jueves, 31 de mayo de 2012

La nevadona de 2010


En los últimos coletazos del invierno de 2010 cayó una fuerte nevada en la provincia de Gerona. Algunos postes de alta tensión cayeron y varias comarcas quedaron, además de aisladas por la nieve, sin suministro eléctrico. La ciudanía catalana en general y los líderes políticos en particular, ya calentitos por el desastre del verano anterior en Barcelona, bramaron contra REE: la red española era tercermundista, y la de Gerona en particular había sido dejada especialmente de la mano de Dios, con unas últimas inversiones en maravedises, y todo obedecía a un malvado plan urdido desde Madrid para fastidiar al honrado catalán. ¡Justicia, justicia! ¡Ejecución en plaza pública!

Los ingenieros de REE dijeron que el desastre fue por la nevada y que ésta había sido excepcional, más allá de lo previsible. Y que el peso de la nieve que se había depositado sobre los cables fue superior a lo que podían aguantar las torres.

¿Quién tenía razón?

Bien, lo cierto es que el 8 de marzo cayó una auténtica nevadona en toda la provincia y parte de Barcelona, brutal en el resto de Cataluña. En Gerona, 35 carreteras quedaron cortadas y en 105 había que poner cadenas. Se cerró la frontera, miles de vehículos quedaron atrapados, 220.000 abonados (que se dice pronto) quedaron sin luz…

El desastre eléctrico se debió a que algunos postes de la línea de 220 KVA cayeron. Las torres eléctricas están calculadas para soportar el peso de los cables, la fuerza del viento, el peso de la nieve y hielo que se acumule sobre los cables (¡excepto en altitudes inferiores a 500 m s.n.m.!), las acciones de origen térmico  y, sobre todo, el desequilibrio de tracciones provocado porque en un lado haya más metros de cable que en el otro. Y también a que por un lado se rompa el cable, claro.

Hete aquí  entonces dos aspectos adicionales: no contaron el peso de la nieve que se acumulaba, y es cierto es que fue muchísima. Y por otro lado, los cables de aluminio tienen una contracción doble que la del acero. Mucho más si cada cable se enfría más de lo que se había previsto, por lo que también la contracción por cada lado generaba una tracción a sumar a la debida al peso del cable y la nieve. Cabe imaginar, pues, que en los miles de postes de alta tensión que habrá en la provincia, en alguno la descompensación de metros de cable en los dos lados de la torre sería importante, el terreno justo en ese punto sería peor de lo esperado,… es técnicamente esperable que alguna torre cayera. Y su colapso mecánico acarreó el colapso funcional de la red entera.

Podrían haberse hecho las torres más fuertes, mejor cimentadas,… pero hablamos de miles y miles de postes en toda España; la caída ocasional de alguno no justifica un sobrecoste en los muchos miles de postes que se colocan, es un riesgo que se asume. ¡Tampoco nosotros conducimos tractores, aunque sean más seguros que los turismos, y lo que nos jugamos es nuestra propia vida!

Queda entonces la pregunta de ¿fue tan excepcional la nevada, como dicen? ¡Ah, aquí permítanme que aporte mi cuarto a espadas!

Cuando pasó todo, el propietario de una nave en el Empordá me llamó porque la cubierta de su nave había fallado parcialmente. La nave se había construido en 1973, y había permanecido toda su vida sin ocupación. ¡Y precisamente acababa de apalabrar la venta de la nave, por fin! El destino no podía ser más cruel.

La nave era de pilares de hormigón y estructura de cubierta metálica. Como estaba ya prácticamente vendida, el propietario acababa de hacerle el lavado y pintado lógico en estos casos.

Y esto es lo que vi (pinche en cada foto para verla mejor):


Véase el aspecto general. Pilares de hormigón. En uno de los vanos, la cubierta había cedido y arrastrado a los pilares de hormigón, que habían flectado.



Entiendo que llegó un momento en que la celosía de cubierta rompió y dejó de tirar de los pilares.


En la base (se ve hasta la cimentación), la flexión era máxima. El pilar se fisura por tracción y rompe por compresión




Creo recordar que en esta zona cayeron 80 cm de nieve. Donde suele nevar un par de dedos, el año que más.

Así que no es por que me caigan mejor los ingenieros que los políticos, pero...

miércoles, 30 de mayo de 2012

Cizaña, que algo queda

La milonga de moda, actualmente, es que la Iglesia tiene que pagar el IBI.

Por partes.

Lo primero que hay que advertir es que es una petición promovida por "la izquierda" (y seguramente, en breve secundada también por los partidos nacionalistas-independentistas). Y, como no se consigue hacer ruido en las sedes parlamentarias, lo que se intenta es alzar la voz desde los ayuntamientos. Porque de lo que se trata es de hacer ruido.

En segundo lugar, ¿qué se pretende? Teniendo en cuenta que el PSOE ha gobernado 22 años la nación y muchos más muchas comunidades autonómicas, y algunos ayuntamentos llevan ya 33 años bajo su mando… está claro que no quieren lo que piden; si lo quisieran, lo habrían exigido cuando podían exigirlo. ¿Entonces?

Bueno, se consigue ruido, polémica. ¡Ah, debe ser eso! Quieren que se polemice. Bien, ¿qué quieren que pase?  Quieren que salga "la derecha" diciendo que no van a exigir el IBI a la Iglesia. Así podrían retratar a la derecha como "defensora de los ricos" y quedar ellos como "defensores de los pobres".

Demagogia:  Degeneración de la democracia, consistente en que los políticos, mediante concesiones y halagos a los sentimientos elementales de los ciudadanos, tratan de conseguir o mantener el poder. Definición del DRAE.

Estamos ante un caso claro de demagogia, en el que unos pocos intentan aprovecharse de la estulticia de la población: mirad a los ricos curas, que no pagan impuesto  mientras vosotros os deslomais para que no les falte de nada.

De nuevo, por partes.

Es de suponer que habría que hacerlo todo legal. No sería una ley explícita y formalmente contra la Iglesia Católica, pues equivaldría a persecución y resto de vulneración de derechos, con lo que tendría que ser una ley que quitara exenciones a entidades de ese corte. De utilidad social y sin ánimo de lucro, quiero decir. Como Cruz Roja, la ONCE, los clubes deportivos de bajo nivel, la Asociación Española Contra el Cáncer, … ¿me captan? (pero descuiden, que las fundaciones de partidos políticos seguirían exentas). Es decir, que habría "daños colaterales".

Claro, eso de los "daños colaterales" no podría ser. Ergo habría que hilar muy fino y buscar qué locales dan un beneficio económico y no son de la aplicación primaria de la actividad objeto de cada entidad.  Pero aun así, habría daños colaterales. Entidades que tendrían locales alquilados a otras entidades, todo eso (de paso, declaro que ignoro si no se paga ya IBI por esos locales). Cielos, realmente costaría encontrar qué actividad hace la Iglesia Católica que no hagan los demás.

En segundo lugar, lo que denominan "Iglesia Católica" se divide, básicamente, en órdenes religiosas y clero ordinario. En ambos casos tienen ingresos y gastos. En donde tienen más gastos que ingresos, trasvasan recursos de donde tienen ingresos netos; y donde tienen más ingresos que gastos, ceden recursos a donde es a la inversa, y el resto sigue circulando, al exterior, buscando dónde necesitan recursos. Y sin viajes turísticos a Mali para colaboradores que quieran emociones fuertes (por no decir otra cosa).

Si tuvieran que pagar IBI, no pasaría nada (quiero decir, si se quisiera fastidiar a "los jerarcas" disminuyéndoles los beneficios que la imaginación de la izquierda les atribuye). Se pagaba y punto. Más gastos. Se compensan de manera automática reduciendo los otros gastos. Si tengo 100 para pagar sueldos y 100 para ayudar a los necesitados, y ahora he de pagar 20 en IBI, sólo tendré 180 para sueldos y necesitados. Simple, no hay más. ¿Perjudicados? Probablemente, los necesitados.

¿O qué se creían, si no?

¡Ah, pero es que los inteligentes de la izquierda dirán que ese dinero también ellos lo gestionarán a favor de los necesitados!

Ya. Seguro. No hay dinero mejor gestionado a favor de los más menesterosos que el que gestiona la administración pública, los ayuntamientos en concreto. Claro, cómo no se me había ocurrido antes. De hecho, 2000 años de historia demuestran que los gobernadores han hecho siempre más por los más desfavorecidos. ¡Tengo cada idea!

¿Acaso creen que soy idiota?

¿Porqué escribo esto? Porque lo que me encorajina de verdad es que los políticos, a los que les estamos pagando el sueldo, se dediquen a esta mierda que lo único que busca es generar malestar entre la población contra el partido gobernante, de cara a más adelante poder ser ellos el partido gobernante.

No tienen vergüenza. Y nos lo demuestran día a día, y no podemos hacer nada. Porque la población es tonta sin remedio, y si alguien les dice que los ricos curas no pagan impuesto  mientras nosotros nos deslomamos para que no les falte de nada, pues les cree.

22 años en el poder no han sido en balde.
y muchos más muchas comunidades autonómicas, y algunos ayuntamentos llevan ya 33 años bajo su mando… está claro que no quieren lo que piden; si lo quisieran, lo habrían exigido cuando podían exigirlo. ¿Entonces?

Bueno, se consigue ruido, polémica. ¡Ah, debe ser eso! Quieren que se polemice. Bien, ¿qué quieren que pase?  Quieren que salga "la derecha" diciendo que no van a exigir el IBI a la Iglesia. Así podrían retratar a la derecha como "defensora de los ricos" y quedar ellos como "defensores de los pobres".

Demagogia: degeneración de la democracia, consistente en que los políticos, mediante concesiones y halagos a los sentimientos elementales de los ciudadanos, tratan de conseguir o mantener el poder. Definición del DRAE.

Estamos ante un caso claro de demagogia, en el que unos pocos intentan aprovecharse de la estulticia de la población: mirad a los ricos curas, que no pagan impuesto  mientras vosotros os deslomais para que no les falte de nada.

De nuevo, por partes.

Es de suponer que habría que hacerlo todo legal. No sería una ley explícita y formalmente contra la Iglesia Católica, pues equivaldría a persecución y resto de vulneración de derechos, con lo que tendría que ser una ley que quitara exenciones a entidades de ese corte. De utilidad social y sin ánimo de lucro, quiero decir. Como Cruz Roja, la ONCE, los clubes deportivos de bajo nivel, la Asociación Española Contra el Cáncer,… ¿me captan? (pero descuiden, que las fundaciones de partidos políticos seguirían exentas). Es decir, que habría "daños colaterales".

Claro, eso de los "daños colaterales" no podría ser. Ergo habría que hilar muy fino y buscar qué locales dan un beneficio económico y no son de la aplicación primaria de la actividad objeto de cada entidad.  Pero aun así, habría daños colaterales. Entidades que tendrían locales alquilados a otras entidades, todo eso (de paso, declaro que ignoro si no se paga ya IBI por esos locales). Cielos, realmente costaría encontrar qué actividad hace la Iglesia Católica que no hagan los demás.

En segundo lugar, lo que denominan "Iglesia Católica" se divide, básicamente, en órdenes religiosas y clero ordinario. En ambos casos tienen ingresos y gastos. En donde tienen más gastos que ingresos, trasvasan recursos de donde tienen ingresos netos; y donde tienen más ingresos que gastos, ceden recursos a donde es a la inversa, y el resto sigue circulando, al exterior, buscando dónde necesitan recursos. Y sin viajes turísticos a Mali para colaboradores que quieran emociones fuertes (por no decir otra cosa).

Si tuvieran que pagar IBI, no pasaría nada (quiero decir, si se quisiera fastidiar a "los jerarcas" disminuyéndoles los beneficios que la imaginación de la izquierda les atribuye). Se pagaba y punto. Más gastos. Se compensan de manera automática reduciendo los otros gastos. Si tengo 100 para pagar sueldos y 100 para ayudar a los necesitados, y ahora he de pagar 20 en IBI, sólo tendré 180 para sueldos y necesitados. Simple, no hay más. ¿Perjudicados? Probablemente, los necesitados.

¿O qué se creían, si no?

¡Ah, pero es que los inteligentes de la izquierda dirán que ese dinero también ellos lo gestionarán a favor de los necesitados!

Ya. Seguro. No hay dinero mejor gestionado a favor de los más menesterosos que el que gestiona la administración pública, los ayuntamientos en concreto. Claro, cómo no se me había ocurrido antes. De hecho, 2000 años de historia demuestran que los gobernadores han hecho siempre más por los más desfavorecidos. ¡Tengo cada idea!

¿Acaso creen que soy idiota?

¿Por qué escribo esto? Porque lo que me encorajina de verdad es que los políticos, a los que les estamos pagando el sueldo, se dediquen a esta mierda que lo único que busca es generar malestar entre la población contra el partido gobernante, de cara a más adelante poder ser ellos el partido gobernante.

No tienen vergüenza. Y nos lo demuestran día a día, y no podemos hacer nada. Porque la población es tonta sin remedio, y si alguien les dice que los ricos curas no pagan impuesto  mientras nosotros nos deslomamos para que no les falte de nada, pues les cree.

22 años en el poder no han sido en balde.

martes, 29 de mayo de 2012

Números gordos

 (A los que fueron ingenieros antes de los ordenadores)

Existe un librito, titulado "Números Gordos en el proyecto de estructuras", que por supuesto recomiendo: http://www.casadellibro.com/libro-numeros-gordos-en-el-proyecto-de-estructuras/9788493227005/797198

Pero hoy, en concreto, quiero reproducir la introducción del libro. No tengo permiso, pero me da igual: no creo que el autor se moleste. Y que cada uno reflexione sobre lo que esta introducción expresa o lo que le sugiere.

Reza así:

ACLARACIONES
 
El libro de números gordos en el proyecto de estructuras pretende que su lector, usualmente apresurado, tenga a mano un recordatorio de métodos sencillos que le puedan ayudar o tener un orden de magnitud de algunos problemas estructurales.

Tener orden de magnitud significa saber si son ocho u ochenta. Por tanto, este libro garantiza una aproximación al fenómeno, no un resultado exacto del mismo. Una aproximación en la que el tiempo gastado es cincuenta veces menos que el utilizado en hacer un número más exacto, a cambio de admitir una pequeña desviación del resultado, siempre del lado de la seguridad.

Agradecemos la ayuda que nos han prestado los que nos han enseñado a calcular, que saben mucho, porque son ellos los que han inventado el número gordo. Parece paradójico que los que más saben hagan los números más sencillos, pero no lo es, porque esos números, en su simplicidad, encierran la seguridad, la síntesis, incluso la abstracción, cualidades propias de quien mucho sabe.

Contaban que un sabio profesor pidió a un joven ayudante que calculase, mediante un nuevo programa, la altura de ola de un pantano. El profesor había hecho un número gordo y había obtenido unos 20 cm.

El joven, después de dos semanas, dio con un resultado de 1,30 m de ola. El profesor le recomendó que lo revisase, que parecía mucho. Una semana más tarde el ayudante encontró el error, recalculó la ola y obtuvo 1,5 cm. Sin estar satisfecho, el profesor le pidió al alumno que repasase el cálculo. Tras varios intentos más, el ayudante  obtuvo una altura de ola de 23 cm. El profesor comprobó el modelo, repasó el cálculo y concluyó que ésa era la solución correcta.

Es peligroso dejarse llevar sólo por las herramientas potentes y oscuras, cálculos por elementos finitos, expresiones o resolver por métodos iterativos, calculadores con pantallas de ocho líneas, porque la maraña de herramientas oculta el verdadero camino de las fuerzas y el sentido de las deformaciones. Los signos pasan de ser una aplicación del sentido común a tener un sentido místico y críptico. El que conoce el fenómeno coge una servilleta de papel y un portaminas; pinta tres fuerzas, suma o divide dos o tres veces y obtiene un resultado que no sólo es muy bueno, sino que será la referencia cualitativa de cualquier otro resultado obtenido con refinadísirnos métodos. Se obtiene una primera imagen sencilla de la realidad y explican el fenómeno de forma global, sin detalles.

No por ello despreciamos los detalles. Es más, creemos que son muy importantes para obtener una solución afinada del problema y por tanto más económica (que es uno de los objetivos de un buen técnico). Pero sin ese primer control de la situación, los métodos sofisticados serían peligrosos.

Esta introducción debería ponerse en todas las fichas de este libro. No se hace por razones obvias pero llamamos la atención del lector sobre el alcance de los números gordos: con los métodos propuestos en este libro no le discuta a nadie el segundo decimal.


Juan Carlos Arroyo Portero

Si me preguntan mi opinión, les diré que los ingenieros son los que saben hacer números gordos. Los demás son operadores de ordenador.

viernes, 25 de mayo de 2012

Cuando éramos dioses



Cuando hicimos el hotel Vela (ahora hotel W), el terreno era ganado al mar; previamente era una escollera. Es decir, había una primera capa de más o menos medio metro de tierra, y luego unos trece metros de bloques de hormigón y relleno (nos salieron hasta neumáticos), hasta el lecho marino. El problema era que el terreno resistente de verdad estaba a 46 metros de profundidad, y ahí que nos fuimos. Primero, una pilotadora de barrena perforaba los trece metros de hormigón y, una vez hecho el primer agujero, hincábamos los pilotes hasta los 46 metros.

El hotel está tan cerca de la escollera que tuvimos que hacer un recrecido especial (en la foto se advierte una media luna en la escollera, es el inicio del recrecido) para que los camiones de bomberos tuvieran sitio para rodear el edificio...

No todos los pilotes se pudieron hacer. Alguna broca de la pilotadora se quedó ahí, para los restos, y algún pilote (más de uno) apenas se pudo hincar unos metros. Tampoco quedaron todos verticales, qué se le va a hacer.

Antes de hacer el encepado el topógrafo medía dónde habíaquedado el pilote, y yo recalculaba el encepado con la nueva posición. En algunos casos, los pilotes quedaban a metro veinte de donde tenían que haber estado (y algunos quedaron más lejos aún, pero creo recordar que esos ya los descartaba).

Digamos que no fue fácil.

Luego la estructura ya fue como un cohete. Tardamos tanto en cimentar que nos dio tiempo a rediseñar una estructura semiprefabricada que nos permitiera ganar el tiempo que íbamos perdiendo con los pilotes, y funcionó.

Ahora, les aseguro que las tardes oscuras daba miedo estar en un forjado a apenas treinta metros sobre el mar oscuro (vean el cambio de tonalidad de las aguas en las fotos e imaginen una tarde nublada). Porque al construir todavía no hay paredes de ningún tipo, y a esa altura, casi sobre las olas, sopla un viento tremendo.

Y es que el hotel está tan bajo que casi estábamos sobre el límite del nivel del mar. Es una tontada pero... el hotel tiene sótanos. Estamos por debajo del nivel del alcantarillado de las calles (que además están algo lejos, esta zona no estaba urbanizada), con lo que todas las bajantes propias de un hotel (aguas negras, aguas grises) hay que recogerlas en el sótano y de ahí bombearlas hasta la red pública, en una cota más alta que la base del hotel.

Resuelta la estructura vino lo peor: los cristales exteriores. Habíamos hecho una simulación en un túnel de viento para saber la fuerza del viento en cada punto de la fachada. Imaginen una tormenta (una galerna), con el aire empapado de agua (con lo que tiene más densidad y por lo tanto hace más fuerza), a cien metros de altura y al borde del mar. Las ventanas cerradas herméticamente, casi tipo avión. La fuerza del viento depende de la diferencia de presiones entre dentro y fuera; lo peor eran los puntos donde se generaba succión. ¿Saben para cuánto pedí que se construyeran los cristales de determinadas zonas? Vergüenza me da decirlo... 

Para 900 kg por metro cuadrado de cristal. Hubo que redimensionar hasta la carpintería de aluminio.

Si alguna vez se alojan en las plantas superiores del hotel W, pueden tirar tranquilos el televisor contra las ventanas. Les aseguro que no se romperán.

lunes, 21 de mayo de 2012

Macro macroeconomía

Hace ya tiempo que se habla mucho de Grecia y de su situación económica. Nosotros no entendemos un pito de estas cosas, pero a mucha gente le encanta pontificar sobre el tema. Y, por supuesto, si uno quiere dárselas de gurú de las finanzas, en seguida saca a relucir el enfoque macroeconómico del asunto. Porque, explican, la economía se entiende y se resuelve afrontándola en modo global, en tendencias y sumas de todo. Lo que llaman "macroeconomía".

Claro que todos conocemos a los gurús de las finanzas: siempre saben el número del Gordo... después del sorteo. Sólo saben explicar lo que ha pasado, no decir qué está pasando ni qué va a pasar.

Y yo lo tengo claro: si quiere resolver el problema de Grecia, no llame a economistas, políticos, abogados o euroburócratas. Llame a un ingeniero. Otra cosa es que no le vaya a gustar lo que le diga.

¿Por qué? Pues porque el ingeniero va a ir a la raíz del problema. A la verdadera raíz. Y le dirá que el problema de Grecia es la misma Grecia. Veamos cómo es eso.

En 1939 España estaba devastada por la guerra civil, y Europa no podía ayudarla porque empezaba su propia guerra. Ésta acabó en 1945, pero los esfuerzos de los EE.UU. se enfocaron, sabido es, a la reconstrucción de los demás países europeos; España quedaba abandonada a su propia suerte. A esa fase económica se le llamó "autarquía", y se caracterizó porque España debió producirse todos sus recursos económicos.

Algún día explicaré qué pasó y cómo se priorizó todo; el antes y el después de Avilés y cómo se reconstruye la economía de un país arrasado. De momento, quedémonos con que en 1940 España tenía una población de 26 millones, que fueron 28 millones en 1950 y 30,5 en 1960 (en 2011 somos 47 millones), y que la autarquía se dio por terminada en 1957.

La autarquía no fue fácil; alguno dirá que fue muy dura y que se pasó hambre, pero es normal que ésa sea la percepción que se tiene sesenta años después: si en una ciudad de cien mil personas una muere de hambre, ésta será la noticia, y no las 99.999 que no lo hacen. El caso es que indiscutiblemente, España hizo lo que pudo. Y si leen El Jarama, de Rafael Sánchez Ferlosio, tendrán una buena semblanza de cómo era el país en 1955.

Ahora imaginemos España como una máquina: en aquellos años pudo rendir lo suficiente para mantener a 26/28 millones, con un nivel de vida como el de España en 1950, con un nivel de consumo, de viaje, de desarrollo, de investigación como el de 1950. Pues bien, yo lo que digo es que hoy en día no sería posible. Si ahora España estuviera arrasada, sin pantanos, sin centrales eléctricas, sin gas argelino o electricidad de Francia, sin apenas producción de acero o de cemento, sin líneas de comunicaciones, y tuviera que salir adelante sola, sin ayuda del exterior y sin financiación europea, pero con una población de 47 millones (no 27) y que exige un nivel de seguridad social, de educación subsidiada, de becas, de surtidos de abastos, de aeropuertos a 50 km, de líneas de tren de alta velocidad hasta cada pueblo, de autopistas gratuitas... Está claro, ¿no? No podríamos. La vaca no daría tanta leche.

Este concepto, un país como una máquina, no lo entienden los economistas. Ellos sólo saben de macroeconomía, pero esto esto es "macro macroeconomía". Han de entender un país como una máquina o una tubería. Tiene una capacidad, no más. El motor de mi coche no llevaría un cohete a la Luna, y el de un cochecito de Scalextric no vale para una grúa de puerto. Y un país, lo mismo; no le pidas más de lo que puede hacer.

En Grecia pasa algo parecido. La capacidad industrial de Grecia es muy limitadita, apenas para lo más básico de su consumo interno. Lo tienen que importar prácticamente todo. Algo de industria naval, turismo (apenas desarrollado, en comparación con España), y poco más. Su nivel de desarrollo es muy inferior al nuestro (otro día lo explicaré), y sin embargo... pretenden salir a cenar con los ricos, noche tras noche. 

Para mí, está claro que no se sostiene. Grecia, simplemente, no puede competir en nuestra liga. Grecia no puede producir lo suficiente como para mantener a sus once millones de habitantes en los niveles de calidad de vida que tenemos los europeos entrado ya el siglo XXI. No puede, no da para tanto. 

Su única posibilidad es ser un país "mantenido". Y eso no lo tragamos los que los tenemos que tragar (los alemanes, principalmente). Ya no.

Así que... que hagan lo que quieran. Hasta que no asuman que no pueden estar a nuestro nivel, no tienen nada que hacer. Su consumo interno gasta más de lo que ellos mismos pueden producir, no son capaces de generar los recursos que necesitan. luego han de reducir su consumo interno: o disminuyen población o disminuyen consumo. Para que nos entendamos: Alemania genera más de lo que necesita. Vende lo que le sobra, y con el excedente sube su nivel o su población. Una aldea, lo mismo: si produce más, crea excedentes que emplea o en aumentar su riqueza o su población. Si no genera lo que necesita, o pierde población o pierde riqueza para adquirir lo que le falta. Y cuando acaba esa riqueza, o pierde población (y eso, ¡haberlo hecho antes!), o disminuye su necesidad y se pasa con menos. Con Grecia, lo mismo.

Grecia no puede estar en el club de Alemania, Finlandia o Austria, seamos realistas. No tanta población. No es que tengan un problema de políticos, de corrupción o de evasión fiscal. Es que es un país que da para lo que da, para mantener a los griegos como a los españoles en 1955, por decir algo. No para el doble de españoles al nivel de 2010. Es imposible. Y cuanto más tarden en reconocer que o les sobra población o les sobra nivel de vida, más les costará quitarse aquello que les sobra.

Las verdades de la macro-macroeconomía, mostradas por un ingeniero.

jueves, 17 de mayo de 2012

Terrafugia

Hace tiempo que quería escribir a propósito del Terrafugia , pero los días iban pasando y...

Para los que no sigan el mundo del motor, el Terrafugia es un nuevo modelo de coche (en realidad es el modelo Transition de la compañia Terrafugia, solo que yo lo llamaré en adelante "Terrafugia", a secas) presentado en el pasado Salón del Automóvil de Nueva York, el 10 de abril. Es un coche biplaza, un poco caro quizá, unos 200.000 euros, y se cree que podría estar ya a la venta a finales de este año, está todavía cumplimentando las pruebas oficiales que se exigen en estos casos. Y me temo que en este caso pueden ser un poco especiales: el Terrafugia no corre mucho, 110 km/h, pero... cuando despliega sus alas vuela a 185 km/h con una autonomía de 787 km a una altitud de 427 m (de este último dato no estoy seguro, no sé si es la altitud sobre el nivel del mar - no podría volar en Madrid, por ejemplo- o sobre el suelo normal). 

Y parece ser que con un cursillo de 20 horas ya tendrías licencia de piloto suficiente para este cacharro.

Si alguien quiere más información: http://www.terrafugia.com/aircraft.html.

Así, a bote pronto, se me ocurren unas reflexiones:

1.- El futuro ya está aquí

Para todos los que pensábamos que el futuro sería en 1999 y como se mostraba en "Espacio 1999", el futuro está representado por los videoteléfonos y los coches voladores. Lo de los videoteléfonos ya está, aunque no como los imaginábamos entonces, y lo llamamos videoconferencias; lo de los coches voladores, en cambio, me temo que hace ya tiempo que creíamos que era un sueño utópico, como las ciudades submarinas.

Y sin embargo se ve que no, que ha habido gente (ingenieros) que han seguido soñando que sí sería posible.

Y vale, quizás sea muy rudimentario y no vaya a ningún sitio, pero tampoco los hermanos Wright transportaron a muchos viajeros por los cinco continentes. Ni los primeros teléfonos portátiles eran "portables". Por no hablar de cómo han progresado los ordenadores, los televisores... o los cohetes espaciales. QUiero decir, seguro que en unos años la técnica de estos cacharros ha evolucionado lo suficiente como para hacerlos ya cotidianos. 

Vamos, que cuando en la década de los 20 todo el mundo tenga uno y no imaginemos cómo sería la vida "antes"... acuérdense que en el 2012 se presentaron en el salón de Nueva York... y que yo lo dije.

2.- ¡Hey, éste es de verdad!

Coches voladores se han inventado antes. Red Bull incluso organiza una charada con divertidos "prototipos" que vuelan lo mismo que un tío saltando por un precipicio. 

Lo que diferencia al Terrafugia es que el coche es "normal", con dimensiones normales y comportamiento normal, todo lo más con unas antiestéticas alas plegadas. Pero por lo demás es un coche de verdad, que se guarda en el garaje y reposta en las gasolineras. No es una avioneta que puede circular por carretera, no. Y la compañía va en serio, no sé si lo conseguirá esta vez, pero como mínimo este intento es muy bueno.

Y si ellos no logran los permisos, no importa; el año que viene otro lo intentará mejor aún, y otro y otro. Y así hasta que lo consiga alguno, y entonces será un chorreo. Esta vez es de verdad.

Más aún: consume gasolina y no mucha, 6,7 litros a los 100 km en carretera y 11 a los 100 volando. Hay todoterrenos por ahí que gastan el doble por las autopistas.

3.- Y entonces ¿qué pasará?

Ay, amigo, me parece que esta vez la técnica ha ido más lejos que las leyes: creo que el Código de Circulación no dice nada al respecto. Al menos a mí en el teórico no me salió ninguna pregunta.

¿Qué intentará Aviación Civil? ¿Regularlo ellos, como hacen con los aviones? Un puente de San Juan salen de Barcelona unos doce aviones a la hora, quizá veinte. Y cien mil coches a la hora. Cien mil de los cuales, si pudieran, se irían volando, que no vean cómo se ponen las salidas y las barreras de los peajes.

Pero si no hay controladores controlando que los coches-avión no se choquen y tenemos siquiera la centésima parte del tráfico "terrestre"... Nos hacemos una idea, ¿verdad?

Ttranquilos, seguro que ya están inventando detectores 3-D de proximidad que avisan y corrigen trayectorias en tiempo real, seguro. Es que si no la cosa se acabaría por sí sola, tal sería la siniestralidad.

En fin, yo soy un tipo limitadito de inventiva y no alcanzo a imaginar cómo será realmente la vida en la ciudad con coches voladores. Especulen ustedes.

Ahora, lo que sí sé es que ya no me bastará con dejar a mi mujer en la puerta de casa e ir yo al garaje.

lunes, 14 de mayo de 2012

Cuando acaba la liga


El Zaragoza se ha salvado. Fiuu, genial, grande noticia, pero… ¿he de felicitarles? En mi opinión, no. No es el momento de las albricias, de dar por bueno todo lo sufrido, del "bien está lo que bien acaba"; aun al contrario, es el momento, ya a salvo pero todavía con el susto en el cuerpo, de las recriminaciones, de la crítica. Porque el año que se ha vivido no se merece ni se compensa con el alivio de la salvación.

Ahora, que desde mi lejana posición jamás he visto más claro un culpable: Agapito. Pero aún diría más: Agapito, contigo no hay arreglo. Jamás lo conseguirás, eres nefasto y lo mejor que le podría pasar al Zaragoza es que te fueras y te hicieras socio de nuestros mayores rivales. Por favor, reconócelo y lárgate lo antes posible.

Otra cosa: que sepan los zaragocistas que la histórica remontada (http://www.realzaragoza.com/noticias/especiales/28183) es tan histórica y tan llamativa frente al lamentable discurrir del grueso de la temporada que todo el mundo opina que … algo hay. Que Agapito ha aflojado la mosca, vaya. Aunque todo, según la web del club, se debe a la casta de los jugadores y yo, como zaragocista de pro, quiero creerlo. Pero, desde luego, en todas las tertulias de café de por aquí en las que sale el tema eso no se lo traga nadie.

Y, Agapito, lo último que se merece el club es que toda España piense que está en primera de una manera tan innoble.

Y si no, que cuente alguien cuántas veces jugamos contra ocho.

sábado, 12 de mayo de 2012

Los deberes del colegio

Esta mañana estuve con un amigo profesional de la enseñanza y le pregunté (¡vaya pregunta estúpida, la mía!) si el deterioro general de la educación se había detenido ya o seguía empeorando la cosa. Su respuesta fue totalmente indirecta: lo que está pasando, decía, no es algo que se arregle con una ley o un plan. Es un problema de educación en las familias, no en los colegios.  De hecho, salen chicos muy buenos.

Pero claro, él veía cada año el "material" que le llegaba y se decía "de esto no puedo sacar nada", y a aguantar un año más.

El problema está en las familias, porque no educan a los hijos en el esfuerzo y el sacrificio: no, estamos criando príncipes, niños consentidos.

Hace no mucho hubo en algún periódico una pequeña polémica epistolar interlectores sobre el tema de los deberes escolares en casa. La tesis general era que los niños ya pasaban demasiado tiempo en el colegio, seis horas, y no hay que mandarles un trabajo adicional: necesitan tiempo para ser niños, jugar, distraerse, dedicarse a otras materias extraescolares. Y además (y esto era lo que más me llamaba la atención), había niños cuyos padres podrían ayudarles con los deberes y niños que no, y eso era no sólo un agravio comparativo sino también fuente segura de diferenciación. No veían justo que unos niños contaran con más ventajas que otros.

Como se decía hogaño en Aragón: ¡jodo!

Mi primera intención era criticar esta idea, pero... ¡es que no me creo que alguno de ustedes pueda estar, siquiera parcialmente, de acuerdo!

Así que les dejo a ustedes la parte argumentaria. Yo... ¡de verdad que me quedo sin palabras!

Digamos, para empezar, que ningún sindicato de estudiantes ni ninguna asociación de madres y padres conseguirá evitar que ayude a mis hijos en matemáticas, en física, en química, en dibujo, en historia, en inglés, en ... En su formación, en suma. Y peor para para aquellos niños cuyos padres no les ayuden en su educación: allá ellos. Y si alguno de mis hijos es ingeniero y necesita algún consejo mío, les aseguro que se lo daré y me importa tres pitos si los demás ingenieros no tienen padres ingenieros que les den sabios consejos.

¿Se me entiende, hasta aquí?

Una segunda reflexión es ¿qué clase de padre pide públicamente que los demás padres no ayuden a sus hijos? Sin duda, o es un incapaz, o no ve jamás a su hijo, o viéndole y pudiendo no quiere ayudarle. ¡Si es que estoy imaginando cómo es, como si lo tuviera delante! ¿Son este tipo de personas las que han de decidir cómo educamos a nuestros hijos?

Claro que otra posibilidad sería que el lumbrera fuera uno de esos que no tiene hijos pero que lo sabe todo sobre como criarlos y qué les conviene. Seguro que sí. Yo también pienso que José Tomás es un cobarde y se arrima poco, ¡no te jode! Se ven las cosas muy fáciles, desde la barrera.

Siguiente punto: me parece terrorífico que alguien con poder tome siquiera en consideración esa idea. ¡Y no me digan que me tranquilice, porque nuestro anterior y amado Presidente del Gobierno sería su fan número uno! Teniendo en cuenta que en este país cualquier idea buenista prevalece siempre sobre cualquier otra que sea "dura"...

En fin. Paro, porque me lo pide mi psicoterapeuta. Sólo le pido que, en el país de mediocres que los mediocres quieren que sea, ustedes por favor intenten que sus hijos sean lo mejor que puedan ser.

Aunque me es obvio que no necesitaban que se lo dijera.

jueves, 10 de mayo de 2012

La larga vida profesional


Cuando uno elige médico (quien lo haga, claro), dentista u oftalmólogo, gusta que el elegido tenga más o menos la misma edad que uno mismo. No se prefieren médicos mucho más mayores, pues se les ve como "antiguos" y "cosas del pasado", ni más jóvenes, que serían tachados de "imberbes pollos sin experiencia"; los de nuestra edad, sea la que sea, siempre tienen la experiencia que exigimos y además "nos comprenden". Otra razón, en realidad más poderosa, es que solemos querer que nuestro médico lo sea para siempre. Y si es viejo, seguramente lo dejará antes que nosotros, ¿y entonces?

Con los abogados eso no suele pasar, pues nadie quiere un abogado para siempre. No, si hemos de tratar con uno, por favor que sea una vez y nunca más, ¿verdad? Pero con los médicos sí, qué le vamos a hacer.

Algo parecido ocurre con los arquitectos (el que tiene tratos con ellos), con el mecánico del coche y con centenares de oficios, en los que uno necesita establecer una relación de confianza: un gestor, un agente de viajes, un constructor, un proveedor fijo, etc.

Al menos a mí me pasa, y en los dos sentidos. Tiendo a establecer relaciones largas con gente de mi edad y gente de mi edad tiende a establecer relaciones largas conmigo.

Este fenómeno hace que la vida profesional pase por tres etapas:
 
En una primera etapa, al empezar, no conocemos a nadie. Somos muy jóvenes. Ni nuestros clientes ni aquellos de los que seremos clientes son de nuestra edad, son personas mayores que en general tienen ya establecidas sus relaciones. Ésta es una etapa dura, pero de la que por suerte se acaba saliendo con el tiempo, el cual además nos lleva a la segunda etapa.

En la segunda etapa ya tenemos años, tenemos experiencia, tenemos bagaje, tenemos nombre y nombres. Somos profesionales establecidos y la gente de nuestra edad (y los más jóvenes) nos ve como profesionales. En esta etapa nuestra red se va ampliando cada vez más y las cosas son cada vez más fáciles. Es una etapa agradable, pero de la que por desgracia se acaba saliendo con el tiempo, el cual además nos lleva a la tercera etapa.

En la tercera etapa ya no tenemos años: tenemos décadas. Los de nuestras quintas cada vez lo van dejando más, gente más joven va accediendo a las posiciones clave y va eligiendo a profesionales más jóvenes que nosotros. Cuando hablamos con ellos nos hacen sentir viejos, pero es que cuando ellos hablan con nosotros nos sienten como muy viejos. Ambos pensamos que en cualquier momento vamos a sacar a relucir la anécdota de "cuando hicimos el Arca de Noé…"

Es una etapa tremendamente injusta, porque el profesional "veterano" sabe un montón, si no por diablo al menos por viejo. Pero ¡así es la vida!, es normal que el otro prefiera a alguien que le aporte… futuro.

Un ejemplo: una poderosa ingeniería multidisciplinar se presentó a un concurso para el proyecto de una fábrica completamente nueva de una multinacional. La ingeniería presentó su oferta y, económicamente, eran los mejores. De largo. Por técnica y por conocimientos, también. Y, sin embargo, perdieron el concurso. ¿Por qué? Los representantes de la multinacional se lo explicaron: los currículos que incluyeron en la oferta , con la información de las personas que intervendrían: el director del proyecto, el responsable de las estructuras, de las instalaciones de clima, electricidad, fluidos, gestión de obra,… todos eran auténticos gurús en lo suyo, personas con un enorme prestigio y con una valía fuera de toda duda. Primeras espadas entre primeras espadas, lo mejor de lo mejor. El más joven tenía 60 años, y los había de 70. Y los de la multinacional les dijeron: un proyecto de esta envergadura llevará años de desarrollo y cosntrucción; ¿dónde estarán estos superingenieros dentro de unos años? Y, sobre todo, dentro de diez, veinte años, cuando la fábrica siga ahí y queramos ampliarla o reformarla, ¿dónde estarán? Si dentro de unos años queremos hacer una fábrica nueva, ¿tendremos que elegir a una ingeniería nueva, que no tendrá la experiencia de habernos construido ésta?

Pues por triste e injusto que sea, éste es el futuro que se nos depara a todos. ¡No! Podemos evitarlo: la ingeniería multidisciplinar debió preverlo años antes y preparar un relevo de gente quince años más joven, veinte tal vez; un director de 65 tendría así un ayudante de 50, y éste ya podría figurar como el ingeniero titular de la plaza. Con 50 años y 25 de experiencia, en el cénit de su carrera, ofrecería tanto valía como futuro - que de aquí a 15 años ya habría preparado a su vez el relevo-.

Pero, claro, es duro para quien tiene que hacerlo. Porque es asumir, cuando estamos en la cumbre, que vamos a caer.

Dicen que cuesta saber cuándo hay que dar un paso atrás. Y tanto.

martes, 8 de mayo de 2012

Un lugar maravilloso

Hay lugares donde uno se siente realmente cómodo, a gusto. Lo que ocurre es que ese sitio no tiene porqué ser el mismo para personas diferentes. Un juez puede encontrarse como en su casa en medio de un juicio bronco y alterado, y su mujer se siente en su salsa cuando el Corte Inglés abre las puertas el primer día de rebajas; una médico está a gusto en los pasillos de su hospital, donde todos los demás nos sentimos incómodos, y el albañil está feliz si se quita la camiseta en enero porque está colocando un tejado. 

Yo, como ingeniero, también tengo mis preferencias. Y, si usted no es ingeniero, seguramente le parecerán muy raras: friki total, que se dice ahora. Pero como una imagen vale más que mil palabras, se las muestro con dos fotos que hice el otro día atendiendo a un cliente:



jueves, 3 de mayo de 2012

Contrastar metales

Ya he hablado en alguna ocasión del nuevo estatuto de autonomía en Cataluña que se votó el 18 de junio de 2006. Lo bueno de este estatuto, para un ingeniero, es que es partiente. Por ejemplo, el artículo 139: INDUSTRIA, ARTESANÍA, CONTROL METRO­LÓGICO Y CONTRASTE DE METALES (http://www.gencat.cat/generalitat/cas/estatut/titol_4.htm#a155):

1. Corresponde a la Generalitat la competencia exclusiva en materia de industria, salvo lo establecido en el apartado 2. Esta competencia incluye, en todo caso, la ordenación de los sectores y de los procesos industriales en Cataluña, la seguridad de las actividades, de las instalaciones, de los equipos, de los procesos y de los productos industriales, y la regulación de las actividades industriales que puedan producir impacto en la seguridad o salud de las personas.

2. Corresponde a la Generalitat la competencia compartida sobre la planificación de la industria, en el marco de la planificación general de la economía.

3. Corresponde a la Generalitat la competencia exclusiva en materia de artesanía.

4. Corresponde a la Generalitat la competencia ejecutiva en materia de control metrológico.

5. Corresponde a la Generalitat la competencia ejecutiva en materia de contraste de metales.
 
Y digo yo: ¿porqué la Generalitat ha de tener la competencia ejecutiva en materia de contraste de metales? Si alguien de aquí en su vida quiere contrastar algún metal, ¿no puede ir a alguna empresa privada que se dedique a contrastar metales y no tener que ir a la Generalitat?

¿Necesito un director general con chófer que supervise que tal empresa privada lo haga bien? ¿No cree la Generalitat que tal empresa privada se iría a pique si lo hiciera mal?

Teniendo en cuenta que nuestros próceres y amados líderes no tienen ni repajolera idea de contrastar metales, ¿qué fin perseguían con semejante artículo?

¿Y deben ser mi abuelita y sus compañeras de partida de canasta las que, en ejercicio de sus derechos, decidan en referendum si en Cataluña la Generalitat ha de tener la competencia ejecutiva en materia de contraste de metales?

Y luego los ingenieros nos quejamos de nuestras propias normas.

miércoles, 2 de mayo de 2012

Sevilla, 1962


Durante mi infancia y primera juventud pasé algunos veranos en el Sur, en Andalucía: Campamento, el Puerto, Chipiona. Mis padres tenían la sabia costumbre de leer la prensa local, y como una de las ventajas de veranear por allí es que mi abuelo podía estar con nosotros y él era un gran aficionado al ABC (edición de Sevilla), pues leíamos el ABC.

Que, a propósito, en aquella época el ABC (no sé ahora) publicaba los domingos dos suplementos: "Blanco y Negro", al estilo de los hoy omnipresentes suplementos dominicales pero que en aquellos años nos parecía un refinamiento inconcebible,… y "Gente Menuda": un suplemento dedicado especialmente a los niños, chistes, historietas, pasatiempos, Mingote, etc. ¿Por qué en la actualidad es impensable que un periódico incluya un suplemento similar? ¿Nadie quiere que los niños quieran que se compre su periódico?

El articulista favorito de mi madre era, entonces, Antonio Burgos (para los que no tengan una buena impresión de este hombre, que consideren que en aquella época, por mor de su evidente juventud, era distinto a como sea ahora). El caso es que un día exclamó que Burgos debía, necesariamente, tener más o menos la edad de ella. Y no erraba de mucho, era apenas unos años más joven.

¿Porqué había llegado mi madre a esa conclusión? Mi madre había vivido en Sevilla hasta 1962 y Burgos describía una Sevilla que ella conocía, una vida en Sevilla que ella recordaba. Ustedes me dirán que eso no demuestra nada, que la Sevilla de 1965 no diferiría mucho de la de 1962, incluso con respecto a la de 1971 no habría habido grandes cambios. ¡Pues no! Y de eso va hoy mi artículo. 1962 fue "el año de la riada", y todo el que tuviera entonces uso de razón y viviera en Sevilla sabrá a qué me refiero.

1962 fue un año pródigo en riadas, el Llobregat se desbordó y Cornellá quedó arrasada ; Valladolid, Gerona,… la lista sería interminable. El caso es que lo de Sevilla fue bestial: el 25 de noviembre de 1961 el Tamarguillo, apenas un arroyo que cruzaba el centro de la ciudad, se desbordó, y durante días se circulaba en barca por la Campana o la Plaza de España (Sevilla está a 10 m sobre el nivel del mar, con lo que el terreno hasta el océano tiene pendiente casi nula y el desagüe por fuerza fue lentísimo, por filtración). Tras las riadas, se desvió el Guadalquivir (lo que hay en Sevilla es ahora un brazo sin salida), se reconstruyeron los muros,… pero también cambiaron muchas cosas: si habláramos con los que entonces eran jóvenes nos contarían cosas - la vida sin televisión, los braseros de carbón, la novedad de la Coca-Cola, las misas en latín, el hielo en barras en la fresquera,… - que nos sonarían a paleocristiano; y, casualmente, la gran mayoría de los cambios los fecharíamos hacia 1962.

Es así: la vida antes de 1962 nos sonaría a nosotros a paleocristiano. Y, sin embargo,…

El otro día volví en coche de Panticosa y encontré bastante avanzadas las obras de la prolongación de la Autovía a través de Arguís y Monrepós. Y como yo soy el paradigma de Abuelo Cebolleta, les contaré cómo era cuando yo era chico.

Cuando yo era chico, el paso de Arguís y Monrepós era muy distinto: era por la carretera "vieja". Y no tan vieja, todavía el tramo central Arguís-Monrepós me parece prácticamente nuevo y casi pendiente de acabar. Pero es que la bajada de Monrepós no es tampoco tan nueva (por el tipo de firme empleado, yo diría que tiene 20 años), y recuerdo perfectamente el inicio de las voladuras de la montaña para hacer el primer tramo, Nueno-Arguís, hace tan sólo 31 años: las piedras taponaban el río, y a mí, visto desde los túneles y curvas de la carretera vieja del otro lado, me parecía un crimen ecológico imperdonable.

Sí, en aquella época era normal tocar la bocina al atacar cualquier curva, para avisar al que pudiera venir por el otro lado. Tráfico que, todo hay que decirlo, no era muy intenso: el trayecto normal para ir a Jaca (¿y quién iba a querer ir a otro sitio entonces?) era por Ayerbe y el puerto de Santa Bárbara.

Aprovecho la ocasión para recomendar a todo el mundo a recorrerlo al menos una vez: está prácticamente igual - quizá peor- que en aquella época. Ahora bien, no viaje con el espíritu de hoy en día, pensando que en hora y media va de Zaragoza a Jaca. Y ya puestos pare en el pantano de la Peña a tomar un bocadillo, hombre.

Pero aún hay más. El trayecto Zaragoza-Huesca. Hoy, una autovía, y no hace falta cruzar Huesca. En aquellos años…

Había al menos dos cruces con la línea del ferrocarril al mismo nivel, con barrera. Es decir, si se acercaba un tren la barrera bajaba y la carretera quedaba cortada (lo explico para los que no han conocido una experiencia semejante), con las consiguientes colas. Nadie hacía en menos de una hora los 70 km que hay entre ambas ciudades. A veces veías al tren unos kilómetros antes y acelerabas, intentando llegar antes de que bajase la barrera, pero ¡quiá!

No obstante, lo peor estaba a la vuelta. Sí, porque hay que pensar que cuando yo volvía del Pirineo ¡lo hacía todo el mundo! Las caravanas eran lo corriente, y unas caravanas como no hay ahora: cientos de coches, unos detrás de otros. De vez en cuando, algún loco se lanzaba a adelantar para avanzar una patética veintena de coches. Y eso donde se podía, porque de Villanueva de Gállego a Zuera la carretera era un continuo sube-baja con cambios de rasante pronunciadísimos. Cuando estabas en el pico de arriba y veías la bajada y siguiente subida creías que podías adelantar y te lanzabas… para llegar abajo embalado y descubrir que los otros coches también se habían embalado, que estabas intentando adelantar cuesta arriba y que perdías la visibilidad…

Eso sí, eran unas caravanas a menudo rapidísimas. Desconozco por qué, pero en ocasiones todo el mundo iba a 100 por hora.

En ocasiones, claro. La última vez que sufrí una caravana de entonces fue a finales de los 80 (los primeros 12 km de autovía, hasta antes de Villanueva, se inauguraron en 1991). Y tardé ¡siete horas! desde la cara norte de Monrepós. Invierno y todo nevado. Coches parados. ¿Qué pasaría? Al llegar al túnel de la Manzaneda (en realidad, al llegar al puente) veo que por alguna extraña razón, miedo quizás, los coches delante de mí no se metían en el túnel hasta que el anterior no había salido… ¡Ah, era por eso! Ingenuo de mí: la caravana siguió a cero por hora hasta la Academia General Militar, puede que hasta los leones. Y en este punto los mayores que yo sonreirán: ya saben por qué. Sí, efectivamente. En la puerta de la Academia había ¡un semáforo! Para regular el cruce de tantos soldados como tenía, que el autobús de Zaragoza paraba enfrente en la gasolinera. Y todos en procesión hasta ese semáforo. Jamás volví a intentar regresar del Pirineo a Zaragoza un puente de San Valero.

Pues todo esto que les estoy contando, y que a los veinteañeros les sonará a maricastaña, es prácticamente ayer para mí, recuerdo vivo.

Tal como es para mi madre y su quinta la vida antes de las riadas de 1962. Y como lo era para el abuelo Cebolleta. Lástima que tengamos que hacernos mayores para comprenderlo.