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miércoles, 20 de julio de 2022

La natalidad en Alicante

https://www.youtube.com/watch?v=rwnY45wOzJ0 

 

 

La verdad es que hay muchos nacimientos en Alicante.

Seguramente sin relación directa con lo anterior, hay un ferry que conecta Argelia y Alicante.

Como mínimo, cada semana aparece una argelina por Alicante que "estaba de vacaciones" y se había puesto de parto. 

Si usted le pregunta (tras el parto) a la argelina cuánto pensaba quedarse, inexorablemente ésta le responderá que "no lo tienen previsto aún". La respuesta es siempre ésa, porque las argelinas no hablan español y las traductoras que las acompañan son siempre las mismas (hay quien opina que estas traductoras son de una mafia).

Total, que la argelina tiene un parto gratuito y muchísimo más seguro y atendido que en su país. Y, de rebote: su hijo es español. Se le hace el DNI al nacer. 

Lo lógico sería que se le facturara el parto a su país de origen; como estoy seguro de que no hay un convenio bilateral para estas cosas, lo suyo sería que lo pagara la parturienta o su seguro. Como es fácil de imaginar, la parturienta no tendría seguro y además se declararía insolvente, así que lo que habría que hacer es que España facturara sin más el importe a Argelia, y que se encargase la administración argelina de cobrarle el gasto a la señora. Obviamente, esto es imposible y si lo fuera seguro que Argelia sacaría a España una ayuda económica para afrontarlo (plus el sobrecoste de las ayudas económicas internacionales a países africanos, ya saben). Así que la Seguridad Social española asume el coste, y aunque al equipo médico le dé mucha rabia, hay que aguantarse.

Ahora, lo de que además el niño sea español... Si yo fuera presidente cambiaría la ley de nacionalidad. La tendría sólo quien la heredara de forma natural (es decir, que uno de sus padres poseyera con anterioridad la nacionalidad). Independiente de dónde naciera; como si nace en la Conchinchina. Ahora bien, quien nazca en España, y da igual Móstoles que Melilla o que un avión de bandera española, si ninguno de sus padres posee la nacionalidad, se siente. Que tenga la de sus padres, y punto. 

No pararía los viajes de las argelinas, pero al menos no nos sentiríamos cornudos y apaleados.




Taylor Swift - Picture to burn



P.D.: Hay, en este artículo, un dato falso. Pensaba escribir un artículo independiente sobre cómo se cuelan datos falsos en internet, la gente los cree y para mucha gente pasan entonces a ser verdaderos: la posverdad, ya saben. Pero en este caso concreto me puede la responsabilidad y voy a desvelar la mentira que hay más arriba:

No es cierto que a los niños se les haga el DNI. Es un bulo que corre por ahí. Y no lo es porque la ley española no lo permite.

Si los padres fueran argentinos, podría ser: la nacionalidad argentina en este caso no la adquiere el recién nacido de forma automática, y los padres podrían renunciar a otorgársela; en ese caso, de forma subisidiaria y para que el niño tenga nacionalidad, se le daría la española. Casos como éste se darían si los padres fueran de un país que no reconociera al nacido en el extranjero su nacionalidad de manera automática; hay 14 países en esa situación: Argentina, Uruguay, Colombia,...

Hay también excepciones, pero son un poco complicadas. Por ejemplo, que el padre fuera suizo, la madre no, y no estuvieran legalmente casados. No todos los tailandeses cuyos ilegítimos padres fueran suizos lo serían también, Suiza no lo pone tan fácil.

En el caso que nos ocupa, el niño argelino debería obtener el permiso de residencia y vivir al menos un año en España (¿unas vacaciones muy largas para sus padres?), entonces sí.

Pero el DNI automático no se obtiene.

Aclarado esto, reflexione: ¿verdad que mi texto parecía verosímil? Puede que a usted, lector precavido, no se la hubiera colado, pero otros que escriban mejor que yo sí. Y puede que el mío haya conseguido engañar a algunos incautos. Así es internet, así son nuestras fuentes de información, éste es el rigor. ¿Debe uno entonces dudar de todo? Pues... Por ejemplo, de la wikipedia sí: en este blog he mostrado en varias ocasiones errores, sesgos y manipulaciones de la famosa enciclopedia. De los blogs de la gente, también. Incluso si el autor tiene autoridad, uno debe registrar lo que se cuente con un "dice Fulano que" en vez de como un principio dogmático. Y de los periodistas y los autoproclamados medios de información, qué les voy a contar. 

En unos casos, porque el autor está viendo la realidad a través de un cristal específico que la distorsiona. Nos pasa a todos, y a todos nos gusta leer textos distorsionados con el mismo cristal que empleamos nosotros (a los de derechas les gusta leer diarios de derechas, a los de izquierdas de izquierdas, a los católicos católicos, a los agnósticos agnósticos, etc.). No es algo malo, siempre que seamos conscientes del sesgo. 

En otros casos, la información es simplemente falsa. Por vagancia o de manera intencionada, en eso no quiero entrar ahora (incluso los ingenieros escribimos a veces informes que son falsos en tanto en cuanto manipulamos, cuando menos para decir lo que no se dice), lo importante es que lo que se dice no es cierto. Y muchas veces no nos damos cuenta.

En resumen: no se crean siempre lo que leen en internet. Y menos aún a pies juntillas.

martes, 29 de junio de 2021

Mis versículos favoritos X: a la aurora alegría

https://www.youtube.com/watch?v=tHDsxu-11Vg 

 

 

El otro día estaba viendo un capítulo de El ala oeste de la Casa Blanca (The west wing), el 3º de la 4ª temporada. El presidente Barlett (Martin Sheen) tenía que dar un discurso en una universidad en campaña electoral, y el discurso tenía que versar sobre educación. Pero el día anterior había habido un atentado en otra universidad y había habido muertos, y el equipo, con Sam Seaborn (Rob Lowe) a la cabeza, tenía que rehacer el texto. A la carrera, porque ya están ahí. Y unos segundos antes de salir a escena, cuando Barlett se separa de su equipo para entrar, Sam le recuerda: "A la aurora alegría". Curiosamente, yo estaba viendo el capítulo subtitulado y el subtítulo decía "Por la mañana júbilo". Y me fue automático: pulsé la pausa.

Me volví hacia mi hija, y le repetí: A la aurora alegría. Mi primer impulso fue pensar que era un verso de Shakespeare, y ella opinó que sería el lema de la universidad. Pero entonces mi cerebro hizo clic y le dije: "no, es una frase de la Biblia y ayer (era lunes) se leyó en misa". Y, cosas de la tecnología, mientras intentaba recordar si se había dicho en la primera lectura o en el salmo, ella, teléfono en mano, acertó: "Salmo 30". Para entonces yo recordaba el juego de palabras que me había llamado la atención en su momento, y se lo dije y expliqué. Volvimos a la serie, y en efecto, Barlett empezó su discurso: "A la aurora alegría, dicen las Sagradas Escrituras".

No es habitual que alguien recuerde el salmo que se ha recitado en la misa de un domingo, y eso que yo intento fijarme en los textos, pero ese texto concreto me llamó la atención en el momento que se dijo. Por el juego de palabras, además de por el mensaje. Y es que el salmo 30, que es ya de por sí uno de los más conocidos (por su primer verso: "Te ensalzaré, Señor, porque me has librado") dice:

... al atardecer nos visita el llanto; por la mañana, el júbilo.

Salmo 30, 6

¿De qué va el salmo? De la enfermedad. De la muerte. De la desesperación del enfermo o de sus cuidadores, de la persona que ha de afrontar la noche toledana que se nos viene. Esas noches en las que uno no sabe si llegará a ver el alba, que se hacen eternas, en las que no hay ayuda posible. En las que no cabe sino esperar. Esperar y confiar.

Y de los amaneceres, cuando el enfermo, que al fin ha podido dormitar un par de horas, se encuentra ya mucho mejor. Quizá como nuevo, quizá dolorido o con secuelas, pero sabe que lo peor ha pasado. Que ha superado la noche, que saldrá de ésta. 

Son experiencias que sólo comprenden los que las han vivido. Pero que me asombra que las recoja la Biblia, y la humanidad con que las recoge. Más adelante, dice el salmo:

A ti, Señor, llamé, supliqué a mi Dios: "¿Qué ganas con mi muerte, con que yo baje a la fosa? ¿Te va a dar gracias el polvo o va a proclamar tu lealtad? Escucha, Señor, y ten piedad de mí; Señor, socórreme".

 Salmo 30, 9-11

Es un pensamiento íntimo. El enfermo, en la soledad en la que se encuentra (la agonía de pasar la noche es un trance que se ha de superar en solitario). La de los padres desesperados ante el sufrimiento de su hijo pequeño. Esos ratos en los que uno no puede hacer nada sino rezar, entendido como hablar con su Dios.

El llanto al atardecer.

Pero a la aurora alegría. Hemos pasado la noche. Saldremos de ésta. Y ahí los versos del principio:

Señor, Dios mío, a ti grité y tú me sanaste. Señor, sacaste mi vida del abismo, me hiciste revivir cuando bajaba a la fosa.

 Salmo 30, 3-4

Sin eufemismos. Las cosas como realmente son.

 

Lo cierto es que en la serie Barlett lo empleaba como frase de ánimo: sí, estamos alicaídos por los muertos del atentado, pero por la mañana volverá el júbilo. 

Sea como sea, usted, si en alguna ocasión se encuentra como el autor del salmo, sepa que no está solo. Otros antes que usted pasaron noches como la que usted tiene que pasar. Y ¡ánimo!: por la mañana será el júbilo.




W.A. Mozart - De profundis clamvi K. 93

domingo, 14 de julio de 2019

Gobernar con inteligencia: un ejemplo

Parece ser que estos días está el gobierno autonómico dándole vueltas a incorporar la exigencia de que quien quiera optar a una plaza pública de médico en Cataluña ha de acreditar su nivel de catalán. Hay quien se opone, argumentando derechos y cosas así.

Yo lo veo de otra manera, más sencilla. Me parece una medida muy poco inteligente: impide que los médicos no catalanes puedan entrar en Cataluña a la vez que permite que los médicos catalanes salgan de Cataluña. Así, mientras en el resto del país podrán tener a los mejores médicos que puedan tener, en las provincias catalanas podrían no estar los mejores médicos que podríamos tener.

Dicho de otra manera para que hasta el más tonto lo entienda: ¿qué pasaría si para jugar en el  FC Barcelona tuvieran que acreditar el nivel de catalán? Sin duda, que el Barça estaría en la 2ª profunda.

Pues eso. Vivimos en una comunidad autónoma en la que sus dirigentes, cegados por su talibanismo, no ven ni lo obvio.

domingo, 7 de octubre de 2018

Ambroise Paré o el fin de la barbarie




Antaño, a los combatientes heridos no se les curaba. Se les remataba, para ahorrarles sufrimientos. Lo cierto es que no habrían sabido cómo sanarlos, curar heridas de guerra. Nunca se había hecho. También habría sido un problema evacuarlos del campo de batalla, llevarlos consigo al avanzar el ejército, alimentarlos. Y desde un punto de vista militar quizá no tendría mucho sentido: el herido quedaría, a lo mejor, inválido, por lo que no serviría de ayuda en el futuro. Y eso si la herida era en un miembro; una herida en el abdomen o en el tórax, por ejemplo, tiene mala cura. Por no hablar de las condiciones higiénicas. No, la condena de muerte era casi segura. Lo más humano era rematarlos. Matarlos, en realidad.

Por suerte para todos nosotros, un hombre no pensó así.

Porque Paré era un maestro barbero que nació en Francia hacia 1509. Maestro barbero o cirujano-barbero, da igual: era una categoría de "médico" que se dedicaba al "cuidado" de los soldados heridos en los combates, aunque ya sbemos qué "cuidados" solían ser esos. Y cuya herramienta principal era, cómo no, la navaja.

Pues bien, Paré pensó que lo que había que hacer era intentar curar a todos los heridos. En una época en la que se solía echar aceite hirviendo sobre las llagas para limpiarlas, Paré utilizó un calmante de su propia invención. Una noche tuvo un cierto número de heridos, y con un gruposiguió la técnica habitual del aceite, mientras que con el otro empleó el cataplasma que se se había hecho. El grupo del aceite pasó la noche en agonía mientras que el otro grupo se estaba recuperando. Debido, en realidad, a que su cataplasma contenía aguarrás, que a pesar de todo tiene propiedades antisépticas.

Otra cosa que también se dedicó a hacer era ligar las arterias tras amputar un miembro: mucho mejor que lo que se hacía, que era cauterizar al rojo vivo el corte. Nuestro barbero incluso aprendió a reducir fracturas óseas y otros avances médicos. Como curiosidad, Paré demostró la inutilidad de las piedras bezoar contra los venenos. Un bezoar es un elemento no digerible que entra en el circuito digestivo; por ejemplo, un mechón de pelo. Una piedra bezoar es una piedra semipreciosa parecida a la perla de una ostra: un grano de arena va formando capas de calcio alrededor, como hacen las ostras. Pues bien, en aquella época se pensaba que estas piedras podían curar, o limpiar, no sé, la ingesta de venenos. De hecho, la palabra bezoar viene de una voz persa que significa "contraveneno" o "antidoto". El caso es que Paré no lo creía, y en cierta ocasión en que pillaron a un cocinero robando la cubertería de plata y lo condenaron a la horca, Paré le propuso el experimento: el cocinero tragaría unas piedras bezoar y luego ingeriría el veneno. Si el cocinero sobrevivía, quedaría libre. Siete espantosas horas después, Paré había demostrado que las piedras bezoar no curaban los venenos. Al menos no todos.

Paré murió en París en 1590. Tendría, pues, 80 años: una venerable edad en la actualidad, una considerable entonces (lo que me da qué pensar). Hoy, a Paré se le considera el padre de la cirugía moderna, y es fácil entender por qué.

No sólo los ingenieros y las personas con mentalidad de ingeniero somos responsables del avance de la Humanidad. Esta afirmación es aún más cierta cuando el avance que damos no es técnico sino moral. Paré, el protagonista de esta historia, introdujo varios avances técnicos, sí, pero su gran logro, sin discusión, fue de índole humana. Hasta el punto de que podemos decir, sin rubor, que Paré supuso el fin de la barbarie.




Xavier Rudd - Follow the sun

domingo, 12 de octubre de 2014

¡Ébola!



El año 1346, los mongoles están asediando la ciudad de Caffa, en Crimea. Dentro de la ciudad brota una epidemia de peste. Visto el panorama (y sabiendo cómo las gastan los mongoles), los comerciantes genoveses de ese avanzado puesto del Mar Negro deciden volverse a casa. Izan velas y se largan; siguiente parada, Messina, donde llegan en el otoño de 1347. Luego, Génova y Marsella.

Si usted fuera el capitán del puerto de Messina cuando llega el primero de los barcos y supiera que en las bodegas, en las ratas que se esconden allí, con total probabilidad ya en la tripulación, viaja una enfermedad que en tres años va a matar a uno de cada cuatro europeos, ¿qué haría? ¿Recibiría al barco, o mandaría que lo interceptasen en alta mar, le lanzasen flechas incendarias  y comprobasen que se hundiesen sin que sobreviviera uno solo de los tripulantes y pasajeros?

La peste es una enfermedad antigua; sin embargo, llevaba 800 años sin aparecer por Europa; la población había perdido ya todo el temor y los hábitos de lucha. Pero estos genoveses, sin saberlo y por supuesto sin quererlo, la trajeron de vuelta. En la fase final, en el enfermo aparecían pústulas y bubones de color negro, con lo que pareció apropiadísimo llamar a la plaga "la peste negra". Y como tal la conocemos. Por cierto: la infección la causaban las pulgas. Las pulgas en cuestión solían estar en las ratas domésticas y, como todo el mundo sabe, en el siglo XIV no era raro que ratas y hombres se cruzasen en sus caminos.

La peste negra fue devastadora. En tres años mató al 25% de la población europea; si juntamos la que murió en los primeros rebrotes de años después, los más fuertes, al 40%. Durante doscientos años se convirtió en una epidemia recurrente y aún pasarían otros doscientos hasta que se erradicara de Europa. Pero que matara a 1 de cada 4 es sólo un dato estadístico: en Castilla y Portugal, por ejemplo, apenas tuvo importancia - aunque murió Alfonso XI de Castilla, curiosamente el único rey que murió por la peste-, en Bohemia, Hungría ¡y el Bearn francés! prácticamente no apareció, como si la población fuera inmune. En casi toda Francia e Inglaterra, en cambio, fue devastadora. Y duró 4 años globalmente. En realidad, cuando llegaba a un sitio duraba unos seis meses: los justos para cargarse a casi todos; luego, aparecía en otro lugar.  Así, los primeros países, Italia, Francia y España, la reciben a principios de 1348, Inglaterra a finales de ese año, al siguiente el centro y norte de Europa y en 1350 llega a los países del Báltico. Y en cada sitio la muerte campaba libre durante seis meses.

Se podría escribir, se ha escrito mucho y se ha de escribir mucho aún, sobre la Peste Negra. Sobre cómo ocurrió, sobre cómo la afrontaron los europeos (sí, con esas respuestas que hoy nos dan tanta risa cuando nos las cuentan; pero es que no sabían qué más hacer, y estaban desesperados) y sobre cómo cambió Europa con la peste. De hecho, si va usted a Siena y se interesa por la Catedral, descubrirá que es "la original", del siglo XIII. Poco antes de la Peste Negra se empezó su ampliación, que prometía ser espectacular, pero llegó la peste. Al irse descubrieron que se había llevado con ella al 50% de la población, entre ella a los maestros de obra, a los trabajadores y a las ganas de construirla, demasiados recuerdos. La obra nunca se renaudó.

Ahora, por supuesto, las cosas serían distintas. Sabemos cómo se transmite la peste y tenemos una tecnología inimaginable siquiera para nosotros mismos. Aislaríamos el barco. Sacaríamos a los humanos, uno a uno, y los descontaminaríamos. Nos aseguraríamos de que ninguna pulga saliera con ellos; luego, hundiríamos el barco. Los que iban a bordo serían aislados; los que manifestaran la enfermedad serían cuidados y, si morían, sus cadáveres serían tratados debidamente. 

Sí, ése sería el plan. ¿Cree usted que lo conseguiríamos? ¿O preferiría no jugársela y bombardear ya ese barco, antes de que se acercase más aún?

Es posible que se haya contestado que "apretaría el botón". Pero es que le he dicho que se trata de la Peste Negra, que va a matar a decenas de millones, a la cuarta parte de los europeos. ¿Y si esto último no lo supiera? ¿Y si sólo se le dijera que con el barco viene una enfermedad nueva y mortal de la que aún no se conoce cura, pero que tranquilo, que podremos con ella y que lo tendremos siempre todo controlado?

¿Qué haría usted?

¿No le daría al menos una oportunidad al siglo XXI?





Crosby, Stills, Nash & Young - Find the cost of Freedom (Hartley Brothers cover)

miércoles, 7 de marzo de 2012

Sanidad gratis

En España, según se dice y entiende, la Sanidad Pública es un servicio público y gratuito. 

Lo de público no lo discuto. Lo he visto en todas las salas de espera en cualquier ocasión que he necesitado acudir. Lo de gratuito... eso sí es más discutible.

He leído un informe del Ministerio de Sanidad que dice que el coste de la Sanidad Pública en España es de 60.000 millones de euros (el redondeo es mío). Dividido este coste entre los millones que tenemos acceso a este servicio, tocamos a 1.320 euros por persona y año. Esta vez el redondeo no es mío, lo dice el informe.

1.320 euros por persona y año. Es lo que nos cuesta nuestra Sanidad gratuita. 110 euros al mes.

Nosotros somos cinco en casa. Tocamos a 6.600 euros al año. En diez años nos habrá costado 66.000 euros, once millones de pesetas. En los veinte años que mis hijos me rondarían por casa, 132.000 euros, veintidós millones. Caray con la Sanidad gratuita.

Está claro: con 550 euros al mes para sanidad, podíamos contratar una muy buena póliza sanitaria. De ésas que me incluyan poco menos que un chequeo anual en Houston.

Así que, si en realidad la Sanidad Pública no nos sale gratis a los españoles, ¿porqué no reducirla a una mínima expresión y dar libertad a cada uno a gestionar su sanidad como mejor le plazca? Cuando yo ejercía por libre los ingenieros, arquitectos, abogados y asimilables no teníamos derecho a inscribirnos en la Seguridad Social; no tenían epígrafe para las profesiones liberales, y si uno quería estar con ellos o contrataba la cobertura sanitaria como con cualquier otro seguro privado, o se daba de alta como vendedor de uvas (por ejemplo). Yo me contraté un seguro privado, pero tengo amigos que no: simplemente, ahorraban una cantidad al mes y si necesitaban acudir a un médico pagaban la factura religiosamente. Y así pagaron la ginecología y los partos de todos sus hijos.

De hecho, actualmente yo hago algo parecido a pequeña escala: cada mes me autoingreso en otra libreta una pequeña cantidad, y los gastos médicos que gestiono de manera privada (el dentista, principalmente, o el oftalmólogo) lo pago a tocateja con el dinero que tengo en esa libreta. Nunca me ha faltado dinero ahí, porque mis gastos anuales, aun siendo cinco, no son tan grandes.

¿Por qué el Estado ha de tener un servicio sanitario cuasiuniversal? ¿Es que lo gestionaría mejor que la sociedad de manera privada? Ya hay servicios que el estado ha delegado en entidades privadas: la ITV, por ejemplo; las revisiones de las instalaciones de gas o la misma revisión de la calidad en los proyectos de edificación, sin ir más lejos. Servicios que se supone que debería dar la Administración y de manera "gratuita" (si da permiso para construir un bloque de viviendas será porque ha revisado el proyecto y lo ha encontrado correcto, ¿no?), y que sin embargo Papá Estado ha decidido que mejor a través de la iniciativa privada. La Educación y la Información también son campos donde el Estado no tiene la titularidad absoluta. 

Más aún: imaginemos un joven médico de familia en una población pequeña. ¿Qué le impide abrir una consulta privada? Formalmente, nada. Pero seguro que en esa población hay uno o varios centros de salud pública al que, de manera aparentemente gratuita, la mayoría de los habitantes acuden si necesitan a un médico de familia. ¿Cómo competir contra eso? Está claro que el joven médico no puede. Luego o se larga o se integra en el cuerpo médico del Estado. Y miren, no sé cómo afectará eso a los médicos, pero les aseguro que los ingenieros industriales que se integran en el funcionariado, en poco tiempo dejan de desarrollarse como ingenieros y se desarrollan como funcionarios. ¿Cuánto talento médico no se está desaprovechando por trabajar en la Administración en vez de en centros y consultas privadas?

Me dirán que hay colectivos que no podrían permitirse una sanidad privada. Y tienen razón. Hay pobres y hay enfermos crónicos. Hay enfermos a los que las aseguradoras no aceptarían jamás (lo sabemos todos) y que necesitan un gasto médico inasumible por ellos. Vale, ningún problema. También hay motoristas a los que ninguna compañía les asegura la moto y han de acudir al Consorcio de Seguros. Y no digo que la Sanidad Pública desaparezca, sólo que se reduzca a su mínima expresión. Para atender a los que las aseguradoras no aceptasen, desde luego. Y también a los que no puedan pagarlas. Aunque respecto a esto último...

En ocasiones he tenido que llevar a mi hijo al Hospital de San Juan de Dios. Es un hospital infantil, con una sala de espera habitualmente a reventar. Donde casi se podría decir que hay de todo. Ricos no, o al menos yo nunca los he visto, pero sí gente de posición desahogada, gente de posición achuchada e inmigrantes. Lo que también he notado es que la proporción de gente en la sala de espera no se corresponde con la de la sociedad. El porcentaje de gente de posición desahogada es en la sala de espera mucho menor de la real en la calle, y sin embargo hay muchísimos inmigrantes (¡con decir que el folleto explicativo está en catalán y en árabe!). Cuesta creer que la mitad de la población española sea inmigrante, pero en los hospitales es lo que parece. Así que a) los inmigrantes son hipersensibles a los catarros y las gastroenteritis, b) los inmigrantes tienen un umbral de resistencia ínfimo y necesitan atención médica constante, o c) los inmigrantes tienen mucho morro. Como que me da a mí que en sus países de origen esta gente aguanta de todo sin cobertura hospitalaria, casi que me inclino más por la opción c). Yo creo que hay mucha gente que abusa de la Sanidad Pública.

Así que de mis 1.320 euros anuales por persona me parecería bien pagar 120 euros al Estado para colaborar al sostenimiento de la Sanidad Pública para los demás (estoy hablando de 600 euros al año en mi caso). Con ese dinero se debería atender a esas personas que ninguna mutua admitiría y realmente lo necesitan, y a los que no tienen recursos. Y como 5.500 millones no dan para mucho, a los que no tienen recursos no se les podría pagar todo. Lo más importante, sí, pero sólo para lo que llegara. A lo que no llegara, se siente. Las muelas se extraen pero no se pagan ortodoncias; si además de pobre eres feo y con los dientes salidos, te aguantas. Y la gripe te la pasas en tu casa.

Pero en fin, estoy hablando por hablar. Aquí, en España, nunca ocurrirá. Pero que conste que en realidad nuestra Sanidad Pública no es gratuita. 

martes, 20 de diciembre de 2011

Las computadoras y los ingenieros


Prólogo: Antes de iniciar este blog tenía escritas algunas entradas; una de ellas era ésta, y la verdad, no me había dado cuenta que todavía no la había publicado. Así que yo mostraba mi tirria hacia las computadoras, pero no había explicado realmente mi posición. Para subsanar ese error, héla aquí.

Hoy en día, si fuera a mi médico de asistencia primaria y me quejara de un dolor intenso y localizado en el empeine izquierdo, es posible que, para descartar una diabetes y otras causas, me mandara hacer un análisis de sangre y unas radiografías. Lo que es seguro es que terminaría desviándome al traumatólogo. Con un poco de suerte, el traumatólogo sería un tipo socarrón que en su juventud era médico de una plaza de toros, y que tras mirar la radiografía en su pantalla de mirar radiografías, y de leer los resultados de los análisis,… me diría que me apretara un poco menos el cordón del zapato. 

Y yo estaría muy contento, porque fue lo que me dijo hace veinte años y desde entonces no me duele el empeine izquierdo. 

Lo cierto es que actualmente también se hacen escáneres, TACs, ecografías y qué sé yo cuantas cosas, y que se recetan alegremente, “para asegurar el diagnóstico”, “para descartar otras opciones”,… hay mil razones, y muchas de ellas son totalmente válidas. No hay que rechazar lo que la Técnica ofrece a la Medicina.

Por ejemplo, el otro día, mi mujer fue al médico por un dolor incesante en el hombro derecho. Le dijo los síntomas que tenía, el médico de familia la escuchó, le pidió que se pusiera de pie y la tocó en un punto determinado. Casi se dobla del dolor. Así que el facultativo sonrió, le dijo lo que le pasaba y le prescribió una radiografía de la zona y una ecografía. En un centro le hicieron la ecografía; previamente, allí la escucharon, le pidieron que se pusiera de pie y la tocaron en ese mismo punto, con el mismo resultado. Antes de hacerle la ecografía le dijeron lo que tenía, y después de la ecografía, también. Pero, por si acaso, y para descartar cualquier extraña posibilidad, debía hacerse la radiografía.

Me creo que gracias a los modernos métodos de diagnóstico se hacen mejores diagnósticos. Pero albergo mis dudas sobre si estos modernos métodos consiguen mejores médicos. El médico que años ha no tenía a su disposición tales herramientas tenía que aguzar su intuición, su capacidad, su conocimiento, o lo que fuera; tendría que estar esforzándose en interpretar síntomas, y también en descubrir síntomas que no le relataban: miraría las uñas, los ojos o quizá un tono macilento en las muñecas o una postura diferente al sentarse, no tengo ni idea, pero su éxito como médico se basaría en su capacidad de diagnóstico y ésta sería puesta a prueba constantemente. Seguramente al final tendría una capacidad de éxito sobresaliente, y sin ayuda de máquinas.

Pero ¿un médico joven ahora? Lo dudo. Con los años desarrollará una enorme capacidad de interpretar resultados de ensayos, pero perderá el instinto de saber primáriamente qué buscar y qué ensayos recetar.

Por último, los ingenieros conseguiremos construir máquinas que diagnostiquen por sí solas y robot que operen por sí solos. Al tiempo. Y entonces ¿qué calidad tendrán nuestros médicos?

Con los ingenieros ocurre algo parecido. El calculista, en un proyecto, tiene que establecer una estructura y comprobar que es idónea; si no aguanta, ha de idear una estructura más fuerte, y si va muy sobrada ha de idear una estructura más ligera. Y así hasta que acierte.

Esta iteración, con ordenadores, se hace en un plis plas (más o menos). Se modeliza, se asignan secciones, el programa calcula, el programa comprueba  y el programa da los ratios de uso. Incluso se le puede pedir que optimice  la estructura. Si se quiere hacer a mano, se reasignan secciones y el programa vuelve a calcular.

Antes no había ordenadores; el calculista tenía que hacerlo todo a mano, y por ello rápidamente se espabilaba en intuir la estructura más idonea a la primera. Con lo que desarrollaba el instinto y el conocimiento de cómo funcionan las estructuras.

¿Pero ahora? En teoría, el tiempo libre que se gana calculando por ordenador podría emplearse en crear otros modelos estructurales, comparar resultados y aprender. Pero seamos serios. Esto no se hace; el tiempo libre se emplea en cumplimentar la burocracia, y otras zarandajas.

Entonces ¿cuál es el futuro? ¿Tendremos mejores ingenieros cada vez o no? Lo que es seguro es que tendremos mejores programas de cálculo de estructuras y mejores operadores de programas de cálculo de estructuras. Pero mejores ingenieros…

No estoy en contra de los ordenadores, como no lo estoy en contra de las calculadoras. Pero ya no sabemos hacer raíces cuadradas y me juego el cuello a que los menores de cuarenta ya no saben dividir por tres cifras.

Así que, desde aquí, hago un llamamiento a los ingenieros a que intenten calcular lo más posible sin ordenadores- Porque si no, es mi opinión, si el calculista abandona la práctica de calcular a mano, sea predimensionando antes de meter el modelo en el ordenador o haciendo cálculos de comprobación, acabará por perder esa habilidad. Y a continuación su capacidad de analizar problemas, su capacidad de definir todo lo que influye, su capacidad de saber a ojo si algo está bien o mal... en definitiva, todo lo que define al ingeniero calculista. 

Ya lo verán, el arte de calcular estructuras y el puro conocimiento de las mismas se va a perder en unos años. Y si no, al tiempo.

Epílogo: el otro día, en la cena de la asociación, un colega me dijo que si calculas a mano puedes equivocarte y cometer un error. Pero para cagarla del todo, bien cagada y por todo lo grande... necesitas un ordenador.