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miércoles, 21 de febrero de 2024

Paro juvenil

https://www.youtube.com/watch?v=Qy01R9CEFFs 

 

 

El paro juvenil en España supera el 28%. La tasa de paro de los mayores de 25 años creo que ronda el 10,5%. ¿Por qué esta diferencia?

A vuela pluma, se me ocurren 4 posibles razones.

La primera es que las empresas pidan más experiencia de la que tienen la mayoría de los jóvenes. Es una posible razón, aunque suena idiota porque los jóvenes siempre han sido jóvenes y siempre han carecido de experiencia. O no: si antes un chaval empezaba a trabajar con 14 o con 16 años y ahora empieza con 18 o con 20, pues es normal que cuando antes a los 18 ya tenía cierta experiencia ahora las empresas echen de menos esa experiencia.

La segunda es que lo que pidan las empresas sea más formación de la que tienen. Cabe preguntarse entonces si la formación que actualmente se brinda es adecuada y suficiente. A pesar de lo que dicen los resultados, año tras año, de las pruebas de acceso a la Universidad. Por ejemplo, cabe preguntarse si la formación que reciben los, pongamos, estudiantes de ingeniería, es suficiente para trabajar de ingenieros. Y cabe preguntarse también si la formación que un joven elige para sí es la adecuada. Porque puede que sobren geógrafos y falten electricistas.

La tercera es el salario. No digo que sea una razón, sólo que es posible. Si el salario mínimo es muy alto, las personas menos cualificadas, menos formadas y con menos experiencia tienen difícil justificar con su trabajo un salario muy alto. Si el trabajador no se gana lo que cobra, el empresario no lo contratará, es así. Por otro lado, es posible que un joven de 18 años no tenga las mismas necesidades económicas que un adulto de 35 y lo que es un mínimo admisible para él no lo sea para el joven: el joven estaría dispuesto a trabajar por menos dinero... pero la ley no le deja. Y es que queda muy bien vender a los jóvenes que cuando trabajen cobrarán al menos 1.200 euros y callarse que con esa exigencia nadie los contratará pero que si cobraran 800 tendrían ofertas a patadas.

Y la cuarta... ¿es posible que la razón sean los mismos jóvenes? ¿Es posible que gran parte de los jóvenes carezcan de los valores adecuados, pongamos sentido de la realidad, responsabilidad, capacidad de sufrimiento, esfuerzo, autoexigencia, valentía, humildad o qué se yo? ¿Cabe la posibilidad de que muchos jóvenes no tengan la actitud adecuada?

También es posible que una de las razones sea que los causantes (de las razones) se nieguen a la autocrítica y a reconocer que algo pueden hacer para cambiar la situación. Por ejemplo, intentando prestigiar profesiones desprestigiadas o al menos explicar a los chavales qué son esas profesiones, para qué sirven, por qué son necesarias, si ya cuesta que un adolescente sepa qué trabajo hace un ingeniero no pretendamos que quiera ser encofrador, matricero o fresador. No sé, se me ocurre. 

 

 

 Alabama - I'm in a hurry (and don't know why)

lunes, 29 de enero de 2024

Ese país imaginario

https://www.youtube.com/watch?v=UIfiaF-tn6I 

 

 

El pasado 30 de diciembre, el Diario de Tarragona publicaba la siguiente carta de un lector:



Carta que traduzco así:

La boca de Miriam Nogueras

Leo la carta que le ha dirigido José Ángel Passolas Soberon, 'La boca de Miriam Nogueras', escribiendo: «Cuando el odio y el sectarismo se juntan, se forma la bomba». En desacuerdo le solicito la publicación de la respuesta. No es ni odio ni sectarismo. Es la respuesta al maltrato que Cataluña ha recibido durante siglos: lengua, déficit fiscal, bombardeos cada 50 años a Barcelona y el ataque a la idiosincrasia diferente de la española. El Sr. Passolas no conocerá el Decreto de Nueva Planta firmado por Felipe V, el año 1717, cuando destruyó el primer Parlamento democratico de Europa creado en  el siglo XIII y su gobierno, prohibiendo la lengua y desposeyendo de las leyes que habían regido durante siglos. Un santanderino de pro, nacido en Gandesa y amigo mío, Antoni Altadill, catedratico y presidente de la Confederación Hidrográfica del Cantábrico, se lo explicaría. Siempre comentaba que desde el norte de España conquistaron los territorios de los árabes de cara al sur. Cataluña, país europeo, nacido el año 799, proviene del Imperio Carolingio. Tenemos bases diferentes y España ha impuesto la lengua, las leyes y ha ganado las guerras. ¡No es odio; es desacuerdo con el maltrato!

Anton Monner

Gandesa

Y se hizo el silencio. Todo el mundo meditó lo que acababa de pasar. El retrato que ha hecho una persona de sí misma.

Dejemos de lado que su gran amigo Antoni (yo más creo que Antonio, pero da igual) no figura en la relación histórica que la Confederación Hidrográfica del Cantábrico proporciona en su web (https.../presidentes-y-jefes-de-unidad) sino como jefe de la oficina de planificación hidrológica: no tiene importancia y este pecadillo venial le puede pasar a cualquiera. Lo que nos asombra es que el sr. Monner cree sinceramente lo que dice. Y que, se infiere, fruto de ese entendimiento, él odia a España siquiera por reciprocidad.

Cuesta entender fuera de España a algunos catalanes, como el sr. Monner. Cuesta, porque no se sabe que esos catalanes, como el sr. Monner, por la razón que sea creen que la Historia fue así y las motivaciones de lo que creen que pasó fueron las que creen.

Y lo peor es que en Cataluña se sigue enseñando en muchas escuelas esta doctrina. La tesis del sr. Monner es la tesis oficial aquí, lo que propala el Gobierno autonómico y ese gran ejército de lacayos suyos sin mente que, como quedó patente en los sucesos del 2017, son la mayoría de los directores de escuelas e institutos públicos de las provincias catalanas.

En fin, yo no sé qué se ha de hacer en estos casos. ¿Desprogramarle el cerebro? ¿Tratarle como a un loco, ignorarle? ¿Decirle que se vaya a freir espárragos? ¿Expulsarles de España? 



Little Big Town - Next to you


miércoles, 27 de diciembre de 2023

Mis versículos favoritos XX: el plato de lentejas

https://www.youtube.com/watch?v=RV9jIle7Gl0 

 

 

Leo un artículo en prensa y hace referencia al plato de lentejas. Los que entienden la referencia y son conscientes de la situación política actual no necesitan más pistas sobre el sentido del artículo, pero... ¿sabe todo el mundo qué es lo del plato de lentejas?

Me temo que no. Igual que hay muchos españolitos de a pie que no saben quién fue Julio César, estoy seguro de que hay muchos más que desconocen la historia del plato de lentejas. Y esto me parece terrible, porque estamos hablando de nuestra cultura. Una cultura que hemos decidido desconocer porque es de raíces cristianas (judeocristianas, en este caso), y lo cristiano no es progre, es de fachas. Es de extrema derecha; por lo tanto saber el origen de la expresión "por un plato de lentejas" también es de extrema derecha. El verdadero progre no ha de conocer el origen del plato de lentejas, de hecho si es un progre pata negra no ha ni de conocer la expresión.

Y eso que, caray, no es tan difícil. Pero es un tema de cultura general. Habría que explicar quiénes eran Isaac, Esaú y Jacob, la historia de la familia y su importancia, el libro del Génesis, qué es la Biblia. Todo ello de extrema derecha cuando no de derecha extrema. 

¿Nos parece bien? El último informe PISA habla del retroceso importante del nivel de los muchachos en comprensión lectora, en ciencias y en matemáticas. No investiga PISA lo que es o debería ser cultura general, los mitos e ideas que conforman nuestra sociedad desde tiempos remotos, los nombres de las personas más significativas de nuestro pasado. Al final, limando nuestros conocimientos, anulando nuestras tradiciones, reduciendo todo lo que nos hace diferentes y especiales, terminaremos viviendo, todos, en el prototípico suburbio norteamericano de las series, comprando en los centros comerciales y en las mismas franquicias que encontraremos allá donde fuéremos, celebrando las mismas fiestas americanas a las que no les encontramos sentido pero son cool, y asombrándonos de viajar a Europa.

 

 

Se cuenta en el libro del Génesis que Isaac, el hijo de Abraham, tuvo dos hijos. El mayor se llamaba Esaú y era, digamos, todo testosterona. El pequeño era Jacob, y la antítesis de su hermano. Esaú era el favorito de su padre, y Jacob el de su madre. Curiosamente, los dos hermanos eran mellizos, pero el que primero salió fue Esau y el segundo Jacob, "agarrando con su mano el talón de Esaú" (Gen 25, 26). Esaú fue cazador, Jacob beduino. Siempre estuvieron a la greña: los descendientes de Esaú fueron los edomitas, con los que se estuvieron partiendo el careto los israelitas (más adelante Jacob cambiará su nombre por Israel) durante siglos, pero puede que el origen del relato fuera un ancestral y antropológico choque entre los cazadores y los pastores recolectores, seguramente en una época en la que en Palestina coexistían ambos estilos de vida.

De los dos, el que pasó a la historia fue Jacob, al igual que a la larga se se impusieron los pastores y recolectores a los nómadas y cazadores, pero a mí me llama la atención un rasgo curioso: Jacob era, podría decirse, un canalla de tomo y lomo. No era, desde luego, un santo varón como su padre Isaac ni muchísimo menos el modelo de santidad que fue Abraham, sino que era un pillo redomado. Luego resultó una buena persona, pero en los años en los que tuvo que salir adelante aprovechó todas las oportunidades que tuvo.

Entre ellas, la historia de las lentejas:

Un día que Jacob estaba preparando un potaje, llegó Esaú del campo, agotado. Esaú dijo a Jacob: «Dame un bocado de ese potaje rojo, pues estoy agotado». Por eso se lo llamó Edom. Jacob respondió: «Véndeme ahora mismo tus derechos de primogenitura». Esaú replicó: «Estoy a punto de morir, ¿de qué me sirve la primogenitura?». Jacob le dijo: «Júramelo ahora mismo». Él se lo juró, y vendió a Jacob su derecho de primogenitura. Entonces Jacob dio a Esaú pan y potaje de lentejas. El comió y bebió; luego se levantó y se fue. Así menospreció Esaú sus derechos de primogenitura.

Gen 25, 28-34

Ya está, no tiene más complicación. Un relato antiquísimo, pasado por un redactado religioso, que nos habla de nómadas y sedentarios. Esaú, se nos cuenta antes de este fragmento, era un cazador, Jacob un "hombre de tienda". Fácil es imaginar que Esaú un día saldría de caza y que la expedición resultaría infructuosa y agotadora, y que al regresar al campamento se encontraría a Jacob disfrutando de las comodidades del mismo, con la pitanza preparada. Es algo que sin duda le ocurriría muchas más veces a los cazadores que a los pastores y recolectores: si cazan, comen mejor, pero si no cazan les toca ayunar. Y sin duda en el momento del relato Esaú llevaba mucho ayuno encima. Algo que no conmovió a su hermano mellizo, al contrario.

Esaú renunció a sus derechos de primogenitura a cambio de un plato de lentejas. ¿Cabe en alguien tamaña estupidez? Pues sí, porque esta escena se repite más veces de las que creeríamos. Es cuestión de la inteligencia de cada uno saber en qué lado del trato está.

 

 

W. A. Mozart - KV317 Misa de coronación: Kyrie

 

miércoles, 13 de diciembre de 2023

Las mujeres y el ajedrez

 https://www.youtube.com/watch?v=GVdt3x9jdOk

 

 

Es un hecho que las mujeres no son tan buenas al ajedrez como los hombres. Que una mujer gane a un hombre al ajedrez es tan comprensible como que una mujer gane a un hombre al tenis, hay muchísimas mujeres que juegan muchísimo mejor que la inmensa mayoría de los hombres. Pero cuando nos metemos en en los niveles altos, donde los que están compiten, los mejores son varones. Todos los mejores. La mejor jugadora de la historia ha sido Judit Polgar, húngara. Oí hablar de ella cuando tenía (ella) 14 años, a los 15 consiguió el título de Gran Maestra Internacional y es la única que ha conseguido figurar en algún momento en la lista de los 10 mejores ajedrecistas del momento: ha llegado a ser la número 8. Y no hay discusión en que ha sido la mejor jugadora de la historia. 

Pero el ajedrez no es el tenis. Es un juego mental. Un jugador paralítico puede ser el mejor del mundo, no hay problema. Aquí el físico no importa, o al menos se supone que no. Tampoco hay nada en las reglas que penalice a la mujer y favorezca al varón. ¿Entonces? ¿Por qué los varones son mejores que las mujeres al ajedrez?

No se sabe. Al menos, yo no lo sé. Pero el tema no es nuevo, lleva décadas estudiándose: recuerdo haber leído un libro de los años 50 sobre el particular. Teorías hay muchas, explicaciones que uno puede querer creérselas: por ejemplo, que la tensión física que supone una partida la resiste mejor un varón que una mujer. Puede que algo haya, porque los más grandes jugadores de la historia murieron "jóvenes" (en torno a los 54 años) y por causas o con complicaciones cerebrales. Pero ¿en serio estamos diciendo que las mujeres no soportan físicamente los nervios de una partida tan bien como los hombres? Sí, claro, es posible,... pero. 

Y sin embargo, es un hecho. Una realidad indiscutible. Alguna explicación ha de tener.

El libro que he mencionado que leí (Reuben Fine, La psicología del jugador de ajedrez) era, digamos, freudiano. Era un libro de psicología, de hecho explicaba la muerte de esos grandes campeones por los efectos acumulados de la gran tensión de los campeonatos, pero lo que buscaba era saber si había algún tipo de motivación psicológica inherente al ajedrez que hiciera que esos campeones se implicaran tanto en el juego. Y su conclusión es que tenía que haberla (y, por descontado, era una motivación "freudiana"). Es decir, que el ajedrez permite como ningún otro juego una liberación de una tensión freudiana, y como esa tensión freudiana se da principalmente en los varones es normal que los varones ganen a las mujeres en este juego.

Yo... No me convence, no. Pero tampoco sé dar una explicación más convincente. ¿Es el ajedrez un juego sólo para hombres? Supongo que a la postre sí. Que las motivaciones para querer jugar y ganar, aunque no freudianas como las que apuntaba Fine, sí son más fuertes en los hombres. La competitividad, el afán de prevalecer, de machacar al rival, de dominar. El destruir el ejército del otro, la búsqueda constante de la victoria: el objeto de todos los movimientos desde el principio es ganar la partida, a diferencia de, por ejemplo, el dominó, los juegos de cartas o casi todos los juegos de mesa, en el que pasar un buen rato es a menudo más importante. Sí, algo de eso tiene que haber. 

El caso es que las mujeres no son tan buenas al ajedrez como los varones. Y la única explicación que se me ocurre es lo que he apuntado en el párrafo anterior y que se resumiría en que no se esfuerzan lo suficiente

No tengo ni idea de porqué, pero es un hecho. 

 

 

Billy Joel - As so it goes (versión de The King's singers) 

lunes, 11 de diciembre de 2023

Espiral de silencio

 https://www.youtube.com/watch?v=rXqWCeB8Vto

 

El concepto de espiral de silencio se refiere a cuando callamos nuestras opiniones sobre un tema porque pensamos que nuestra opinión es minoritaria: tememos la presión social.

Eso no significa que nuestra opinión sea minoritaria ¡eh!, sino que la percibimos como tal.

A veces, a menudo, callamos porque nos da igual en realidad una cosa o la contraria: por ejemplo, si ir a cenar al restaurante A o al garito B con la pandilla de amigos. Otras veces callamos porque somos de natural apocados:

—Pero ¿por qué no dijiste nada?

Todos conocemos a personas así. Pero la espiral de silencio es otra cosa. Es un silencio sobre un tema que conlleva un componente moral. Por ejemplo, en Cataluña, la inmersión lingüística. El hablar en catalán. El votar al PP o a Vox. Temas en los que mucha gente calla su opinión, sólo aquellos que están a favor de la inmersión y que se hable en catalán y ven mal que se vote al PP o a Vox exponen su opinión.

Lo curioso es que la opinión de los que callan puede no ser minoritaria; pero como se callan, los que piensan igual no perciben apoyo y también callan. 

Una posible razón es que nadie quiere ser aislado socialmente; al contrario, todos queremos ser aceptados en un grupo. Y tendemos a pensar que la opinión nuestra no va a ser aceptada socialmente, va a ser vista como inadecuada. Ocurre además que la opinión "mayoritaria", la hecha pública, suele ser la del Poder, la de los que mandan. Estos expresan sus opiniones sin ningún miedo, faltaría más. ¿Vamos a querer identificarnos como poseedores de conductas e ideas inaceptables a los ojos de los poderosos? Por lo general, la mayoría de las personas no. Y callamos. Y callando unos, callamos los demás. Es lo que sucedió (y todavía sucede en muchos sitios) con el querer colgar una bandera de España en el balcón para proclamar que no, que no todos los catalanes quieren la separación de Cataluña.

Recuerdo ahora un relato que leí hace unos años, creo que se publicó en el New York Times a finales de los años 40 pero nunca en formato libro. El relato versaba sobre una costumbre inveterada en una hipotética región de Nueva Inglaterra: cada año, para propiciar buenas cosechas, en cada pueblo lapidaban a uno de los vecinos. Y, claro, oponerse a esa costumbre era no querer que hubiera buenas cosechas: todo el mundo callaba, rezaba para que nadie de su familia fuera "el elegido" y, llegado el momento, tiraba las piedras como el que más.

¿Qué ocurre a veces? Que es el Poder el que impone la espiral de silencio. El que presiona para descartar las opiniones críticas, que vocea su postura de manera machacona y al mismo tiempo silencia la de los contrarios. Tachándolas de inaceptables cuando se producen, y de indeseable a la persona que la tiene.

Y así cambian las sociedades. Cuando, con el tiempo, la espiral de silencio hace que una opinión minoritaria la percibamos como "mayoritaria", y cuando luego ésta se convierte en la norma, en el principio que todos aceptamos. A veces es para bien - ya poca gente pide sacrificios humanos a los dioses-, pero a veces... bueno, yo tengo mis propias ideas al respecto y creo que hay cambios que no son a mejor.

Piense, por ejemplo, en el castigo a los niños. Cuál es su postura, cuál cree que es la postura públicamente correcta, la que era antes, si el cambio ha traído beneficios o perjuicios.

Lo peor es que las espirales de silencio son inconscientes. No nos damos cuenta de cuándo hemos caído en una, y no sabiéndolo no nos esforzamos por romperla. 

 

 

Dion - The wanderer 

sábado, 18 de noviembre de 2023

Redacciones

https://www.youtube.com/watch?v=C-z-IckrQK8 

 

 

Despacho del financiero Ricardo Jordán. Lujo frío. Sobre la mesa, "ticker" y teléfonos. En las paredes, mapas económicos con franjas de colores, banderitas agrupadas en los grandes mercados y cintas indicadoras de comunicaciones. Una gran esfera terrestre, de trípode. Reloj de péndulo. Invierno.

Enriqueta, sentada. Ricardo acude de mal humor al teléfono que llama desde que se levanta el telón. Mientras él habla, ella retoca su maquillaje.

Alejandro Casona - La barca sin pescador (descripción del escenario inicial)

Esta mañana me he topado, por casualidad, con un artículo escrito en un blog personal; y he leído, también, otros artículos en el mismo. El autor se declara nacido en los 50 y con un título universitario en una de esas ciencias que no sé si son de Letras o de Ciencias; pero como la ciencia versa sobre el Hombre, la daré como de Letras. El caso es que el blog me ha hecho pensar: la redacción de los artículos es horrorosa. Vale, quizá no fuera horrorosa; pero sí malísima. Sé que provengo de un mundo antiguo, ya casi olvidado, pero ¡la redacción!

Cuando yo iba a la escuela, además de los conocimientos curriculares de las asignaturas había muchas cosas que nos enseñaban sin darnos cuenta. Por ejemplo, ya conté en mi entrada sobre el Chino que en la asignatura de Geografía e Historia, en el Bachillerato, cada día dos alumnos tenían que ponerse de pie y desarrollar la lección oralmente, delante de todos. "Domínguez" (porque el Chino, como casi todos nuestros profesores, siempre nos trataba de usted), "háblenos sobre la Guerra de los Treinta Años". Y Domínguez se levantaría, fastididado por haber sido el afortunado, y contaría lo que supiera sobre ese periodo. En su caso muy poco, pero allá él con el ridículo que hiciera ante sus compañeros; otros sí se sabían la lección y hacían un papel más o menos digno. El caso es que allí no sólo se aprendía sobre la Guerra de los Treinta Años, también se aprendía a hablar en público. A elaborar un discurso, a pronunciar, a pensar y hablar a la vez. Y lo mismo todos los profesores que nos sacaban a la pizarra.

Una de las cosas que recuerdo de mis años infantiles era la insistencia de los maestros en los temas de Lengua. Caligrafía, sobre todo. Ortografía, también. Leer en voz alta, una herramienta fundamental para el maestro valorar cómo lee el niño pero también fundamental para el niño, que es el que a la postre ha de salir beneficiado. Y las redacciones.

Durante mis años de escuela escribí infinidad de redacciones. De todas las asignaturas, me parece, de tantas como escribí. Y las redacciones puntuaban, era parte de la nota. Leyendo el blog mentado me pregunto: ¿acaso no era así en todas las escuelas?

Redactar es poner por escrito unos pensamientos. Una redacción correcta ha de basarse en unos pensamientos ordenados, claros, y ha de plasmar esos pensamientos con frases lógicas, con una sintaxis adecuada, respetando las reglas de ortografía - en mis tiempos, también las de caligafría, pero eso ya...- y siguiendo un esquema básico de planteamiento, nudo y desenlace. Luego, según cada cual, aparecen las veleidades artísticas. Pero saber redactar debería ser una base ineludible para todo lo que tenga que venir después, y es algo que solo se aprende con la práctica. Con mucha práctica. Y esfuerzo.

«¡Qué tontería!», me responderán. Que cualquiera sabe redactar, que ese arte se adquiere sin esfuerzo, al mismo tiempo que se aprende el idioma. ¿Seguro? Prueben a escribirse, para ustedes mismos... pongamos un relato sobre sus días de escuela. O sobre su último viaje, o sobre su padre, lo conocieran o no. Si el texto que les resulta es ordenado, lógico, con una sintaxis correcta, con un vocabulario ajustado a lo que se quiere decir, sin faltas de ortografía, aprueban raspado. Raspadísimo, porque convendrán conmigo que menos es inaceptable. Pero sigamos repasando el texto: ¿siguen el hilo del relato? ¿Captan lo que quiere decir? ¿Tiene un argumento, un planteamiento, un final?

—Cuando despertó, el dinosaurio todavía seguía ahí.

El famoso relato de 7 palabras de Augusto Monterroso tiene un planteamiento ("Cuando despertó,"), un nudo "el dinosaurio todavía seguía") y un desenlace: "ahí". El desenlace es demoledor, sorprendente, y da la auténtica categoría al relato. Pero no traigo a colación este relato para alabar a Monterroso - que no lo necesita-, sino para que vean que tiene que haber un final. Un último pensamiento que nos haga rememorar toda la redacción y volverla a examinar bajo la luz de esa última idea. 

Si su redacción tiene el hilo argumental, estupendo. No sólo será un texto lingüisticamente correcto, sino que también estará intelectualmente armado. Un bien. ¿Un bien? ¿Que más le falta? Pues algo que, por si le consuela, echo también en falta en la mayoría de los artículos de opinión de periodistas y escribientes varios: ganas de leer hasta el final.

Una buena redacción tiene que querer que la lean. De cabo a rabo. Tiene que interesar al que la lee. "Cuando despertó" provoca que todos queramos saber más: cuando despertó, ¿qué? Pues nosotros, igual o casi. En cierta ocasión trabajé en un proyecto de reparación que requería bastante presupuesto: iban a tener que gastarse mucho dinero (un par de millones de euros) en reparar una cosa que no parecía muy rota. Claro, tuve que hacer informes. Y para el jefe de mi cliente. Y para los jefes del jefe de mi cliente. Recuerdo esa reunión, tenía que durar quince minutos y no más porque eran personas muy ocupadas que no se iban a interesar por los detalles de lo que pasaba. Aparte, el tema era árido como pocos, no digamos ya los detalles, la geología, las pruebas hechas, los ensayos de laboratorio... Pero trabajé la presentación, intentando contar una historia con suspense: que estuvieran atentos a los detalles, que intentaran en su cabeza formarse el cuadro de la situación y que quisieran saber cómo acabaría. EL cuarto de hora fue una hora y cuarto. Con gran asombro del personal de mi cliente, que sus grandes jefes estuvieran de verdad tan interesados. Y al final éstos me pidieron "3 diapositivas" para presentar el asunto ellos al presidente de la compañía (a esa presentación yo ya no asistí; pero conseguí el dinero).

Y lo que me desespera es que no creo que esté pidiendo ningún imposible. No me parece que haga falta una habilidad sobrehumana sólo al alcance de muy pocos. Lo único que hace falta es que el que escribe quiera escribir bien. Oigan, que yo soy de Ciencias, ingeniero. Escribir no es lo mío, y sin embargo me esfuerzo. Y dado que mis clientes y colegas alaban específicamente lo que escribo... pues eso, que pienso que todos deberían hacer lo mismo.

 

En las escuelas deberían poner el foco en las redacciones. No recuerdo a mis hijos en sus años de escuela escribir redacciones, y por eso me huelo que hace tiempo que se abandonaron. Y así nos va.

 

 

Taylor Swift - Say don't go 

 

 

 

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martes, 14 de noviembre de 2023

La 2ª enmienda de Luisiana

https://www.youtube.com/watch?v=lOQ2fFJXbXQ 

 

 

Estados Unidos es ese grande y hermoso país que nunca deja de sorprendernos. Y al que deberíamos mirar con más detalle más a menudo y así aprender de las muchas cosas buenas que hacen.

Este 2023 ha habido muchas votaciones a lo largo del país; la mayoría en el primer martes después del primer lunes de noviembre (ya expliqué en esta vieja entrada por qué es ese día), aprovechando que era el día de elecciones locales y estatales, pero algunas se han llevado a cabo en otras fechas. De entre éstas, mi favorita es la votación de una 2ª enmienda a la constitución del gran estado de Luisiana.

«¿Apoya usted una enmienda para establecer que la libertad de culto en una iglesia u otro lugar de culto es un derecho fundamental merecedor del más alto grado de protección?»
Dos cosas me llaman la atención. La primera, el texto en sí; la segundo lo del más alto grado de protección. Empecemos por esto último.

En Estados Unidos existen tres tipos de protecciones legales: alta, media y baja. Que se pida "el más alto grado de protección" implica que si se decide legislar o establecer disposiciones que regulen ese derecho, esas leyes o disposiciones deberán ser sometidas a "un escrutinio estricto", que allí es un término legal establecido y acotado. Significa que la disposición no será válida hasta que el Gobierno pruebe ante un tribunal que esa disposición es por un interés que obliga al Gobierno a dictar esa disposición (hay que demostrar la necesidad de la disposición), y que además regula ese derecho en lo mínimo imprescindible. Y aún más: el Gobierno ha de demostrar que la disposición está "estrechamente ajustada" a conseguir el propósito; resalto esto último, porque cuando lo del coronavirus el gobierno catalán sacó unas disposiciones de contramedidas que, entre otras cosas, incluía el aumento de la pensión que se les pagaría a los expresidentes de la Generalitat: cómo ayuda esto último a combatir el coronavirus todavía no me lo ha explicado nadie. Por no hablar de cómo se han aprobado leyes bajo la égida de Sánchez sobre un tema que eran éticamente inoponibles y que incluían en sus cláusulas adicionales auténticas leyes sobre otros asuntos la mar de polémicos, y obligaba a votar la ley como un todo. Imagínense una ley que prohíbe la esclavitud y que incluya una disposición adicional decimoséptima que ilegalice los partidos políticos de derechas; pues en ese plan, era el mecanismo habitual para legislar de esa banda. En Estados Unidos los habrían cazado a la primera.

Por otro lado, tenemos lo de regular la libertad de culto en una iglesia o equivalente. La libertad de culto está recogida por la mismísima constitución federal, así que... ¿de qué va esto?

Pues precisamente, del Covid-19. Y del confinamiento que se aplicó.

En España, cuando el confinamiento, se cerraron las iglesias. No es que se prohibieran las misas, es que no se podía ni entrar a rezar o confesarse con el templo vacío. Y fueron de los últimos lugares en los que se permitió el libre acceso. Recordemos, por ejemplo, que se podía apelotonar la gente en el vagón del metro. Y cabe recordar, también, que en Cataluña el gobierno local reguló una excepción al confinamiento: la asistencia a actos políticos. Se podía viajar para acudir a mítines y manifestaciones, aunque fueran en otra provincia. Que los mítines y manifestaciones fueran sólo de los partidos del gobierno catalán es otra historia, lo importante es que decidieron que el ejercicio de los derechos políticos de los ciudadanos estaba por encima de cualquier otra regulación. Se restringía el derecho de reunión salvo que la reunión tuviera un carácter político, ya ven.

Los argumentos a favor de la medida son obvios: lo que la religión de cada uno hace que ese uno se sienta obligado a hacer - y voy a citar como ejemplo la necesidad de confesarse, o de no dejar pasar un mes sin confesarse- no es un privilegio, sino una obligación.

Y más en momentos tan angustiosos como los vividos entonces. No poder enterrar a un familiar en un sepelio cristiano, sin ir más lejos, es para algunas personas una crueldad inaceptable: recordemos que se podía viajar de Madrid a Barcelona en tren por "necesidades de trabajo" pero no si se moría el padre o el hermano de uno.

Los argumentos en contra de la medida son obvios también. El argumento fundamental era básicamente que el derecho a la salud de todos está por encima y que no pasa nada porque algunas personas se salten algunos preceptos religiosos. Por supuesto, todos aquellos que no creen son incapaces de comprender en estos asuntos a los que sí creen.

Pero esta entrada no va de la libertad de culto. Va del hecho en sí de votar una enmienda a la Constitución.

En primer lugar, fijémonos en que apareció una situación para la que, parece ser, la Constitución no estaba preparada (y en consecuencia, el cuerpo legislativo estatal tampoco). Fijémonos en que una parte de la sociedad civil detectó el desajuste y reaccionó en consecuencia, promoviendo un cambio nada menos que en la Constitución. Fijémonos en que el sistema democrático del estado permitió - no sé decir si alienta- que la iniciativa, tras recorrer el sin duda largo procedimiento que la legislación estatal establece para estas cosas (votaciones en el Senado estatal y en la Cámara de Representantes estatal incluidas), desembocara en un referéndum en todo el estado. Y fijémonos que el resultado se acogió con deportividad, el que pierda acepta la derrota.

En segundo lugar, fijémonos en algo que es esencial: para los estadounidenses, la Constitución establece lo que el ciudadano no puede hacer y lo que las instituciones sí pueden hacer. Y no al revés. Allí, el Gobierno no puede disponer algo aduciendo que la Constitución no se lo prohíbe. Que la Constitución no recoja los viajes espaciales significa que quien pueda permitírselo está autorizado a ir al espacio, y que el Gobierno no puede sin más prohibir a nadie a ir al espacio. En España, en cambio, no faltarían gobiernos que dirían que, como la Constitución no habla del asunto, ellos pueden regular quién puede viajar y quién no. O, por usar un ejemplo de actualidad, aducir que la amnistía en España es constitucional porque la Constitución -que no la cita- no la prohíbe.

Llegados a este punto, me van a permitir que haga un poco de abuelo Cebolleta (ya sólo los abuelos Cebolleta entendemos esa expresión) y les cuente algo de hace muchos años que estoy seguro de que los que vivieron aquellos años reconocerán.

Cuando la Transición se pasó de un sistema vital franquista a un sistema vital democrático. En aquel momento, se trataba de eso.Y ese "eso" lo impregnaba todo. Estamos hablando de reuniones de vecinos, asambleas de cualquier tipo de asociación, clubes,... En general, cualquier actividad en la que confluyen varias personas. Como si de trata de pactar una excursión entre amigos o el programa de unas fiestas colegiales. La acusación más normal, y más demoledora, era carecer de "espíritu democrático". Escuchar las opiniones de todos, respetarlas, buscar un consenso, aceptar lo que opine la mayoría. El primero que conseguía colar la acusación al otro de que carece de espíritu democrático ganaba. Eso sí, en esa época no se "cancelaba" a nadie por no tenerlo. A los viejos se les perdonaba, porque se les suponía ya demasiado hechos para cambiar, se entendía que les costase asumir los nuevos tiempos. Y a los que no éramos viejos, pues se daba por sentado que era algo con lo que no habíamos nacido y que teníamos que ir aprendiendo, con lo que esa recriminación pasaba por una educación, no un ataque.

En aquella época había auténtica veneración por lo que se suponía que era el espíritu democrático. 

Ese afán formativo ha desaparecido hoy en España. Hace años que nadie le recrimina al presidente catalán (digo catalán, pero podría decir nacional e imagino que también en casi cualquier autonomía), su partidismo como gobernante y que no gobierne para todos. Lo mismo al presidente del Parlamento, a los alcaldes y a tantos cargos públicos que deberían representarnos a todos y que sin embargo hace tiempo que dejaron claro que ellos son de cierto partido y que hemos de asumir que por algo ganaron ellos las elecciones, quien no esté conforme que les gane la próxima vez. No nos vendría mal que en las reuniones alguien levantara la mano y acusara al cabeza de no tener espíritu democrático y que éste temiera esa acusación.

En los States, en cambio, no lo han perdido. Y cuando, como en Luisiana, alguien detecta que el gobernante se ha excedido en sus atribuciones, actúa. Y el sistema le permite actuar. Hasta el punto de que se produzca un referéndum - que no deja de ser un juicio popular al exceso cometido- para que aquello no vuelva a pasar.

¿Creen que esto podría pasar en España? Ni de chiste. De hecho, los tribunales decretaron que las medidas de Sánchez con el confinamiento fueron inconstitucionales, y aquello sirvió para envolver los pescados del día después.

Volvamos a Luisiana. Allí, la Constitución decía en su sección 8 del artículo I (el que establece los derechos) que "no se promulgará ninguna ley que establezca una religión o que prohíba su libre ejercicio". Con el confinamiento se prohibieron las reuniones para el culto, ergo el Gobierno se había entrometido en los derechos fundamentales de los ciudadanos de Luisiana. Éstos lo entendieron así y de ahí la defensa del derecho. No se trata (al menos, no del todo) del derecho vulnerado en sí, sino de si el Gobierno (en este caso, el estatal) puede regular un derecho que su Constitución dice que no será regulado. Y, fíjense: la enmienda no pretende prohibir para siempre que el Gobierno regule ese derecho, sino que ese derecho tendrá el más alto grado de protección. El Gobierno, en caso de emergencia, podrá prohibir las reuniones de culto, pero deberá demostrar antes la necesidad imperiosa y que la regulación es la mínima posible.

En mi opinión, gente inteligente, la de Luisiana. Y demócrata. Gente de la que aprender.

Por cierto: dos estados habían planteado este asunto antes. El año pasado, 2022, en Arkansas se votó una enmienda parecida. Fue derrotada por un 50,41% de los votos frente a un 49,59%. Y el año anterior, 2021, en Tejas salió adelante con el 62,42% frente al 37,58%.

En Luisiana el 79,20% de los votantes votó a favor. Sólo el 20,80% votó en contra.



Elvis Presley - Polk salad Annie

 

miércoles, 11 de octubre de 2023

Hamás e israelíes

https://www.youtube.com/watch?v=7QtGOWemQhY 

 

 

 

No pretendo pontificar en el asunto entre palestinos e israelíes; al menos, no ahora en este momento, porque éste no es el momento. Ahora bien, unos pequeños apuntes:

En primer lugar, si el ejército de un país bombardea las ciudades de otro país, ha de estar dispuesto, ha de aceptar, que el otro ejército bombardee también las ciudades de su país. No vale clamar que el otro nos esté bombardeando.

En segundo lugar, hay una idea muy extendida entre los opinadores españoles: los pobres palestinos de Gaza, oprimidos por Israel, sin opciones de trabajo y sin opciones de ocio, es normal que se acerquen a los milicianos de Hamás y se conviertan ellos también en fanáticos combatientes que aspiran a matar a todo Israel. Es normal que se conviertan en terroristas, ya que Israel no les deja otra salida.

Esta idea es alucinante, y revela que en este asunto el otro no razona, se mueve por tripas. Si el opinador se creyera su razonamiento, ¿todos los palestinos de Gaza son de Hamás? Dado que hasta el opinador más recalcitrante convendrá que no todos los palestinos de Gaza son terroristas de Hamás, ¿cómo es que algunos no lo son? ¿Cómo es que algunos han conseguido sobrevivir a la insoportable presión de Israel, la falta de trabajo, de futuro y de ocio y han elegido el camino de hacer lo que puedan, pero sin odiar a nadie ni dedicarse a matar gente? Y si resulta que esos "algunos" son en realidad "una gran mayoría", ¿cómo queda el argumento?

Por cierto: ¿y si aplicamos el mismo argumento a, pongamos, ETA? Pobrecitos etarras, España no les dejó otro camino que el de poner bombas bajo los coches y pegar tiros en la nuca. ¿Es eso?

Este argumento no se sostiene de ninguna manera. No podemos justificar a los terroristas de Hamás echando la culpa a Israel. E insisto, menos aún en estos momentos.

Por último, los de Hamás están, en estos momentos, escondidos en Gaza. Escondidos en túneles y sótanos, para que no les alcancen los bombardeos de represalias, pero sobre todo empleando a la población civil de Gaza (es decir, a todos los que son "buenas personas" y no se dedican a matar al vecino israelí) como escudos humanos. Si Israel, en su intento de matar al de Hamás que les está matando, mata al escudo humano, ¿acaso eso no es también culpa de Hamás? Cuidado, que no digo que Israel no tuviera culpa. Pero que Israel la tenga no exime a Hamás de tenerla ellos también. Si pones a tu madre delante tuya para que yo no te atice y yo te atizo y ella también recibe, empieza por culparte a ti mismo. Te adelanto que eso será lo que haga tu madre.

En estos momentos, que Israel haga lo que tiene que hacer. Y luego ya pontificaremos sobre israelíes y palestinos y les diremos lo que tienen que hacer.



Jules Massenet - Thaïs: Méditation

 

miércoles, 23 de agosto de 2023

Este país se va al carajo

Según leo en los periódicos, la tarde del 24 de octubre de 2016 en Estremera un hombre se acercó a una mujer y su hija (la muchacha contaba entonces 17 primaveras) y les dijo "tías buenas, yo os follaba" (podemos imaginarnos la escena). La madre recriminó al hombre su actitud, pero éste le tocó con la mano abierta el pecho izquierdo a la chica sin su consentimiento y con ánimo libidinoso. Alertado por los gritos de ambas, el padre de la muchacha, que estaba por las inmediaciones, afeó al agresor su actitud, a lo que parece ser que éste último le respondió que hacía lo que le salía de los cojones (sic), y se inició entonces una pequeña pelea entre los dos: el acosador intentó golpear al padre, éste lo esquivó y le propinó a su vez un puñetazo en el rostro, fin de la pelea.

Pero no del asunto. El agresor de la hija fue condenado por un delito de abusos sexuales a una multa de seis euros diarios durante veinte meses (esto es, 3.600 euros en total pagaderos en 20 plazos de 180 euros al mes) y una orden de alejamiento de la víctima durante una año.

¿Y el padre? El padre fue condenado por el juez de lo Penal a pagarle al agresor una multa de seis euros diarios durante siete meses. Esto, al abusador sexual le pareció poco, y apeló. Y la Audiencia Provincial de Madrid lo aceptó y castigó aún más al padre con una indemnización por los días que el abusador tardó en curar de las lesiones (las lesiones del puñetazo) y estuvo de baja, y por las secuelas que le hubiera podido propinar el puñetazo. Como es lógico, la cosa pasó al Supremo.

Y el Tribunal Supremo... ha rechazado el recurso del padre porque no respetó una cuestión de forma: el padre alegó que actuó por un reflejo natural como reacción pasional, y el tribunal respondió que eso no figuraba en el relato de los hechos probados, ergo hay un defecto de forma.

lunes, 21 de agosto de 2023

Invierno demográfico en la playa

https://www.youtube.com/watch?v=GwFScf8VKIM 

 

 

Supongo que tengo una visión de la realidad alterada por mis recuerdos: cuando mi hermano mayor tenía 3 años era el mayor de 4 chicos, y luego fueron llegando más hermanos. En mi clase del colegio éramos 43 (4 clases por curso, además), todos chicos. En mi grupo scout, en la manada de lobatos éramos 30, como siempre todos chicos. Y las familias numerosas (con el criterio actual) eran normales, los hijos únicos o las familias de sólo 2 no. El caso es que mis recuerdos están poblados de niños por todas partes, de actividades con muchos niños, juegos con muchos niños, muchos niños.

Hace tiempo que vengo fijándome en las personas que me cruzo por la calle. Algunos niños, algunos jóvenes, algunas familias de padres jóvenes. Pero no muchos. Voy al mercado y me cruzo con 20 personas o más (el mercado está muy cerca), y probablemente no más de una no ha cumplido los diez años, 3 los 20 (tal vez los 30), y no más de 6 habrán cumplido los 40. Al menos 10 ya no cumplirán los 60. Y no me parece bien.

He acudido unos días a la playa, este agosto. Pocos niños. Peor aún, niños solos o, a lo sumo, con 1 hermano. ¿Se están convirtiendo, las playas, en lugares para viejos? No, es el país el que se está convirtiendo en un lugar para viejos. Ahora puede ser tan solo una sensación, unas anécdotas, algo que se dice en alguna conversación que otra (recuerdo, de hecho, una contestación que oí a las mujeres jóvenes más de una vez: «¿Quieren hijos? ¡Que paguen!»). Pero llegará un día en que será un tema general, omnipresente. Que se tratará en las noticias, en la radio y en la prensa, que ambientará películas y novelas por doquier. Cuando eso pase, ya será demasiado tarde. Y lo sé porque ya es demasiado tarde. 

Si pasean por los pueblos de la España vacía notarán la tristeza de los pueblos sin niños y sin jóvenes. En las ciudades sigue habiendo personal para dar y tomar, pero este personal está siguiendo el camino de esos pueblos. Y lo que antes era una fiesta y un jolgorio ya es sólo una tertulia y pronto apenas un encuentro casual en la calle. Los padres organizarán fiestas de cumpleaños (o de cualquier cosa) para conseguir un puñado de niños que jueguen juntos y generen alegría, pero incluso esas fiestas tienen, comparadas con las de mi infancia, una asistencia patética. Las señales de lo que está pasando son muy tenues, pero están ahí; tal vez usted no las perciba y por eso crea que exagero, pero no lo hago.

Lo bueno de esto es que cuando ocurra, se acabará la matraca del cambio climático: ¿a quién le importará el mundo que dejará a sus hijos si ve que ya no hay hijos? Cuando alguien no sobrevivirá al 2050, ¿qué le importa en realidad cómo esté el planeta en 2100?

Yo iría llamando ya a los ingenieros para que tomen cartas en el asunto, porque si no tendrán que llamar a los abogados, y entonces será peor.  

 

 

Elvis Presley - If I can dream 

sábado, 19 de agosto de 2023

El pegamento

https://www.youtube.com/watch?v=waJCMjR-Akw 

 

 

Cuando yo era niño, los cromos de las colecciones no eran autoadhesivos ni se guardaban en hojas transparentes, sino que había que pegarlos en los álbumes con pegamento.

Pegamento había de dos tipos 2: el popular pegamento Imedio, con sus características bandas azules, y la cola de carpintero. Cola de carpintero había en todas las casas, creo, porque se usaba para las reparaciones domésticas, pero por eso mismo no era un juguete, no era algo que se destinara a los niños. A diferencia del Imedio, que diría que no tenía otro mercado.

El problema adicional (desde el punto de vista del niño) con la cola de carpintero es que una gota pequeña bastaba, mientras que el Imedio había que extenderlo por la superficie interior del cromo, y si uno aplicaba la técnica del Imedio a la cola, ésta empapaba la hoja del álbum y quedaba un llamativo reblandecimiento de la hoja que pregonaba a los cuatro vientos la falta de pericia del muchacho. 

El problema con el Imedio era otro: que se gastaba. Eso suponía tener que ir a comprarlo (porque siempre había que tener Imedio), y eso suponía pasar el trance de acudir a la madre y explicar que se había acabado el pegamento y que se necesitaba un bote nuevo, conseguir el dinero... A menudo, uno intentaba hacerse el loco y que fuera otro hermano el que descubriera el tema, como la cafetera de café de la oficina en los estereotipos de las series americanas.

Años después aparecieron los cromos autoadhesivos, que ya no necesitan ningún pegamento. Al principio eran cromos caros, especiales (de hecho, creo recordar que aparecieron así: como cromos especiales dentro de las colecciones de cromos "de pegamento", que iban en las páginas centrales de los álbumes), pero luego simplemente se convirtieron en el estándar: decir adiós al pegamento bien valía el precio extra.

Y también apareció la barra de pegamento sólido. Mucho mejor que la resina líquida del Imedio, dónde va usted a comparar. Más fácil de aplicar, no había que romper el tubo para extraer la última gota (que nos ahorraría el trance antedicho), no goteaba (lo que implicaba que no se quedaban los dedos pegados ni caía pegamento fuera del sitio del cromo o del trabajo manual que estuviera el niño haciendo, un error terrible)... En fin, mucho mejor. Hasta el punto de que no sé si aún se vende pegamento Imedio, ya no se concibe otro elemento que la barra de pegamento sólido. Que hasta tiene su propio anglicismo: stick. Como los palos de hockey.

Sí, con los avances técnicos todo son ventajas. Aunque...

He observado, o tengo para mí, que las generaciones criadas con el pegamento sólido son menos mañosas que las que tuvieron que fajarse en su infancia con el pegamento líquido (sobre todo con las que sólo tuvieron la cola de carpintero). Tener que lidiar siendo niño con componentes líquidos, el proceso de aprendizaje de echar a perder muchos álbumes, cromos y muchas otras cosas con los errores cometidos con el pegamento líquido, todo eso convirtió a esos niños en mucho más diestros. Digamos que la dificultad de la aplicación tenía un componente educativo, al eliminar esa dificultad desapareció ese componente educativo. Y los niños dejaron de aprender esa destreza.

Y no sólo son generaciones menos mañosas, sino que también son generaciones que tienden a no resolver los pequeños problemas manuales por sí mismos. Si las cosas no son autoadhesivas, con marcas claras de qué hay que hacer y dónde han de ir las cosas, la mínima complejidad nos echa para atrás. Montar un mueble de Ikea nos parece casi una hazaña. Hace décadas era muy normal que los niños se construyeran sus propios juguetes y desde niños aprendían a montar maquetas complicadas o a pintar  los muñequitos de plástico (que se vendían monocolores, para que el niño los terminara). Eran frecuentes los juguetes que requerían trabajos manuales por parte del niño, estoy pensando en este momento en los recortables de papel pero había muchísimos artículos que exigían la participación final del usuario. Hoy, lo más difícil que se encuentran es el juguetito del huevo Kinder, y estoy seguro de que la gran mayoría de los niños pide a sus padres que se lo monten (¡y se lo montan, no vaya a sufrir la criatura!). Y lo que antes eran juguetes que debía terminar el niño hoy se consideran entretenimientos de personas mayores, no juguetes.

El pegamento es un ejemplo perfecto de cómo en nuestro afán por poner las cosas más fáciles a los niños les hemos escamoteado parte de su educación. Pero hay muchos más ejemplos de cómo el afán de los padres en facilitar las cosas a los hijos perjudica a largo plazo a los hijos.

 

 

Rey Lui - Sudor y resina 

sábado, 5 de agosto de 2023

Socorristas sexys

Se hacen miles de fotografías en las playas. La palma se la llevan, además de los atardeceres, las de bebés en torno a los 12 ó 15 meses. Las demás, por lo general, suelen ser vulgares, no nos llaman la atención. Y suelen ser una impúdica exhibición de miserias humanas o de abandono; sólo los fotógrafos profesionales consiguen que admiremos la instantánea.

Si yo fuera fotógrafo profesional, de esos que hacen exposiciones o publican libros de fotografías, haría una serie sobre socorristas sexys. Iría por las playas, y cuando la composición fuera la adecuada... ¡zas!


 

martes, 11 de julio de 2023

El último de San Fermín

https://www.youtube.com/watch?v=cPqU4M-2y1k 

 

 

Todos los que participan en los encierros de Pamplona (y digo de Pamplona porque son los encierros por antonomasia) son unos valientes. Tal vez no todos, claro,  si contamos participar a estar en la calle que da a la plaza y nada más oír el cohete echar a correr y largarse. Pero, en general, todos los que esperan a oír la primera esquila y a la marea de corredores para arrancar lo son. Unos más que otros, pero todos mucho más que la mayoría de nosotros.

Ahora bien, hay unos pocos que son, en mi opinión, los más valientes. Y uno de ellos, el más valiente, y además creo que lo tengo identificado desde hace años.

Correr los encierros, si se tiene valor, es relativamente fácil: cuando llega el chorro de corredores, hay que sumarse. Intentar ponerse cerca del toro, aguantar unas decenas de metros y apartarse. Si te caes, mala suerte, pero es que hay mucha gente. La clave, aquí, es que haya esa gente. Ellos te animan a quedarte esperando al toro, te dan valor, te sientes protegido. Te esconden del toro, te camuflan, el toro no te ve ni te distingue aunque estés dos pasos delante suyo, el toro sólo quiere salir de ahí y que te quites de su camino. Si no hubiera esa gente, o si esa gente fueran solo cuatro gatos mal contados, ¿quién se atrevería a correr? Si en vez de correr 6.000 personas el encierro y quejarse todos de la masificación y de que no han podido encontrar hueco y que les empujaban y le molestaban hubiera solo 60 corredores en el recorrido, ¿alguno de ellos se atrevería? No, claro que no. Necesitan a la manada de corredores, y cuanto más grande mejor.

Con una excepción. Hay unos pocos corredores que no. Fíjense bien en la próxima retransmisión televisiva, y los verán. 

Me refiero, es obvio, a la primera línea. Salen los toros del toril y enfilan la cuesta de Santo Domingo. A 80 metros está la masa compacta de mozos. En que suena el cohete, la gran mayoría echa a correr. ¡Que vienen, que vienen! Pero hay una primera línea de mozos que no corre. Al contrario, lo que hace es citar a los astados. Y los esperan. Los toros echan a correr, y en esa fila quedan cada vez menos corredores. Uno a uno, todos van girándose y arrancando sus esprints. Estos mozos no se protegen entre el gentío de los corredores, no. Ellos llaman a los morlacos y esperan. Esperan hasta que no lo resisten más y echan a correr. Pero ¿y el último de ellos? Ese, en el último instante, se encuentra citando a los toros él solo. Sus compañeros, todos, se han dado la vuelta y se han largado. Sólo queda él. Un segundo más, un último cálculo de a qué distancia están y si he de largarme ya, y será su momento de arrancar. Pero, en ese segundo, sólo está él. Sólo él ha aguantado, a pie firme, mientras seis bravos se le acercan a la carrera.

Para mí, ese mozo es el más valiente de todos. 

 

 

 

Norman Greenbaum - Spirit in the sky 

sábado, 24 de junio de 2023

Noche de san Juan

Noche de san Juan. Calor, ventana abierta. Hacia las diez de la noche empiezo a escuchar los primeros petardos, lejanos o flojos. Hacia las diez y media, ya están aquí. Hacia las once, cohetes estruendosos, y cierro la ventana.

Hace, pongamos, veinte años, en mayo empezaban a surgir como setas los puntos de venta de petardos. Allá donde hubiera un local libre o un espacio para una caseta temporal. En junio el buzón se llenaba todos los días con folletos de ofertas de petardos. Los niños no aguantaban, y ya dos semanas antes de san Juan se empezaban a escuchar los más leves, los que manejan los niños más pequeños. La semana de san Juan esto parecía Sarajevo. Luego estaba la noche en sí, conozco a personas que se iban de Cataluña esa noche por imposible. A la mañana siguiente, todas las aceras eran un reguero de carcasas de petardos, imposible no pisarlos. Y los niños que no habían podido tirarlos todos la noche antes aprovechaban la mañana. Petardeo, petardeo, petardeo.

Este año, nada de nada. Ni puestos de venta, ni folletos en el buzón, ni petardos antes de tiempo. Alguno potente por la noche, pero ni punto de comparación con antaño, cuando bajábamos las persianas para que no se colaran en casa. Y por la mañana, aceras limpias, sin carcasas. Y siguen sin oírse. 

¡Qué diferencia! El cambio ha sido gradual, pero cuando uno echa la vista atrás la percibe.

Puede que haya cambiado la forma en la que celebramos la fiesta de San Juan.

Puede que haya cambiado la sociedad catalana, o la barcelonesa. 

Puede que haya cambiado mi barrio y que ahora seamos o personas distintas o las mismas pero 20 años más viejas. 

martes, 20 de junio de 2023

Un verano de cambio climático

https://www.youtube.com/watch?v=P0DK-0fIKCw 

 

 

Este verano va a hacer calor. El cambio climático, ya saben. El cambio climático es la fuerza que mueve el mundo: ¿hace calor? ¡Cambio climático! ¿Hace frío? ¡Cambio climático! ¿Llueve? ¡Cambio climático! ¿No llueve? ¡Cambio climático! ¿Llueve en agosto y nos chafa unos días de playa? ¡Cambio climático! ¿Ya no llueve nada en agosto? ¡Cambio climático! ¿Nieva, no nieva, hay inundaciones, hay sequía, hay, hay, hay? ¡Cambio climático!

Y saldrá en las noticias: «ni los más viejos del lugar...». La memoria de los viejos, ya se sabe. «Antes sí hacía frío, no como ahora. Sí hacía calor, sí llovía, sí teníamos sequías...». Recuerdo la terrible, mortal (87 muertos) riada que se llevó por delante un cámpin en Biescas en 1996. Una riada inaudita, cambio climático 100%. Resulta que algún viejo del lugar sí se acordaba de una semejante... en 1928. Y es indiferente que hubiera ocurrido antes, en el mismo sitio (se le dio importancia, a posteriori, para tratar de culpar a todos los que habían aprobado el emplazamiento del cámpin, ya saben que el ser humano siempre ha de culpar a otro de todo lo que haga mal); podía haber ocurrido algo semejante a 50 km de distancia, y hace 150 años en otro sitio a 30, y lo que quieran.

Pero el mantra es "cambio climático", y eso lo justifica todo. Ya sabemos a quién echarle la culpa de que llueva o de que no, de que haga calor o de que no, de que nieve o de que no.

Como digo, este verano va a hacer calor. Y algún día se nos dirá que en cierto lugar se ha batido el récord de calor histórico, que nunca allí se había llegado a esa marca. Y todos diremos: ¡cambio climático!  Nadie se planteará que si no se hubiera superado la marca de temperatura en en ese sitio pero en otro sí también hubiéramos dicho todos... ya saben (¡cambio climático!, por si no lo habían pillado). Así que habría cambio climático tanto si en ese sitio se bate la marca histórica de temperaturas como si no.

Y nadie se planteará si lo que hemos cambiado es la medida de la temperatura. Es como con la resistencia del terreno, que tras la extrañeza porque los terrenos aguantaran menos que antes alguien se dio cuenta que la culpa era de las máquinas que medían esa resistencia, que habían cambiado una serie de detalles que alteraban el resultado. No es lo mismo cómo se mide la temperatura ahora de cómo se hacía en 1940: la misma tecnología del termómetro ha cambiado, no tiene nada que ver. Probablemente, en los extremos más fríos y más cálidos,  un termómetro de 1940 no marque lo mismo que uno de 2020, digo yo. También las propias estaciones metereológicas, las cabinas. Puede que hayan cambiado, y esos cambios afecten en algunas décimas de grado. O que se hayan deteriorado, o se hayan reparado, repintado, cambiado la madera o qué se yo. Puede que la hayan movido (de hecho, muchas se han movido), y alguna pasara de estar cerca de un bosquecillo a estar rodeada de asfalto, o que hubiera una charca cerca y ahora esa charca no existiera. Cuando hablamos de décimas de grado, esos detalles importan. Y, por descontado, puede haber cambios antropogénicos: puede que la estación estuviera, en 1940, en una zona campestre 100% y ahora esté rodeada de urbanizaciones, o haya una urbanización o un polígono industrial en la dirección de los vientos dominantes. Quiero decir, si Mark Spitz, en vez de nadar sin gorro, sin afeitarse el bigote ni depilarse el cuerpo, con los bañadores de 1972 y los cronómetros de 1972 hubiera nadado como ahora, con gorro, depiladísimo, bañadores especiales y todo lo demás, habría pulverizado sus propios récords. ¿Hace más calor o es que hemos cambiado cómo tomar las medidas? Y ese más calor que hace, ¿es global o es sólo debido a que hemos alterado las condiciones en el entorno del termómetro?

¿Y si no hiciera más calor? ¿Si no se batiera ningún récord? Lo más probable es que no pasara nada, que nadie dijera nada. Hasta que algún año se batiera, y entonces todos diríamos, al unísono:

  —¡Cambio climático!

 

 

Juice Newton - Queen of hearts

viernes, 16 de junio de 2023

Menores inimputables

https://www.youtube.com/watch?v=rZOPst7sFcE 

 

 

Leo en las noticias que este año, entre los meses de enero a abril, ha habido en Cataluña 58 agresiones sexuales grupales. Vaya, eso es casi una cada dos días. Pero lo que caracteriza a muchas de estas agresiones es la edad de los asaltantes: menores de edad. Y peor aún: muchos menores de 14 años, y por tanto inimputables.

De estas agresiones, las más famosas son unas que han ocurrido en Badalona y que tienen como sujetos de la banda a chavales gitanos. Estos chavales se saben impunes, y por lo que se dice no hay quien los meta en vereda, imagino que hasta que cumplan las edades legales pertinentes.

Yo no termino de entender qué está sucediendo. ¿Es que acaso la Ley no tiene respuesta para los delitos cometidos por menores inimputables? Me cuesta creerlo, pero si no tiene entonces la ley del menor es una mala ley.

Cuando un adulto comete un delito, la ley le castiga. La imposición de ese castigo se llama condena, y si el adulto no es rico este castigo lo acostumbra a cumplir en una penitenciaría.

Si un menor "inimputable" comete un delito, lo lógico es que se le castigue. Psicólogos tiene el Estado, y pedagogos de esos que tanto saben, que deberían ser capaces de explicar al menor qué ha hecho mal, por qué lo que ha hecho mal está mal, y por qué va a ser castigado. Y hacerle entender que si el castigo le parece muy severo es porque lo que ha hecho es muy grave. ¿O es que no serían capaces, esos psicólogos y pedagogos?

Otra cuestión es la responsabilidad del menor. Ha de entender que puede que no la tenga, pero que sin embargo sí va a ser castigado. Si un niño de ocho años sisa una cartera porque su madre se lo ordena, aunque el niño solo cumpla órdenes ha de ser castigado para que entienda que sisar está mal; allá el castigo, que deberá ser el adecuado para el niño y el delito. Si un menor, de 13 años, acompañado de otros amigos, raptan a una niña de 11 años, se la llevan a unos lavabos de un centro comercial y allí la violan por turnos mientras los compinches montan guardia, pues el menor también ha de ser castigado para que comprenda, si no era capaz de entenderlo antes, que lo que ha hecho está mal. Y el castigo debe hacerle entender lo malo que es lo que ha hecho. Y si no lo entiende por las buenas, que se lo expliquen los psicólogos y pedagogos. Pero no que lo que ha hecho está mal y que no lo ha de volver a hacer, sino el porqué del castigo que va a recibir. Lo de que no ha de volverlo a hacer ya se encargará el recuerdo del castigo recibido.



The Pretenders - My city was gone (versión de Suzy & the Sissies)

 

miércoles, 31 de mayo de 2023

¡Ni borracho!

https://www.youtube.com/watch?v=rGGR9ybSvBo 

 

 

Es fama que hay turistas, mayormente británicos, que en algunos hoteles españoles practican el balconing. Práctica que consiste en saltar desde la ventana o balcón de la habitación del hotel a la piscina del mismo. Acostumbra el practicante que hará un doble natural carpado y clavará la zambullida, pero lo habitual es que se descogorcie contra lo que sea que haya debajo de su ventana o balcón.

Nadie en su sano juicio practicaría el balconing, ni siquiera el practicante, si antes de saltar fuera consciente de lo que pretende hacer. Salvo, claro está, especialistas de cine y artistas de circo. Pero éstos, antes de saltar, analizarían con cuidado sus posibilidades, los peligros, las medidas de seguridad con las que contarían, si el entrenamiento previo les es ya suficiente o no,... Si al final lo ejecutaran, estos especialistas o acróbatas arrancarían los oooohs y aplausos de los espectadores, que admirarían no sólo su valentía sino también su maestría. Pero, salvo, estos profesionales, todos los demás responderíamos si nos lo pidieran: "¿Yo? ¡Ni borracho!".

Es una locura tal que estamos convencidos de que ni borrachos careceríamos del mínimo juicio necesario para darse cuenta de la locura que se propone. 

Los turistas británicos, claro está, sí están tan borrachos. Es posible que incluso alguno estuviera, además, bajo la influencia de sustancias estupefacientes. De ahí la gracia del asunto, nos reímos de la curda que han tenido que coger para perder el sentido hasta ese punto. 

Valga este preámbulo para dejar sentado que lo que hacemos bajo la influencia del alcohol, no digamos de narcóticos, no es en realidad lo que querríamos hacer.  Son situaciones en las que no somos capaces de juzgar correctamente, por lo tanto situaciones en las que no debería considerarse que estamos haciendo lo que queremos. Estamos actuando en contra de nuestra voluntad, vaya, solo que carecemos en ese momento de la fuerza de voluntad necesaria para oponernos.

Quien en ese momento se aprovecha del ebrio para conseguir lo que sobrio no conseguiría es un XXX (coloque el lector el calificativo).

 

¡Ah, la nuit! A mucha gente le gusta salir "por la noche". Ir a sitios donde la ingesta del alcohol (y a veces, la de sustancias estupefacientes) es corriente. Donde no se ve bien, no se escucha bien, es difícil concentrarse en algo. Objetivo: sexo. Target: mujeres que debido a la ingesta de... etc., tengan el juicio nublado. No razonen correctamente. Y hagan lo que si estuvieran sobrias, fuera de día, con buena luz y captando bien lo que pasa, no harían.

No sé ustedes, a mí... 

 

Puedo entender que alguien, inadvertidamente, beba más de la cuenta. Le puede pasar a cualquiera. En la mesa, un poco más de vino, un brindis luego,... Ocurre.

Me cuesta más entender a aquellas personas que habiendo tenido ya con frecuencia desagradables experiencias por beber más de la cuenta no toman precauciones. No se autolimitan, no se dicen una cerveza y ninguna más aunque me la ofrezcan, un vaso de vino y no más aunque me lo rellenen. Esas personas son tontas, y no les tengo el mismo respeto que a las personas inteligentes. Alguna vez, pase. Pero cuantas más experiencias vayan teniendo, más interés deberían poner en no pasarse. 

Pero el colmo, para mí, son las personas que lo buscan. Las que se dicen "esta noche voy a salir y beber sin control".

Que conste que la mayoría de las personas que salen por la noche no prentenden ni perder el juicio ni que alguien se aproveche de ellas. Aunque no entiendo porqué se acercan tanto al precipicio. 

 

 

Don McLean - Vincent (versión de Emily Linge) 

miércoles, 24 de mayo de 2023

Mis versículos favoritos XVI: ¿ A quién de vosotros...?

https://www.youtube.com/watch?v=_f_vX0MaEcQ 

 

«¿A quién de vosotros se le cae al pozo el asno o el buey y no lo saca enseguida en día de sábado?»

 Lc 14, 5


En este pasaje, Jesús se encuentra rodeado de fariseos y doctores de la ley ante la tesitura de curar a un enfermo: ese día era sábado, y la enfermedad era hidropesía, que los judíos consideraban debida a algún pecado, por lo tanto prohibida de curar en sábado. Es muy posible que fuera una escena que le hubieran preparado, para pillarle incumpliendo la ley, pero Jesús les preguntó si era lícito curarle o no, y éstos se quedaron callados. Entonces Jesús curó al enfermo, y a los fariseos les espetó el versículo que he traído a colación.

Es una frase demoledora ante una conducta hipócrita, una denuncia de la hipocresía de aquellos que exigen a los demás que cumplan unas normas que ellos mismos, si no les conviene, no cumplen.

Lo que ahora llamamos "la ley del embudo". Lo que vemos con tanta frecuencia, en el comportamiento de nuestros dirigentes (y, en las provincias catalanas, en la casta dirigente). Lástima que nuestro léxico se ha ido empobreciendo y ya no empleamos la palabra hipócrita ni hipocresía.

Porque es lo que son: unos hipócritas.

 


Sergei Rachmaninov - Gloria a Dios en las Alturas (Vigilia de toda la noche op. 37, nº 7)

martes, 28 de marzo de 2023

De lo que contesçió a la golondrina con las otras aves cuando vio sembrar el lino



Un día fablava el conde Lucanor con Patronio, su consejero, et díxol’:

—Patronio, a mí dizen que unos mis vezinos, que son más poderosos que yo, se andan ayuntando et faziendo muchas maestrías et artes con que me puedan engañar et fazer mucho damno; et yo non lo creo, nin me reçelo ende; pero por el buen entendimiento que vós avedes, quiérovos preguntar que me digades si entendedes que devo fazer alguna cosa sobresto.

—Señor conde Lucanor –dixo Patronio–, para que en esto fagades lo que yo entiendo que vos cumple,plazerme ía mucho que sopiésedes lo que contesçió a la golondrina con las otras aves.

El conde Lucanor le preguntó cómo fuera aquello.

—Señor conde Lucanor –dixo Patronio–, la golondrina vido que un omne senbrava lino, et entendió, por el su buen entendimiento, que si aquel lino nasçiesse, podrían los omnes fazer redes et lazos para tomar las aves. Et luego fuesse para las aves et fízolas ayuntar, et díxoles en cómo el omne senbrava aquel lino et que fuesen çiertas que si aquel lino nasçiesse, que se les seguiría ende muy grant dampno et que les consejava que ante que el lino nasçiesse que fuessen allá et que lo arrincassen. Ca las cosas son ligeras de se desfazer en el comienço et después son muy más graves de se desfazer. Et las aves tovieron esto en poco et non lo quisieron fazer. Et la golondrina les afincó desto muchas veces, fasta que vio que las aves non se sintían desto, nin davan por ello nada, et que el lino era ya tan cresçido que las aves non lo podrían arrancar con las manos nin con los picos. Et desque esto vieron las aves, que el lino era cresçido, et que non podían poner consejo al daño que se les ende seguiría, arripintiéronse endemucho por que ante non avían ý puesto consejo. Pero el repintimiento fue a tiempo que non podían tener ya pro.

Et ante desto, cuando la golondrina vio que non querían poner recabdo las aves en aquel daño que les vinía, fuesse para’l omne, et metiósse en su poder et ganó de’l segurança para sí et para su linage. Et después acá biven las golondrinas en poder de los omnes et son seguras dellos. Et las otras aves que se non quisieron guardar, tómanlas cada día con redes
et con lazos.

—Et vós, señor conde Lucanor, si queredes ser guardado deste dampno que dezides que vos puede venir, apercebitvos et ponet ý recabdo, ante que el daño vos pueda acaesçer. Ca non es cuerdo el que vee la cosa desque es acaesçida, mas es cuerdo el que por una señaleja o por un movimiento cualquier entiende el daño quel’ puede venir et pone ý consejo porque nol’ acaezca.

Al conde plogo esto mucho, et fízolo segund Patronio le consejó et fallóse ende bien.

Et porque entendió don Johan que este enxienplo era muy bueno fízole poner en este libro et fizo estos viessos que dizen assí:

En el comienço deve omne partir el daño que non le pueda venir.

Don Juan Manuel: El conde Lucanor (cuento VI)

 

Por si usted no se siente cómodo leyendo el castellano del siglo XIV, éste sería su traslado en español moderno:

 

Otra vez, hablando el Conde Lucanor con Patronio, su consejero, le dijo:

—Patronio, me han asegurado que unos nobles, que son vecinos míos y mucho más fuertes que yo, se están juntando contra mí y, con malas artes, buscan la manera de hacerme daño; yo no lo creo ni tengo miedo, pero, como confío en vos, quiero pediros que me aconsejéis si debo estar preparado contra ellos.

—Señor Conde Lucanor -dijo Patronio-, para que podáis hacer lo que en este asunto me parece más conveniente, me gustaría mucho que supierais lo que sucedió a la golondrina con las demás aves.

El conde le preguntó qué había ocurrido.

—Señor Conde Lucanor -dijo Patronio-, la golondrina vio que un hombre sembraba lino y, guiada por su buen juicio, pensó que, cuando el lino creciera, los hombres podrían hacer con él redes y lazos para cazar a los pájaros. Inmediatamente se dirigió a estos, los reunió y les dijo que los hombres habían plantado lino y que, si llegara a crecer, debían estar seguros de los peligros y daños que ello suponía. Por eso les aconsejó ir a los campos de lino y arrancarlo antes de que naciese. Les hizo esa propuesta porque es más fácil atacar los males en su raíz, pero después es mucho más difícil. Sin embargo, las demás aves no le dieron ninguna importancia y no quisieron arrancar la simiente. La golondrina les insistió muchas veces para que lo hicieran, hasta que vio cómo los pájaros no se daban cuenta del peligro ni les preocupaba; pero, mientras tanto, el lino seguía encañando y las aves ya no podían arrancarlo con sus picos y patas. Cuando los pájaros vieron que el lino estaba ya muy crecido y que no podían reparar el daño que se les avecinaba, se arrepintieron por no haberle puesto remedio antes, aunque sus lamentaciones fueron inútiles pues ya no podían evitar su mal.

»Antes de esto que os he contado, viendo la golondrina que los demás pájaros no querían remediar el peligro que los amenazaba, habló con los hombres, se puso bajo su protección y ganó tranquilidad y seguridad para sí y para su especie. Desde entonces las golondrinas viven seguras y sin daño entre los hombres, que no las persiguen. A las demás aves, que no supieron prevenir el peligro, las acosan y cazan todos los días con redes y lazos. 

»Y vos, señor Conde Lucanor, si queréis evitar el daño que os amenaza, estad precavido y tomad precauciones antes de que sea ya demasiado tarde: pues no es prudente el que ve las cosas cuando ya suceden o han ocurrido, sino quien por un simple indicio descubre el peligro que corre y pone soluciones para evitarlo. 

Al conde le agradó mucho este consejo, actuó de acuerdo con él y le fue muy bien.

Como don Juan vio que este era un buen cuento, lo mandó poner en este libro e hizo unos versos que dicen así:

Los males al comienzo debemos arrancar, porque una vez crecidos, ¿quién los atajará?



Solomon Keal - Glencairn: Piano/cellos