A veces, paramos un momento y somos conscientes de lo rápido que avanzan las cosas. Tan rápido, que no somos capaces de seguir el ritmo y nos quedamos atrás. Como los del pleistoceno.
Es entonces cuando nos damos cuenta que quizá nosotros también somos ingenieros del pleistoceno.
El relato oficial es que Sánchez, el PSOE, es rehén de los separatistas catalanes, Junts y ERC. Es la tesis que subyace en multitud de artículos y en multitud de conversaciones de bar. Es un hecho conocido y aceptado.
Pero no, es un hecho totalmente falso. Y una falsedad promocionada por Sánchez y aceptada por Junts y ERC. Examinemos la situación como lo haría un ingeniero:
El PSOE tiene el gobierno de España, el de Cataluña, el de la diputación de Barcelona (una administración y un presupuesto gigantesco sin que nadie se entere) y el ayuntamiento de Barcelona. En el ayuntamiento gobiernan en solitario con 10 concejales de 41. En Cataluña también en solitario, con 42 de 135. En Madrid, con 120 de 350. Sí, vale, no aprueban leyes ni presupuestos, pero ambas cosas están sobrevaloradas: lo que les importa es quién detenta el puesto, no qué hace con él.
¿Qué tiene ERC? Es secreto, pero a los pocos días de formalizarse el parlamento catalán se publicó (con poco eco) que la oferta del PSOE a ERC por su apoyo era de 300 cargos en la Generalitat y 100 en el ayuntamiento de Barcelona. En ese momento supe que las negociaciones tendrían un fondo real oculto (subir esas cifras) y un fondo "oficial", el famoso concierto, para contentar a las bases y parecer que, en efecto, son separatistas que luchan por Cataluña. Pero ese precio oficial no se va a pagar, de hecho Illa ya tiene lo que quería (es presidente), los políticos de ERC tienen lo que ellos querían (los cargos), y el mentado concierto... no sobrevivirá a su gestación. En cuanto a Madrid, el apoyo al felón ya lo dio y éste sigue de presidente; lo que han recibido a cambio es en apariencia nada, probablemente en secreto algo hay pero es en niveles personales (ya se me entiende).
¿Y Junts? Estos no tienen nada de nada: ni cargos. Y la amnistía, en la práctica es sólo para cargos menores, multas y cosas así, y afecta a la purria, a la carne de cañón que utilizaban. A ellos, a Puigdemont en concreto, nada de nada. Sigue sin ser amnistiado, y no lo amnistiarán (lo hará el Tribunal Constitucional títere de Sánchez) hasta que el felón lo diga; que probablemente será nunca, porque para qué si ya tiene lo que quería de ellos (su voto en su investidura). Y Puigdemont se escapó el 8 de agosto porque Sánchez lo aprobó, que si no de qué.
Así que ¿quién es rehén de quién? ERC tiene cargos, pero esos cargos los nombra la gente de Sánchez. Junts solo tiene la promesa de ser amnistiado, que es también la amenaza de no ser amnistiado. Ambos partidos dependen, pues, del PSOE, solo que secretamente. No se puede decir. ¿Y el PSOE? Sánchez tiene lo que quería y todo lo demás le resbala, y ni Junts ni ERC tienen con qué conseguir algo más de él. En resumen, Sánchez les ha tomado el pelo. Es sólo que, por vergüenza, los engañados no lo dicen sino que alardean de lo contrario (aquí son las cúpulas de ERC y Junts los que toman el pelo a sus votantes), y eso, al felón, que sabe la realidad, no le molesta.
Por cierto, en esta legislatura Cataluña ha sido un granero de votos para Sánchez, que se llevó 19 de los 48 diputados en juego. Si el resto de España se hubiera comportado igual, el PSOE tendría 139 diputados y habría sido el claro ganador. Eso no significa que las cosas fueran a ser muy diferentes, pues habría que ver qué crecimiento sería a costa de Sumar, pero sirve como señal de que ya querría Sánchez tener en el resto de España el apoyo que tiene en Cataluña.
El pasado 30 de diciembre, el Diario de Tarragona publicaba la siguiente carta de un lector:
Carta que traduzco así:
La boca
de Miriam Nogueras
Leo la
carta que le ha dirigido José Ángel Passolas Soberon, 'La boca de Miriam
Nogueras', escribiendo: «Cuando el odio y el sectarismo se juntan, se forma la
bomba». En desacuerdo le solicito la publicación de la respuesta. No es ni odio
ni sectarismo. Es la respuesta al maltrato que Cataluña ha recibido durante
siglos: lengua, déficit fiscal, bombardeos cada 50 años a Barcelona y el ataque
a la idiosincrasia diferente de la española. El Sr. Passolas no conocerá el
Decreto de Nueva Planta firmado por Felipe V, el año 1717, cuando destruyó el
primer Parlamento democratico de Europa creado enel siglo XIII y su gobierno, prohibiendo la
lengua y desposeyendo de las leyes que habían regido durante siglos. Un
santanderino de pro, nacido en Gandesa y amigo mío, Antoni Altadill,
catedratico y presidente de la Confederación Hidrográfica del Cantábrico, se lo
explicaría. Siempre comentaba que desde el norte de España conquistaron los
territorios de los árabes de cara al sur. Cataluña, país europeo, nacido el año
799, proviene del Imperio Carolingio. Tenemos bases diferentes y España ha
impuesto la lengua, las leyes y ha ganado las guerras. ¡No es odio; es
desacuerdo con el maltrato!
Anton
Monner
Gandesa
Y se hizo el silencio. Todo el mundo meditó lo que acababa de pasar. El retrato que ha hecho una persona de sí misma.
Dejemos de lado que su gran amigo Antoni (yo más creo que Antonio, pero da igual) no figura en la relación histórica que la Confederación Hidrográfica del Cantábrico proporciona en su web (https.../presidentes-y-jefes-de-unidad) sino como jefe de la oficina de planificación hidrológica: no tiene importancia y este pecadillo venial le puede pasar a cualquiera. Lo que nos asombra es que el sr. Monner cree sinceramente lo que dice. Y que, se infiere, fruto de ese entendimiento, él odia a España siquiera por reciprocidad.
Cuesta entender fuera de España a algunos catalanes, como el sr. Monner. Cuesta, porque no se sabe que esos catalanes, como el sr. Monner, por la razón que sea creen que la Historia fue así y las motivaciones de lo que creen que pasó fueron las que creen.
Y lo peor es que en Cataluña se sigue enseñando en muchas escuelas esta doctrina. La tesis del sr. Monner es la tesis oficial aquí, lo que propala el Gobierno autonómico y ese gran ejército de lacayos suyos sin mente que, como quedó patente en los sucesos del 2017, son la mayoría de los directores de escuelas e institutos públicos de las provincias catalanas.
En fin, yo no sé qué se ha de hacer en estos casos. ¿Desprogramarle el cerebro? ¿Tratarle como a un loco, ignorarle? ¿Decirle que se vaya a freir espárragos? ¿Expulsarles de España?
La democracia no es el simple poder de la mayoría: es el poder de la mayoría cumpliendo la ley.
Reproduzco a continuación el artículo de opinión de Ana Losada publicado en Vozpopuli.com el pasado 27 de diciembre. Ana Losada es la presidente de la Asamblea por una Escuela Bilingüe en Cataluña, así que se puede considerar un artículo tendencioso. ¡Naturalmente que lo es! Expresa la opinión de la firmante, que además no oculta su interés en las ideas que quiere transmitir. Yo, tras leerlo con cuidado, no percibo manipulación (distorsión de la realidad), cuenta realidades que son reales en muchas escuelas catalanas aparte de los últimos dos párrafos de conclusión, y respecto a estos dos párrafos cualquier lector que no esté de acuerdo percibe que lo escrito en ellos es eso, una opinión discutible. ¿Por qué reproduzco el artículo, si éste es mi blog? Por dos razones: porque quiero que quede constancia cuando dentro de unos años se relea este blog de cómo están las cosas ahora mismo en la escuela catalana y porque quiero que quede constancia de que hay personas que se oponen a cómo están las cosas y manifiestan su desacuerdo.
Tras el artículo añado una reflexión mía sobre el tema. He mantenido las negritas originales del artículo.
Pau, María, Lucas y la escuela catalana: el relato que escuchó la misión de la UE
Previamente habíamos aportado informes que respaldaban nuestra denuncia.
Los datos son imprescindibles, pero detrás de ellos hay personas, en este caso menores y sus familias. Para mostrar a los eurodiputados esos ciudadanos de carne y hueso, me ayudaron los cientos de testimonios y relatos que nuestra asociación ha escuchado en sus casi diez años de historia. A esos testimonios les puse nombres y los situé en su día a día en una escuela en Cataluña con este relato:
Pau es un niño de tres años que, como la mayoría de los niños de su edad, ya conoce casi mil palabras, con algunos verbos, adjetivos y muchos pronombres posesivos. Pau es un niño catalanohablante que llega cargado a clase con esa mochila de mil palabrasque sabe pronunciar en su lengua materna,
la lengua en la que las ha aprendido con sus padres y sus abuelos. Es su primer día, está nervioso y puede que triste por estar solo en un sitio nuevo, su profesora lo tranquiliza y lo hace dirigiéndose a él en la misma lengua en la que le hablan sus padres. Sentado a su lado, en otra mesa, hay una niña, María, también nerviosa, también tiene una mochila con 1.000 palabras, pero es castellanohablante y su profesora también la consuela, por supuesto, pero se dirige a ella en una lengua que no conoce, no entiende bien lo que le está diciendo. María escucha con atención y sobre todo mira sus gestos para intentar comprender lo que le dice su profesora.
Pasan los días y los dos comienzan a aprender los nombres de sus compañeros de clase, la profesora utiliza las iniciales de esos nombres para enseñarles las consonantes y las vocales. Pau ya conoce algunas letras, se las ha enseñado su abuelo, María también, pero no las pronuncia igual que Pau, la profesora le rectifica, ella, tímida deja de intervenir, no se siente segura. Pau también conoce los colores, pero los colores de María están mal, la profesora le dice que esa mesa es vermella (rojo en catalán) y no roja como se pronuncia en castellano. María vuelve a guardar silencio.
La mochila con mil palabras sigue creciendo para Pau, pero la de María casi se ha vaciado y ha de volver a llenarla poco a poco, con alguna inseguridad.
Ayer María le pidió un lápiz a Pau, la profesora la escuchó y le dijo:
- María, has de pedírselo en catalán como te he enseñado. Recuerda, en clase en catalán, el castellano en casa.
Ha pasado ya un curso, y los padres de Pau y María tienen una reunión con la profesora.
Pau es un niño abierto, les dice; siempre levanta la mano para participar en clase, aprende con facilidad las letras y números y a leer las primeras silabas. La profesora les recomienda que le lean cuentos todas las noches.
Los padres de María se reúnen con la profesora, aunque ellos empiezan la conversación en castellano ella no cambia de lengua y se dirige a ellos siempre en catalán.
La profesora les comenta que María es una niña despierta, feliz, pero que le cuesta un poco expresarse, ella cree que es inseguridad. Los padres preguntan qué pueden hacer. La profesora les responde que es importante que le lean cuentos en catalán, intenten ponerle la televisión en catalán y que ellos hagan también el esfuerzo de hablarle a la niña en catalán. Eso, les dice, ayudará a su hija.
El padre pregunta algo que lleva tiempo pensando:
- ¿Y cuándo van a empezar a dar castellano? Veo que en el horario de mi hija todo es en catalán, hacen incluso dos horas de inglés, pero ninguna en castellano, ni siquiera ofrecen ustedes actividades extraescolares en castellano, ¿por qué?
La profesora les responde que la escuela en Cataluña es en catalán y que los alumnos hasta 2º de primaria no comienzan a estudiar lengua castellana, pero que no se preocupe, que la niña aprenderá el castellano perfectamente mejor incluso que un niño de otras provincias de España.
El padre le muestra su desacuerdo, la profesora le insinúa entonces que si el problema no será que él está en contra de que su hija estudie en catalán. "Por supuesto que no", contesta, pero es que lo estudia todo en catalán. "Pero estamos en Cataluña", le dice la profesora, "esta es la lengua de los catalanes, que garantiza además que su hija tenga un mejor futuro profesional".
La madre interviene y pregunta:
- ¿Por qué en el patio les dicen a los niños que jueguen en catalán? No creo que eso esté bien, les intimidan ustedes.
La profesora le quita importancia, le contesta que lo hacen con todos los niños, incluso con aquellos que hablan en lenguas de origen árabe, es una forma de que el grupo esté más cohesionado y hablen entre ellos siempre la misma lengua: el catalán.
Los padres callan, salen de la reunión y se dirigen hacia la puerta ojeando los murales de los pasillos, todos los trabajos expuestos están en catalán. Pegado en la entrada hay un gran cartel, lleva el sello de la Generalitat, es un gran paraguas que cobija a un grupo de niños, arriba se puede leer "La escuela en catalán". En la fachada del centro hay otra gran pancarta que parece querer avisar a los padres de María: "Por un país de todos, la escuela en catalán".
Mañana volverán a la escuela, es el festival de Navidad de María, también de Pau. Los padres han recibido el programa de los villancicos, todos en catalán, hay alguno en inglés, ninguno en castellano.
Pau y María aprenderán a leer y escribir en catalán, continuarán sus estudios y en educación primaria, estudiarán dos horas a la semana de lengua castellana y tres en educación secundaria y bachillerato. Pau podrá estudiar todas las asignaturas en su lengua materna, María ninguna.
María tiene mayor probabilidad de fracaso escolar que Pau, los resultados de las pruebas PISA demuestran que los alumnos castellanohablantes fracasan más que los catalanohablantes.
Los dos tendrán buenas relaciones con sus profesores, pero a María algunos profesores le corregirán en clase y en el pasillo cuando la oigan hablar en castellano. Con Pau nadie lo hará, su lengua es la lengua del colegio, la "lengua propia" de Cataluña. Pau será consciente de ello y María también, ella deberá asumir que su lengua no es bienvenida en la escuela.
El hermano pequeño de María se llama Lucas, es un niño muy tímido que estudia en el mismo colegio que María, desde educación infantil ha tenido muchas dificultades para aprender. Finalmente, le han diagnosticado autismo. Los padres piden a la profesora y al equipo pedagógico impartir los contenidos en parte al menos en castellano, la respuesta es: NO. No es posible porque la escuela solo es en catalán.
Los padres protestan, preguntan a los pedagogos del centro:
- ¿Cómo es posible que no sea relevante para el diagnóstico de mi hijo y su tratamiento cuál es su lengua materna? Ni siquiera lo incluyen en el informe.
La negativa es firme. Si Lucas aprende a escribir y leer será en catalán, si los padres lo cambiaran a un centro educativo especial estaría probablemente igual, porque allí también la única lengua de aprendizaje es el catalán.
Los padres de María y Lucas se plantean cambiar a sus hijos de colegio, lo han comentado con otros padres, muchos están en contra de esta escuela monolingüe en catalán, pero nadie se atreve a quejarse. El cambio de centro no puede ser a otro público, ya que no hay ninguno donde se pueda estudiar en castellano.
Deberían optar por un centro privado, todos son trilingües (catalán, castellano e inglés). Está claro que los que tienen recursos para elegir no eligen una escuela monolingüe en catalán para sus hijos. Pero ellos no pueden pagar tanto dinero, su salario no les llega. La única opción es recurrir a los tribunales y hacerlo solos.
Tienen miedo, les van a acusar de fascistas, de estar en contra del catalán y luego temen que señalen a sus hijos. No lo harán.
Lucas tiene dos nuevos compañeros de clase, Antonio que ha llegado desde Andalucía y Jonathan desde Colombia. Son el ejemplo de alumnos que se incorporan al sistema educativo catalán desde otro punto de España o del mundo.
Sus padres están también muy preocupados, sus hijos no pueden seguir las clases, son buenos estudiantes, pero ahora básicamente solo les enseñan catalán en un lugar al que llaman "aula de acogida". Estarán allí mientras aprendan el catalán, apenas podrán compartir clase con sus compañeros. Los padres de Antonio son andaluces, no sabían que se iban a encontrar con esta situación cuando aceptaron el traslado laboral a Cataluña, sus hijos van a perder un curso al menos en esta adaptación. Sienten además que les tratan como extranjeros en su propio país. Jonathan es de una humilde familia colombiana que lucha por adaptarse a un nuevo país y no entiende como en España, en la cuna de su lengua, no se puede estudiar en español. La madre de Jonathan se hace cruces al saber que Fátima, una niña argelina que ni sabe catalán ni español, los profesores le han dicho que se centre en aprender bien catalán porque el español ya lo aprenderá en la calle.
Ahí terminó mi intervención y al finalizar pedí a los eurodiputados que no olvidaran la historia de Pau, María, Lucas, ni tampoco la de Antonio, Jonathan o Fátima. Que no olvidaran sus relatos mientras realizaran las entrevistas programadas ni mientras visitaran los centros educativos. Les pido a ustedes que tampoco lo hagan.
No hay ninguna razón pedagógica que justifique la exclusión del español en la escuela en Cataluña. No hay ninguna razón pedagógica que dé cobertura ética a quienes niegan estudiar en su lengua materna a los alumnos con necesidades especiales.
La vulneración de derechos lingüísticos que se está produciendo por orden de la Generalitat y con el Gobierno de España como cómplice tiene una razón ideológica.
Buscan sustituir la lengua materna de nuestros hijos y romper así los lazos culturales, sociales y afectivos que nos unen al resto de España.
ANA LOSADA Presidenta de Asamblea por una Escuela Bilingüe en Cataluña
Podría hablarse también de la relación que se forja entre los padres y la escuela. Los padres terminan percibiendo al maestro como el enemigo, como una persona que quiere adoctrinar a su hijo. El padre lleva a su hijo a esa escuela porque, en la práctica, no tiene más opciones (tal vez podría elegir otra escuela, pero en esto idéntica a la anterior). Esa escuela sigue directrices precisas de la Consejería de Educación, y el maestro es quien hace suyas esas directrices y las aplica en su hijo. Es cierto que muchos maestros no tienen la descortesía de dirigirse al padre, en privado, en catalán - o al menos de no continuar en catalán la conversación cuando caen en la cuenta de que el padre es castellanohablante-, pero si el maestro no consigue poner de su parte al padre (mostrarle, en realidad, que ambos están en el mismo lado) el padre siempre será hostil al maestro. Hostil y además temeroso de que el maestro perciba esa hostilidad y la pague el hijo, así que intentará que el maestro no la perciba. Intentará ocultar sus deseos y sentimientos, y tener el mínimo contacto posible con el maestro. Intentará transmitir al hijo que en la escuela, "voluntario ni pa'mear", que intente sobrevivir esos años con el perfil más bajo posible, que no sepan que existe, que no se meta en problemas. ¿Es eso lo más beneficioso para el chiquillo? El padre opinará que, dadas las características de la educación en Cataluña, sí. Le gustaría, no cabe duda, que la educación en Cataluña tuviera las características normales (¡qué coincidencia, precisamente las que percibe el niño catalanohablante de la historia!), pero no se dan.
En fin, la educación tiene muchos problemas en España. Muchos. Son problemas creados por la evolución de la sociedad. En Cataluña también, esos mismos problemas. Pero además incorpora los suyos propios, y éstos creados políticamente. No me parece una buena estrategia. Esto, por no hablar de lo que es en general vivir en Cataluña: hay una inmensa mayoría inmensa mayoría que no percibe el continuo chorreo, pero los talibanes del catalán - y su brazo ejecutivo, los gobernantes de las provincias catalanas- no cesan en el ataque continuo a todo lo que se pueda etiquetar como español. Como botón de muestra, esta mañana me he desayunado con la noticia de que el ayuntamiento de Piera se suma a otros ayuntamientos en los cuales se ha decidido que toda la documentación y comunicación oficial sea sólo en catalán, y sólo si el interesado solicita explícitamente que se le traduzca (al español) se le traducirá. O se supone que se le traducirá, porque si lo que quiere el interesado es rellenar un formulario de seis páginas, ya les digo yo que muchas veces se les habrán acabado los formularios, no estará disponible, "no se preocupe que le enviarán una traducción a su domicilio en un plazo no inferior a 6 meses" o qué sé yo. Me dirán que yo no tengo nada que ver con Piera, pero es que esto es un botón de muestra de una política incansable. Una política que, por cierto, si se ejecutara simétricamente arderían las calles en protesta de lo inaceptable.
Como digo, así es la vida en Cataluña, y en la enseñanza se nota más.
¿Y si en vez de la amnistía o el referéndum pidieran otra cosa?
¿Y si pidieran que el catalán se enseñase en todas las escuelas del país desde los 3 hasta los 16 años? ¿Y si dijeran que además los profesores de catalán serían designados por el gobierno catalán?
¿Y si pidieran la ilegalización de partidos políticos, por ejemplo Vox o, porqué no, el PP? Por anticatalanes, por fomentar el discurso del odio, o porque sí.
¿Y si pidieran que una parte del Ejército (y de las FF.AA.) fuera catalán, se gestionara en catalán y dependiera directamente del gobierno autonómico catalán (pero pagando el Ministerio de Defensa)?
¿Y si pidieran (como pedían en el famoso Estatut) que la Justicia en Cataluña terminara en el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, y que eso valiera para cualquier pleito relacionado con catalanes? ¿Y si pidieran que a los jueces que fueran a ejercer en Cataluña los nombrara la Administración autonómica?
¿Y si pidieran que en Cataluña los DNI los expendiera y gestionara la Administración autonómica? ¿Y si pidieran que se explicitara la catalanidad del identificado? ¿Y si pidieran que fueran ellos los que decidieran quién la tiene? ¿Y si pidieran poder exigir en sus concursos públicos y a las empresas que contraten con ellos que los empleados fueran catalanes autentificados?
¿Y si pidieran que las obras públicas en Cataluña las adjudicase siempre el gobierno autonómico, aunque fuera una obra de un ministerio?
¿Y si dijeran que "España" debe indemnizar a Cataluña (representada por su Administración autonómica) por los daños causados durante la Guerra Civil? ¿Y si añadieran las guerras carlistas, los hechos de la Semana Trágica, el levantamiento de 1842 y, ya puestos, la Guerra de Sucesión?
Se me ocurren muchos "y si...". Y me temo que sé lo que pasaría si fueran el precio a apoyos parlamentarios.
Nota final: el objeto de esta entrada no es especular sobre qué más se podría pedir, ni sobre el temor de que esas cosas ocurran o incluso se materialicen, sino el hacer reflexionar sobre qué postura se tendría si la petición fuera otra cosa y la razón por la que se tendrían en cuenta. Determine el lector si las propuestas se atenderían porque en sí mismas son beneficiosas o porque las pide una pequeña minoría clave que, de mantener su farol, tendría la llave de la gobernabilidad (entendida como que determinadas personas conserven o accedan a determinados cargos). Siendo entonces, si la razón es la segunda, que las propuestas son perjudiciales para el conjunto de la nación pero en tanto en cuanto permitan la gobernabilidad, se aceptarían... y se defenderían como beneficiosas. Así es la política, en España, hoy.
«Los estadounidenses son libres, en resumen, de estar en desacuerdo
con la ley, pero no de desobedecerla. Pues en un gobierno de leyes y no
de hombres, ningún hombre por muy prominente o poderoso que sea, y
ninguna turba por más rebelde o turbulenta que sea, tiene derecho a
desafiar a un tribunal de justicia. Si este país llegara al punto en que
cualquier hombre o grupo de hombres por la fuerza o la amenaza de la
fuerza, pudiera desafiar los mandamientos de nuestros tribunales y de
nuestra Constitución entonces ninguna ley estaría libre de duda, ningún
juez estaría seguro de su mandato, y ningún ciudadano estaría a salvo de
sus vecinos».
La famosa cita es de J. F. Kennedy. La pronunció en septiembre de 1962, en un momento en el que el gobernador del estado de Misisispí se negaba a aceptar a James H. Meredith, que era negro, en la universidad del estado. Es decir, se negaba a cumplir las leyes y sentencias de la Corte Suprema contra la segregación racial en las escuelas públicas. Y, por supuesto, se produjeron los consiguientes disturbios de protesta (los protestantes protestaban contra la no segregación y a favor del gobernador). Tras la fase de diálogo, Kennedy mandó a más de 30.000 militares a sofocar los disturbios (llegó a haber 20.000 soldados en el campus, una proporción de 5 soldados por estudiante).
En 2017 los gobernantes de Cataluña, haciendo caso omiso (e incluso burla) de los requerimientos del Tribunal Constitucional para no seguir adelante, declararon la desconexión jurídica de Cataluña con respecto a España, convocaron y llevaron a cabo un referéndum ilegal y declararon la independencia. Tras lo cual (era viernes), el mandamás de todos ellos les dijo a los consejeros que el lunes siguiente todo el mundo tenía que acudir al despacho a seguir trabajando y se fugó a Bélgica escondido en el maletero de un coche.
La investigación posterior reveló multitud de delitos que habían cometido en el proceso. Por ejemplo, malversaron caudales públicos.
A algunos de los que se quedaron los enchironaron previo juicio televisado y con todas las garantías. La estancia en la cárcel se convirtió casi en un descanso en un centro de vacaciones, pero por si acaso Sánchez, que necesitaba los votos de los diputados de ERC, les indultó. Como aún mantenían la inhabilitación, esa navidad eliminó del Código Penal el delito de sedición y rebajó el de malversación y otros. Pero no bastaba: quedaban los de Bélgica y los que estaban aún siendo juzgados por otros delitos. El caso es que ahora Sánchez necesita los votos de los diputados de ERC y de los del partido de los belgas, así que amnistía. Se amnistiarán a esas personas y a las que digan. Y como no se les puede indultar porque no han sido juzgados, lo que se hace es proclamar que no hubo delitos. Todo ello, no por el bien de España, sino porque Sánchez necesita los votos de los diputados para ser mandamás, que si no de qué. Puede que Sánchez y sus seguidores piensen que el que Sánchez sea mandamás es por el bien de España, pero dado que si no necesitaran los votos no habría amnistía (hasta las elecciones proclamaban urbi et orbi que de ninguna manera habría amnistía), está claro que la amnistía no es por el bien de España, sino (si se cree que el que Sánchez mande es un bien) un mal menor. Claro que esto que digo no lo reconocerán jamás, hasta ahí podíamos llegar. Todo lo más, reconocerán un "cambio de opinión".
¿Qué hubiera hecho Kennedy si hubiera sido el mandamás español en 2017? Creo que podemos estar bien seguros de lo que hubiera hecho: ¡la que montó porque no dejaban a un negro matricularse en una universidad de Misisipí!
Pero es que Kennedy lo tenía claro: no puede haber una casta de personas por encima de las leyes que nos rigen a todos. Y la amnistía que otorgará Sánchez es eso: declarar que la casta gobernante catalana no está sujeta a las leyes españolas. Esta proclamación no la va a promover el Poder Legislativo (aunque, la voz de su amo, formalmente será el Parlamento quien y sin la más mínima discusión o negociación con la parte minoritaria promulgue la ley por vía de extraordinaria urgencia y necesidad), y no es el Poder Judicial quien la va a sancionar (seguirá el recorrido necesario hasta llegar al Tribunal Constitucional ya formateado por Sánchez para no tener ninguna dignidad y cumplir sus deseos), sino el Poder Ejecutivo. Y no el Poder Ejecutivo en pleno ejercicio, sino en funciones, es decir, de tapadillo, pues necesitan los votos de esos diputados para poder llegar a la plenitud. Vamos, que aquí la separación de poderes es tan auténtica como demócrata la República Democrática Alemana. Más claro: acaba de explicar Sánchez a sus pares europeos que la amnistía es una forma de "superar las consecuencias judiciales". Ya que él no puede administrar justicia (declarar lo que es justo y lo que no), pues lo resuelve por la vía de en medio. Sin complejos.
Este 8 de octubre está convocada una manifestación en Barcelona para protestar por esta amnistía que se va a promulgar. Que ya sé que seremos unos pocos cientos, según los medios oficiales de comunicación y el grupo Prisa, y que no vale para nada, pero... ahí hay que estar.
Tchaikovsky - Liturgia de San Juan Crisóstomo: Himno de los querubines
Al salir, el criado se encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, agarrándolo, lo estrangulaba diciendo «Págame lo que me debes».
Mt 18, 28
Casualmente se leyó el otro domingo en la misa. Es uno de mis versículos favoritos por la tremenda viveza y la sorpresa que causa en el texto, por lo demás comedido y reposado, de la imagen.
Es un versículo de una parábola en la que Jesús está hablando sobre el perdón. En el ejemplo, explica que el reino de los cielos se parece a un rey que quiere ajustar cuentas con sus criados. Uno de ellos le debe 10.000 talentos (un talento, ya de por sí, era una cantidad enorme en aquel tiempo), y el hombre no los tiene. El rey, por tanto, ordena que lo vendan, a él, a su mujer, a sus hijos y todas sus posesiones y así quedaría pagado (dado que no iba a recuperar más). El criado se arroja a sus pies y le pide un poco más de plazo, que se lo pagará todo, y el rey accede. Al salir de la audiencia, el criado se encuentra con otro compañero que le debía 100 míseros denarios, y...
El compañero también le pide más tiempo, pero el criado ordena que lo metan en la cárcel hasta que pagase. Por supuesto, el rey acaba enterándose y nuestro protagonista acaba entregado a los verdugos.
Hablemos de Cataluña. Hablemos de la inmersión lingüística. Hablemos de las lenguas autonómicas en el Congreso.
Todo empezó cuando, en la Transición, los diputados catalanistas pidieron poder enseñar a los niños catalanes en catalán. El argumento, una tesis creo que compartida también entonces por la UNESCO (aunque ya se sabe que este tipo de organizaciones tiene tesis para cualquier cosa y su contraria) es que lo mejor para los niños es que sus primeros años de enseñanza se realicen en su lengua materna. El bien de los niños es lo primero, lo importante es que aprendan, y su tesis salió adelante. O, para ser precisos, su objetivo salió adelante: su tesis se podría haber convertido en norma, pero no lo hizo. Y luego, pasó lo que pasó: en que pudieron, se olvidaron del asunto y catalán para todos los niños, sea su lengua materna la que sea. Su nuevo argumento fue la cohesión social, paradoja máxima donde las haya pues lo que se busca es la descohesión social con el resto de españoles y catalanes que no tienen el catalán como lengua materna, también se quería descohesionar a esos niños de esas personas e integrarlos en el mundo catalanista. Y de esos polvos estos lodos.
Ahora muchos diputados, los catalanistas y los necesitados de los votos de esos diputados, han implantado que en el Congreso se pueda hablar en catalán, gallego o vasco. Dejemos también de lado la paradoja de que al Congreso se va a precisamente ponerse de acuerdo unos y otros y que todos los diputados representan a todos los españoles con independencia de por qué circunscripción han resultado elegidos, y fijémonos en la situación en Cataluña. Aquí, ¡ay del que pretenda que a hijo se le enseñe con al menos un 25% de las asignaturas en español! Muerte civil, para el niño y para toda su familia. ¡Ay del que pretenda que sus tratos con la Administración sean en español! O, en muchos casos, con la escuela, el ambulatorio. Hablemos de todos esos políticos catalanes que, sabiendo que no va a venir ningún rey a reprenderles, piden a los ciudadanos que no hablen en español con nadie, aunque el otro no sepa catalán: que lo aprenda, carajo. Y donde se intenta adoctrinar en la escuelas (en muchas) en el odio a lo español en general y al idioma español en particular.
Para muchos, el derecho a hablar en la lengua materna y a ser educado en la lengua materna es sólo si esa lengua materna es el catalán. En español, ese derecho no existe en Cataluña.
Yo, qué quieren que les diga. Ojalá exista algún rey que, enterado de la situación, mande llamar al despiadado criado y lo entregue a los verdugos.
Georg Friedrich Händel - El Mesías: Aleluya (coro)
Noche de san Juan. Calor, ventana abierta. Hacia las diez de la noche empiezo a escuchar los primeros petardos, lejanos o flojos. Hacia las diez y media, ya están aquí. Hacia las once, cohetes estruendosos, y cierro la ventana.
Hace, pongamos, veinte años, en mayo empezaban a surgir como setas los puntos de venta de petardos. Allá donde hubiera un local libre o un espacio para una caseta temporal. En junio el buzón se llenaba todos los días con folletos de ofertas de petardos. Los niños no aguantaban, y ya dos semanas antes de san Juan se empezaban a escuchar los más leves, los que manejan los niños más pequeños. La semana de san Juan esto parecía Sarajevo. Luego estaba la noche en sí, conozco a personas que se iban de Cataluña esa noche por imposible. A la mañana siguiente, todas las aceras eran un reguero de carcasas de petardos, imposible no pisarlos. Y los niños que no habían podido tirarlos todos la noche antes aprovechaban la mañana. Petardeo, petardeo, petardeo.
Este año, nada de nada. Ni puestos de venta, ni folletos en el buzón, ni petardos antes de tiempo. Alguno potente por la noche, pero ni punto de comparación con antaño, cuando bajábamos las persianas para que no se colaran en casa. Y por la mañana, aceras limpias, sin carcasas. Y siguen sin oírse.
¡Qué diferencia! El cambio ha sido gradual, pero cuando uno echa la vista atrás la percibe.
Puede que haya cambiado la forma en la que celebramos la fiesta de San Juan.
Puede que haya cambiado la sociedad catalana, o la barcelonesa.
Puede que haya cambiado mi barrio y que ahora seamos o personas distintas o las mismas pero 20 años más viejas.
Hay un dicho católico que es más o menos así: «El mayor éxito del Diablo es que creas que no existe». Una idea similar transmite la archiconocida historia de la rana en la olla, que no se da cuenta del peligro de que el agua se esté calentando. Son lo que denomino "situaciones Ishmael", aquellas en las que nuestra perdición está en que no vemos el peligro que nos rodea, la jaula que nos retiene.
Y, como somos humanos, nuestra mayor debilidad son los cambios que se producen poquito a poquito, sin que nos demos cuenta. A los que nos vamos acostumbrando. Los que llegan en pasos tan cortitos que no percibimos cómo nos estamos moviendo de donde queríamos estar. Y los pocos que sí somos conscientes nos sentimos Casandras, agoreros a los que nadie hace caso. Vamos hacia los arrecifes.
Una enfermera gaditana que trabajaba en un hospital de Barcelona grabó un vídeo para sus redes sociales en las que contaba que les habían ofrecido presentarse a plazas permanentes de enfermeras, pero que entre los requisitos estaba el tener "el puto nivel C-1 de catalán". Alguien de UGT vio el vídeo, lo reveló al mundo lazi y a la guapa enfermera le cayó la del pulpo. El consejero de la Generalitat declaró que aquello era "intolerable e inaceptable". Un inquisidor de la UGT la sometió a lo que se ha calificado como un interrogatorio policial de 50 minutos tremendamente agresivo, en catalán (idioma que la enfermera no domina, entre otras cosas porque sólo llevaba unos meses en Barcelona). A ella y luego a sus amigas. Que si se identificaban con el vídeo y todo eso. El hospital, en vez de defender a su enfermera, declaró que en efecto era algo intolerable, un vídeo en el que aparece vestida con el uniforme del hospital. Como si no hubiera multitud de vídeos semejantes, pero esta vez grabados por lazis. La UGT, mejor no hablar: entre una trabajadora y las hordas lazis, saben qué lado les conviene. Finalmente, la moza, al terminar su contrato, hizo las maletas. No creo que vuelva ni de visita. ¿Y nos alegramos? ¿Creemos que se merece el tratamiento que tuvo? ¿Pero qué nos pasa?
El Estado, porque aquí la Generalitat es el Estado y el gobierno de Madrid apenas pinta nada, se ensañó con una ciudadana particular porque ésta no pensaba igual que los jerarcas. Y nos quedamos tan panchos, porque no se metieron con nosotros. Estemos o no de acuerdo con la enfermera, que no quiso sacarse "el puto nivel C-1 de catalán". En Cataluña, el Estado persigue a los ciudadanos que no concuerdan con sus ideas, y si además consigue identificarlos personalmente se lanza a degüello.
Nadie por aquí arqueó una ceja. Nadie salió a criticar al consejero, a la dirección del hospital. Nadie ha salido en defensa de la enfermera. Hace unos días quise hablar de una amiga sobre el tema, y no sabía de qué le estaba hablando: no se había enterado de nada.
Laura Borrás, la presidente del Parlamento catalán, ha sido condenada por falsedad documental y prevaricación con pena de cárcel y 13 años de inhabilitación, y ahí sigue. Formalmente sigue sigue siendo la segunda autoridad de Cataluña. Porque es de los nuestros, claro. Y seguimos como si nada.
La Junta de Portavoces de nuestro Parlamento acaba de aprobar (estas prioridades tenemos, no el asunto Borrás o la sequía) el tramitar por el procedimiento de urgencia una proposición de ley para reformar el reglamento de la institución con el objetivo expreso de prohibir los discursos que promuevan el odio y la intolerancia en la Cámara. Y los padres de la iniciativa, los de ERC y los de las CUP, no han vacilado en explicar que es una norma "anti-Vox". Sí, los mismos que defendían que en el Parlamento se ha de poder hablar de todo, cuando eran ellos los que querían hablar. Pero ahora el objetivo es que Vox no pueda. ¿Porque? Pues porque tienen opiniones diferentes a las de ellos.
Con la nueva reforma del reglamento, se persigue prohibir y sancionar "los discursos de odio e intolerantes", que se definen en la proposición de ley del siguiente modo:
«Se considera como tal el fomento o instigación, en cualquiera de sus formas, del odio, la humillación o el menosprecio de una persona o grupo de personas, así como el acoso, el descrédito, la difusión de estereotipos negativos, la estigmatización o la amenaza respecto de la mencionada persona o grupo de personas y la justificación de estas manifestaciones por razones de raza, color, ascendencia, origen nacional o étnico, edad, discapacidad, lengua, religión o creencias, sexo, género, identidad de género, orientación sexual y otras características o condiciones personales».
Vale la pena leer con cuidado el texto, porque es precisamente lo que hacen ellos. Y si no lo ven, pregúntenle a la enfermera gaditana. El caso es que cuando se apruebe, el presidente de una sesión o una comisión podrá retirar el uso de la palabra, sancionar o expulsar, a quien crea que está menospreciando a una persona o a un grupo de personas; huelga precisar que, por descontado, nunca se apreciará menosprecio cuando el hablante sea "de los nuestros". Que en estos pagos significa "lazi".
Pero nadie se queja, nadie dice ni mú.
Los políticos lazis se niegan a hablar con los de Vox, que gusten o no están en esos puestos porque ciudadanos catalanes les han elegido para ello, para representarles. Negarse a Vox es negarse a sus votantes. Y podemos incluir como lazis a los podemitas y a los socialistas, que en estas cosas van de la manita con los de ERC y las CUP. Dime con quién andas y te diré quién eres, tan lazis son los unos como los otros.
Han enviado a los profesores un documento que tienen que devolver firmado, en el que aparece el horario que tienen sus clases, el temario y esas cosas. Es habitual, parece. Pero esta vez, en letra pequeña, se incluye que el firmante se compromete a aplicar el plan lingüístico del centro. Todos los planes lingüísticos de todos los centros públicos preconizan que allí se dan las clases en catalán. Si el profesor quiere dar la clase en español y no firma, se señala. Si firma y la da en español, incurre en falsedad o yo qué sé. Es una presión más, y siempre por parte de la Administración, hacia los ciudadanos que optan por el español. Pero aquí nadie se inmuta.
En fin, señales de la deriva hay muchísimas, hasta aburrir. ¿Aquello del 25% de las clases en español? Sigue sin aplicarse, y a medida que los alumnos que lo solicitaron van pasando de curso el tema se muere por sí solo. ¿El ataque constante de TV3 contra todo lo que sea España? ¡Para qué llevar la cuenta! El Estado, el Gobierno catalán, es incesante, es una lluvia que nos coge en un descampado, que entre que vamos a buscar un paraguas y no ya estamos empapados. Y ellos lo saben.
Esto, por cierto, me recuerda una situación que se ha dado en Madrid. El Tribunal Constitucional ha resuelto el asunto de la ley Celaá, la de Educación de Sánchez. Todo ha salido, faltaría más, a pedir de boca (de boca del PSOE). En lo que respecta al empleo del español en la enseñanza, el tribunal establece lo siguiente:
1) la ley sí recoge «el derecho de los alumnos y las alumnas a recibir enseñanzas en castellano y en las demás lenguas cooficiales».
2) Al ser un derecho, la legislación de desarrollo lo habrá de respetar y el Estado garantizar. Y los titulares del derecho (los estudiantes) podremos reclamar su cumplimiento y reaccionar en caso contrario.
3) Son las administraciones y los centros los encargadas de tomar las medidas necesarias para compensar las carencias que pudieran existir en cualquiera de las lenguas.
4) Si la comunidad autónoma no respetara ese derecho, y la Administración del Estado tampoco cumpliera su deber, la Ley reguladora de la Jurisdicción Contencioso-Administrativa ofrece a los interesados remedios procesales adecuados.
En otras palabras, lo que nos dicen es: sí, usted tiene derecho a la enseñanza en español. Será el centro escolar y en última instancia la Generalitat de Cataluña los que tomarán las medidas para que se satisfaga ese derecho. Y si la Generalitat no cumpliera y el Gobierno central tampoco, pues no pasa nada: interponga usted un recurso contencioso-administrativo. Y cuando se termine el asunto, veremos entonces quién tenía razón. Como si para entonces importara. Uno de los efectos de la Administración Sánchez es que han politizado y convertido en partidista todas las instituciones, y el Tribunal Constitucional es una de las que más pro-PSOE han logrado. Si ésta es la defensa de los lazis que nos brinda el PSOE, que no se extrañe si los considero tan lazis como los lazis.
Y todos quietos parados.
La verdad, que negarán pero que todos sus hechos la demuestran una y otra vez, es que ellos, lazis y PSOE (al menos el de ahora, el de Sánchez), quieren implanta una sociedad como la de la antigua Atenas: ellos, los ciudadanos libres con derechos políticos, y los demás, metecos o ilotas. Su sueño húmedo es que no tengamos derechos. Que no tengamos representantes políticos, que no podamos hablar en español, que traguemos con todo. Y que paguemos impuestos, que ellos necesitan sus tajadas.
En ello están. Y, como la rana, no nos damos cuenta de cómo estamos cambiando. No creemos que esté ocurriendo esto, son sólo ocurrencias de políticos, que ya se sabe, pero que en realidad no pasa nada.
—¿Y entonces...?
— Y entonces ¿qué?
—No sé, digo yo que algo habrá que hacer.
—Pues no, no haremos nada, nadie hará nada. ¿Es que no lo ve?
—A ver, qué quiere que le diga. ¿No cree que exagera un pelín? Una cosa es que apliquen la ley del embudo o que quieran que las normas sean unas para ellos y otras para los demás, y otra que esto sea Nazilandia.
— Precisamente, es lo que pasa. En que ocurre lo primero estamos todos de acuerdo, pero como vivimos con el marco mental asumido de que ellos son la clase superior y nosotros el pueblo llano, hutus y tutsis, pues lo aceptamos. En cuanto a que esto sea Nazilandia... si acepta usted lo primero, ¿qué otra cosa esperaba?
—¿Pero usted cree...?
—Pues... no sé, no creo que lleguen al punto de vestirnos con trajes a rayas verticales y obligarnos a llevar una E grande en la solapa izquierda, aunque les gustaría. Supongo que se limitarán a tensar la cuerda todo lo que puedan, a ver hasta dónde pueden llegar y quedarse ahí. Quién sabe cómo habría seguido la Historia si Hitler no hubiese invadido Polonia o al menos la URSS. Y además, confiese usted: si es usted uno de ellos no niegue que vive usted muy bien, oprimido por los míos. Y si es usted uno de los míos, un opresor, no niegue que aceptará lo que le echen, como un judío alemán. Le han convencido hasta tal punto de que usted es un siervo, no un miembro de la clase dirigente, que está usted domado del todo. Echado a perder. Bien mirado, se merece lo que lo que tiene. Y lo que se le avecina.
—¡Qué exagerado es usted!
—Pues mire, ojalá lo sea.
Antonin Dvorak - Sinfonía del nuevo mundo: 4º movimiento (allegro con fuoco)
A menudo, después de un desastre nos asombramos de lo ocurrido y nos preguntamos cómo hemos llegado hasta allí. Con todo, la sabiduría es hacerse esas preguntas antes de empezar, no cuando ha concluido.
El año pasado, ante la carencia evidente de enfermeros, la Consejería de Salud realizó una amplia oferta de puestos de trabajo temporales a enfermeros de otras regiones; principalmente, andaluces. Estos enfermeros, huelga decirlo, no hablaban catalán.
Si bien al principio los profesionales de la protesta lingüística habitual se quejaron, todo el mundo entendía la situación y hacía de la necesidad virtud. Y todo fue bien.
Hasta el punto de que, cercano ya el fin de los contratos, la Consejería les propuso que se presentaran a puestos fijos (o interinos, no sé pero da igual). Pero el diablo está en los detalles: tendrían que sacarse el nivel C-1 de catalán. Es un dominio del catalán bastante avanzado, no un simple intuir lo que el otro dice.
Hace unos días, Begoña, una de las enfermeras gaditanas, grabó en un receso en su trabajo un vídeo que publicó en su red social. En el vídeo aparece con dos compañeras, las tres con el uniforme de enfermeras del hospital Valle de Hebrón, y nuestra Begoña se queja de la oferta que les han hecho. No de la oferta en sí, sino que les exijan el C-1. Por usar sus propias palabras, "el puto nivel C1 de catalán", y dice que ese "puto C-1 se lo va a sacar su madre". En fin, no son las palabras que yo usaría, pero los jóvenes de ahora hablan así y hasta el DRAE reconoce "puto" como adjetivo intensificador. El caso es que alguien vio el vídeo, seguramente lo compartió con otras personas, éstas con otras personas,... y al final lo vio un sindicalista de UGT que se creyó obligado a denunciarlo. Es decir, a propagarlo en las redes de los profesionales antes mencionados. De algún modo, los señores se habían enterado de que el servicio se quejaba cuando estaba en la cocina. Y la respuesta de los señores no tardó en llegar.
De repente, TV3 convirtió el vídeo en su noticia del día. Uno de sus programas señeros, Tot es mou, presentado por una de sus periodistas estrella, se dedicó a destripar el asunto a fondo, obviamente criticando y poniendo como hoja de perejil a la incauta enfermera. "Una enfermera ridiculiza el catalán en las redes", tituló. A partir de entonces la cosa se desmadra y todos los tertulianos tevetreseros, que han de justificar sus puestos y sueldos, fueron a cuchillo. Desde Waterloo, Puigdemont acusó a la enfermera de "lingüicidio", y por supuesto exigió sanciones.
Más aún. El consejero de Salud declaró que el vídeo era inaceptable, y que abrían un expediente contra la pobrecita. Y que era inaceptable que una enfermera, en tanto en cuanto servidora pública, no hablara el catalán. La gerencia del hospital, por su parte, anunció que además era inaceptable que la enfermera luciera en el vídeo el uniforme del hospital. Hasta UGT, el sindicato que defiende a quienes le suministren la coca o los mariscos, salió en tromba contra Begoña , que hay que ver, que no se puede admitir.
Y la enfermera empezó a recibir amenazas. Anónimas y vía redes sociales, claro. Como es habitual en estos pagos, tan feraces en hiperventilados.
Begoña está ahora tramitando su baja por estrés. Termina contrato el 31 de marzo, y no creo que quiera renovarlo. Tampoco creo que cuente, en su tierra, lo bien que la hemos tratado en Cataluña. Y los hiperventilados estarán, a su vez, satisfechísimos: otra españolaza que han conseguido expulsar, estamos mucho mejor sin ella. Cataluña necesita, por lo visto, unas 10.000 enfermeras que no tiene, pero con espectáculos como este no sé si atraerá a muchas. Dudo que a las mejores.
Sin embargo, nosotros no somos así. Los catalanes de a pie, los que me encuentro en mi vida diaria, no son así. No les importa si la enfermera no habla catalán: ellos sí hablan español, y cambian. Lo importante es comunicarse. Si la enfermera no aprende catalán, pues bueno. Y si en un juvenil tropiezo publica un vídeo en una juvenil red de internet en el que dice puto nivel C-1 de catalán, pues... todos hemos oído cosas peores y no hemos movido un músculo. Pero ¿entonces?
Son nuestros gobernantes y nuestros periodistas y tertulianos de la televisión pública catalana, los hiperventilados de verdad. Sí, tenemos nuestra ración doble de chalados con severos problemas mentales fanatizados hasta la vergüenza, pero son los gobernantes y los de TV3 los que echan la leña al fuego. Los que consiguen que un vídeo que se sería sustituido por otro en dos días se convierta en un insulto inaceptable, que requiere represalias draconianas y que justificará todo lo que después se diga o haga. Son ellos los que señalan y azuzan a los fanáticos. Son los gobernantes y los que viven de esto, los de TV3, los desagradables, los intolerantes. Nosotros no somos así. Nosotros sólo les votamos.
Por último, un consejo para todos los enfermeros, médicos y demás profesionales que vengan a las provincias catalanas a ganarse los garbanzos: que sepan que aquí, libertad de expresión sólo tienen los nacionalistas.
El arte es un concepto difícil de definir. Sí, el diccionario da varias acepciones de la palabra, pero ninguna de ellas valdría para responder en verdad a la pregunta de si algo es arte o no. De hecho, a menudo el objeto de la pregunta permanece inalterable y sin embargo la respuesta cambia con el tiempo. El ejemplo más claro es, para mí, Monet: sus cuadros no gustaron a nadie en su tiempo, se consideraron mamarrachadas, y sin embargo. O Van Gogh, del que creo que sólo vendió un cuadro suyo en vida. Es precisamente esta ignorancia ante la respuesta que dará el futuro ante la mamarrachada que tengamos delante lo que hace que no tiremos al puerto con un bloque de cemento en los pies a la miríada de mamarrachos que nos presentan sus mamarrachadas y pretenden que las aceptemos como si fueran inmortales obras de arte. Pero ahora lo que me interesa son las otras creaciones, las que desde el primer momento fueron consideradas obras maestras. Indiscutibles. Imaginemos que el Museo del Prado, aplicando una nueva política de seguridad, en vez de presentar los cuadros originales exhibiera copias. Copias, eso sí, realizada por falsificadores de novela, indistinguibles del original sin análisis químicos o espectrometrías de rayos X, esas cosas. ¿Nos importaría? La verdad es que no, al menos a mí. Claro que sabría que estoy viendo una copia, pero no admiraría la perfección de la copia sino la maravilla del original del que es copia fidedigna. O tal vez admiraría la perfección de la copia en cuanto copia, pero da igual: seguiría extasiándome ante ella. La clave, claro está, es la calidad de la copia: ha de ser suficiente. Si en vez de una copia perfecta se exhibiera la que yo pudiera hacer de Las meninas… Si eso mismo se hiciera en más museos, que exhibieran copias de cuadros de otros museos, tampoco pasaría nada siempre que uno supiera que no está contemplando el original. Y, como antes, la calidad sería fundamental para establecer su público, desde los más exigentes hasta los patanes que se conformarían con mi copia. Esto que digo no es tan ridículo, y de hecho se hace en otros géneros. Por ejemplo, El pueblo español de Barcelona: un recinto en Montjuich que alberga una reproducción de las obras de arquitectura más características de España, una al lado de la otra. Supongo que válida sólo para turistas chinos y norteamericanos, los demás la contemplamos asombrándonos del cuajo que tuvo su promotor al pensar que algo así atraería a los turistas. O la exhibición Cataluña en miniatura, en un pueblo de las afueras de Barcelona: nunca he ido, pero creo que es lo mismo que El pueblo español pero de ámbito sólo catalán… y en maqueta. En miniatura. Pero publicitadísima de forma permanente en Barcelona, oigan. O los restaurantes chinos: todos aceptamos que el Muralla feliz no es un verdadero restaurante chino, sino lo que nosotros creemos o aceptamos creer que es un restaurante chino. Por lo mismo, un restaurante chino en el Chinatown de San Francisco será para nosotros mucho más chino que nuestro Muralla feliz, aunque tampoco sea para un chino de verdad una verdadera casa de comidas china. El ejemplo más claro, en realidad, se produce en la música. Lo que una orquesta nos ofrece no es la creación primigenia, sino la interpretación que consiguen hacer. Como si fuera una copia de un cuadro. Si la orquesta tiene la calidad suficiente para que nos satisfaga su interpretación, estupendo. Si no, pues depende: si han ido de cara y estamos avisados de que la versión de la novena de Beethoven va a ser interpretada con chuflainas, pues alabaremos su esfuerzo y nos reiremos de la parte cómica del resultado; si en cambio nos lo venden como el concierto de Año Nuevo de Viena, pues es normal que nos indignemos. Dicho esto… Está en cartel, en el Gran teatro del Liceo de Barcelona, la ópera Tosca. Así se publicita, así se vende. Pero he leído una crítica (https://metropoliabierta.elespanol.com/vivir-en-barcelona/tosca-exige-dimisiones_67288_102.html) que se resume en «actores desnudos de forma gratuita, estética que no viene a cuento, todo en la Tosca de Rodríguez Villalobos en el Liceu carece de sentido» además de una interpretación musical espantosa, que me llamó la atención por lo inusual. No de la crítica, sino de que el periódico digital en cuestión no acostumbra a publicar críticas: tengo claro, entonces, que aquello debió de ser inaceptable y sin atenuantes. Por un lado, me parece bien la crítica. A un montaje de Calixto Bieto (que no era el director de este montaje, pero que sí acostumbra a ofrecer funciones "peculiares"), uno ya sabe o debería que no va a asistir a una representación fidedigna de la obra sino a una interpretación personalizada, a una variación sobre el tema. Como Las meninas de Piccaso. Si luego gusta el montaje es como si gustan Las meninas, cosa de cada uno: pero nadie se llama a engaño y sabe qué tiene delante. Aquí lo que ha pasado es que lo que el director ha presentado es una mamarrachada que además se vendió como si fuera la original (y probablemente los intérpretes lo intentaron, pero son los directores los que mandan y definen el producto). Una engañifa, pues, e inadmisible viniendo del Liceo; no el presentar una mamarrachada, pues bien que programan a Bieto, sino por no avisar de lo que en verdad iban a exhibir y que sí sabían ellos. Pero, por otro lado, esta crítica envolverá el pescado mañana. Tosca terminará su programación y nadie (salvo el crítico) habrá arqueado siquiera una ceja. Es el paisaje de esta ciudad, de esta sociedad. En esto nos hemos convertido. Si hubiera ocurrido algo semejante en el Madrid galdosiano, seguro que hubiera habido un escándalo y no se hablaría de otra cosa: puede, incluso, que hubiera caído el gobierno o al menos el ministro, como propietarios y responsables últimos del teatro. Pero hoy en Barcelona, en Cataluña, el arte no pinta nada. Lo que tenga que ver con el arte no pinta nada. Y esto nos retrata.
Les recomiendo encarecidamente que relean el artículo que escribí el 22 de abril de 2019 sobre la Lex Caecilia Didia. Fue fruto de la sabiduría que se extrae de la experiencia, y establecía que, primero, entre que se propone una ley y se vota han de pasar días suficientes para estudiarlas (por lo general, 24), y que las leyes han de ser para una sola cosa, no puede haber leyes que aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid...
Como hecha la ley, hecha la trampa, poco después los romanos sacaron la Lex Junia Licinia,
que perseguía las clausulas escondidas, no relacionadas o que serían
malinterpretadas, y endurecía las penas por intentar saltarse la ley de
claridad.
Creo que se entiende la intención de los legisladores romanos: ya entonces había gobernantes que intentaban aprovecharse de su situación, y una de las mejores maneras de evitarlo es impedir que se salten los procedimientos. Combatir la tendencia del gobernante a que lo excepcional lo sea todo, siempre, y a usar todo tipo de triquiñuelas y argucias para evitar y soslayar los controles que legisladores bientinencionados pusieron para combatir las venalidades de los futuros gobernantes.
Hoy, mañana por cuando escribo, se vota, en el Congreso, la ley de presupuestos generales del Estado para 2023. Ayer se fueron conociendo algunas enmiendas (que son, por lo tanto, detalles y parte de la ley). Por ejemplo, que en marzo del 2023 la Guardia Civil dejará de controlar el tráfico en Navarra. Es curioso, porque en 2019 Sánchez, para que el PNV le votara los presupuestos, accedió a que la GC dejara el tráfico navarro. Lo que pasa es que no se firmó ninguna fecha concreta, y hablamos de Sánchez. Pero esta vez Bildu ha sido más listo y el acuerdo que le ha sacado (sí, al mismo Sánchez que juró y perjuró que jamás llegaría a ningún acuerdo con Bildu) es que se irán en cuatro meses. Los representantes políticos de los etarras que mataban guardias civiles en Navarra y que han hecho todo lo posible por expulsarlos. ¿Qué pensar, ante esto? Pues que no hacía falta matar a nadie, sólo esperar que Pedro Sanchez llegara al gobierno. No hacía falta soportar tanto sacrificio, el mirar siempre por encima del hombro y debajo del coche, el no contar a nadie en qué trabaja tu papá y todo lo que han tenido que tragar, si tan bajo valoraría el Gobierno su presencia que la iba a intercambiar por un puñado de votos para unos presupuestos.
Y es que Pedro Sánchez es un chollo. Con tal de que se le vote, acepta lo que sea. Lo que sea.
Este año, a la vez que los presupuestos se votará una propuesta que elimina el delito de sedición. Lo de la declaración de independencia de Cataluña pasará a ser "desórdenes públicos agravados". No sé qué decirles: yo estuve allí. Lo que aquí se conoció como "la batalla de Urquinaona", en la que incluso prendieron fuego a una tanqueta de la policía con policías atrapados dentro y dispararon cohetes a los helicópteros de control policial, una "batalla" que duró varios días y dejó el centro arrasado, eso sí son desórdenes públicos agraviados. La ocupación del aeropuerto y de las vías del AVE, también. Lo del 6 y 7 de septiembre de 2017 no fueron desórdenes públicos, ni agravados ni sin agravar (para recordarlos, como ejemplo: recordando-aquel-septiembre). Sacarse de la manga en una sesión del Parlamento catalán una propuesta de ley, presentarla para votarla acto seguido, que esa ley anule ipso facto la vigencia de la Constitución en Cataluña (y del Estatuto) y promulgue unas normas por las que, por ejemplo, el presidente del gobierno catalán nombra a los miembros del consejo rector de los jueces (por no hablar de la fidelidad al nuevo régimen que se exigiría a los jueces)... Eso no son desórdenes públicos. ¿Unos desórdenes públicos promovidos y sustentados en los gobernantes, los directores de los colegios, la policía autonómica, los medios de comunicación oficiales y los privados que se benefician de las subvenciones del gobierno catalán, y las cúpulas de todas las entidades civiles (como los colegios profesionales de médicos, periodistas, etc.)? No me tomen el pelo.
Y eso que Pedro Sánchez, en su día y porque lo necesitaba, declaró que aquello no fue una sedición sino una rebelión, no cabía duda. Y que aseguraron, de palabra y por escrito, que no iban a tocar el delito dos días antes de anunciar que sí. ¡Si nos descuidamos...!
Por cierto: hecho el anuncio, salió el presidente del gobierno catalán y declaró que habían conseguido de Sánchez el acuerdo de eliminar la sedición, y que como hay que ir paso a paso, lo siguiente era quitar la malversación; huelga decir que a los líderes del prusés se les había condenado por sedición y por malversación, y que la inhabilitación política seguía por la malversación. Aparte, que si conseguían que no hubiera malversación no tenían que devolver lo malversado (no iban a hacerlo, pero...). Pues bien, el gobierno nacional pasó automáticamente a reconocer que sí, que ahora tocaba ese tema y los socialistas salieron en tromba a los medios a afirmar ¡que sí que había que reformarlo! Para los anales, espero que quede, la declaración de la ministra de Defensa Margarita Robles, juez en excedencia ella, de que no era lo mismo el corrupto que se queda el dinero para sí que el malversador que no se lo queda él. Como si no fuera punible que el dinero se lo quedaran los amigos del político; o peor aún, que el partido en el gobierno montara un entramado para desviar dinero público a sus afines, pongamos más de mil millones de euros a lo largo de los años en Andalucía. Que sí, que el dinero acabó, en realidad, en las manos de los proxenetas, los traficantes de cocaína, los restaurantes de marisco, los vendedores de coches de lujo y todos esos, pero ¡hombre, no me jodan!
Por suerte con esto de la malversación, una vez que se hizo notorio que también los socialistas se beneficiarían de que se despenalizara la malversación, han tenido que replegarse un poquito. Y, de momento, con estos presupuestos no va la malversación, para otra ocasión queda.
Como gane Sánchez las próximas elecciones generales, se celebren cuando se celebren, y por ganarlas hay que entender que consiga formar una minimayoría frankstein una vez más...
Miranda Lambert y Carrie Underwood - Somethin' bad
Los Mossos d'Esquadra desalojaronn una okupación flagrante este domingo. Recibieron el aviso sobre las 20:00 horas gracias al aviso de los vecinos. Fueron cuatro okupas los que se colaron en un inmueble del edificio. Los Mossos acudieron a desalojar el piso y, ante la negativa de los hombres, activaron a unidades de orden público. Así, los agentes antidisturbios irrumpieron en el piso y sacaron a los okupas por la fuerza. Acudieron hasta seis furgones de la Brimo (la unidad antidisturbios) al lugar de los hechos.
Según datos oficiales, en Barcelona provincia ha habido 2.838 okupaciones en el primer semestre de 2022. La segunda provincia con más ocupaciones ha sido Madrid, con 813. 3,5 veces más en Barcelona que en Madrid. En general, es de todos conocidos que Cataluña es el paraíso de las ocupaciones. Y es una preocupación muy seria entre nosotros, ya que la ley protege siempre a los okupas y no hay manera de echarlos. Nuestro sueño sería poder llamar a la policía, que ésta acudiera con unos cuantos antidisturbios y los echara sin contemplaciones. Pero eso, ¡ay!, es imposible: los okupas tienen sus derechos, y conocen todas las triquiñuelas legales.
Y, sin embargo...
¿Algo va a cambiar, por fin? ¿Será posible que...?
Me temo que no. Y es que el extracto tenía truco: he omitido una información fundamental, fundamentalísima: la okupación se había producido en un piso de la barcelonesa calle Ganduxer. A la altura de la calle Reina Victoria, para más señas. Y eso lo explica todo. Así, sí.
Me imagino dos de las llamadas telefónicas:
- Martí, que creo que hay okupas en el edificio.
- No te preocupes, Montse, que yo me encargo.
Y entonces:
- Pere, que me dice mi mujer que hay okupas en mi edificio.
- No preocupes, Martí, dame dos horas y lo soluciono.
Como si lo viera. No sé si es que esos okupas habían vivido siempre en ese barrio, o si son tontos de remate. Si quieres okupar allí, ipso facto vienen seis tanquetas de antidisturbios y tus derechos mis cojones.
Que aún hay clases, y se demuestra en estas cosas.
Es día 6 por la noche; tal día como hoy, tal noche como hoy, hace 5 años, los separatistas catalanes dieron el paso decisivo: abolieron la Constitución en Cataluña, la separación de poderes y muchas cosas más. Como ya glosé lo que pasó, en su momento, en esta entrada, basta un pequeño recordatorio de aniversario.
Llevaban tiempo anunciando la jugada, pero todo el mundo creía que no se atreverían. Que en el último momento se echarían atrás. Sin venir a cuento, convocaron (uso el plural porque en aquella época todo lo hacían en comandita, pactándolo antes entre todos los interesados; por eso, aunque la convocante fuera Carmen Forcadell, ni la idea ni la decisión eran suyas, algo que básicamente alegó luego cuando la juzgaron) un pleno en el Parlamento de carácter general, sin ningún punto concreto a tratar, como un saludarse y contar las vacaciones. Al empezar el pleno, uno de los diputados (una diputada, ahora huida) presentó una moción de alterar el orden del día y se alteró: sacaron unos textos que tenían ocultos y los presentaron como propuestas de leyes. El contenido general lo recordamos todos: el parlamento catalán no responde ante nadie, sus decisiones son indiscutibles y no cabe recurso ante nadie, el poder judicial pasa a depender del presidente catalán,... en la práctica, quedaba derogada, en Cataluña, la Constitución Española y el estatuto de autonomía. Se convocaba el referéndum de confirmación de la independencia, y se daban los principios básicos para los primeros tiempos de la Cataluña independiente.
Los partidos antiindependentistas, PP y Ciudadanos, pusieron todo tipo de trabas procesales, retrasando la votación con la esperanza de que en Madrid alguien hiciera algo. Pero en Madrid, con Rajoy al mando, nadie hizo nada. Y mientras tanto, los independistas, conjurados: era entonces o nunca. De madrugada llegó el momento de votar. Los constitucionalistas, el PSC-PSOE entonces entre ellos, abandonaron el hemiciclo para no ser partícipes. Eso, a los independentistas (y Podemos entre ellos) les dio igual. Creo recordar que fueron los diputados del PP los que dejaron banderas españolas en sus escaños al irse: pues bien, una diputada de Podemos se levantó, las cogió todas y las tiró a un cubo de la basura entre aplausos de los demás.
Y votaron. Con 72 votos de los 135 escaños la ley quedó aprobada e inmediatamente publicada en el boletín oficial, edición por internet. Una ley que establecía que una vez publicada era inimpugnable.
En la entrada que escribí entonces lo cuento mejor, tenía los recuerdos más frescos.
Y nadie en Madrid hizo nada. Pensaron: es sólo una ley, palabras nada más, no se atreverán a convertirla en hechos. El 26 de octubre de ese año, Rajoy seguía queriendo que le respondieran a si habían declarado la independencia o no.
¿Qué habria que haber hecho? La estrategia, entonces, fue declarar en Madrid nula cada ley inconstitucional, y ya está. Eran sólo palabras, no había hechos. Se les fue dando cuerda hasta que, el 27 de octubre, un cagado Puigdemont huyó a Bélgica escondido en el maletero de su coche (con la complicidad de los mozos de escuadra que le hacían de escolta). Y huyó porque ya no le quedaba ninguna palabra más que decir, o se retractaba de todo o actuaba como presidente de la república. O arriaba o no la bandera española, para empezar: el 155 ya se había aprobado, y había fecha para entrar en vigor. Y a principios de noviembre el juez Llarena convocó en Madrid a los principales cabecillas y encarceló a unos cuantos de los que se presentaron. ¿Fue una estrategia acertada?
Con la perspectiva de 5 años, vemos que hechos no ha habido ninguno: todos los ciudadanos seguimos igual. Los independentistas siguen exprimiendo los recursos públicos de las provincias catalanas, pero eso ya lo hacían mucho antes lo van a seguir haciendo muchos años más. Aquí no va a haber ningún vuelco electoral como en Andalucía, hay que tener presente que aunque esa noche se comportaron, los gerifaltes del PSOE/PSC son tan independentistas y antiespañoles como el que más y los gobernados no sabemos distinguir cuándo nos manda ERC, el PSOE o los exconvergentes.
Con lo que podría parecer que la estrategia fue correcta. Sin embargo, Cataluña está rota. Nos hemos dividido en dos bandos, los que están a favor de unos y los que están a favor de los otros. La fractura es real. Todos sabemos que cualquier comentario político, mejor no hacerlo. No vaya a ser que esté alguien del otro bando, que queremos tener la fiesta en paz. Así que uno se reúne con amigos o con familiares, y sabe que la política, ni mentarla, porque si no nos pelearemos. ¿Le parece a usted bien saber que se llevará bien con su cuñado siempre que olvide que él es de un bando y usted del otro, y que si se ven forzados a desenmascararse acabarán odiándose? Como es fácil comprender, una sociedad así no va a funcionar mejor que una sociedad en armonía, y por eso la gran medida del gobierno catalán este verano de 2022 ha sido anunciar que se puede hacer topless en la playa. Eso, y decir que la sentencia judicial que obliga a dar al menos el 25% de las clases en los colegios en catalán, que no se va a cumplir en ningún colegio.
No sé, quizá una actuación más decidida en el verano de 2017, no tan garantista con la legalidad tal vez, habría conseguido cambiar de verdad las cosas en esta comunidad.