lunes, 31 de diciembre de 2018

La increíble realidad de Cataluña





Una de las mejores cosas de los blogs es el hecho de que a menudo se leen mucho tiempo después de escritos. A diferencia de los periódicos (de papel y digitales), la radio y la televisión. El interés de esta característica es que nos sirven a los que los escribimos para contar cosas que, de otro modo, parecerían increíbles. Por ejemplo y sin ir más lejos, la situación política en las provincias catalanas.

Inciso: harto estaba de que los medios públicos catalanes, los políticos lacis, los políticos que quiere caerles bien a los lacis (es decir, los que no quieren que les llamen fachas, por ejemplo los socialistas) y los medios de comunicación que necesitan las ayudas del gobierno autonómico se refirieran a España como "el estado español". De manera constante. Jamás les sale la palabra España, por razones que desconozco. El caso es que estaba harto, y me parece que lo lógico es hablar de "las provincias catalanas", a ver si así se dan cuenta de lo estúpido  y molesto que es su retintín.

A lo que iba. Lo que pasa en estos pagos hay que contarlo ahora, porque dentro de años nadie lo creería.

Intentemos recapitular hechos, en un orden más o menos cronológico pero tampoco con una precisión absoluta.

El año pasado, en unas sesiones nocturnas en el parlamento catalán los días 6 y 7 de septiembre los separatistas derogaron la Constitución y el Estatuto en Cataluña. Declararon que ellos, el Parlamento, eran soberanos absolutos y que estaban más allá de cualquier tipo de control. Sus decisiones iban a ser indiscutibles y no había nada más que hablar. Con tal poder convocaron un referéndum de independencia el 1 de octubre, nuestro ya popular 1-O. Y acto seguido cerraron el Parlamento.

El 20 de septiembre una secretaria judicial, acompañada de agentes de la guardia civil, entró a registrar unos despachos de la Consejería de Economía en los que se creía que había pruebas de que se estaba tramando algo. Al titular del despacho le faltó tiempo para llamar a su secretaria y decirle que tirara todo por la ventana mientras algún subalterno entretenía a los agentes; pero lo importante es que las masas, lideradas en primera instancia por los Jordis, mandamases de la ANC y de Omnium, asaltaron la consejería. Los guardias civiles se hicieron fuertes dentro y al día siguiente consiguieron salir (a la secretaria judicial la evacuaron por la azotea con un helicóptero).

El 1 de octubre fue el referéndum. Como se temía, los mozos de escuadra fueron no sólo espectadores pasivos, sino que además se dedicaron a dificultar lo que hacía la Policía Nacional y la Guardia Civil. Por supuesto, de cumplir las órdenes judiciales de impedir el referéndum nada de nada. Ahora se pretende juzgar a los mandos de los mozos, y se comprende, pero desde luego el daño está hecho: no son nuestra policía, son una policía política. Y para ellos somos el enemigo, es terrible decirlo pero las actuaciones que han tenido estos meses no dejan lugar a pensar otra cosa.

El 3 de octubre habló el Rey. En no sé cuántas poblaciones de por aquí se ha declarado al Rey persona non grata. Las autoridades catalanas le consideran el enemigo público nº 1. Para todos los que no somos separatistas, el discurso fue como si nos devolvieran la vida: al menos el Rey no nos olvidaba, no nos iba a abandonar. Y con la fuerza que transmitió se produjo la manifestación del 8.

El 8 de octubre fue la manifestación anti indepe. Aquel día se dio la vuelta a la tortilla: desde entonces, los separatas son minoría allá donde vayan, y los no separatas lo sabemos: nosotros somos más.

Unos días después Puchi proclamó la independencia. A los 3 segundos dijo que no, que la dejaba en suspenso. Nadie entendió nada: ¿había proclamado o no la independencia? No parecíamos independientes, es verdad, pero había dicho... El gobierno de Madrid le envió un requerimiento  sobre si había o no había proclamado la independencia. Y, como ya le conocía, le advertían en ese escrito que si su respuesta no era un no claro se entendería como un sí. Puchi se cagó en los pantalones y no respondió. El gobierno le exigió una respuesta, él la fue retrasando,el gobierno le puso una fecha tope, empezó a activar el 155 y Puchi hizo tres cosas. En primer lugar, el viernes por la tarde declaró la independencia. Eso sí, no lo hizo en la reunión plenaria del Parlamento, sino luego, fuera, en las escaleras. En segundo lugar, dijo a sus consejeros que descansaran el fin de semana (no parece el momento más adecuado, si se ha declarado la independencia, como si tras el parto - la salida estricta del bebé del cuerpo de la madre- todo el personal le dijera a la parturienta que ellos ya volverán, que ahí se las componga) y que el lunes, a los despachos a trabajar. Y en tercer lugar, ese domingo se escapó escondido en el maletero de un coche.

Desde entonces los separatas han ido dando tumbos. No saben qué hacer. Su único objetivo es provocar; la diferencia con antes es que ahora ven la cárcel como algo muy real. Pensaban sus popes que quizá irían a la cárcel, sí, pero un par de noches tan solo, por aquello de asustarles. Y resulta que no, que van a pasar años (sería lo correcto, aunque con un tipo como Sánchez de presi cualquier cosa es posible). Y esto ha sido todo. Un año de bravatas, de palabras y gestos, y nada más. En este año el parlamento ha estado cerrado la mayor parte del tiempo, en que los separatas descubrieron que no tenían mayoría les faltó tiempo para declararlo cerrado, y la misma técnica usaron cada vez que se olieron que iban a perder una votación. En cuanto a las masas, cometieron un error: establecieron los lazos amarillos como símbolo. Ellos mismos se pusieron la señal, ahora todos sabíamos quiénes eran. Y ellos mismos vieron que muchos no lo eran, que ellos eran pocos. Se han ido destapando, cada vez son menos y cada vez son más violentos. Es comprensible, están frustrados y son conscientes de su impotencia, de que los engañaron (muchos) o de que se les acabó el chollo (los otros).

En estas que Sánchez quiso hacer una reunión del Consejo de Ministros en Barcelona el 21 de diciembre. Y, claro, el gobierno catalán (gobierno sólo de nombre, porque no ha tenido ninguna iniciativa) declaró que aquello era una provocación, que me aspen si entiendo por qué, y quedó claro que llamaban a sus guerrillas urbanas a impedirlo. Otra cosa es que sus guerrillas urbanas hicieran un ridículo espantoso en el intento, pero las ganas del gobierno catalán de molestar y de poner palos en las ruedas ahí estaban.

Lo que pasa es que la situación aquí no aguantó tanto. Cuando el suplente Torra tuvo el mando, su decisión fue dar 200 millones a TV3, que lo estaba pasando "muy mal". Reabrir embajadas, más publicidad, nuevos cargos, esas cosas. Y los médicos dijeron basta, no aguantamos más. Y los bomberos, y los funcionarios, y los mozos de escuadra. Estos colectivos dijeron que basta, que no iban a aguantar más por la república y que querían que se les arreglara lo suyo ahora. Que no esperaban a ese día en que les prometieron que de las fuentes manaría miel y ambrosía. Las huelgas y revueltas hicieron a mucha gente ser un poquito más conscientes de la realidad, y creo que cada vez más están percibiendo que les tomaban el pelo.

En fin. El resumen del año podría ser: número de leyes aprobadas e iniciativas legislativas, 0; número de actos institucionales y catas de ratafía a las que ha asistido nuestro presidente suplente, 4.500.000 o así. Veces que han hecho el ridículo... incontables.

Eso, lo de los ridículos que han hecho, las burradas que han dicho, las falsedades que nos han querido hacer tragar, los desplantes y los feos, las veces que han quedado en evidencia,... todo eso, me temo, es inregistrable. Hubo que vivirlos para creerlos.





Fleur East - Sax (versión de Ana Guerra en OT2017)

Los crímenes de nuestros padres




El otro día estaba viendo un documental en televisión, sobre las obras de arte desaparecidas en España. En un momento dado citaron el tema de las guerras, el arte es lo primero que se busca (y luego o cuando no lo hay, el honor de las mujeres). Lo glosaban con imágenes de fanáticos musulmanes destruyendo esculturas en Afganistán e Irak... y en ese momento intervino un arqueólogo.Él explicaba que había estado allí, que lo había sufrido mucho, pero que tampoco nos pongamos tan gallitos: aquí también se había hecho, y antes que ellos. Y empezó su retahila: ya en el imperio bizantino, con la controversia iconoclasta...

Cambié de canal.

Hace casi 1.300 años del inicio en Bizancio de la disputa sobre las imágenes de santos. La discusión tenía argumentos sólidos en ambas partes, así que no es algo a ridiculizar; pero se trata de que es una historia de más de mil años.

¿No podemos criticar la destrucción de una obra de arte porque hace más de mil años unos bizantinos también lo hicieron? Y aunque no hicieran mil años. Aunque lo hubiera hecho mi abuelo, o mi padre. ¿No podemos criticar los paseos guerracivilistas porque nuestros abuelos también los hubieran hecho? ¿Pero qué mierda de argumento es ése?

Y, sin embargo, muchas personas lo tienen como válido. ¿Cuántas veces no me han dicho que no puedo criticar algo porque "antes"...? Por ejemplo, antes las mujeres necesitaban permiso del marido para viajar. Ergo no puedo criticar los velos musulmanes. Hace 400 años se expulsó a los moriscos, los cristianos se merecen cualquier persecución que sufran. Y así con todo. El ejemplo más famoso es el del exterminio de los indígenas en Iberoamérica. Se supone que todos los españoles somos genocidas asesinos que masacramos a la población autóctona. Da igual que esa población autóctona es claramente visible hoy en día en las calles de cualquier población americana, más aún en los pueblos y aldeas. Y da igual que nuestros bisabuelos no salieran de sus pueblos, menos aún para ir a matar a americanos. Da igual que, por ejemplo, en Uruguay una vez conseguida la independencia los próceres uruguayos llamaron y reunieron a todos los charrúas en un lugar de su campiña y allí los mataron a todos. Da igual, porque el objetivo es descalificar al contrario (se entiende que es porque se está perdiendo una discusión y no se tienen otros argumentos), y para descalificar al contrario cualquier método les es bueno.

Esta técnica, por supuesto, es casi tan antigua como la manzana (porque Adán no podía usarla, claro), y la reconocemos, sin ir más lejos, en la leyenda negra española. Que además de falsa y desarrollada por los que en realidad deberían sufrirla, no deja de ser un acusar por los crímenes de sus antepasados. Pero no por ser vieja está en desuso. 





Martinha - Eu daria a minha vida

Votar a Vox




Hace algún tiempo, antes de las elecciones andaluzas, tenía escrito esto:

Tengo la intención de, en mis próximas elecciones (que no sean municipales, tampoco hay que pasarse) votar a la papeleta que encuentre más a la derecha. Vox, por ejemplo.

Puede que el viejo Franco tuviera razón, después de todo: que el mal de España son sus políticos, y que con ellos al mando iremos de mal en peor. Consciente o inconsciente de ello, mucha gente piensa igual. Pero ¿qué hacer? Ante la falta de confianza en nuestros políticos no es de extrañar que salga por peteneras por ambos lados del foro. La salida típica, la que cuenta con prestigio en nuestra piel de toro, es la extrema izquierda, mezclada de un nihilismo anarquista y ácrata. No nos representan, etc. Asambleas y todo eso, democracia para el pueblo, ya saben. Esta línea de actuación se centra en el ciudadano, al que le van mal las cosas. El sistema es el culpable, no el ciudadano (nunca se les ocurre insinuar que el ciudadano tiene parte de culpa por estirar más el brazo que la manga, meterse en aventuras sin tentar sus fuerzas y, en definitiva, fiarse al "si me vienen mal dadas, ya me lo resolverán" que parece que es el lema inconfeso de esta gente). Claro, luego resulta que los que se ponen al frente de esta corriente de indignación son unos julais que de gestión pública no tienen ni idea pero de medrar ya lo creo que sí, y lo hacen: ¡quién te ha visto y quién te ve!

Por el otro lado también una salida; pero todo el prestigio que tiene el extremismo de izquierda lo tiene en desprestigio el de derecha. Por lo que se le acusa en público de ser la peste, el hambre, la guerra y la muerte en un solo caballo, y eso tirando por lo bajo. Hasta el punto de que hoy en día es de agradecer que a uno sólo lo llamen franquista: al menos, no lo llaman simpatizante de Vox, eso sólo se reserva para los casos más extremos. Para los confesos de Ciudadanos o del PP, por ejemplo.

Pero el extremo por la derecha tiene una diferencia fundamental con respecto al extremo izquierdo: no se basa en lo mal que le va al ciudadano, sino en lo mal que se están haciendo las cosas en general. El votante de extrema izquierda quiere garantizada una nómina por el mero hecho de vivir, que a los ricos les vaya mal y que su perro pueda votar; el de extrema derecha quiere que desaparezcan las autonomías (los funcionarios autonomicos, en realidad), que se le enseñe a los politicos catalanes  y vascos quién manda aquí... y que de verdad haya alguien que mande y lo demuestre. Pero, sobre todo, quieren alguien que no tenga pelos en la lengua, que llame a las cosas por su nombre y que diga lo que pensamos todos. Luego sus líderes serán unos mangantes como todos, claro, es sólo cuestión de tiempo, pero la diferencia con los otros creo que está clara. Tanto como que unos quieren que a las cosas se les llame por su nombre y los otros justamente todo lo contrario.

Luego está lo del miedo. "¡Que viene Vox!", dicen. Queriendo dar miedo, intentando que creamos que son el coco que vienen a matarnos. El miedo a Vox es manipulado. Identificarlos con los nazis es manipulado. Típico de la izquierda de este país. Y se les tilda de inconstitucionales, cuando son ellos quienes quieren que se cumpla la constitución y los que así les llaman son precisamente los que quieren reventarla, Podemos, BILDU, los independentistas catalanes y vascos, etc. Y los del PSOE que quieren caerles bien a estos, por supuesto.

Y no, los de Vox son personas supongo que normales que quieren llamar a las cosas por su nombre. Que no quieren hablar de portavoces y portavozas.

Que opinan que esto de las autonomias, oiga, pues que no está saliendo bien. Que hay mucho funcionario público y mucha empresa pública, y que quizá esto se podía gestionar de alguna manera más eficiente. Como haría cualquier empresa. Que sí, que puede que la idea fuera muy buena, pero es que nos están saliendo un montón de reyezuelos de taifa que no miran por el bien común y patatín patatán. Y que se les han dado demasiadas libertades: la inmersión obligatoria para pobres, por ejemplo.

Y que opinan que esto de la inmigración tampoco se está gestionando bien. Que por parecer molones y progres se han cometido muchos errores.


¿Cuál es, en mi opinión, la utilidad de votar a Vox? El toque de atención que supone para los demás partidos. La idea es que los demás se pregunten qué está pasando, y se den cuenta. La esperanza mía.


Creo que sigue siendo vigente.

El buen resultado de Vox en las autonómicas me ha sorprendido, como a cualquiera que no siga la política, pues pensaba que eran una opción minoritaria, testimonial. De pronto, resulta que no lo son. Los tolerantes izquierdistas no han tardado un minuto en clamar contra ellos (cuanto más a la izquierda, más: los más izquierdistas llamaron a no reconocer el resultado de las elecciones), y por supuesto a negar a todos el derecho a hablar con ellos. Se les llamó fascistas al mismo tiempo que se convocaron escraches contra ellos. Se les tildó de anticonstitucionales al tiempo que se clamaba en contra de los pilares básicos de nuestra constitución. Y, por descontado, aplicaron el razonamiento lógico en ellos: si hablas con Vox, entonces eres uno de ellos, entonces eres un fascista antidemocrático, entonces mereces que te paseen.

Ahora, lo más curioso del caso es que no explican que de la noche a la mañana haya 400.000 fascistas antidemócratas en Andalucía. Claro, reconocer la verdad sería reconocer que esas personas se han cansado de las mentiras e insultos que escupen sin cesar sus líderes izquierdistas y que han decidido votar, al menos esta vez, a personas que hablan claro y dicen las cosas como son.

Y mientras tanto yo alucino con lo que se llega a decir de Vox. No, en realidad alucino con que eso mismo no se diga del extremo opuesto.



La oreja de Van Gogh - Rosas