domingo, 31 de julio de 2016

Somos independientes





¿Hubo el otro día un golpe de Estado? Quizá sí, pero si lo hubo puede que no se haya enterado nadie, ni siquiera los afectados. Pues incluso entre los afectados habría habido más conmoción si se hubiera sabido que el último ganador del Tour de Francia también se había dopado: al menos, se comentaría en los bares o en las colas de los cines.

Pero entonces... ¿qué ha pasado?

En principio, parece ser que el pleno del Parlamento de Cataluña ha votado el crear una Asamblea Constituyente catalana, máxima autoridad en la Tierra pues no responderá ante nadie y su palabra será todopoderosa (sus decisiones "serán de obligado cumplimiento para el resto de poderes públicos y todas las personas físicas y jurídicas", ahí es nada). También ha aprobado, al hacerlo, que les da igual lo que digan o tengan que decir las leyes y los tribunales españoles. Con dos cojones.


Por cierto, quede constancia de que todo esto se hizo con el voto en contra de Podemos-Iniciativa-Izquierda Unida, con el rechazo completo del PP y de Ciudadanos, que abandonaron la cámara en señal de repulsa, y con la abstención del PSOE, que sí estuvo presente y participó, pero que al parecer no tenía ninguna opinión sobre el tema. Ruego, por favor, que nadie olvide nunca el verdadero retrato de sí mismo que acaba de hacer el PSOE.

El tema es curioso. Sabedores de que se iba a discutir este paso, los servicios jurídicos del Parlamento advirtieron a sus jefes (es decir, a la Mesa del Parlamento) que incluir el tema en el orden del día era ilegal y estaba expresamente prohibido. La Mesa dijo que de acuerdo, que no se incluiría en el orden del día y que se trataría sin que estuviera convocado de antemano, y listos. Cuando el pleno trató el tema, los abogados volvieron a recordar a la Mesa que lo que iban a hacer era inconstitucional y todo eso. La mandamás de la Mesa, la Forco, comunicó entonces al pleno que los abogados le decían que lo que iban todos a hacer era muy feo. El portavoz de los separatistas respondió que a ellos plim, que son inviolables por lo que voten, y no se habló más.

Total, que votaron... y se fueron de vacaciones. ¿Así se hacen los golpes de Estado? En fin, digo yo que si se tratara de algo importante alguien informaría a la población de qué está pasando.

Y, la verdad, viendo la reacción de los poderes golpeados, me temo que lo ocurrido tiene de golpe de Estado lo que de unicornio un perro con un cucurucho de papel en la cabeza.

Ya ven, en Madrid llevan en modo provisional nueve meses, pero aquí tenemos un Parlamento de opereta cuyas patochadas no se creen ni ellos desde hace ni sé cuántos años. Con la diferencia de que lo de Madrid, tarde o temprano acabara, pero lo de aquí... no lo creo.




Fórmula V - Eva María se fue

Retrato de Cataluña, por Antonio Robles

Por razones que sólo a mí competen - en realidad, porque quiero que conste en la edición en papel que hago de este blog para su conocimiento futuro por mis descendientes-, copio íntegro el artículo que Antonio Robles (no un cualquiera, una de las voces más autorizada para tratar este tema) publicó el 28 de julio en libertaddigital.com. El enlace original del artículo es http://www.libertaddigital.com/opinion/antonio-robles/el-legado-toxico-de-pujol-79663/



El legado tóxico de Pujol

Se acaban de cumplir dos años de la confesión de Jordi Pujol por haber estafado a Hacienda durante más de treinta años. Tan patriota él, confundió Cataluña con Andorra y allí extraditó millones mientras aquí nos daba lecciones de moralidad cívica.
 
Seguramente para la inmensa mayoría de ciudadanos, los cobros ilegales del 3%, el entramado mafioso de toda su familia amparada por su poder institucional, el chantaje y saqueo a empresas con adjudicaciones de obra pública, el fraude continuado a Hacienda, las subvenciones para comprar el silencio o la colaboración…, para la mayoría de los ciudadanos, repito, seguramente sean el mayor escándalo y la peor herencia que nos dejó el gran timonel del catalanismo.
 
Siendo una degradación política intolerable, de ninguna manera es su peor herencia. Su peor legado es haber envenenado el alma de millones de catalanes hasta convertir la sociedad tolerante y cosmopolita que heredó de la Transición en una sociedad emponzoñada de resentimientos, exclusiones y violencia latente. Barcelona, y por extensión, toda Cataluña, era una ciudad cosmopolita, de acogida, mestiza y dinámica. Un espejo para toda España durante los años setenta. Hoy es una colosal secta de talibanes del catalanismo que han impuesto una realidad étnica basada en el odio a cuanto representa a España y de exclusión del diferente. Sean catalanes de adopción o de añada.
 
La manipulación de este ser mezquino y miserable, atormentado por un sentimiento nacional religioso, ha sido tan eficaz, y general, que cuando lleguen los días de la derrota de ese fraude supremacista con que infectó los sentimientos nacionales de millones de catalanes, nadie ni nada podrá controlar la frustración. Sobre todo la de los embaucados, los únicos inocentes por ilusos. Pujol y el ejército de mantenidos de la construcción nacional que han llevado adelante el proceso estarán preparados para vivir de las rentas, pero los millones de catalanes, que de buena fe se creyeron las patrañas de esa gentuza, se habrán quedado sin la pulsión más importante de su vida. Su proyecto vital como sociedad no tendrá sentido, o si quieren, en muchos, su vida, como la del personaje de Unamuno, Don Manuel Bueno Mártir, seguirá mostrando la creencia a pesar de haber dejado de creer en Dios. ¿Conocen a muchos hombres que acepten la derrota con resignación sin negar la evidencia..? Conocen a muchos que acepten esa derrota sin resistencia..?

Cuanto más pronto reparen todos los españoles, pero sobre todo, todos los catalanes, que la ideología nacional catalanista que ha logrado convertir a la sociedad catalana en una cloaca, no es mejor, ni siquiera diferente a movimientos fascistoides latentes hoy en toda Europa y ayer fascismos puros y duros, más pronto les perderemos el respeto inadecuadamente atribuido a esos gobiernos nacionalistas instalados en el saqueo, la intolerancia y en el desprecio a la ley democrática.
 
El ex presidente de la Generalidad, Jordi Pujol heredó una sociedad dispuesta a convivir con distintas lenguas, con diferentes culturas y el mejor ánimo para defender la lengua y la cultura catalanas. A la vuelta de tres décadas, media Cataluña quiere imponer a la otra una cultura y una lengua; y la otra media, humillada hasta el hastío, ya no está dispuesta a que la pisoteen más. La generosidad de la España Constitucional le otorgó un marco de autogobierno envidiable para cualquier país federal, pero Pujol y su herencia no correspondieron con la lealtad debida. A la vuelta de tres décadas, su delirio ha logrado romper los lazos de afecto con el resto de españoles, ha derruido los pilares de la convivencia con el resto de España, y en su lugar solo queda prevaricación, filibusterismo, amenazas de rupturas unilaterales, y mucho odio. Heredó una Cataluña tolerante y en paz, y nos deja una Cataluña crispada a las puertas de la violencia. Este es su legado tóxico, el peor de los legados posibles. Su confesión, al menos, acabó de cuajo con su referencia moral. De momento…
 
P.D- Mientras escribía esta advertencia, sus discípulos proclamaban la independencia unilateral por capítulos en el Parlamento de Cataluña. No sólo es él el culpable. Nuestros padres de la patria han asistido a la transmisión en directo y por capítulos de ese golpe institucional sin darse por aludidos. Alguien les debería advertir, como le reprochó Churchill a Chamberlain, que la cobardía y el complejo ante el mal, se suele pagar con la violencia.

martes, 26 de julio de 2016

La selección de los ingenieros, antes y ahora



Creo recordar que en 1º de carrera éramos 1.100 alumnos en el total de la escuela; me suena el dato de alguna asamblea universitaria, pero quiźa fuera en 3º. Da igual.

Los cursos anteriores al mío se licenciaron unos 35 alumnos al año. La mía fue una añada excelente, y acabamos 70. Así que puede decirse que de los 1.100, acabamos 210; el resto no lo consiguió. Y es que 1º y 2º eran una carnicería. 3º era duro, pero los que llegaban eran supervivientes de 2º, y mal que bien, en un par de años se pasaba. La mayoría de los 900 lo dejaba en 1º, y el resto en 2º.

En la actualidad no creo que el porcentaje de abandono haya mejorado. Quiero creer que el nivel que exigen las universidades para ser ingeniero no ha bajado, al contrario: los avances tecnológicos y en especial de la informática (embrionaria en mi época, mirada con los ojos de hoy) obligan a los aspirantes a adquirir más conocimientos y más complejos. Dado que (todos estamos de acuerdo) el nivel con el que terminan el instituto los estudiantes es más bajo que los años a los que me refiero (y si no me creen, pregunten a los que estaban allí), por fuerza el fracaso ha de ser mayor. Salvo que ahora los estudiantes se autocriben y sólo se inscriban los que tienen más posibilidades de conseguirlo. Pero no lo creo, porque a los 18 años mandan las ilusiones, no el realismo. Por suerte.

Además si tenemos en cuenta que la nota de corte en varios grados de ingeniería en las universidades catalanas es... el 5, el aprobado pelado en la selectividad, está claro: aceptan casi a cualquiera.


Nota: en mi época, en la Universidad de Zaragoza se podía estudiar Ingeniería Industrial. Ninguna otra. Tampoco se podía estudiar Arquitectura, y por descontado no existía la oferta de grados que existe ahora. Es la razón para que hubiera mil alumnos en la Escuela. Y eso que no teníamos edificio propio, ocupábamos espacios prestados. Cosas de la época.

Nota 2ª: aprovecho la ocasión para despotricar sobre el sistema actual: se ofertan en Cataluña creo que 210 grados de ingeniería. Vamos, que el chaval ha de elegir la especialidad antes de empezar la carrera. Entiendo la lógica, pero no me parece buena idea: lo suyo es que empiecen haciendo las partes generales, y a medida que su conocimiento de lo que es la ingeniería sea mayor se han de ir derivando hacia una especialidad u otra. Por ejemplo, empiezan todos juntos y en 3º se separan en ramas, en 4º en el siguiente nivel y en 5º o máster la especialización definitiva. Claro que esto va en contra de "Bolonia". Con lo que no hay más que hablar.

Nota 3ª: supongo que si se suman todos los alumnos de los distintos grados de ingeniería en una universidad, los números globales han de ser parecidos, por lo que supongo que lo que ocurría entonces también ocurre ahora.

Nota 4ª: digo con total ligereza que el nivel exigido para sacarse el título no ha bajado con los años. Es mi obligación pensar así, al igual que pienso que tampoco ha bajado el nivel de exigencia en Medicina o Derecho, por ejemplo. Ahora bien, yo no tengo datos de cuál es el fracaso actual en la carrera de Ingeniería; si resultara que ha mejorado con respecto a mi tiempo... tendría que empezar a pensar en que tal vez sí, tal vez el nivel de exigencia para ser ingeniero es menor. Si ése fuera el caso...

En cualquier caso, la realidad es que es en 1º, y también en 2º, cuando se hace la verdadera selección de los que deben estudiar ingeniería.

¿Nadie más ve nada raro aquí?

En tiempos de mi padre, mucho antes de la selectividad, para entrar en la escuela de ingenieros había que aprobar un examen específico. Lo normal es que los aspirantes se matricularan en una academia de preparación a ese examen, y aun así lo habitual era tardar 5 años en aprobarlo. A cambio, una vez aprobado, la carrera era "pan comido". Quiero decir, no había abandonos. Como no los hay en la escuela de jueces y fiscales, en la que lo difícil es entrar. Al final, en la época de mi padre era normal necesitar 10 años para ser ingeniero (mili aparte), 5 para entrar y 5 para cursar. Y en la mía... 10 también, pero todos cursando. Solo que en mi época, y ahora, los años de selección se hacen a costa del erario público, dedicando profesores para hacer la criba, masificando la universidad y dañando la calidad de la enseñanza en los primeros cursos, y antes la criba era a costa del alumno: los 5 años para aprobar iban a su costa y sólo le "perjudicaba" a él. 

Lo que quiero decir es que es ineficiente una selectividad general, válida para cualquier estudio universitario: lo suyo es que cada escuela tenga su propio examen para el ingreso. Y este examen ha de ser suficientemente selectivo para que en 1º los abandonos sean minoritarios.

No creo que esto llegue a ser así. En primer lugar, porque la mayoría de los profesores de las escuela de ingenieros se necesitan en 1º y 2º. Si les quitamos los alumnos que se irán pero que ahora llenan sus clases, ¿qué será de ellos? También a los administrativos les interesa una universidad masificada. Y, por descontado, los sindicatos de alumnos se opondrán, ahora y siempre, a cualquier dureza en un examen o actuación que les suponga un esfuerzo. Alumnos, PASU y la mayoría de profesores de 1º y 2º son mayoría en los claustros, ergo ninguna universidad hará tal cosa.

Y en segundo lugar, la sociedad actual tampoco lo permitiría. Un chaval de 18 años ha de tener éxito aquí y ahora. ¿Qué es eso de pasarse años estudiando para aprobar un examen? No, inaceptable. El fracaso por no valer o por no haberse esforzado lo suficiente, hoy en día, no es una opción. Y punto.



Michael Hedges - Aerial boundaries (tocada por Andy Mckee)

lunes, 25 de julio de 2016

Acerca de la densidad del aire




Como calculista de estructuras, a menudo he de emplear la norma de acciones en la edificación, apartado "viento", para estimar el viento que actúa sobre una estructura. La mayoría de las veces ése es el momento más "¿y ahora qué hago?" de todo el proceso de cálculo. Porque la norma del viento, la española, es una birria. No hay día que la emplee que no piense que es una porquería de norma.

Dicho lo cual, y como la red está llena de descripciones de gazapos y miserias de la norma, voy a intentar aportar una información que seguro que pocos conocen y menos aplican.

Resulta que el apartado del viento establece que la fuerza que hace el viento es función de la velocidad con la que sopla y de su densidad; luego elucubra sobre lo que se considera velocidad al hablar del viento (algo en verdad complicado), y sobre la densidad se limita a la inocua frase "La densidad del aire depende, entre otros factores, de la altitud, de la temperatura ambiental y de la fracción de agua en suspensión. En general puede adoptarse el valor de 1,25 kg/m³. En emplazamientos muy cercanos al mar, en donde sea muy probable la acción de rocío, la densidad puede ser mayor". Y ya está. No dice más. Y nadie se preocupa más. ¡Buf!

En primer lugar, la densidad del aire al nivel del mar es de 1,225 g/litro, no 1,25. Sí es cierto que si sopla una galerna, lloviendo al mismo tiempo, el aire está empapado y pesa más, aceptamos ese 1,25. No obstante, es una condición dudosa en muchas partes: en Barcelona, por ejemplo, cuando sopla el viento huracanado es un viento seco, no es el temporal marítimo que nos imaginamos. Aunque supongo que en Galicia o en San Sebastián sí es fácil que sople la galerna del Cantábrico que supone un viento empapado.

Pero esto es al nivel del mar. No toda España está al nivel del mar, hace poco calculé una estructura que estaba a 1.150 m de altitud sobre el nivel del mar. ¿Qué pasa a 1.150 m de altitud?

Bueno, lo cierto es que el aire es menos denso cuanto mayor es la altitud, así que la fuerza del viento a la misma velocidad deberá ser menor, por narices. ¿Cuánto menor? ¡Ay, amigo! Eso es más difícil de responder. La densidad del aire yo la calculo multiplicando la densidad al nivel del mar por el número e elevado a -k por la altitud, siendo k=0,000126. Los resultados no son espectaculares, pero a 660 m de altitud (Madrid) la densidad del aire es 1,15, el 92% de la "titular", y a 1.150 m es 1,08, el 86%. Que quizá no es para tirar cohetes, pero si la estructura es muy sensible al viento puede ajustar la carga eólica… o saber que tiene ese coeficiente de seguridad adicional.

Y ya está. De verdad, no sé qué le costaba a la norma añadir la formulita y dejar que cada calculista decida si la aplica o no. Porque ahora no la indica, pero como sí autoriza (a su manera) que el calculista establezca la densidad del aire que va a tener en cuenta, si alguien le toma la palabra la habremos liado. Porque aparecerá el talibán de turno que le dirá que la norma no nombra esa fórmula y que por tanto él no se la cree, no la acepta. Y ante el panorama, el calculista prefiere evitarse líos y aplica el valor del nivel del mar, que además sabe que va sobrado. Y que salga lo que salga, que seguro que aguanta.

Eso sí, luego se nos llena la boca a todos (y a los de las normas los primeros) hablando de estructuras sostenibles, de contribuciones a la sostenibilidad (para hablar por hablar hay que emplear palabras muy largas), y todo eso. ¡Qué ecológicos que somos! Pero hacemos las estructuras para que aguanten mucho más de lo que deberían aguantar. Que una cosa es predicar y la otra dar trigo.



Eleanor McEvoy - Only a woman's heart

domingo, 17 de julio de 2016

En verano, el anticongelante




Es verano, es tiempo de vacaciones, y es la época en la que se suelen hacer en coche los viajes de verano: largos, con el coche cargado hasta los topes, y a menudo subiendo puertos de montaña. Es el momento del vigilar el anticongelante.

Sí, el anticongelante: ese líquido rosa que hay en un pequeño bidoncito en una esquina del habitáculo del motor.

Puede que usted piense que estoy desbarrando una vez más. ¡El anticongelante, en verano! Pero sí, es el tiempo clave. No es en primavera ni en otoño, y en España tampoco en invierno cuando el anticongelante se gana los cuartos, no. Es ahora, en verano. Ya se lo he dicho: cuando hace los largos viajes, con los termómetros a 37º y subiendo cuestas interminables. 

Me explico.

En primer lugar, sepa que el 70% de las averías se producen por la refrigeración del motor. Y la causa de casi todas las que se producen en marcha. Si su coche le va a dejar tirado en el arcén, va a ser por eso.

En segundo lugar, piense que el anticongelante es el líquido que emplea el motor para refrigerarse. 

Antes no había anticongelante. Los coches, lo que tenían era un refrigerante. Mi viejo seiscientos empleaba agua, como todos. El agua rodeaba el motor y se enfriaba en la aletas del radiador; si se calentaba demasiado y pasaba de los 100º, hervía y entonces ya no refrigeraba. Había que parar el coche, abrir el capó del motor y esperar a que se enfriara. Además, en ese momento el vapor de agua se escapaba y había que volver a echar agua, con lo que uno echaba mano de la que consiguiera. Si uno había estado echando un ojo a la temperatura, habría parado en el pueblo anterior y echaría agua de la fuente, o empleaba una cantimplora a tal efecto. Y ése era otro problema del agua: que en teoría debía ser destilada, y pocas veces lo era. Con lo que el agua oxidaba el motor, y con el calor se oxidaba más aún. Alucinante la barra metálica que saqué del depósito del agua de mi perolo cuando ya estaba en sus últimos días: aquella barra tenía que ser óxido y cascarilla que se habían acumulado en la tubería (y que bloqueaban el circuito, por eso detecté que algo pasaba y buscando qué era la extraje).

El anticiongelante, agua con glicol por ejemplo, tiene la propiedad de que congela a una temperatura menor que la del agua: eso es muy útil en invierno, porque, entre otras cosas, nos ahorrábamos bajar por la noche a ponerle una "manta" al motor para que a la mañana siguiente no estuviera congelado y pudiera arrancar. Sí, si son ustedes jovencitos o de la costa quizá les suene a chino eso de la manta, pero... ¡buf! Aparte que existía el riesgo de que el agua, congelada, rompiera el motor por la expansión del hielo.

Pero otra propiedad del anticongelante es que, al tiempo que congela a menor temperatura, ebulle a mayor temperatura; según el que sea, 110º puede ser una temperatura típica (y es la que marca el panel de mi coche como límite), y teniendo el circuito a una presión mayor (se consigue con unos tapones especiales) la temperatura de ebullición puede ser 20º mayor. Así que el anticongelante es también el líquido reffrigerante. Y, ya puestos, además de la función de refrigerante se añaden inhibidores de corrosión, para que no oxide el interior del motor (lo que hacía el agua).

Ahora piense en los viajes típicos de verano. Con toda la familia, con el maletero lleno, puede que con algunas bicicletas en la baca... El viaje dura horas, y usted quiere subir el Monrepós a 110 km/h, como si tal cosa. A pocos años que tenga su coche, se la está jugando. Porque, huelga decirlo, los distintos compuestos que incluye el anticongelante tienen una vida útil limitada y, si se sobrepasa, la degradación del líquido es una cosa muy mala (se lo digo yo). Además, siempre se pierde algo; si usted no es consciente, puede verse esperando una grúa.

En las revisiones de los coches, siempre se mira el anticongelante. En algunas revisiones sólo se mira el nivel y, si ha perdido, se repone lo perdido; en otras, más profundas, se purga todo el circuito y se rellena con líquido nuevo. Pero esto del anticongelante es muy fácil y lo puede hacer usted mismo. En los hipermercados y en las gasolineras (por descontado, también en los comercios del ramo) puede comprar garrafitas de 5 litros, valen cuatro perras, y tenerlas en casa, y de vez en cuando (como mínimo, en estas fechas) echarle un vistazo al depósito del coche: si el nivel está bajo, sólo tiene que rellenarlo. Hágalo. Es más fácil que reponer la gasolina, por si cree usted que es demasiado para un picapleitos como usted.

Y, ya que estamos, un consejo. Antes de comprar la garrafa de marras, échele un vistazo al depósito de su coche y fíjese en el color del anticongelante: puede ser rosa o turquesa. Y compre la garrafa del mismo color. No pasa nada, esto del color es para detectar mejor las fugas, y usted puede mezclar los colores sin problemas, pero... queda menos estético, y no le cuesta nada acertar.

En verano, con el coche cargado, viajes largos, cuestas prolongadas, alta velocidad... vigile la temperatura del motor. Si pasa de 95º, mi consejo es que reduzca unos minutos la velocidad. Si pasa de 100, pare debajo de un árbol, levante el capó y tome el fresco quince minutos, hombre. Se evitará averías.

Pero, sobre todo, compruebe antes de salir el nivel del anticongelante. Porque su nombre engaña.




Sarah Jarosz - Come on up to the house

jueves, 14 de julio de 2016

Cuando el CYPE se equivoca





Calculo un edificio de hormigón con el programa CYPE. El edificio es en concepto muy sencillo y son bastantes metros cuadrados, por lo que el empleo del CYPE es lo más práctico: si el CYPE no puede hacer estos edificios, ¿para qué lo quiero?

El CYPE es un programa de cálculo de estructuras en el que el usuario "introduce" los planos del arquitecto, comprueba que el programa ha generado bien el modelo del edificio, y le da a la tecla de ejecutarse. El programa calcula y dimensiona la estructura, y si al usuario le parece bien, genera los planos, la memoria y las mediciones. En tanto en cuanto el programa no es perfecto, el usuario debe hacer algunas correcciones según el criterio que tenga, pero lo cierto es que con el paso de los años el programa es cada vez mejor y el usuario menos necesario. De hecho, es de esperar que cuando el arquitecto, en vez de dibujar rayas y decir "estas rayas representan un pilar", dibuje pilares (y se vean como rayas, pero el arquitecto le haya dicho a su ordenador "pon aquí un pilar de 30 por 30"), el CYPE no necesitará que el usuario le traduzca los planos del arquitecto, ya lo hará solo, y con cuatro datos específicos se encargará de todo. Como he dicho en varias ocasiones, las estructuras las calcularán las máquinas al igual que ya hacen todas las raíces cuadradas que se hacen en los países civilizados.

El caso es que he calculado un edificio de hormigón con el CYPE… y he encontrado un error. Un comportamiento del programa al calcular que, necesariamente, ha de ser un error del programa. Comunicado a los sres. de CYPE, les he enviado la obra para que lo comprueben ellos mismos, y me han dicho que lo pasarán a los de programación para que averigüen a qué se debe ese comportamiento tan, a todas luces, erróneo.

No pasa nada. Así es como se mejoran todos los programas informáticos, el CYPE también.

Pero sí, sí que pasa. Sí que pasa porque, al igual que con las raíces cuadradas, el uso intensivo del ordenador nos quita la habilidad de aquello que hace la máquina; en este caso, el calcular edificios. En unos años ya no quedarán calculistas que sepan ver si una estructura está bien calculada o no.

Y, claro, si las personas ya no sabemos si los cálculos están bien, la bondad del cálculo depende al 100% del ordenador. Que puede tener fallos, ¿no? A fin de cuentas, no es la Biblia, que es inerrante. Que el programa esté bien depende del programador, que no se equivoque al teclear o al traducir a lenguaje de ordenador el deseo del analista; del analista, que prepara las instrucciones de cómo calcular a partir de lo que le explique el experto en cálculo; del experto en cálculo, que no se equivoque al explicar qué hacer ni él al entender cómo se calcula; de las normas, que, como todos sabemos, son los eslabones más débiles en esta cadena, son una chapuza; de los mecanógrafos que escriben las normas, no en vano tiempo después suelen salir colecciones enteras de erratas (y de erratas de las erratas)…

Yo, que soy del pleistoceno, prefiero que el que da la cara, el que afirma que ha calculado, el que asume la responsabilidad por el cálculo, sepa calcular. Prefiero que sepa calcular y que, aunque no calcule, sepa ver si el programa ha cometido algún error.

¡Por supuesto!, me dirán todos ustedes. Y todos los calculistas estarán de acuerdo, todos opinan que no puede ser que el calculista no sepa. Ya lo sé. Pero lo que yo digo es que, con tanto ordenador, ese conocimiento se va a perder. Como el hacer raíces cuadradas. Y, como pasó con las raíces cuadradas, esa pérdida llegará sin darnos cuenta, poco a poco, hasta que sea general. Y entonces estaremos en la situación que ahora opinamos que no debe ocurrir. ¿Qué haremos, entonces?




Dave Stewart & Candy Dulfer - Lily was here

domingo, 10 de julio de 2016

El que sale en la foto





Hace un par de días, con todo este follón de los policías y los negros, el jugador de baloncesto Carmelo Anthony publicó un tweet en el que afirmaba que los atletas negros debían implicarse, más allá de marchas, tweets y proclamas: tenían que hacer algo más, y ellos, los atletas negros de éxito, tenían que participar activamente. Y acompañaba el tweet con esta foto:




Esa foto tiene historia: es de 1967. Cassius Clay, Muhammad Alí, había anunciado que no iba a ir a la guerra de Vietnam. La fecha que le había dado el ejército para la incorporación era abril de 1967, y en febrero de 1967, en Cleveland, se produjo una reunión de atletas negros para apoyarle. En el tweet de Anthony, la foto está cortada; un plano mayor es éste:



Junto a Muhammad Alí, sentado, está Jim Brown, un jugador de fútbol americano, una de sus leyendas, designado en el 2002 por Sporting News como el mejor jugador de la NFL de todos los tiempos. Como chascarrillo, jugaba en los Cleveland Browns y fue campeón en el 64, el título que tanto se recuerda porque fue el último que ganó un equipo de Cleveland hasta Lebron este año. Digamos, sin más, que era el deportista más famoso de Cleveland.

De pie hay unos cuantos negros. De izquierda a derecha:
  • Carl Stokes: el alcalde de Cleveland, y el primer alcalde negro de una ciudad importante;
  • Walter Beach, fútbol americano, también de los Browns, un hombre significativo a nivel local;
  • Bobby Mitchell, otro de los Browns;
  • Sid Williams, de los Browns;
  • Curtis McClinton, futbolista, pero de los Kansas City;
  • Wiilie Davis, que estuvo en los Browns pero entonces estaba en Green Bay, relativamente cerca de Cleveland;
  • Jim Shorter, de los Browns,
  • y John Wooten, también de los Browns.
Pero a mí me llaman la atención los otros dos que están sentados. Junto a Ali está Bill Russell, la estrella de los Boston Celtics. No necesita presentación, y es llamativo que, siendo el entrenador y el jugador principal del equipo, interrumpiera la temporada para acudir a este acto.

Y mi favorito, y la razón de que hoy escriba este artículo, es el que está sentado a la izquierda de Jim Brown: sí, Kareem Abdul Jabbar, entonces todavía Lew Alcindor.

¿Se dan cuenta qué chirría en la foto? Jabbar, Alcindor. Porque en ese momento tiene 19 años.

Cuando se hizo la foto, Jabbar jugaba en la universidad de California - Los Ángeles, UCLA. Había llegado a la universidad el año anterior, pero en aquella época los de primer año no podían competir oficialmente, así que aún no había ganado ningún título universitario. Y, sin embargo, era ya una leyenda de tal calibre que se monta una reunión como ésta en Ohio y lo llaman a él para que acuda en representación de la comunidad negra.

Yo, el lector habitual ya lo sabe, soy de Jabbar.  Por delante de Michael Jordan y de Lebron James. Y es que hay cosas de Kareem que no se reflejan en las estadísticas.




Cat Stevens - Moon shadow

sábado, 9 de julio de 2016

Matar policías



Esta semana, en Estados Unidos, en Minesota, un policía detuvo a un joven negro que tenía roto un piloto trasero de su coche. Cuando el tipo va a sacar su identificación, el poli le descerraja cuatro tiros a quemarropa. La novia del negro, que estaba en el coche junto con el hijo de 4 años de ambos, graba con el móvil la agonía del novio mientras el policía... sigue apuntándole con su arma.

Casi a la vez, en Luisiana, otro poli mata a otro negro que estaba vendiendo CDs. También ahí había cámaras de los comercios cercanos grabando, y... le dispararon mientras lo tenían inmovilizado en el suelo. Él en el suelo, un poli arrodillado a su lado y el otro encima, con la rodilla sobre el negro. Cuando lo tenían así es cuando le disparan. Varias veces, por si acaso fallaban. El negro iba armado, pero tenía la pistola en el bolsillo; en un vídeo se ve cómo luego un poli la saca y la deja fuera.

Llueve sobre mojado: desde las pasadas navidades, la policía de Luisiana ha matado a 38 personas; algunos de ellos, casos tan sangrantes como el del vendedor de CDs. En todo el país el ratio debe estar en torno a 1.100 personas al año. Los policías pueden alegar que también les matan a ellos, unos 120 al año. Y sí, cada año tenemos varios incidentes como los dos que he traido a colación. En respuesta, cada año hay protestas sociales que duran unos días, se quema algún contenedor de basura y algún alcalde negro sale a la palestra para clamar contra la actitud de gatillo fácil de la policía.

Pero esta vez ha habido una diferencia. En la algarada de Dallas, un negro simuló una bomba en un parque, avisó a la policía y cuando ésta llegó... el tipo se había apostado en plan francotirador: cinco policías muertos y once heridos, saldo provisional. Por cierto que la policía se cargó al tipo: equiparon un robot con una bomba, lo manejaron para que llegara el robot hasta el francotirador, y explotaron la bomba. Se ve que decidieron que no hacía falta capturarlo vivo y juzgarlo.

Pero ¡ey, el tipo consiguió llevarse por delante a 16 polis!

¿Y si cunde el ejemplo? ¿Y si se desata una campaña de muerte al policía?

Miren, sé que lo correcto es que clame contra todo este sinsentido y haga un llamamiento a la calma. Que diga que, por favor, no criminalicemos a los polis, que lo que ha pasado en Minesota y en Luisiana (y 1.100 veces al año) son accidentes, ovejas negras, sucesos desafortunados debidos a la gran tensión con la que desarrollan su trabajo nuestros valientes y que no es fácil ser policía en un país con tantas armas rondando y tanto gatillo fácil.

Pero... yo sí creo que debe haber una campaña de caza a los polis. Cuatro o cinco cacerías, diez a lo sumo, y quizá entonces los responsables se den cuenta de que así no pueden seguir. Que algo ha de cambiar en la policía.

No sé, yo soy negro y una noche lluviosa me para la policía de carreteras. Quizás es un control rutinario, o quizás han recibido un aviso sobre un camaro rojo del 84. El caso es que se me acercan uno o dos policías y yo tengo una pistola en la guantera (América es así). Imaginemos que los policías se acercan desarmados. Sólo quieren hablar. Todos tranquilos. Salga del coche. Las manos sobre el capó, por favor. ¿Me revuelvo? Me tienen, porque se les entrena para reducir sin armas, y mi pistola sigue en la guantera.  Pero imaginemos que salen los dos con el revólver en la mano. ¿Verdad que es más probable que en el supuesto anterior que yo eche mano a la pistola de la guantera? Que sí, que es poco inteligente por mi parte, pero... ¿a que es más probable? Bien, es una noche lluviosa, estamos solos en la carretera, los dos polis están dispuestos a disparar y yo tengo un arma y estoy muy nervioso. Que sí, que los polis se la jugaron al pararme, pero... yo no mato policías así porque sí. Si ellos vienen desarmados, no habrá muertos.

Lo que quiero decir es que esta dinámica no debe continuar. Y es la policía quien debe pararla. Que el tipo de Luisiana llevaba una pistola en el bolsillo, pero no hizo ni ademán de sacarla. Porque, oigan, no la tiene para defenderse de los polis, sino de sus convecinos. ¿Tan difícil de entender es esto, para los polis? Pues por lo que parece, sí.

Cada año habrá algunas algaradas de protestas, predicadores del Este se unirán a las familias y rezarán con ellas y algún alcalde negro pronunciará algunas palabras pidiendo que cese la violencia venga de donde venga. Y será cada año, porque ningún año cambiará nada. Piensen ustedes: tienen el primer presidente negro, lleva siete años y medio en el cargo y no ha cambiado nada. El presidente que más prédica tendrá entre los negros, y no consigue cambiar nada. ¿No será que todos creen que deben ser los negros los que cambien su actitud frente a la policía? Pues lo que digo: que quizá sea el momento de que sea la policía la que cambie su actitud frente a los negros. Y frente a los hispanos, y a los inmigrantes, y a los blancos anglosajones, caramba. Frente a todos. Porque cuando hay un tío que quiere matar policías, avisa de una bomba en un parque y espera, no se dedica a conducir por las noches con una luz fundida.

Y sí, si el precio para que la cifra de 1.100 muertos al año (más 120 policías) baje a niveles europeos (o, no sé, pongamos 100 muertos al año) es que maten de golpe a una treintena de policías, pues no sé. No parece un mal trato, ¿no?

De vez en cuando, preparo un artículo sobre los tiroteos en Estados Unidos o los incidentes "desafortunados" a los que nos tienen acostumbrados.  Hay páginas web que hacen recuento de este tipo de actos, los muertos y heridos, esas cosas, lo que me facilita mucho el documentarme. Pero nunca los publico. Hasta ahora. También hay que reconocer que cada vez es más frecuente que el "incidente" quede registrado por alguna cámara, con lo que la indignación popular (y la mía) va a ser mayor y más frecuente. Esto de la cacería al poli va a pasar más veces. Esto tiene que cambiar. 

Y en mi opinión, como no va a cambiar la población va a tener que ser la policía la que cambie.

En 1971, Marvin Gaye escribió What's going on. Yo me compré el disco pero me costó, cuando lo hice, porque el de la tienda tuvo que pedirlo a los EE.UU. y la cosa tardó (por cierto que pidió dos copias, una para él), parece ser que no se vendía en estos parajes. Historias mías aparte, el disco tuvo entonces un impacto como no lo tienen los discos ahora. Quizá sea el momento de que escuchen, en el enlace que les sugiero, la canción que dio título al álbum. Y piensen si Gaye no la estaría clavando, ahora también. Piensen que hace 45 años esta historia ya era vieja, ya era insoportable. Echen entonces 45 años más, y reflexionen si no ha llegado aún el momento de que esto cambie, de una vez por todas.

Quizá lo que se necesite es un mes de caza al policía, es lo que yo defiendo. Al menos es algo que aún no se ha intentado. Porque lo de quemar contenedores, rezar con las familias y hacer proclamas, está claro que no funciona. Y mientras sólo se hacen cosas que sabemos que no funcionarán, la policía mata 1.100 personas al año y ellos matan a 120 polis.




Marvin Gaye - What's going on