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miércoles, 21 de febrero de 2024

Paro juvenil

https://www.youtube.com/watch?v=Qy01R9CEFFs 

 

 

El paro juvenil en España supera el 28%. La tasa de paro de los mayores de 25 años creo que ronda el 10,5%. ¿Por qué esta diferencia?

A vuela pluma, se me ocurren 4 posibles razones.

La primera es que las empresas pidan más experiencia de la que tienen la mayoría de los jóvenes. Es una posible razón, aunque suena idiota porque los jóvenes siempre han sido jóvenes y siempre han carecido de experiencia. O no: si antes un chaval empezaba a trabajar con 14 o con 16 años y ahora empieza con 18 o con 20, pues es normal que cuando antes a los 18 ya tenía cierta experiencia ahora las empresas echen de menos esa experiencia.

La segunda es que lo que pidan las empresas sea más formación de la que tienen. Cabe preguntarse entonces si la formación que actualmente se brinda es adecuada y suficiente. A pesar de lo que dicen los resultados, año tras año, de las pruebas de acceso a la Universidad. Por ejemplo, cabe preguntarse si la formación que reciben los, pongamos, estudiantes de ingeniería, es suficiente para trabajar de ingenieros. Y cabe preguntarse también si la formación que un joven elige para sí es la adecuada. Porque puede que sobren geógrafos y falten electricistas.

La tercera es el salario. No digo que sea una razón, sólo que es posible. Si el salario mínimo es muy alto, las personas menos cualificadas, menos formadas y con menos experiencia tienen difícil justificar con su trabajo un salario muy alto. Si el trabajador no se gana lo que cobra, el empresario no lo contratará, es así. Por otro lado, es posible que un joven de 18 años no tenga las mismas necesidades económicas que un adulto de 35 y lo que es un mínimo admisible para él no lo sea para el joven: el joven estaría dispuesto a trabajar por menos dinero... pero la ley no le deja. Y es que queda muy bien vender a los jóvenes que cuando trabajen cobrarán al menos 1.200 euros y callarse que con esa exigencia nadie los contratará pero que si cobraran 800 tendrían ofertas a patadas.

Y la cuarta... ¿es posible que la razón sean los mismos jóvenes? ¿Es posible que gran parte de los jóvenes carezcan de los valores adecuados, pongamos sentido de la realidad, responsabilidad, capacidad de sufrimiento, esfuerzo, autoexigencia, valentía, humildad o qué se yo? ¿Cabe la posibilidad de que muchos jóvenes no tengan la actitud adecuada?

También es posible que una de las razones sea que los causantes (de las razones) se nieguen a la autocrítica y a reconocer que algo pueden hacer para cambiar la situación. Por ejemplo, intentando prestigiar profesiones desprestigiadas o al menos explicar a los chavales qué son esas profesiones, para qué sirven, por qué son necesarias, si ya cuesta que un adolescente sepa qué trabajo hace un ingeniero no pretendamos que quiera ser encofrador, matricero o fresador. No sé, se me ocurre. 

 

 

 Alabama - I'm in a hurry (and don't know why)

miércoles, 13 de diciembre de 2023

Las mujeres y el ajedrez

 https://www.youtube.com/watch?v=GVdt3x9jdOk

 

 

Es un hecho que las mujeres no son tan buenas al ajedrez como los hombres. Que una mujer gane a un hombre al ajedrez es tan comprensible como que una mujer gane a un hombre al tenis, hay muchísimas mujeres que juegan muchísimo mejor que la inmensa mayoría de los hombres. Pero cuando nos metemos en en los niveles altos, donde los que están compiten, los mejores son varones. Todos los mejores. La mejor jugadora de la historia ha sido Judit Polgar, húngara. Oí hablar de ella cuando tenía (ella) 14 años, a los 15 consiguió el título de Gran Maestra Internacional y es la única que ha conseguido figurar en algún momento en la lista de los 10 mejores ajedrecistas del momento: ha llegado a ser la número 8. Y no hay discusión en que ha sido la mejor jugadora de la historia. 

Pero el ajedrez no es el tenis. Es un juego mental. Un jugador paralítico puede ser el mejor del mundo, no hay problema. Aquí el físico no importa, o al menos se supone que no. Tampoco hay nada en las reglas que penalice a la mujer y favorezca al varón. ¿Entonces? ¿Por qué los varones son mejores que las mujeres al ajedrez?

No se sabe. Al menos, yo no lo sé. Pero el tema no es nuevo, lleva décadas estudiándose: recuerdo haber leído un libro de los años 50 sobre el particular. Teorías hay muchas, explicaciones que uno puede querer creérselas: por ejemplo, que la tensión física que supone una partida la resiste mejor un varón que una mujer. Puede que algo haya, porque los más grandes jugadores de la historia murieron "jóvenes" (en torno a los 54 años) y por causas o con complicaciones cerebrales. Pero ¿en serio estamos diciendo que las mujeres no soportan físicamente los nervios de una partida tan bien como los hombres? Sí, claro, es posible,... pero. 

Y sin embargo, es un hecho. Una realidad indiscutible. Alguna explicación ha de tener.

El libro que he mencionado que leí (Reuben Fine, La psicología del jugador de ajedrez) era, digamos, freudiano. Era un libro de psicología, de hecho explicaba la muerte de esos grandes campeones por los efectos acumulados de la gran tensión de los campeonatos, pero lo que buscaba era saber si había algún tipo de motivación psicológica inherente al ajedrez que hiciera que esos campeones se implicaran tanto en el juego. Y su conclusión es que tenía que haberla (y, por descontado, era una motivación "freudiana"). Es decir, que el ajedrez permite como ningún otro juego una liberación de una tensión freudiana, y como esa tensión freudiana se da principalmente en los varones es normal que los varones ganen a las mujeres en este juego.

Yo... No me convence, no. Pero tampoco sé dar una explicación más convincente. ¿Es el ajedrez un juego sólo para hombres? Supongo que a la postre sí. Que las motivaciones para querer jugar y ganar, aunque no freudianas como las que apuntaba Fine, sí son más fuertes en los hombres. La competitividad, el afán de prevalecer, de machacar al rival, de dominar. El destruir el ejército del otro, la búsqueda constante de la victoria: el objeto de todos los movimientos desde el principio es ganar la partida, a diferencia de, por ejemplo, el dominó, los juegos de cartas o casi todos los juegos de mesa, en el que pasar un buen rato es a menudo más importante. Sí, algo de eso tiene que haber. 

El caso es que las mujeres no son tan buenas al ajedrez como los varones. Y la única explicación que se me ocurre es lo que he apuntado en el párrafo anterior y que se resumiría en que no se esfuerzan lo suficiente

No tengo ni idea de porqué, pero es un hecho. 

 

 

Billy Joel - As so it goes (versión de The King's singers) 

lunes, 11 de diciembre de 2023

Espiral de silencio

 https://www.youtube.com/watch?v=rXqWCeB8Vto

 

El concepto de espiral de silencio se refiere a cuando callamos nuestras opiniones sobre un tema porque pensamos que nuestra opinión es minoritaria: tememos la presión social.

Eso no significa que nuestra opinión sea minoritaria ¡eh!, sino que la percibimos como tal.

A veces, a menudo, callamos porque nos da igual en realidad una cosa o la contraria: por ejemplo, si ir a cenar al restaurante A o al garito B con la pandilla de amigos. Otras veces callamos porque somos de natural apocados:

—Pero ¿por qué no dijiste nada?

Todos conocemos a personas así. Pero la espiral de silencio es otra cosa. Es un silencio sobre un tema que conlleva un componente moral. Por ejemplo, en Cataluña, la inmersión lingüística. El hablar en catalán. El votar al PP o a Vox. Temas en los que mucha gente calla su opinión, sólo aquellos que están a favor de la inmersión y que se hable en catalán y ven mal que se vote al PP o a Vox exponen su opinión.

Lo curioso es que la opinión de los que callan puede no ser minoritaria; pero como se callan, los que piensan igual no perciben apoyo y también callan. 

Una posible razón es que nadie quiere ser aislado socialmente; al contrario, todos queremos ser aceptados en un grupo. Y tendemos a pensar que la opinión nuestra no va a ser aceptada socialmente, va a ser vista como inadecuada. Ocurre además que la opinión "mayoritaria", la hecha pública, suele ser la del Poder, la de los que mandan. Estos expresan sus opiniones sin ningún miedo, faltaría más. ¿Vamos a querer identificarnos como poseedores de conductas e ideas inaceptables a los ojos de los poderosos? Por lo general, la mayoría de las personas no. Y callamos. Y callando unos, callamos los demás. Es lo que sucedió (y todavía sucede en muchos sitios) con el querer colgar una bandera de España en el balcón para proclamar que no, que no todos los catalanes quieren la separación de Cataluña.

Recuerdo ahora un relato que leí hace unos años, creo que se publicó en el New York Times a finales de los años 40 pero nunca en formato libro. El relato versaba sobre una costumbre inveterada en una hipotética región de Nueva Inglaterra: cada año, para propiciar buenas cosechas, en cada pueblo lapidaban a uno de los vecinos. Y, claro, oponerse a esa costumbre era no querer que hubiera buenas cosechas: todo el mundo callaba, rezaba para que nadie de su familia fuera "el elegido" y, llegado el momento, tiraba las piedras como el que más.

¿Qué ocurre a veces? Que es el Poder el que impone la espiral de silencio. El que presiona para descartar las opiniones críticas, que vocea su postura de manera machacona y al mismo tiempo silencia la de los contrarios. Tachándolas de inaceptables cuando se producen, y de indeseable a la persona que la tiene.

Y así cambian las sociedades. Cuando, con el tiempo, la espiral de silencio hace que una opinión minoritaria la percibamos como "mayoritaria", y cuando luego ésta se convierte en la norma, en el principio que todos aceptamos. A veces es para bien - ya poca gente pide sacrificios humanos a los dioses-, pero a veces... bueno, yo tengo mis propias ideas al respecto y creo que hay cambios que no son a mejor.

Piense, por ejemplo, en el castigo a los niños. Cuál es su postura, cuál cree que es la postura públicamente correcta, la que era antes, si el cambio ha traído beneficios o perjuicios.

Lo peor es que las espirales de silencio son inconscientes. No nos damos cuenta de cuándo hemos caído en una, y no sabiéndolo no nos esforzamos por romperla. 

 

 

Dion - The wanderer 

domingo, 12 de noviembre de 2023

Dos pensamientos para después de la tormenta

https://www.youtube.com/watch?v=o8pQLtHTPaI 

" Lo que transforma la conversación pública en una simulación es el hecho de que sólo puede desarrollarse bajo la apariencia de un intercambio honesto de razones; nadie sale a decir que la amnistía es buena porque permite que Sánchez gobierne".

 

 

Cuando todo haya pasado, que pasará, cuando el Faro Guía ya no nos ilumine ni nos guíe, tendremos que reflexionar. Tendremos que reflexionar todos, y como país. Sobre 2 cuestiones.

La primera de las cuestiones es más o menos técnica: ¿cómo ha sido posible? Tenemos un sistema de funcionamiento que ha permitido que un arribista sin escrúpulos haya pervertido todas nuestras instituciones y logrado lo que se suponía que no se podía permitir que se lograse, y todo ello dentro de la más estricta legalidad. Recalco lo de estricta, porque Sánchez, hay que decirlo, no ha traspasado ninguna ley. O sí lo ha hecho, pero no ha habido consecuencias porque se ha aplicado la legalidad para que no las hubiera (estoy pensando, por ejemplo, en los confinamientos durante el covid,que a posteriori los tribunales fallaron que fueron inconstitucionales: las consecuencias de haber adoptado medidas inconstitucionales debían haber partido del Faro, pero si éste carece de escrúpulos las leyes no le obligan a adoptarlas). El Faro Guía ha retorcido lo indecible el texto de las leyes gracias a otorgar a esos textos un sentido que está muy lejos de lo entendería cualquier particular (y más aún de la intención original del legislador), y ha colocado a actores sin pestañear de lo que él diga en los puestos que están pensados para las personas más escrupulosas posibles, vale decir los tribunales, el gobierno, los mandos de los legisladores, las cúpulas de las empresas públicas, etc. Todos los puestos en los que confiamos que sean personas íntegras, honradas a más no poder y que valoran su honor sobre todas las cosas, que buscan el bien común desdeñando el beneficio propio o de sus allegados,... Todos esos puestos ha conseguido que estén ocupados por personas que afirman su exquisita observancia de las leyes y que sin embargo son tan inmorales como el Faro.

Hay, por lo tanto, un fallo en nuestro sistema, que es el que ha permitido esto. Hay que descubrir ese fallo y remediarlo: no puede volver a pasar.

Imaginemos, por ejemplo, qué ocurriría si todos los decretos-ley, que se crearon como elementos excepcionales para casos de extraordinaria y urgente necesidad, tuvieran que pasar el filtro de un (irreprochable, imparcial) tribunal que examinara no el decreto en sí sino si la necesidad es extraordinaria y urgente y, si falla que no, el gobierno que lo decretó pagara con, pongamos la cárcel o la destitución. Seguro que los decretos-ley se reducirían a actos realmente extraordinarios.

La segunda cuestión no es técnica, es personal de cada uno de nosotros. ¿Por qué el PSOE no puede pactar con el PP? ¿O con Vox, llegado el caso? Si en cualquier legislatura en la que ni PSOE ni PP hubieran obtenido mayoría absoluta hubiesen decidido negociar y pactar entre ellos, ni de chiste estaríamos como nos encontramos ahora. Si en las cuestiones que nos importan los gobernantes hubieran buscado aquellas soluciones que nos parecieran correctas a la amplia mayoría de la población...

Gran parte del problema, carácter del Faro Guía aparte, es que una parte muy significativa de la población considera que cualquier cosa es preferible antes que pactar con la derecha. Esta consideración permite al Faro Guía hacer cualquier cosa que quiera, aduciendo que otra cosa sería "pactar con la derecha". Esta imposibilidad no es universal, no se produce en lo micro sino en lo macro: en entornos pequeños, ayuntamientos de pueblos por ejemplo, no hay problema en que pacte el izquierdista con el derechista y el republicano con el monárquico. A medida que el entorno crece, los pactos son más difíciles pero la convivencia sigue siendo posible, ambas partes se reconocen como rivales pero trabajan juntos. Pero en el entorno nacional, la izquierda se niega a siquiera dar los buenos días a una persona de la derecha. En algunos Parlamentos se les niega el turno de palabra, o se abandona la sala cuando ellos hablan, se vota en contra de todas sus propuestas sean-las-que-sean, etc. Por no decir que cualquier asunto se convierte en lo más inadmisible y lo peor que puede ocurrir si se consigue relacionarlo con la derecha. Esto lo empezó Figatélix cuando fue mandamás, pero con los años y la selección de cuadros promovida por éste y con más encono por Pedro Sánchez ha ido propagándose hacia la base de los escalafones: cualquier cargo actual del PSOE es un ferviente seguidor de esta doctrina y hoy, ya digo, una parte muy significativa de la población considera que cualquier cosa es preferible antes que pactar con la derecha en lo referente a cualquier asunto. Esto impide cualquier tipo de conversación, ya que en seguida se traduce en un "pues tú..." que la arruina.

Veamos un ejemplo ilustrativo. Hace poco, alguien escribió en una red social:

«... (la amnistía) desautoriza a los jueces que condenaron a los responsables del procés, desacredita la actuación policial para pacificar las calles y deslegitima la intervención del Rey en defensa de la unidad de España y del orden constitucional».

Óscar Puente, exalcalde de Valladolid y uno de los portavoces parlamentarios del PSOE, no un cualquiera, le respondió:

«La amnistía es el problema de quienes no tienen problemas. Este es un claro ejemplo. A este sr. la subida del salario mínimo le importa un bledo, las pensiones menos. La amnistía es el problema de los privilegiados».  

En otras palabras, lo que dice el del PSOE es: ciudadano, preocúpese usted sólo de sus propios garbanzos y no se meta usted en nuestros asuntos. Le está diciendo que se calle, que no opine. Que no puede opinar en la conversación. ¿Saben porqué? Porque ese ciudadano no es de los suyos, o si lo es resulta que no está de acuerdo con él. Para el socialista, o se opina como él o directamente no se ha de opinar. Y más aún: como no está de acuerdo con él, sin duda es un facha, pero para que quede más claro le llama "privilegiado". Para denigrarlo. Por pensar diferente. Y ni siquiera critica el contenido del mensaje, Puente no entra en si la amnistía supone una desautorización o no. Sabe que es cierto, pero si puede meterse con el opinador, ¿qué más da que éste tenga razón? Que tenga razón no importa, lo que importa es de mi bando (y mi bando son los que estás de acuerdo conmigo) o no. Hay que ver en qué pocas palabras tenemos un retrato tan preciso de cómo actúan los líderes socialistas. 

Como digo, esto antes no era así, pero se está extendiendo. Cuando llegue a las bases, ¿qué pasará? Cuando media España insulte a la otra media, se niegue a discutir con ella y le niegue siquiera el derecho a opinar diferente.

Cunado todo esto pase, que pasará, quiero creer que todavía seguiremos aquí. Que el país seguirá y podrá rehacerse del destrozo que haya provocado nuestro Faro Guía en obtención de su beneficio personal. Pues bien, cuando llegue ese momento el país deberá reflexionar y encontrar solución a estas dos cuestiones. Hay que saber que en España los arribistas sin escrúpulos existen y montar, por lo tanto, un sistema funcional a prueba de ellos, no fiado en la bondad de las personas; pero también, y más importante, hay que conseguir que media España no tenga ese odio irracional, africano, a la otra media España. Tenemos que aceptarnos unos a otros y admitir que los demás puedan pensar diferente a nosotros. Y los dirigentes políticos deberían hacer como los de los clubes de fútbol (al menos cuando yo aún me interesaba por el asunto): cuando había partido, la directiva del equipo local invitaba a comer a la del equipo foráneo, y no me refiero a darles dinero para que se fueran a comer, sino comer juntas ambas directivas. Mostrando a los aficionados que ser equipos rivales no es óbice para confraternizar y ser amigos. Esto último sólo lo conseguiremos si las personas que nos gobiernan no son unos inmorales como los que nos están dirigiendo ahora.

Hemos de recuperar el principio de que el fin no justifica los medios. De lo contrario, cualquier medio está justificado. Cualquier medio para que gobierne yo y no gobiernes tú. Y ya se pueden ir imaginando de qué medios estamos hablando.




Brandi Carlile - The story

 

lunes, 9 de octubre de 2023

Lo que lo de Alfonso revela

https://www.youtube.com/watch?v=Cb0dTdTeHMU 

 

 

Hasta el otro día y desde hace 25 años, el estadio de fútbol de Getafe llevaba el nombre de Alfonso Pérez, celebrando al más famoso futbolista que ha dado la localidad. Ya no. ¿Qué pasó? Que en una entrevista al diario El Mundo (un diario de derechas, detalle importante), Alfonso dijo (en resumen) que era normal que las futbolistas cobren menos que los futbolistas, ya que ellas generan menos atención, interés público e ingresos. El ayuntamiento de Getafe está regido por el PSOE (detalle también importante), y dos días después de la publicación se decidió retirarle el nombre del estadio, arguyendo que en esa entrevista no había «ensalzado cualidades del deporte como la superación, el esfuerzo o la igualdad». Y que «minimizó los logros sociales obtenidos por las actuales campeonas del mundo dentro y fuera de los terrenos de juego». Los logros sociales de las campeonas del mundo “dentro de los terrenos de juego” son perfectamente descriptibles; los de fuera, también. Pero no se trata de eso, se trata de que Alfonso fue castigado por decir lo que pensaba. Y de manera fulminante, sumaria, sin derecho a la defensa, sin derecho a la presunción de inocencia.

Las cancelaciones woke son así. Hay que andar con mucho ojo, cuidar mucho lo que se dice, quién puede escucharlo o leerlo, qué puede llegar a entender. No solo las personas públicas, también los particulares en nuestra vida particular. Nadie, salvo que el círculo sea muy íntimo, está a salvo.

Pero no se trata de lo de Alfonso Pérez. Ya me pareció una patochada que le dieran el nombre de un estadio, que no era tan bueno, y lo ha disfrutado 25 años, ahí le queda eso. De lo que se trata es de la lección que enseña:

NO HABLES. NO DIGAS LO QUE PIENSAS.

Si los poderes públicos castigan a las personas si dicen lo que piensan y es algo que no gusta a los poderes públicos, entonces no hay democracia.

La democracia es conversación pública. Gente hablando entre sí. Si en la conversación pública no se puede decir lo que se piensa por temor a las consecuencias, entonces no hay conversación. Y si no hay conversación, no hay democracia.

Es tan sencillo como eso.

 

 

The Beatles - Polythene pam

sábado, 19 de agosto de 2023

El pegamento

https://www.youtube.com/watch?v=waJCMjR-Akw 

 

 

Cuando yo era niño, los cromos de las colecciones no eran autoadhesivos ni se guardaban en hojas transparentes, sino que había que pegarlos en los álbumes con pegamento.

Pegamento había de dos tipos 2: el popular pegamento Imedio, con sus características bandas azules, y la cola de carpintero. Cola de carpintero había en todas las casas, creo, porque se usaba para las reparaciones domésticas, pero por eso mismo no era un juguete, no era algo que se destinara a los niños. A diferencia del Imedio, que diría que no tenía otro mercado.

El problema adicional (desde el punto de vista del niño) con la cola de carpintero es que una gota pequeña bastaba, mientras que el Imedio había que extenderlo por la superficie interior del cromo, y si uno aplicaba la técnica del Imedio a la cola, ésta empapaba la hoja del álbum y quedaba un llamativo reblandecimiento de la hoja que pregonaba a los cuatro vientos la falta de pericia del muchacho. 

El problema con el Imedio era otro: que se gastaba. Eso suponía tener que ir a comprarlo (porque siempre había que tener Imedio), y eso suponía pasar el trance de acudir a la madre y explicar que se había acabado el pegamento y que se necesitaba un bote nuevo, conseguir el dinero... A menudo, uno intentaba hacerse el loco y que fuera otro hermano el que descubriera el tema, como la cafetera de café de la oficina en los estereotipos de las series americanas.

Años después aparecieron los cromos autoadhesivos, que ya no necesitan ningún pegamento. Al principio eran cromos caros, especiales (de hecho, creo recordar que aparecieron así: como cromos especiales dentro de las colecciones de cromos "de pegamento", que iban en las páginas centrales de los álbumes), pero luego simplemente se convirtieron en el estándar: decir adiós al pegamento bien valía el precio extra.

Y también apareció la barra de pegamento sólido. Mucho mejor que la resina líquida del Imedio, dónde va usted a comparar. Más fácil de aplicar, no había que romper el tubo para extraer la última gota (que nos ahorraría el trance antedicho), no goteaba (lo que implicaba que no se quedaban los dedos pegados ni caía pegamento fuera del sitio del cromo o del trabajo manual que estuviera el niño haciendo, un error terrible)... En fin, mucho mejor. Hasta el punto de que no sé si aún se vende pegamento Imedio, ya no se concibe otro elemento que la barra de pegamento sólido. Que hasta tiene su propio anglicismo: stick. Como los palos de hockey.

Sí, con los avances técnicos todo son ventajas. Aunque...

He observado, o tengo para mí, que las generaciones criadas con el pegamento sólido son menos mañosas que las que tuvieron que fajarse en su infancia con el pegamento líquido (sobre todo con las que sólo tuvieron la cola de carpintero). Tener que lidiar siendo niño con componentes líquidos, el proceso de aprendizaje de echar a perder muchos álbumes, cromos y muchas otras cosas con los errores cometidos con el pegamento líquido, todo eso convirtió a esos niños en mucho más diestros. Digamos que la dificultad de la aplicación tenía un componente educativo, al eliminar esa dificultad desapareció ese componente educativo. Y los niños dejaron de aprender esa destreza.

Y no sólo son generaciones menos mañosas, sino que también son generaciones que tienden a no resolver los pequeños problemas manuales por sí mismos. Si las cosas no son autoadhesivas, con marcas claras de qué hay que hacer y dónde han de ir las cosas, la mínima complejidad nos echa para atrás. Montar un mueble de Ikea nos parece casi una hazaña. Hace décadas era muy normal que los niños se construyeran sus propios juguetes y desde niños aprendían a montar maquetas complicadas o a pintar  los muñequitos de plástico (que se vendían monocolores, para que el niño los terminara). Eran frecuentes los juguetes que requerían trabajos manuales por parte del niño, estoy pensando en este momento en los recortables de papel pero había muchísimos artículos que exigían la participación final del usuario. Hoy, lo más difícil que se encuentran es el juguetito del huevo Kinder, y estoy seguro de que la gran mayoría de los niños pide a sus padres que se lo monten (¡y se lo montan, no vaya a sufrir la criatura!). Y lo que antes eran juguetes que debía terminar el niño hoy se consideran entretenimientos de personas mayores, no juguetes.

El pegamento es un ejemplo perfecto de cómo en nuestro afán por poner las cosas más fáciles a los niños les hemos escamoteado parte de su educación. Pero hay muchos más ejemplos de cómo el afán de los padres en facilitar las cosas a los hijos perjudica a largo plazo a los hijos.

 

 

Rey Lui - Sudor y resina 

viernes, 30 de junio de 2023

Cambios en Educación

En numerosos artículos he defendido la tesis de que tiene que ser la sociedad, y los padres como su punta de lanza, quien exija y consiga los cambios en nuestro sistema educativo; sin esa exigencia la cosa no cambiará.

¡Iluso de mí! ¿Pues no tengo delante de mis narices y desde hace suficientes años un ejemplo perfecto de que el clamor de los padres no sirve de nada?

Estoy hablando, huelga decirlo, de la petición de incontables padres en las provincias catalanas para que se cumplan la ley y las sentencias de los tribunales (todas ellas, en la misma dirección) y a sus hijos les den clases en español. A estas alturas, incontables padres. En contra, el gobierno autonómico, la Administración catalana de Educación, el colectivo de maestros, profesores y directores de centros escolares, los padres independentistas y todo el mundo indepe que como un solo hombre, tengan niños o no, vayan sus hijos si los tuvieran a las clases afectadas o no, protesta y genera un ruido insoportable: como todo el mundo sabe, si un niño en una escuela en Balaguer recibe el 25% de sus clases en español Cataluña como la conocemos estará condenada a la extinción y el catalán desaparecerá de la faz de la tierra sin dejar ni un triste recuerdo.

Hasta el punto de que ¡ay del que se atreva a insinuarlo! La exclusión, la muerte civil y el acoso hasta conseguir que se largue de aquí es lo único que puede esperar, así que ya sabe: mejor ni intentarlo.

Vemos, pues, cómo se comporta el entorno: fácil es imaginar el futuro que tendría un padre que exigiera que a sus hijos (y a los compañeros de clase) se les enseñara de verdad y que demandara al colegio y a la Administración por lo hacerlo.

martes, 27 de junio de 2023

Números romanos

https://www.youtube.com/watch?v=x38SI_1nA0s 

 

 

He leído hace unos días que en Suecia han decidido dar marcha atrás en eso de la digitalización de la enseñanza. Que no, que en las escuelas los niños han de leer libros de papel y escribir a mano. Ni tabletas, ni ordenadores ni gaitas. Vuelven los libros de texto y, por supuesto, el memorizar los contenidos. La marcha atrás parece que se ha decidido porque se han dado cuenta de que los jóvenes están teniendo una menor capacidad de comprensión. Que no saben leer y que su capacidad de comprender lo leído está por los suelos, que no consiguen memorizar y que no consiguen mantener la atención. Y se ha perdido la escritura a mano, lo que puede parecer baladí pero resulta que es clave para todos los demás conocimientos (y muchos más).

Es el momento en que alguien recuerda que en Silicon Valley los de las grandes tecnológicas digitales están llevando a sus hijos a escuelas "analógicas", en las que lo digital no entra en absoluto. No quieren tabletas, internet, pantallas y buscadores para sus hijos. Vaya. ¿Y hasta ahora nadie se preguntaba el porqué?

Pues resulta que los suecos sí. Y han llegado a las mismas conclusiones. Tanta herramienta capaz de pensar por nosotros, de realizar múltiples tareas mucho mejor y todo eso, en la práctica se convierte en una debacle mental, una trituración de cerebros. En los niños y los adolescentes, una hecatombe en la que ellos son los bueyes y los dioses lo digital, internet y los cachivaches con pantallas.

Salvo en España, claro. Aquí no nos ha pasado eso que dicen que pasa: nuestros alumnos han obtenido las mejores notas históricas tras el bachillerato, con sobresalientes en porcentajes inauditos; el porcentaje de aprobados en las pruebas de acceso a la selectividad supera el 98% en algunas provincias y las notas en esas pruebas superan de media más del 10, y no me cabe duda que en los próximos años, con la introducción de ChatGPT, el 95% obtendrá matrícula de honor, cracks que somos. Además, tenemos una tasa de universitarios entre nuestros jóvenes de las mejores, si no la mejor, de Europa... Es evidente: o aquí aún no ha llegado la digitalización a las escuelas, o la estamos sabiendo integrar correctamente, o eso que cuentan son patrañas.

Lo que me cuesta entender es el porqué de eliminar, en España, los números romanos del temario de Primaria. Vox tampoco lo entendió, y el año pasado registró una pregunta al Gobierno de Sánchez en este sentido. La respuesta del Gobierno fue, más o menos: «No se ha incluido el sistema romano de numeración puesto que presenta serias dudas en cuanto a su contribución al sentido matemático». Los números romanos no tienen sentido matemático porque «no se pueden usar para estimar y aproximar, componer y descomponer números, buscar relaciones y patrones en los números, usar diferentes niveles de precisión,no permiten realizar operaciones aritméticas de forma operativa, además de no incluir (sic)» (el párrafo termina de esta forma). En su respuesta, el Gobierno añade que quizá los números romanos puedan tener lugar en otras materias: «Puesto que el conocimiento del legado cultural derivado del Imperio Romano es fundamental, en especial en España, el currículo no excluye que se puedan estudiar los números romanos, como elemento cultural, en otras áreas de la Educación Primaria». Lo que, como todo el mundo sabe, es garantía de que los maestros los van a enseñar. En clase de gimnasia o manualidades, seguramente.

Yo... no sé qué responder. Soy una persona ya mayor, digamos del pleistoceno, y sí me enseñaron los números romanos cuando era pequeñito, 6 ó 7 años. Pero no me enseñaron a sumar, restar o multiplicar con números romanos sino arábigos: nunca me enseñaron a sumar con números romanos. No sé para qué creía el Gobierno de Sánchez que se enseñaban los números romanos en nuestras escuelas. Pero tampoco voy a entrar en esa discusión: si los padres de los niños están de acuerdo con que sus hijos no aprendan los números romanos, yo ya no voy a luchar por que aprendan. No costaba nada, apenas requería tiempo y permite entender las fechas de las lápidas, las horas de muchos relojes o si alguna vez ven escrito "siglo XXI" o "Alfonso XIII", pero allá ellos.

Aunque, con sinceridad, no sé a qué estamos jugando.


Ya puestos, la cosa no se acaba con los números romanos. ¿Qué más se eliminó del temario? La regla de tres. Sí, el método que permite deducir que si una persona necesita dos litros de agua, tres personas necesitan seis litros. Sí, Vox preguntó también por este asunto, y la justificación del Gobierno vino a ser que «la regla de tres, como indica su nombre, es un algoritmo rutinario, que no implica ningún tipo de razonamiento. Desde la perspectiva de la didáctica de las Matemáticas, se muestra que la regla de tres, fuera de contexto, produce dificultades en la enseñanza del razonamiento proporcional». El «desarrollo de la competencia matemática, en particular, el razonamiento sobre las situaciones de existencia o no de proporcionalidad, es imprescindible; pero el nuevo currículo de matemáticas ha evitado el uso de reglas, trucos o pautas algorítmicas no razonadas».

Lo cierto es que la intención de Sánchez en lo que respecta a las Matemáticas (y que sabemos, de nuevo, por la respuesta dada a otra pregunta voxiana) es "desarrollar el máximo de las potencialidades en todo el alumnado desde una perspectiva inclusiva". Para ello, los saberes a impartir de la asignatura los dividen en tres ciclos:

  • Primer ciclo: contribución de las Matemáticas a los distintos ámbitos del conocimiento humano, desde una perspectiva de género.
  • Segundo y tercer ciclo: valoración de la contribución de las Matemáticas a los distintos ámbitos del conocimiento humano, desde una perspectiva de género. 

En su desarrollo sobre la idea de las Matemáticas con perspectiva de género, el Gobierno explica que no debe ignorarse la contribución de las mujeres a la historia y progreso de las Matemáticas y a su aplicación en otras áreas. Y destacan que mujeres como Ada Lovelace, Sophie Germain o Florence Nightingale deben ser estudiadas al igual que Pitágoras, Laplace o Newton. Por ser mujeres, naturalmente. 



No sé, repito, a qué estamos jugando. No comprendo que estas cosas no se hablen ahora que se acercan elecciones, no comprendo que la educación de los hijos no les importe a los padres, o que estos renuncien a debatir estos temas porque no creen que el debate tenga utilidad frente a los deseos de "el Gobierno". No entiendo la resignación de todos los que deberían no resignarse. No sé qué democracia es ésta en la que vivimos, la verdad.



Vivaldi - Las cuatro estaciones: Invierno (1er movimiento)

lunes, 26 de junio de 2023

El color del cristal

En este mundo traidor

nada es verdad ni mentira,

todo es según el color

del cristal con que se mira.

 

La estrofa de cuatro versos de arte menor con rima abab se llama cuarteta.

La cuarteta con la que he empezado no sé si es de Antonio Machado, pero no me extrañaría nada. El caso es que cuando era niño se recitaba con frecuencia.

Uno de los conceptos de moda en estos tiempos es fake news. Y se intenta advertir a la población de que existen y que hay que estar precavidos y atentos a identificarlas. También se habla mucho del posicionamiento político de los medios y cómo cuentan la misma cosa de manera tan diferente que parece que son otras.

Cuando era niño, la sabiduría popular ya sabía esto. Y se encargaba de que lo supiéramos.

viernes, 16 de junio de 2023

Menores inimputables

https://www.youtube.com/watch?v=rZOPst7sFcE 

 

 

Leo en las noticias que este año, entre los meses de enero a abril, ha habido en Cataluña 58 agresiones sexuales grupales. Vaya, eso es casi una cada dos días. Pero lo que caracteriza a muchas de estas agresiones es la edad de los asaltantes: menores de edad. Y peor aún: muchos menores de 14 años, y por tanto inimputables.

De estas agresiones, las más famosas son unas que han ocurrido en Badalona y que tienen como sujetos de la banda a chavales gitanos. Estos chavales se saben impunes, y por lo que se dice no hay quien los meta en vereda, imagino que hasta que cumplan las edades legales pertinentes.

Yo no termino de entender qué está sucediendo. ¿Es que acaso la Ley no tiene respuesta para los delitos cometidos por menores inimputables? Me cuesta creerlo, pero si no tiene entonces la ley del menor es una mala ley.

Cuando un adulto comete un delito, la ley le castiga. La imposición de ese castigo se llama condena, y si el adulto no es rico este castigo lo acostumbra a cumplir en una penitenciaría.

Si un menor "inimputable" comete un delito, lo lógico es que se le castigue. Psicólogos tiene el Estado, y pedagogos de esos que tanto saben, que deberían ser capaces de explicar al menor qué ha hecho mal, por qué lo que ha hecho mal está mal, y por qué va a ser castigado. Y hacerle entender que si el castigo le parece muy severo es porque lo que ha hecho es muy grave. ¿O es que no serían capaces, esos psicólogos y pedagogos?

Otra cuestión es la responsabilidad del menor. Ha de entender que puede que no la tenga, pero que sin embargo sí va a ser castigado. Si un niño de ocho años sisa una cartera porque su madre se lo ordena, aunque el niño solo cumpla órdenes ha de ser castigado para que entienda que sisar está mal; allá el castigo, que deberá ser el adecuado para el niño y el delito. Si un menor, de 13 años, acompañado de otros amigos, raptan a una niña de 11 años, se la llevan a unos lavabos de un centro comercial y allí la violan por turnos mientras los compinches montan guardia, pues el menor también ha de ser castigado para que comprenda, si no era capaz de entenderlo antes, que lo que ha hecho está mal. Y el castigo debe hacerle entender lo malo que es lo que ha hecho. Y si no lo entiende por las buenas, que se lo expliquen los psicólogos y pedagogos. Pero no que lo que ha hecho está mal y que no lo ha de volver a hacer, sino el porqué del castigo que va a recibir. Lo de que no ha de volverlo a hacer ya se encargará el recuerdo del castigo recibido.



The Pretenders - My city was gone (versión de Suzy & the Sissies)

 

lunes, 12 de junio de 2023

Un acceso a la Universidad diferente

Se han celebrado estos días las ya clásicas pruebas de acceso a la Universidad. Aún no se han publicado los resultados, pero podemos estar seguros de que el 95% las habrá aprobado, y no me extrañaría que más del 80% con una nota superior a 10. 

P.S.: en Aragón más del 98% de los examinados ha aprobado el examen; en la provincia de Teruel, el 98,8%.

Con razón el proceso ya no se llama Selectividad, pues no selecciona un pepino. Y sin embargo, cada vez más voces alertan que el nivel de los alumnos que ingresan es insuficiente. Y se oyen más risas de lo ridículo de todo esto.

¿Y si planteáramos un proceso diferente?

Lo primero que tendríamos que hacer es saber qué cualidades queremos que tengan los estudiantes, y entonces exigir que los que ingresen las tengan. Pues bien, seguro que lo que se ha de exigir es que tengan comprensión lectora. Que puedan escuchar un discurso, entenderlo y explicarlo. Que sepan expresarse verbalmente, también por escrito. Que escriban correctamente, con sintaxis adecuada, con respeto a la Ortografía y a la Gramática, con el léxico que se supone en un universitario.

¿Los conocimientos? Bueno, eso es lo que se mide ahora, y de facto todos pasan. Normal, han aprobado el bachillerato. Yo no examinaría de conocimientos: es un poco ridículo que se vuelvan a examinar de lo que ya se han examinado.

Así que, por lo que a mí respecta, las pruebas deberían consistir en un comentario de texto, en una conferencia y en una pequeña exposición oral. Por cierto que en esta última prueba buscaría además otros detalles: ¿tiene cultura general el aspirante? ¿Educación, modales? ¿Se viste conforme se espera de alguien que quiere entrar en esa universidad? ¿Es capaz de enfrentarse a una corta prueba sin un botellín de agua, sin un teléfono móvil y todo eso? En definitiva, ¿es ya un adulto o es todavía un niño?

miércoles, 31 de mayo de 2023

¡Ni borracho!

https://www.youtube.com/watch?v=rGGR9ybSvBo 

 

 

Es fama que hay turistas, mayormente británicos, que en algunos hoteles españoles practican el balconing. Práctica que consiste en saltar desde la ventana o balcón de la habitación del hotel a la piscina del mismo. Acostumbra el practicante que hará un doble natural carpado y clavará la zambullida, pero lo habitual es que se descogorcie contra lo que sea que haya debajo de su ventana o balcón.

Nadie en su sano juicio practicaría el balconing, ni siquiera el practicante, si antes de saltar fuera consciente de lo que pretende hacer. Salvo, claro está, especialistas de cine y artistas de circo. Pero éstos, antes de saltar, analizarían con cuidado sus posibilidades, los peligros, las medidas de seguridad con las que contarían, si el entrenamiento previo les es ya suficiente o no,... Si al final lo ejecutaran, estos especialistas o acróbatas arrancarían los oooohs y aplausos de los espectadores, que admirarían no sólo su valentía sino también su maestría. Pero, salvo, estos profesionales, todos los demás responderíamos si nos lo pidieran: "¿Yo? ¡Ni borracho!".

Es una locura tal que estamos convencidos de que ni borrachos careceríamos del mínimo juicio necesario para darse cuenta de la locura que se propone. 

Los turistas británicos, claro está, sí están tan borrachos. Es posible que incluso alguno estuviera, además, bajo la influencia de sustancias estupefacientes. De ahí la gracia del asunto, nos reímos de la curda que han tenido que coger para perder el sentido hasta ese punto. 

Valga este preámbulo para dejar sentado que lo que hacemos bajo la influencia del alcohol, no digamos de narcóticos, no es en realidad lo que querríamos hacer.  Son situaciones en las que no somos capaces de juzgar correctamente, por lo tanto situaciones en las que no debería considerarse que estamos haciendo lo que queremos. Estamos actuando en contra de nuestra voluntad, vaya, solo que carecemos en ese momento de la fuerza de voluntad necesaria para oponernos.

Quien en ese momento se aprovecha del ebrio para conseguir lo que sobrio no conseguiría es un XXX (coloque el lector el calificativo).

 

¡Ah, la nuit! A mucha gente le gusta salir "por la noche". Ir a sitios donde la ingesta del alcohol (y a veces, la de sustancias estupefacientes) es corriente. Donde no se ve bien, no se escucha bien, es difícil concentrarse en algo. Objetivo: sexo. Target: mujeres que debido a la ingesta de... etc., tengan el juicio nublado. No razonen correctamente. Y hagan lo que si estuvieran sobrias, fuera de día, con buena luz y captando bien lo que pasa, no harían.

No sé ustedes, a mí... 

 

Puedo entender que alguien, inadvertidamente, beba más de la cuenta. Le puede pasar a cualquiera. En la mesa, un poco más de vino, un brindis luego,... Ocurre.

Me cuesta más entender a aquellas personas que habiendo tenido ya con frecuencia desagradables experiencias por beber más de la cuenta no toman precauciones. No se autolimitan, no se dicen una cerveza y ninguna más aunque me la ofrezcan, un vaso de vino y no más aunque me lo rellenen. Esas personas son tontas, y no les tengo el mismo respeto que a las personas inteligentes. Alguna vez, pase. Pero cuantas más experiencias vayan teniendo, más interés deberían poner en no pasarse. 

Pero el colmo, para mí, son las personas que lo buscan. Las que se dicen "esta noche voy a salir y beber sin control".

Que conste que la mayoría de las personas que salen por la noche no prentenden ni perder el juicio ni que alguien se aproveche de ellas. Aunque no entiendo porqué se acercan tanto al precipicio. 

 

 

Don McLean - Vincent (versión de Emily Linge) 

lunes, 22 de mayo de 2023

El caso Irene Montero

https://www.youtube.com/watch?v=7XjqEWPJZhA

 

 

Irene Montero, ministra de Igualdad. Licenciada en Psicología, accedió al cargo de ministra con 31 años. Su experiencia laboral verdadera se reduce a, creo, 6 meses de cajera en un supermercado de barrio.

Una vez ministra, su inteligencia (o cortedad), su moral (y su doble moral) y sus principios han quedado expuestos a todos. El problema está en que quedaron expuestos una vez ministra. Y aunque su gestión es perfectamente descriptible, a tono con el Gobierno del que forma parte, ahí sigue. Su acto más recordado, lo último que se olvidará de ella, fue cuando cogió el Falcon para irse con unas amigas de viaje a Nueva York, todos los gastos pagados, ahí están las fotos de las cuatro amigas posando sonrientes en los sitios típicos.

La cuestión es: ¿habría usted elegido a Montero para tan alto cargo de haberla conocido?

Empecemos por lo de Psicología. Es una carrera muy digna y sus profesionales son importantes. Pero ¡ojo!, sus profesionales. Los buenos de entre los licenciados en Psicología se dedican a la Psicología. A los más buenos, seguramente se los rifan si valen la pena. Pero para muchas otras estudiantes, es simplemente una carrera universitaria fácil y que permite una ESO y un bachillerato de lo más fácil. Sacable. Tan útil para una estudiante mediocre que, una vez terminada la carrera... se coloca de cajera en un supermercado. En su caso, es una medida de su mediocridad (de ella y de su nivel de psicóloga, no de la carrera de Psicología). ¡Qué desperdicio del dinero público el emplearlo en su formación, si luego ella no va a sacarle el rendimiento para el que se le financiaron sus estudios! Quizá debería devolver el dinero invertido en hacerla psicóloga, tal como ella pide en casos asimilables, pongamos empresas privadas que no le caen bien.

¿Elegiría usted como ministra, como gestora de sus caudales y de los caudales de todos, como su representante ante la sociedad, a una cajera jovencita del supermercado de su barrio, sin experiencia laboral y sin apenas experiencia de la vida? No, no lo haría.

Y sin embargo fue elegida diputada y ganó el cargo. Legalmente. Democráticamente.

Está claro que algo no está bien en nuestro sistema democrático, si permite hechos como éste. Que además sabemos que no es excepcional.

Es llamativo, por otro lado, que pidamos un montón de requisitos (desde estudios universitarios hasta certificado de penales, estudios específicos, años de experiencia, prestigio, etc.) para multitud de puestos de la Administración y también para ejercer libremente la profesión que cada cual elige, para las universidades y en general para todo, pero no para los cargos políticos. Para ser presidente del gobierno, en España, basta con poco más que tener cumplidos 18 años: Pedro Sánchez ni siquiera era diputado la primera vez que lo consiguió. Sin duda, hay un principio detrás: que cualquiera pueda acceder al cargo de mandamás máximo (o de diputado, ministro o cualquier cargo de esos que se nombran a dedo) combate el que exista una élite que en la práctica sea la que gobierne el país. Una élite que gobierna es la definición de aristocracia, que como sabemos degenera en que a la larga no gobiernan los mejores sino los que pertenecen a familias que tuvieron entre ellos a los mejores. Y que además terminan desarrollando un sentido propietario de la cosa pública.

Aunque una cosa es cierta: por más que se quejen los de izquierdas (sobre todo cuando no les favorecen), no existe una casta de jueces: existen unos profesionales que tras años de esfuerzos consiguen el cargo. De hecho, hay jueces podemitas, tan jueces como los jueces que acusan de ser de una casta especial. Cualquiera, en principio, puede llegar a ser juez. Que haya que esforzarse menos en llegar a ser ministra, ésa es otra cuestión.

Hace 10 años, en esta entrada, alabé la existencia de un cursus honorum. El cursus honorum obliga a, quien quiera un cargo público elevado, a picar piedra durante un tiempo: a pasar por las categorías inferiores, y a tener éxito en ellas. También a dedicarse a la cosa privada un tiempo. Con este sistema, Irene Montero habría podido llegar a ministra, sí, pero tras una larga carrera profesional (en la politica y fuera de ella), ganando en cada paso las votaciones para su siguiente etapa.

Sinceramente pienso que implantar un cursus honorum eliminaría muchos de nuestros problemas. Pero, hasta entonces, lo único que podemos hacer es intentar votar bien, sabiendo a quién votamos. Algo, no nos engañemos, imposible en la práctica tal y como tenemos diseñado nuestro sistema democrático.

¿Estamos, pues, condenados al abismo? No todavía. Nos queda, aún, un recurso. Algo que podemos hacer. Algo que no depende del sistema democrático. Es algo que está en nosotros.

Hemos de ser rigurosos. Y exigentes. Exigir a nuestros electos, y juzgarles con rigor. En especial, no perdonar a los nuestros hagan lo que hagan porque son de los nuestros (o a nuestros aliados, porque lo son). Exijamos a nuestros amigos lo que les exigimos a nuestros enemigos.

Cambiemos, en definitiva, cómo somos. 

Me temo que nos esperan muchas Irenes Monteros.

 

 

 

Los Xey - Buen menú