https://www.youtube.com/watch?v=A_FlTbbPZ1w
«Se lo contaré de otra manera: quiero ser pobre y pagar impuestos. Y por eso he votado y votaré a esa socialdemocracia, y por eso soy de izquierdas con todas las contradicciones. Las contradicciones son muchas. Pero no tengo alternativa».
Escrito en un blog de un profesor de instituto, muy probablemente de Humanidades, que sigo. El autor, de extracción humilde y arrabalera de Barcelona, da clases a alumnos del mismo ambiente en el que se crió e incluso peor, y tiene una visión de la vida, me parece a mí, basada en una dicotomía de pobres, explotados y víctimas del sistema y que sólo piden una ayudita para poder ser un poquito mejores, y ricos y poderosos, que son "el sistema". El autor a menudo se confiesa de izquierdas, valga el fragmento traído, y ese izquierdismo incluye otro de sus pilares vitales: odia, odia profundamente, al Partido Popular y a quienes lo apoyen. No importa lo que hagan o lo que pase. Y por Partido Popular me refiero también a cualquier sospechoso de no ser de izquierdas, ustedes ya me entienden. Y no es un odio racional, basado en pruebas que lo justifican, simplemente es. Intenso y profundo, extensible. Africano. Así que da igual lo que haga el partido socialista, su voto lo tienen seguro "a pesar de las contradicciones". Contradicciones es que prometan una cosa y hagan otra. QUe creas, que supongas que harán una cosa, y que hagan otra. Contradicciones es que te engañen. Le da igual que le engañen, porque lo único que le importa es lo otro: que no gane la derecha.
Su entrada, en concreto, iba de impuestos. Y él quería pagar impuestos. Obviamente, es farol, porque no querría pagar en impuestos más allá de cierto límite, pero lo que ocurría es que él se oponía a cualquier posible bajada de impuestos, que era lo que anunciaba que quería hacer la derecha, y lo explicaba: las bajadas serían a costa de la sanidad y la educación, lo tenía clarísimo, y eso no podía ser. Menos imnpuestos suponían menos gastos, y eso significaba menos sanidad y menos educación. Profesor de instituto,oigan. Ni se le ocurrió pensar, como le advirtió un comentarista, que los gastos que se reducirían podrían ser los despilfarros, los superfluos y las ineficacias.
Pero lo mejor es el párrafo final:
«La izquierda debe hacer mucha reflexión y debe enfrentarse a sus paradojas, contradicciones y tonterías. Pero no hay alternativa. Lo que propone el señor gallego es un suicidio colectivo. Las clases medias debemos estar dispuestas a sacrificarnos. Y las altas deben sacrificarse un poco más, como es lógico. ¿No se sacrificarán por su amada patria esos ricos tan patriotas? Si no les gusta eso, los ricos pueden trasladarse a Madagascar y pueden envolverse en la bandera de Madagascar para hacerse un selfie patriótico».
Con esto de los impuestos pasa lo de siempre: en el momento que entran los números, la capacidad de entender de las personas salta por la ventana. Sobre todo la de los profesores de Humanidades. Voy a poner un ejemplo. Los números van a ser muy sencillos, para que se entienda la idea, aunque no se correspondan con la realidad nuestra (eso lo captarán en seguida). Da igual que no se correspondan, lo importante es la tendencia, no el número exacto.
Supongamos que una persona que gana 1.000 € ha de pagar un 1% de IRPF. Es sólo un ejemplo para facilitar los cálculos, lo importante es la idea general. Supongamos que quien gane 2.000 € ha de pagar el 5%. Es justo, dirán, si gana más ha de pagar más. Y supongamos que, en la misma línea, quien gana 1.000.000 € ha de pagar un 50%. Supongamos que tenemos 1.000 personas que gana 1.000 €, y una persona que gana un millón. Los mil que ganan mil han de pagar el 1%: 10 € cada uno. Como son 1.000, eso suma 10.000 €. Y el rico del millón paga el 50%, 500.000 euros. Así que la recaudación total es de 510.000 €. Bien, supongamos que se cumple el sueño de la izquierda y se reparte la riqueza entre todos: los mil de mil euros suman un millón de euros de ganancia, que sumado al millón del rico son dos millones. Estos dos millones se reparten por igual entre todos, y a cada uno le tocan (redondeando) 2.000 euros. Por 2.000 € se paga el 5%, que son 100 € por cabeza. En total, 100.100 € de recaudación. De 510.000 € se baja a 100.100 €, vaya por Dios. Menos servicios, peor sanidad, peor educación, peores carreteras,...
Pero eso si el rico se deja. Si sabe que le van a quitar el millón (o, mejor dicho, que le van a quitar el medio que le estaban dejando tras los impuestos), sin duda se va a ir: es lo que haría yo, y es lo que haría usted, no lo niegue. Y una vez largado el rico, los otros mil se quedan... con los mismos 1.000 € de antes, pero además con sólo una recaudación de 10.000 €: ni servicios, ni sanidad, ni educación ni carreteras.
Moraleja: cuidado con lo que se desea, no vaya a ser que se cumpla.
Y es que no sería cierto que el que gane 2.000 euros pague 5 veces lo que el de 1.000 ni el rico 50 veces; el de 2.000 paga 100 euros, que son 10 veces lo que paga el de 1.000, y el rico paga 50.000 veces lo que paga el de 1.000. 50.000, no 50 veces.
Recuerde, los números no son reales; la idea, sí. Si alguien que gana 30 veces lo que nosotros (en mi caso, algo muy fácil) tiene una tasa de IRPF triple que la nuestra, no paga el triple: paga 90 veces más. Y puede que lo acepte, pero si encima le llamo insolidario y pido que pague más aún...
Por cierto: es real, y se están yendo muchos. En Portugal llaman "cocoon" a las urbanizaciones de lujo a las que se están mudando muchos adinerados españoles que, una vez liquidada su vida laboral en España, no quieren soportar la carga fiscal que les imponemos. Y no me extraña.
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