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lunes, 29 de abril de 2024

The brass

El domingo se publicó esta foto:


El Líder Supremo de Corea del Norte, en una visita a una universidad militar. Supongo que la foto es de una reunión con la cúpula militar, e imagino que esa cúpula estará formada por lo más selecto del estamento militar norcoreano. 

Me ha llamado la atención al verla que los militares estén con libretitas, prestos a anotar cualquier instrucción o aforismo de su líder. Si nos fijamos en el que está sentado a su izquierda, ése no apunta nada. No lo necesita: ya tienen minions de pie que tomarán las notas por él. En fin, imagino que esos atentos amanuenses sólo serán tales en las reuniones con el líder, seguro que cuando están con cualquier otro son ladradores intransigentes.

También me ha llamado la atención que todos van de verde caqui. No estoy al tanto de la organización militar norcoreana, pero si es como en la mayoría de los países que sí sé, el verde caqui es el color de los ejércitos de Tierra. El azul suele ser el del Ejército del Aire y el blanco o el azul marino de la Armada. ¿No estudian los aspirantes a esas dos ramas en esa universidad, no se les dan nociones de esas dos armas a los cadetes de Tierra... o es que Corea del Norte no dispone de marina de guerra ni de aviones de combate? No me extrañaría que fuera esto último. Curioso, en cualquier caso.

Pero, por supuesto, lo que más me ha llamado la atención (a mí y a cualquiera) son las medallas de los que están de pie. En los países normales, salvo en las ocasiones de gran gala en las que la etiqueta exige la medalla formal, no se luce la medalla sino un pasador representativo. De hecho, diría que en Corea del Norte también: fijémonos de nuevo en el que no toma notas: la pechera está llena de pasadores. Tiene más medallas que nadie. También, probablemente, los que están sentados a la derecha del líder, pues si los mindundis que están de pie tienen medallas para cubrirles todo el pecho, los sentados tendrían más aún y sin embargo no se les ve. 

 

En inglés, brass significa latón. Pero en el argot militar, the brass ("los latones") significa "los jefes, el estado mayor". Y no con sentido admirativo sino (a menudo) despectivo. El origen de la expresión se explica perfectamente viendo la foto norcoreana.

 

sábado, 20 de abril de 2024

Rallar o rayar, rayar y rallar

(Nota previa: no soy filólogo. Puedo estar equivocado)

¿Rallar va con ll o con y? ¿Es rallado o rayado? ¿El queso es rallado o rayado? A veces me hago preguntas irrelevantes, y es que la respuesta a ésta es muy fácil: basta atender al significado.

La clave es la raya: una raya es una línea. Una ralla no, ralla no es un sustantivo. Por lo tanto, rayar es hacer líneas. Rallar es desmenuzar, reducir a virutas. Si lo que se quiere resaltar es el efecto de estar "roto", entonces rallar; si lo que se quiere resaltar es el efecto de tener líneas, entonces rayar. El queso es rallado y la hiena rayada. La cocaína se ralla y luego se forma una raya. Porque primero se desmenuza y luego se agrupa en forma de línea.

¿Y si uno ara un campo? ¿El campo está rallado o rayado? Depende de lo que uno quiera resaltar. Si quiere indicar que el labrador ha roto la capa superficial de la tierra al formar los surcos - que es además el propósito de arar-, entonces el campo estará rallado. Pero si lo que se quiere indicar es que el campo ha quedado lleno de líneas, entonces el campo estará rayado. Y lo mismo un camino, el asfalto, el hormigón, etc. Los cristales se rayan, porque el daño se produce en líneas y el cristal no se desmenuza. Los discos de vinilo se rayan, la mesa de la cocina se raya,... El rallar es un daño metódico, que genera viruta.

¿Y el cerebro? Ambas formas son válidas para indicar que algo se nos está  haciendo insoportable. Si algo nos está rayando, la metáfora es que el daño es como el que se hace en la superficie de un disco o un grano de arena o resalte concreto que a cada pasada nos hace una hienda mayor. Si algo nos está rallando, es que nos está desmenuzando el cerebro, volviéndolo virutas con una vuelta constante al mismo asunto.

Y, por supuesto, las rayas rojas son rayas y los tigres tienen rayas. No rallas. 

sábado, 27 de enero de 2024

De letras y alfabetos

P.  Al hilo de algo que cuenta en el último capítulo: ¿por qué todos nos sentimos inseguros de nuestro aspecto físico, pero nadie lo está de su capacidad intelectual?

R. ¿No será porque nadie te va a querer sólo y únicamente por tu capacidad intelectual?

Alberto Olmos, entrevistado por Víctor Lenore

 

 



La RAE define letra como:
1. f. Cada uno de los signos gráficos que componen el alfabeto de un idioma.
Cabe preguntarse qué es el alfabeto. La RAE lo define así:
1. m. abecedario (‖ serie, o lista).
No nos aclara gran cosa. ¿Qué es el abecedario? La RAE lo define como:
1. m. Serie ordenada de las letras de un idioma.
Genial: las letras son los componentes del abecedario, y el abecedario es el conjunto (la serie ordenada) de las letras. Cabe además puntualizar que las letras no son sólo signos gráficos, también son los sonidos con los que las asociamos.
 
Mi viejo profesor de Matemáticas del colegio, en una de sus primeras clases de Geometría, pidió a algunos alumnos que definieran punto, recta y plano. Todas las definiciones son circulares (la recta es la intersección de 2 planos, el punto es la intersección de dos rectas, etc.), así que cuando el profesor se cansó de la farsa exclamó "punto, recta y plano son elementos geométricos que se admiten sin definición". Esto es: no hace falta definirlos porque todas las personas saben qué son. No hace falta explicarlos.

Con las letras (la voz 'letra' y cada una de las letras: la 'a' es el sonido 'a' y la representación del sonido 'a', y viceversa: es el sonido de la letra 'a', al menos en español, que la 'a' siempre suena 'a'; otras letras se asocian a sonidos diferentes en función de las letras que las sigan) ocurre lo mismo. No es necesario definirlas. El que en el momento de leer o de escuchar su definición no las conoce es imposible que las entienda. Para que no las conociera, una persona tendría que ser del todo punto analfabeta. Pero no solo que no fuera capaz de leer o escribir, sino que además se tendría que comunicar sólo con sonidos (guturales) o, si supiera hablar con palabras (pensemos en un bebé que está aprendiendo a hablar) aún no tendría que ser consciente de que está hablando (un bebé sólo es consciente de que se comunica, no de que habla). Otras opciones sería una sociedad completamente ágrafa y con un conocimiento lingüístico rudimentario al máximo (tendría que desconocer además el concepto 'palabra', ya que aunque la RAE no la define así, una palabra es la letra o yuxtaposición de letras cuando alcanza un significado), o cuyo sistema de escritura fuera ideográfica (no escribe letras sino conceptos: por ejemplo, jeroglíficos). Podríamos decir que las letras son las unidades que componen ciertos sistemas de comunicación (y de pensamiento: no podemos pensar sin letras), siendo el que estamos empleando uno de ellos. No es una definición, pero sí una explicación de lo que es. Y ya está. Es decir, si usted entiende la explicación entonces sabe qué es una letra, no necesita más. No toque las narices.

En cualquier caso, pienso que los lingüistas de la RAE no han estado muy acertados en la voz 'letra'.

sábado, 18 de noviembre de 2023

Redacciones

https://www.youtube.com/watch?v=C-z-IckrQK8 

 

 

Despacho del financiero Ricardo Jordán. Lujo frío. Sobre la mesa, "ticker" y teléfonos. En las paredes, mapas económicos con franjas de colores, banderitas agrupadas en los grandes mercados y cintas indicadoras de comunicaciones. Una gran esfera terrestre, de trípode. Reloj de péndulo. Invierno.

Enriqueta, sentada. Ricardo acude de mal humor al teléfono que llama desde que se levanta el telón. Mientras él habla, ella retoca su maquillaje.

Alejandro Casona - La barca sin pescador (descripción del escenario inicial)

Esta mañana me he topado, por casualidad, con un artículo escrito en un blog personal; y he leído, también, otros artículos en el mismo. El autor se declara nacido en los 50 y con un título universitario en una de esas ciencias que no sé si son de Letras o de Ciencias; pero como la ciencia versa sobre el Hombre, la daré como de Letras. El caso es que el blog me ha hecho pensar: la redacción de los artículos es horrorosa. Vale, quizá no fuera horrorosa; pero sí malísima. Sé que provengo de un mundo antiguo, ya casi olvidado, pero ¡la redacción!

Cuando yo iba a la escuela, además de los conocimientos curriculares de las asignaturas había muchas cosas que nos enseñaban sin darnos cuenta. Por ejemplo, ya conté en mi entrada sobre el Chino que en la asignatura de Geografía e Historia, en el Bachillerato, cada día dos alumnos tenían que ponerse de pie y desarrollar la lección oralmente, delante de todos. "Domínguez" (porque el Chino, como casi todos nuestros profesores, siempre nos trataba de usted), "háblenos sobre la Guerra de los Treinta Años". Y Domínguez se levantaría, fastididado por haber sido el afortunado, y contaría lo que supiera sobre ese periodo. En su caso muy poco, pero allá él con el ridículo que hiciera ante sus compañeros; otros sí se sabían la lección y hacían un papel más o menos digno. El caso es que allí no sólo se aprendía sobre la Guerra de los Treinta Años, también se aprendía a hablar en público. A elaborar un discurso, a pronunciar, a pensar y hablar a la vez. Y lo mismo todos los profesores que nos sacaban a la pizarra.

Una de las cosas que recuerdo de mis años infantiles era la insistencia de los maestros en los temas de Lengua. Caligrafía, sobre todo. Ortografía, también. Leer en voz alta, una herramienta fundamental para el maestro valorar cómo lee el niño pero también fundamental para el niño, que es el que a la postre ha de salir beneficiado. Y las redacciones.

Durante mis años de escuela escribí infinidad de redacciones. De todas las asignaturas, me parece, de tantas como escribí. Y las redacciones puntuaban, era parte de la nota. Leyendo el blog mentado me pregunto: ¿acaso no era así en todas las escuelas?

Redactar es poner por escrito unos pensamientos. Una redacción correcta ha de basarse en unos pensamientos ordenados, claros, y ha de plasmar esos pensamientos con frases lógicas, con una sintaxis adecuada, respetando las reglas de ortografía - en mis tiempos, también las de caligafría, pero eso ya...- y siguiendo un esquema básico de planteamiento, nudo y desenlace. Luego, según cada cual, aparecen las veleidades artísticas. Pero saber redactar debería ser una base ineludible para todo lo que tenga que venir después, y es algo que solo se aprende con la práctica. Con mucha práctica. Y esfuerzo.

«¡Qué tontería!», me responderán. Que cualquiera sabe redactar, que ese arte se adquiere sin esfuerzo, al mismo tiempo que se aprende el idioma. ¿Seguro? Prueben a escribirse, para ustedes mismos... pongamos un relato sobre sus días de escuela. O sobre su último viaje, o sobre su padre, lo conocieran o no. Si el texto que les resulta es ordenado, lógico, con una sintaxis correcta, con un vocabulario ajustado a lo que se quiere decir, sin faltas de ortografía, aprueban raspado. Raspadísimo, porque convendrán conmigo que menos es inaceptable. Pero sigamos repasando el texto: ¿siguen el hilo del relato? ¿Captan lo que quiere decir? ¿Tiene un argumento, un planteamiento, un final?

—Cuando despertó, el dinosaurio todavía seguía ahí.

El famoso relato de 7 palabras de Augusto Monterroso tiene un planteamiento ("Cuando despertó,"), un nudo "el dinosaurio todavía seguía") y un desenlace: "ahí". El desenlace es demoledor, sorprendente, y da la auténtica categoría al relato. Pero no traigo a colación este relato para alabar a Monterroso - que no lo necesita-, sino para que vean que tiene que haber un final. Un último pensamiento que nos haga rememorar toda la redacción y volverla a examinar bajo la luz de esa última idea. 

Si su redacción tiene el hilo argumental, estupendo. No sólo será un texto lingüisticamente correcto, sino que también estará intelectualmente armado. Un bien. ¿Un bien? ¿Que más le falta? Pues algo que, por si le consuela, echo también en falta en la mayoría de los artículos de opinión de periodistas y escribientes varios: ganas de leer hasta el final.

Una buena redacción tiene que querer que la lean. De cabo a rabo. Tiene que interesar al que la lee. "Cuando despertó" provoca que todos queramos saber más: cuando despertó, ¿qué? Pues nosotros, igual o casi. En cierta ocasión trabajé en un proyecto de reparación que requería bastante presupuesto: iban a tener que gastarse mucho dinero (un par de millones de euros) en reparar una cosa que no parecía muy rota. Claro, tuve que hacer informes. Y para el jefe de mi cliente. Y para los jefes del jefe de mi cliente. Recuerdo esa reunión, tenía que durar quince minutos y no más porque eran personas muy ocupadas que no se iban a interesar por los detalles de lo que pasaba. Aparte, el tema era árido como pocos, no digamos ya los detalles, la geología, las pruebas hechas, los ensayos de laboratorio... Pero trabajé la presentación, intentando contar una historia con suspense: que estuvieran atentos a los detalles, que intentaran en su cabeza formarse el cuadro de la situación y que quisieran saber cómo acabaría. EL cuarto de hora fue una hora y cuarto. Con gran asombro del personal de mi cliente, que sus grandes jefes estuvieran de verdad tan interesados. Y al final éstos me pidieron "3 diapositivas" para presentar el asunto ellos al presidente de la compañía (a esa presentación yo ya no asistí; pero conseguí el dinero).

Y lo que me desespera es que no creo que esté pidiendo ningún imposible. No me parece que haga falta una habilidad sobrehumana sólo al alcance de muy pocos. Lo único que hace falta es que el que escribe quiera escribir bien. Oigan, que yo soy de Ciencias, ingeniero. Escribir no es lo mío, y sin embargo me esfuerzo. Y dado que mis clientes y colegas alaban específicamente lo que escribo... pues eso, que pienso que todos deberían hacer lo mismo.

 

En las escuelas deberían poner el foco en las redacciones. No recuerdo a mis hijos en sus años de escuela escribir redacciones, y por eso me huelo que hace tiempo que se abandonaron. Y así nos va.

 

 

Taylor Swift - Say don't go 

 

 

 

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jueves, 2 de noviembre de 2023

Dominio del lenguaje de una periodista

"Hojeando" un periódico en internet me encuentro este titular con el que encabezan su portal:


Mi primera reacción fue intentar arrancarme los ojos. ¿Cómo puede una periodista, con la suficiente importancia como para que el digital le conceda el encabeza su portada, cometer un fallo semejante? Porque no es una errata, no es un error de ortografía, no es de sintaxis. Es, sin más, que la periodista no domina su idioma lo suficiente, pobre conocimiento tiene de su herramienta de trabajo.

Intrigado por quién comete el error, consulto la noticia para saber si la cita es una declaración textual de alguien. Y no, es una referencia a un texto: según la noticia, es un comunicado que, dice «...supone la "abolición del Estado de derecho"».

Ocho vocales del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) han pedido a su presidente interino, Vicente Guilarte, que convoque un Pleno Extraordinario ante la inminente aprobación de la ley de amnistía. Los firmantes hablan de una "intensa preocupación y desolación" con la norma que el Gobierno ha pactado con ERC y Junts la cual, dicen, supone la "abolición del Estado de derecho".

Luego el error es de la periodista, que además hace decir a quien dice que dice lo que no dice. Y que no lo dice porque en verdad no puede decirlo. Menuda periodista.

Un periodista debería, debe, saber que el verbo abolir es defectivo. Sólo se conjugan las formas que incluyen la letra -i. Por eso yo nunca "abolo", ni tú "abolas" ni él "abole", pero sí es posible "nosotros abolimos". Yo derogo, tú derogas y él deroga, pero nunca abolir. 

Esa periodista se defenderá de no saber que 2x3=6 diciendo aquello de "es que yo soy de letras", pero está claro que cualquiera que realmente sea de letras debería decir que no, que a ésa no la cuenten entre los suyos.

Este país se está yendo al carajo.

miércoles, 4 de octubre de 2023

Mis versículos favoritos XVIII: págame lo que me debes

https://www.youtube.com/watch?v=IUZEtVbJT5c 

 

 

Al salir, el criado se encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, agarrándolo, lo estrangulaba diciendo «Págame lo que me debes».

Mt 18, 28

Casualmente se leyó el otro domingo en la misa. Es uno de mis versículos favoritos por la tremenda viveza  y la sorpresa que causa en el texto, por lo demás comedido y reposado, de la imagen.

Es un versículo de una parábola en la que Jesús está hablando sobre el perdón. En el ejemplo, explica que el reino de los cielos se parece a un rey que quiere ajustar cuentas con sus criados. Uno de ellos le debe 10.000 talentos (un talento, ya de por sí, era una cantidad enorme en aquel tiempo), y el hombre no los tiene. El rey, por tanto, ordena que lo vendan, a él, a su mujer, a sus hijos y todas sus posesiones y así quedaría pagado (dado que no iba a recuperar más). El criado se arroja a sus pies y le pide un poco más de plazo, que se lo pagará todo, y el rey accede. Al salir de la audiencia, el criado se encuentra con otro compañero que le debía 100 míseros denarios, y...

El compañero también le pide más tiempo, pero el criado ordena que lo metan en la cárcel hasta que pagase. Por supuesto, el rey acaba enterándose y nuestro protagonista acaba entregado a los verdugos.

 

 

Hablemos de Cataluña. Hablemos de la inmersión lingüística. Hablemos de las lenguas autonómicas en el Congreso.

Todo empezó cuando, en la Transición, los diputados catalanistas pidieron poder enseñar a los niños catalanes en catalán. El argumento, una tesis creo que compartida también entonces por la UNESCO (aunque ya se sabe que este tipo de organizaciones tiene tesis para cualquier cosa y su contraria) es que lo mejor para los niños es que sus primeros años de enseñanza se realicen en su lengua materna. El bien de los niños es lo primero, lo importante es que aprendan, y su tesis salió adelante. O, para ser precisos, su objetivo salió adelante: su tesis se podría haber convertido en norma, pero no lo hizo. Y luego, pasó lo que pasó: en que pudieron, se olvidaron del asunto y catalán para todos los niños, sea su lengua materna la que sea. Su nuevo argumento fue la cohesión social, paradoja máxima donde las haya pues lo que se busca es la descohesión social con el resto de españoles y catalanes que no tienen el catalán como lengua materna, también se quería descohesionar a esos niños de esas personas e integrarlos en el mundo catalanista. Y de esos polvos estos lodos.

Ahora muchos diputados, los catalanistas y los necesitados de los votos de esos diputados, han implantado que en el Congreso se pueda hablar en catalán, gallego o vasco. Dejemos también de lado la paradoja de que al Congreso se va a precisamente ponerse de acuerdo unos y otros y que todos los diputados representan a todos los españoles con independencia de por qué circunscripción han resultado elegidos, y fijémonos en la situación en Cataluña. Aquí, ¡ay del que pretenda que a hijo se le enseñe con al menos un 25% de las asignaturas en español! Muerte civil, para el niño y para toda su familia. ¡Ay del que pretenda que sus tratos con la Administración sean en español! O, en muchos casos, con la escuela, el ambulatorio. Hablemos de todos esos políticos catalanes que, sabiendo que no va a venir ningún rey a reprenderles, piden a los ciudadanos que no hablen en español con nadie, aunque el otro no sepa catalán: que lo aprenda, carajo. Y donde se intenta adoctrinar en la escuelas (en muchas) en el odio a lo español en general y al idioma español en particular.

Para muchos, el derecho a hablar en la lengua materna y a ser educado en la lengua materna es sólo si esa lengua materna es el catalán. En español, ese derecho no existe en Cataluña.

Yo, qué quieren que les diga. Ojalá exista algún rey que, enterado de la situación, mande llamar al despiadado criado y lo entregue a los verdugos.



Georg Friedrich Händel - El Mesías: Aleluya (coro) 

jueves, 29 de junio de 2023

Pido disculpas si...

https://www.youtube.com/watch?v=0lN-iL3hz4g 

 

 

La presidente del Congreso de los diputados ha realizado unas declaraciones públicas, en el curso de las cuales ha hecho una afirmación cuando menos polémica. Además de polémica, es falsa y revela que esa señora o desconoce la realidad del español que no tiene la vida resuelta o no piensa lo que dice. Como es comprensible, todos pensamos que es lo primero y que ese desconocimiento de la realidad es fruto de las incontables prebendas de la sinecura que disfruta, y se armó la marimorena.

Y, como era de esperar, la presidente no tardó en rectificar, a la manera de los políticos:

—Pido disculpas si no me he expresado bien.

Ya estamos. Si no se ha expresado bien, pide disculpas por no haberse expresado bien. Pero ¡eh!, si se ha expresado bien entonces no hay nada por lo que disculparse. ¡Eh!

Señora, mire usted sus declaraciones y decida si se expresó bien o no; si se expresó bien, pida disculpas por lo que lamente haber dicho si lo lamenta, y si no lo lamenta reafírmese. Y si no se expresó bien, pida disculpas de la forma correcta:

—Pido disculpas por no haberme expresado bien: lo que quería decir es... (y aquí diga lo contrario de lo que dijo, que por cierto fue una afirmación muy clara).

El problema se complica si, como es el caso y es lo habitual, en la afirmación no hay ambigüedad alguna o posible doble interpretación, no es como si hubiera dicho «como presidente del Congreso he tenido que hacer muchas cosas desagradables», o «trabajando con Pedro Sánchez me he visto forzada a adoptar posturas que no quería, muchas situaciones en las que no podía decir no y tener que tragar». No, normalmente las declaraciones no son interpretables, su significado está claro. Así que, salvo que la declarante explique que fue un lapsus linguae, o un desajuste en su medicación ese día pero que ya se la han corregido, o (la señora tiene 50 años) fruto de algún desajuste hormonal excesivo o qué sé yo, estas disculpas no son sinceras.

En España hubo una vez que alguien dio una disculpa sincera, y medio país se le echó encima; han pasado diez años y siguen haciéndose burlas:

—Lo siento mucho, me he equivocado, no volverá a pasar.

Pobre Juan Carlos I, como para disculparse de verdad.

No, las disculpas de los políticos casi nunca son sinceras. Su arrepentimiento sí, porque se dan cuenta de que han metido la pata, pero eso no lo van a reconocer.

—Pido disculpas si alguien se ha podido sentir ofendido.

—Pido disculpas si alguien ha interpretado que...

—Pido disculpas si no me he expresado bien.

 

 

 

Les Colporteurs - Korobeiniki


lunes, 26 de junio de 2023

El color del cristal

En este mundo traidor

nada es verdad ni mentira,

todo es según el color

del cristal con que se mira.

 

La estrofa de cuatro versos de arte menor con rima abab se llama cuarteta.

La cuarteta con la que he empezado no sé si es de Antonio Machado, pero no me extrañaría nada. El caso es que cuando era niño se recitaba con frecuencia.

Uno de los conceptos de moda en estos tiempos es fake news. Y se intenta advertir a la población de que existen y que hay que estar precavidos y atentos a identificarlas. También se habla mucho del posicionamiento político de los medios y cómo cuentan la misma cosa de manera tan diferente que parece que son otras.

Cuando era niño, la sabiduría popular ya sabía esto. Y se encargaba de que lo supiéramos.

viernes, 2 de junio de 2023

El País Vasco

https://www.youtube.com/watch?v=PTMMS88gi6c

 

 

Es difícil saber si el País Vasco ha cruzado ya la línea de no retorno. Si no lo han hecho, llevan camino.

Están tramitando, parece ser que con éxito asegurado, un cambio en la enseñanza que equipara el sistema educativo al catalán: en vasco. Y ay de los que no sepan vasco. El objetivo oficial es que al final del proceso educativo todos los alumnos sabrán tanto vasco como español; y lo que se aduce es que, a fin de cuentas, el español ya lo aprenden por sí solos porque es el idioma de la calle y de los hogares.

¿Cómo oponerse a un fin tan loable?

Imagine que en vez de vasco decidimos que la enseñanza se realiza en japonés. O chino, o swahili. Puede hacerse. ¿Qué ocurriría? Pues que los primeros años escolares el alumno emplearía la mayor parte de sus esfuerzos en aprender el idioma en que le van a enseñar, chino o japonés. Y una vez lo haya aprendido, entonces empezaría a aprender materias en ese idioma. Si para entonces se ha terminado el ciclo escolar, mala suerte; si ha aprendido rápido y le queda el 50%, pues tendrá la mitad de tiempo que los alumnos del resto de España para aprender otras cosas. Salvo que los alumnos allí sean mucho más inteligentes que los del resto de España o sus maestros y profesores mucho más capaces, es de suponer que aprenderán la mitad de las cosas. Pero ¡ey!, sabrán swahili. Muy útil para regatear con los manteros, aunque el resto de españoles también sepa regatear sin saber swahili.

Si los alumnos no saben vasco y las materias se les van a enseñan en vasco, es de cajón que lo primero que han de hacer es aprender vasco. Mientras tanto, el resto de alumnos españoles estarán aprendiendo otros conocimientos. Así que si los alumnos tardan dos o tres años en aprender vasco, esos años de ventaja que les sacan los demás. Si tardan más, pues más desventaja. Luego irán todos a las mismas universidades (o no), y allí ¿cómo competirán? Lo más probable es que, de forma natural, acaben yendo a universidades vascas, en las que el nivel esté rebajado para ajustarse al bajo nivel de sus alumnos, y los demás españoles, también naturalmente, eviten ir a esas universidades salvo los más zotes de entre los zotes, que ya se sabe que por inteligencia o por éxito estudiantil nadie en España se va a quedar sin poder ir a la universidad.

Y suponiendo además que en esos años perdidos los alumnos adquieren un dominio del vasco sobresaliente. Porque si ya es difícil explicar a un chaval en su lengua materna los entresijos de los polinomios, los matices del cubismo o la génesis de las rocas vulcanianas, imagínese en un idioma que no es su lengua materna si no lo dominan ambos, maestro y alumno.

En otras palabras, ¡qué puede salir mal?

Imagínese que las pensantes cabezas vascas deciden que esto no puede ocurrir. Que no se ha de bajar el nivel. Y que la mejor manera de aprender vasco es explicando los polinomios en vasco, nada de aprender primero vasco y luego los polinomios. Volvamos entonces al símil: se dará la enseñanza en chino, pero sin enseñar antes chino. Excelente, dirán las familias... de chinos. Sus hijos tendrán los primeros puestos de la clase garantizados; en cuanto a los demás, mala suerte. Al cabo de unos años, lo que tendrían sería un grupo, me temo que no muy numeroso, de alumnos formados con un nivel equiparable al resto de los alumnos españoles (los que tuvieran el vasco como lengua materna), y uno numerosísimo (es innegable) con un nivel de aprendizaje muy, muy inferior. Eso, si ambos grupos pudieran no convivir en las mismas aulas, ya que de convivir, los "torpes" frenarían a los "espabilados", como ocurre desde hace décadas en el resto de España. Así que la elección sería convivir y mezclar, y todos torpes, o no convivir y no mezclar, y tendremos hutus y tutsis.

El siguiente hecho sorprendente (pero explicable) es que la medida salga adelante. Y saldrá, porque en la práctica ya ha salido: no hay apenas, en la educación pública o concertada, centros que ofrezcan escolarizar en español o al 50% en español, casi toda la oferta ya es al 100% en vasco (menos la asignatura de español). Así que lo que la medida va a hacer es regularizar una situación que ya se da. Puede que uno quiera que si hijo se eduque en español, pero si no hay colegios que lo oferten ¿qué se puede hacer?

Ocurre que en el País Vasco hay otra anomalía con respecto al resto de España: no hay, en los pueblos, concejales de Vox o de Ciudadanos. Los que son del PP caben en un taxi, y los socialistas sólo tienen el 16%. El resto son concejales nacionalistas o independentistas o aliados de éstos. A mí me parece sorprendente, una pureza política tal. No se trata de que no tenga implantación un partido político determinado, es que apenas existe una amplia banda del espectro ideológico. Que los que estén a favor de la constitución no lleguen al 20% de los votantes. Una constitución a la que votó "sí" más del 72% de los alaveses, el 64% de los guipuzcoanos y el 73% de los vizcaínos. Es sintomática la falta de pluralidad política en la población vasca, y no habla muy bien de ellos.

La explicación a este fenómeno es demográfica: los echaron. Con los años, han expulsado de sus sociedades a ese bloque. Se sabe que cantidad de vascos abandonaron su tierra por causa de ETA, pero el goteo ha continuado: una vez que un joven, por la razón que fuera, probaba la vida fuera de allí, era difícil que volviera. Para vivir allí hay que sentirse cómodo con el ambiente de allí, y ya se encargaron (y se encargan) nacionalistas e independentistas de que los constitucionalistas no se sientan cómodos.

Debería llamar la atención que una tierra que otrora fue de acogida de inmigrantes, por su potencia industrial, se haya convertido en productora de inmigrantes. Claro que, como la razón es la línea política de la clase dominante, es un asunto que se tapa, del que no se quiere hablar. Aunque sea la realidad.

Lo que provoca, a su vez, otra anomalía: en números redondos, la población del País Vasco no aumenta. Y además está envejeciendo mucho más rápido que el resto de España (salvo tal vez excepciones como Asturias). Esto es algo que la calle identificó hace ya bastantes años, y que es tan evidente que por fin la oficialidad está reconociendo, así de obvio debe ser. Esta evolución demográfica les está empezando a causar problemas (les faltan trabajadores), pero todo sabemos que los problemas demográficos... se acentúan con el tiempo hasta culminar.

Volviendo al idioma de la enseñanza, la medida es de por sí idiota. Es como si en Escocia la educación en el colegio se diera en gaélico escocés en vez de en inglés. ¿No se preguntan, los jerifaltes vascos y su pueblo, por qué en Escocia se enseña en inglés?

¿Y no se preguntan si tiene que ver, en su declive demográfico, algo que ver la educación en vasco? ¿Creen que la futura intensificación en ese aspecto lo paliará o creen que no tendrá influencia?

Quede claro que no tengo nada en contra de un modelo educativo en una lengua que no sea la española: en China no enseñan en español sino en chino, y les va la mar de bien. En Rusia no enseñan ni en español ni en chino, sino en ruso. Y en Francia resulta que enseñan en francés. Pero, claro. Hay una razón por la que en China no enseñan en español sino en chino. La misma por la que en Francia no se enseña en chino sino en francés.

Pero hay, además, otra consecuencia negativa de enseñar en vasco. Los lazos que tenemos los españoles con los rusos, los chinos e incluso los franceses no son muy estrechos salvo casos personales. Los consideramos, y ellos a nosotros, un pueblo diferente. Extranjero. Con sus intereses, diferentes de los nuestros. Si creamos una nación de vascoparlantes, siendo como somos los habitantes de la piel de toro, ¿qué creen que ocurrirá a largo plazo? ¿Cuánto tardaremos los no vascoparlantes en considerar extranjeros, otro pueblo, a los vascos y viceversa? ¿Y en no querer tener relación unos con otros?

Personalmente, no me parece una buena idea, la enseñanza en vasco. No creo que atraiga población de otros puntos de España. Y si atraen jóvenes, ¿cuánto tardarán esos jóvenes en darse cuenta de que si tienen hijos alli les enseñarán en vasco y decidir que mejor hacer de nuevo las maletas cuanto antes?

Dejando aparte el tema de los hijos, ¿cuánto tardarán los que emigren allí en darse cuenta de que no son bien vistos por sus ideas políticas

¿Han pasado ya el punto de no retorno?

Lo que es seguro es que Juan Sebastián Elcano no dio la vuelta al mundo hablando en vasco.

 
 

Ian & Sylvia - Four strong winds (Versión de Neil Young)

sábado, 24 de diciembre de 2022

Feliz Navidad

Nochebuena y Nochevieja se escriben juntas y con mayúscula, como todas las festividades (Reyes, Domingo de Ramos,...). Se tolera que se escriban separadas, pero en ese caso deberá empezar ambas palabras con mayúscula: Noche Buena y Noche Vieja.

Y, por supuesto: 

¡Feliz Navidad!

jueves, 3 de noviembre de 2022

Vestirse por los pies

Leía esta mañana en la prensa una entrevista en la que el entrevistado, en un momento dado, afirmaba ser una persona «que se viste por los pies». Me sonreí, porque el significado de esa expresión no es el que el entrevistado creía. Él no lo sabía.

Confieso que nunca había oído esa expresión antes de que la dijera nuestro anterior presidente, Mariano Rajoy, en una entrevista que le hicieron. Lo que Rajoy quería decir es que él era una persona juiciosa, razonable, que no hace estupideces. Que se viste por los pies. Supongo que Rajoy tampoco sabía lo que significa de verdad. O significaba, hay que reconocer que si nadie la emplea con su sentido original sino con el que le daba Rajoy, pues a partir de ahora eso significará.

A lo que voy. Tiempo después de lo de Rajoy, estaba yo leyendo un Episodio Nacional de Benito Pérez Galdós, y me encontré con la frasecita de marras. La decía uno de los personajes, defendiéndose de una acusación o explicándose, no recuerdo bien. Pero estaba claro el significado, clarísimo. Y no era ése.

¿Qué significa que alguien "se viste por los pies"? Pongámonos en 1890, cuando escribía Galdós. ¿Quién no se vestía por los pies?  Obviamente las mujeres, eso está claro. Pero ¿qué hombre no se vestía por los pies? Fácil, si lo piensan: los curas. Los curas vestían sotana. Y las sotanas no tienen perneras. Eso es lo que estaba diciendo el protagonista, que él no era un cura.

domingo, 23 de octubre de 2022

Sufre, mamón

https://www.youtube.com/watch?v=fEOdkXjwhn8

 

 

Ha causado revuelo esta semana, y si bien se ha escrito mucho y acertado sobre el tema, yo quiero echar mi cuarto a espadas. Lo de la canción "Sufre, mamón" de Hombres G.

Parece ser que en un popular programa de televisión sonó la susodicha canción y una mujer, aún joven, la bailó animadamente; también, de hecho, el presentador y otras personas que allí se encontraban. No voy a citar los nombres porque en no mucho tiempo no los recordará nadie. El caso es que tras el bailoteo la mujer se puso seria y criticó la canción: el protagonista (de la canción) insultaba a alguien llamándolo marica y se refería a su novia (la del protagonista) como "mi chica". La opinión de la mujer es que no se puede llamar a nadie marica, ser homosexual no es malo y por lo tanto hemos de dejar de emplear la palabra como insulto (y viceversa, emplearla como insulto equivale a propagar la idea de que ser homosexual es malo), y también que las mujeres no son "las chicas" de nadie. El presentador no sé si se dio cuenta de lo que había dicho la interfecta o no, el caso es que contemporizó diciendo que la canción había envejecido mal. 2022.

La canción es de la primera mitad de los años 80. Creo que ni la mujer ni el presentador estaban entonces, y de ser así serían demasiado pequeños para enterarse, pero yo sí. Y, como yo sí, puedo aportar un par de detalles significativos.

La canción versa sobre un chico que descubre que alguien le ha levantado la novia y, presa de celos, promete vengarse de "ese marica": o le devuelve la novia ("devuélveme a mi chica") o... se revolcará entre polvos picapica. Atroz venganza que ni los rusos se atreven a aplicar como tortura a los ucranianos.

La canción, fácil es darse cuenta, es pop juvenil. Malísima, pero en su momento gustó a la chavalería (a mí no). Veamos entonces qué es lo que se discute ahora.

Dejemos lo de "mi chica". Criticar esa expresión en una canción pop no hay quien lo defienda, y la moza quedó retratada como tonta del culo nada más decirlo.

En cuanto a lo de marica... En los 80 era un insulto, pero no de los peores. Y no había que entenderlo de manera literal: era, y sigue siendo, jerga de hombres. Los hombres la entendemos. Además, también le llama mamón, y no hay que pensar que cree que el levantador sigue alimentándose de la teta de su madre ni que sea malo que los bebés mamen. Como he dicho, así hablamos los hombres.

Pero la raíz del problema, en mi opinión, no es ésa. 

La clave está en que "Sufre, mamón" es una canción de pop juvenil. Y el pop juvenil ha de ser transgresor, porque si no lo es, entonces es una canción melódica. Y viceversa, no por sonar una batería y guitarras eléctricas una canción melódica es una canción pop. El pop juvenil, hecho por juveniles para juveniles, es así. Letras chorronas, irreverentes, algo transgresoras. Cuando la mujer que nos ocupa se queja de la letra de una canción pop juvenil de hace 40 años, lo que nos está demostrando es que ella ya no tiene nada de joven. Que es tan vieja que ha olvidado cómo son los jóvenes, los de entonces y los de ahora. Esa mujer será joven de aspecto, pero de mentalidad es una anciana. ¡Sólo le faltaba haber dicho "en mis tiempos sabíamos escribir canciones respetuosas"!

Y que el presentador afirme que "la canción ha envejecido mal" sólo revela lo mucho que ha envejecido el presentador.

 

 

 

Hombres G - Sufre, mamón 

lunes, 12 de septiembre de 2022

Carne de presidio

Los presidios no eran, originalmente, lo que todo el mundo cree, sino los fuertes fronterizos que los españoles empezaron a construir a medida que iban ampliando sus dominios, especialmente por el norte de Méjico y todo el vasto sur de los Estados Unidos que hay entre el Golfo y el Pacífico.

Ya conté, el otro día, que estaba leyendo un libro sobre los ingenieros en el imperio español (enlace aquí), y en él explica que los españoles, que querían que su imperio fuera réplica del romano que tenían idealizado, denominaron presidios a los fuertes fronterizos porque los romanos llamaban así a las fortificaciones que "presidían" el avance de las legiones. Solo que la frontera española estaba mucho más lejos que la romana, era mucho más larga y, sobre todo, contaban con muchos menos medios y hombres.

Estos fuertes, perdidos en las inmensidades de Tejas, Nuevo Méjico o Arizona, no eran destinos soñados, sino todo lo contrario. Guarniciones olvidadas, que recibían insuficientes soldadas, sin nada que hacer (ociosidad, madre de todos los vicios), sin medios para ser eficaces, a menudo con la subsistencia como objetivo fundamental, para defender a algún misionero loco (como es lógico, no hay comercio apenas en la frontera de Nuevo Méjico) o a los pueblos indios en los que hubiera habido éxito y se hubieran convertido al catolicismo. Hasta el punto que algunos presidios se clausuraron porque ¿para qué?

Pues bien, el libro cuenta que las guarniciones de los presidios empezaron siendo de 25 hombres, luego aumentados a 50 y finalmente a 100, y ésta era una cantidad que en la práctica no se conseguía. Porque había un problema: reclutar. Como he dicho, no eran los destinos soñados por nadie, no digamos ya por los que querían hacer una carrera de armas. Al final, y como es fácil de imaginar, las guarniciones se completaban "con toda clase de desesperados, perezosos e irresponsables -con toda franqueza la escoria del Imperio-".

Fácil es imaginar de dónde vendría la expresión "ser carne de presidio". 

domingo, 4 de septiembre de 2022

Coherencia a la catalana

Anoche mataron a un hombre a tiros, en Barcelona; por cierto, casi en la calle de atrás de una comisaría. Los asesinos iban en moto y el suceso salió en las noticias del mediodía. La cámara mostraba el lugar, y ví la placa de identificación de la plaza:


Sí, era la plaza de Eduardo Torroja, que, según nos informa la placa, nació en Madrid en 1899 y murió allí en 1961, y era ingeniero. El nombre de las calles, ya saben, es información pública y por lo tanto en Cataluña sólo se nombran en catalán. Plaça d'Eduard Torroja, enginyer.

Eduardo Torroja jamás se llamó Eduard.

Pasa como con Enrique Granados, que jamás se llamó Enric pero en las provincias catalanas jamás se le nombra Enrique. Y como tantos otros; pero el caso de Torroja... no tienen escapatoria alguna.

Tomemos, por ejemplo, la plaza Karl Marx, una plaza enorme. O Ferdinand Lesseps, otra plaza. O Verne, Jules. O los jardines de William Shakespeare, sin salir de Barcelona. Se capta la idea, ¿no? Si el personaje en cuestión es español, su nombre es en catalán; si es extranjero, su nombre es el que tuviera en su lengua. ¿Y si se le diera a un catalán un nombre español? Jorge Pujol, Juan Laporta, Javier Hernández, José Luis Carod-Rovira, Pedro Aragonés, por poner algunos ejemplos. ¡Vaya cabreo cogió Carod Rovira en un programa de televisión cuando una persona le llamó José Luis! "¡Mi nombre es Josep-Lluis, aquí y en la China Popular!", respondió airado.

Es lo mismo que con las ciudades: dicen Osca y Saragossa, pero se enfadan si se dice Lérida o Gerona. Eso sí, las ciudades vascas las dicen siempre en vascuence, y las gallegas en gallego. 

Es la coherencia al modo catalán. Por suerte, no todos los catalanes son catalanes.

viernes, 26 de agosto de 2022

Con la barba sobre el hombro

...Pues viendo Cortés que para socorrer a unos pueblos de los que le demandaban socorro e ir a ayudar los de Chalco para que viniesen a nuestra amistad no podía dar recaudos a unos ni a otros, porque allí en Tezcuco habíamos menester estar siempre la barba sobre el hombro y muy alerta, y lo que acordó que... 

Bernal Díaz del Castillo, Historia verdadera de la conquista de la Nueva España

Bernal Díaz del Castillo fue un soldado de Hernán Cortés que participó en la conquista de Méjico y que años después escribió sus recuerdos de esa conquista. Y es importante recalcar que era un soldado, porque a diferencia de los oficiales pasa las penurias, que fueron muchas, en grado máximo.

Y una de ellas es que tenían que estar siempre con el arma a punto, temiendo que en cualquier momento les agredieran los indios. En el pasaje concreto están en Tezcuco, pueblo próximo a la ciudad de Méjico y hasta poco antes aliado de los aztecas, y que Cortés había sabido ganar para su causa. Pero, a pesar de que se suponía que eran amigos de los españoles, estos no se fiaban: había demasiados entre ellos que tendrían amigos y parientes entre los mejicanos, por ejemplo. Además esta etapa de la conquista sucede después de la Noche Triste, cuando tuvieron que salir de Méjico luchando por su vida. En cualquier momento podía la población de Tezcuco alzarse contra ellos.

Por lo que, como dice Díaz, estaban siempre "la barba sobre el hombro".

No se puede decir más claro.

 

lunes, 22 de agosto de 2022

Adjetivos correctos

https://www.youtube.com/watch?v=UbxUSsFXYo4 

 

 

Todo el mundo sabe que, cuando se realiza un esfuerzo, este esfuerzo ha de ser hercúleo. O ímprobo, si me apuran. Es como la violencia: cuando se golpea con violencia, o es una violencia inusitada o no es nada. Y las vacaciones siempre son merecidas. Los silencios pueden ser ominosos, las sombras refrescantes, los bosques umbríos, las madres y las esposas son abnegadas o amantísimas y los bronceados espectaculares. Y, por supuesto, los velos siempre son tupidos.

Lo que quiero decir es que los adjetivos no son intercambiables. Un esfuerzo no puede ser amantísimo y un silencio no puede ser cegador.

Por eso, cuando leí el titular de una noticia del digital vozpopuli.com me quise arrancar los ojos:

"Los mosquitos sienten una atracción inquebrantable por el olor de los humanos".

Cuando se trata de titulares, inquebrantables son las adhesiones, no las atracciones. Las atracciones, lo que son es irresistibles. Y puede que los mosquitos sientan una atracción irresistible por el olor de los humanos, pero seguro que no una atracción inquebrantable.

Me dirán que esto lo ha escrito un becario. Que es un artículo de relleno que intenta que el lector clique en el enlace. Y que le doy demasiadas vueltas a algo que no tiene importancia alguna.

Vale, lo confieso: soy un maniático de los adjetivos. Me divierte aplicar adjetivos cuando los sustantivos van en solitario. ¿Corremos un velo? No, un tupido velo. Uno no quiere que sus hijos reciban una educación, sino una esmerada educación. Y así todo el rato: por ejemplo ayer fui al cine (Elvis, muy recomendable, aunque uno sale odiando a Tom Hanks, cómo se puede ser tan mala persona). ¿Echaron antes de la película los anuncios? No, echaron los tradicionales anuncios. Esta afición hizo que me diese cuenta en seguida del error en el redactado, pero no se trata de eso ahora. Se trata de que el periodista comete un error, no es una errata, de muy difícil justificación. ¿En qué estaría pensando al decidir el titular?

Que sí, que sería un becario. Que los becarios cometen errores, y todo eso. Pero no hace falta tener muchos años de profesión a sus espaldas para elegir un adjetivo correcto. Con los años, se aprende cuál es el más apropiado o conveniente adjetivo, pero la corrección o no de un adjetivo se ha de saber desde el principio, desde que se deja de ser un niño. Así que el problema es lo que revela el error. Supongamos que es un lapsus linguae, le puede pasar a cualquiera. Pero para eso están los repasos. Uno, cuando ejecuta una tarea, no debe darla por concluida sin haber revisado el trabajo. O avisar de que no se ha hecho el repaso. Es una lección que hay que dar, que el becario debe aprender. Lo que me desespera es que estoy seguro de que la lección se la darían el primer día (o el segundo), pero el becario no la aprendió. Sin duda, llevado de su ardor juvenil (ya ven, el ardor siempre es juvenil), pensaría que aquél era un consejo de viejo y que él no lo necesitaba porque no cometía errores.

Lo sé, porque en el mundo de la ingeniería es una constante que nos desesperan: los jóvenes, ni repasan su trabajo ni se responsabilizan de él.

Ojalá el director del periódico le eche al interfecto una bronca tal que el mozo decida que en su vida le vuelven a echar una como ésa, y que si para ello ha de revisar su trabajo al terminarlo, así lo hará en adelante.



Dolly Parton - 9 to 5

 

martes, 26 de abril de 2022

Cuando un experto no es lo mismo que un especialista

El Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) ha "actualizado" su manual de estilo, que la versión anterior era de 2015 y se conoce que ya le tocaba. No sé si es que el CSN tiene poco trabajo o demasiado personal, pero tranquiliza saber que ya se han ocupado tanto de las tareas importantes como de las urgentes y por fin han encontrado turno para estas cosas.

El manual de estilo fija las reglas generales de redacción, y las han actualizado. ¿Han cambiado mucho las cosas desde 2015, se preguntarán? Pues... sí. Ha cambiado el imperio de lo woke, que cada vez llega más lejos. De hecho, ahora ha llegado al mismísimo CSN. Y, claro, ahora lo correcto es "sustituir las palabras sexuadas por sinónimos invariables para el género". Y dan ejemplos: proponen que se diga diferente en lugar de distinto, y especialista en vez de experto.

No es lo mismo un experto que un especialista. Un experto es una persona que domina una materia o técnica, pero eso no quita que sepa hacer más cosas con igual o mayor pericia. Yo, por ejemplo, soy experto en hacer tortillas francesas, pero también domino los bocadillos de chorizo. Un especialista es, aparte de un tipo que dobla a los actores en las escenas arriesgadas de las películas, una persona que sólo domina una materia o técnica; para adquirir este dominio ha renunciado a ser experto en otras materias y se ha concentrado en la que domina. Un abogado puede ser especialista en derecho sucesorio aragonés o experto en derecho sucesorio aragonés; al primero entendemos que no le hemos de preguntar por algo fuera de ese campo, al segundo sí. No es lo mismo un experto que un especialista.

Pero lo woke es decir especialista en vez de experto. El rigor y la exactitud, para los wokes, es lo de menos. Todo merece ser sacrificado en loor de su doctrina. No es tan importante que el texto que redacte un técnico del CSN sea preciso y emplee las palabras exactas como que no ofenda ni al más sensible de los wokes. (Obsérvese que me refiero a los wokes con la palabra con la que quieren ser designados, no con la palabra que toda la vida se ha empleado para describirles).

Y el presidente del CSN debe de estar orgullosísimo.

jueves, 24 de febrero de 2022

La mujer, la falda y la gramática

https://www.youtube.com/watch?v=XZVpR3Pk-r8 

 

 

PRIMERA PARTE

 

Esta mañana caminaba por la calle y me fijé en una mujer que iba unos pasos delante de mí; no era una calle muy transitada.

Me llamó la atención que llevaba una falda muy corta, pero al estar más cerca (yo suelo caminar más rápido que la mayoría de las personas) observé que la falda, por delante, era "correcta": por encima de la rodilla, pero no escandalosamente por encima. Por detrás, en cambio, sí era provocativa, era realmente corta. Unos pasos más y no había duda, se le llegaba a ver los cachetes del culo.

Vale que hay faldas y vertidos que tienen un corte desigual, más largo por delante que por detrás, pero... 

Otro dato es que la mujer llevaba una mochila. ¿Y si se ha pellizcado sin darse cuenta la falda con la mochila y no sabe que la falda no le cuelga como debería? Sí, sin duda es eso.

En esto que la mujer cambió de acera, y al no cambiar yo, le tomé la delantera. Al verla por delante pude apreciar que no era una falda, sino un vestido o algo así, y no era una falda plisada como creía sino lisa.

¿Qué hacer? ¿Se lo digo? ¿Y cómo se lo digo?

No sabría decir qué edad tenía la mujer. Llevaba la cara enmascarada (todavía hay gente así), peinaba canas pero no parecía tener arrugas en los ojos. Soy un zote para estimar la edad de las mujeres, así que pongamos que rondaría los 50 años.

Seguí caminando. Al llegar a la siguiente esquina el semáforo cambió a verde, así que no lo pensé más, crucé a su acera y cuando llegó a mi altura la abordé:

-Perdone -, le dije, ya saben que yo trato de usted hasta a las dependientas del McDonalds- pero creo que no era ésa su intención. Lleva la falda demasiado corta por detrás.

-Gracias - musitó mientras me esquivaba como si yo fuera de una ONG. Al tiempo se echó la mano atrás e imagino (no miré) que se arregló la falda. Rápidamente desapareció y yo seguí a lo mío.

No sé si hice lo que debía, pero no quería que ella se diera cuenta al cabo de un buen rato y pensara que muchas personas la habían visto. Espero que ella fuera de la misma opinión que yo y agradeciera internamente mi gesto.

 

SEGUNDA PARTE

 

Ayer, navegando por divertimento en la red, encontré una página que versaba sobre las reglas a seguir en la escritura de diálogos.

En primer lugar, resulta que es incorrecto emplear el símbolo '-': he de emplear un guión largo, que se consigue con las teclas Alt+0151: —. Tras el primer guión, el guión que indica el diálogo, no ha de haber espacio; y tras el guión que indica que el narrador hace un inciso, tampoco: nuevo fallo mío. Aunque he acertado poniendo un espacio delante de ese guión. Y también he hecho bien el que el guión que termina mi inciso de narrador esté pegado a la última palabra del inciso y a continuación haya un espacio.

Otra cosa que he hecho mal es que la coma que he metido tras el perdone tendría que haber ido detrás del inciso de narrador, no antes. Y como los verbos con los que he empezado los incisos han sido verbos de habla ("le dije", "musitó"), ha sido correcto escribirlos en minúsculas; si no fueran esos verbos tendría que haber empezado el inciso con mayúsculas (es decir, si omitiera el "le dije,", tendría que haber escrito "Yo trato...").

Vamos, que la grafía correcta (espero no confundirme con las comas) debió haber sido:

—Perdone —le dije, ya saben que yo trato de usted hasta a las dependientas del McDonalds—, pero creo que no era ésa su intención. Lleva la falda demasiado corta por detrás.
—Gracias —musitó mientras me esquivaba como si yo fuera de una ONG. Al tiempo se echó la mano atrás e imagino (no miré) que se arregló la falda. Rápidamente desapareció y yo seguí a lo mío.

Y hay muchas más normas: cómo se escribe que el inciso lo hace el que habla y no el narrador, cómo se hace cuando el diálogo lo cuenta no el narrador sino el que habla,... 

Y menos mal que no citábamos el título de ningún libro, que además contuviera palabras en un idioma extranjero y no sé qué más.

En mi descargo, he de decir que yo soy de ciencias. ¿Qué tiene que ver eso con escribir bien o mal?, me dirán ustedes. Pues miren, es la misma excusa que dicen los de letras cuando se atascan al hacer una sencilla suma o división.

En realidad, creo que los lingüistas se están pasando con sus complicadas reglas (ya escribí algo al respecto en la entrada "Y yo sin saberlo", y además también sabrán que yo 'guión' lo acentúo diga la RAE lo que quiera). Es como las matemáticas. Existen unas matemáticas básicas, que se enseñan en el colegio, unas matemáticas de nivel medio (las que sabemos los ingenieros, por ejemplo) y unas matemáticas avanzadas conocidas sólo por los licenciados. Supongo que habrá una gramática de semianalfabetos y personas sin un dominio fluido del idioma, la gramática de las personas con educación y la gramática de los lingüistas y profesionales de la letra.

Así que espero que disculpen mis errores. Sólo tengo una educación estándar, y además... soy de ciencias.



Soft Cell - Tainted love

 

miércoles, 16 de febrero de 2022

Para algunos lo importante es el idioma, no lo que se quiere decir

Un diputado portavoz de Junts per Catalunya (la antigua Convergencia) ha anunciado en el Parlamento catalán que su partido votará en contra de cualquier propuesta que se presente en castellano, aunque se presente con una traducción. Sea del partido que sea, diga lo que diga. Nunca jamás, por haberse redactado en español.

 

Y es que esto es la tónica aquí. Para muchas personas da igual lo que queramos comunicar, la idea, lo que pensemos, lo que ocurra. Lo importante es el idioma en que se transmite. No les interesa qué tengo que decir, sino que lo que sea lo diga en catalán.

Ante estas actitudes, ¿qué quieren que les diga? ¿Quieren que los defienda?

 

Son nuestros gobernantes, nuestros gestores de los caudales públicos, nuestros representantes ante las naciones. Elegidos por votación popular. Poco nos pasa para lo que nos merecemos.

viernes, 11 de febrero de 2022

No es karma, es Némesis

Karma es una palabra de moda. Un concepto de moda. Alude a la existencia de una justicia igualitaria: a quien obra mal, al final le ocurren cosas malas, a quien obra bien al final le ocurren cosas buenas.

Como el karma es un concepto indio, típico del hinduismo y del budismo, es una energía misteriosa que, simplemente, existe.

Nos quejamos mucho del colonialismo cultural de los norteamericanos, de cómo importamos sus ideas culturales (v.g. Halloween o Santa Claus), pero no decimos nada de lo que importamos del otro lado del mundo. Y si la idea de Halloween nos es innecesaria porque ya tenemos nuestro propio día de difuntos, el equivalente al karma ya lo teníamos también en nuestra cultura. En nuestras dos culturas: la grecorromana y la judeocristiana.

En la cultura judeocristiana es la doctrina de la retribución, que es exactamente lo mismo que el karma pero con Dios como fuente en vez de la misteriosa energía. Lo que pasa es que la doctrina de la retribución así entendida quedó anulada en el libro de Job: te pueden pasar cosas malas siendo bueno. La retribución es al final, en la vida futura. Así visto, el karma es un concepto en que los cristianos no creen.

¿Y en la cultura grecorromana? Por supuesto que existe, un concepto tan fácil como el karma no podía faltar en su edificio teocéntrico: había una diosa del karma, y se llamaba Némesis (o Rhamnusia, si se las quieren dar de culturetas). Era la diosa de la justicia retributiva y equilibradora, que actuaba especialmente contra aquellos que llevados por su arrogancia se atrevían a reírse de los mismos dioses. Pero también actuaba como se supone que actúa el karma, recompensando al que sufría obrando bien y castigando al que triunfaba obrando mal.

Claro, la cultura popular es monótona decreciente y el concepto de Némesis como una diosa se ha perdido: hasta el diccionario de la RAE define némesis como el acérrimo enemigo de uno.

Pero la realidad es la que es, y en nuestro caso es que venimos de una cultura grecorromana y no hindú, así que en vez de decir “el karma existe” deberíamos decir “Némesis existe” (o “Némesis actúa”).