https://www.youtube.com/watch?v=v4azbl96BJY
Sigo con la reflexión que empecé ayer.
Tenemos una manga de incompetentes gestionando el país. Podría añadir que son corruptos, delincuentes, una mafia,... Pero no es necesario. Con pensar en ellos como incompetentes me basta.
Porque la cuestión es ¿qué futuro nos espera?
Sí, porque cuando llegue el momento de votar casi nadie de los que les votan cambiará su voto. Habrán olvidado todo, y su disquisición será si votan a éste o al otro. Y al otro no lo harán jamás de los jamases, así que tienen la elección clara. En el interín nuestros incompetentes habrán seguido haciendo de las suyas: por ejemplo, imponiendo que la jornada semanal se reducirá a 37 hora semanales pero manteniendo el sueldo. Lo que, en las fábricas en las que se trabaja a 3 turnos, significa que los trabajadores tendrán más días libres. Más vacaciones pagadas. ¿Y los autónomos? No, los autónomos no: en su imaginario, los autónomos son nuestros Elon Musk.
El caso es que su incompetencia seguirá manifestándose, e iremos cada vez peor. Seguiremos importando trabajadores sin cualificación del tercer mundo, que no compartirán nuestra cultura, y que (como han demostrado estudios europeos) tienen una aportación global muy negativa porque consumen muchos más recursos que los que aportan. Y mientras tanto muchos de nuestros jóvenes emigrarán. Nuestros emigrantes serán los que tengan las mejores cualificaciones, los que más fácil lo tengan en los países que los acojan. Y serán los que se convertirán en los padres que querríamos que poblaran nuestras ciudades, mientras que los padres que en verdad las poblarán serán... los del tercer mundo. Todas las ayudas a la natalidad las destinaremos no a los que querríamos que tuvieran hijos, sino a los que preferiríamos que no los tuvieran. El negocio de las cabras.
¿Las pensiones? Seguro que el sistema peta. Porque cada vez más personas cobrarán pensión y cada vez menos hará aportaciones.
¿El salario mínimo? No paran de subirlo. Muchas personas renunciarán al esfuerzo que exige un empleo cualificado, ya que el salario será similar al mínimo.
¿Las exigencias a la actividad económica? Cada vez serán más, y más exigentes. Cada vez será más difícil hacer algo, poco estará permitido, los obstáculos serán cada vez mayores, y los emprendedores renunciarán.
La enseñanza, digan lo que digan, es un chiste. En las empresas se mantiene algo el nivel por los que somos de generaciones anteriores, pero cuando en diez años no quede nadie de esa época ya veremos qué pasa. Creer que no pasará nada es creer que el conocimiento no tiene influencia en nuestro desarrollo.
Igual que en Cataluña miles de empresas se fueron cuando la situación degeneró, miles de empresas se irán de España. Al igual que en Cataluña, muchas de esas sociedades eran sólo capitalistas, vehículos de inversión y gestión del patrimonio de los ricos. Ese patrimonio se irá. Y habrá más empresas grandes que hagan como Ferrovial y se vayan. Al tiempo, sólo es cuestión de que las cosas sigan así un poquito más.
La libertad general se está yendo al carajo. El sistema democrático se está deshaciendo, y estamos evolucionando hacia la autocracia de Sánchez. Un buen día nos pararemos, miraremos atrás y nos asombraremos. Pues bien, la falta de democracia también tiene repercusiones económicas; no es que no haya países ricos sin libertad, es que cuanto mayor es su libertad más ricos son.
Estamos degenerando. Estamos en una sociedad aceleradamente decadente.
Un botón de muestra, a propósito del desastre de la DANA de Valencia, para que entiendan lo que quiero decir: fíjense a dónde apuntan todos nuestros esfuerzos y conversaciones (así como la investigación que está haciendo una juez local). Y, sin embargo, el desastre no lo provocó la tardanza en dar el aviso de emergencia. Lo provocó no haber acondicionado el barranco del Poyo en concreto, y las actuaciones de ingeniería adecuadas en general.
Pero es que la decadencia es general. Cuando empezaron a circular los AVE, en los años 90, la política es que si llegaban 5 minutos tarde devolvían el importe del billete. Poco a poco, esas exigencias se han ido relajando y creo que en la actualidad ya no se dan compensaciones salvo retrasos mayúsculos.
Pero es que, además, los retrasos en los trenes están a la orden del día. Ya ni se comentan. Caray, es que ya casi ni se comentan los trenes que se quedan parados en las vías y los que se suspenden y no salen: lo vemos normal, cosas de diario.
Ya que estamos con trenes, encargaron unos trenes que no cabían en los túneles por los que tenían que pasar. Las cosas se hacen peor que antes, pues ya sé que un fallo lo puede tener cualquiera, pero cuando son los mismos los que tienen fallos constantemente, el dicho general deja de aplicarse.
La decadencia la notamos en más aspectos de la convivencia. Los crímenes violentos, que antes eran raros, ahora son corrientes. Las bandas criminales se mueven a sus anchas, y la existencia de éstas entre nosotros está ya asumida. Una pelea a machetazos con muertos en las calles de Barcelona sólo merecen un breve en páginas interiores. Una escena de puro fascismo en una universidad (autotitulados antifascistas, reventando un acto de personas pacíficas a las que acusan de fascistas) es normal; en una universidad catalana, algo jaleado por los rectores de la universidad. Los crímenes de carácter sexual están a la orden del día, y el término "manada" es de uso habitual en estos casos, y lo que es peor: ni nos altera. La ocupación de viviendas parece casi fomentada por nuestros gobernantes, que desde luego no intentan lo más mínimo reformar lo que haya que reformar para impedir tan diario delito.
¿Quieren más señales, por si no les basta el apagón?
Busquen los niños.
Cada vez hay menos niños. Y menos aún, de los que sus abuelos eran españoles. Sí, puede usted creer que no hay relación. Tal vez. Pero los niños son el indicador de la vitalidad de una sociedad.
Sí, pueden buscar la excusa que quieran al por qué los jóvenes no tienen hijos. Sí, hoy en día está muy difícil y todo eso. ¿Y cree usted que los gobernantes no tienen responsabilidad en que hoy en día esté muy difícil y todo eso?
También pienso a menudo que, al igual que con la demografía, hemos traspasado el punto de no retorno. Ya no creo que las personas capaces de revertir la situación vayan a hacerlo: ni lo intentarán. No se ofrecerán, y seguirán como hasta ahora, trabajando en lo suyo. Porque nuestro sistema político ha evolucionado llegando a eso, al punto de que las cosas sean irreversibles.
Y, sin embargo, se ayer se montaron manifestaciones con vocación de ser grandes, y lo que querían era... reducir unas horas la jornada semanal.
Ya sé, ya sé. Estoy exagerando, soy un alarmista. Pero les diré una cosa: con los años, los barrios de las ciudades cambian. Los cambios son lentos, casi nadie los nota. Salvo, pasado el tiempo, cuando uno recuerda cómo era antes. Aunque ni en ese momento sabe nadie cuándo se jodió el Perú.
Y, sin embargo,...
Nadie arquea siquiera una ceja. Y, les recuerdo: la deuda pública aumenta sin cesar. Nos están endeudando a todos, en nuestro nombre pero sin decírnoslo.
La sensación que tengo es que somos ya una sociedad zombie. El corolario evidente es que vamos a convertirnos en una nación zombie.
Talking heads - Take me to the river