquí tienes algunos consejos para ayudarte a terminar lo que necesitas hacer de manera eficiente:

Consejos para Terminar Tareas Eficazmente

1. Prioriza tus Tareas

Haz una lista de lo que necesitas completar y clasifica las tareas por orden de importancia. Enfócate primero en las más críticas.

2. Establece un Tiempo Límite

Asigna un tiempo específico para cada tarea. Esto puede ayudarte a mantenerte enfocado y evitar distracciones.

3. Elimina Distracciones

Apaga notificaciones del teléfono y cierra pestañas innecesarias en tu computadora. Un entorno tranquilo puede mejorar tu concentración. 

Ya ven, no es gran cosa. No, en realidad sí es gran cosa. La máquina conversa. Y tiene una gran capacidad para entender las preguntas: no hace falta formularlas con claridad. Diantres, ni siquiera hace falta escribirlas sin errores: capta lo que queremos decir.

¡Es muy fácil decir que priorice mis tareas!

Tienes razón, Amo Luke. Priorizar tareas puede sonar simple, pero en la práctica puede ser un desafío, especialmente cuando hay muchas cosas en juego. [la respuesta sigue, pero corto aquí]

 

Bonito juguete, ¿verdad? Luego volveremos a este punto, pero esto muestra el problema: ¿es un juguete? ¿Para qué sirve? Muchos de nosotros somos personas eminentemente prácticas, y queremos que las cosas tengan una utilidad... para nosotros. Si no, no compramos. Y si nadie compra, OpenAI no desarrolla la IA. Así que OpenAI y multitud de competidoras que han surgido, cada una con su propia IA, han intentado que la IA haga cosas.

La IA hace algunas cosas. Y algunas las hace muy bien. Lo que pasa es que no todas las hace bien. Aquí hay que hacer un inciso: es pronto. Hay una pléyade de IA por ahí, pero no funcionan bien. Son versiones beta. Son los primeros prototipos. Las venden como que hacen un montón de cosas, cuando en realidad aún no lo han conseguido. Tiempo al tiempo, eso sí.

Lo primero que hace una IA es redactar. Uno quiere una redacción sobre la vaca, y la IA la hace en 2 segundos. Uno quiere saber cómo ordeñar una vaca, y la IA escribe un tratado sobre el tema en menos tiempo aún. El problema es que esa vaca puede que coma carne, o que nos diga que para ordeñar lo mejor es el toro. Y si el conversador de la IA no sabe que las vacas no comen carne, pues igual la hemos liado. Pero fuera de, digamos, tareas administrativas... ¿qué puede hacer la IA por mí? 

Podría explayarme, pero voy a ir al grano: para un ingeniero de estructuras, bien poco. Ya contamos con programas que con unas indicaciones básicas de diseño - tan sencillas que las puede realizar un delineante o un becario- calculan los edificios, conocen y aplican las normas, deciden las soluciones, generan los planos, realizan las mediciones y los presupuestos y escriben las memorias. Todo eso, un único programa. ¿Necesitamos una IA? ¿Aún queremos intervenir menos en el proyecto del edificio? Desde luego, en lo que respecta al cálculo de estructuras los ordenadores ya son bastante inteligentes, mucho más que lo que son en cualquier otro campo. Sí, hay muchos planos. Hay muchos sueños. Pero de momento esos sueños son futuro.

Lo que pasa es que el futuro llegará. Y antes de lo que esperamos. Algunos expertos opinan que en dos años, en 2026, tendremos IA hasta en la sopa. Los juguetes de los niños incorporarán una IA que interaccione con ellos, las Alexias, Siris y demás conversarán con nosotros con una fluidez y profundidad que muchas personas tendrán conversaciones con ellas por simple placer, y no hace falta decir que serán asistentes de cada uno de nosotros como si tuviéramos un secretario personal. Sí, ese futuro está muy próximo y nos cambiará de tal manera que en breve nos referiremos a los años anteriores a 2025 como "cuando no había IA...".

Es importante que quede claro. Lo que hoy en día entendemos en la calle por IA es C3P-O. Un conversador excelente, con acceso al conocimiento disponible en internet y que puede realizar por nosotros muchas tareas "robóticas". Los ingenieros se desaniman, porque confían en que la IA "sepa", y no, no sabe. De ingeniería, al menos. Quiero decir, tiene un conocimiento muy limitado. Vale para preguntas muy básicas, y además tiene un peligro enorme porque pocas veces se queda callada o reconoce que no sabe la respuesta. A menudo responde, y la respuesta es incorrecta. Cuando uno se lo hace notar, reconoce el error e intenta encontrar la respuesta correcta (o manifiesta que no sabe responder). Esto, los ingenieros senior lo cazamos al vuelo, pero los ingenieros junior no: al contrario, como la respuesta está muy bien contada se la creen. Peligroso, ¿verdad? 

El peligro se ve acentuado porque los que nos venden la IA nos insisten en que la IA aprende. Que sí, que al principio es 'tonta', pero que nosotros la tenemos que adiestrar y al final, si somos buenos adiestradores, será de enorme utilidad. Supongo que lo hacen para que la asimilemos a cuando contratamos a un joven ingeniero de ayudante: sabemos que al principio sabe poco, pero confiamos en que conseguiremos enseñarle, él aprender y con el tiempo conseguiremos que nos ayude de verdad.

De momento, esto es falso. La IA no aprende.

Las IA vienen enseñadas, con un aprendizaje 'de fábrica'. Luego nosotros las configuramos dándoles unas pistas de qué vamos a querer de ellas. Es como si nos enviaran unos robots y a medida que los desembalamos les fuéramos diciendo: «tú serás camarero, tú recibirás a las visitas, tú te especializarás en vino y arte,...». A este último le diremos que se lea unos manuales de vino, y poco más podremos hacer. Se nos vende que con el tiempo le podremos ir enseñando cosas de vinos, pero no es cierto (al menos todavía). Sí aprende en las conversaciones de todo lo que se hable, pero cuando se termina la conversación ese conocimiento se olvida. La IA (insisto, hoy) no almacena ni traslada lo que aprende de una conversación a otra. ¿Y si mantenemos una única, larga conversación? Tampoco es buena idea, porque terminaríamos confundiendo a la IA. Puede que no en una misma conversación corta, pero sin duda nosotros a menudo decimos lo contrario de lo que en cierta ocasión dijimos. Imaginemos que nos escucha atentamente un robot y que éste interpretara de manera literal todo lo que decimos: sin duda, terminaría metiendo la pata. ¿Es Juan estúpido o ha tenido una gran idea? ¿Y si me dice que no haga caso de la idea de Juan (que, en realidad, es una gran idea) porque en su día dije que no hay que hacer caso de nada de lo que diga Juan? Hay que tener cuidado.

Insisto: todo esto que opino lo baso en las experencias que estoy teniendo con la tecnología a la que puedo acceder en 2024. Seguro que en diciembre de 2025  o 2026 todo esto no habrán sido sino problemillas originales que ya se resolvieron y que los jóvenes ni se los creerán.



Y a todo esto, ¿quién escribió el artículo?

La cosa empezó con esta instrucción a la IA:

Escribe un artículo sobre la ley de price (sobre la incompetencia) aplicándolo al sector de las ingenierías.

Y la IA lo hizo. Pero era un petardo de artículo, así que le dije:

Intenta darle un tono más coloquial, no emplees tantas palabras largas. 

Lo reescribió, y estuve comentando con ella algunos aspectos del problema. Cuando me pareció que había encontrado el enfoque que me gustaba, le dije: 

Vaya, este tema se pone cada vez más interesante. Resalta en el artículo cómo importa la ley de Price por la complejidad de los proyectos y la escasez de talento especializado.

Pero luego tuve que decirle:

Vamos a rehacer el artículo. Te voy a explicar los pasos argumentativos que lo formarán. Primero, expón la escasez de talento especializado en las ingenierías. Luego, enuncia la ley de Price, su historia y su cumplimiento general. Expón entonces la incidencia de esa ley dada la escasez del talento y la complejidad de los trabajos a realizar. Y termina quejándote amargamente de cómo, a menudo, los ingenieros top-performers no son debidamente reconocidos ni recompensados, sino que se les remunera como a los ingenieros mediocres y a cambio se les carga con más trabajo del que les correspondería.

Y también:

Añade al artículo que no se debe confundir, en ingeniería, trabajo bruto con genio pues, como dice el dicho, más vale maña que fuerza. Un ingeniero que encuentra una solución en mucho menos tiempo es siempre preferible a uno que emplee muchas horas en encontrarla, aunque aparentemente el 2º trabaje mucho más. Y que en los proyectos complejos es como cocinar: lo importante es establecer la receta, aunque el grueso del trabajo sea su ejecución.

 

Para explicar cómo el que no se gradúen más ingenieros ahora que hace 30 años, vamos a poner un ejemplo: si ahora hay más aparatos de aire acondicionado que hace 30 años pero el número de técnicos en aire acondicionado se mantiene estable, la percepción es que hay escasez de técnicos. Dado que nuestra sociedad está ahora mucho más tecnificada que en 1996 (algo que los más veteranos podemos atestiguar), debería haber más ingenieros.

Como se ve, tenía que darle instrucciones constantes. La parte positiva es que la IA nunca se quejaba. Le pedía que lo reescribiera, y lo reescribía. Le pedía que cambiara una expresión por otra, y lo hacía. Esto, con un humano no es tan fácil: notas que esa persona se cansa, se desanima, se molesta con tanta corrección, uno mismo se frustra...

Bien, vamos a por el último párrafo del artículo, que no me ha gustado. La clave de todo es que en general los ingenieros, y sobre todo los ingenieros de alto rendimiento (los más ingenieriles de entre los ingenieros) no suelen tener grandes habilidades para negociar sus retribuciones (y además les gusta su trabajo, lo que hacen). Termina diciendo que la cosa mejoraría si la profesión de ingeniero tuviera un prestigio mayor y la sociedad la valorara más, pues de rebote también los dueños de las ingenierías tenderían a revalorar a los ingenieros clave.

Llegó un momento en que era yo mismo quien me aburría.

Bien, hasta aquí. Escribe el artículo completo y fírmalo.

En ese momento tuvimos una curiosa discusión, la IA y yo. La firma. Quién redacta, realmente, el artículo. No voy a incluirla aquí, pero fue instructiva. De todas formas, no creo que vuelva a hacerlo, el pedir a la IA que escriba un artículo en mi lugar. No me gustó el resultado, y no creo que a ustedes les hubiera gustado la primera versión que escribió; pienso que si leen ustedes este blog es porque aprecian el toque humano en los escritos, no buscan un texto robótico.

 

En definitiva, si se fijan, la IA es C3P-O. La versión mía no es oral, pero cuando la tenga y la pueda tener como una voz.. espero que sea una melodiosa y sensual voz femenina.

Y es tan tan, que dentro de unos años no nos moveremos sin ella.



Silvio Rodríguez - Con 10 años de menos

lunes, 11 de noviembre de 2024

Los guiones que ya no se usan

Hubo un tiempo, ya pasado, en el que se solía escribir con máquina de escribir, ya que para eso era. Es muy fácil reconocer un texto escrito con esas máquinas, tipo de letra aparte: los guiones. Cuando uno escribía no sabía cuánto espacio necesitaba y disponía para las palabras, y el espaciado era fijo: habitualmente las palabras no cuadraban con la longitud de la línea. La solución establecida era interrumpir la palabra con guiones, teniendo esta interrupción sus propias reglas.

El primer uso "personal" de los ordenadores fue el de procesador de textos. Quiero decir, existía el uso profesional, de los calculistas de estructuras, los que necesitaban otro tipo de cálculos y el de los que manejaban grandes cantidades de datos, pero fuera de ellos los ordenadores no hacían nada más. Hasta que aparecieron los procesadores de textos. Que tenían casi las mismas reglas que las máquinas de escribir (tipo de letra, espaciado de las letras), pero permitían justificar los párrafos mientras se escribía: podían aumentar ligeramente el espacio entre palabras. 

Pues bien: por ahí triunfaron y entraron en nuestras vidas. Un ordenador era una máquina de escribir mucho mejor que las máquinas de escribir, y máquinas de escribir necesitaba todo el mundo.

Con los ordenadores desapareció la necesidad de interrumpir las palabras. ¿Desaparecieron los guiones? No del todo: las personas que escribimos (en su época, no ahora) en las máquinas mecánicas mantuvimos la sensación de que las palabras largas había que interrumpirlas para que los espaciados entre palabras no fueran tan amplios. Y durante años, poníamos guiones en las palabras a medida que escribíamos.

Pero, la verdad, poco a poco hemos ido abandonando esa práctica. Los nativos digitales nunca sintieron la necesidad de emplear guiones, así que, sí, es cuestión de tiempo, pero a medida que los últimos mohicanos dejen de emplearlos, el guión para escribir palabras en dos líneas desaparecerá.

 

sábado, 27 de abril de 2024

Otras marcas

Ocurre a veces que hay una marca de un tipo de producto tan conocida que a menudo a ese producto se le denomina por esa marca y se considera que esa marca es el estándar de calidad de ese tipo de producto.

Pensemos, por ejemplo, en la gaseosa. La marca que todo español tiene en la cabeza es La Casera, se puede pedir directamente "una casera", y se la considera (tal vez machacona publicidad mediante) la mejor gaseosa. Eso no quita para que haya otras marcas de gaseosas, e incluso para que alguna de ellas sea mejor que La Casera. Pero así son las cosas.

Esto no solo ocurre con las gaseosas: también con los refrescos de cola, los batidos de chocolate, los yogures, la pasta dental, los estropajos metálicos, los teléfonos inteligentes y un amplio abanico de productos. Entre ellos, los productos que no son de gran consumo. Productos industriales o en el sector de la maquinaria, por ejemplo. 

Nunca nos ponemos en el lugar de las otras marcas. 

 

 

Hace años impartí una conferencia de carácter técnico. En el transcurso de la misma, explicando cierto producto y lo habitual que es que las constructoras ofrezcan otra cosa que, aseguran, es equivalente y yo les aseguro que no lo es, empleé el nombre de la marca por la que se conocen a ese producto, y dije que todo lo que no fuera de esa marca pero pretendiera ser equivalente era una birria y les estaban intentando dar gato por liebre. 

Al terminar la conferencia, se me acercó una persona que resultó ser comercial de una empresa con tan buen producto (o casi) como el de referencia: no le había gustado lo que yo había dicho. Yo, lo afirmo, era un panoli que no conocía otras marcas que la famosa; y resulta que las había. Mi interés había sido desenmascarar las chapuzas que suelen intentar las constructoras, y por mi desconocimiento había metido en el mismo saco a quien no lo merecía.

¿Porqué les cuento esto? Porque han pasado bastantes años, y aún lamento mi error.

sábado, 9 de marzo de 2024

El pájaro azul

Malcolm Campbell nació el 11 de marzo de 1885, así que durante sus primeros años presenció la aparición y desarrollo de algunos artefactos fantásticos, como el automóvil y el avión. A su fascinación por ellos añadamos algo que sin duda llevaba dentro: la velocidad. No es extraño que en la Primera Guerra Mundial (era inglés) fuera piloto de aviación, y que terminara con obsesionarse con ser el hombre más rápido sobre la Tierra.

En 1924 Campbell construye un automóvil al que denomina "Sunbeam". Pero no era el típico vehículo de 1924 que tenemos todo en mente, no: era un bólido de 18 litros de cilindrada (¡18 litros!), y establece un récord de velocidad: 219,378 km/h. En 1924.

Y entonces ocurre lo mejor: un compatriota y amigo suyo, Henry Segrave, ¡le arrebata el récord! Era 1926 y Segrave alcanzó los 245 km/h. Empezó entonces una competición entre los dos por poseer el título: Campbell lo recuperó 4 veces antes de la muerte de Segrave en 1930. Antes, en 1927, Segrave había superado ya los 320 km/h, y en 1929 ¡los 372 km/h! Pero tras ese récord, Segrave se dedicó a los récords sobre el agua, lo que fue el motorismo.

Mientras tanto, Campbell construyó el fabuloso Blue Bird, un artefacto (llamémoslo así) con un motor de aviación Rolls-Royce de 12 cilindros con compresor, 36 litros de cilindrada y una potencia de 3.000 caballos. Actualmente los Fórmula 1 llevan motores de 1,6 litros a los que sacan una increíble potencia de (más o menos) 1.000 caballos. Pues bien, en 1931 Campbell superó con su Blue Bird los 400 km/h. 1931, insisto. Y en 1935 alcanzó 484,51 km/h.

Pero lo mejor, para mí, es la silueta del Pájaro Azul. Repito, piensen en 1930, en los coches de la época, e imaginen a un inglés construyendo esto:

De Powerhouse Museum

 

jueves, 16 de noviembre de 2023

El futuro es imparable

https://www.youtube.com/watch?v=06o-EYH9svs 

 

Paradoja de Fredkin: cuanto más similares parecen dos opciones menos debería importar la decisión, pero más difícil elegir entre ellas. Como resultado, a menudo pasamos la mayor parte del tiempo en las decisiones que menos importan.

 

 

 

A estas alturas de la película, es que da igual. Ya no cabe discutir sobre el BIM, sobre si es bueno o malo, sobre sus ventajas o desventajas. El tiempo para discutir ya pasó, y se decidió que sus ventajas superaban a sus desventajas. Ahora, el BIM es lo que va a ser y es ya indiscutible. Hay que reconocer cuándo se ha perdido, y seguir adelante.

Así que toca aceptar el BIM y sacarle el máximo partido. Y para ello hay que entenderlo verdaderamente. Ahí es donde falla la mayoría de las personas, y es lo que quiero explicar.

El BIM es modelar en el ordenador lo que se quiere construir. Antes del BIM, o se hacían maquetas de lo que se quería construir o se dibujaban planos (PLANOS, es decir, superficies planas) en los que, con criterios de interpretación ampliamente divulgados y aceptados, se representaban las ideas que se querían transmitir. El BIM no hace eso, y hay que asumirlo.

Repinto, el BIM no es hacer planos. Es hacer un modelo de ordenador que contiene toda la información necesaria. Lo que pasa es que las personas que han de trabajar en la actualidad están acostumbradas a que la información se transmita en planos. En el futuro, cuando esa costumbre haya desaparecido, no habrá planos porque no serán necesarios, pero hoy en día es un peaje al cambio de paradigma que hay que pagar. Así que pedimos al BIM que haga planos.

Y el BIM hace planos, pero sólo lo mejor que puede. No sólo no es instantáneo, sino que ademas carece de los convenios de dibujo. Los convenios de dibujo son reglas de representación adoptadas con los años por las cuales se renuncia a que lo dibujado sea exacto a cambio de que se entienda mejor la idea. El BIM, claro, no tiene convenios de dibujo porque lo que hace es reflejar el modelo que imita la realidad. De ahí que muchos planos hechos a partir de modelos BIM se vean raros, mal dibujados, difíciles de entender por lo poco agraciado del punto de vista asignado.

Así pues, lo que tiene que hacer el ingeniero del pleistoceno es adaptarse él. El BIM no se va a adaptar a hacer las cosas como se hacían antes del BIM, porque es otra cosa. Es como si antes tuviera un coche de caballos y llegaran los vehículos con motor. Sí, el caballo tiene cosas que el coche no tiene, aunque sabemos que el coche se va a imponer. El desplazamiento en coche de motor es diferente, y no tiene sentido pedirle al coche que imite lo más posible al caballo porque me haya acostumbrado al coche de caballos. Mejor hacerse cuanto antes a la conducción del coche, ¿no?

Pues eso es lo que hay que hacer. Ya sé que (hasta ahora) el lenguaje del técnico es el plano, y ya sé que estamos hechos a representar nuestro trabajo en planos. Vale. Transitoriamente, los años que sean necesarios, habrá que seguir con planos; pero entendiendo plano una superficie de papel (o equivalente). Hay que olvidarse del Dibujo Técnico, y averiguar cómo expresar las ideas con las capacidades y las fortalezas del programa BIM. Probablemente, lo que salga será muy diferente de lo que se hacía antes. Es de esperar. Pero ya no se trata de que nos guste más o menos, es lo que hay y ahora depende de nosotros que lo que consigamos nos guste.

Es el futuro y nosotros, reconozcámoslo, no lo vamos a parar. Es el dicho, «si no puedes vencerle, únete a él». Yo creo que es lo más inteligente a estas alturas. 

 

 

 

Sara Evans - Suds in the bucket 

lunes, 3 de abril de 2023

La tecnología de 2035

https://www.youtube.com/watch?v=2lMHv6Ipxzg 

 

 

Como es ya vox populi, el año 2035 se dejarán de vender coches con motor de combustión propulsados por gasolina o por gasoil. Dicen que tranquilos, que no pasará nada: unos dicen que tendremos coches eléctricos para todos, que los podremos recargar donde queramos, que los tiempos de recarga serán como los de la gasolina, que las baterías para entonces durarán los años que haga falta, que se sabrá cómo reciclarlas. Otros dicen que podremos seguir con los coches de ahora, porque habrá combustibles sintéticos equivalente a la gasolina, y que ésos sí se podrán fabricar y vender, que todo seguirá como hasta ahora pero sin la contaminación.

«Salicio juntamente y Nemoroso...»

Así empezaba una égloga de Garcilaso de la Vega que, por ese verso, se me quedó taladrada en el cerebro en mis años de escuela. Las églogas, me temo que es algo que ya no se estudia, son composiciones poéticas de temática bucólica. Y como seguro que tampoco se estudia, lo bucólico se refiere a una idealización de la vida rural. La maravillosa vida de los pastores, Salicio y Nemoroso en este caso.

¿Y a qué viene, aquí, lo de Salicio (juntamente con Nemoroso)? A que a mí me parece que esos que dicen están pensando en un futuro bucólico, ideal. Que conseguiremos. A fin de cuentas, quedan aún 12 años para el 2035, en esos 12 años la Técnica habrá avanzado tanto que lo que prometen, será.

Yo, qué quieren que les diga. Cuando uno está en la cuesta abajo de la vida se vuelve de natural escéptico, pesimista. Cuando se tienen años suficientes, 12 son un parpadeo. Porque ¡chas!, parpadeo y estoy recordando cómo eran las cosas hace 12 años. Y ¡chas!, parpadeo de nuevo y las recuerdo hace 24, hace 36, hace 48,...

Y les diré: tengo la sensación de que en los últimos 12 años apenas hemos tenido avances tecnológicos en nuestra sociedad.

Pongámonos en 2011, hace 12 años. ¿Qué avances pueden citar con respecto a ese año? El iPhone de Apple es de 2007. Ha habido avances informáticos, sí, pero si lo piensan las bases de todo estaban ya en 2011; desde entonces, todo lo más se han refinado. Ahora los coches se manejan sin llave de contacto, ya ven qué avance. Algunos productos, muchos productos, tienen un comportamiento algo mejor: los pegamentos pegan un poco mejor, o un poco más rápidos, o hay que apretarlos menos o durante menos tiempo, cosas así.  Pero ¿saltos que recuerden? ¿Que les afecten perceptiblemente en el día a día?

Salten 12 años desde el 2011. 1999. No smarthphones, no fotos con los teléfonos, no google, no música en mp3, no youtube, no redes sociales, no coches eléctricos. No televisores de pantalla plana, no teléfonos conectados a internet. Salten otros 12 hasta 1987. No internet, no ordenadores en las casas, no windows, no ordenadores personales conectados a una red. En cuanto a los coches... ni les cuento la cantidad de avances. Acababa de inventarse el ABS, pero apenas empezaba la electrónica. ¿Quieren saltar 12 años a 1975 o captan la idea?-  O empiecen el salto cuando se presentó el iPhone, en 2007: 1995, 1983. Los avances tecnológicos en esos periodos fueron asombrosos. Pero desde el iPhone... Vaya, miro por la ventana. Las pantallas de los semáforos son mejores, los carros de la compra de los que van al mercado o vuelven, las farolas de la calle ya tal vez tengan bombillas LED, pero... no gran cosa.

¿Es posible que estemos decelerando en nuestro avance técnico? ¿Que las décadas prodigiosas se hayan acabado?

No sé, yo tengo la sensación de que en los próximos 12 años no habremos progresado tecnológicamente lo suficiente para que el futuro fantástico que nos pintan no sea eso, una fantasía. Tal vez la fusión nuclear, pero ¿ustedes creen que habrá avanzado lo suficiente para entonces? 

 

 

 

Coda: es posible que la línea argumental sea correcta, pero no es todo tan negro como lo pinto. Sí ha habido avances en estos años, es sólo que ahora no los recuerdo. Salvo algunos, y por ello los cito:

En primer lugar, se está avanzando en la fusión nuclear. Aún es muy pronto, pero hay que tener esperanzas.

En segundo lugar, ChatGpt, la inteligencia artificial que imita el discurso de los humanos. Aún está por ver su incidencia, si toman las máquinas el control del desarrollo o se convierte en un entretenimiento inútil. El tiempo lo dirá. 

En tercer lugar, tenemos los coches autónomos, otro avance debido a la informática. Y es un avance que se plasma en todas las novelas y películas de ciencia ficción. Aquí la pregunta es si son los coches los que tienen futuro, no si lo tiene la conducción autónoma. Si los coches dejan de tener futuro, ¿qué más da? Sí, los pocos coches que queden para los ricos serán conducidos por ordenadores. Aunque hay un peligro: si los coches desaparecen como elemento de masa y en vez de un mercado de cientos de millones pasamos a tener un mercado de decenas de miles... ¿llegará a desarrollarse del todo?

Estos tres ejemplos muestran que sí se producen avances. Si triunfan, los asignaremos a estos años que nos parecen infecundos.

 

 

W.A. Mozart - La reina de la noche (aria de la Flauta mágica) 

sábado, 25 de marzo de 2023

Combustible sintético

https://www.youtube.com/watch?v=Zveg6rxm0q0 

 

 

Pues parece que los alemanes se echan atrás y que era un farol: van a retirar su veto a que no se puedan fabricar coches con motores térmicos después de 2035. La clave es que se podrán fabricar si utilizan combustibles sintéticos, combustibles que ahora no hay pero que los habrá, que serán la repanocha y que todo su proceso de fabricación será verde.

Por lo que cuentan, el combustible sintético lo harán con CO2 que extraerán del aire o de lo que se produce en otros procesos industriales, y con hidrógeno verde. Luego se someterá a un proceso industrial y voilà!, habemus gasolina. Artificial y ecológica. 

Jajajá.

La gasolina es un hidrocarburo, o mejor una mezcla de hidrocarburos y otras sustancias, que se produjo de forma natural dentro de los procesos geológicos hace muchos millones de años. Como hidrocarburo, es una mezcla de carbono e hidrógeno (metano, etano, propano, butano, pentano,... todos estos ejemplos de hidrocarburos son moléculas de átomos de carbono e hidrógeno, distintas entre sí gracias a una curiosa propiedad del átomo de carbono). Lo que se pretende ahora es captar el CO2, quitarle el oxígeno y añadirle el hidrógeno. El hidrógeno se habrá obtenido del agua, a la que se le habrá quitado también la parte del oxígeno. Si realmente esto funcionara produciríamos oxígeno como sobrante a chorro, y seguro que en unas décadas los ecologistas saldrían alarmados que los niveles de oxígeno en el planeta se están disparando. Así que todo muy verde. Y será muy verde porque el hidrógeno será muy verde, ya que la descomposición del agua se hará mediante energía renovable; ya expliqué hace tiempo que el chiste es tener capacidad de generar mucha energía renovable, y cuando esa capacidad exceda la necesaria para nuestro consumo eléctrico ordinario emplearla para descomponer agua y conseguir hidrógeno: un hidrógeno verde, a diferencia del que se consigue de ordinario con la electricidad ordinaria, también llamado hidrógeno gris.

Todo esto está muy bien, pero hay algunos detalles que no parecen muy pulidos.

Para empezar, tendríamos que poner volúmenes a los consumos. Los millones de metros cúbicos que se gastan ahora de gasolina y gasoil. ¿Cuánta agua habría que descomponer para obtener el hidrógeno que forma parte de tanta gasolina? Para obtener 114 gramos de octano (ejemplo de hidrocarburo que forma parte de la gasolina) hay que descomponer 162 gramos de agua, y descomponer 162 gramos de agua y obtener los 18 gramos de hidrógeno que buscamos va a requerir mucha energía. Energía que conseguiremos porque tendremos un exceso de capacidad de generar energía con molinos de viento y placas solares faraónico, seguro. Molinos de viento y placas solares que se habrán fabricado todas sin coste energético apenas, sin contaminar, sin necesidad de excavar minerales en las selvas del Congo... Los otros 96 gramos que nos faltaban para el octano los extraeríamos descomponiendo 352 gramos de CO2, lo que produciría 256 gramos de oxígeno excedente (a sumar a los 144 gramos de oxígeno que sobraban del agua, en total 400 gramos de oxígeno). Pero además el CO2 tiene un problemilla, es muy estable. Es decir, no es fácil separar esa molécula. En otras palabras, el proceso requiere mucha energía. 

Así que producir 114 gramos de octano consume 162 gramos de agua y genera 400 gramos de oxígeno excedente, oxígeno que... algo habrá que hacer con él, y no puede ser liberarlo a la atmósfera porque nos la cargamos. Y todos los procesos asociados a esta producción requieren energía a lo bestia, porque todo pasa por descomponer dos moléculas naturales como el CO2 y el H2O.

A escala planetaria.

Y luego, tratar ese octano conseguido (conseguido mediante energía, por cierto) en procesos industriales para añadirle todos los detalles que tiene la gasolina actual y que hace que funcione (y que contamine). Estos procesos industriales... sí, requerirán energía. Ésta ya no será verde, claro, como la de la descomposición del CO2, que verde sólo será la del hidrógeno.

No entro, por no ciscarme, en todos los añadidos del proceso que requerirán mucho gasto y energía: por ejemplo, el aparato que habrá que montar para manejar el hidrógeno y el oxígeno con seguridad. Si es necesaria la seguridad en una planta donde lo que hay es petróleo, que "sólo" arde, imagínese una planta en la que lo que haya sea hidrógeno y oxígeno puros, a cual más explosivo y almacenados a altísima presión.

Más detalles: la tecnología necesaria aún no está desarrollada. Sólo en escala de laboratorio. ¿Dónde se desarrollaría? El hidrógeno verde se producirá sobre todo en los países más soleados y con el Sol más alto en el cielo más tiempo. Pero ¿en España? Si precisamente el hidrógeno verde requiere molinos de viento a cascoporro y hectáreas sin fin de placas solares, ambos elementos que no quiere nadie en su tierra, ¿vamos a aceptar aquí ambas cosas para producir hidrógeno que consuman los alemanes? ¡Por favor! Como si no nos conociéramos. En cambio, Marruecos, Argelia,... Sí, allí sí. Pero ¿vamos a exportar nuestra tecnología para producir la energía que necesitamos en los países musulmanes de África y darles el control de lo que nos va a ser imprescindible? Claro que no.

¿Entonces?

Entonces, digámoslo claro, nos están tomando el pelo. O, mejor dicho, nos estamos autoengañando. Creyéndonos que estas soluciones estarán disponibles para todos nosotros. No va a ser así, y ésa es la clave. Al igual que los coches eléctricos, no van a ser para todo el mundo. Porque no va a poder ser, podrá haber en Europa un millón de vehículos con combustibles sintéticos (lo dudo), pero no los 300 millones que hay ahora de vehículos tradicionales (el número me lo invento, pero no me extrañaría que fuera de ese orden). Porque no tendremos capacidad para generar el combustible que requieren tantos vehículos. Y, como ocurre siempre con los bienes escasos, sólo los más pudientes podrán acceder a ellos.

La mayor ironía de esta historia del combustible sintético es que, en pocas palabras, se trata de inventar un proceso que tras un enorme gasto de energía produzca... una fuente de energía.

En definitiva, me han decepcionado los alemanes. Esperaba más. 

Pero tengo para mí que esto no es el final. A medida que el plazo esté más cerca, más gente empezará a entender que sí es su problema.




Carrie Underwood - Blown away