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martes, 14 de noviembre de 2023

La 2ª enmienda de Luisiana

https://www.youtube.com/watch?v=lOQ2fFJXbXQ 

 

 

Estados Unidos es ese grande y hermoso país que nunca deja de sorprendernos. Y al que deberíamos mirar con más detalle más a menudo y así aprender de las muchas cosas buenas que hacen.

Este 2023 ha habido muchas votaciones a lo largo del país; la mayoría en el primer martes después del primer lunes de noviembre (ya expliqué en esta vieja entrada por qué es ese día), aprovechando que era el día de elecciones locales y estatales, pero algunas se han llevado a cabo en otras fechas. De entre éstas, mi favorita es la votación de una 2ª enmienda a la constitución del gran estado de Luisiana.

«¿Apoya usted una enmienda para establecer que la libertad de culto en una iglesia u otro lugar de culto es un derecho fundamental merecedor del más alto grado de protección?»
Dos cosas me llaman la atención. La primera, el texto en sí; la segundo lo del más alto grado de protección. Empecemos por esto último.

En Estados Unidos existen tres tipos de protecciones legales: alta, media y baja. Que se pida "el más alto grado de protección" implica que si se decide legislar o establecer disposiciones que regulen ese derecho, esas leyes o disposiciones deberán ser sometidas a "un escrutinio estricto", que allí es un término legal establecido y acotado. Significa que la disposición no será válida hasta que el Gobierno pruebe ante un tribunal que esa disposición es por un interés que obliga al Gobierno a dictar esa disposición (hay que demostrar la necesidad de la disposición), y que además regula ese derecho en lo mínimo imprescindible. Y aún más: el Gobierno ha de demostrar que la disposición está "estrechamente ajustada" a conseguir el propósito; resalto esto último, porque cuando lo del coronavirus el gobierno catalán sacó unas disposiciones de contramedidas que, entre otras cosas, incluía el aumento de la pensión que se les pagaría a los expresidentes de la Generalitat: cómo ayuda esto último a combatir el coronavirus todavía no me lo ha explicado nadie. Por no hablar de cómo se han aprobado leyes bajo la égida de Sánchez sobre un tema que eran éticamente inoponibles y que incluían en sus cláusulas adicionales auténticas leyes sobre otros asuntos la mar de polémicos, y obligaba a votar la ley como un todo. Imagínense una ley que prohíbe la esclavitud y que incluya una disposición adicional decimoséptima que ilegalice los partidos políticos de derechas; pues en ese plan, era el mecanismo habitual para legislar de esa banda. En Estados Unidos los habrían cazado a la primera.

Por otro lado, tenemos lo de regular la libertad de culto en una iglesia o equivalente. La libertad de culto está recogida por la mismísima constitución federal, así que... ¿de qué va esto?

Pues precisamente, del Covid-19. Y del confinamiento que se aplicó.

En España, cuando el confinamiento, se cerraron las iglesias. No es que se prohibieran las misas, es que no se podía ni entrar a rezar o confesarse con el templo vacío. Y fueron de los últimos lugares en los que se permitió el libre acceso. Recordemos, por ejemplo, que se podía apelotonar la gente en el vagón del metro. Y cabe recordar, también, que en Cataluña el gobierno local reguló una excepción al confinamiento: la asistencia a actos políticos. Se podía viajar para acudir a mítines y manifestaciones, aunque fueran en otra provincia. Que los mítines y manifestaciones fueran sólo de los partidos del gobierno catalán es otra historia, lo importante es que decidieron que el ejercicio de los derechos políticos de los ciudadanos estaba por encima de cualquier otra regulación. Se restringía el derecho de reunión salvo que la reunión tuviera un carácter político, ya ven.

Los argumentos a favor de la medida son obvios: lo que la religión de cada uno hace que ese uno se sienta obligado a hacer - y voy a citar como ejemplo la necesidad de confesarse, o de no dejar pasar un mes sin confesarse- no es un privilegio, sino una obligación.

Y más en momentos tan angustiosos como los vividos entonces. No poder enterrar a un familiar en un sepelio cristiano, sin ir más lejos, es para algunas personas una crueldad inaceptable: recordemos que se podía viajar de Madrid a Barcelona en tren por "necesidades de trabajo" pero no si se moría el padre o el hermano de uno.

Los argumentos en contra de la medida son obvios también. El argumento fundamental era básicamente que el derecho a la salud de todos está por encima y que no pasa nada porque algunas personas se salten algunos preceptos religiosos. Por supuesto, todos aquellos que no creen son incapaces de comprender en estos asuntos a los que sí creen.

Pero esta entrada no va de la libertad de culto. Va del hecho en sí de votar una enmienda a la Constitución.

En primer lugar, fijémonos en que apareció una situación para la que, parece ser, la Constitución no estaba preparada (y en consecuencia, el cuerpo legislativo estatal tampoco). Fijémonos en que una parte de la sociedad civil detectó el desajuste y reaccionó en consecuencia, promoviendo un cambio nada menos que en la Constitución. Fijémonos en que el sistema democrático del estado permitió - no sé decir si alienta- que la iniciativa, tras recorrer el sin duda largo procedimiento que la legislación estatal establece para estas cosas (votaciones en el Senado estatal y en la Cámara de Representantes estatal incluidas), desembocara en un referéndum en todo el estado. Y fijémonos que el resultado se acogió con deportividad, el que pierda acepta la derrota.

En segundo lugar, fijémonos en algo que es esencial: para los estadounidenses, la Constitución establece lo que el ciudadano no puede hacer y lo que las instituciones sí pueden hacer. Y no al revés. Allí, el Gobierno no puede disponer algo aduciendo que la Constitución no se lo prohíbe. Que la Constitución no recoja los viajes espaciales significa que quien pueda permitírselo está autorizado a ir al espacio, y que el Gobierno no puede sin más prohibir a nadie a ir al espacio. En España, en cambio, no faltarían gobiernos que dirían que, como la Constitución no habla del asunto, ellos pueden regular quién puede viajar y quién no. O, por usar un ejemplo de actualidad, aducir que la amnistía en España es constitucional porque la Constitución -que no la cita- no la prohíbe.

Llegados a este punto, me van a permitir que haga un poco de abuelo Cebolleta (ya sólo los abuelos Cebolleta entendemos esa expresión) y les cuente algo de hace muchos años que estoy seguro de que los que vivieron aquellos años reconocerán.

Cuando la Transición se pasó de un sistema vital franquista a un sistema vital democrático. En aquel momento, se trataba de eso.Y ese "eso" lo impregnaba todo. Estamos hablando de reuniones de vecinos, asambleas de cualquier tipo de asociación, clubes,... En general, cualquier actividad en la que confluyen varias personas. Como si de trata de pactar una excursión entre amigos o el programa de unas fiestas colegiales. La acusación más normal, y más demoledora, era carecer de "espíritu democrático". Escuchar las opiniones de todos, respetarlas, buscar un consenso, aceptar lo que opine la mayoría. El primero que conseguía colar la acusación al otro de que carece de espíritu democrático ganaba. Eso sí, en esa época no se "cancelaba" a nadie por no tenerlo. A los viejos se les perdonaba, porque se les suponía ya demasiado hechos para cambiar, se entendía que les costase asumir los nuevos tiempos. Y a los que no éramos viejos, pues se daba por sentado que era algo con lo que no habíamos nacido y que teníamos que ir aprendiendo, con lo que esa recriminación pasaba por una educación, no un ataque.

En aquella época había auténtica veneración por lo que se suponía que era el espíritu democrático. 

Ese afán formativo ha desaparecido hoy en España. Hace años que nadie le recrimina al presidente catalán (digo catalán, pero podría decir nacional e imagino que también en casi cualquier autonomía), su partidismo como gobernante y que no gobierne para todos. Lo mismo al presidente del Parlamento, a los alcaldes y a tantos cargos públicos que deberían representarnos a todos y que sin embargo hace tiempo que dejaron claro que ellos son de cierto partido y que hemos de asumir que por algo ganaron ellos las elecciones, quien no esté conforme que les gane la próxima vez. No nos vendría mal que en las reuniones alguien levantara la mano y acusara al cabeza de no tener espíritu democrático y que éste temiera esa acusación.

En los States, en cambio, no lo han perdido. Y cuando, como en Luisiana, alguien detecta que el gobernante se ha excedido en sus atribuciones, actúa. Y el sistema le permite actuar. Hasta el punto de que se produzca un referéndum - que no deja de ser un juicio popular al exceso cometido- para que aquello no vuelva a pasar.

¿Creen que esto podría pasar en España? Ni de chiste. De hecho, los tribunales decretaron que las medidas de Sánchez con el confinamiento fueron inconstitucionales, y aquello sirvió para envolver los pescados del día después.

Volvamos a Luisiana. Allí, la Constitución decía en su sección 8 del artículo I (el que establece los derechos) que "no se promulgará ninguna ley que establezca una religión o que prohíba su libre ejercicio". Con el confinamiento se prohibieron las reuniones para el culto, ergo el Gobierno se había entrometido en los derechos fundamentales de los ciudadanos de Luisiana. Éstos lo entendieron así y de ahí la defensa del derecho. No se trata (al menos, no del todo) del derecho vulnerado en sí, sino de si el Gobierno (en este caso, el estatal) puede regular un derecho que su Constitución dice que no será regulado. Y, fíjense: la enmienda no pretende prohibir para siempre que el Gobierno regule ese derecho, sino que ese derecho tendrá el más alto grado de protección. El Gobierno, en caso de emergencia, podrá prohibir las reuniones de culto, pero deberá demostrar antes la necesidad imperiosa y que la regulación es la mínima posible.

En mi opinión, gente inteligente, la de Luisiana. Y demócrata. Gente de la que aprender.

Por cierto: dos estados habían planteado este asunto antes. El año pasado, 2022, en Arkansas se votó una enmienda parecida. Fue derrotada por un 50,41% de los votos frente a un 49,59%. Y el año anterior, 2021, en Tejas salió adelante con el 62,42% frente al 37,58%.

En Luisiana el 79,20% de los votantes votó a favor. Sólo el 20,80% votó en contra.



Elvis Presley - Polk salad Annie

 

viernes, 10 de marzo de 2023

La retirada de la camiseta de Pau Gasol

https://www.youtube.com/watch?v=PxwHjGl_f1Q 

 

 

Los Angeles Lakers han decidido, en homenaje a Pau Gasol, que ningún otro jugador llevará ya el nº 16.

Pau Gasol se convierte, así, en el primer español cuya camiseta retira un equipo de la NBA. Y no un equipo cualquiera, sino Los Angeles Lakers.

Unos pocos números para ayudar a calibrar lo conseguido.

En primer lugar, los 30 equipos de la NBA han retirado 186 dorsales de jugadores. Como todos los datos (pocos) que aportaré, son a fecha de hoy (con unas excepciones que aclararé), por lo que no se cuenta la camiseta de Lebron James que nadie duda que algún equipo retirará cuando cuelgue las botas. Además de números de jugadores, algunos equipos han retirado la de entrenadores míticos, dueños del equipo, un número en homenaje a los aficionados, comentaristas de cancha e incluso... Miami Heat, uno de los equipos más deseoso de retirar números (más acomplejado, diría yo) retiró el número de Dan Marino. No les importó que Marino no jugara al baloncesto sino al fútbol y que fuera muy anterior a la fundación de los Heat, ellos son así.

Pero 186 dorsales no significa 186 jugadores: 10 jugadores tienen retirados el número en dos equipos (por ejemplo, Michael Jordan tiene su número retirado en Chicago ¡y en los Miami Heat, aunque nunca jugó con ellos!), y dos jugadores, Wilt Chamberlain y Pete Maravich, lo tienen en 3. Maravich, otro ejemplo, lo tiene en los Pelícanos de Nueva Orleans aunque murio años antes de que se fundase ese equipo. En resumen, sólo 172 jugadores tienen el dorsal retirado. 

Como se ve, son muy pocos los que lo logran, y queda claro que no es por ganas de algunos equipos. 

Pero Pau lo tiene en los Lakers, y los Lakers son un poco más exigentes que los demás equipos. Entre otras cosas, exigen que el jugador en cuestión hubiera ganado al menos un campeonato jugando con ellos. Parece lógico, desde luego no son los Miami Heat. O los Sacramento Kings, pues de los 10 números retirados sólo 1 es de un jugador que ganó el campeonato con ellos (dos veces, en 1946 - cuando aún no existía la NBA- y en 1951). Pues bien, aplicando esta regla (y admitiendo los campeonatos de la hace 45 años extinta ABA), el número de jugadores se reduce a 91 (Chamberlain, Jabbar, Erving y Shaquille O'Neal ganaron campeonatos con dos equipos con los que tienen el número retirado). En honor a la verdad, los Lakers se saltaron esa regla autoimpuesta al retirar el número de Elgin Baylor, que se retiró justo al empezar la campaña en la que ganaron el campeonato, pero es que Baylor... sería incomprensible que no le hubieran retirado la camiseta. Hasta el punto de que nadie afea o les tiene en cuenta a los Lakers esta excepción.

Pau es uno de esos 91, pero aún hay más: los Lakers piden, además, que el jugador haya ingresado en el Salón de la Fama.

Esta condición nos deja 72 números, si consideramos que tanto Pau Gasol como Wade, Tony Parker y Nowitzki van a ingresar este verano. Esto podemos darlo por seguro, así que contémoslo. Esos 72 números equivalen a 68 jugadores, por los 4 que he dicho antes.

Pero hay más: los Lakers también exigen que el jugador haya sido seleccionado para algún All Stars ¡jugando con ellos! Esta regla puede que no sea muy exigente, es lógico que un jugador del Salón de la Fama que lleva a su equipo al título juegue al menos ese año el partido de las estrellas... con una excepción: los Boston Celtics. De los 22 números retirados de los Celtics, 21 ganaron el campeonato allí. De ésos, 18 están en el Salón de la Fama. Pero 4 de ellos no jugaron nunca el All Stars. Y se comprende: son jugadores de los años 60, cuando los Celtics arrasaban, y no había puestos disponibles en el All Stars para todos, había que hacer sitio a los de los otros equipos.

Si todos los equipos siguieran los estándares de los Lakers para retirar la camiseta, sólo 64 de ellos tendrían la camiseta retirada (4 en dos equipos, además). 33 de ellos, más de la mitad, la tendrían en Boston, Los Ángeles o Filadelfia. Bien, Pau Gasol es uno de esos 64. Nada menos. 

Por cierto: ningún equipo es tan exigente como Los Angeles Lakers para retirar una camiseta. 

 

 

 

Dr. Hook (& the medicine show) - Sylvia's mother 

lunes, 13 de febrero de 2023

Maneras de ganar

Puedo entender que en el deporte se trata de ganar. Pero hay maneras y maneras de ganar. Y la de Kansas City Chief para ganar la LVII Superbowl a Philadelphia Eagles me pareció muy, muy poco elegante.

lunes, 12 de septiembre de 2022

Carne de presidio

Los presidios no eran, originalmente, lo que todo el mundo cree, sino los fuertes fronterizos que los españoles empezaron a construir a medida que iban ampliando sus dominios, especialmente por el norte de Méjico y todo el vasto sur de los Estados Unidos que hay entre el Golfo y el Pacífico.

Ya conté, el otro día, que estaba leyendo un libro sobre los ingenieros en el imperio español (enlace aquí), y en él explica que los españoles, que querían que su imperio fuera réplica del romano que tenían idealizado, denominaron presidios a los fuertes fronterizos porque los romanos llamaban así a las fortificaciones que "presidían" el avance de las legiones. Solo que la frontera española estaba mucho más lejos que la romana, era mucho más larga y, sobre todo, contaban con muchos menos medios y hombres.

Estos fuertes, perdidos en las inmensidades de Tejas, Nuevo Méjico o Arizona, no eran destinos soñados, sino todo lo contrario. Guarniciones olvidadas, que recibían insuficientes soldadas, sin nada que hacer (ociosidad, madre de todos los vicios), sin medios para ser eficaces, a menudo con la subsistencia como objetivo fundamental, para defender a algún misionero loco (como es lógico, no hay comercio apenas en la frontera de Nuevo Méjico) o a los pueblos indios en los que hubiera habido éxito y se hubieran convertido al catolicismo. Hasta el punto que algunos presidios se clausuraron porque ¿para qué?

Pues bien, el libro cuenta que las guarniciones de los presidios empezaron siendo de 25 hombres, luego aumentados a 50 y finalmente a 100, y ésta era una cantidad que en la práctica no se conseguía. Porque había un problema: reclutar. Como he dicho, no eran los destinos soñados por nadie, no digamos ya por los que querían hacer una carrera de armas. Al final, y como es fácil de imaginar, las guarniciones se completaban "con toda clase de desesperados, perezosos e irresponsables -con toda franqueza la escoria del Imperio-".

Fácil es imaginar de dónde vendría la expresión "ser carne de presidio". 

viernes, 12 de agosto de 2022

En la muerte de Bill Russell

https://www.youtube.com/watch?v=L8JiyeunALk 

 

 

Ha muerto Bill Russell, el legendario pivot de los Boston Celtics, y la NBA ha decidido que, para honrar su figura, ningún jugador de ningún equipo llevará ya más su número 6 (salvo los que ya lo están llevando, valga la precisión). Es una medida en verdad insólita, que sin duda intenta transmitir la idea de que Bill Russell fue excepcional. Y lo era.

Antes de entrar en su faceta deportista, conviene resaltar su faceta de luchador contra el racismo, y en racismo era una autoridad como ya no quedan. Y es que Bill Russell nació en Luisiana en 1934; Luisiana, 1934. Es decir, él lo vivió de verdad, no la versión edulcorada que hay ahora. De hecho, su familia tuvo que dejar Luisiana en su niñez porque aquello se les hacía insoportable. No fue el primer jugador negro de la NBA, pero sí uno de los pioneros. En Boston nunca le aceptaron, porque era negro, y en respuesta Russell nunca quiso a Boston (otra cosa es su lealtad a su blanco equipo). Y en todo momento fue la voz de los negros; de hecho, su ingreso en el Salón de la Fama del baloncesto fue en 2021, porque se negó a ello antes de que los jugadores negros que le precedieron, los verdaderos pioneros, fueran reconocidos. Cuando Muhammad Alí se negó a ir a Vietnam y se requirió el apoyo de los deportistas negros, Bill fue uno de los más importantes (y el único representante de la NBA, Kareem era aún un jugador universitario). Digamos, sin más, que hay muchas anécdotas del liderazgo de Bill Russell en temas raciales.

Pero como deportista... 

Es difícil de analizar: ganó dos campeonatos universitarios (incluyendo sus últimos ¡55! partidos), luego ganó el título olímpico (1956, Melbourne, y ganando sus partidos por una media aún récord de 53,5 puntos), ingresa en la NBA y juega 13 temporadas, ganando en 11 (y en una de las 2 que no ganó, llegó a la final pero se lesionó). Sus tres últimas temporadas las juega siendo además el entrenador del equipo (por cierto, el primer entrenador negro de un equipo profesional), en una época en la que los entrenadores no tenían ayudantes, estaban solos, y por necesidades del equipo Bill jugaba todos los minutos del partido cuando llegaban los playoffs...

11 campeonatos en 13 temporadas. En 5 temporadas fue el jugador más valioso (sólo Kareem lo ha sido más veces, 6), y eso que en su época también brillaban Chamberlain, Robertson, West, Pettit y tantos otros. Como en su época no se premiaba al mejor defensor, no tuvo títulos en ello, pero los habría ganado todos.

Y, sin embargo, nadie le considera el más grande. No está en la disputa con Michael Jordan o Lebron James, por ejemplo. Es a Wilt Chamberlain, su archirrival, a quien se cita como otro "el más grande". Es obvio que el olvido en que está es debido a haber jugado antes de que se televisaran los partidos, en una época (empezó en 1956) en que la NBA era un deporte minoritario (de hecho, apenas se jugaba fuera del triángulo Filadelfia-Nueva York-Boston-Grandes Lagos, poco conocido. Pocos quedan que le hayan visto jugar, es sólo un nombre. Y en esos casos uno pregunta "y ése, ¿qué ha hecho?". Y, claro, Russell no era un hombre de grandes números. No metía los puntos, eso se lo dejaba a los otros; él se encargaba de que no se los metieran. Era el mejor defensor de todos los tiempos, pero jugó en una época en la que eso ni se medía ni se registraba. Salvo en una sola estadística: los campeonatos. En sus 13 años, sólo Bob Pettit y Wilt Chamberlain le ganaron 1, el resto se quedó con las ganas.

¿A qué jugador preferiría tener usted en sus filas? ¿Al que le iba a levantar del asiento cada noche con sus saltos y sus jugadas imposibles, o al que le iba a dar el campeonato? Fuera de Bill Russell, la pregunta es estúpida porque no hay un jugador que garantice los campeonatos, Tom Brady ha ganado 7 en 23 años y Messi 10 ligas en 18 años (y, como es harto discutible que la liga sea la mejor competición del mundo de fútbol, veamos la Copa de Europa: 4 títulos). Pero está Bill Russell, y resulta que en su caso sí tiene sentido la pregunta.

Y si, como imagino, ha respondido que quiere tener en su equipo al jugador que le dé la victoria, ¿no es acaso ese el mejor criterio para valorar a un deportista?

Pero con Russell ocurre como con el Real Madrid, que se desprecian sus títulos europeos de los años 50 porque jugaban muy pocos equipos (señal, seguidores del FCB, que la criba se hacía antes; ¿o es que no se dejaba al Barcelona participar? Son excusas de mal perdedor). No se valoraba lo bueno que era ese equipo. Y en el caso de Russell, lo que se dice es que jugaba contra bomberos, fontaneros y oficinistas.

Y no. O sí, pero ésa no era la realidad. Lo cierto es que en aquella época los jugadores cobraban poco, muy poco. Y cuando acababa la temporada, tenían que buscarse trabajos de verano para salir adelante. Si durante el verano trabajas de bombero en Cincinati, Ohio, ahora te etiquetarían como bombero; si echabas horas en el negocio de tu suegro, tendero u oficinista. Es como si ahora despreciáramos a Cristiano Ronaldo o a Messi diciendo que eran modelos, que se dedicaban al fútbol a tiempo parcial, que tenían otros trabajos para redondear sus ingresos.

También se le acusa de que jugaba en una liga con muy pocos equipos y, claro, así era muy fácil. Eran dos conferencias (Este y Oeste), con 4 equipos cada una. Al acabar la temporada regular, el peor de cada conferencia quedaba eliminado, el 2º y el 3º jugaban un playoff y el que ganara jugaba contra el campeón de la conferencia, y de ahí a la final de la NBA. Si los Celtics quedaban primeros de su conferencia, sólo jugaban la final del Este y la absoluta. Lo tenían chupado, ¿no? Y, sin embargo, nadie sabe explicar porqué el resto de los equipos no lo consiguieron. Casi nunca. La explicación que se da a esto es que los Celtics eran un equipazo, se dice. Que así cualquiera. 

Y, una vez más, no. No a todo. No eran un equipazo (aunque tenían muchos buenos jugadores). El equipo que gana, cuando es difícil ganar, acostumbra a estar formado por buenos jugadores. El Barça de Messi, sin ir más lejos. El Madrid que gana las champions, el Milán de Sacchi y Capello,... Curiosamente, en los Celtics de Russell sólo hay una constante, él. Los demás cambian, unos se van y otros llegan. Los unos no ganaron antes de que él llegara, los otros dejaron de ganar cuando se fue. ¿Coincidencia? No lo creo.

Pero es que además la idea de que siendo pocos son peores es completamente equivocada. Miremos, por ejemplo, los resultados de la temporada 1955-56, el anterior a la llegada de Russell. 8 equipos en total, 4 en cada lado. En el Este, el mejor ganó 45 partidos (de 72), el 62,5% (y quedaron campeones), y el peor, 35 (el 48,6%). En el Oeste, el mejor ganó 37 partidos (el 51,4%) y el peor 31 (un vergonzoso 43,1% de sus partidos). Pues bien, en la temporada pasada, 2021-22), el mejor de los 15 equipos del Oeste ganó el 78% de sus partidos (64 de 82), y el peor, el 24,4% (20 partidos). Es decir, ahora los malos son muy malos, los buenos muy buenos. En pocos partidos los equipos buenos encuentran un rival de peso. En la época de Russell (que empezó en una liga de 8 equipos, pero cuando se retiró eran 14), éste tenía que jugar al menos 20 partidos o más de liga contra Chamberlain, más los playoffs. Puede que el pivot de los Knicks fuera un paquete, pero un pivot ahora sólo juega seis o siete partidos contra un pivot de calidad. ¿Quién juega, en realidad, contra paquetes?

Recuerdo cuando, a finales de los 80 y principios de los 90, la NBA aumentó de 23 equipos a 27. Una estrella, Isiah Thomas, se quejó de que se estaba diluyendo el talento con tanto equipo. Que antes había equipos que conseguían reunir un quinteto impresionante, y ya no. Porque no es que haya estrellas esperando que haya equipos para jugar, el número de estrellas en un momento dado es limitado y lo que sí ocurre es que jugadores de segundo y tercer nivel disponen de plazas que antes no tenían. Si la liga de ahora (30 equipos) la redujéramos a 8, les aseguro que los 8 equipos serían impresionantes. Ganar sería dificilísimo, repetir victoria mucho más. Ganar 8 veces seguidas, 11 veces en 13 años, sencillamente imposible. Y eso fue lo que hizo Russell. Imaginen lo que habría hecho en la actualidad: 13 de los 13, seguro.

Qué caramba, cuando Russell ganó a los Lakers en Los Ángeles en el 69, el equipo angelino tenía en sus filas a Chamberlain, West y Baylor hechos unos titanes. En el equipo verde Russell estaba jugando sus últimos partidos (y tuvo que jugar más de 46 minutos por partido en los playoffs), y sólo Sam Jones (más viejo aún que Russell, y que también se retiraría al acabar) y John Havlicek (47,6 minutos en los playoffs) eran jugadores que podamos reconocer. Puede que en sus primeros años tuviera un equipazo a su lado (equipazo que no consiguió ganar en el 58, cuando se lesionó), pero que fueran mucho mejores que los demás es un mito, no una realidad. De hecho, hasta los Bulls del 96, el de Chamberlain del 67 que ganó a los Celtics se consideró sin discusión el mejor equipo de todos los tiempos.

No, la única explicación a los muchos triunfos de Russell es el propio Bill Russell. Otro no lo habría conseguido. Otro no lo ha conseguido. Así que, aclarado que los triunfos los ganó Russell, volvemos a preguntar: ¿a quién quiere usted en su equipo? 

Ha muerto Bill Russell, el pasado 31 de julio. Con él se ha ido, puede creerme, un deportista irrepetible. Nunca veremos uno semejante. Seamos conscientes.



Neil Young - Star of Bethlehem

 

domingo, 3 de abril de 2022

Los más grandes presidentes de EE.UU.

https://www.youtube.com/watch?v=7Q6WQVV1GxQ 

 

 

Nadie sabe, nunca se ha sabido, cómo elegir un buen presidente americano. Nadie sabe qué tienen los buenos presidentes que los hace buenos. Y sólo a posteriori se puede decir si ha sido un buen presidente o no. Pero nunca antes.

Dicho esto, ¿quién es un buen presidente? Dado que no sabemos qué hace que un presidente sea bueno o no, la discusión a toro pasado siempre será discutible; pocas veces habrá consenso general. Aunque hoy en día se tenga a Lincoln como el más grande (o uno de los más grandes), entre sus contemporáneos hubo quien quiso hasta matarlo.

By Carol M. Highsmith - Library of Congress
 

Por descontado, el que un presidente repita mandato es una buena señal. Pero no es definitivo, para lo que me ocupa: Clinton, Bush hijo y Obama repitieron mandato. ¿Están los tres entre los más grandes? Claro que no.

Si tuviera que decidirlo yo, es posible que el criterio que aplicase fuese: "el gran presidente es el que consigue que elijan para sucederle a alguien de su mismo partido". No solo que haya salido reelegido cuando tocaba, sino que además haya conseguido que la gente quiera que tras él siga alguien con las mismas ideas. Sorprendentemente, sin remontarnos a antes de su guerra civil, esta hazaña la consiguieron muy pocos. Sólo 5 presidentes, para ser exactos.

De más reciente a más antiguo, el primero de ellos es Ronald Reagan: su sucesor fue su vicepresidente, George Bush (padre). Ambos, republicanos. Ni Clinton, ni Bush hijo ni Obama consiguieron que repitiera uno de su partido. Y sí, es opinión generalizada de que Reagan fue un gran presidente. Sus mayores detractores, qué casualidad, son antiamericanos confesos.

El siguiente es Franklin D. Roosevelt. Éste no sólo ganó ¡cuatro! elecciones seguidas, sino que su sucesor, Truman, también ganó su propia reelección. Esto último es importante, porque Truman no llegó a presidente ganando elecciones, sino por la muerte en el cargo de Roosevelt. Truman era su vicepresidente. Pero cuando se le pudo votar a él, en el '48, ganó. Llevaban 16 años con presidentes demócratas, y aún querían más. Así que cuenta.

No voy a contar, con este criterio a Kennedy. Lyndon Johnson era el vicepresidente de John Kennedy y doce meses después de su asesinato Johnson ganó las elecciones (y no se presentó a las siguientes, las del '68). Estoy seguro de que Kennedy sí habría sido un gran presidente, pero lo cierto es que no llegó a estar 3 años en el cargo. No duró lo bastante. Una lástima.

El siguiente es Calvin Coolidge. Estuvo dos mandatos y cuando lo dejó ganó Hoover, también republicano. El pequeño detalle aquí es que Hoover ganó las elecciones de 1928. Un año después se produjo el crac del 29 y la Gran Depresión. ¿Fue culpa de la Administración Hoover? Puede que Hoover no lo hiciera bien, pero desde luego los 8 años de Coolidge tuvieron mucho que ver. Sí, fue el presidente de los felices años 20, pero hoy se opina que bajo su mandato se creó la burbuja que explotó el Jueves Negro. Y tan brutal fue la caída, que Coolidge está considerado entre los malos presidentes.

Acerca de Coolidge hay más tema: su antecesor fue Harding, también republicano, y muy popular. Pero Harding murió antes de terminar su primer mandato, así que como Kennedy, no debe contar. 

Chascarrillo: Una novela que leí hace años y me gustó mucho fue Carter engaña al Diablo, que versa sobre un mago famoso, Carter, que termina accediendo a una petición del presidente Harding para hacerle desaparecer porque está cansado de la vida de presidente, y parte del truco era hacer creer a la gente que había muerto.

Llegamos así a Ulysses Grant. Grant, por si alguien no lo recuerda, fue el general que consiguió cambiar el signo de la guerra civil y ganarla. Su prestigio, por lo tanto, era enorme, y tras la muerte de Lincoln en 1865 ganó las siguientes elecciones, las de 1868. Y las de 1872, claro. Pero no se presentó a las de 1876. ¿Por respeto? No, jajajá, todo lo contrario: para entonces los escándalos sobre la corrupción de su gobierno eran tales que era impensable que se presentara. Y aun así ganó uno de su mismo partido, Hayes, republicano como Grant. ¿Entonces? Las elecciones de 1876. Están consideradas como, siendo benevolentes, las más reñidas de la Historia. Siendo objetivos, fueron anuladas.

Aquel año se presentaron Hayes por los republicanos y Tilden por los demócratas. Tilden arrasó en los votos, y ganó 184 a 165 en los votos de representantes... pero quedaron 4 estados por decidir, que suponían 20 votos y por lo tanto la victoria, aparte de otro estado en el que "pasó algo". En los 4 estados que no había un resultado claro cada partido dijo que lo había ganado él, pero la revisión no era concluyente. Y al cabo de unos meses, hubo una componenda en el Senado, alucinen: los demócratas aceptaron que se nombrara al republicano Hayes presidente si a cambio el ejército federal se retiraba de los estados sureños, en los que estaba acantonado desde el final de la guerra. Al retirarse el ejército, los demócratas (recordemos que el Sur era demócrata y el Norte republicano) tuvieron las manos libres para "recomponer" las cosas en sus estados y configuraron el Sur de la segregación y el racismo que todos conocemos.

Dato divertido: en 1876 había todavía muchos territorios en el oeste. Los territorios no eran estados, y por lo tanto no votaban.

Dato divertido 2º: en aquellas elecciones Iowa suponía 11 votos, Tejas 8 y Florida 4. Hoy, Iowa son 6 votos, Tejas 40 y Florida 30.

Visto lo que pasó en el '76, no podemos considerar que Grant ganó las elecciones para su sucesor; pero para que conste, el juicio histórico sobre Grant es que fue un hombre bueno y honrado que puso su confianza en personas sin escrúpulos a los que se les llamó "carpetbaggers", que era como se referían en el Sur a los aventureros del Norte que bajaron al sur con todos sus bienes en un macuto (de ahí la palabra) y amasaron fabulosas fortunas a expensas de los infelices vencidos.

Y como he establecido que sólo nos remontaríamos hasta Lincoln, aquí termina la lista. ¡Ey, falta uno! Y no uno cualquiera: Theodore Rooselvet.

Teddy iba como vicepresidente de McKinley cuando éste ganó las elecciones de 1900, pero McKinley fue asesinado en 1901 y Teddy fue nombrado presidente. Como tal, ganó las elecciones de 1904 pero no se presentó a las de 1908; en la práctica, fue presidente casi 8 años y no quiso 4 más. En su lugar presentó a su gran amigo Taft y éste ganó, su aval era evidente.  El caso es que sobre Roosevelt no hay discusión posible: es uno de los grandes presidentes americanos, y su cara está en el monte Rushmore.

Como ven, el criterio que he presentado, que parece totalmente lógico, no es adecuado en absoluto: además de los dos Roosevelt, defiende a Grant y a Coolidge. Prueba evidente, en mi opinión, de que no podemos saber qué hace grande a un gran presidente.

Como chascarrillo final, no hemos de perder de vista de que estamos hablando de un tema que atañe a los EE.UU. Y, conociendo a los estadounidenses como los conocemos -son intelectualmente incapaces, muy posiblemente genéticamente incapaces pues no se me ocurre otra explicación para tamaña obsesión, de no hacer listas y categorías y ordenar todo en ellas-, no ha de extrañarnos que no solo no tengan listas de "los mejores presidentes..." sino que además tales listas han sido objeto de estudios públicos y organizados, como se detalla en esta entrada de Wikipedia. Quiero decir, revisan continuamente a cada presidente para valorar qué puesto le corresponde en la lista. Son partientes, aunque les quiero.

Eso sí, la lista definitiva es el monte Rushmore. Que serían "los más grandes de entre los más grandes de los más grandes presidentes".



A. Dvorak - Serenata para cuerdas op. 22, 2º mov.

sábado, 26 de febrero de 2022

El fraude de Ucrania

https://www.youtube.com/watch?v=Ye7FKc1JQe4 

 

 

Seré sincero: me siento defraudado con lo de Ucrania. No me ha dado tiempo ni a escribir sobre la guerra: he hecho, en mis años mozos, paseos por la montaña que han durado más que lo que ha necesitado Rusia para conquistar Ucrania. Pero la brevedad de la campaña sólo ha sido la consecuencia lógica de que en el baluarte de jóvenes pechos, prietas las filas, de defensa que formaba Ucrania, Estados Unidos, el Reino Unido, los países de la Unión Europea y otros, en el momento de la verdad, cuando Rusia dio el paso hacia delante, el ucraniano miró a derecha e izquierda y se dio cuenta de que estaba solo. Los demás, cuando llegó el primer sopapo estaban ya en Kentucky. Los que decían que iban a estar, han resultado ser guerreros de salón. Sí, ésa es la definición exacta: guerreros de salón. Muy valientes, bravucones incluso, cuando pasan la bandeja de pastas de café a la dama de al lado u olisquean el habano con el que compartirán su coñac Napoleón en copa de balón. Pero cuando de verdad Rusia soltó el mamporro y todo el mundo miró a tan bravos paladines, estos se limitaron a exclamar "¡Jo, tío, te la vas a cargar!". Y el tío, lógicamente, se ríe al ver qué es lo mejor que esos defensores pueden hacer y sigue a lo suyo.

Y, claro, ahora todos miramos a nuestros bravos paladines, les oímos decir ese "jo tío, te la vas a cargar", y no podemos menos que preguntarles:

—¿Ya está? ¿Esto va a ser todo?

—Sí, porque mira, vas a ver, les vamos a poner unas sanciones que se van a cagar en los pantalones.

— Pues no sé, jefe, porque usted ha puesto sanciones a Cuba, a Corea del Norte y a otros durante décadas, y ahí siguen. Que vale que los cubanos sean más pobres con esas sanciones, pero es que a Putin le importan un bledo la pobreza de sus ciudadanos: ¡si ya son pobres! La verdad, no me lo imagino temblando de miedo y lamentando el día en que se metió en este asunto.

Y que además esto es un poco como si fuera Andorra quien pusiera sanciones a España. Se puede sancionar a un país pequeño, que dependa absolutamente del país sancionador, pero ¿creen que podríamos sancionar a Estados Unidos? ¿Prohibiendo, por ejemplo, sus exportaciones de Coca-Cola y quedándonos todos sin ella? ¿O prohibiéndoles que importen automóviles Reanult o Kia? ¡Pobrecitos, la que les caería...!

Pues en este caso es lo mismo. Rusia, que además tendrá el apoyo de China. Dado que en caso de guerra de verdad las sanciones serían aún mayores de por sí, está claro que Putin ya había descontado cualquier sanción que le pusieran ahora.

Y Ucrania, como se ha visto, no ha podido esperar los diez años que necesitarían las sanciones para hacer daño suficiente. Si ni siquiera ha resistido tres días, en dos se ha acabado la historia.

Pero lo del fraude del título no venía solo por la puesta en evidencia de la pasta de la que están hechos nuestros líderes. ¡Si los hemos elegido nosotros! No, viene porque lo que revela es que no hay una respuesta satisfactoria a cualquier frase que les formuláramos que empezara:

—Pero, entonces...

Pero, entonces... ¿para qué tanto gasto en armamento? Para defenderte de Nicaragua o de los piratas somalíes no lo necesitas, y para defenderte de quien sí te puede poner en aprietos, como no tienes los arrestos suficientes para empuñar las armas, ¿para qué los quieres?

¿Para qué necesitas la ONU? ¿Te importa darnos la lista de los países que, por lo que a ti respecta, pueden hacer lo que quieran?

Pero, entonces... ¿los europeos necesitamos que nos defienda Estados Unidos? ¿Sólo los países que tengan bases estadounidenses están a salvo? ¿Y si Estados Unidos, a la hora de la verdad en el momento en que Rusia ataque a un país en el que tenga bases, saca a sus soldados de ahí "para evitar problemas"?

¿Qué valor tiene la palabra de Estados Unidos a Taiwán y a Corea del Sur de que los defenderá si los atacan?

Volviendo al suelo español, yo me troncho con los analistas que afirman que Putin no sabe dónde se mete, que va a ser un avispero, un nuevo Afganistán... Como si en Ucrania hubiera una montaña, no digo ya una cordillera inaccesible, donde esconderse y montar una guerrilla. Porque Vietnam era una selva, Irak un desierto de verdad, Afganistan unas montañas de aúpa, pero para todos los rusos Ucrania es un paraíso, el lugar al que ir de veraneo, el sitio en el que querrían vivir.

Bien, olvidémonos de los ucranianos. Ya son agua pasada, han tenido mala suerte, qué le vamos a hacer. Eso les pasa por haber confiado en nosotros. Miremos al futuro. Georgia, Armenia y Azerbaiyán no nos interesan, por nosotros como si se las queda que no nos molestaremos ni en afearle su actitud. Cuando se quede las repúblicas bálticas, pues era de esperar, no es algo que nos guste pero qué quiere usted que hagamos si no nos hacen caso. ¿Y en qué parará la cosa? No lo sé.

Lo que sí sé es que hemos retratado a los que nos han de defender. Y en esta frase hay una ambigüedad buscada que quiero deshacer: ¿a quiénes nos han de defender?

Se nos ha de defender a los ciudadanos de cada país. Cada país, entendemos, se encarga de defender a los ciudadanos de ese país. A cambio nos pedirá lo que quiera, pero ese lo que quiera es a cambio de que nos defienda. ¿Y si no nos defiende? Miremos a España, mirémonos a nosotros mismos. ¿Alguien cree que somos capaces de defendernos solos contra alguien que no sea Andorra, país contra el que no necesitaríamos más que unos antidisturbios? Que no es que no tengamos las armas necesarias ni los militares adecuados, es que no tenemos los gobernantes adecuados. Ni los tendremos mientras los escojamos de entre nosotros, porque como raza nos hemos echado a perder en lo que respecta a los buenos valores de la virilidad, entre ellas la dignidad. No, a nosotros, a nuestro país, y la verdad es que a todos los países de Europa, quien nos ha de proteger de verdad es Estados Unidos. Y llevamos décadas dando por hecho que ellos nos protegerían.

Ahora bien, Irak invadió Kuwait un 2 de agosto. Hasta enero del año siguiente, el día 16 creo recordar, no empezó Estados Unidos la invasión de Irak. País que les duró un par de horas, iba tan de farol como Estados Unidos. El caso es que la respuesta tardó 5 meses en llegar, entre afearles su actitud, amenazarles con invadirles, prepararse para invadirles, nuevos ultimatums, etc. Y era Irak y había petróleo de por medio. Ucrania y Rusia, ya vemos que mejor que no nos esperen. ¿Y si fuéramos nosotros los invadidos? ¿Cuánto tiempo tardaría Estados Unidos en responder, si de verdad estuvieran dispuestos a luchar por nosotros?

Y entonces uno piensa cómo es posible que en el siglo XX, quien más gasta en ejércitos tarda en movilizarse tanto o más que la Roma de la Antigüedad. Tantas escenas de películas con gabinetes de guerra, operaciones seguidas en directo y todo eso, y en realidad tanto el ejército como los gobiernos se mueven como una tortuga. Habida cuenta el gasto en Defensa, ¿esto es admisible?

Miren, la verdad es que los europeos, salvo no recuerdo qué barrio de Bruselas, las banlieues de París y he oído que ciertos barrios de Londres, nos hemos convertido en unos pisaverdes. Creemos que no tiene importancia porque para algo pagamos a los estadounidenses, hombres de verdad, pero acabamos de descubrir que ellos sólo son machos ante los débiles. Acaban de ponerse todas las cartas boca arriba.

Reconozcámoslo: somos un fraude. Guerreros de salón.

— Pero, entonces,...




Tears for fears - Shout




lunes, 24 de enero de 2022

Manipulando a Eisenhower

https://www.youtube.com/watch?v=pYV_fz8TApQ 

 

 

El otro día leí un artículo de opinión en un periódico digital, en el que el autor sacó a colación a Eisenhower por una actuación que tuvo bajo su presidencia para que alumnos negros se escolarizan en escuelas de blancos. El artículo iba, creo, sobre la oposición que debe ejercerse ante actos totalitarios (la violencia política organizada o violencia con intención política), y el autor decidió meter a Eisehower diciendo: "En 1957, el presidente Eisenhower (un general de origen alemán) ordenó...".

Eisenhower, un general alemán. Bueno, norteamericano pero de origen alemán.

Por suerte en wikipedia existe un artículo sobre la familia de Eisenhower. Eisenhower nació en 1890, su padre en 1863, los antepasados emigraron a América en 1741 y el apellido es de origen alemán, en su momento era "Eisenhauer".

No creo que el periodista tuviera mucha más información relevante que esta, así que me he permitido hacer unos números.

Padre e hijo se llevaban 27 años. Suponiendo una diferencia media entre generaciones de 27 años, los ascendientes del padre habrían nacido sucesivamente en 1836, 1809, 1782, 1755 y 1728. Ése sería el Eisehauer que emigró, con 13 años, a América (imagino que también su padre, nacido en 1701, o quien tuviera la patria potestas en aquel momento).

Bien. Todos tenemos 2 padres y 4 abuelos. 8 bisabuelos, 16 tatarabuelos. En el nivel que nos ocupa, el del chaval de 1728, Eisenhower tendría 64 retatarabuelos. 64. Uno de ellos era alemán. ¿Y los otros 63? ¿Navajos, cherokees...? Las otras 63 personas que 150 años después serían ascendientes del luego presidente, ¿dónde vivían? En Gales, Escocia, Inglaterra, Irlanda, Francia, Bélgica, Holanda, Italia, Suiza, España, Dinamarca, Suecia, puede que Portugal... y sí, puede que algún otro, en Alemania. ¿Es Eisenhower de origen alemán porque uno de sus 64 retatarabuelos lo era? Y si, por la misma lógica, ese retatabuelo era de origen turco, mongol o finlandés, ¿Eisenhower era también de origen turco, mongol o finlandés?

Como vemos, es ridículo afirmar que fuera de origen alemán. He nombrado 14 orígenes, así que la media es de 4,6 retatarabuelos por país: si tuviera 4 retatarabuelos españoles, serían pocos. Podría incluir a los Estados Unidos, pero si pensamos que en 1740 estaba incomparablemente menos poblado que Europa, suponer que sus 4 ascendientes habían nacido allí es mucho suponer. Es igual, pongamos 4 por país. Que uno sea alemán significa que estaba en clara minoría, porque de algún otro país necesariamente habría 5 ó 6 ascendientes. Si he de etiquetar a Eisenhower por su origen y me baso en esa generación, lo correcto es que la etiqueta se la otorge el país que más aporte.

Calificar a Eisenhower de general ya es, en sí, tendencioso. Sí que fue general del ejército, pero  eso no importa. Como si hubiera sido fabricante de camisas. ¿Y qué si en el ejército llegó a lo más alto que se podía? ¿Calificamos a Ronald Reagan como actor o a Vladimir Putin como espía o a Pedro Sánchez como diputado raso?

Pero el autor no sólo quiere pintarlo como general. Quiere que sea general alemán, y como no lo es se conforma con "de origen alemán".

Por supuesto, cuando dice "alemán" lo que quiere decir es "prusiano". Tipo Bismarck. Ya que quiero creer que no quería decir "nazi".

Y Eisenhower no es de origen prusiano, sino de un pueblito a 1,5 km de la Lorena francesa. Así que quizás el padre de su retatarabuelo... nació en un estado español, pues el rey de España bien podría ser el señor de ese territorio. ¿Lo convertiría eso en español? Claro que no, ninguno de nosotros es como el periodista y no queremos pintar lo que no es como lo que no es; pero, desde luego, nada de prusiano.

Podríamos discutir sobre Eisenhower, su origen o su etiqueta, pero eso no importa ahora sino el artículo.

¿Por qué lo dice? ¿Qué pretende? No aporta nada al objeto del artículo, pues se entendería igual sin el añadido. ¿Entonces?

El periodista, cuando dice "un general de origen alemán" no está mintiendo, técnicamente. Es cierto que fue general y es cierto que al menos uno de sus 64 retatarabuelos había nacido en un pueblo que hoy es Alemania por 1.500 metros. Pero la afirmación sería tan cierta como definir a Pedro Sánchez como "un diputado raso de origen marroquí" si uno de sus 64 ancestros hubiera nacido en lo que hoy es Marruecos. O a Jordi Pujol como "un pediatra de origen extremeño" si... (ya saben).

Como es un artículo de opinión, está claro que el periodista puso la coletilla con una intención. ¿Cuál? No lo sé. No creo que lo pusiera como alabanza, creo que quería dar la imagen de que era un general estricto que a la mínima sacaba los cañones a la calle y para el que las normas y la disciplina lo era todo (como ven, no quiero ser mal pensado). Sea cual sea el caso, el periodista quiso manipular al lector para que tuviera una idea (en este caso de Eisenhower) que era falsa, imagino que para reforzar la tesis de su artículo y no por la simple difamación del americano (de nuevo, no quiero ser mal pensado).

Sin escribir formalmente mentiras, el periodista ha intentado manipular. Si esto lo hiciera un aficionado, la cosa tendría un pase: lo hizo sin ser consciente. Pero lo ha escrito un periodista. El objetivo del periodista ha sido manipular al lector.

Me parece muy lamentable. Imagino que a todos los demás les parecerá el pan nuestro de cada día. Nada por lo que alzar una ceja. Eso también me parece muy lamentable.

 

 

Camille Saint-Saëns - La muerte del cisne (de El carnaval de los animales)

sábado, 8 de enero de 2022

Creacionismo en los EE.UU.

https://www.youtube.com/watch?v=BS-ZhfaU2qM 

 

 

Si tuviéramos que decir qué es lo más estadounidense del mundo, muchos mencionarían a Santa Claus. O el béisbol, o los grandes coches o el Gran Cañón, o Manhattan, o los cultivos de maíz de las Grandes Llanuras o yo qué sé. Pero si reflexionamos, nos daremos cuenta que es el creacionismo. Algo que es inconcebible fuera de los EE.UU. y que allí está tan arraigado que eso mismo se nos hace también inconcebible.

Según los estudios al respecto, en torno al 46% de la población cree que Dios creó el mundo como dice la Biblia. Y, por supuesto, no cree en la evolución.

Es alucinante.

Y no, la población de Alabama no supone el 46% del total de los EE.UU. Ni juntando Misisispí.

Claro que también hay categorías dentro del creacionismo. 

La primera de ellas es la literal, la que ellos llaman "la Tierra joven". Según ellos Dios creó el mundo hace unos pocos miles de años y lo creó tal cual es ahora. Los estratos geológicos, los fósiles y dinosaurios los puso ahí precisamente para que los encontráramos y nos preguntáramos sobre ellos, son parte del decorado. Olvídense de la evolución, por descontado. Estos son ese 46% al que se refería la encuesta, creo.

La segunda sería "la Tierra vieja". Dios creó el mundo, pero hace millones de años. 

La tercera sería el Diseño Inteligente. En el límite del creacionismo, el Big Bang ocurrió porque Dios dijo "Bang" (entiéndase) y además fijó las leyes naturales que nos han conducido a esta realidad. O algo así, la verdad es que yo no soy un experto.

Éste es un buen momento para recordar una entrada que escribí sobre este tema: ésta. En ella enlazo con un artículo (una serie de fotografías, en inglés) sobre lo que nos dirían los creacionistas; pues bien, fíjense en las caras de los creacionistas. Personas normales y corrientes. El 46% de la población de los EE.UU. 

Todo esto viene a cuento de un artículo que leí hace ya tiempo pero que no sé porqué me ha venido a la cabeza. El artículo lo escribía un científico que se declaraba creacionista de la Tierra joven y se lamentaba de la situación universitaria americana. En concreto se quejaba de que en las universidades que se declaran creacionistas no se enseña la versión de la Tierra joven. Y que los estudiantes, que entran en ellas creyendo en la Tierra joven, salen creyendo en la Tierra vieja. Y claro, eso no puede ser.

Defiende el articulista que cada uno elija, como universidad, una que esté de acuerdo con sus creencias, es lo lógico. Y dado que el creacionismo es un concepto fundamental en la educación, a la hora de elegir universidad ha de importar mucho lo que allí se enseñe sobre el Génesis. ¿Dónde está el problema? Que mientras el 46% de la población es de la Tierra joven, el 90% de las universidades cristianas (de las que no son cristianas huelga siquiera pensar en ella) no lo es. Y se lamenta de que fuera de las universidades adventistas del Séptimo Día casi no hay escuelas de su cuerda. ¡Si es que incluso en Baylor, universidad de gran fama y prestigio, ni siquiera se enseña el diseño inteligente! Es inadmisible.

Y pone ejemplos: ¿dónde puede uno hacer la carrera de Biología con la tesis de la Tierra joven? En el Bryan Colllege de Tennessee, el Grace de Indiana, el Master's de California, Cedarville University de Ohio y Liberty University de Virginia. Y pare usted de contar.

Pero es que la cosa es peor si se quiere licenciar uno en Geología. Universidades que enseñan Geología en una Tierra joven, cero. Ni una, oiga. Y así no se puede.

Llegados a este punto, la tesis del autor es que es mejor ir a universidades laicas. En ellas al menos el alumno está precavido de que son unos ateos pecadores a los que no hay que hacer caso. En cambio, en las universidades cristianas, dado el respeto que el alumno siente por el profesor, si éste es partidario de la Tierra vieja... bien, el resultado es que muchos alumnos cambian de idea y dejan de ser tierrajovencistas para ser tierraviejistas. No, no, antes que eso mejor ir con los pecadores.

Confía, sin embargo, en que la realidad se impondrá si los creyentes en la Tierra joven se hacen valer (aparte de que cada vez serán más, entre otras causas porque cada vez está más extendido el educar a los hijos en sus casas) y obligan a las universidades cristianas a enseñar la ciencia de acuerdo con las teorías de la Tierra joven. 

El autor se doctoró en Paleontología en Harvard.

Estados Unidos, ese grande y hermoso país, nunca dejará de asombrarnos.


 

Haendel - Allegro en Re menor HWV 475 (Arr. para 2 guitarras)

lunes, 20 de diciembre de 2021

NBA y récords

https://www.youtube.com/watch?v=-JUte2PHo6s 

 

 

Ha batido hace unos días Stephen Curry el récord de triples acumulados en la NBA. Dado que aún le queda mucha carrera por delante y que el tipo es muy bueno, no cesan las especulaciones de hasta dónde llegará y los elogios hacia él y su marca, frases tipo "registro estratosférico", "marca que nadie batirá", cosas así. 

La NBA, como cualquier deporte americano, está lleno de marcas y registros. Hasta el punto de que algún chaval tendrá el récord de más partidos con más de 10 puntos, 5 rebotes, 6 asistencias y 2 robos o tapones en menos de 15 minutos cometiendo menos de 3 pérdidas y botando el balón menos de 100 veces antes de los 21 años y tres meses.

En Europa conocemos bien el ansia estadounidense. Lance Armstrong estaba obsesionado con el Tour de Francia, pero no con ganarlo, sino con ganarlo más veces que nadie. Ése era para él el reto. Y le daba igual el resto de carreras, por eso no nos caía bien a ningún europeo. Y no nos caen bien los deportistas que es precisamente lo que quieren ganar algo más veces que nadie. Los tenistas europeos, esos tres tenistas que ya saben, quieren ganar, pero porque quieren ganar el torneo que están jugando. No compiten por los récords, por ser el que ha ganado más; eso es una obsesión de los medios americanos que se contagia a los europeos por la debilidad intelectual de los nuestros.

Nos vamos americanizando, también en esto. Qué le vamos a hacer.

Por suerte, los récords tienen una cosa genial es sí mismos: cada vez son más difíciles de batir. Porque pensamos que tiene que haber un límite, una barrera física que no podemos saltar, y cuando un récord se bate el asombro es general: ese hombre (o mujer) ha logrado lo que nadie había logrado antes. Y cuando pasan los años y un récord no se bate su prestigio se agiganta.

Pensemos en el récord por excelencia, el récord más importante de todos: el de los 100 m lisos. El actual lo estableció Usain Bolt el año 2009, 9,58 segundos. ¿Lo batirá alguien? ¿Por mucho? Y ese récord ¿será a su vez batible? Tarde o temprano la respuesta será no. De momento es un tal vez, y eso hace que nos alegremos el día que alguien lo consiga.

Y si no es el velocidad, piense en el de salto de altura. O de longitud. O de lanzamiento de peso o jabalina. Quizá algún día nazca un portento físico que entrene como nadie antes y consiga lanzar la jabalina a más de 104 m, el récord que estableció un alemán del Este en 1984, antes de los controles de dopaje y con el modelo antiguo de jabalina. Puede que ese portento llegue a 110, pero ¿y a 130 m? ¿A 150? 

Volviendo a la NBA, el récord por excelencia es el de puntos totales, que Kareem Abdul Jabbar estableció en 38.387. Jabbar se retiró en 1989, y desde entonces nadie ha llegado aún a esa marca. Se dice que Lebron James lo conseguirá (está por ver, de momento yo soy incrédulo), aunque si no es Lebron será otro otro día, es cuestión de tiempo. El récord caerá. Pues bien, recuerdo que en cierta ocasión le preguntaron a Kareem sobre ese asunto (seguro que se lo han preguntado miles de veces, mi recuerdo es de una), si no le iba a sentar mal perder el título de máximo anotador. Y él dijo que no. Que él no ve los récords como logros individuales, sino como logros de todos. Como marcas que se consiguen superar. Que él ha conseguido llegar hasta una cifra, y que confía en que haya más gente que lo consiga y que consiga llegar a cifras más altas aún. Al igual que todos nos alegramos cuando Usain Bolt corrió los 100 m lisos en menos tiempo del que necesitamos nosotros para correr 20. Y tiene razón. No hay que obsesionarse con ser el poseedor de un récord, hay que alegrarse porque se consiga batir una marca que parecía un límite para el ser humano. Es increíble, la carrera de Djokovic, lo que está logrando. No tiene que importarnos que bata récords de Nadal. Como dijo Indurain cuando Armstrong parecía que iba a ganar más Tours de Francia seguidos que él: que él (Indurain) no pensaba subirse a una bicicleta para impedirlo.

Volviendo otra vez a la NBA, hay algunos récords  que lo son de verdad y que no creo que se batan jamás. Hay muchos récords, incluyendo el de más rebotes ofensivos en una serie de 5 partidos de playoffs, todos los que se quieran, pero en realidad sólo hay unos pocos que son récords de verdad. Otro aspecto a tener en cuenta es que los récords han de ser marcas que de manera consciente o inconsciente se quieran batir: nadie se obsesiona con ser el jugador que más rebotes ofensivos atrapa en una serie de playoffs de 5 partidos, lo que un jugador quiere en un partido de playoffs es ganar el partido, y si atrapar rebotes ofensivos contribuye los intenta atrapar. No es un récord que se quiera batir, si se bate es de casualidad. Este matiz es importante, porque hay jugadores que se obsesionan con los récords y las estadísticas. El ejemplo más claro es Russell Westbrook y su obsesión por el récord de triples dobles, una marca de Oscar Robertson el cual estableció la marca a posteriori, sin saberlo: en su época no existía el concepto de triples dobles, y fue años después de haberse retirado cuando se revisaron sus partidos y se descubrió lo que había hecho. Pues bien, Westbrook jugó sólo para conseguirlos. No para ganar partidos. Y eso desnaturaliza el juego, desde el momento en que no todos los jugadores juegan a lo mismo, no todos creen que el partido lo gana el equipo que más puntos mete. Westbrook competía para un cierto resultado estadístico (y mi opinión, más detallada, al respecto, la pueden leer aquí).

Los grandes récords de la NBA, de en mi opinión más fáciles a más difíciles, son:

1) El récord de puntos de Abdul Jabbar. La carrera de Abdul Jabbar, por longeva, nos tenía a todos asombrados. Ahora son multitud los que llegan a 20 años de carrera, Lebron lleva 19 y los que le quedan. También los jugadores envejecen mucho mejor que antes, y la prueba es que constantemente se baten récords de "el más viejo...". Lo que, por cierto, nos lleva a asombrarnos de lo bueno que era Jabbar de joven. Este récord se batirá, es cuestión de tiempo.

2) Los 17 tapones de Elmore Smith en 1973: ya va para los 50 años de la marca, y ahí sigue. Ese récord tiene su gracia: antes no se contaban los tapones, nadie se preocupaba por ello. Aquella temporada se empezaron a mirar pero los jugadores aún tenían los tics antiguos y se producían, como siempre, muchos tapones. En la tercera jornada o así Smith consiguió 17... y de pronto todo el mundo se dio cuenta de que había que evitar ser taponado. Y desde entonces. Pero este récord se batirá, y quizá antes del de Jabbar, aunque nadie lo haya hecho en 50 años. De momento, ya se ha llegado a 15 en varias ocasiones.

3) Los famosos, famosísimos, 100 puntos de Chamberlain. Este récord no tengo claro que se bata: en los muchísimos miles de partidos, creo que más de 65.000, que se han jugado en la NBA nadie ha llegado al 80% de los puntos que llegó Chamberlain aquel día, fuera de una ocasión en la que Kobe Bryant metió 81. Y son poquísimos los partidos en los que se llega a 70. Insisto, se han jugado miles y miles de partidos y nadie se ha acercado aún. Pero quizá algún día veamos algún jugador que lo consiga.

4) Los 11 campeonatos de Bill Russell. Esto todo el mundo tiene claro que nadie igualará; yo no estoy tan seguro. Durante décadas, el record de Fangio pareció imbatible. A mí me pareció imbatible. En los últimos 20 años ya ha habido dos pilotos que lo han hecho migas. Así que quién sabe. Claro que... aparte de sus compañeros de equipo y época, sólo Robert Horry llegó a 7 campeonatos. Es decir, se ha acercado al 64% de su marca. Claro que Horry jugó 16 temporadas y Russell 13: visto así, Horry ganó en el 44% de sus años y Russell en el 85%. Ésa sí que es una marca que nadie batirá. O sí: Lebron James lleva jugadas 10 finales, puede que algún día salga un Curry o un Lebron en un equipo tipo Warriors del 2017 (o Celtics de los 60) y nos dé una sorpresa. Algún día. Y el que lo bata sería el jugador perfecto, y su marca sí que no se batiría ya más.

5) Los 55 rebotes en un partido, de Chamberlain. Desde el 83, en cierta ocasión un jugador llegó a 35. En sólo una ocasión, entre tantísimos miles de partidos. Y se quedó lejísimos de Chamberlain. La marca de Chamberlain parece una chorrada, pero no la va a batir nadie. Y con esta marca empezamos las marcas que nadie batirá jamás.

6) Los 50,4 puntos de media de Chamberlain en una temporada y los consiguientes más puntos totales, más partidos de 50 puntos, etc. Jordan, en la 86-87, cuando sólo jugaba a meter puntos y no a ganar partidos, logró 37,1 puntos por partido. No llegó al 74% del registro de Chamberlain. Puede que alguien, una noche, bata los 100 puntos de Chamberlain. La media en una temporada podemos estar tranquilos que nadie la batirá jamás. Salvo que cambien el juego.

7) 48,5 minutos de media por partido. Récord de Chamberlain, quién si no. Si pensamos que un partido de NBA dura 48 minutos... ¿cómo lo hizo? Pues porque en toda la temporada sólo estuvo sentado 30 minutos en total. Y se jugaron partidos con prórrogas, claro. Creo que todos tenemos claro que este récord sólo se batirá si deciden cambiar la duración de los partidos a por lo menos 60 minutos y vuelve a aparecer un fenómeno físico como Wilt.

8) 112 rebotes de equipo en un partido. Lo tienen los Celtics desde el día de Nochebuena de 1960. Actualmente los mejores equipos atrapan menos de 50 rebotes de media por partido. 112 rebotes significa que al menos se fallaron 112 tiros en ese partido, más los que atrapara el otro equipo más los que se fueran fuera. Si se suman los tiros que sí entraron, ¿cuántos tiros hubo en ese partido? Respuesta: los Celtics metieron 61 de 146 tiros de campo, y los Pistons 42 de 118; aparte, los primeros metieron 28 de sus 34 tiros libres y los segundos 22 de sus 27. ¡Los Pistons cogieron 60 rebotes! Este récord sí que no se batirá aunque cambien el juego.

 Chascarrillo sobre el récord de rebotes: de los 20 partidos con más rebotes de un equipo, 12 son de los Celtics de Russell, 7 de los Filadelfia de Chamberlain y 1 de los Knicks en 1960. El último partido en entrar en esa lista se jugó en 1965. Y sólo en dos de esos partidos hubo prórrogas.

El récord de Jabbar se batirá porque es el récord que persiguen todos. El de Smith, porque ya se ha llegado muy cerca y es un récord de una noche: basta que una noche un jugador especial tenga un partido especial ante el equipo apropiado (igual que los récords de atletismo que se baten con "liebres"). El récord de los 100 puntos, puede que también y por la misma razón que el de Smith. Aunque lo cierto es que todos lo han intentado y en tantos miles de partidos no han conseguido acercarse ni al 80%. La media de puntos en una temporada no sé qué decir, quién sabe el monstruo que puede aparecer en el futuro. El récord de Russell tal vez, de nuevo porque es una marca que todos quieren batir. Pero los demás récords... su mera marca disuade a cualquiera de intentarlo. 112 rebotes, un equipo, en un partido.

 

 

Michael Jackson - They don't care about us

lunes, 1 de noviembre de 2021

Los 75 de la NBA

https://www.youtube.com/watch?v=6vOUYry_5Nw 

 

Está en la mentalidad de los estadounidenses. Hacen listas, ordenan, priorizan. Hace muchos años trabajé para una empresa norteamericana; era una época en la que aún no se había producido la globalización, y eso funcionaba en los dos sentidos: ellos aún no se habían globalizado. Quiero decir, por lo tanto, que tenía muchos comportamientos estadounidenses. Y una de las primerísimas cosas que me enseñaron fue que cada día debía empezar redactando una To do list, una lista de las cosas que tenía que hacer ese día. Les encantan las listas, no conciben que no las haya.

Se cumplen 75 años de la NBA, y han hecho una lista de los 75 mejores jugadores que ha habido a lo largo de estos 75 años. Era de esperar, pues a su pasión por las listas hay que añadir su manía de clasificar, de establecer quién es mejor que quien. Cada año las ligas celebran sus All-stars, en los que eligen a los mejores de ese año; y también eligen a sus Hall of Famers, lo que vendrían a ser los mejores de todos los tiempos; me parece que el país está lleno de salones de la fama, porque cualquier cosa los tiene. Baste decir que hay una categoría en la que participan muy pocos, creo que unos 45 a lo largo de 250 años, y se apañaron para crear su "salón de la fama" especial: el monte Rushmore. Que cualquier día esculpen una montaña más.

Hacer una lista de los 75 mejores deportistas de los últimos 50 años es muy difícil: de hecho, ni ellos lo han conseguido, porque está formada ¡por 76 jugadores! Cada año eligen a 24 jugadores para su partido de las estrellas (y normalmente eligen a 27 ó 28), y nunca saben elegirlos sin polémica, cada año hay un montón de ausencias clamorosas y de elecciones discutidísimas, de esas que nadie entiende qué hace ése ahí. Pues si no nos ponemos de acuerdo para elegir los 24 de ese año, ¿cómo elegir los 75 de 75 años? En realidad sería facilísimo, pues cada año eligen (como no podía ser de otra manera, tratándose de ellos) al mejor de cada año, e incluso a los 5 mejores de cada año (y a los 15 mejores). Pues bien, los 75 mejores deberían ser los mejores de cada uno de esos 75 años. Claro que algunos jugadores han sido los mejores más años que otros - señal de que quizá eran muy buenos- y ha habido años con muchos jugadores muy buenos frente a otros que no los había apenas. Y creo que lo que intenta la lista es precisamente paliar esa anomalía. Un error, si me preguntan, pues por lo general los jugadores muy buenos terminan consiguiendo algún entorchado de esos, y pocas veces esa lista no elige al mejor (excepción clamorosa, Russell Westbrook, y no clamorosa Bob Mcadoo); pero eso se puede resolver eligiendo, en los años en los que el ganador repetía, al siguiente del mejor quinteto de ese año sin premio. Esto último tendría la ventaja de que el mejor quinteto se elige desde siempre y el mejor del año no.

¿Qué diferencias arrojaría el método mío? Habría muchos pioneros. Jugadores que descubrieron que se podía saltar para tirar, el bloqueo del tiro o tirar con el balón por encima de la cabeza para impedir el tapón, pero que desconocían el "pick and roll", las estrategias de defensa, los bloqueos a los defensores, los cortes por la zona... Son jugadores que en comparación con los de ahora saldrían a la cancha apenas habiéndoles explicado las reglas del juego cinco minutos antes. Jugadores que no conocerían la alimentación correcta, que no tendrían ni las zapatillas ni las camisetas de hoy, ni los entrenamientos físicos. Las oportunidades de hoy en día. También es verdad que no tendrían las presiones de hoy en día. En contrapartida, faltarían muchos jugadores modernos, de los últimos 40 años. Pero es que habría que preguntarse - yo lo haría si conociera la lista, porque reconozco que ¡no la he visto!- si todos los nombres del final son realmente tan buenos como para compartir lista con los Jordan, Kareem o Russell. No creo que hubiera muchas más diferencias, pues raro sería que alguno realmente bueno tuviera que dejar su sitio a un pionero: para que así fuera, el jugador no solo no tendría que haber sido nuinca el mejor de ese año sino que además no hubiera estado en el mejor quinteto de ese año o que lo hubiera estado pero que ese año también hubiera otros jugadores de calidad similar - no seleccionados ya para esta lista- delante suya. Es decir, que no sería tan bueno.

Y es que elegir una lista de los mejores es ridícula. Hay comparaciones que no se pueden hacer, como si es mejor soldado el hoplita ateniense, el soldado español de los Tercios o el marine norteamericano. Una lista de los 75 mejores ciclistas desde el final de la Segunda Guerra Mundial sería ridícula. Lo mismo la de los mejores futbolistas, tenistas o lo que se quiera, y existen lo son.

Pero está en el carácter norteamericano, el hacer estas listas. Y también el, a partir de ahora, indicar que tal jugador "está en la lista". Como si eso nos convirtiera en indignos de tocar las puntas de sus vestiduras. Esta lista habría que tomarla como un divertimiento, un pasatiempo. Lo que no me gusta es que para ellos es su monte Rushmore del baloncesto, y querrán que la consideremos como tal.

 

 

Glenn Miller - In the mood

lunes, 18 de octubre de 2021

Divertimento kilométrico

https://www.youtube.com/watch?v=uTHc_ZXsqXU 

 

 

De todos es sabido que en Estados Unidos abundan las carreteras con rectas kilométricas. Por ejemplo, la carretera I-80, que va de Nueva York a San Francisco pasando por Chicago. En su paso por el gran estado de Nebraska (alguna vez he escrito sobre este estado), la autopista es plana y recta, de hecho hay un tramo de 116 km que no se separa 2 m de la línea recta ideal. Sin ir más lejos, viniendo desde el oeste (y exactamente desde el oeste), desde el cruce del río Platte-sur hasta Lincoln es completamente recta (unos 100 km), y allí gira al norte para ir a Omaha.

850 m al sur de ese tramo recto de la autopista hay una carreterita, un caminejo más bien que ni siquiera está asfaltado, que también es recto. Tiremos de Google Maps y veamos la carreterita:


El caminejo en cuestión también llega casi hasta el río Platte-sur; pero tiene un defecto: hay un tramo que falta camino:

Desde ese punto en que se interrumpe, el camino discurre hacia el este sin torcerse, excepto una curiosa anomalía a 66 km:


Prescindamos de esa curva para el objeto de este divertimento kilométrico, y continuemos el camino hacia el Atlántico, porque a 100 km del punto en que hemos empezado a contar el camino llega hasta la carretera estatal 6, que gira (la carretera) ¡y mantiene la alineación del camino!


Ahora, como carretera 6 atravesará la capital del estado, Lincoln, sin desviarse un ápice aunque en el centro de la ciudad cambiará su nombre y su rango: carretera nacional 34. Pero sólo el nombre, no la rectitud. Y seguirá así hasta llegar a la nacional 75, que discurre de sur a norte. Pero ése no será el final de nuestro camino de tierra: 


En efecto, el camino de tierra sigue la carrera 5 km más, hasta por fin trazar una curva:


En total han sido casi 200 km: 199,66. En línea recta.

Pero, claro, esa distancia es en la superficie terrestre. Y la Tierra no es un plano, es una esfera, así que el recorrido no ha sido una línea recta sino un arco. Cabría preguntarse si se podría hacer un túnel o rebajar el terreno para que el trazado fuera recto. Euclidianamente recto, quiero decir.

Lo del rebaje del terreno para que se circule al aire mejor descartarlo de entrada. Una simple operación geométrica nos indica que si la tierra fuera una esfera, hacer un túnel que conectada dos puntos separados en superficie por 200 km tendría que circular a una profundidad de 780 m. Demasiado, vaya, hasta para un túnel.

Pero lo mejor es saber el ahorro en longitud que se ganaría. De nuevo suponiendo una esfera perfecta: 8 metros. Así, como suena: 8 metros. Las matemáticas no mienten, y para los que les interesa, es un perfecto ejemplo de cómo la aproximación de que para ángulos pequeños el seno es igual al arco es totalmente válida. 

 

 

 

Bruce Springsteen - Nebraska