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sábado, 31 de agosto de 2024

No nos engañemos

 «Si no se puede aplicar en toda España, no es un derecho sino un privilegio».

 

Otra frase que he leído en un artículo en internet, motivada por la situación actual (en concreto, el compromiso del PSOE de que Cataluña tendrá un trato fiscal específico) y que empleo de pie para una reflexión.


Nadie solicita un trato diferencial para sí para salir perjudicado. Quien quiere un trato especial, lo que quiere es un trato mejor. No nos engañemos, digámoslo claro. Y es posible que lo que suponga el trato especial no afecte a los demás (por ejemplo, que en vez de saludar con un "buenos días" como a todos, don Braulio me pida que le salude con un "buenos días tenga usted"), pero si estamos hablando de algo que son habas contadas, un trato especial para uno supone un trato peor para los demás.

Salvo que, claro, Cataluña, Navarra o el País Vasco acepten que tengan menos o peores servicios: que no se les arreglen las carreteras o no se les apaguen los incendios forestales, por ejemplo. O que las pensiones se las paguen con lo que aportan sus propios ciudadanos, o que la electricidad que usen sea sólo la que se genere en sus regiones. Pero eso no ocurre: en eso, quieren un trato como mínimo igual al de los demás.

Cuando nos planteemos si un trato especial es bueno, la pregunta ha de ser: si ese trato fuera para todos, ¿sería bueno? Y si no lo es, entonces no lo es. Salvo que, insisto, ese trato lleve también contrapartidas: por ejemplo, peatonalizar una calle no puede extenderse a todas las calles de la ciudad, pero peatonalizar una calle conlleva para ésta inconvenientes además de ventajas. Vivir en la ciudad tiene ventajas frente al campo, pero también inconvenientes. Y así con todo. Solo que en el caso que nos ocupa, conciertos fiscales o leyes específicas para ciertas regiones, los interesados cogen sólo las ventajas. A la hora de los inconvenientes (por ejemplo, el pago de las pensiones), sí que hemos de apechugar todos.

Que no le engañen. Por lo menos, que digan la verdad a la cara.

miércoles, 26 de junio de 2024

El problema del mercado NIL en el deporte universitario americano

https://www.youtube.com/watch?v=QSG1ISdD-Ys 

 

 

En el deporte universitario americano, a un atleta no podías ni invitarle a una hamburguesa o darle suelto para el billete de autobús: cual si fueran funcionarios españoles de Hacienda se consideraba un pago. Y los atletas no podían cobrar, así que había sanción para el atleta y para el pagador. En los años 50, el sistema se sostenía porque nadie hacía dinero. En años posteriores sí, las universidades hacían dinero, pero no tanto, y además las perspectivas de futuro dinero para el atleta -o la improbabilidad de conseguir dinero de ello fuera de la universidad, pensemos en un vallista o un jugador de ping-pong- hacían que el atleta viera la situación más o menos justa (él obtenía la beca universitaria, la formación deportiva y el acceso al deporte profesional) y tragara.

Hasta que la cantidad de dinero que se movió se convirtió en escandalosa. Y los atletas seguían sin ver un duro. El tinglado no era sostenible, sobre todo en un mundo con el internet que tenemos ahora: la NCAA tenía que hacer algo. Y por hacer algo todos entendemos que tenía que encontrar la manera de compartir un poquito de todo lo que se llevaban las universidades. 

La solución que creyeron encontrar fue permitir el acceso de los atletas al mercado NIL.

El acrónimo NIL representa name, image and likeness. En la práctica, significa que el atleta puede ganar dinero por autógrafos, aparecer en campañas de imagen o publicidad, participar en eventos públicos o privados, etc. Introduzcamos ahora un pequeño dato, el carácter del norteamericano. Ya hice no recuerdo cuándo referencia a este texto, pero me parece insuperable la definición que del rasgo en concreto escribió Julio Verne en su De la Tierra a la Luna:

«Sucede que, cuando a un americano se le ocurre una idea, busca a otro americano para compartirla con él. Y si resulta que son tres, eligen un presidente y dos secretarios. Si son cuatro, nombran a uno archivero y el negocio funciona. Si son cinco, convocan asamblea general y constituyen el club».

Así que la NCAA estableció que se podían organizar, en torno a las universidades, grupos de "donantes" que se denominarían colectivos. Estos colectivos podrían reunirse con los cuerpos técnicos de las universidades para programar actuaciones de apoyo a los atletas, pero sin tratar de atletas concretos ¡y mucho menos de atletas que aún no pertenecían a la universidad en cuestión! 

Creo que se pueden imaginar en qué se convirtió y lo poco que se tardó. La NCAA no sé si se lo imaginó, pero sí se lo huele, ahora. Pero está costando demostrar las cosas. Por ejemplo, se ha multiplicado el mercado de transfers. De estudiantes que solicitan cambiar de universidad. ¿Cómo demostrar que durante la visita que el atleta que quiere cambiar hace a, pongamos, la Universidad estatal de Tucson, los potenciales futuros entrenadores no aprovechan para presentarle a un par de colaboradores del programa de apoyo a los estudiantes atletas (el colectivo, tal vez un colectivo específico de ese departamento deportivo) o comentarle las estupendas oportunidades que tendría en Tucson de acceso al mercado NIL? O ¿cómo demostrar que la reunión del cuerpo técnico con el colectivo no ha sido sólo para hablar de actos anónimos sino para planear estrategias, tal vez de fichajes con nombres concretos, cantidades y asignaciones?

Les pondré otro ejemplo: este año el draft de la NBA se considera el peor en muchos años, y sin embargo algunos jugadores han decidido retirar su candidatura aunque habían anunciado que se presentarían. Si el draft es malo es lógico que un jugador obtenga un puesto más alto del que obtendría en un draft bueno, así que ¿qué está pasando? El mercado NIL. Si el jugador de, pongamos Tucson State, se va a la NBA a cobrar pongamos 3 millones al año y los ingresos de Tucson State disminuyen tras su partida 50 millones... bueno, seguro que el colectivo de apoyo al equipo de baloncesto de Tucson State encontrará maneras de que ese jugador, si sigue en Tucson State, ingrese pongamos 4 ó 5 millones vía NIL. Pero ¿cómo demostrar que esto ha sido planificado? ¿Que la contraoferta al jugador ha existido o incluso que ha habido una maniobra del jugador para sacarle más dinero a la universidad?

Por no hablar del impacto que tendrán los atletas accediendo al mercado publicitario y pudiendo cobrar por ello. Las universidades, eso sí, tendrían que hacer de agentes publicitarios de los jugadores, pero ¿cuál sería el problema?

El problema, claro, es que esto se está yendo de las manos. 

Y para complicar las cosas: en principio (es algo que se está regulando y no es aún general o permanente) los atletas no tienen que informar a la universidad de los "intercambios" que hagan por un valor menor de 600 dólares. Suena muy razonable, facilita que el modesto vallista de la universidad de North Nebraska State acuda a una fiesta de cumpleaños o a la inauguración de la tienda de deportes de la ciudad, pero montar un negocio que vende fotos autografiadas por 60$ está a la vuelta de la esquina.

Ahora, póngase en el puesto de un entrenador universitario. ¿Recuerdan lo del mercado de transfers? Al estrés propio del cargo y la dificultad de fichar buenos jugadores, hay que añadir ahora la presión de estar constantemente reclutando a sus propios jugadores. Impidiendo que no se vayan. A, obviamente, universidades con colectivos más potentes que el suyo. Por no mencionar que antes las universidades competían por los mejores alumnos de instituto con medios deportivos, que son dados: si fichas por mi equipo, que somos muy buenos, te ofrezco X minutos y te verán en tantas televisiones, la NBA sabrá de ti. Los minutos y los puestos de estrellas son limitados, así que las demás universidades tenían sus opciones. Pero si se puede ofrecer dinero la cosa cambia.

Y, aunque a veces se olvide, la NCAA es una asociación atlética de estudiantes universitarios. Una cosa es pervertirse un poquito, y  otra pervertirse una brutalidad.

El caso es que aún no han descubierto cómo montarlo correctamente, permitir el acceso al mercado NIL sin pervertir la competición. Pero están en ello. Quién sabe, tal vez lo consigan.

 

 

Sara Evans - Three chords and the truth

miércoles, 6 de marzo de 2024

Faltan ingenieros

El año 2018 el salario mínimo interprofesional en España era de 735 € en 14 pagas. Este año se ha establecido en 1.134 € en 14 pagas, lo que equivale a una subida anual del 7,5%.

Sin entrar (en este artículo) sobre la conveniencia o no de tal salario mínimo, echemos una mirada a cómo han evolucionado los salarios de los ingenieros. 

Supongamos que un ingeniero cobraba en 2018 2.200 € en 14 pagas (por si les interesa, el convenio de las ingenierías de 2021 establecía, para los ingenieros superiores, 1.880 € en 14 pagas). Supongamos también que el sueldo de un ingenieros se revalorizaba un 1% anual. Eso significaría que en 2024 ese ingeniero superior cobraría 2.335 € en 14 pagas (sigue estando muy por encima del convenio).

En 2018 ese ingeniero superior estaría cobrando 3 veces el salario mínimo interprofesional. En 2024, sólo el doble. Sin comparación posible entre las responsabilidades de los trabajadores de ambos grupos o los esfuerzos y las renuncias vitales de cada uno para llegar a donde han llegado (recuerden los ingenieros, sin ir más lejos, las juventudes que vivieron y las que vivieron otros muchos).

Que ya sé que los ingenieros no se hacen ingenieros por el dinero, pero cabe preguntarse si la política de subir el SMI contribuye a paliar la denunciada falta de ingenieros en España y la también denunciada falta de estudiantes féminas en las escuelas de ingeniería.  

miércoles, 21 de febrero de 2024

Paro juvenil

https://www.youtube.com/watch?v=Qy01R9CEFFs 

 

 

El paro juvenil en España supera el 28%. La tasa de paro de los mayores de 25 años creo que ronda el 10,5%. ¿Por qué esta diferencia?

A vuela pluma, se me ocurren 4 posibles razones.

La primera es que las empresas pidan más experiencia de la que tienen la mayoría de los jóvenes. Es una posible razón, aunque suena idiota porque los jóvenes siempre han sido jóvenes y siempre han carecido de experiencia. O no: si antes un chaval empezaba a trabajar con 14 o con 16 años y ahora empieza con 18 o con 20, pues es normal que cuando antes a los 18 ya tenía cierta experiencia ahora las empresas echen de menos esa experiencia.

La segunda es que lo que pidan las empresas sea más formación de la que tienen. Cabe preguntarse entonces si la formación que actualmente se brinda es adecuada y suficiente. A pesar de lo que dicen los resultados, año tras año, de las pruebas de acceso a la Universidad. Por ejemplo, cabe preguntarse si la formación que reciben los, pongamos, estudiantes de ingeniería, es suficiente para trabajar de ingenieros. Y cabe preguntarse también si la formación que un joven elige para sí es la adecuada. Porque puede que sobren geógrafos y falten electricistas.

La tercera es el salario. No digo que sea una razón, sólo que es posible. Si el salario mínimo es muy alto, las personas menos cualificadas, menos formadas y con menos experiencia tienen difícil justificar con su trabajo un salario muy alto. Si el trabajador no se gana lo que cobra, el empresario no lo contratará, es así. Por otro lado, es posible que un joven de 18 años no tenga las mismas necesidades económicas que un adulto de 35 y lo que es un mínimo admisible para él no lo sea para el joven: el joven estaría dispuesto a trabajar por menos dinero... pero la ley no le deja. Y es que queda muy bien vender a los jóvenes que cuando trabajen cobrarán al menos 1.200 euros y callarse que con esa exigencia nadie los contratará pero que si cobraran 800 tendrían ofertas a patadas.

Y la cuarta... ¿es posible que la razón sean los mismos jóvenes? ¿Es posible que gran parte de los jóvenes carezcan de los valores adecuados, pongamos sentido de la realidad, responsabilidad, capacidad de sufrimiento, esfuerzo, autoexigencia, valentía, humildad o qué se yo? ¿Cabe la posibilidad de que muchos jóvenes no tengan la actitud adecuada?

También es posible que una de las razones sea que los causantes (de las razones) se nieguen a la autocrítica y a reconocer que algo pueden hacer para cambiar la situación. Por ejemplo, intentando prestigiar profesiones desprestigiadas o al menos explicar a los chavales qué son esas profesiones, para qué sirven, por qué son necesarias, si ya cuesta que un adolescente sepa qué trabajo hace un ingeniero no pretendamos que quiera ser encofrador, matricero o fresador. No sé, se me ocurre. 

 

 

 Alabama - I'm in a hurry (and don't know why)

viernes, 17 de marzo de 2023

Y ahora, los granjeros holandeses

El otro día me hacía hueco de las noticias de que en Alemania empezaban a pensar que quizá se estaba yendo demasiado rápido con eso del coche eléctrico. Y ahora son los holandeses: en síntesis, el Movimiento Campesino-Ciudadano (BBB), un partido nacido en 2019 en el mundo agrícola contra los planes medioambientales del Gobierno holandés y la Unión Europea, ha ganado esta semana las elecciones provinciales, que sirven para configurar el Senado. Es interesante, porque el primer objetivo del BBB es parar los planes para reducir las emisiones de nitrógeno, que incluyen una reducción de la ganadería y prevén expropiaciones cerca de zonas naturales protegidas. Vale que no tiene peso suficiente (de momento) para impedirlos, pero sí para retrasar las medidas.

Lo significativo para mí es que por fin la gente le está viendo las orejas al lobo y está reaccionando. Que está muy bien el no contaminante mundo que quieren los políticos y los ecologistas, pero cuando se quiere pasar del dicho al hecho se descubre lo que no nos habían dicho que acarrearía. Y, claro.

De momento son solo resistencias y retrasos, no se consigue detener el plan general. Pero yo albergo la esperanza de que algún día se consiga. Cuando estemos más cerca, supongo.

Suerte tenemos de los europeos del norte para salvarnos. 

domingo, 5 de marzo de 2023

Coches eléctricos: ¡vaya!

https://www.youtube.com/watch?v=8A3zetSuYRg 

 

 

Dentro del aluvión de noticias de estas semanas ha pasado desapercibida. En pleno escándalo diario por la chapuza legislativa de la ley del sólo sí es sí (que tapaba el escándalo de la despenalización de la malversación que tapaba el escándalo de la despenalización de la sedición que...), el escándalo del FCB pagando millones de euros a un jefe de los árbitros, el escándalo de los trenes cántabros que no caben en los túneles (que intentaron tapar sacando un escándalo del director de carreteras del gobierno cántabro), el de los trenes alicantinos que pesan demasiado para los puentes, la comisión europea que viene a ver si los fondos se están gastando bien y se fue diciendo que no han averiguado nada porque el gobierno se las ha apañado para tapar todo lo de los fondos, el cambio de sede de Ferrovial a Holanda, el escándalo "tito Berni" de los diputados del PSOE corruptos, puteros y cocainómanos (y que se iban de putas en pleno confinamiento por el coronavirus),... En pleno aluvión diario de escándalos, digo, la noticia ha pasado desapercibida. Y sin embargo, es lo más importante del año hasta ahora. A ver si se dan cuenta los medios de su importancia y ponen el tema en el tapete. Que se hable de ello, porque es lo que de verdad debería interesarnos:

Alemania ha parado el proceso legislativo europeo que iba a prohibir la venta de motores térmicos en la Unión Europea a partir de 2035. Junto con Italia, Hungría y Polonia ha conseguido la minoría suficiente para paralizar el proceso.

Da igual las razones, si se quieren mirar nacionales. La causa verdadera es sólo una: por fin políticos al mando (en Alemania e Italia) han escuchado a personas sensatas. Que les han dicho que quizá estamos corriendo demasiado, con eso del coche eléctrico, y que mejor pensar con calma las cosas antes de tomar decisiones que causen daños irreparables.

Por fin.

No sé si el parón durará mucho, porque vender un mundo eléctrico sin humos saliendo de gases de escape ayuda a ganar elecciones y todos los políticos tienen una tarde o temprano, pero algo es algo. Es el momento en que las voces que intentan poner un poco de sensatez van a ser escuchadas: quizá hay aún esperanza.

 

 

 

Guiseppe Verdi - Rigoletto (la dona e mobile)

martes, 6 de diciembre de 2022

Población en el País Vasco

https://www.youtube.com/watch?v=4bvZ-WCkXGE 

 

 

 

Leo en la prensa que en el País Vasco necesita que lleguen, en la próxima década, 400.000 trabajadores. Son cifras de la patronal vasca, Confebask.

En España, en las últimas décadas, la población ha aumentado. Peor no en todas las regiones: en Asturias, por ejemplo, no. Y en el PV, tampoco. Las cifras, ya se saben, se pueden manipular para que digan lo que se quiera. Pero la realidad es que en el PV ha habido épocas en la que la población ha disminuido, y cuando en España el número global de habitantes se disparó (como todos sabemos, por la inmigración), en el PV creció un poquito. Muy poquito, pero algo, que para un político es suficiente. Para que me entiendan: el número de vascos disminuyó, el número de habitantes subió. 

El caso es que ahora piensan que les falta gente. Se lamentan de que los jóvenes emigran y todo eso: lo normal en estos casos.

Pero nunca leo que los políticos lamenten la enorme cantidad de población que perdieron durante los años de plomo. La emigración que provocó ETA y la connivencia de los caciques locales con ETA. Nunca. O no existió, o lo desconocen, o no lo reconocen.

Y tampoco leo que a nadie entre ellos (entiéndase: como buena autonomía nacionalista, los caciques locales, que como en las provincias catalanas, son los que de verdad cortan el bacalao) se le ocurra que quizá, sólo quizá, estén haciendo de su comunidad una región antipática a ojos de los demás. Y que quizá, sólo quizá, la presión sobre el español que están ejerciendo, a la catalana, su proyecto de ley de educación (que intentará imponer extensiva y definitivamente el vasco, a la catalana), su anuncio de que para trabajar en la administración vasca habrá que saber vasco, esas cosas quizá, sólo quizá, disuaden un poquito a los demás españoles  de emigrar (de trasladarse) a tan idílico paraíso. ¿O creen que para generar simpatía y deseo de vivir allí basta con una campaña de publicidad?

Porque, digo yo, esos 400.000 trabajadores que quieren (para sus fábricas, que si no de qué), ¿de dónde quieren que salgan? ¿De los hijos que ya no tienen? Si no quieren emigrantes extranjeros, su única solución sería "robar" población a las otras regiones, ya que todos descartamos que suecos, daneses y austriacos vayan a mudarse en masa al PV. 

Me hace gracia: como en Cataluña, su convicción de que son unos genios les impide reconocer los errores que cometen. Y con esa actitud cualquier ingeniero convendrá conmigo en que ni harán un buen diagnóstico ni darán con una buena solución.

Buena suerte, claro. Pero tienen lo que se han buscado: de esos polvos, estos lodos.  

 

 

Hayde bluegrass orchestra - Wayfaring stranger 

lunes, 31 de octubre de 2022

Ricos, pobres e impuestos

https://www.youtube.com/watch?v=A_FlTbbPZ1w 

 

 

«Se lo contaré de otra manera: quiero ser pobre y pagar impuestos. Y por eso he votado y votaré a esa socialdemocracia, y por eso soy de izquierdas con todas las contradicciones. Las contradicciones son muchas. Pero no tengo alternativa». 

Escrito en un blog de un profesor de instituto, muy probablemente de Humanidades, que sigo. El autor, de extracción humilde y arrabalera de Barcelona, da clases a alumnos del mismo ambiente en el que se crió e incluso peor, y tiene una visión de la vida, me parece a mí, basada en una dicotomía de pobres, explotados y víctimas del sistema y que sólo piden una ayudita para poder ser un poquito mejores, y ricos y poderosos, que son "el sistema". El autor a menudo se confiesa de izquierdas, valga el fragmento traído, y ese izquierdismo incluye otro de sus pilares vitales: odia, odia profundamente, al Partido Popular y a quienes lo apoyen. No importa lo que hagan o lo que pase. Y por Partido Popular me refiero también a cualquier sospechoso de no ser de izquierdas, ustedes ya me entienden. Y no es un odio racional, basado en pruebas que lo justifican, simplemente es. Intenso y profundo, extensible. Africano. Así que da igual lo que haga el partido socialista, su voto lo tienen seguro "a pesar de las contradicciones". Contradicciones es que prometan una cosa y hagan otra. QUe creas, que supongas que harán una cosa, y que hagan otra. Contradicciones es que te engañen. Le da igual que le engañen, porque lo único que le importa es lo otro: que no gane la derecha.

Su entrada, en concreto, iba de impuestos. Y él quería pagar impuestos. Obviamente, es farol, porque no querría pagar en impuestos más allá de cierto límite, pero lo que ocurría es que él se oponía a cualquier posible bajada de impuestos, que era lo que anunciaba que quería hacer la derecha, y lo explicaba: las bajadas serían a costa de la sanidad y la educación, lo tenía clarísimo, y eso no podía ser. Menos imnpuestos suponían menos gastos, y eso significaba menos sanidad y menos educación. Profesor de instituto,oigan. Ni se le ocurrió pensar, como le advirtió un comentarista, que los gastos que se reducirían podrían ser los despilfarros, los superfluos y las ineficacias.

Pero lo mejor es el párrafo final:

«La izquierda debe hacer mucha reflexión y debe enfrentarse a sus paradojas, contradicciones y tonterías. Pero no hay alternativa. Lo que propone el señor gallego es un suicidio colectivo. Las clases medias debemos estar dispuestas a sacrificarnos. Y las altas deben sacrificarse un poco más, como es lógico. ¿No se sacrificarán por su amada patria esos ricos tan patriotas? Si no les gusta eso, los ricos pueden trasladarse a Madagascar y pueden envolverse en la bandera de Madagascar para hacerse un selfie patriótico».

Con esto de los impuestos pasa lo de siempre: en el momento que entran los números, la capacidad de entender de las personas salta por la ventana. Sobre todo la de los profesores de Humanidades. Voy a poner un ejemplo. Los números van a ser muy sencillos, para que se entienda la idea, aunque no se correspondan con la realidad nuestra (eso lo captarán en seguida). Da igual que no se correspondan, lo importante es la tendencia, no el número exacto.

Supongamos que una persona que gana 1.000 € ha de pagar un 1% de IRPF. Es sólo un ejemplo para facilitar los cálculos, lo importante es la idea general. Supongamos que quien gane 2.000 € ha de pagar el 5%. Es justo, dirán, si gana más ha de pagar más. Y supongamos que, en la misma línea, quien gana 1.000.000 € ha de pagar un 50%. Supongamos que tenemos 1.000 personas que gana 1.000 €, y una persona que gana un millón. Los mil que ganan mil han de pagar el 1%: 10 € cada uno. Como son 1.000, eso suma 10.000 €. Y el rico del millón paga el 50%, 500.000 euros. Así que la recaudación total es de 510.000 €. Bien, supongamos que se cumple el sueño de la izquierda y se reparte la riqueza entre todos: los mil de mil euros suman un millón de euros de ganancia, que sumado al millón del rico son dos millones. Estos dos millones se reparten por igual entre todos, y a cada uno le tocan (redondeando) 2.000 euros. Por 2.000 € se paga el 5%, que son 100 € por cabeza. En total, 100.100 € de recaudación. De 510.000 € se baja a 100.100 €, vaya por Dios. Menos servicios, peor sanidad, peor educación, peores carreteras,...

Pero eso si el rico se deja. Si sabe que le van a quitar el millón (o, mejor dicho, que le van a quitar el medio que le estaban dejando tras los impuestos), sin duda se va a ir: es lo que haría yo, y es lo que haría usted, no lo niegue. Y una vez largado el rico, los otros mil se quedan... con los mismos 1.000 € de antes, pero además con sólo una recaudación de 10.000 €: ni servicios, ni sanidad, ni educación ni carreteras.

Moraleja: cuidado con lo que se desea, no vaya a ser que se cumpla.

Y es que no sería cierto que el que gane 2.000 euros pague 5 veces lo que el de 1.000 ni el rico 50 veces; el de 2.000 paga 100 euros, que son 10 veces lo que paga el de 1.000, y el rico paga 50.000 veces lo que paga el de 1.000. 50.000, no 50 veces. 

Recuerde, los números no son reales; la idea, sí. Si alguien que gana 30 veces lo que nosotros (en mi caso, algo muy fácil) tiene una tasa de IRPF triple que la nuestra, no paga el triple: paga 90 veces más. Y puede que lo acepte, pero si encima le llamo insolidario y pido que pague más aún...


Por cierto: es real, y se están yendo muchos. En Portugal llaman "cocoon" a las urbanizaciones de lujo a las que se están mudando muchos adinerados españoles que, una vez liquidada su vida laboral en España, no quieren soportar la carga fiscal que les imponemos. Y no me extraña.


 

Burning - Como un huracán

martes, 28 de junio de 2022

Más Indra

Siguen dimitiendo consejeros independientes de Indra, ahora ya por pundonor. Porque tienen un nombre, una reputación que mantener, y no están dispuestos a que se les asocie a lo que está pasando allí. Ya sólo queda uno, y veremos qué hace éste.

Lo dicho, no sé qué propósito tiene Sánchez ni porqué quiere controlar del todo Indra. Si es porque quiere que la empresa trabaje en líneas que le interesan al Ministerio de Defensa, si es porque quiere que Indra le venda más barato, si quiere quedarse con los beneficios de Indra... o si tiene las aviesas intenciones que le imaginé en mi anterior entrada.

Pero lo que está haciendo allí es tan obsceno que los independientes, que tienen decencia y dónde caerse muertos, le están diciendo que adiós, que con ellos no cuente.

Y la única razón que se me ocurre a mí para tanta obscenidad es la aviesa.

sábado, 25 de junio de 2022

Indra

 

https://www.youtube.com/watch?v=vZhOSdYOJQE

 

 

 

Hace tiempo que se me pasaron las ganas de escribir: tengo el desánimo metido en el cuerpo. Creo que vamos mal, muy mal. A menudo pienso que vamos a petar (permítaseme la catalanada), y que tenemos a los peores dirigentes posibles en los momentos más críticos. Por ejemplo, la cosecha de trigo va a ser muy mala este año, pero ¿creen que el Gobierno va a remediar el asunto a tiempo? Hace mucho que avisamos que el coste de la energía se está disparando, y la gestión del Gobierno sólo está consiguiendo que alcance precios aún más altos (y que se demuela la térmica de Andorra, no sea que en algún momento nos entren ganas de volver a usar carbón turolense). Pues lo mismo va a pasar con el trigo. Se va a disparar de precio a finales de año, y entonces serán las caras de sorpresa (por parte de nuestros gobernantes) y el rechinar de dientes (por parte de los demás). Pero no es por el pan. O por la gasolina o por la luz. Es por todo.

Hay dos tipos de dirigentes, los tipo 1 y los tipo 2.

Los dirigentes tipo 1, cuando sienten que están al final de su periodo, contemporizan. Ya no promueven iniciativas que saben que no van a poder rematar, intentan no tomar decisiones que compliquen o comprometan a su sucesor, y en general se limitan a gestionar el día a día de la manera más neutra posible.

Los dirigentes tipo 2, cuando sienten que están al final de su periodo, arramblan con todo. Intentan comprometer lo más posible a su sucesor, para que éste tenga que continuar su obra, dejarlo todo atado y bien atado, y por atado se entienden las manos de su sucesor, ha de llegar con las manos atadas y que todo continúe como si no se hubiera ido. Sirva como ejemplo un alcalde de Zaragoza, socialista para más señas, que perdidas las elecciones y la víspera del nombramiento de su sucesor, prorrogó la concesión a la empresa que gestionaba la recogida de basuras y a la que le quedaban aún muchos años de concesión... 40 años más.

Hay, claro, un tipo especial de dirigente tipo 2, que es aquel que, como puede, manipula las reglas para perpetuarse como dirigente. Pensemos, es otro ejemplo, en el típico presidente venezolano o boliviano que hace una Constitución que limita los mandatos presidenciales pero luego dice que los suyos, como han sido antes de la Constitución, no cuentan en esa limitación. Que tampoco hace falta que sea un presidente sudamericano: la alcaldesa de Barcelona, Colau, va a saltarse todos los reglamentos de su "partido" y se va a presentar a un tercer mandato. Lo que por cierto no nos ha extrañado a nadie, porque también tiene reglamentado que dimitiría si se la imputara en un juicio y ya está imputada en dos.

Sánchez, huelga explicarlo, es un dirigente tipo 2. Lo que pasa es que yo siempre he sospechado que sería un tipo 2 especial si pudiera, y hasta ahora pensé que no lo sería porque no podría. Pero Indra.

Indra es una empresa que cotiza en Bolsa. Es de las grandes, y por eso forma parte del selectivo Ibex-35. Su principal cliente es el Ministerio de Defensa, y a nivel nacional es una empresa estratégica.

No sé si fue el año pasado o hace más, que el Gobierno intentó controlarla: echar al presidente del consejo de administración y poner a su hombre allí (un tío del PSOE catalán, sin ningún mérito aceptable fuera de su carnet de político). Hubo la consabida estupefacción y protesta, y se llegó a un acuerdo: el político sería el presidente, pero su cargo sería sólo honorario. Para engrasar la relación con el ministerio y poco más. Bueno.

Tras la derrota (paliza) en las elecciones andaluzas el pasado domingo, el Gobierno se ha puesto a corretear como un pollo sin cabeza, es casi un cadáver que piensa morir matando. Por ejemplo, el BOE ha publicado que se autorizaba al CIS a contratar a 4 "personas de confianza", a dedo, para "asesoramiento especial" y realizaar "análisis de datos sensibles que sirvan para el asesoramiento de la Administración y Gobierno": 4 personas para que el CIS sea una herramienta al servicio específico de Sánchez, con toda la cara. Por si no fuera poco que el que miembro de su partido que nombró presidente del CIS sea también su hagiógrafo, toma ecuanimidad e independencia. También mete la zarpa en el INE, otro organismo en teoría independiente: como los datos económicos que publica contradicen el idílico panorama que quiere vender el Gobierno, han destituido al presidente y han nombrado como tal a un hasta ahora secretario de Estado de uno de los ministerios económicos, un hombre de total confianza. Y peor aún, en estos momentos está (no sé si lo conseguirá) maniobrando para tener el control del Tribunal Constitucional, obviamente con el método de cambiar las reglas. Y digo que no sé si lo conseguirá porque todavía confío en que Europa le pare los pies, al menos en este asunto.

El caso es que Sánchez va ahora a calzón quitado. Le habíamos visto saltarse todas las normas de la democracia verdadera, pero es que ya le dan igual las apariencias. Y una de las cosas que ha hecho es tomar el control de Indra. Con oscuras maniobras de engaños ha conseguido destituir a los consejeros independientes (que por norma han de ser mayoría al ser una empresa cotizada sin un socio mayoritario) y nombrar a consejeros suyos (se denominan "dominicales"). Como era de esperar, la cotización de la empresa se está desplomando; recordemos que es una empresa en la que su mayor cliente toma el control de la misma, y que de ese cliente sabemos dos cosas: que está en la ruina y que carece de cualquier escrúpulo. La Comisión Nacional del Mercado de Valores todavía no ha aprobado todo esto, así que es posible que consiga echar marcha atrás. O no: creo que va a obligar al Gobierno a hacer una OPA y comprar las acciones de los demás, lo que en la práctica es nacionalizar Indra y que pase a ser una empresa de la SEPI, el antiguo INI.

Indra es una empresa puntera en lo que se refiere a tecnología, la vanguardia nacional, pero una vez esté integrada en la SEPI ya veremos. Yo apuesto porque ya no lo será. Pero no es ese el problema.

Lo que me deprime es que si hubiera que definir el estilo de gobierno de Sánchez con una palabra, quizá sería "obsceno". Y estoy convencido que el ansia obscena que está demostrando por obtener el control de Indra no es por ningún asunto de contratos con Defensa.

Indra hace el recuento de las elecciones.

Estoy convencido, convencidísimo, que Sánchez, el que dijo a los periodistas "la Fiscalía, ¿de quién depende? Pues eso.", va a intentar amañar las elecciones. Y para eso necesita a Indra. Que no sé si en realidad se podrían amañar, pues los votos se cuentan manualmente, pero, si se puede, ha de ser en la gestión del recuento. Y en este mundo en que hemos perdido la capacidad de hacer sumas a mano y delegamos en las maquinitas, eso es lo que hace Indra. Repito, no afirmo que puedan manipularse las elecciones. Pero estoy convencido de que Sánchez cree que con Indra a sus órdenes, puede hacerlo.

Es un tipo 2 especial, y de la peor calaña. Como ha venido demostrando desde el primer día.

Por cosas como éstas, se me van las ganas de escribir.

 

 

 

Simple Minds - Biko

martes, 24 de mayo de 2022

Insisto, la Deuda Pública

https://www.youtube.com/watch?v=hvKyBcCDOB4 

 

 

Leo que durante la crisis del COVID-19 la deuda pública estatal aumentó 230.000 millones de euros. Tocamos a aproximadamente 5.000 lereles por cabeza; pero si pensamos que sólo la mitad de los españoles trabajamos, cada trabajador tendrá que destinar 10.000 euros de lo que consiga a pagar esa deuda. Intereses aparte, claro.

¿Porqué tenemos una deuda que ha crecido esos 230.000 millones y porqué ha de pagarla el trabajador? Lo expliqué en esta entrada sobre la deuda pública. La deuda pública representa todo lo que nuestros gobernantes deciden pagar sin tener el dinero para pagarlo. Pueden, por ejemplo, decidir que se merecen un yate. Y como no está presupuestado (no se ha reservado una parte del dinero que nos han extraído vía impuestos para ese yate), pues se carga a deuda. Ya se pagará. Ese ya se pagará sólo significa que en años venideros una parte de nuestros impuestos se empleará en devolver el dinero prestado (más los intereses).

Cualquier persona normal sabe que hay que tener mucho cuidado con las deudas. Lo ideal es no tener ninguna, pero si se tiene alguna, que esté controlada. Y la clave de tenerla controlada es ser consciente de que está ahí y hacer el esfuerzo necesario para pagarla. Sobre todo, evitar que crezca. Eso sí, lo principal es lo principal: que la deuda sea pagable. Que no se nos coma todo lo que tenemos y no nos deje lo suficiente para ir tirando.

Pues la deuda pública es deuda de todos. Contraída por otros, pero en nuestro nombre. Y nosotros la pagaremos. Así que el dato de que durante la crisis COVID-19 la parte de deuda que cae sobre cada uno de nosotros (no sobre los que viven felices porque sólo reciben pero no aportan), y que, repito, tendremos que pagar, ha aumentado 10.000 euros no debería dejarnos indiferentes.

Tampoco tendríamos que consolarnos en que todo ha sido culpa del covid y de Rusia (como si ese consuelo nos aliviara de tener que pagar lo debido), porque desde 2015 ha aumentado en 353.000 millones de euros. O, si lo prefiere, 15.000 euros más por cabeza. Quiero decir, esto no es cosa del covid o de Rusia. Es cosa de cómo nos gobernamos. Es un estilo de vida.

Es nuestro estilo de vida.

De momento, lo que se hace es pagar esa deuda con nuevas deudas (sí, no es muy buena idea, pero son nuestros líderes elegidos por nosotros) y con más impuestos. Pero llegará un día en que nos dirán que no nos prestan más si no devolvemos de verdad (es decir, si no rebajamos nuestra deuda global), y ya no podrán sangrarnos más con los impuestos, así que lo que tendrán que hacer es recortar los gastos públicos. En lo que se pueda recortar. En becas, por ejemplo. El chocolate del loro. Subvenciones a entidades, más de lo mismo. En asistencia sanitaria. En mantenimiento de infraestructuras. En salarios de funcionarios y trabajadores públicos (excepto diputados, senadores y ministros, faltaría más). Meterán también la mano en la hucha de las pensiones y dirán que ese dinero ha de ir a pagar la deuda, que se siente mucho pero que los que pensaban disfrutar de ese dinero en su vejez ya lo han disfrutado por adelantado con toda la vida regalada que nos hemos brindado. Entonces será el llanto y el rechinar de dientes, pero no habrá escapatoria.

Y el gobierno sigue prometiendo gastos, y gastos, y gastos. Por ejemplo: hasta ahora, los tres primeros días de una baja laboral corren por cuenta del trabajador, y esto hace que los trabajadores sean responsables al pedir una baja laboral, no lo hacen porque sí. Pero el gobierno ha firmado que si la baja es por regla dolorosa (una razón que hasta ahora ya autorizaba a coger la baja médica) esos tres días irán por cuenta del Estado, no del trabajador. Sutil diferencia que nos lleva a todos a pensar que habrá muchas más bajas por regla dolorosa que hasta ahora (sobre todo, entre el funcionariado y el profesorado de las escuelas públicas). Ese dinero, ese sueldo que no va a dejar de percibir la trabajadora, lo pagaremos usted y yo, no lo dude. Y ese dinero se sumará al que ya tenemos comprometido, eso tampoco lo dude. Como los 20.000 millones de euros que se gastarán en el periodo 2022-25 en el Plan Estratégico para la Igualdad Efectiva entre Mujeres y Hombres (tocamos a 1.000 euros por trabajador para este concepto, vaya preparando su hucha).

A veces no se trata de estar en contra de la medida por estar en contra. Se trata de que se es consciente de que no se puede pagar, como tantas cosas que nos gustaría hacer en nuestra vida real y no hacemos por la misma razón (por ejemplo, ese veraneo que tanto necesito en las islas Fidji).

Cuando llegue el día, que llegará, y usted se lamente, que se lamentará, yo le preguntaré: "Y usted ¿en qué pensaba cuando apoyó tal y tal gasto?".

Lo asombroso es que nadie es consciente de la deuda pública. Ésa es su gran virtud, lo que la hace tan peligrosa. Y la segunda es que para los políticos es un chollo: como el momento de pagarla será cuando ya no estén...

Pero insisto: el verdadero causante somos nosotros. Que queremos líderes que gasten y gasten, no que ahorren y paguen. Poco nos pasa para lo que nos merecemos, pero solo de momento. La que nos espera.

 

 

Darius Rucker - Wagon wheel


lunes, 21 de marzo de 2022

Inflación e impuestos

https://www.youtube.com/watch?v=ZpZ2tcvAJx0 

 

 

¿Recuerdan cuando escribí lo de cómo subir los impuestos sin que se note? Pues aquí va otro truco.

Tenemos una inflación significativa: es un hecho, ya sólo lo discute el Gobierno. Pues bien, la inflación, si no hace nada el Gobierno (y ya les adelanto: éste no lo hará) es una subida de impuestos automática.

La inflación es una subida del precio de los bienes y servicios. Lo que antes costaba 100, ahora cuesta 110 (es un ejemplo). Si a usted le suben el salario ese 10%, usted se queda como estaba. Pero si no le suben ese 10%, usted es más pobre que antes porque antes podía comprar ese bien y ahora no, siendo el bien el mismo.

Pues bien, el Gobierno (ya lo verán) no va a ajustar las tablas de tributación del IRPF. Si antes a usted le cotizaba en un tipo marginal del 20% (es un ejemplo), si sigue ganando 100 seguirá tributando el 20%. Aunque usted será más pobre que antes. Y si le habían subido el sueldo a 110 ahora le tocará un tipo marginal mayor, con lo que pagará más impuestos. Aunque usted no se ha vuelto más rico. Y si le han subido a 105, usted es más pobre que el año pasado (porque sigue sin poderse comprar el bien) y en cambio paga más impuestos (los que le correspondan a quien gane 105).

En resumen: nos suben los impuestos. Y nadie se da cuenta, nadie se queja.

Lo que tiene que hacer el Gobierno es adaptarlos a la inflación. Y que el que gane 110 pague lo que pagaba antes el de 100. Pero eso no lo va a hacer aún. Esperará un par de años, a las elecciones, y entonces hará el ajuste. Y si para entonces la inflación ha tenido un 10% anual y lo que valía 100 ya vale 120... lo que venderá el Gobierno es que "baja los impuestos". Y quedará la mar de bien.

¡Ladrones y caraduras!




Tchaikosky - El cascanueces, danza rusa

miércoles, 9 de febrero de 2022

Las deudas se pagan en el futuro

https://www.youtube.com/watch?v=JAdvIwbXyo0 

 

 

Imaginemos una cuadrilla de amigos que deciden hacer un viaje. Pongamos que quieren celebrar algo. Supongamos también que deciden dar una cierta cantidad de dinero a uno de los amigos, y que ese amigo organice el viaje. Llamemos a ese amigo el amigo tesorero.

No nos cabe duda de que todos los amigos confían que el tesorero gestionará los caudales como mejor sepa. Pero ahora pongámonos en la piel del tesorero. Supongamos que se estaba pensando en un viaje a Viena. Y, claro, una vez allí por qué no ir a la ópera. Y a un crucero por el Danubio. El hotel de 3 estrellas que primero miró, hay uno de 4 estrellas que es mucho mejor y qué caramba, y el Circo del Sol actúa en Budapest, no está muy lejos, y el hotel en Budapest lo coge de 5 estrellas, y ese crucerito por el Danubio en vez de ser dar una vuelta se transforma en un crucero Viena-Budapest-Viena, y en vez de ir a Viena en avión de línea podemos contratar entre todos un vuelo chárter, que no sale por mucho mucho más, y podemos darnos unos regalos personalizados recuerdo de tan maravilloso viaje, y esos regalos…

Y supongamos que el tesorero, que no tiene que rendir cuentas día a día, va contratando, ya se pagará.

Y cuando presenta a la cuadrilla el viaje que van a hacer el que pregunta por si lo dado era suficiente es tildado de aguafiestas, con lo fenomenal que va a ser el viaje…

Pero el dinero del principio justo llegaba para el avión a Viena y un hotelito de 3 estrellas; con el presupuesto que habían hecho, el viaje debía haber sido a Sevilla o a Portugal. Y aunque todos asumían que el presupuesto podía quedarse corto y hubiera que hacer una derrama nadie imaginaba que el viajecito les iba a suponer una carga económica que tardarían años en pagar.

Si la cuadrilla de amigos es todo el país, la deuda contraída se denomina deuda pública.

Aparte del propio concepto de deuda en sí, la deuda pública tiene dos problemas.

El primero de ellos es que no somos conscientes de ella. Aunque se hable de ella, no la asumimos como una deuda verdadera, como un dinero que habrá que pagar en el futuro (¡que tendremos que pagar, ya ven, incluso yo al escribir no la siento como propia!). No la sentimos como propia, no es una deuda que tengamos nosotros.

El segundo problema es que cuando se piensa en la deuda pública, incluso los más sabios economistas la miran con una mente ceteris paribus. Este latinajo se usa mucho en asuntos económicos, y significa “siendo todo lo demás igual”. Esto es, cuando pensamos en la carga que supone la deuda suponemos al mismo tiempo que siempre estaremos como ahora. Y no.

Grosso modo, la deuda pública de España ronda 1.432.200 millones de euros. Como somos (también aproximadamente) 47 millones de personas, nos tocan 30.500 euros de deuda a cada uno. Por si quiere comparar, Felipe González se encontró una deuda de 1.270 euros por persona y la dejó en 10.500 euros por persona; Aznar la mantuvo más o menos en la misma cantidad; Zapatero la subió a 22.000 euros, y Rajoy a unos 28.000. Críticas a la gestión aparte, ¿dónde está el problema?

El problema está en que ceteris paribus es una entelequia, sólo una hipótesis de trabajo para facilitar la comprensión de las cosas. Y en el caso de la deuda, hay algo que puede variar y es clave: el número de amigos que tocamos a pagar. La población española. Una cosa es que esos 1,4 billones los paguemos entre 47 millones, y otra es que la población española en pongamos 30 años se haya reducido a (un suponer) 30 millones: si los gestores consiguieran mantener la deuda atada, sin aumentarla, tocarían a 46.700 euros por cabeza, no a 30.500. La carga que nos correspondería a cada uno de nosotros sería mucho mayor.

Y podríamos ver los números de otra forma: actualmente la población activa es el 50% de la población total. La deuda de 30.500 por persona, como la pagan los trabajadores, se transforma en 61.000 euros por trabajador.

Cuando pensamos en los problemas de la demografía pensamos en que una población envejecida tendrá que gastar más en servicios de atención (aunque tal vez menos en jardines de infancia y colegios, por si ayuda), y en quién nos va a pagar las pensiones cuando nosotros nos jubilemos. Pero pensemos en la deuda. Sólo por la variación demográfica la deuda que hemos de pagar aumenta mucho. Si se mantuviera el porcentaje de población activa (más jubilados, pero menos niños) la deuda sería de 96.000 euros por trabajador, pero si el envejecimiento se traduce en un menor porcentaje de población activa (pongamos que baja del 50% del total de la población al 40%), esa deuda cambia a 120.000 euros. Una deuda que el trabajador no sería consciente de que tendría, pero la estaría pagando. Obviamente, vía impuestos. El trabajador notaría que paga unos impuestos muy altos, rayando tal vez en lo insoportable, pero no notaría mejoras en los servicios públicos. Claro que no, porque el alza en sus impuestos se iría en pagar la deuda pública.

En resumen: atentos a la demografía. Pero atentos también a la deuda pública. La conjunción de ambas puede ser un problema de la leche.

Claro que si nuestros gestores públicos se preocuparan de disminuir la deuda…

 

 

 

Hometown - The night we met

 

miércoles, 26 de enero de 2022

Locales vacíos

https://www.youtube.com/watch?v=ZHwVBirqD2s 

 

 

La ley de la oferta y la demanda es la base de nuestro sistema económico. Consiste, en síntesis, en que el precio de un artículo es acordado entre comprador y vendedor. Aunar un principio tan sencillo con la naturaleza humana tiene como consecuencia que si hay mucha más gente de la que quiere algo que la que lo ofrece el precio de ese algo sube, y en caso contrario baja.

Al principio de su carrera, no recuerdo si 1985 o 1986, Michael Jordan se lesionó y se perdió lo que quedaba de temporada. Cuando se recuperó ya no había partidos, pero él estaba ansioso por volver a practicar su deporte favorito, así que se dedicó a partidillos callejeros y pachangas varias. Los técnicos de su equipo pusieron el grito en el cielo porque podía volver a lesionarse y no querían correr ese riesgo. Jordan, en cambio, quería jugar porque quería jugar. Entonces le pusieron un ejemplo para intentar razonar con él: si le doliera la cabeza y tuviera un frasco con 100 pastillas pero 10 de esas pastillas le causaran la muerte, ¿tomaría una pastilla? Y Jordan contestó: "depende de lo que me doliera la cabeza". 

Los feos salen con quienes pueden y los guapos con quienes quieren. Ahora bien, a veces ocurre que los feos se quedan sin salir porque no pueden con quien quieren, y los guapos también: ambos esperan algo mejor, y no hay trato. 

Y es que la ley de la oferta y la demanda tiene, en última instancia, una idea adicional: todo depende de lo necesitado que esté el comprador o el vendedor. Los bocadillos en las áreas de servicio de las autopistas de peaje son carísimos y una birria. La mayoría de los que circulan no están dispuestos a pagar lo que piden por ellos, y no los compran. Pero siempre están los que tienen demasiada hambre y aceptan. Aparte, claro, de la gente que su problema económico es cómo gastar tanto dinero como tienen, pero esa gente está fuera de mi lógica. Lo curioso es que las concesionarias no bajan los precios ni mejoran la calidad de sus bocadillos; si lo hicieran seguramente venderían más, pero no lo hacen. ¿Por qué? Sin duda, porque no lo necesitan. Bien, allá ellos.

Por donde yo vivo hay muchos locales vacíos. Muchos de ellos llevan mucho tiempo vacíos. Años. Algunos, décadas. ¿Por qué no se alquilan? Es obvio que por el precio: el casero pide más dinero de lo que el comerciante está dispuesto a pagar por ese local concreto. Como la oferta de locales supera a la demanda, el comerciante desdeña el local caro y elige otro con un precio más justo.

Sin ir más lejos, este verano cerraron la farmacia y la verdulería. Los dos negocios eran los dos locales de un mismo edificio, luego está claro que el propietario de los locales (y casi seguro que de casi todo el edificio) les subió el alquiler más de lo que podían asumir. La farmacia encontró otro local en la misma manzana, a 50 m; la verdulería cerró y no ha vuelto a abrir. Los dos locales siguen vacíos.

Es algo que a mí me da muchísima rabia. Porque he conocido al comerciante que estaba antes, y en la mayoría de los casos el coste del alquiler es un factor principal en la decisión del cierre. El comerciante llega a aceptar que casi todo lo que gane se lo lleve el casero, pero cuando el casero empieza incluso a comerse el patrimonio del comerciante, el comerciante lo deja. ¿Le rebaja el precio el casero? Normalmente, no. Y el comerciante cierra. Hasta aquí, es casi ley de vida, qué le vamos a hacer. 

Pero entonces el casero se queda con el local vacío. Si está vacío 2 meses, puede decirse que le ha salido bien la jugada, ha encontrado otro panoli que le pague lo que pide. Pero cuando un local lleva 12 años cerrado, uno se pregunta si el casero prefiere tener el local vacío a tenerlo durante años rindiéndole algo, menos de lo que querría pero algo a fin de cuentas. Yo no soy casero porque no tengo nada, ni una triste plaza de garaje, pero si lo fuera me inclinaría por la segunda opción: prefiero alquilar una plaza de coche por 50 € al mes antes que tenerla vacía 10 años esperando que alguien me pague 100.

Entonces ¿por qué están vacíos? Lo único que se me ocurre es que el casero no necesita el dinero de ese alquiler. Puede esperar, y decide esperar. Los años que hagan falta. No tiene ninguna necesidad.

Por eso me da rabia. Porque al ser tan rico el casero ha expulsado al comerciante pobre (o al pobre ingeniero que le alquilaba la plaza de garaje). Como no necesitaba el dinero, igual le daba cobrar 100 que 50, pero no quiso bajar. Ha sido su riqueza, sumada a su inmisericordia, lo que le ha impedido ajustar el precio a lo que sus inquilinos podían pagar. Y el comerciante, una vez arruinado por la avaricia del casero, es el que sale perdiendo.

Los locales vacíos tanto tiempo son para mí una exhibición pública de lo cochinamente ricos que deben ser sus propietarios y su inmoral inmisericordia.

Pero hay más. Hay un efecto perverso de esa avaricia. Si los locales de la zona tienen un precio excesivo, pongamos que piden 100, el que pida 80 encontrará quien le compre. Es posible que el de 80 se hubiera conformado con pedir 40, pero si los locales de al lado pedían 100 ¿para qué bajar tanto? Esta inmoralidad también debe apuntarse en el debe de los caseros desalmados.

A mí hay gente que no me da ninguna pena cuando leo o escucho que les ha pasado tal o cual desgracia. En esta historia creo que ya se habrán dado cuenta de quiénes son cada uno. 

 

 

Elton John - I'm still standing