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lunes, 11 de marzo de 2024

Historias de la carrera espacial

https://www.youtube.com/watch?v=X7SvBtJuh3Y 

 

La Guerra fría, la pugna declarada y soterrada entre los EE.UU. y la URSS  produjo también la carrera espacial, algo quizás irrepetible: dos países pugnando por ser el primero en conseguir un logro que "sólo" beneficiaba... a toda la humanidad, y con unos resultados tan espectaculares que realmente han ampliado nuestra imaginación.

El caso es que esta semana se cumplen años de dos hitos cruciales, y cada país consiguió uno; juzguen ustedes cuál fue más importante.

El primero de ellos sucedió el 18 de marzo de 1965. Dos rusos, Pavel Belaiev y Alexis Leonov, pilotos militares, se subieron al misil Voskhod 2 con una misión especial: cuando alcanzan los 500 km de altura, Leonov (Belaiev está a los mandos) se mete en una cabina con una escafandra blanca que le protege de las radiaciones cósmicas y de las quemaduras de los rayos del sol, y dos bombonas de oxígeno a la espalda. Belaiev extrae el aire de la cabina y entonces Leonov abre una escotilla y sale al exterior. Es el primer paseo espacial. Durante 10 minutos se mueve por el espacio y filma la escena. Está conectado a la nave con un cable en cuyo interior hay un hilo para el enlace telefónico y un tubo de gas a presión para permitirle los desplazamientos en el espacio. El cable mide 5 m, porque tampoco hay que exagerar: lo importante es que está en el exterior y todo sale según lo planeado.

Hasta que decide volver: no cabe por la escotilla. ¿Por qué no? Porque su traje, ante la ausencia de presión exterior, se ha hinchado como un globo. En la carrera espacial muchos de los retos que se resolvieron ni siquiera se sabía que se iban a afrontar, les pasaron cosas que a nadie se le ocurrió que les pasarían. Y ésta fue una de ellas. Yo no sé si en aquella época hacían los cascos de las escafandras herméticos con respecto a los trajes, me da a mí que no. Tampoco estoy seguro de que deban serlo, porque si la presión en el interior del traje es la misma que la del exterior, no tengo claro que el cosmonauta (es ruso) pueda generar la presión necesaria para expirar; aparte de que por muy hermético que sea el cierre del casco con el traje, siempre habría aire en el interior del traje. El caso es que, poco a poco, el traje se hincha. Hasta el punto de que los guantes se le salen de las manos y las botas de los pies. Y pierde el control del cable.

Peor aún, el Voskhod 2 sigue viajando por el espacio y queda poco para entrar en la zona nocturna: Leonov corre además el riesgo de quedarse a oscuras. ¿Houston, tenemos un problema? Los dos cosmonautas deciden no avisar a la base y operar por su cuenta, se les acaba el tiempo. Leonov abre una válvula que hay en su traje para expulsar el aire que hay en su traje. Corre el riesgo de quedarse sin oxígeno, pero si no lo hace su muerte es segura. A medida que se descomprime el traje... Leonov empieza a notar que él también se descomprime. Uy, uy. Ha de ser rápido: tira del cable y se mete de cabeza en la cabina. ¡Ay, la cosa estaba pensada para meterse por los pies! ¡El cable se va a quedar fuera y la escotilla no cerrará! De alguna manera, Leonov consigue girarse dentro del recinto y recoger el cable. Luego confesó que ese día perdió 6 kilos por el sudor: los esfuerzos que tuvo que hacer fueron tales que su temperatura corporal subió rápidamente (me lo creo: el cuerpo humano no se diseñó para esas circunstancias), y el sudor le empaño el cristal del casco impidiéndole ver lo que hacía. Cerrada la escotilla empiezan a meter oxígeno en el habitáculo, pero la humedad y la alta temperatura crean un entorno muy inflamable, de máximo peligro. Al final lo consiguen y los dos cosmonautas regresan a la Tierra... y cuando tienen que entrar en funcionamiento los motores de propulsión inversa el sistema automático falla.

No se había hecho nunca antes, pero los dos cosmonautas no tienen otra que encenderlos de manera manual. Y, como sabemos por la película Apolo XIII, han de tenerlos encendidos un tiempo preciso: si es poco tiempo rebotarán en la atmósfera, si es mucho entrarán a demasiada velocidad y el Voskhod 2 se destruiría. Lo consiguen, pero no tienen ni idea de dónde aterrizarán. ¿Donde aterrizan? En Siberia. Fuera, en el exterior, la temperatura era de -25°. Y una vez abiertas las escotillas ya no pueden cerrarse de nuevo. Por suerte, los dos cosmonautas eran rusos (rusos de campo y de la época, quiero decir). Una estación de radio de Alemania Oriental capta los mensajes (cifrados) de socorro y un equipo de rescate aterriza a 9 km y esquían hasta allí. Cuando los encuentran, los calientan, pero... ¿cómo los sacan de allí? ¿Cómo los llevan a lugar seguro? El rescate no ha terminado: construyen una cabaña (choza) para los dos héroes, que deben pasar allí la noche. Al día siguiente, por fin se resuelve todo. Todo que, huelga decirlo, se mantuvo en secreto. Oficialmente, todo resultó a pedir de boca. Y tres meses más tarde, el 3 de junio, hubo un nuevo paseo espacial. Pero esta vez era el norteamericano White.

Que se tapen los problemas que ha habido y la brillante forma (o heroica, o lo que quieran) de solucionarlos no siempre es una gran política. La segunda efeméride lo acentúa.

El 16 de marzo de 1966 (un año después del paseo de Leonov) son los americanos los que se apuntan un tanto. Y un tanto curioso. El artífice, en esta ocasión, es Neil Armstrong (sí, el que pisará la luna). Ese día se lanzó desde Cabo Kennedy el proyectil Agena y, 100 minutos después, la cápsula Geminis 8 en la que viajaban Armstrong y David Scott en persecución del Agena. Armstrong consigue seguir la ruta del proyectil y alcanzarlo y acoplarse a él a las 23 horas y 15 minutos. Es el primer acoplamiento de la historia de la astronáutica. Es fácil imaginar la explosión de alegría en el centro de control de vuelo en Houston, lo hemos visto mil veces en películas, pero en esta ocasión la alegría dura poco: Armstrong avisa que los cohetes de estabilización de la cabina no responden a los mandos y se ha visto obligado a separar el Geminis 8 del Agena. Habían estado fuera de contacto con la NASA y habían tenido que decidir ellos qué estaba pasando y cómo actuar, y Armstrong (comienza su leyenda) tomó todas las decisiones correctas.

Finalmente, emprendieron el regreso a la Tierra (uno de los objetivos secundarios de la misión era probar la reentrada controlada en la atmósfera), y una hora después son recogidos sanos y salvo flotando en el océano. Sí, la misión ha fallado, pero la experiencia ha sido muy enriquecedora y supone el primer paso para la creación de las estaciones orbitales. Ahora estamos acostumbrados y no nos asombra, pero es cierto: el primer intento del primer paso salió mal. ¿Y qué? No se rindieron, siguieron intentándolo y lo demás es historia. Y una historia pública: pueden leerla en la web de la NASA.

Eso sí, unos y otros, Leonov y Belaiev y Armstrong y Scott, se comportaron como los héroes que fueron. Las hazañas de los pioneros nunca se contarán lo suficiente.

 

 

Stanley Myers - Cavatina

 

 

 

domingo, 10 de diciembre de 2023

Proyecto Artemisa

https://www.youtube.com/watch?v=9X_ViIPA-Gcr 

 

 

Artemisa es una de las principales diosas del panteón griego. Siempre me ha asombrado que se tilde de machista a un pueblo que tiene a mujeres entre sus principales dioses, pero eso no viene ahora al caso. Que Artemisa fuera la diosa de la caza, la virginidad y en general de las mujeres tampoco. Aquí se trata del Proyecto Artemisa.

Acostumbrados como estamos a las mezquindades nuestras de cada día, no nos damos cuenta de que es cierto, sólo son eso: mezquindades. Nada de lo que nos atañe importará dentro de cien años, y los más importantes de entre nosotros apenas serán unos renglones en vete tú a saber qué libros. Por fortuna, hay algunos que sí viven pensando en el futuro de todos dentro de cien años.

Por ejemplo, ir a Marte. ¿Seremos capaces de viajar con "normalidad" a Marte dentro de 100 años? Hace más de 50 que se llegó a la Luna, y aunque técnicamente se sería capaz de volver a pisarla, no podemos decir que un viaje a la Luna sea hoy normal. Pero si comparamos la situación actual con la de 1923: los vuelos con los escasos turistas "espaciales" son asimilables a la situación de los aviones entonces, y ya ven ahora. Pues si la Técnica avanza de manera acelerada, ¿acaso no sería una realidad entonces?

Pero no se puede ir a Marte sólo con desearlo. Hay que aprender a hacerlo, hay que desarrollar las técnicas adecuadas, hay que... hay que recorrer todas las etapas necesarias. Hay que gatear y luego andar antes de poder correr. Ese recorrido de las etapas, al menos de las primeras etapas a partir de ahora, es el Proyecto Artemisa. Una serie de misiones, cada una de mayor dificultad que la anterior, con el objetivo, de momento, de llevar a cabo exploraciones humanas en la Luna y futuro de viajar a Marte.

Actualmente está en marcha la misión Artemisa I.

El año que viene, en principio en mayo, Space X (sí, la compañía privada de Elon Musk de la que todo el mundo se reía cuando hacía sus pruebas hace unos años y cada vez que tiene un fracaso; luego, que no se queje la gente dentro de unas décadas porque unas pocas empresas acaparen todo el negocio de los viajes espaciales y no se pueda competir con ellas) llevará los primeros módulos de lo que se espera que sea una estación espacial pero en la órbita lunar. Un primer paso. Más adelante, se llevarán astronautas a esa estación y habrá unas lanzaderas que los bajarán a la Luna y vuelta, así los transportes se especializan cada uno en una cosa.

¡Un momento: vamos a crear un satélite de nuestro satélite!

La nave que hará el viaje hasta la estación lunar será la Orión. De momento, en un vuelo de prueba ha batido el récord de lo más lejos que ha llegado una nave que ha de ser tripulada por humanos; en ese periplo tomó esta preciosa fotografía con la nave, la Luna y más allá la Tierra:

Una vez "normalizada" la presencia en una estación orbital lunar, el paso siguiente (se habla de 2028) será crear una estación estable en la Luna misma.

Y hasta aquí puedo leer. Supongo que luego se intentará llevar astronautas a Marte con billete de regreso, luego montar una estación orbital marciana y luego una base en la superficie; la misma estrategia que en la Luna. Tal vez dentro de 100 años... Sí, ¿por qué no?

De momento, la misión Artemisa I ha sido llevar la Orión hasta allí y volver. Un vuelo de prueba, no tripulado. Del 25 de noviembre al 11 de diciembre de 2022. El año que viene para estas fechas, si todo va bien, despegará la misión Artemisa II: 4 astronautas (un negro y una mujer entre ellos, todos tranquilos), que no bajarán a la Luna pero sí la rodearán. A fin de cuentas, no pisa la Luna nadie desde 1072, y estamos un poco desentrenados.


Luego vendrán Artemisa III, Artemisa IV, etc. Ya veremos cómo evoluciona todo esto.

En fin, yo no iré a Marte (ni a la Luna), pero me alegra saber que hay gente que está pensando en ello. Como he dicho, las miserias nuestras pasarán y se olvidarán, pero los pasos que ellos están dando son necesarios para lo que el futuro tiene que ser. Y si alguna vez lee en los diarios o escucha en las noticias algo del proyecto Artemisa, preste atención. Es de lo más interesante que está haciendo la Humanidad ahora mismo.



Meat Loaf - I'do anything for love (but I won't do that)

miércoles, 8 de noviembre de 2023

Galaxias a troche y moche

La agencia espacial europea ESA ha puesto en órbita el telescopio Euclides. Como el Hubble, pero más moderno, que en estas cosas significa más mejor. Por cierto que la puesta en órbita no la hizo la ESA, sino Space X, la empresa privada de Elon Musk de la que nos reíamos tanto cuando hacía sus pruebas de cohetes y no le salían bien: resulta que de esas pruebas y fracasos ha surgido una empresa que corta el bacalao en esto de poner en órbita satélites y que, por supuesto, le habrá cobrado a la ESA lo que haya querido. En el futuro, cuando alguien se queje de las grandes corporaciones que controlan en oligopolio lo de los viajes espaciales y esas cosas, convendrá recordarle que cuando a esas para entonces grandes corporaciones se les ocurrió la idea todos nos reímos mucho y les tachamos de locos. Pero volvamos al Euclides: una vez puesto en marcha, ha empezado a enviar fotos del espacio exterior (es su misión), y la ESA ha hecho públicas algunas. Entre ellas, ésta:

 


Para los interesados en la técnica fotográfica, esta foto tiene 5 horas de exposición. 

Lo que estamos viendo son más de mil... galaxias. Ahí, todas "apiñadas" en un efecto óptico. Es el conocido como clúster de la constelación de Perseo.

El caso es que estamos viendo galaxias. Muchas galaxias.  No estrellas: galaxias.

Da qué pensar.

 

jueves, 21 de septiembre de 2023

Asteroide 101955 Bennu

La nave (robotizada) OSIRIS-Rex llegó al asteroide 101955 Bennu el 20 de octubre de 2020, cogió una muestra de asteroide y se volvió a la Tierra (más o menos, luego lo explico). Este domingo, 24 de septiembre, la muestra llegará a la Tierra. Y es que el asteroide estaba a 321 millones de kilómetros de aquí.

Decía que la OSIRIS-Rex llegará más o menos, porque en realidad no llegará: se acercará a la tierra, y lanzará la cápsula. Luego seguirá su ruta hacia otro asteroide, el 99942 Apofis. Un asteroide que, cuando se identificó, se creía muy probable que chocara contra la Tierra, tal vez en 2029. Una fecha que luego, estudiando mejor su trayectoria, se aplazó a 2036 (algo es algo) y luego a 2068 como sólo una pequeña posibilidad de impacto (uf, ya más tranquilos), hasta que en 2021 se llegó ya a la conclusión de que no, de que al menos pasará un siglo antes del choque. Pero, oye, por si las cosas conviene investigarlo. Y allí se dirige la OSIRIS-Rex.

La OSIRIS-Rex, a estas alturas ya está claro, es una misión de la NASA para conseguir muestras de los asteroides. La primera, por cierto, y la que llegará este domingo es la primera de esas muestras. ¡Bien por la NASA! Que, por cierto: la nave despegó de la Tierra el 8 de septiembre de 2016, estas cosas requieren su tiempo.

Así que voy a incluir un par de fotos, cortesía obviamente de la NASA, por si no han visto de cerca la superficie de un asteroide. En este caso, el 101955 Bennu. Quien sabe, quizás les sorprendan.

En esta imagen se aprecia la pata de la OSIRIS-Rex al posarse

El asteroide, desde la OSIRIS-Rex mientras se acercaba. Sí, el asteroide está expulsando grava al espacio. No se sabe porqué.


viernes, 25 de agosto de 2023

Nebulosa Pistacho

Dos astrónomos aficionados tomaron la siguiente foto:


La historia completa y toda la información se puede consultar aquí: https://www.astrobin.com/idmd45/B/

Y para los que prefieran Youtube: https://www.youtube.com/watch?v=qhH_jQciyhE&ab_channel=BrayFalls

Dos astrónomos aficionados, Bray Falls y Chester Hall-Fernández. El pasado diciembre, en un observatorio en Nueva Zelanda, encontró algo que le llamó la atención. Los dos compinches descubrieron que no había nada catalogado allí, siguieron el tema y finalmente tomaron una foto durante 101 horas. Una nebulosa nueva, no descubierta antes, y bautizada como la nebulosa Pistacho. 

Lo normal es que las nebulosas que se descubren en los últimos tiempos sean angularmente pequeñas (es decir, que ocupen muy poco espacio en nuestra vista del cielo), y las descubran profesionales que utilizan telescopios enormes. La Pistacho, en cambio, no sólo ha sido descubierta por dos astrónomos "aficionados" con telescopios pequeños, sino que además es "enorme", ya que en el cielo ocupa una superficie parecida a la de la luna llena. La clave de no haber sido descubierta hasta ahora es que es muy tenue, apenas visible: se comprende que necesitaran 100 horas de exposición para captar la luz.

La foto, que en realidad es una composición de lo que captaron, evidentemente está coloreada: lo que es azul son emisiones de oxígeno, y lo que está en rojo, de hidrógeno. 

La caliente estrella central todavía no se sabe qué es; es posible que sea una enana blanca (una estrella que ya se ha agotado pero que por masa no consigue convertirse ni en una estrella de neutrones ni en un agujero negro) y la nebulosa se consideraría entonces una nebulosa planetaria, que es el gas y plasma que libera una estrella gigante roja en su fase final (la enana blanca sería lo que quedaría de la gigante roja). 

Otro nombre que le han dado sus descubridores a la nebulosa es FalFer1. Es fácil deducir el porqué.

viernes, 23 de junio de 2023

Prometio

https://www.youtube.com/watch?v=1u2j9-0o3LY 

 

 

Si hay una tierra rara por excelencia, es el prometio. Porque ¿sabe usted dónde se encuentra? En la constelación de Andrómeda. Con un par, vaya usted allí a buscarlo. ¿Y más cerquita, pongamos en la Tierra? Pues... buena suerte: queda medio kilo.

¿Por qué sólo hay medio kilo? Porque es radiactivo. Es decir, se descompone de forma natural. Y su periodo de semidesintegración es de sólo 17 años, lo que significa que si teníamos una cierta cantidad de prometio, en 17 años sólo quedará la mitad.

Las tierras raras.. El término "tierra rara" no es una descripción literal, se refiere a una serie de elementos cuya característica principal, además de tener un nombre curioso (prometio, por ejemplo, pero también europio, holmio, lutecio, etc.), es que no se encuentran aislados. Uno, por ejemplo, puede encontrar hierro o cobre. Pero no se encuentra una mena de europio. En cambio, aparecen aquí y allá mezclados con otros metales en proporciones insignificantes. Esta escasez no significa, sin embargo, que no tengan utilidad: muchos la tienen, y algunos mucho.

El prometio, en cambio, no tiene utilidad. No la tiene porque, con medio kilo de producto en toda la corteza terrestre, ya me dirán quién se la va a buscar. Como se desintegra y al hacerlo genera energía y rayos X, pues sí hay quien le ha encontrado aplicación, en sondas espaciales y esas cosas, pero vamos.

Un dato divertido del prometio es que se dedujo que existía, pero pasaron muchos años hasta que se localizó. El número atómico del prometio es el 61, el 60 es el neodimio (utilísimo en la industria y descubierto en 1885), y el 62 es el samario, que es muy abundante y se descubrió en 1853. Una vez que Mendeleiev ordenó los elementos en su tabla periódica, el hueco apareció. Sin duda, tenía que existir un elemento 61, y seguro que se buscó, pero... nada de nada. El típico elemento que se anuncia haber descubierto y que luego se demuestra que el anuncio era falso. Hasta las bombas nucleares y la fisión del uranio no se descubrió. Y es que el prometio se genera en la desintegración de cierto isótopo del europio (ya se imaginan) y en la del uranio (del radiactivo). Curiosamente, el neodimio y el samario son elementos estables, no radiactivos. Pero el del medio no.

Lo verdaderamente curioso del prometio, para mí, es que haya aparecido en el espectro de la estrella GY de la constelación de Andrómeda. A 455 años luz de aquí. También, por lo que parece, se ha localizado en la estrella Przybylski (en la constelación del Centauro), a 365 años luz, y en alguna otra. Y sí, que haya aparecido prometio en una proporción tan inusual convierte a estas estrellas en interesantísimas, está claro que hay algo especial en su historia para que tenga tanto prometio y las demás estrellas no. Baste decir que hay quien opina que en la estrella Przybylski (en adelante, P) podría haber una civilización alienígena, no sé si por causa de la rareza de la estrella o como causa de la misma. Resulta que en la estrella P además de elementos muy raros (el prometio, pero también plutonio y otros) en cantidades muy altas, hay cantidades muy bajas de hierro o níquel, que sí tienen en cantidades mucho mayores las estrellas normales. Como he dicho, la mitad del prometio se ha desintegrado cada 17 años (17,7 para ser exactos), y algo parecido le ocurre a esos otros elementos raros, por eso las estrellas no suelen tenerlos: la cantidad que se hubiera formado en la creación de la estrella o en sus primeros millones de años ya debería estar prácticamente agotada.Así que no se sabe cómo diantres se está aún produciendo prometio en esas estrellas, y de ahí que hubiera quien pensara que el origen era artificial, alienígeno. Otra explicación sería que en la estrella P. hubiera en una proporción inaudita elementos cuya desintegración generara prometio, y que además su periodo de desintegración fuera tan largo que millones de años después aún hubiera enormes cantidades. ¿Qué elementos? Ahí estaría lo bueno: que no hay ninguno así en la Tierra, incluyendo en ese haber los que han sido artificialmente creados en laboratorios. Actualmente hay 118 elementos entre descubiertos y creados; que hubiera uno más pesado aún y tan estable como para aún existir parece... poco probable, cuando menos. Baste decir que el 118, el oganesón (no se preocupen si no lo conocían), creo que sólo se ha conseguido crear un puñado de átomos, menos de 10, y su periodo de semidesintegración es de 14 milisegundos: crearon 2 atomos, 14 milisegundos después sólo quedaba 1, y ése desapareció. Que un átomo más pesado sea estable es realmente dudoso. Entonces, ¿de dónde sale el prometio de la estrella P? Tal vez sí haya, más allá del átomo de 118 protones, un átomo con más protones y una cantidad tan grande de neutrones que sí sea estable, y que alguna explosión de alguna supernova o que sé yo. 

Son las preguntas que nadie sabe responder las que hacen avanzar la Ciencia. El prometio de la estrella Przybylski promete.



Geoffrey Oryema - Lapwony

miércoles, 14 de diciembre de 2022

Esa nueva fuente de energía

https://www.youtube.com/watch?v=Ks-jovhNmE0 

 

 

Es, si es cierto, el avance del siglo. Parece ser que en un laboratorio de los EE.UU. han conseguido obtener energía por el procedimiento de fusión del hidrógeno. La fuente de energía que se abre es tal que se tilda de inagotable, y por lo tanto y con razón el avance del siglo. Y, claro, los medios se han llenado de artículos y noticias sobre el asunto. Pero como los que escriben suelen ser periodistas, es posible que se digan muchas barbaridades. O inexactitudes. O cosas que no son reales. 

Yo, lo reconozco de entrada, no me he informado sobre qué ha ocurrido en realidad; tiempo habrá. Pero por lo poquísimo que sé (apenas el mero titular de la noticia) me huelo de qué va, y querría aquí dar un par de pinceladas de la información básica que cualquiera debe tener cuando se aproxime a este asunto.

En primer lugar: cada átomo de este Universo alberga energía en su interior. Si damos como buenas las hipótesis de Einstein de la teoría de la relatividad, E=mc² y todo eso, la masa es energía. Pero aquí no se está hablando de eso, de destruir masa para obtener energía.

Un dato que mucha gente no sabe es que cada átomo de este Universo alberga energía en su interior... excepto los átomos de hierro. ¿Y porqué no los de hierro? Pues porque esta energía no es de la que destruye materia, sino que es la transición del estado original del átomo a uno más estable. Y el más estable de todos los átomos es el de hierro. Cuanto más lejos del hierro (en la tabla periódica) está un átomo, más energía libera en el paso que le acerque al hierro.

Y esta energía es, precisamente, la que se libera en las estrellas. Y la que ha conseguido reproducir el laboratorio americano.

Como todos sabemos, las estrellas son grandes bolas de átomos de hidrógeno que se convierten en átomos de helio. Ese proceso se llama fusión, y al fusionarse el hidrógeno en helio libera energía en virtud de lo que he dicho antes: el átomo de helio es más estable que el de hidrógeno. Que no es que el hidrógeno sea inestable, pero es como la energía potencial: poner una piedra más arriba que otra requiere más energía que la que requiere la inferior, pero también libera más energía si cae. Claro que para fusionar el hidrógeno en helio hacen falta unas condiciones físicas extraordinarias (que hasta ayer sólo se daban en las estrellas, ahora también en el laboratorio americano), pero el chiste del asunto es que la energía que libera la fusión del hidrógeno permite mantener esas condiciones físicas extraordinarias y además emitir energía como estrella que es.

A su vez, el helio puede fusionarse en litio y en boro, si se dan condiciones físicas aún más extraordinarias, y así sucesivamente: en el Sol, por ejemplo, se podrá conseguir hasta carbono, pero en una estrella mucho mayor se pueden conseguir las condiciones para generar hasta uranio (lo prueba que en la Tierra lo hay). Pasa que la energía que se libera en cada salto siempre es menor que la del salto anterior, y así hasta conseguir por fusión el hierro, y a partir de ahí (es decir, hacer átomos más pesados que el hierro), la energía que hay que aportar es mayor que la que se libera. Pero eso significa que al revés es lo contrario, si se divide un átomo más pesado que el hierro se consigue más energía que la necesaria para lograrlo. Este proceso no es la fusión, es la fisión, y se hace típicamente con uranio y plutonio. Quiero decir, es algo que ya está técnicamente controlado y es la base de la energía nuclear. Ocurre, por supuesto, lo mismo que con la fusión, cuanto más lejos del hierro más energía libera: por eso renta hacerlo con uranio y plutonio, átomos muy alejados del hierro. Ocurre, también, que estos átomos tan alejados son inestables per se, y tienden a estabilizarse: es lo que se llama desintegración atómica, y esa energía de estabilización es en forma de radiactividad. Y ya que estamos: el problema de la energía nuclear es que los átomos obtenidos de la fisión del uranio... es fácil que sean átomos inestables, que se vayan desintegrando con el tiempo, por eso los residuos de las centrales tienen un cierto nivel de radiactividad y de ahí su peligrosidad.

¿Y la bomba de hidrógeno? ¿No era fusión nuclear? Sí, pero convendrán conmigo en que no era un proceso controlado, algo que se haga en un laboratorio. Lo que se anuncia ahora es exactamente eso: que se ha conseguido la fusión de manera controlada y capturando la energía liberada. Que sí, que estamos aún muy lejos de tener un reactor de fusión nuclear en el coche o en la cocina, pero el paso necesario y clave para ello es precisamente lo que se ha anunciado.

Y hasta aquí. Una exposición muy sencilla, sé que con errores e inexactitudes pero perdonables por mor de su comprensión.

Bienvenidos al mundo de la fusión nuclear.



Orchestral manoeuvres in the Dark - Maid of Orleans

domingo, 28 de febrero de 2021

Diana Trujillo

Dieron en el informativo de televisión la noticia de la llegada del rover Perseverance a Marte. Me quedé boquiabierto, y no pude menos que comentarlo: ¡qué birria de información! No el hecho, sino la cobertura informativa. Pondrían más énfasis y darían más contexto si el equipo nacional de guimnasia rítmica hubiera quedado 7º en los mundiales de la categoría B. A ver, lance usted un coche y consiga dar en el sitio exacto que quería, pero ese sitio estará a cientos de millones de kilómetros y el "aterrizaje" ha de ser completamente suave, con lo que no se ha de equivocar usted ni en medio metro. El conocimiento científico y el dominio técnico que esta proeza requiere es inimaginable. Y lo han conseguido, pero los periodistas son tan tontos que no saben reconocer un hecho de importancia. Aquel día, las noticias serían la entrada en prisión de un tipo infecto que representa la degradación a la que hemos llegado la sociedad catalana y del que nos habremos olvidado en dos meses o menos, y no sé qué mas. Lo del covid, claro, pero la cobertura informativa de ese asunto son quince minutos fijos, totalmente intercambiables con cualquier día. Cuando acabe el año, si resaltáramos los hechos acaecidos lo del rover de Marte estaría en los primeros lugares; desde luego, dentro de 40 años sí lo estará como hecho histórico del 2021.

Diana Trujillo es una colombiana, de Cali, que con 17 años y al día siguiente de terminar su bachillerato se fue a los Estados Unidos. Tenía un sueño. Y 300 dólares, ya ven para qué dan, pero sobre todo las ganas de salir adelante por sí misma que tienen las sociedades no anquilosadas. Y se puso a trabajar en una panadería. Y a limpiar casas. Así se sostuvo para aprender inglés y pagar los estudios en la Universidad de Florida (privada, no pública). Y se licenció en ingeniería aeroespacial. Y no se detuvo ahí. 

Una vez en la NASA, Trujillo pasó por varios departamentos, llegando a ser la jefe del departamento de ingeniería de los rover de Marte, y una de las personas clave del éxito de la misión del Perseverance. De verdad, miren el siguiente vídeo (es solo minuto y medio):


Diana Trujillo es una mujer. Ingeniera aeroespacial. Y con un cargo de mucha responsabilidad en un proyecto de muchos, pero que muchos, millones de euros.

Nada de esto, por supuesto, se dice en las noticias; como mucho, en las páginas de ciencia de los pocos periódicos que aún las tienen; pero ¿quién las lee?

En vez de dedicarse a quemar contenedores y a provocar algaradas callejeras, los jóvenes deberían fijarse en Trujillo. No ponerse excusas sobre lo difícil que lo tienen ellos para salir adelante.

Y en cuanto a la Administración... si de verdad quisiera que hubiera más mujeres ingenieras debería publicitar lo que ha hecho Trujillo. Es la prueba viviente de que sí se puede. Y pocas podrán decir que lo tienen más difícil de lo que ella lo tuvo.

lunes, 10 de febrero de 2020

Un grano de arroz en el espacio





Siempre me ha interesado mucho la astronomía. Y dentro de su amplio campo, lo que más me ha interesado ha sido saber el cómo (el cómo saben, me refiero) y los púlsares y los cuásares. Estrellas, galaxias y agujeros negros están bien, no lo niego, pero los encuentro ¿cómo decirlo?... sencillos. En cambio, los púlsares y los cuásares no dejan de asombrarme preguntándome cómo es posible.

Por ejemplo: leo (aquí a partir de aquí) que han medido que el púlsar J0030 tiene una masa 1,4 veces la de nuestro Sol, un diámetro de 26 km y un periodo de rotación de 4,87 milisegundos. Este púlsar se encuentra a 1100 años luz, no aquí al lado, y... ¡caray! 4,87 milisegundos significa que da 205 vueltas por segundo. Una estrella, oigan. 

Por cierto  que el periodista comete un error clásico: dice en su artículo que el diámetro del J0030 es de 15 km, cuando debería haber dicho el radio.

He dicho al principio que me apasiona el cómo lo consiguen los astrónomos. Medir una bola de 26 km que está a 10.000 billones de kilómetros. Es como medir una pelota de 2,6 mm a mil millones de kilometros. Chupado, ¿no? Que gira 205 veces por segundo. 

Pero lo que más me divierte es lo del diámetro. Como sé la masa del Sol, no me cuesta nada calcular la densidad del púlsar: 3x1017 kg/m³. Dicho así no parece mucho, pero si nosotros tuviéramos esa densidad... bien, multiplique su peso por 3, piense que en vez de kilos son toneladas y multiplíquelo por cien mil millones: ése sería su peso. Si pesa usted 70 kilos, allí serían 21 billones de toneladas. No 21 millones, 21 billones.

Se lo diré de otra manera: el grano de arroz que aquí en la Tierra pesa 27 miligramos (y al que le supongo una densidad de 0,6), allí pesaría (entiéndase: tendría una masa) unos 14 millones de toneladas. Un grano de arroz, 14 millones de toneladas. 

El problema para entender estos números es la magnitud: no nos hacemos una idea de cuánto son 14 millones de toneladas, pero reducir el objeto tampoco le ilustraría: no sirve decir que un piojo pesaría un millón de toneladas, porque usted no concibe el peso real de un piojo. Tampoco sabemos qué distancia son mil millones de kilóometros. La explicación es que siendo nosotros finitos no podemos concebir el infinito (ésta es una razón para nuestra incapacidad de entender la idea de Dios). Y, para nuestra pequeña magnitud, un salto de escala como el que plantean los púlsares se antoja bastante a nuestro infinito: nos cae demasiado lejos.






Novo amore - Carry you
 

lunes, 30 de abril de 2018

Cosas que quiero saber




Es conocido, se estudiaba en el colegio (creo), que la Vía Láctea forma un pequeño grupo de galaxias con las Nubes de Magallanes y la galaxia de Andrómeda. Y puede que con alguna más. Ese grupo de galaxias se denomina "Grupo Local".

Pues resulta que no. Sí, pero no del todo. La Vía Láctea, junto con las dos Nubes de Magallanes y otras once galaxias forman el Sistema de la Vía Láctea. La galaxia de Andrómeda y otras once forman el Sistema de Andrómeda; y la galaxia del Triángulo y la pequeña galaxia Enana de Piscis forman el Sistema del Triángulo. Y los tres sistemas forman, ahora sí, el Grupo Local.

Esta treintena de galaxias se encuentran a su vez dentro del Supercúmulo de Virgo, de unas 1.500 galaxias. El centro gravitatorio del supercúmulo recibe el nombre de Gran Atractor (o El Muro), y el Grupo Local se dirige hacia él. 

Esto del Gran Atractor, que (de momento) se cree una de las mayores concentraciones de galaxias del Universo, es algo que se propuso en 1986, cuando yo ya llevaba unos años fuera del colegio: normal que no lo estudiara.

Y por cierto: el Supercúmulo de Virgo, no podía ser de otra manera, es a su vez un parte de otra entidad más grande: el Hipercúmulo Lanikea, que está compuesto con cien mil galaxias.

Y yo no tenía ni idea.

Lo que quiero decir es que, como dijo don Hilarión hace 125 años, "hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad". Y ya lo creo que lo es, hasta el punto de que a menudo me siento como un auténtico neardental, un ingeniero del pleistoceno que conoció un mundo antiguo y que está más obsoleto que una pluma de ganso.

Por eso intento aprender. Pero como no puedo abarcar ni la mitad de lo que querría, en la práctica mi interés se centra en tres temas: la Astronomía, la Evolución y la Historia. Me gustaría saber más de Física de Partículas (es alucinante de lo que me voy enterando, las partículas que forman los protones y todo eso) y de Geología, y de tantas y tantas disciplinas, pero soy consciente de que no llego. 

Y ésta es la razón por la que me compro libros de divulgación y por la que prefiero leer libros que me enseñen algo. Sí, soy un tipo raro.

Chascarrillo final: la galaxia del Triángulo, M33, se ve a simple vista en una buena noche, sólo hay que saber dónde mirar (yo no lo sé). Está a 3 millones de años luz, por lo que es el objeto más lejano visible sin ayuda óptica; la galaxia de Andrómeda (ésa sí la he visto) está a 2,5 millones. Con unos prismáticos se aprecia como una nube, queda claro que ese punto luminoso no es una estrella. Y con un telescopio, más o menos se ve esto:

Fuente: Archivo NASA / CHANDRA-HARVARD
 Una galaxia espiral de libro. Con 40.000 millones de estrellas dentro.





Elenco de Pitch Perfect 3 y gente de The Voice - Freedom!'90 & Cups

domingo, 15 de abril de 2018

A propósito de Bessel




¿Bessel?, se preguntarán. ¿Quién es ese Bessel del que nunca he oído hablar y del que sin duda jamás me hablarán?

Es cierto, Fiedrich Bessel es un científico alemán. Es decir, es un científico del montón. Uno de tantos. 

Su historia no es nada del otro mundo: era alemán. Pero imagine, mientras la cuento, que fuera español. En ese momento.

Va a ser una historia increíble.

Bessel nació en 1784 en Westfalia. Su madre era una criada. Así que Bessel sólo tuvo una formación básica. A los 14 años tuvo que salir a ganarse los garbanzos, lo colocaron de aprendiz en una compañía mercantil. Autodidacta, aprende astronomía y matemáticas hasta el punto de que en 1804 calcula la órbita del cometa Halley y se la envía a Heinrich Olbers, astrónomo de prestigio en la época. Olbers alucina con los cálculos y consigue que los publiquen. Al tiempo, presenta a Bessel a Schröter, otro astrónomo, que lo contrata para su observatorio particular. Allí Bessel se curte, y (aquí soy yo el que alucina), el gran Gauss recomienda a la universidad de Gotinga que le dé el doctorado en Astronomía ¡sin tener estudios universitarios! Con 26 años, la fama de Bessel es tal que el rey Federico Guillermo III de Prusia lo nombra director vitalicio de su observatorio en Könisberg.

Por cierto, la gran aportación de Bessel se estudia en todos los colegios (o se estudiaba, al menos en mi época) en la asignatura de Ciencias Naturales, solo que sin mencionarle: la técnica del paralaje para medir distancias astronómicas.

Con el paralaje y el excelente telescopio de Fraunhofer que tenía (en algún sitio he hablado o hablaré de Fraunhofer), nuestro hombre establece la distancia a la que se encuentra la estrella Cisne-61 (y casi la clava): 98 billones de kilómetros. El Universo era muuucho más grande de lo que se creía.

Pero Bessel hizo muchos más avances en la astronomía. Por ejemplo, las estrellas binarias (estrellas emparejadas): descubrió que Sirio (la estrella más brillante de nuestro cielo) tenía variaciones en su brillo, y dedujo que tenía que haber una segunda estrella, Sirio B. Sirio B fue confirmada en 1862, pero para entonces Bessel ya había muerto de cáncer, en 1846

Veamos, Bessel nació en 1784. En 1800 tenía 16 años. Cuando tenía 21 años se libró la batalla de Ulm. Jena, Wagram... Fueron años de guerra contra Napoleón. Igual que en España. Bessel, sin duda, no lo tuvo fácil: un chaval sin nombre, que quiere vivir de la astronomía, en años tan difíciles. En una tierra asolada por continuas guerras. Comparada con Alemania, España tenía una estabilidad envidiable. Y, sin embargo, no surgió aquí ningún Bessel, como no hubo ningún Gauss, ningún Fraunhofer y ningún Olbers. ¿Científicos que ayudan a otros científicos? ¿Reyes que se interesan por científicos? ¿En España? E insisto en el entorno: en 1813, por ejemplo, los franceses destruyeron el observatorio de Schröter, sus trabajos y sus libros. Pero el país, el desarrollo científico del país, no se paralizó por la guerra. 

¿Por qué esta diferencia? Es una pregunta que me hago a menudo. Supongo que en realidad nadie sabe la respuesta, y que no existe un motivo único. No creo que fuera un pasado guerrero que nos hubiera esquilmado: Alemania tuvo casi 200 años de guerras civiles por la religión, y desde luego los casi 50 años reales de la Guerra de los Treinta Años dejaron al país hecho una piltrafa. Sí, sin duda el carácter diferente de los alemanes tuvo algo que ver, pero no sé qué es lo que forja el carácter de un pueblo.

Tampoco creo que sea cosa de reyes. En el siglo XVIII no los tuvimos tan malos. ¿La religión, entonces? Pues... quizá esto sí es más probable. Puede que el catolicismo rampante de estos pagos no alentara las ciencias, mientras que allí, conviviendo con los luteranos, el catolicismo se atenúa, se vuelve menos ultramontano y aprende a mirar las cosas con otra óptica de vez en cuando.

A veces he pensado que es una cuestión de masa crítica. Que allí acumularon cerebro suficiente para que creciera por sí solo, y que aquí nunca tuvimos los necesarios para crear el caldo de cultivo. Quizás, pero es que...

Es que los alemanes florecieron en todos los ámbitos. En vida de Bessel tuvieron grandes físicos, químicos, astrónomos, matemáticos, inventores de todo tipo,... pero también naturalistas, filósofos, músicos, escritores,... Como muestra, un botón: el suegro de Bessel fue el químico Karl Gottfried, que fundó el primer laboratorio de Química de Alemania en la universidad de Konisberg y creó la disciplina de la química farmacéutica; su cuñado fue el físico Franz Ernst Neumann, que fue un físico y mineralista eminente y sobre todo matemático, y que también tuvo un hijo matemático de renombre; y fue primo político de Gotthilf Hagen, un ingeniero que proporcionó grandes avances en la hidráulica, y de Hermann Hagen, en su tiempo el entomólogo más importante de Europa. Vaya, que Bessel, el hijo de una criada, no era un caso aislado de eminencia.

¿Qué hubiera sido de Bessel, si hubiera nacido en España? Pues eso.

Fiedrich Bessel tiene calle y parque a su nombre en Berlín. Lo que también es increíble es que Alemania tenga tantas historias increíbles.




Jon Anderson & Vangelis - I'll find my way home

martes, 1 de noviembre de 2016

La Cité de l'Espace




El primer examen que hice en la universidad fue el de Física de primero. El primer problema preguntaba cuánto se elevaría un cohete de juguete que tenía agua y gas a presión en ciertas condiciones. Hubo respuestas para todos los gustos: apenas unos centímetros, llegaría a Júpiter,... Casi nadie acertó la respuesta, que no recuerdo si era 33 m (30+3) o 27 m (30-3). Yo sé que dije la otra respuesta, me equivoqué en el signo del +/-3. Pero fui, de largo, de los que más se aproximaron.   

Este puente he estado en Toulose, en la Ciudad del Espacio, y, tantísimos años después, aquel cohete dejó de ser el problema de un examen a un objeto - y un experimento- real. Y de golpe lo entendí.

En Toulose está la Cité de l'Espace, un parque temático sobre la exploración del espacio. Pero no un parque de atracciones temáticos, no había tiovivos ni atracciones, sino una especie de museo interactivo. Y absolutamente recomendable. Vamos, que si no han estado deberían ir planeando un viaje.

Para empezar, no es caro en absoluto. Menos de 25 € los adultos, menos aún los jóvenes y los niños, y la entrada para un segundo día sólo cuesta 5 €. Si usted no es una persona ávida de conocimientos o de primeras impresiones, si ante un vehículo rover de Marte (real) sólo opina que "es curioso", quizá sí que con un día tenga bastante; en mi caso, dos días de apertura a cierre dejaron cosas por ver. Yo, desde luego, recomiendo la ampliación: estas cosas, mejor sin prisas.

En segundo lugar, es en Francia, pero el inglés y el español son también lenguas oficiales: todo está en los tres idiomas, las películas las oye en español, los vídeos, si no son en español los puede subtitular, muchos empleados hablan español (y otros lo chapurrean),... Salvo algunos experimentos interactivos, como el mirar por el telescopio o presentar las noticias metereológicas de la televisión, en la práctica no hay barrera idiomática.


Un detalle adicional es que se puede entrar comida y bebida, hay zona de picnic, y se puede entrar y salir del parque las veces que se quiera. Yo, les diré, uno de los días comí en semi-picnic reforzado por uno de los restaurantes tipo fast-food, pero el segundo día comimos en el restaurante "de verdad", y también fue una experiencia muy agradable y de un coste asumible. En fin, en esto cada cual viaja a su ritmo, pero siempre es un puntazo tener esta posibilidad.

La Cité de l'Espace ofrece cuatro tipos de interés. Por un lado, hay zonas infantiles, incluso experimentos (como el del cohete de agua) para ellos (esto del cohete quizá sea para pequeños, pero los mayores nos lo pasamos pipa también). En realidad todo es para todos, el paseo "en modo lunar" es para niños, pero puede que no: allí disfrutábamos jóvenes y no tan jóvenes. 

Por otro lado, están las películas. En modo planetario, en modo I-max 3-D,... fantásticas.

Luego está el apartado "museo interactivo". Hay una planta dedicada al entrenamiento de los astronautas (que se ve con otros ojos después de que uno compruebe en persona algunas cosas, como el comportamiento de la sangre en ingravidez, la diferencia de talla o cómo resolver lo de ir "al excusado"), hay una para el conocimiento del sistema solar y del universo (tremendo lo bien montado que lo tienen, uno sale con una visión de la astronomía completamente distinta), y otra dedicada a los satélites artificales. Toda esta parte de museo da para tantas horas como uno quiera, y no cansa en absoluto, y justifica por sí sola el viaje hasta Toulose.

Pero luego está el área de exhibición. Hay un cohete Ariadna, dos cápsulas Soyuz, un rover Curiosity y la estación espacial Mir. ¿Cómo es posible? Pues porque no todo fue al espacio, se construyeron de más para entrenamientos, pruebas, etc. Así, la Mir que hay allí se usó entre 1990 y 1995 para el entrenamiento de los cosmonautas. El retrete de la Estación Internacional es, claro, de entrenamiento (y la sensación es curiosísima), y algún satélite de telecomunicaciones es una réplica, pero da igual. El caso es que uno puede entrar en la Mir, en la cápsula Soyuz (que es la que hoy en día lleva y trae a los astronautas de la Estación Espacial Internacional),... y a los que vivimos en su día todo lo de la carrera espacial (¿se acuerdan del SkyLab y las conversaciones en torno a dónde caerían los pedazos?) seguro que nos impresiona especialmente.

El cono granate es la cápsula Soyuz

En definitiva, hay destinos que justifican el viaje. Y la Cité de l'Espace de Toulose lo justifica sobradamente. Si no han estado, les aconsejo que vayan buscando fechas.



Puccini - E lucevan le stelle (Tosca)

viernes, 18 de septiembre de 2015

A la velocidad del Big Bang





La Tierra da una vuelta completa en un día. El perímetro del ecuador es de 40.000 km, por lo que la velocidad de giro en el ecuador es de 1.667 km/h. Como el aire en la superficie se mueve a la velocidad de la Tierra, también va a 1.667 km/h. Hace mucho calor en el ecuador, y este aire caliente sube a capas más altas; manteniendo, además, su velocidad de viaje de 1.667 km/h. Al subir, desplaza al aire que ya está arriba, y lo mueve al norte y al sur. Más al norte y más al sur, hacia el paralelo 35, el aire se enfría y desciende. Al bajar, desplaza al aire que tiene debajo y que se mueve... al hueco que ha dejado el aire bajo del ecuador al subir. Este movimiento superficial se percibe como un viento: los alisios. Ahora, el diámetro de la Tierra en el paralelo 35 es menor que en el ecuador; como también da una vuelta completa en las mismas 24 h, lo cierto es que viaja más despacio. Cuando el viento que viene del ecuador baja al suelo en este paralelo, se encuentra que lleva una velocidad relativa  Este-Oeste mucho más alta que la del suelo: casi 300 km/h de más. Parte de esta velocidad se ha ido perdiendo por el camino, pero aun así le queda mucha. Sobre todo si se separa uno un poco del suelo. Como chascarrillo, la tierra rocosa tiene un rozamiento mayor que el agua y el efecto en el hemisferio norte no es tan prolongado; en el hemisferio sur, al sur del cabo de Buena Esperanza, la cosa es terrible. Hasta el punto de que, si se fijan, las regatasde vuelta al mundo de vela hacen siempre África-Oceanía-América-Europa; al revés no podrían. Los españoles sí giraban al revés, pero es porque costeaban por América del sur para evitar los paralelos terribles.

Lo que quiero decir es que, en términos terrestres, tenemos movimientos de masas de hasta 1.667 km/h. ¿Es mucho? Como todo, depende.

Han oído hablar del Big Bang. Del universo en expansión. De que las galaxias se están alejando unas de otras. ¿Saben a qué velocidad se alejan? ¿Han pensado alguna vez en ello?

Los astrónomos sí, y el primero de ellos, un tal Hubble. A Hubble, tras luchar en la Primera Guerra Mundial, le dieron la plaza del telescopio del Monte Wilson, el más grande entonces. Hubble fue el que descubrió que "aquellas nebulosas lejanas" eran en realidad galaxias (hasta entonces sólo "existía" la nuestra). Y también descubrió que se estaban alejando de nosotros, y que cuanto más lejos más rápido se alejan. De ahí la teoría del universo en expansión y del Big Bang.

Bien, el caso es que Hubble llegó a la conclusión de que la velocidad de alejamiento era proporcional a la distancia. Digamos que v=h·L, siendo v la velocidad de alejamiento y L la distancia que nos separa; h sería un valor constante, llamado "constante de Hubble". Establecer el valor de esta constante no es fácil, pero yo diría que un valor correcto es de 77 kilómetros por segundo y megaparsec. Se quedan como estaban, ¿verdad?

Puede que hayan oído decir que existe un límite al universo observable: de acuerdo con la ley de Hubble, todo lo que esté más allá de cierta distancia se aleja de nosotros a velocidades superiores a la de la luz y, por lo tanto, nada que viaje a la velocidad de la luz nos llegaría o les llegaría. Pero en astronomía los números son tan grandes que perdemos la noción de su magnitud, esto es, su significado. Si lo miramos en valores humanos, resulta que:

Si un objeto que estuviera a un metro de nosotros se expandiera con el universo, dentro de un millón de años se habría alejado... el grosor de un cabello humano.

Es cierto: la velocidad de alejamiento sería de 0,078 mm (el grosor medio de un cabello) por millón de años. Ya saben, la velocidad se puede medir en metros por segundo, en kilómetros por hora... y en milímetros por millón de años, qué pasa.

El Big Bang, la Gran Explosión, señoras y señores. Por comparar, Europa y América se han separado (teoría de Wegener) a una velocidad media de 2 cm al año; otras placas tectónicas se mueven hasta 10 cm al año, y cuando India se empotró en Asia (el Himalaya) lo hizo a 17 cm al año.

Lo más curioso es que no todas las galaxias se alejan de nosotros: Andrómeda, por ejemplo, viene hacia aquí a 300 km/s. Ésta no se ha enterado de la Ley de Hubble.




María Dolores Pradera - Toda una vida



Post Scriptum: no soy un experto en Big Banges. Me pregunto, si en el origen todo estaba increíblemente concentrado y la expansión es a velocidad constante, y si en mil millones de años las masas que darían dos galaxias se habrían separado 8 cm o así, ¿cuánto tiempo lleva la cosa? ¿Cuánto tiempo pasó hasta que se creó el espacio suficiente para formarse una galaxia? ¿O es que la velocidad no es constante y la cosa se está parando? Es lo que tienen las píldoras de conocimiento en los que no sabemos, que a menudo dejan muchas preguntas detrás.

jueves, 18 de junio de 2015

El cielo de San Juan




Desde un punto de vista astronómico, hay una diferencia muy grande entre verano e invierno: en invierno, por la noche, hace un frío que pela y nadie se queda fuera, viendo las estrellas. Pero en verano es distinto. En verano ansiamos que caiga el sol y refresque un poco. También, a menudo, la noche nos encuentra lejos de las ciudades, y vemos las estrellas. Y, lo que encuentro más interesante, los planetas.

Primero, Venus. La más brillante. Ya les hablé, hace algún tiempo, de Venus en el cielo. Pues bien, Venus se verá estos días al atardecer de maravilla, y durará hasta la medianoche. Y lo bueno es que coincidirá con Júpiter en esas horas nocturnas. Júpiter es bastante brillante, eso le facilitará localizarlo. Y no sólo coincidirán en las horas, sino que estarán bastante cerca, el uno del otro (vistos de sde la Tierra, claro). Estos días de San Juan puede intentar verlos con prismáticos, estarán tan cerca que podrá hacerlo.

Si no es un experto nocturno, aproveche la ocasión: localizar Venus es tan fácil que lo hace cualquiera, y sabiendo que estará cerca de Venus, encontrar a Júpiter le será muy sencillo. Y así sabrá reconocerlo, de ahora en adelante.

Si la noche es clara, de hecho, debería intentar lo de los prismáticos: puede que consiga ver los cuatro satélites principales de Júpier: Io, Europa, Ganímedes y Calisto. No sé si alguno estará alineado con Jupiter y no lo verá, y reconozco que Calisto es más difícil, está más lejos de Júpiter, pero al menos un par sí debería verlos. Inténtelo, estoy convencido de que le gustará. Eso sí, sólo distinguirá cuatro puntos brillantes muy cerca del planeta. Pero son los cuatro satélites que vio Galileo, ¿sabe?

Marte no se ve, porque está al otro lado del Sol; estos días, más o menos tenemos al Sol justo entre los dos. Pero Saturno sí se ve. Y Saturno, me atrevo a asegurarlo, es caza mayor: usted no lo ha visto aún, ¿verdad? Pues ahora es un buen momento para buscar Saturno: estará en el cielo desde el crepúsculo hasta el amanecer. Si no está acostumbrado, no sé darle en este momento ninguna pista: saldrá por el Este, y estará cerca de la estrella Antares (mi contraseña de acceso a mis ordenadores durante eones), más o menos entre Antares y Marte. Es una zona poco poblada de estrellas brillantes, quizás con estos datos lo consiga. O acuda a Internet, que seguro que le dice dónde tiene que mirar en ese momento.

Y, si es de los que trasnochan la noche de San Juan, inténtelo también con Mercurio: justo antes del amanecer, al Este. Recuerde que se ve muy bajo en el horizonte, ¡eh! Pero el 24 a las 6 de la mañana tendrá su máxima altura.

Contemplar el cielo nocturno es algo que deberíamos hacer todos más a menudo. Y estos últimas días de junio, con más razón.


PD: Júpiter y Venus. Barcelona, 21 de junio de 2015, 22:00 a la salida del cine. Con el móvil de mi hija.





Greensleeves - Don and Wendy Francisco, Jerry Palmer


jueves, 3 de abril de 2014

Mil millones de estrellas



El otro día leí, como un dato adicional, que una galaxia tiene 1011 estrellas. Caray. Cien mil millones de estrellas. Por supuesto, este tipo de números se dan como valores aproximados; no es que se acepte que haya diez o doce estrellas de más o de menos, sino que entendemos que haya veinte mil millones de estrellas de más o de menos. Y que no es que se hayan contado, sino que los astrónomos y matemáticos han llegado a la conclusión, con sus debidas razones, que éste debe ser un número bastante aproximado.

De cuando estudiaba en el colegio, recuerdo el número de que hay
1010 galaxias. De nuevo, más o menos. Diez mil millones de galaxias.

Volvamos a las estrellas que tiene una galaxia, unos cien mil millones. ¿Cuántas estrellas serán más o menos como nuestro Sol? ¿Cu
ántas tendrán planetas? Creo que no sería muy arriesgado considerar que de cada cien estrellas, al menos una será de un tamaño similar y tendrá planetas. Una de cada cien, no me dirán que exagero. 99 de cada cien no tendrán planetas o serán de tamaño distinto.

Pues eso deja, en nuestra galaxia, unos mil millones de estrellas tipo Sol con planetas. De estos mil millones, ¿cu
ántas tendrán un planeta de tamaño similar a la Tierra y a una distancia similar a la Tierra? ¿Una de cada mil? Venga, tenemos un millón de Tierras con Sol.

Paso siguiente: el Sol es una estrella de tercera generación; de ese millón, ¿cu
ántas serán también de tercera generación? ¿Una de cada mil? Guay: tenemos mil Tierras más o menos idénticas a la nuestra. Hay una en una de cada cien millones de estrellas.

En nuestra galaxia. Si hemos dicho que hay diez mil millones de galaxias, tendremos diez billones de Tierras.

Paso siguiente: si el planeta es m
ás o menos como el nuestro, con un sol más o menos como el nuestro, y a una distancia más o menos como la nuestra, hemos de suponer que en esos planetas ha aparecido una vida más o menos como la nuestra. Basada en el carbono, generada primero en el agua, luego evolucionada, gravedades parecidas, etc. Nada nos hace suponer que la evolución en esos planetas haya seguido caminos diferentes a los nuestros, si las condiciones globales son más o menos similares. Ergo... ¿por qué no pensamos que hay, ha habido o va a haber diez billones de civilizaciones similares?

Pero esto no significa que estas civilizaciones existan a la vez. Hace doce mil años, no habia civilizacion aquí, y creo que todos estamos de acuerdo en que en tres mil años, o nos hemos extinguido o nos hemos cargado el planeta y nos hemos extinguido. En la historia del sistema solar, simplemente habr
á habido un lapso de 15.000 años en el que habrá aparecido una civilizacion. 

Ahora bien, 15.000 años es nada en una escala astronómica; podemos, por ejemplo, estimar en 15.000 millones de años la temporada fértil del universo, por lo que ocuparíamos sólo una millónesima parte del tiempo posible. ¡Ah, entonces lo más probable es que en este mismo momento haya diez millones de civilizaciones ahí fuera!

¿Cree usted que exagero? ¿Por más o por menos? De acuerdo, veamos sus cuentas. Ponga usted unos ceros de más o de menos en cada uno de los pasos, y a ver qué le sale. Yo creo que serán parecidos a los míos, pero está claro que no puedo pontificar.

¿Es la conclusión, entonces, que no estamos solos? Hombre, si hay diez mil millones de galaxias, estamos solos si consideramos mil galaxias. No mil estrellas, mil galaxias. Si usted quiere, no estamos solos, pero en la práctica... más solos que la una.



J.S.Bach-Toccata e Fuga BWV 565-Karl Richter

martes, 26 de marzo de 2013

¿Nunca ha visto Mercurio?

Sí, hablo de Mercurio, el planeta, no de mercurio, el metal. El metal, si tiene usted ya ua edad, seguro que lo ha tenido en la mano, en gotas, ha usado termómetros de mercurio y lo ha visto en barómetros y equipos similares. En cambio, si hablo del planeta, ¿usted cree que lo ha visto?

Sin duda, ha visto Venus. Es facilísimo. También habrá visto Marte y si ha tenido un poco de curiosidad, Júpiter. En cambio, ¿cree que ha visto Mercurio? Posiblemente no. 

Mercurio es difícil de ver. Es pequeño, lo que no ayuda. Está algo lejos, más que Venus, pero sobre todo, el principal problema, es que está entre el Sol y nosotros. ¿Y por qué es un problema? Pues porque de día sólo se ve el Sol y la Luna. No se ven estrellas ni planetas. Y, claro, cuando es de noche lo que vemos es lo que está al otro lado del Sol. Mercurio nunca está al otro lado del Sol, luego no se ve por la noche. Lógico, ¿no?

Con Venus ocurre algo parecido, pero está más cerca de nosotros y es más grande: tenemos posibilidades. Unos dicen que Venus es el lucero del alba, otros que es el lucero de la tarde. Y los dos tienen razón. Venus se ve o al amanecer o al anochecer, dependiendo de en qué punto de las órbitas estemos la Tierra y Venus. El ánguylo que forma Venus (o cualuiqer otro astro), la Tierra en el vértice y el Sol e el otro lado se llama elongación. Pues bien, cuanto mayor es la elongación mayor es el ángulo relativo entre los tres astros y el resultado es que más alto en el cielo vemos el planeta. Si el ángulo es suficiente, cuando el Sol ya se ha puesto (o aún no ha salido), el planeta interior todavía está por encima del horizonte, y como refleja la luz del Sol conseguimos verlo. Con Venus es fácil, porque la elongación máxima llega a ser de 47 grados, con lo que con el Sol totalmente oculto y el cielo ya negro, Venus todavía tiene ángulo de elevación. 

De hecho, hay un hecho especial con Venus: se puede ver de día, como la Luna. No brilla tanto, pero sí lo suficiente, y si el día es muy claro y Venus está cerca de su elongación, y si además sabe dónde mirar, se puede ver. Y una vez que lo haya visto de día, se preguntará cómo es que no se había dado cuenta hasta ahora.

Más aún, he leído por ahí que Venus... incluso llega a generar sombras, como hace la Luna.

Con Mercurio pasa algo parecido. Brilla mucho, porque está muy cerca del Sol y refleja mucha luz. Pero su elongación es muy pequeña, 28 grados como máximo.

Pues bien, el próximo 31 de marzo Mercurio alcanzará su elongación máxima al amanecer. Es su oportunidad de buscarlo (hacia el Oeste); si no, tendrá que esperar a la siguiente (en el caso de Mercurio, son relativamente frecuentes, el próximo máximo será el 9 de octubre en el ocaso y el 14 de marzo al amanecer). Ya sé que la vida en la ciudad no facilita estas cosas, pero si tiene ocasión... haga el intento. El esfuerzo valdrá la pena.

(imagen copiada de http://astrofanaticos.wordpress.com/tag/el-planeta-mercurio/)