sábado, 22 de abril de 2017

El Jarama

En 1951 Rafael Sánchez Ferlosio publicó Industrias y andanzas de Alfanhuí. Es una novela corta, y muy rara. Se supone que refleja la realidad española, pero podría considerarse onírica o de fantasía. ¿Es una novela para niños? Es posible. 

El caso es que no me gustó cuando la leí, y se conoce que a los críticos tampoco: se burlaron de Sánchez Ferlosio, dijeron que eso no era escribir, etc. Parece que España no estaba preparada para una novela como esa, no señor. Una novela tenía que ser, ya se sabe, una novela. Eso no era una novela.

Creo que a Sánchez Ferlosio no le sentaron bien esos ataques, porque entre 1954 y 1955 escribió El Jarama, novela a la que sus críticos no podrían objetar ni una coma, y no volvió a escribir novelas.

El jarama es sin duda la mejor novela española del siglo XX. Y no es que yo las haya leído todas, pero no tengo dudas de que no hay otra igual.

Ahora bien, para leer el Jarama requiere inteligencia, hay que ser mayor. Cuando yo era niño, en los libros de lectura del colegio había fragmentos de el Jarama. No tenían ningún interés para mí, en aquel momento. Y es porque hay que ser consciente de lo que se lee. Quiero decir, es como si yo les explico que la juventud es un divino tesoro y ustedes son tan jóvenes que no pueden apreciar esa idea. 

El argumento base de el Jarama es muy simple: un domingo de verano unos jóvenes de Madrid van a pasar el día en una venta, a las orillas del Jarama cerca de la capital. Mientras los jóvenes disfrutan del día en el campo, en la venta los parroquianos del pueblo tienen sus ratos de ocio, y un taxista de Madrid acude con su familia a comer en la venta porque había trabado amistad con el ventero cuando ambos habían compartido habitación en un hospital. La novela empieza cuando el ventero sube la persiana, y acaba cuando la baja. Sin más. Un domingo de verano normal y corriente.

La pandilla de jóvenes está formada por chicos y chicas. Algunos forman parejas formales, otros son sólo amigos.Tienen 21, 22 años, quizá las chicas menos. Por ahí.

Mi padre tenía 21 años y vivía en Madrid cuando se escribió la novela. El relato de Sánchez Ferlosio es la mejor descripción de cómo debieron ser aquellos años de mi padre. Cierto que aquellos chicos trabajaban y mi padre estudiaba, pero si uno lee entre líneas, si contempla el paisaje en su totalidad, la fotografía es perfecta.

La acción, las cosas que pasan, transcurre con los jóvenes. Pero mientras ellos disfrutan a orillas del río, en la venta los parroquianos llegan y se van, y entre una cosa y otra hablan entre sí, discuten, juegan a juegos de bar,... y dos personajes permanecen: Mauricio, porque es el ventero, y Lucio. Lucio es el personaje más intrigante de todo el relato. Es un hombre mayor. No tiene trabajo, aunque dice que un panadero de un pueblo le va a contratar un tiempo para que le ayude, porque él era panadero, y bueno. ¿Por qué no tiene trabajo Lucio? No se dice. No se dice a las claras, se dice que nadie le contrata y poco más. Parece ser que es "por su expediente de guerra". ¿Y qué pinta la guerra, en esto?

El Jarama se escribió en 1954. Quince años después de terminada la guerra civil. Los jóvenes que acuden al río no lucharon en ella, eran niños pequeños. De los parroquianos, muchos sí, otros, por jóvenes, no. Estos parroquianos jóvenes que no hicieron la guerra, les achacan los mayores, no pueden entenderles a ellos. Que sí lucharon. Recordemos que el frente estuvo siempre en esa zona. Algunos estarían en el bando nacional y otros en el republicano. Pero eso no les impidió a ninguno seguir adelante con la vida. Salvo a Lucio. Su caso es especial.

En la novela no se dicen las cosas a las claras. Es el lector el que tiene que entender lo que está pasando y quién es quién. Muchos no lo consiguen, y por eso opinan que la novela es aburrida. En el caso de Lucio, yo tengo mi teoría, formada años después de leer la novela. En el relato está claro que Lucio es especial, y además es mayor que los otros parroquianos. A él no le pilló la guerra con veinte o con treinta, tenía más. Y, sea lo que sea, nadie lo menciona.

Para mí, Lucio era un asesino de los que participaban en las sacas o iba a buscar a los ricos del pueblo y a los curas. Tras la guerra pasó unos años de cárcel, y luego tuvo que seguir viviendo. Y no tiene familia.

Nada se dice, nada lo indica. Pero esas personas existieron, y después de la guerra vivieron entre nosotros. Sin duda, los españoles de 1954 conocían esta realidad. Poco hablarían entre ellos, pero todos sabrían. Y todos los lectores identificarían a Lucio con apenas cuatro palabras... y cuatro silencios. ¿Qué fue de ellos cuando salieron de las cárceles? ¿Cómo sobrevivieron? El Jarama y Lucio.

Aviso: a continuación desvelo una parte importante de la trama.

Otro personaje que me llamará la atención es la chica que no sabe nadar y que se ahoga en el río. ¿No sabe nadar y, cuando apenas queda luz, se adentra en la parte más profunda del río, la de los remolinos? En la novela, los chicos piensan que es un accidente. Que no se ha dado cuenta que se metía donde no hacía pie. Pero el lector tiene que pensar que no es un accidente: se suicidó. Ya no hacía calor, estaban recogiendo, no había ninguna razón para bañarse, y menos sola y con sus circunstancias. ¡Ah, pero antes había ocurrido algo que al lector del siglo XXI se le habrá pasado por alto! Sí, algo ocurrió antes. Ahora nadie le da ninguna importancia, no parece un hecho trascendente, y en la novela no se habla del tema y en el momento en que ocurre tampoco se le dedican muchas palabras, pero el lector español de 1955 lo capta y lo entiende. Yo mismo, como conocedor de personas de esa edad en ese momento (como mi padre), lo percibí en seguida y me quedé helado: antes de todo, ha habido una pequeña discusión entre los jóvenes y la chica se ha apartado a un árbol cercano. Su amigo se le acerca (recordemos que estamos en el caer de la tarde) ¡y la besa!  Pero ellos no eran novios, sólo compañeros de pandilla. Ese beso es robado y la chica se siente atacada. Sí, ya sé que puede parecer estúpido, pero yo creo que por eso (o fue la gota que colmó su vaso) Lucita hizo lo que luego hizo.



Mañana es San Jorge, día del Libro. Les aconsejo que compren, si lo encuentran, El Jarama. Y si no, al menos las novelas que les he recomendado, ésta y ésta

Yo buscaré El jarama, de Rafael Sánchez Ferlosio. Espero que entre tantos libros olvidables todavía queden libreros que aprecien las buenas novelas.

jueves, 20 de abril de 2017

Cathy Ames, al este del Edén




Les decía en esta entrada que les contaría porqué no me quitaba el nombre de Caleb de la cabeza: Caleb es el hijo de Cathy Ames en la novela de John Steinbeck Al este del Edén.

Al este del Edén es una olvidable película que lanzó a la fama a James Dean (en el papel de Caleb, por cierto). Pero en realidad es una novela.

Este próximo Día del Libro, si encuentran un ejemplar de Al este del Edén, cómprenlo. Lo más probable es que sea el mejor libro de la mesa, y mucho mejor que los que se compren los demás.

¿Por qué es tan buen libro? Por Cathy Ames. Cathy Ames es, en mi opinión, el mejor personaje de una novela desde don Quijote. ¿Y por qué? Se lo diré:

Cathy Ames es el mal encarnado.

Cathy Ames es la personificación del mal; tan es así, que llegué a pasar terror leyendo la novela. Y no es una novela de miedo.

Aparte, el libro tiene mucho interés por sí mismo. Incluye una curiosa discusión sobre un pasaje de la Biblia, y una (dos, en realidad) variaciones sobre el tema de Caín y Abel, y una vívida descripción de la vida en los Estados Unidos en las últimas décadas del siglo XIX y principios del XX. Explica muy bien el papel del los burdeles, que tanto aparecen en las novelas de esa época y de toda película de vaqueros que se precie. Etcétera, etcétera.

Pero sobre todo es la novela de Cathy Ames. Sólo por eso, hay que leerla.



lunes, 17 de abril de 2017

El Polyester



En mis años mozos, cerca de mi casa había un pub llamado Polyester. Antes de ir al Polyester, yo iba a bares. Bares donde bebía cerveza y, como mucho, tomaba tapas de papas bravas. Eran bares de barra sucia, cabezas de gambas en el suelo, camareros que van por faena. En muchos de ellos había máquinas de discos, uno metía una moneda y seleccionaba la canción que quería oir. Oí miles de veces las canciones de Tequila, porque los repertorios de las máquinas eran limitaditos.

Pero uno crece, y las novias se merecen algo mejor. Y más o menos por esas fechas abrieron el Polyester. El Polyester era un pub: limpio, oscuro, con moqueta en el suelo y focos iluminando la barra.

En el Polyester no se servían tapas. Pero el camarero solía acompañar las bebidas con una tapita de cacahuetes, maíces y cosas así. 

No era como los bares, en los que hay que agolparse en la barra para pedir y consumir, siempre de pie. No, allí uno se sentaba en un taburete, o en las mesas. Y uno hablaba con tranquilidad, sin alzar la voz, porque no tenía la televisión puesta y las conversaciones se daban entre susurros.

Es cierto que era más caro que ir a un bar. Pero la diferencia valía la pena.

Además, en el Polyester había una mesa de billar. También unos dardos, pero yo nunca jugué a los dardos. Las incontables horas las pasé jugando al billar.

No era un billar muy tradicional: el espacio es el que era, y había una columna muy cerca de la mesa. La columna era de sección bastante grande, y molestaba mucho. Muchísimo. Obligaba a golpes realmente complicados, pero era parte del atractivo de ese billar. Hasta que en la fábrica el maestro de taller me torneó un palo de escoba reconvirtiéndolo en un minitaco (para más inri, le fabricamos una fundita). Con ese palo, la columna ya no suponía un reto insuperable: era cuestión de emplear el minitaco. Lo llamábamos "el balabushka".

Pero lo mejor del Polyester era la música. Como estaba cerca de mi casa, yo solía llegar pronto, y con el paso del tiempo acabé entablando conversaciones con el camarero, que en realidad era el dueño del local y tendría apenas unos años más que yo. A menudo esas conversaciones trataban sobre la música que ponía.

Me recomendó muchos grupos que entonces yo no conocía.

Uno de sus favoritos, creo recordar, eran los Waterboys. Y cuando sacaron disco me lo grabó.

Total, que en mi entrada anterior les he puesto una versión de la canción más famosa del disco, y qué quieren que les diga. La original la he oído en infinidad de ocasiones, y siempre me recuerda al barman del Poly. Y al Poly. Y a mis años de juventud.




The Waterboys - Fisherman's blues

Un efecto secundario de mi mentalidad de ingeniero




Soy ingeniero. Un auténtico y genuino ingeniero. Un ingeniero industrial, quiero decir. Los demás ingenieros, que no son tan ingenieros como nosotros los industriales, no entenderán la diferencia, al igual que los no iniciados no entienden los arcanos, y a mí me cuesta explicar el esoterismo de nuestra rama, pero es verdad.

Quizá deba probar con algún ejemplo. Pongamos un reloj de pulsera. De saetas. Bien, imagine que abre la tapa. ¿Qué ve? Una máquina cuasiperfecta. Una máquina donde no sobra nada. Donde todo ha sido diseñado y optimizado. En la que todo tiene una función y una razón de ser. Un reloj de pulsera representa, visto así, el objetivo último del ingeniero industrial. Piense, si quiere, en su coche. En una motocicleta. En una lata de Coca-cola.

El ingeniero industrial diseña máquinas. Por mor de la vida y las circunstancias, algunos se desvían a vertientes más administrativas (la organización y la gestión del proceso industrial) o, como yo, se ve desplazado a dedicarse a los continentes en vez de los contenidos, un trabajo sucio y poco glamuroso (sí, alguien tiene que dedicarse a los continentes, no todos podemos catar la gloria). Pero todos nos hemos formado para el diseño de las máquinas. O, en un enfoque darwiniano, lo que nos ha llevado a convertirnos en ingenieros industriales es que somos nosotros los que tenemos la mentalidad que nos permite diseñar máquinas.

En otros artículos de este blog, quizá en la mayoría de ellos, he mostrado una manera de pensar y de enfocar las cosas que me es característica. Y muchas de estas características mías se pueden explicar con un "ingenieros". Bien, una de las manías mías es que a menudo analizo las cosas en términos de "de aquellos polvos vienen estos lodos". O, como repito en mis artículos, "esto no saldrá gratis". Y es que, cuando se diseña un reloj de pulsera (o una estructura), todo tiene un efecto. Antes de tomar una decisión, hay que determinar qué efecto tendrá. Si el efecto es beneficioso, adelante. Si es perjudicial, no lo haga. Si no tiene un efecto.... ¿está seguro? Analícelo mejor. Porque todo tiene un efecto.

Así que veo a la gente ir y venir. Y los juzgo, ¡claro que los juzgo! Me fijo en las decisiones que toman y en las consecuencias que creo que tendrán.

También la sociedad. Votan a los políticos, luego que no se extrañen si tiempo después se encuentran hasta el cuello en unos lodos que, en realidad, han provocado con sus decisiones erróneas.

Veo cómo progresan los intolerantes que nos quieren imponer su visión de la realidad y cómo los tolerantes les dejamos apoderarse del corral.

Y veo a los políticos. Las mamarrachadas que hacen o dicen.

Y una y otra vez repito: ¿Pero qué creen ustedes? ¿Que no habrá consecuencias? ¿Que esto saldrá gratis?

Por desgracia, lo normal es que se prefiera el beneficio instantáneo. Supongo que el ejercicio de meditar qué consecuencias puede haber es eso, demasiado ejercicio.

Y, claro, luego viene la pregunta que todo el mundo se hace: ¿de dónde vienen estos lodos?

Yo se lo diré: de aquellos polvos.



The Waterboys - Fisherman's blues (versión de Tiger Moon Music Blog)

 

El viento del norte




Tengo por ahí archivada una dirección URL que muestra las líneas de flujo del  viento en cualquier lugar en ese preciso momento. Es... divertida. El caso es que el otro día veía cómo venía el viento del norte a Europa.

El viento es curioso: si puede, circula por el mar antes que sobre la tierra. Islandia y Gran Bretaña son como rocas a esquivar, así como Noruega. En Europa Occidental es muy normal que sople el viento del norte, que viene del Mar del Norte (qué cosas, ¿no?). Pues bien, cuando lo estaba mirando, el viento hacía el recorrido de la imagen:

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Me enfoco en la imagen en el cuadrante nororiental de la península. El viento del norte recorre Francia y llega a los Pirineos. ¡Alto: no se puede pasar! Francia es todo llanura justo delante de la cordillera, desde Hendaya hasta Perpiñán, y el viento lo aprovecha. Vemos como más o menos a la altura de Pau gira a la derecha, buscando el extremo pirenaico del cabo de Creus; una vez llegado al Ampurdán, sigue su camino hacia el sur, pero a gran velocidad, ha de recuperar el tiempo perdido. Es la tramontanta. Si habla con senderistas de la zona, le contarán anécdotas de lo peligroso por fuerte que es el viento, cuando se coronan las bajas montañas ampurdanesas. Si habla con ingenieros de estructuras, le explicarán cómo siempre se cuenta más viento cuando se calcula un edificio por allí. Si habla con la gente del mar... Bueno, en los juegos olímpicos de Barcelona se contó con la tramontana y su conocimiento por nuestros regatistas como una ventaja adicional para las medallas (que, por cierto, llegaron: 4 oros y una plata).

Entre Pau y Hendaya el viento se va a la izquierda, hacia el cabo de Higuer. La brecha no es tan clara allí, se aprecia con claridad la barrera que también supone la cordillera cantábrica desviando el viento hacia Finisterre, pero el efecto neto no es tan taponador como los Pirineos. El caso es que el viento busca el sur atravesando el País Vasco, Navarra y la Rioja... y se encuentra con el Moncayo.

El Moncayo es un deflector. Es una pared enorme que se alza aislada junto al valle del Ebro. Detrás están las montañas del Sistema Ibérico, pero el Moncayo es el adelantado. Es lo que se encuentra el viento. Y lo desvía. Hacia Zaragoza, claro. Es el cierzo, cortante y cruel, que todos los aragoneses del Valle del Ebro conocen bien. Es el viento del norte, aunque el Moncayo esté al oeste. Es el camino del frío en su viaje al sur.

Por supuesto, no siempre es así. En estos momentos veo que hay una masa de alta presión sobre Mallorca que genera un tapón aún mayor que los Pirineos. El efecto de este tapón es que el viento de Francia se está desviando por el golfo de León (mal día para los pescadores). Está llegando poco viento al Pirineo, y esto hace que todo el del Cantábrico está girando hacia Finisterre. Pero un poco sí se cuela en la parte baja del Pirineo navarro. Este poco, huelga decirlo, busca el sur... hasta el Moncayo. Una vez choca con él, a Zaragoza y a seguir el camino de siempre.

Por cierto, si quieren ver la imagen de la que les estoy hablando ahora mismo, ampliada para ver el recorrido global, es ésta:





José Antonio Labordeta - Aragón

martes, 4 de abril de 2017

NBA 2016/17 - III: La polémica del descanso



El año 2012, Popovich, el entrenador de los San Antonio Spurs, dio descanso a sus cuatro mejores jugadores en el partido que disputaron en Miami contra los Heat. Estaba siendo una gira muy larga, los jugadores estaban jugando muchos minutos, algunos eran muy veteranos, y el míster consideró que era mejor que se tomaran un partido libre. Pese a las ausencias, su equipo disputó el partido y estuvo a un tris de ganarlo.

La NBA le puso a Popovich una multa de 250.000 dólares. Los Heat ganaron a los Spurs 105-100 gracias a su arreón final. Aquel año los Spurs llegaron a la final de la NBA. Si me preguntan a mí, ni aquella noche se ofreció un partido de inferior categoría, ni se adulteró la competición, y está claro que Popovich decidió lo mejor para el equipo.

Popovich es Popovich, y ha seguido dando descanso a los jugadores que ha considerado cuando lo ha creído necesario. Y últimamente ha cundido su ejemplo. Con lo que vista su inutilidad, ya no hay multas.

Hasta que este año se lesionó Kevin Durant y los Wariors empezaron a perder partidos. Perdieron en Washington, luego contra los Celtics y finalmente en Minesota. Tres seguidos, y el último contra los Wolves era más de lo que podían soportar: el míster, Steve Kerr, anunció que las tres estrellas no lesionadas se tomarían un descanso en el siguiente partido. Que, casualidades, era en San Antonio. Un domingo. Retransmitido por la televisión nacional. Partido en el que, además, dos estrellas de los Spurs estaban lesionadas y otras tendrían el habitual descanso "spur".

Hubo escándalo, pero la cosa se tomó como una protesta encubierta por parte de Kerr sobre el exigente calendario que estaban teniendo los Warriors.

La cosa se salió de madre el domingo siguiente: en el partido televisado a todo el país, Cleveland daba descanso a sus tres estrellas. Es decir; Lebron James no jugó el partido. Hasta ahí podíamos lllegar. Y aunque no le falta razón a Lebron cuando se lamenta de que todos los jugadores pueden faltar a un partido menos él, lo cierto es que su ausencia ha puesto el tema encima de la mesa como uno de los principales problemas de la NBA.

¿Es un fraude al público que las estrellas no jueguen un partido? Sin duda: los equipos nunca dan descanso cuando el partido se juega en casa, siempre fuera. ¿Por qué será? Porque el fraude sería contra sus propios aficionados, ¿no? Prueba de que es así es que se plantee que los descansos sean siempre en partidos en casa, pero la medida es imposible de aplicar: las estrellas, en vez de descansar de manera declarada, tendrán molestias en la espalda, y listos.

Hecha la ley, hecha la trampa; y en estas situaciones es muy difícil detectar cuándo se hace trampa, por lo que la NBA no sabe qué hacer. Las entradas a los partidos valen mucho dinero; un par de asientos decentes el día que viene Lebron cuesta fácil 500 dólares, a los que se ha de sumar los 40 del aparcamiento, los 100 de comidas y bebidas en el estadio,... y si además se viene de lejos, (si usted vive en Wyoming y quiere llevar a su hijo una vez al año a un partido, lo normal es que elija que ese día juegue Lebron, Curry o alguna estrella de las de verdad) hay que sumar el gasto del desplazamiento, el hotel, etc. Se comprendería que el público se enfade, y en los EE.UU. se cuida mucho la satisfacción del público. La NBA quiere ser un buen producto de verdad.

Aparte está el drama de las televisiones. Las grandes cadenas pagan millones a la NBA sólo si los partidos que retransmiten son interesantes; si se convierten en pachangas, pues no. Y los clubes quieren el dinero de las televisiones. Una solución que se plantea es alargar el calendario: los mismos partidos, en más tiempo. ¿Menos vacaciones, entonces? ¿Menos entrenamientos y preparación? ¿De verdad es una buena idea? Hay quien sugiere que en el mismo tiempo se jueguen menos partidos; 82 son demasiados, sobre todo si tenemos en cuenta que en la NFL (32 equipos) juegan 16 y les bastan para saber quién debe jugar la segunda fase. Pero esto no quieren ni oirlo los dueños de los equipos: a fin de cuentas, la NBA se creó para seguir utilizando los pabellones los días que no había partido de hockey.

¿Qué hacer? Mucha gente critica a los jugadores: antes, no se tomaban descansos. Nadie parece darse cuenta de que antes, esos grandes jugadores estaban cascados a los 32 años y que con 33 ó 34 se arrastraban por las pistas sin dominar como lo hicieron en sus años de oro. Lesiones de espalda, de pues o rodillas,... las lesiones crónicas fruto del desgaste de innumerables saltos y esfuerzos estaban a la orden del día; sólo casos excepcionales, como Jabbar, mantenían un buen nivel pasados los 35. Ahora, en cambio, nadie se extraña porque alguien cumpla los 40, y los casos en los que se da la responsabilidad a jugadores con más de 35 años son frecuentes. La medicina y la dietética han mejorado, y se ha conseguido alargar la carrera de los deportistas, pero también la planificación, la dosificación de minutos, ha contribuido. Yo, al menos, comprendo estos partidos de descanso.

En realidad, todo esto del descanso de los jugadores no es sino una consecuencia de la tremenda desigualdad que hay en la NBA, en la que no hay 4 equipos que aspiran al título. En un foro sobre un tema diferente, un aficionado de los Warriors contaba que el otro día, siguiendo el partido en un bar, se dio cuenta de que estaba pensando que qué ganas tenía de que acabara la temporada regular y empezaran los playoffs. Los Warriors, explicaba, han sido siempre un equipo de medio pelo que a menudo no jugaba la segunda fase; en aquella época, la temporada regular lo era todo. Hace dos años ganaron el campeonato, pero ellos no sabían que lo iban a ganar y por eso disfrutaron de la temporada normal. El año pasado se veían campeones, pero fue el año del record de victorias y de nuevo disfrutaton de los 82 partidos reglamentarios. En cambio, este año saben que acabarán primeros en el oeste y saben que la competición, para ellos, no empezará de verdad hasta que no empiecen los playoffs. Lo de ahora no es sino un calentamiento, 82 partidos de exhibición. Y lo mismo le debe estar pasando a Cleveland.

El aficionado en cuestión terminaba diciendo "no puedo ni imaginarme lo que debe de ser este hastío para los seguidores de los Spurs, que llevan 20 años así".

Cleveland, Golden State, San Antonio,... los equipos que hacen descansar a sus jugadores. Los equipos que saben que jugarán los playoffs. Unos playoffs, además, en los que la idea imperante es que la ventaja de campo importa menos que el que los jugadores lleguen cansados o descansados.. Y, claro, con esta mentalidad se comprende que no les importe perder algunos partidos de la temporada.

Yo entiendo que es un fraude que las estrellas no jueguen partidos para descansar y que se debería evitar. Pero para ello deberían conseguir que la competición fuera más igualada.

Y ni si quiera son capaces de igualar el nivel del este y del oeste.



Mariela Condo - Duerme, negrito (popular)

lunes, 3 de abril de 2017

NBA 2016/17 - II: La carrera por el MVP




Un tema interesante a lo largo de toda la temporada es quién será el MVP; de hecho, yo no recuerdo ningún año en el que se hubiera hablado tanto y durante tanto tiempo de este tema.

Los candidatos de este año son cuatro. Lebron James, por descontado, es uno de ellos. ¿Sus poderes? Que es el mejor jugador. En contra, que siempre va a ser eñ mejor, que ya tiene 4 galardones y que no se trata de que lo gane cada año. Otro candidato en Kawhi Leonard, que quedó segundo el año pasado y que lleva dos años seguidos siendo el mejor defensor de la NBA. Este año es una máquina en ataque y en defensa; quizá sea mejor jugador incluso que Lebron. En su contra pesa el que juega en San Antonio y que esto no va de ser el mejor jugador sino "el más valioso".

Y en lo de ser el más valioso está el lío. Porque los otros dos candidatos son Russell Westbrook (WB), de Oklahoma City Thunder, y James Harden (JH) de Houston Rockets.

Westbrook es una bestia. Un portento físico. También es un jugador que no ganará nada, porque juega para sí mismo. Para las estadísticas, para su leyenda. Y este año hay leyenda: promedia un triple doble. Esto tiene truco, porque a) chupa siempre el balón, b) no pasa a nadie si el compañero no va a tirar (y a ser posible, meterla y contarle como una asistencia), c) pierde muchos balones y falla muchísimos tiros, y d) el equipo le ayuda regalándole los rebotes que los rivales no pelean. Esto último clama al cielo pero ellos se defienden diciendo que si el base captura el rebote el contraataque es más rápido.

Harden es mucho mejor jugador que WB, si no fuera por el poderío físico de WB. Como jugador de ataque, JH es mucho mejor. Como defensor, ambos son igual de malos: no les interesa. Pero como jugador de equipo, JH es mucho más que WB, que es un chupón y que llegado el momento de la verdad nunca confiará en sus compañeros.

JH, este año, también está consiguiendo muchos triples dobles, pero no de promedio. Ahora bien, si se le ve jugar queda claro que él no lo hace para las estadísticas, sino para ganar el partido. Y el juego va de eso, en realidad. Además, su equipo tiene este año el tercer mejor registro de toda la liga, aunque los rockets, sin Harden, no se clasificarían para playoffs. Los Thunder sin WB tampoco, pero ahora mismo son décimos de toda la liga y pienso que sin WB son mejores que los Rockets sin JH. ¿Hay que dar el premio por una clasificación estadística? ¿Porque WB consigue 2 rebotes más que JH, ya que se los regala su equipo?

Esto es lo que se plantea mucha gente. Por el otro lado, ¿cómo no darle el MVP al primer tipo que promedia un triple doble desde Oscar Robertson en 1961/62?

Yo, personalmente, no se lo daría a WB. WB es un chupón que ha ido a posta a por el record de triples dobles aunque su equipo perdiera partidos. El record tiene 55 años porque hasta ahora nadie ha querido batirlo. Entre otras cosas, porque hasta la temporada 79-80 no se contabilizaron los triples dobles y en el 62 ni se había inventado ese concepto, así que ni Robertson ni nadie sabían en 1962 que estaban estableciendo un record que duraría 55 años.

Lo curioso es que hace años leí una entrevista a una leyenda de la NBA que declaraba que antes se batiría el record de 100 puntos de Chamberlain que el de Robertson, de increíble que parecía. Un triple doble era algo que nadie buscaba, si se conseguía genial pero muchas veces se perdía un partido consiguiendo un triple doble: solía ocurrir cuando el equipo era muy malo y el triplista tenía que hacer mucho de todo (como cuando esta semana un chico de Phoenix metió 70 puntos a los Celtics: perdieron). Es posible que el interés estadístico por los triples dobles venga de Lebron James, ansioso por compararse con todos los grandes que le precedieron. Pero lo de Westbrook de este año es escandaloso.

Por cierto que el triple doble es también la señal definitiva de cómo ha cambiado el juego en los últimos dos años. Con la desaparición de los pivots dominantes, el tiro de tres puntos se ha hecho el rey del juego y ahora manda el ataque; si antes ganaba el partido el que conseguía que le metieran menos puntos, ahora lo gana el que mete más. Y los partidos son un despiporre.

Que se metan más puntos no es mejor, sirvan como ejemplo los dos últimos partidos All Stars, insorportables festivales de anotación, pero por lo menos en los partidos normales sí juegan la defensa, por lo que se sigue manteniendo el interés. Más o menos.

¿Cómo acabará la cosa? Yo se lo daría a Harden o a Leonard, prefiriendo a Harden. En el caso de Leonard, la pregunta es qué más tendría que hacer el chico para ganar el título; pasa que la culpa no es suya, es de los demás: su equipo, sin él, sigue siendo muy bueno. 

Pero como hay por ahí muchos fanáticos de las estadísticas, no sabemos quién lo ganará al final. Si votáramos los ingenieros, Harden. Pero no somos ingenieros los que votamos el premio.




Annie Lennox - Precious

sábado, 1 de abril de 2017

NBA 2016/17 - I: Este contra Oeste




La competición de la NBA consiste en una temporada regular de 82 partidos y cuatro rondas eliminatorias al mejor de siete partidos. En general es una competición anodina (aunque divertida de ver); como todo, poco a poco evoluciona, pero este año ha estallado una polémica interesante que conviene analizar.

En este artículo y los siguientes expondré mi punto de vista sobre lo que ha tenido este curso de especial.

Lo primero que hay que decir es que, un año más, el Oeste es mucho mejor que el Este. Nadie sabe por qué y por lo tanto nadie sabe cómo conseguir que el Este esté al nivel del Oeste. Hace tiempo yo especulé con las razones por las que ocurría (aquí), y sigo pensando que algo de eso hay. Pero ahora se me ocurre una causa adicional: el apoyo local. Es muy diferente cómo apoyan en el este a sus equipos y cómo los apoyan en el oeste.Para ilustrarlo emplearé a Pau Gasol.

Gasol, mientras jugó en el oeste, fue un jugador muy bueno. No tan bueno como para ser un fijo del All Stars, aunque estaba siempre en las listas, pero sí se le consideraba muy bueno. Cuando Phil Jackson dejó los Lakers, la franquicia contrató a un entrenador que era muy malo pero que hasta entonces entrenaba al equipo de Lebron James en el este y por lo tanto parecía muy bueno. Mike Brown resultó un paquete, el equipo fue mal y el entorno le echó la culpa a Gasol. Con el siguiente a Brown, D'Antoni, la cosa no mejoró. Se acusó a Gasol de no colaborar con el míster, de no practicar su estilo de correr arriba y abajo, y el equipo se hundió del todo y Gasol decidió que se largaba, no por lo malos que eran sino por lo mal que le trataban. Cuando se dieron cuenta de que se iban, la gerencia intentó reaccionar, pero el mal ya estaba hecho. Se fue a Chicago.

Y, sin embargo, durante todo ese periodo los aficionados y los periodistas apoyaban a Gasol. Hablamos de Los Angeles Lakers, un equipo exigente donde los haya y que cada año se exige que su equipo juegue (y llegue lejos en) los playoffs.

Pau Gasol se fue a Chicago. Allí la gente alucinaba, al principio, porque nunca ningún jugador bueno había querido ir a Chicago.Sí, sí, era así: nunca una estrella había fichado por Chicago (Rodman, entonces, ni era una estrella ni estaba en sus cabales). Además, resultó que era un tipo amable y accesible (los periodistas le adoraban), y que trabajaba por la comunidad (como dicen allí): si había un acto solidario, niños en hospitales, desfavorecidos, un desahuciado que cumplía el sueño de su vida de ver a los bulls, lo que fuera, allí estaba él. A veces intervenía también algún otro jugador, pero se notaba que era obligado por el equipo porque nunca repetían. Sólo Gasol parecía hacerlo por deseo propio. Por lo demás, el este es el este y allí Gasol fue All Star los dos años que estuvo.

Los dos años de Gasol en Chicago fueron un infierno. Los aficionados, en todos los foros, criticaban con acritud a todos los jugadores, y a Gasol más que a ninguno. Por uno que defendiera a Pau había veinte que le insultaban y el defensor tenía que callarse. Yo leía los foros, y me preguntaba: "Pero esta gente ¿no se dan cuenta de lo afortunados que son al tener una estrella que quiera jugar en su equipo? ¿Cómo lo tratan tan mal?". En realidad trataban mal a todo el equipo, sólo que a Pau peor porque quizás habían puesto más esperanzas en él o porque como era el más bueno creían que era el más culpable.

En fin, los dos años fueron iguales: Chicago empezaba muy fuerte, el clima se agriaba, el equipo se descomponía y adiós. El primer año, con Thibodeau  como entrenador, jugaron los playoffs y les fue bien hasta que Gasol se lesionó. Uno pensaría que esa lesión haría darse cuenta a los aficionados de lo importante que era Gasol en el equipo a pesar de lo malo que según ellos era, pero quiá. El segundo año, con Gasol convencido de que se iría de Chicago, acabaron tan mal que ni jugaron la segunda fase.

Gasol se fue a San Antonio. Pero tenía 36 años y Duncan anunciaba su retiro, así que no era como dos años antes, cuando tanto Gasol como Lebron James eran dos de las estrellas que podían cambiar de equipo y durante las conversaciones de Gasol con los Spurs recuerdo que un tipo escribió que si Gasol se iba a los Spurs daría igual dónde iba Lebron, indicando que si a los entonces campeones se les añadía el talento de Gasol, serían imbatibles.

San Antonio Spurs es un equipo especial. Nadie en la NBA sabe qué les hace ser así, pero el hecho es que son la historia de más exito de cualquier deporte profesional americano. Pues en ese equipo se acoplaba un Gasol de 36 años.

De entrada, los Spurs lo pusieron de titular. Como mínimo, como respeto a su leyenda. Luego, descubrieron en seguida que el tipo ya no está para defender, y que en ataque es una ayuda si juega poco rato, que se cansa. ¿Qué pasó? Que el equipo le hace jugar siempre con jugadores que le ayuden en la defensa, y que lo racionan para que no se desfonde. ¿Y los aficionados? Encantados. Al principio, alguno criticó su endeble defensa, pero los demás le cortaron rápido: allí no se faltaba al respeto a ningún jugador, y a los jugadores hay que apoyarles. Se puede decir que tal jugador no jugó bien en tal partido, pero no que tal jugador es un paquete y que mejor echarle. El equipo es una balsa de aceite, no se conocen peleas de vestuario y ningún jugador se ha quejado de que quiere mñas minutos o más balones. De hecho, Gasol se lesionó y tras la lesión juega de reserva. El pívot ahora titular lo hace peor que Pau, pero nadie se queja; de hecho, se alegran cuando Gasol le sustituye. Y nadie se queja de que haya tanto dinero sentado en el banquillo. Al contrario: el titular sólo defiende, y definede a los pívots titulares contrarios. No pasa nada, porque de anotar se encargan los otros titulares de San Antonio. Y Gasol ha de defender a los reservas, y su ataque es tan bueno que consigue que los reservas de San Antonio ataquen tan bien o mejor que los titulares. ¡Hoy mismo he leído en un foro de Chicago que lo que hacen los Spurs con Gasol es lo que tenían que haber hecho ellos!

Este mes de enero, en Chicago, una pelea en el vestuario ha sido portada en todos los periódicos nacionales. Y eso que Gasol ya no estaba allí para echarle la culpa. En fin, cualquiera que examine la carrera de Pau convendrá en que fue un error ir a Chicago y que allí desperdició dos años preciosos.

Esta manera de apoyar al equipo local no es sólo en San Antonio y Los Ángeles. También la encontramos en Minesota, en Denver, en Utah, en Oklahoma City, en Phoenix,... En todo el oeste. Quizá no en Sacramento, no lo he mirado, pero no me extrañaría que así fuera, eso explicaría la jaula de grillos que es ese equipo. Pero en general la gente está encantada aunque su equipo pierda.

En cambio, en el este la gente es una montaña rusa. Si ganan, van a por el anillo. Si pierden, éste, ése y aquel son unos mantas y hay que traspasarlos a todos. Y si esta temporada no se va a ganar el campeonato, mejor perder a posta todos los partidos: quizá así en el sorteo del draft se pueda elegir al próximo Michael Jordan. Quizá sea por ello que en los equipos del este las peleas internas están a la orden del día. Parece que no suele haber buen ambiente en los equipos del este. Con un par de excepciones, Miami y, sobre todo, Boston. Es cierto que en Boston ha habido broncas de vestuario y (qué coincidencia) el equipo ha pasado malos años, pero la capacidad de volver a los puestos de cabeza de esa franquicia tiene que tener una explicación cultural, es algo que no se produce en ningún otro equipo del este. Tiene que ser la gente de allí. Tiene que ser que esa gente enfoca el deporte de una manera digamos más sana que el resto de la gente del este. Porque tampoco puede ser coincidencia que lo más parecido a los San Antonio Spurs sean los New England Patriots de la NFL, también de Boston.



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