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Ha muerto Bill Russell, el legendario pivot de los Boston Celtics, y la NBA ha decidido que, para honrar su figura, ningún jugador de ningún equipo llevará ya más su número 6 (salvo los que ya lo están llevando, valga la precisión). Es una medida en verdad insólita, que sin duda intenta transmitir la idea de que Bill Russell fue excepcional. Y lo era.
Antes de entrar en su faceta deportista, conviene resaltar su faceta de luchador contra el racismo, y en racismo era una autoridad como ya no quedan. Y es que Bill Russell nació en Luisiana en 1934; Luisiana, 1934. Es decir, él lo vivió de verdad, no la versión edulcorada que hay ahora. De hecho, su familia tuvo que dejar Luisiana en su niñez porque aquello se les hacía insoportable. No fue el primer jugador negro de la NBA, pero sí uno de los pioneros. En Boston nunca le aceptaron, porque era negro, y en respuesta Russell nunca quiso a Boston (otra cosa es su lealtad a su blanco equipo). Y en todo momento fue la voz de los negros; de hecho, su ingreso en el Salón de la Fama del baloncesto fue en 2021, porque se negó a ello antes de que los jugadores negros que le precedieron, los verdaderos pioneros, fueran reconocidos. Cuando Muhammad Alí se negó a ir a Vietnam y se requirió el apoyo de los deportistas negros, Bill fue uno de los más importantes (y el único representante de la NBA, Kareem era aún un jugador universitario). Digamos, sin más, que hay muchas anécdotas del liderazgo de Bill Russell en temas raciales.
Pero como deportista...
Es difícil de analizar: ganó dos campeonatos universitarios (incluyendo sus últimos ¡55! partidos), luego ganó el título olímpico (1956, Melbourne, y ganando sus partidos por una media aún récord de 53,5 puntos), ingresa en la NBA y juega 13 temporadas, ganando en 11 (y en una de las 2 que no ganó, llegó a la final pero se lesionó). Sus tres últimas temporadas las juega siendo además el entrenador del equipo (por cierto, el primer entrenador negro de un equipo profesional), en una época en la que los entrenadores no tenían ayudantes, estaban solos, y por necesidades del equipo Bill jugaba todos los minutos del partido cuando llegaban los playoffs...
11 campeonatos en 13 temporadas. En 5 temporadas fue el jugador más valioso (sólo Kareem lo ha sido más veces, 6), y eso que en su época también brillaban Chamberlain, Robertson, West, Pettit y tantos otros. Como en su época no se premiaba al mejor defensor, no tuvo títulos en ello, pero los habría ganado todos.
Y, sin embargo, nadie le considera el más grande. No está en la disputa con Michael Jordan o Lebron James, por ejemplo. Es a Wilt Chamberlain, su archirrival, a quien se cita como otro "el más grande". Es obvio que el olvido en que está es debido a haber jugado antes de que se televisaran los partidos, en una época (empezó en 1956) en que la NBA era un deporte minoritario (de hecho, apenas se jugaba fuera del triángulo Filadelfia-Nueva York-Boston-Grandes Lagos, poco conocido. Pocos quedan que le hayan visto jugar, es sólo un nombre. Y en esos casos uno pregunta "y ése, ¿qué ha hecho?". Y, claro, Russell no era un hombre de grandes números. No metía los puntos, eso se lo dejaba a los otros; él se encargaba de que no se los metieran. Era el mejor defensor de todos los tiempos, pero jugó en una época en la que eso ni se medía ni se registraba. Salvo en una sola estadística: los campeonatos. En sus 13 años, sólo Bob Pettit y Wilt Chamberlain le ganaron 1, el resto se quedó con las ganas.
¿A qué jugador preferiría tener usted en sus filas? ¿Al que le iba a levantar del asiento cada noche con sus saltos y sus jugadas imposibles, o al que le iba a dar el campeonato? Fuera de Bill Russell, la pregunta es estúpida porque no hay un jugador que garantice los campeonatos, Tom Brady ha ganado 7 en 23 años y Messi 10 ligas en 18 años (y, como es harto discutible que la liga sea la mejor competición del mundo de fútbol, veamos la Copa de Europa: 4 títulos). Pero está Bill Russell, y resulta que en su caso sí tiene sentido la pregunta.
Y si, como imagino, ha respondido que quiere tener en su equipo al jugador que le dé la victoria, ¿no es acaso ese el mejor criterio para valorar a un deportista?
Pero con Russell ocurre como con el Real Madrid, que se desprecian sus títulos europeos de los años 50 porque jugaban muy pocos equipos (señal, seguidores del FCB, que la criba se hacía antes; ¿o es que no se dejaba al Barcelona participar? Son excusas de mal perdedor). No se valoraba lo bueno que era ese equipo. Y en el caso de Russell, lo que se dice es que jugaba contra bomberos, fontaneros y oficinistas.
Y no. O sí, pero ésa no era la realidad. Lo cierto es que en aquella época los jugadores cobraban poco, muy poco. Y cuando acababa la temporada, tenían que buscarse trabajos de verano para salir adelante. Si durante el verano trabajas de bombero en Cincinati, Ohio, ahora te etiquetarían como bombero; si echabas horas en el negocio de tu suegro, tendero u oficinista. Es como si ahora despreciáramos a Cristiano Ronaldo o a Messi diciendo que eran modelos, que se dedicaban al fútbol a tiempo parcial, que tenían otros trabajos para redondear sus ingresos.
También se le acusa de que jugaba en una liga con muy pocos equipos y, claro, así era muy fácil. Eran dos conferencias (Este y Oeste), con 4 equipos cada una. Al acabar la temporada regular, el peor de cada conferencia quedaba eliminado, el 2º y el 3º jugaban un playoff y el que ganara jugaba contra el campeón de la conferencia, y de ahí a la final de la NBA. Si los Celtics quedaban primeros de su conferencia, sólo jugaban la final del Este y la absoluta. Lo tenían chupado, ¿no? Y, sin embargo, nadie sabe explicar porqué el resto de los equipos no lo consiguieron. Casi nunca. La explicación que se da a esto es que los Celtics eran un equipazo, se dice. Que así cualquiera.
Y, una vez más, no. No a todo. No eran un equipazo (aunque tenían muchos buenos jugadores). El equipo que gana, cuando es difícil ganar, acostumbra a estar formado por buenos jugadores. El Barça de Messi, sin ir más lejos. El Madrid que gana las champions, el Milán de Sacchi y Capello,... Curiosamente, en los Celtics de Russell sólo hay una constante, él. Los demás cambian, unos se van y otros llegan. Los unos no ganaron antes de que él llegara, los otros dejaron de ganar cuando se fue. ¿Coincidencia? No lo creo.
Pero es que además la idea de que siendo pocos son peores es completamente equivocada. Miremos, por ejemplo, los resultados de la temporada 1955-56, el anterior a la llegada de Russell. 8 equipos en total, 4 en cada lado. En el Este, el mejor ganó 45 partidos (de 72), el 62,5% (y quedaron campeones), y el peor, 35 (el 48,6%). En el Oeste, el mejor ganó 37 partidos (el 51,4%) y el peor 31 (un vergonzoso 43,1% de sus partidos). Pues bien, en la temporada pasada, 2021-22), el mejor de los 15 equipos del Oeste ganó el 78% de sus partidos (64 de 82), y el peor, el 24,4% (20 partidos). Es decir, ahora los malos son muy malos, los buenos muy buenos. En pocos partidos los equipos buenos encuentran un rival de peso. En la época de Russell (que empezó en una liga de 8 equipos, pero cuando se retiró eran 14), éste tenía que jugar al menos 20 partidos o más de liga contra Chamberlain, más los playoffs. Puede que el pivot de los Knicks fuera un paquete, pero un pivot ahora sólo juega seis o siete partidos contra un pivot de calidad. ¿Quién juega, en realidad, contra paquetes?
Recuerdo cuando, a finales de los 80 y principios de los 90, la NBA aumentó de 23 equipos a 27. Una estrella, Isiah Thomas, se quejó de que se estaba diluyendo el talento con tanto equipo. Que antes había equipos que conseguían reunir un quinteto impresionante, y ya no. Porque no es que haya estrellas esperando que haya equipos para jugar, el número de estrellas en un momento dado es limitado y lo que sí ocurre es que jugadores de segundo y tercer nivel disponen de plazas que antes no tenían. Si la liga de ahora (30 equipos) la redujéramos a 8, les aseguro que los 8 equipos serían impresionantes. Ganar sería dificilísimo, repetir victoria mucho más. Ganar 8 veces seguidas, 11 veces en 13 años, sencillamente imposible. Y eso fue lo que hizo Russell. Imaginen lo que habría hecho en la actualidad: 13 de los 13, seguro.
Qué caramba, cuando Russell ganó a los Lakers en Los Ángeles en el 69, el equipo angelino tenía en sus filas a Chamberlain, West y Baylor hechos unos titanes. En el equipo verde Russell estaba jugando sus últimos partidos (y tuvo que jugar más de 46 minutos por partido en los playoffs), y sólo Sam Jones (más viejo aún que Russell, y que también se retiraría al acabar) y John Havlicek (47,6 minutos en los playoffs) eran jugadores que podamos reconocer. Puede que en sus primeros años tuviera un equipazo a su lado (equipazo que no consiguió ganar en el 58, cuando se lesionó), pero que fueran mucho mejores que los demás es un mito, no una realidad. De hecho, hasta los Bulls del 96, el de Chamberlain del 67 que ganó a los Celtics se consideró sin discusión el mejor equipo de todos los tiempos.
No, la única explicación a los muchos triunfos de Russell es el propio Bill Russell. Otro no lo habría conseguido. Otro no lo ha conseguido. Así que, aclarado que los triunfos los ganó Russell, volvemos a preguntar: ¿a quién quiere usted en su equipo?
Ha muerto Bill Russell, el pasado 31 de julio. Con él se ha ido, puede creerme, un deportista irrepetible. Nunca veremos uno semejante. Seamos conscientes.
Neil Young - Star of Bethlehem