jueves, 30 de noviembre de 2023

Tres efemérides II: Horacio

https://www.youtube.com/watch?v=Rc78j1yICps 

 

La palabra dicha no puede ser borrada. (Horacio)


Cuando yo era chaval, los curas de mi colegio albergaron a un cura polaco. ¿Cómo se entendían? En latín. Cuando yo era chaval, todos los curas - el polaco también- sabían latín. 

Cuando yo era chaval, los curas sabían latín; la población en general no. Nuestros mayores habían estudiado latín, claro, mi padre tuvo 7 años de latín en la escuela, pero no alcanzaban el dominio de generaciones anteriores. De 100 ó 150 años antes, no me extrañaría que las personas cultas de 1850 sí pudieran hablar en latín con cierta fluidez. A mí, por supuesto, no me llegó el interés por el latín de la época de mi padre (en librerías de lance he encontrado manuales escolares de la época que ¡caray!), pero por alguna razón estudié que los principales nombres de la literatura latina eran Virgilio, Ovidio y Horacio. Supongo que sería por, entre otras cosas, lo canónico de su latín: es curioso que los tres fueran coetáneos. Con el tiempo, ya mayor, supe de otros: Salustio, Suetonio, Marcial, Plauto, etc. Pero los nombres de pequeño eran esos. No sé los nombres que habrán estudiado los jóvenes hoy en día, y no me extrañaría que la lista se redujera a ninguno. Eso no significa que los jóvenes de hoy en día no hayan estudiado los datos fundamentales de la civilización romana (nadie estudia autores cartagineses), pero da que pensar acerca de la formación que estamos dando a nuestros menores.

Pero centrémonos en Horacio, porque el 27 de noviembre fue el aniversario de su muerte.

Para empezar, se llamaba Quintus Horatius Flaccus, pero todos le llamamos Horacio. Comprensible. Su padre era un liberto (un antiguo esclavo manumitido), que poseía un pequeño trozo de tierra, y su mayor deseo era que su hijo llegara a ser un ciudadano culto, instruido y virtuoso. Para cumplir su deseo, se trasladó a Roma, y allí Horacio supo sacar provecho de los sacrificios paternos, y a los veinte años fue a Atenas para completar su instrucción. 

De regreso a Roma se vio obligado a ganarse la vida como escribano. La necesidad le hizo audaz, y compuso sus primeros versos, los cuales le introdujeron en los medios literarios. Así fue como trabó amistad con Virgilio y, a través de éste, con Mecenas. En aquella época mecenas no significaba "protector de los artistas", sino que era el nombre de un patricio romano muy rico, que le regaló a Horacio una villa donde éste llevó una existencia tranquila y sin agobios económicos. Allí pudo dedicar todo su tiempo a escribir, y de esta historia surge la palabra mecenas y su significado. Por si no lo sabían.

Horacio tenía una filosofía de la vida basada en el justo medio de las cosas. El emperador Augusto le ofreció ser su secretario particular, pero rechazó la oferta: prefería la paz de su villa, sus escritos y sus amigos. Mecenas, claro, pero es que Horacio no tenía deseos de poder o de riquezas.

El poeta murió el 27 de noviembre del año 8 antes de Cristo, pocos días después que Mecenas. El emperador, que sabía del afecto que unía a ambos hombres, mandó que fueran enterrados uno al lado del otro, en el Esquilino. Dentro, por tanto, de las murallas de la ciudad.

No estoy versado en Horacio. Ni en Ovidio, ni en Virgilio. Empecé la Eneida (no en latín, por descontado), pero no la pude terminar: me pareció demasiado pedante, comparada con Homero. Pero eso no quita para que no sepa que Ovidio escribió el Ars amandi, y que recuerde los nombres de estos tres grandes. Cultura general, el nivel de cultura general que se entendía como imprescindible cuando yo era chico. Ahora... no sé. Creo que la cultura general que se considera imprescindible ahora es de menor nivel que en mis años mozos. No sé si porque los poderes consideran que no es necesario un nivel como el de entonces o porque no se considera adecuado tener que hacer el esfuerzo necesario. Sea lo que sea, es un signo de estos tiempos. Deberíamos reflexionar sobre ello, y por eso aprovecho la efemérides de Horacio para sacar el tema a colación. 

 

 

Por cierto: Horacio fue el autor de la famosa frase Carpe diem. Quizá les suene.

 

 

 

Enya - Cursum Perficio 

miércoles, 29 de noviembre de 2023

Tres efemérides I: El río Beresina

https://www.youtube.com/watch?v=3ou9GMaUYOw 

 

 

Es tema estos días la película "Napoleón", de Ridley Scott. No la he visto, y no creo que la vea (al menos en un cine), pero eso no viene al caso. La traigo a colación porque creo que en la película se habla de la batalla de Borodino, pero creo que no del cruce del río Beresina. Y aunque la batalla de Borodino fuera cruenta y cinematográficamente espectacular, yo creo que tiene más interés el cruce del Beresina: la primera fue una batalla como tantas otras, de hecho la ganó Napoleón (aunque no le saliera a cuenta el ganarla), mientras el cruce del río fue mucho más que una simple batalla.

Tras la mentada batalla de Borodino (7 de septiembre de 1812), Napoleón entró en Moscú. Era el 14 de septiembre. Los rusos habían abandonado la ciudad, sin dudar en incendiarla para que no le sirviera de nada: aplicaban la táctica de la tierra quemada, literalmente. El 29 de octubre, con el temible invierno ruso a punto, Napoleón se resigna y ordena la retirada: se vuelven a Francia. En la marcha, bajo las nevadas, el frío y el hambre causan miles de víctimas en las filas del ejército francés al que los cosacos hostigan sin tregua.

El 25 de noviembre los regimientos quedan inmovilizados en la orilla del río Beresina, un río sin más de Bielorrusia. Claro que los ríos "sin más" de la llanura bielorrusa no son como los nuestros, y el 25 de noviembre de allí no es como el nuestro. El caso es que los rusos habían destruido los puentes, por lo que, durante la noche, 400 pontoneros  del general Éblé penetran en el agua, que arrastra témpanos de hielo, y construyen dos nuevos puentes de madera, uno para la infantería y el otro para la caballería y la artillería.

El 26 de noviembre 10.000 hombres consiguen pasar. Los cañones rusos abaten soldados y caballos y destruyen en varios bombardeos los puentes que los pontoneros franceses, con el agua helada hasta la cintura, van reparando poco a poco.

Durante dos días (estos días se cumplen 211 años), los soldados, medio muertos de hambre y de frío, cruzan el río en un desorden indescriptible. Ya no hay más que un fantasma de ejército que se retira lentamente sobre la nieve. ¿Napoleón? Probablemente, a toda prisa camino de París.  Baste decir que la palabra "bérézina" en Francia es sinónimo de catástrofe.

El fin de Napoleón tiene sus causas principales en sus fracasos en España y en Rusia. En España, sin duda porque despreció a los españoles y no le cabía en la cabeza que nos comportáramos como nos comportamos, sin aceptar civilizadamente que nos había invadido. Y en Rusia, porque estaba muy lejos - los ejércitos seguían moviéndose a pie- y no comprendió la enormidad de las distancias allí. El caso es que en los dos países sufrió, además de derrotas que le doliesen en el orgullo, una escabechina de personal, de jóvenes franceses que hacían de soldados. ¿Cuántos soldados podía permitirse perder Francia? Durante 20 años los que murieron fueron reemplazados por los que crecieron, pero en 1812 la situación hizo crac y a partir de ahí fue cuesta abajo y sin frenos. Ya no pudo competir con las demás naciones. Por simples razones demográficas, como Alemania en la 2ª Guerra Mundial.

Y además el paso del Beresina, desastre tal, marcó a Napoleón a los ojos de toda Europa. El mito era vencible, machacable y humillable. 

 

 

Coro del Ejército Rojo - Los cosacos 

jueves, 23 de noviembre de 2023

Mis versículos favoritos XIX: el becerro de oro

https://www.youtube.com/watch?v=ljvTwbxrylc 

 

 

El otro día leí un artículo periodístico en el que el autor terminaba haciendo una referencia metafórica a un "becerro de oro". Sólo lo mencionaba, no explicaba qué quería decir con eso de un becerro de oro: no hacía falta. ¿No hacía falta? En la mente del periodista, sin duda que no, no le cabía en la cabeza que sus lectores no entendieran la referencia. Sin embargo, me da en la nariz que pocos de entre nosotros sabrán a qué se refería con eso de un becerro de oro. Y como este país se está yendo al carajo, mucho me temo que cada vez van a ser menos los que entiendan la referencia. Así que voy a intentar explicar qué es eso del becerro de oro.

Es una cosa de la Biblia. Se cuenta en el libro del Éxodo, el segundo libro. El libro primero, el Génesis, es una colección de relatos e historias, mientras que el segundo es el relato de una historia, la salida de los israelitas de Egipto y como llegaron a su Tierra Prometida, y lo del becerro ocurre en ese relato. Por cierto que "Tierra Prometida" es un concepto que también tiene su origen en este libro del Éxodo, pero ahora no viene al caso.

Primero, unos antecedentes esquemáticos:

  1.  Jacob (también llamado Israel, ésa es otra historia) tuvo 12 hijos.
  2. A uno de los hijos (José) lo vendieron a unos mercaderes egipcios. En Egipto José fue siervo, luego reo de cárcel y luego mano derecha del faraón. Ésas son muchas otras historias.
  3. Debido a una hambruna, los 11 hijos restantes emigraron con sus familias y esclavos a Egipto aprovechando que su hermano es un mandamás (esto es una síntesis, claro). Hasta aquí, el Génesis.
  4. Allí sus descendientes fueron, olvidada la época de José, tratados como tratamos nosotros a los que inmigran por hambre.
  5. Los israelitas se acostumbran a lamentar la mala vida que llevan.
  6. Dios le dice a Moisés que saque a los israelitas de Egipto. Como Moisés era más bien tímido y lo de los discursos no se le daban muy bien, Dios le dice que vaya con su hermano (de Moisés), Aarón, que (supongo) era de verso florido. Con el tiempo, Aarón se convertiría en el jefe de la casta sacerdotal.
  7. Moisés, las famosas 10 plagas de Egipto mediante, consigue que el faraón permita que los israelitas se vayan.
  8. Los israelitas, guiados por Moisés, se van... al desierto del Sinaí. Allí vagan arrastrando una vida miserable. A estas alturas, las 12 familias de los hijos son ya 12 tribus. Algunos historiadores opinan que 3 tribus habían salido ya de Egipto cuando lo de Moisés y que éste sólo lideró a las restantes, pero no vamos a parar en estas menudencias.
  9. En un momento dado, Moisés se va a un monte, a meditar. Supongo que perdería la noción del tiempo, porque los días pasaron y los israelitas, en el campamento, se fueron poniendo cada vez más nerviosos.

Y entonces ocurre:

«Viendo el pueblo que Moisés tardaba en bajar del monte, se congregó ante Aarón y le pidió:

—Anda, haznos una divinidad que nos guíe, porque no sabemos qué habrá sido de ese Moisés que nos sacó del país de Egipto.

Aarón les contestó:

—Que vuestras mujeres, vuestros hijos y vuestras hijas se quiten los pendientes de oro que llevan en las orejas y me los traigan.

Todos se quitaron los pendientes de oro que llevaban en las orejas y se los presentaron a Aarón; éste los recibió de sus manos, trabajó el oro a cincel y fabricó un becerro de fundición. Ellos exclamaron:

—Israel, éste es tu Dios, el que te sacó de Egipto.

Aarón lo vio y construyó un altar delante del becerro. Después proclamó:

—Mañana celebraremos una fiesta en honor del Señor.

Al día siguiente se levantaron, ofrecieron holocaustos y presentaron sacrificios de comunión. El pueblo se sentó a comer y a beber, y después se levantaron a danzar».

Ex 32, 1-6

La adoración del becerro de oro, de Nicolas Poussin

Cuando Moisés regresa de su retiro y ve el becerro, se disgusta y manda que lo deshagan. Que se queme, que las cenizas se mezclen en el agua y que se beban ese agua. Que no quede nada de la escultura. ¿Por qué?

Para entender bien el por qué lo destruyó hay que entender el porqué de su fabricación. 

El Dios de los israelitas no tenía ninguna figura que lo representase. Por no tener, no tenía ni nombre, porque cuando Moisés le preguntó a Dios que quién era, éste le respondió que "yo soy el que soy". Con lo que los israelitas lo denominaron con el vocablo "Yahvé", que significa eso mismo: "el que es". Y esto chocaba abiertamente con la mentalidad de la época, no el adorar a un dios, que se adoraba a muchos y se admitía la existencia de muchos más, sino que ese dios no tuviera ni nombre ni representación.

El problema con esto de las figuras representativas es que se acaban convirtiendo en el objeto de la adoración, no lo que representan; algo de eso nos queda todavía, cuando algunos dicen que son de la Virgen tal y no de la Virgen cual, o del Cristo de nosequé y no del Cristo de nosedónde, y estas personas pierden la noción de que ambas figuras son representantes de lo mismo. Los sarracenos esto lo llevaron, como casi todo en ellos, al límite de lo absurdo, y prohíben cualquier representación de Alá o de Mahoma, y de hecho formalmente la de cualquier figura humana o animal aunque este tabú no siempre se haya observado. También fue este detalle el que llevó a los bizantinos a sus debates y luchas intestinas conocidas como la iconoclastia que acabaron debilitando fatalmente al Imperio.

El caso es que los israelitas, Moisés ausente, le pidieron a su hermano, Aarón, que les construyera una figura que pudiera representar a Dios. A fin de cuentas, también Aarón había interlocutado con Dios, ergo... 

Pero claro: si construían una figura y se dirigían a ella como si fuera Dios, y le rogaban como si fuera Dios y la trataban como si fuera Dios, seguro que acabarían creyendo que esa figura era Dios y que era esa figura la que les hacía los milagros. Esa figura pasaría a ser su ídolo, y caerían en la idolatría. Moisés cortó por lo sano.

Con el transcurrir de los años, como hijos de una cultura cristiana y por lo tanto de origen judío, hemos asociado el becerro de oro al dinero. Al dios Dinero, quiero decir. Esto es porque en cierto momento Jesús reprochó a los judíos que se afanaran en ganar dinero y las cosas que hacían para ello en vez de ser buenas personas. Para que vieran claro que por dinero estaban haciendo maldades (esto es, cosas que desagradan a Dios), les dijo esta frase:

«No podéis servir a Dios y al dinero».

Mt 6, 24b Lc 16, 13b

Y de ahí que culturalmente representemos al dios Dinero como el becerro de oro. Por extensión, el becerro de oro es cualquier otro dios al que atendemos; en el caso del artículo periodístico al que hacía referencia, podría ser el Poder, el Nacionalismo, la Apariencia o cualquier otra fuerza del Lado Oscuro a cuyo servicio parece que hayamos consagrado nuestra vida.

 

 

W. A. Mozart - Vísperas solemnes de confesor, K339: Laudate Dominum 

lunes, 20 de noviembre de 2023

Usánsolo

Usánsolo es (hoy) un barrio de Galdácano. El año pasado las Juntas Generales de Vizcaya aprobaron su separación de Galdácano y que pasara a ser un municipio independiente, pero esa decisión, válida según las normas provinciales, no cumplía la norma estatal, más restrictiva (menuda inutilidad tener una norma provincial menos restrictiva que la norma nacional, imagínense para qué sirve una norma provincial que permitiera la esclavitud o que se vote con 6 años) que exigía un número mínimo (5.000) de habitantes para constituirse como municipio independiente. Como era obvio en aquel momento, la Abogacía del Estado recurrió la decisión y la cosa terminó con que los tribunales fallaron que la norma estatal tenía que cumplirse: Usánsolo no pudo independizarse y, por ejemplo, no pudo votar su propio ayuntamiento en las elecciones municipales del pasado mayo.

¿La cosa terminó? No, la cosa no terminó: en los acuerdos PNV-PSOE para que el PNV apoye la investidura de Sánchez se ha incluido una clausula especial sobre Usánsolo: será municipio independiente. Pero sólo Usánsolo: no se cambiará la ley para permitir más casos. A mí, como al lector, que Usánsolo sea municipio independiente o no me es indiferente: está en la otra punta de Galdácano con respecto a la obra que estoy llevando en estos momentos. Lo que me llama la atención es el hecho: hay una ley que rige para todos, pero el PSOE ha aceptado que esa ley no rija para los usansolotarras. Y por un mecanismo curioso: no haciéndosela guardar. Supongo que el municipio volverá a declararse independiente, y esta vez el gGobierno obligará a la Administración a mirar para otro lado. Porque necesitaban los votos del PNV para que Sánchez fuera presidente, repito. No es que sea algo que simplemente ocurra, no, es que se ha decidido por antemano que se va a vulnerar la ley y quedará impune.

Es el concepto de la Ley que tienen: antes de aplicarse, miran a quién se aplica, y luego deciden si quieren que se le aplique o no. Lo venderán como quieran, pero no se trata de Usánsolo. Se trata de que es eso.

sábado, 18 de noviembre de 2023

Redacciones

https://www.youtube.com/watch?v=C-z-IckrQK8 

 

 

Despacho del financiero Ricardo Jordán. Lujo frío. Sobre la mesa, "ticker" y teléfonos. En las paredes, mapas económicos con franjas de colores, banderitas agrupadas en los grandes mercados y cintas indicadoras de comunicaciones. Una gran esfera terrestre, de trípode. Reloj de péndulo. Invierno.

Enriqueta, sentada. Ricardo acude de mal humor al teléfono que llama desde que se levanta el telón. Mientras él habla, ella retoca su maquillaje.

Alejandro Casona - La barca sin pescador (descripción del escenario inicial)

Esta mañana me he topado, por casualidad, con un artículo escrito en un blog personal; y he leído, también, otros artículos en el mismo. El autor se declara nacido en los 50 y con un título universitario en una de esas ciencias que no sé si son de Letras o de Ciencias; pero como la ciencia versa sobre el Hombre, la daré como de Letras. El caso es que el blog me ha hecho pensar: la redacción de los artículos es horrorosa. Vale, quizá no fuera horrorosa; pero sí malísima. Sé que provengo de un mundo antiguo, ya casi olvidado, pero ¡la redacción!

Cuando yo iba a la escuela, además de los conocimientos curriculares de las asignaturas había muchas cosas que nos enseñaban sin darnos cuenta. Por ejemplo, ya conté en mi entrada sobre el Chino que en la asignatura de Geografía e Historia, en el Bachillerato, cada día dos alumnos tenían que ponerse de pie y desarrollar la lección oralmente, delante de todos. "Domínguez" (porque el Chino, como casi todos nuestros profesores, siempre nos trataba de usted), "háblenos sobre la Guerra de los Treinta Años". Y Domínguez se levantaría, fastididado por haber sido el afortunado, y contaría lo que supiera sobre ese periodo. En su caso muy poco, pero allá él con el ridículo que hiciera ante sus compañeros; otros sí se sabían la lección y hacían un papel más o menos digno. El caso es que allí no sólo se aprendía sobre la Guerra de los Treinta Años, también se aprendía a hablar en público. A elaborar un discurso, a pronunciar, a pensar y hablar a la vez. Y lo mismo todos los profesores que nos sacaban a la pizarra.

Una de las cosas que recuerdo de mis años infantiles era la insistencia de los maestros en los temas de Lengua. Caligrafía, sobre todo. Ortografía, también. Leer en voz alta, una herramienta fundamental para el maestro valorar cómo lee el niño pero también fundamental para el niño, que es el que a la postre ha de salir beneficiado. Y las redacciones.

Durante mis años de escuela escribí infinidad de redacciones. De todas las asignaturas, me parece, de tantas como escribí. Y las redacciones puntuaban, era parte de la nota. Leyendo el blog mentado me pregunto: ¿acaso no era así en todas las escuelas?

Redactar es poner por escrito unos pensamientos. Una redacción correcta ha de basarse en unos pensamientos ordenados, claros, y ha de plasmar esos pensamientos con frases lógicas, con una sintaxis adecuada, respetando las reglas de ortografía - en mis tiempos, también las de caligafría, pero eso ya...- y siguiendo un esquema básico de planteamiento, nudo y desenlace. Luego, según cada cual, aparecen las veleidades artísticas. Pero saber redactar debería ser una base ineludible para todo lo que tenga que venir después, y es algo que solo se aprende con la práctica. Con mucha práctica. Y esfuerzo.

«¡Qué tontería!», me responderán. Que cualquiera sabe redactar, que ese arte se adquiere sin esfuerzo, al mismo tiempo que se aprende el idioma. ¿Seguro? Prueben a escribirse, para ustedes mismos... pongamos un relato sobre sus días de escuela. O sobre su último viaje, o sobre su padre, lo conocieran o no. Si el texto que les resulta es ordenado, lógico, con una sintaxis correcta, con un vocabulario ajustado a lo que se quiere decir, sin faltas de ortografía, aprueban raspado. Raspadísimo, porque convendrán conmigo que menos es inaceptable. Pero sigamos repasando el texto: ¿siguen el hilo del relato? ¿Captan lo que quiere decir? ¿Tiene un argumento, un planteamiento, un final?

—Cuando despertó, el dinosaurio todavía seguía ahí.

El famoso relato de 7 palabras de Augusto Monterroso tiene un planteamiento ("Cuando despertó,"), un nudo "el dinosaurio todavía seguía") y un desenlace: "ahí". El desenlace es demoledor, sorprendente, y da la auténtica categoría al relato. Pero no traigo a colación este relato para alabar a Monterroso - que no lo necesita-, sino para que vean que tiene que haber un final. Un último pensamiento que nos haga rememorar toda la redacción y volverla a examinar bajo la luz de esa última idea. 

Si su redacción tiene el hilo argumental, estupendo. No sólo será un texto lingüisticamente correcto, sino que también estará intelectualmente armado. Un bien. ¿Un bien? ¿Que más le falta? Pues algo que, por si le consuela, echo también en falta en la mayoría de los artículos de opinión de periodistas y escribientes varios: ganas de leer hasta el final.

Una buena redacción tiene que querer que la lean. De cabo a rabo. Tiene que interesar al que la lee. "Cuando despertó" provoca que todos queramos saber más: cuando despertó, ¿qué? Pues nosotros, igual o casi. En cierta ocasión trabajé en un proyecto de reparación que requería bastante presupuesto: iban a tener que gastarse mucho dinero (un par de millones de euros) en reparar una cosa que no parecía muy rota. Claro, tuve que hacer informes. Y para el jefe de mi cliente. Y para los jefes del jefe de mi cliente. Recuerdo esa reunión, tenía que durar quince minutos y no más porque eran personas muy ocupadas que no se iban a interesar por los detalles de lo que pasaba. Aparte, el tema era árido como pocos, no digamos ya los detalles, la geología, las pruebas hechas, los ensayos de laboratorio... Pero trabajé la presentación, intentando contar una historia con suspense: que estuvieran atentos a los detalles, que intentaran en su cabeza formarse el cuadro de la situación y que quisieran saber cómo acabaría. EL cuarto de hora fue una hora y cuarto. Con gran asombro del personal de mi cliente, que sus grandes jefes estuvieran de verdad tan interesados. Y al final éstos me pidieron "3 diapositivas" para presentar el asunto ellos al presidente de la compañía (a esa presentación yo ya no asistí; pero conseguí el dinero).

Y lo que me desespera es que no creo que esté pidiendo ningún imposible. No me parece que haga falta una habilidad sobrehumana sólo al alcance de muy pocos. Lo único que hace falta es que el que escribe quiera escribir bien. Oigan, que yo soy de Ciencias, ingeniero. Escribir no es lo mío, y sin embargo me esfuerzo. Y dado que mis clientes y colegas alaban específicamente lo que escribo... pues eso, que pienso que todos deberían hacer lo mismo.

 

En las escuelas deberían poner el foco en las redacciones. No recuerdo a mis hijos en sus años de escuela escribir redacciones, y por eso me huelo que hace tiempo que se abandonaron. Y así nos va.

 

 

Taylor Swift - Say don't go 

 

 

 

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jueves, 16 de noviembre de 2023

El futuro es imparable

https://www.youtube.com/watch?v=06o-EYH9svs 

 

Paradoja de Fredkin: cuanto más similares parecen dos opciones menos debería importar la decisión, pero más difícil elegir entre ellas. Como resultado, a menudo pasamos la mayor parte del tiempo en las decisiones que menos importan.

 

 

 

A estas alturas de la película, es que da igual. Ya no cabe discutir sobre el BIM, sobre si es bueno o malo, sobre sus ventajas o desventajas. El tiempo para discutir ya pasó, y se decidió que sus ventajas superaban a sus desventajas. Ahora, el BIM es lo que va a ser y es ya indiscutible. Hay que reconocer cuándo se ha perdido, y seguir adelante.

Así que toca aceptar el BIM y sacarle el máximo partido. Y para ello hay que entenderlo verdaderamente. Ahí es donde falla la mayoría de las personas, y es lo que quiero explicar.

El BIM es modelar en el ordenador lo que se quiere construir. Antes del BIM, o se hacían maquetas de lo que se quería construir o se dibujaban planos (PLANOS, es decir, superficies planas) en los que, con criterios de interpretación ampliamente divulgados y aceptados, se representaban las ideas que se querían transmitir. El BIM no hace eso, y hay que asumirlo.

Repinto, el BIM no es hacer planos. Es hacer un modelo de ordenador que contiene toda la información necesaria. Lo que pasa es que las personas que han de trabajar en la actualidad están acostumbradas a que la información se transmita en planos. En el futuro, cuando esa costumbre haya desaparecido, no habrá planos porque no serán necesarios, pero hoy en día es un peaje al cambio de paradigma que hay que pagar. Así que pedimos al BIM que haga planos.

Y el BIM hace planos, pero sólo lo mejor que puede. No sólo no es instantáneo, sino que ademas carece de los convenios de dibujo. Los convenios de dibujo son reglas de representación adoptadas con los años por las cuales se renuncia a que lo dibujado sea exacto a cambio de que se entienda mejor la idea. El BIM, claro, no tiene convenios de dibujo porque lo que hace es reflejar el modelo que imita la realidad. De ahí que muchos planos hechos a partir de modelos BIM se vean raros, mal dibujados, difíciles de entender por lo poco agraciado del punto de vista asignado.

Así pues, lo que tiene que hacer el ingeniero del pleistoceno es adaptarse él. El BIM no se va a adaptar a hacer las cosas como se hacían antes del BIM, porque es otra cosa. Es como si antes tuviera un coche de caballos y llegaran los vehículos con motor. Sí, el caballo tiene cosas que el coche no tiene, aunque sabemos que el coche se va a imponer. El desplazamiento en coche de motor es diferente, y no tiene sentido pedirle al coche que imite lo más posible al caballo porque me haya acostumbrado al coche de caballos. Mejor hacerse cuanto antes a la conducción del coche, ¿no?

Pues eso es lo que hay que hacer. Ya sé que (hasta ahora) el lenguaje del técnico es el plano, y ya sé que estamos hechos a representar nuestro trabajo en planos. Vale. Transitoriamente, los años que sean necesarios, habrá que seguir con planos; pero entendiendo plano una superficie de papel (o equivalente). Hay que olvidarse del Dibujo Técnico, y averiguar cómo expresar las ideas con las capacidades y las fortalezas del programa BIM. Probablemente, lo que salga será muy diferente de lo que se hacía antes. Es de esperar. Pero ya no se trata de que nos guste más o menos, es lo que hay y ahora depende de nosotros que lo que consigamos nos guste.

Es el futuro y nosotros, reconozcámoslo, no lo vamos a parar. Es el dicho, «si no puedes vencerle, únete a él». Yo creo que es lo más inteligente a estas alturas. 

 

 

 

Sara Evans - Suds in the bucket 

martes, 14 de noviembre de 2023

La 2ª enmienda de Luisiana

https://www.youtube.com/watch?v=lOQ2fFJXbXQ 

 

 

Estados Unidos es ese grande y hermoso país que nunca deja de sorprendernos. Y al que deberíamos mirar con más detalle más a menudo y así aprender de las muchas cosas buenas que hacen.

Este 2023 ha habido muchas votaciones a lo largo del país; la mayoría en el primer martes después del primer lunes de noviembre (ya expliqué en esta vieja entrada por qué es ese día), aprovechando que era el día de elecciones locales y estatales, pero algunas se han llevado a cabo en otras fechas. De entre éstas, mi favorita es la votación de una 2ª enmienda a la constitución del gran estado de Luisiana.

«¿Apoya usted una enmienda para establecer que la libertad de culto en una iglesia u otro lugar de culto es un derecho fundamental merecedor del más alto grado de protección?»
Dos cosas me llaman la atención. La primera, el texto en sí; la segundo lo del más alto grado de protección. Empecemos por esto último.

En Estados Unidos existen tres tipos de protecciones legales: alta, media y baja. Que se pida "el más alto grado de protección" implica que si se decide legislar o establecer disposiciones que regulen ese derecho, esas leyes o disposiciones deberán ser sometidas a "un escrutinio estricto", que allí es un término legal establecido y acotado. Significa que la disposición no será válida hasta que el Gobierno pruebe ante un tribunal que esa disposición es por un interés que obliga al Gobierno a dictar esa disposición (hay que demostrar la necesidad de la disposición), y que además regula ese derecho en lo mínimo imprescindible. Y aún más: el Gobierno ha de demostrar que la disposición está "estrechamente ajustada" a conseguir el propósito; resalto esto último, porque cuando lo del coronavirus el gobierno catalán sacó unas disposiciones de contramedidas que, entre otras cosas, incluía el aumento de la pensión que se les pagaría a los expresidentes de la Generalitat: cómo ayuda esto último a combatir el coronavirus todavía no me lo ha explicado nadie. Por no hablar de cómo se han aprobado leyes bajo la égida de Sánchez sobre un tema que eran éticamente inoponibles y que incluían en sus cláusulas adicionales auténticas leyes sobre otros asuntos la mar de polémicos, y obligaba a votar la ley como un todo. Imagínense una ley que prohíbe la esclavitud y que incluya una disposición adicional decimoséptima que ilegalice los partidos políticos de derechas; pues en ese plan, era el mecanismo habitual para legislar de esa banda. En Estados Unidos los habrían cazado a la primera.

Por otro lado, tenemos lo de regular la libertad de culto en una iglesia o equivalente. La libertad de culto está recogida por la mismísima constitución federal, así que... ¿de qué va esto?

Pues precisamente, del Covid-19. Y del confinamiento que se aplicó.

En España, cuando el confinamiento, se cerraron las iglesias. No es que se prohibieran las misas, es que no se podía ni entrar a rezar o confesarse con el templo vacío. Y fueron de los últimos lugares en los que se permitió el libre acceso. Recordemos, por ejemplo, que se podía apelotonar la gente en el vagón del metro. Y cabe recordar, también, que en Cataluña el gobierno local reguló una excepción al confinamiento: la asistencia a actos políticos. Se podía viajar para acudir a mítines y manifestaciones, aunque fueran en otra provincia. Que los mítines y manifestaciones fueran sólo de los partidos del gobierno catalán es otra historia, lo importante es que decidieron que el ejercicio de los derechos políticos de los ciudadanos estaba por encima de cualquier otra regulación. Se restringía el derecho de reunión salvo que la reunión tuviera un carácter político, ya ven.

Los argumentos a favor de la medida son obvios: lo que la religión de cada uno hace que ese uno se sienta obligado a hacer - y voy a citar como ejemplo la necesidad de confesarse, o de no dejar pasar un mes sin confesarse- no es un privilegio, sino una obligación.

Y más en momentos tan angustiosos como los vividos entonces. No poder enterrar a un familiar en un sepelio cristiano, sin ir más lejos, es para algunas personas una crueldad inaceptable: recordemos que se podía viajar de Madrid a Barcelona en tren por "necesidades de trabajo" pero no si se moría el padre o el hermano de uno.

Los argumentos en contra de la medida son obvios también. El argumento fundamental era básicamente que el derecho a la salud de todos está por encima y que no pasa nada porque algunas personas se salten algunos preceptos religiosos. Por supuesto, todos aquellos que no creen son incapaces de comprender en estos asuntos a los que sí creen.

Pero esta entrada no va de la libertad de culto. Va del hecho en sí de votar una enmienda a la Constitución.

En primer lugar, fijémonos en que apareció una situación para la que, parece ser, la Constitución no estaba preparada (y en consecuencia, el cuerpo legislativo estatal tampoco). Fijémonos en que una parte de la sociedad civil detectó el desajuste y reaccionó en consecuencia, promoviendo un cambio nada menos que en la Constitución. Fijémonos en que el sistema democrático del estado permitió - no sé decir si alienta- que la iniciativa, tras recorrer el sin duda largo procedimiento que la legislación estatal establece para estas cosas (votaciones en el Senado estatal y en la Cámara de Representantes estatal incluidas), desembocara en un referéndum en todo el estado. Y fijémonos que el resultado se acogió con deportividad, el que pierda acepta la derrota.

En segundo lugar, fijémonos en algo que es esencial: para los estadounidenses, la Constitución establece lo que el ciudadano no puede hacer y lo que las instituciones sí pueden hacer. Y no al revés. Allí, el Gobierno no puede disponer algo aduciendo que la Constitución no se lo prohíbe. Que la Constitución no recoja los viajes espaciales significa que quien pueda permitírselo está autorizado a ir al espacio, y que el Gobierno no puede sin más prohibir a nadie a ir al espacio. En España, en cambio, no faltarían gobiernos que dirían que, como la Constitución no habla del asunto, ellos pueden regular quién puede viajar y quién no. O, por usar un ejemplo de actualidad, aducir que la amnistía en España es constitucional porque la Constitución -que no la cita- no la prohíbe.

Llegados a este punto, me van a permitir que haga un poco de abuelo Cebolleta (ya sólo los abuelos Cebolleta entendemos esa expresión) y les cuente algo de hace muchos años que estoy seguro de que los que vivieron aquellos años reconocerán.

Cuando la Transición se pasó de un sistema vital franquista a un sistema vital democrático. En aquel momento, se trataba de eso.Y ese "eso" lo impregnaba todo. Estamos hablando de reuniones de vecinos, asambleas de cualquier tipo de asociación, clubes,... En general, cualquier actividad en la que confluyen varias personas. Como si de trata de pactar una excursión entre amigos o el programa de unas fiestas colegiales. La acusación más normal, y más demoledora, era carecer de "espíritu democrático". Escuchar las opiniones de todos, respetarlas, buscar un consenso, aceptar lo que opine la mayoría. El primero que conseguía colar la acusación al otro de que carece de espíritu democrático ganaba. Eso sí, en esa época no se "cancelaba" a nadie por no tenerlo. A los viejos se les perdonaba, porque se les suponía ya demasiado hechos para cambiar, se entendía que les costase asumir los nuevos tiempos. Y a los que no éramos viejos, pues se daba por sentado que era algo con lo que no habíamos nacido y que teníamos que ir aprendiendo, con lo que esa recriminación pasaba por una educación, no un ataque.

En aquella época había auténtica veneración por lo que se suponía que era el espíritu democrático. 

Ese afán formativo ha desaparecido hoy en España. Hace años que nadie le recrimina al presidente catalán (digo catalán, pero podría decir nacional e imagino que también en casi cualquier autonomía), su partidismo como gobernante y que no gobierne para todos. Lo mismo al presidente del Parlamento, a los alcaldes y a tantos cargos públicos que deberían representarnos a todos y que sin embargo hace tiempo que dejaron claro que ellos son de cierto partido y que hemos de asumir que por algo ganaron ellos las elecciones, quien no esté conforme que les gane la próxima vez. No nos vendría mal que en las reuniones alguien levantara la mano y acusara al cabeza de no tener espíritu democrático y que éste temiera esa acusación.

En los States, en cambio, no lo han perdido. Y cuando, como en Luisiana, alguien detecta que el gobernante se ha excedido en sus atribuciones, actúa. Y el sistema le permite actuar. Hasta el punto de que se produzca un referéndum - que no deja de ser un juicio popular al exceso cometido- para que aquello no vuelva a pasar.

¿Creen que esto podría pasar en España? Ni de chiste. De hecho, los tribunales decretaron que las medidas de Sánchez con el confinamiento fueron inconstitucionales, y aquello sirvió para envolver los pescados del día después.

Volvamos a Luisiana. Allí, la Constitución decía en su sección 8 del artículo I (el que establece los derechos) que "no se promulgará ninguna ley que establezca una religión o que prohíba su libre ejercicio". Con el confinamiento se prohibieron las reuniones para el culto, ergo el Gobierno se había entrometido en los derechos fundamentales de los ciudadanos de Luisiana. Éstos lo entendieron así y de ahí la defensa del derecho. No se trata (al menos, no del todo) del derecho vulnerado en sí, sino de si el Gobierno (en este caso, el estatal) puede regular un derecho que su Constitución dice que no será regulado. Y, fíjense: la enmienda no pretende prohibir para siempre que el Gobierno regule ese derecho, sino que ese derecho tendrá el más alto grado de protección. El Gobierno, en caso de emergencia, podrá prohibir las reuniones de culto, pero deberá demostrar antes la necesidad imperiosa y que la regulación es la mínima posible.

En mi opinión, gente inteligente, la de Luisiana. Y demócrata. Gente de la que aprender.

Por cierto: dos estados habían planteado este asunto antes. El año pasado, 2022, en Arkansas se votó una enmienda parecida. Fue derrotada por un 50,41% de los votos frente a un 49,59%. Y el año anterior, 2021, en Tejas salió adelante con el 62,42% frente al 37,58%.

En Luisiana el 79,20% de los votantes votó a favor. Sólo el 20,80% votó en contra.



Elvis Presley - Polk salad Annie

 

domingo, 12 de noviembre de 2023

Dos pensamientos para después de la tormenta

https://www.youtube.com/watch?v=o8pQLtHTPaI 

" Lo que transforma la conversación pública en una simulación es el hecho de que sólo puede desarrollarse bajo la apariencia de un intercambio honesto de razones; nadie sale a decir que la amnistía es buena porque permite que Sánchez gobierne".

 

 

Cuando todo haya pasado, que pasará, cuando el Faro Guía ya no nos ilumine ni nos guíe, tendremos que reflexionar. Tendremos que reflexionar todos, y como país. Sobre 2 cuestiones.

La primera de las cuestiones es más o menos técnica: ¿cómo ha sido posible? Tenemos un sistema de funcionamiento que ha permitido que un arribista sin escrúpulos haya pervertido todas nuestras instituciones y logrado lo que se suponía que no se podía permitir que se lograse, y todo ello dentro de la más estricta legalidad. Recalco lo de estricta, porque Sánchez, hay que decirlo, no ha traspasado ninguna ley. O sí lo ha hecho, pero no ha habido consecuencias porque se ha aplicado la legalidad para que no las hubiera (estoy pensando, por ejemplo, en los confinamientos durante el covid,que a posteriori los tribunales fallaron que fueron inconstitucionales: las consecuencias de haber adoptado medidas inconstitucionales debían haber partido del Faro, pero si éste carece de escrúpulos las leyes no le obligan a adoptarlas). El Faro Guía ha retorcido lo indecible el texto de las leyes gracias a otorgar a esos textos un sentido que está muy lejos de lo entendería cualquier particular (y más aún de la intención original del legislador), y ha colocado a actores sin pestañear de lo que él diga en los puestos que están pensados para las personas más escrupulosas posibles, vale decir los tribunales, el gobierno, los mandos de los legisladores, las cúpulas de las empresas públicas, etc. Todos los puestos en los que confiamos que sean personas íntegras, honradas a más no poder y que valoran su honor sobre todas las cosas, que buscan el bien común desdeñando el beneficio propio o de sus allegados,... Todos esos puestos ha conseguido que estén ocupados por personas que afirman su exquisita observancia de las leyes y que sin embargo son tan inmorales como el Faro.

Hay, por lo tanto, un fallo en nuestro sistema, que es el que ha permitido esto. Hay que descubrir ese fallo y remediarlo: no puede volver a pasar.

Imaginemos, por ejemplo, qué ocurriría si todos los decretos-ley, que se crearon como elementos excepcionales para casos de extraordinaria y urgente necesidad, tuvieran que pasar el filtro de un (irreprochable, imparcial) tribunal que examinara no el decreto en sí sino si la necesidad es extraordinaria y urgente y, si falla que no, el gobierno que lo decretó pagara con, pongamos la cárcel o la destitución. Seguro que los decretos-ley se reducirían a actos realmente extraordinarios.

La segunda cuestión no es técnica, es personal de cada uno de nosotros. ¿Por qué el PSOE no puede pactar con el PP? ¿O con Vox, llegado el caso? Si en cualquier legislatura en la que ni PSOE ni PP hubieran obtenido mayoría absoluta hubiesen decidido negociar y pactar entre ellos, ni de chiste estaríamos como nos encontramos ahora. Si en las cuestiones que nos importan los gobernantes hubieran buscado aquellas soluciones que nos parecieran correctas a la amplia mayoría de la población...

Gran parte del problema, carácter del Faro Guía aparte, es que una parte muy significativa de la población considera que cualquier cosa es preferible antes que pactar con la derecha. Esta consideración permite al Faro Guía hacer cualquier cosa que quiera, aduciendo que otra cosa sería "pactar con la derecha". Esta imposibilidad no es universal, no se produce en lo micro sino en lo macro: en entornos pequeños, ayuntamientos de pueblos por ejemplo, no hay problema en que pacte el izquierdista con el derechista y el republicano con el monárquico. A medida que el entorno crece, los pactos son más difíciles pero la convivencia sigue siendo posible, ambas partes se reconocen como rivales pero trabajan juntos. Pero en el entorno nacional, la izquierda se niega a siquiera dar los buenos días a una persona de la derecha. En algunos Parlamentos se les niega el turno de palabra, o se abandona la sala cuando ellos hablan, se vota en contra de todas sus propuestas sean-las-que-sean, etc. Por no decir que cualquier asunto se convierte en lo más inadmisible y lo peor que puede ocurrir si se consigue relacionarlo con la derecha. Esto lo empezó Figatélix cuando fue mandamás, pero con los años y la selección de cuadros promovida por éste y con más encono por Pedro Sánchez ha ido propagándose hacia la base de los escalafones: cualquier cargo actual del PSOE es un ferviente seguidor de esta doctrina y hoy, ya digo, una parte muy significativa de la población considera que cualquier cosa es preferible antes que pactar con la derecha en lo referente a cualquier asunto. Esto impide cualquier tipo de conversación, ya que en seguida se traduce en un "pues tú..." que la arruina.

Veamos un ejemplo ilustrativo. Hace poco, alguien escribió en una red social:

«... (la amnistía) desautoriza a los jueces que condenaron a los responsables del procés, desacredita la actuación policial para pacificar las calles y deslegitima la intervención del Rey en defensa de la unidad de España y del orden constitucional».

Óscar Puente, exalcalde de Valladolid y uno de los portavoces parlamentarios del PSOE, no un cualquiera, le respondió:

«La amnistía es el problema de quienes no tienen problemas. Este es un claro ejemplo. A este sr. la subida del salario mínimo le importa un bledo, las pensiones menos. La amnistía es el problema de los privilegiados».  

En otras palabras, lo que dice el del PSOE es: ciudadano, preocúpese usted sólo de sus propios garbanzos y no se meta usted en nuestros asuntos. Le está diciendo que se calle, que no opine. Que no puede opinar en la conversación. ¿Saben porqué? Porque ese ciudadano no es de los suyos, o si lo es resulta que no está de acuerdo con él. Para el socialista, o se opina como él o directamente no se ha de opinar. Y más aún: como no está de acuerdo con él, sin duda es un facha, pero para que quede más claro le llama "privilegiado". Para denigrarlo. Por pensar diferente. Y ni siquiera critica el contenido del mensaje, Puente no entra en si la amnistía supone una desautorización o no. Sabe que es cierto, pero si puede meterse con el opinador, ¿qué más da que éste tenga razón? Que tenga razón no importa, lo que importa es de mi bando (y mi bando son los que estás de acuerdo conmigo) o no. Hay que ver en qué pocas palabras tenemos un retrato tan preciso de cómo actúan los líderes socialistas. 

Como digo, esto antes no era así, pero se está extendiendo. Cuando llegue a las bases, ¿qué pasará? Cuando media España insulte a la otra media, se niegue a discutir con ella y le niegue siquiera el derecho a opinar diferente.

Cunado todo esto pase, que pasará, quiero creer que todavía seguiremos aquí. Que el país seguirá y podrá rehacerse del destrozo que haya provocado nuestro Faro Guía en obtención de su beneficio personal. Pues bien, cuando llegue ese momento el país deberá reflexionar y encontrar solución a estas dos cuestiones. Hay que saber que en España los arribistas sin escrúpulos existen y montar, por lo tanto, un sistema funcional a prueba de ellos, no fiado en la bondad de las personas; pero también, y más importante, hay que conseguir que media España no tenga ese odio irracional, africano, a la otra media España. Tenemos que aceptarnos unos a otros y admitir que los demás puedan pensar diferente a nosotros. Y los dirigentes políticos deberían hacer como los de los clubes de fútbol (al menos cuando yo aún me interesaba por el asunto): cuando había partido, la directiva del equipo local invitaba a comer a la del equipo foráneo, y no me refiero a darles dinero para que se fueran a comer, sino comer juntas ambas directivas. Mostrando a los aficionados que ser equipos rivales no es óbice para confraternizar y ser amigos. Esto último sólo lo conseguiremos si las personas que nos gobiernan no son unos inmorales como los que nos están dirigiendo ahora.

Hemos de recuperar el principio de que el fin no justifica los medios. De lo contrario, cualquier medio está justificado. Cualquier medio para que gobierne yo y no gobiernes tú. Y ya se pueden ir imaginando de qué medios estamos hablando.




Brandi Carlile - The story

 

viernes, 10 de noviembre de 2023

La norma inútil

https://www.youtube.com/watch?v=4nMUr8Rt2AI 

 

 

Se cumplen 2 años de la entrada en vigor del Código Estructural, concebida como la supernorma que regula las estructuras de hormigón armado y de acero. Transcurridos dos años, pocas personas sabrán de qué estoy hablando.

Como botón de muestra: prácticamente nadie, en este tiempo, me ha hablado de esta norma. Teniendo en cuenta que a lo largo de los años yo he sido una especie de asesor/intérprete de las normas, el silencio me es estruendoso. Es como si nadie supiera que las estructuras las gobierna ahora una norma nueva, distinta.

Dos posibles explicaciones: o la nueva norma no cambia apenas nada, o a nadie le importa la norma. Como la nueva norma cambia muchísimas cosas, tiene que ser lo segundo: a nadie le importa la norma. La cuestión sobre la que reflexionar es el porqué.

Lo cierto es que a nadie le importa la norma nueva. A poca gente le importaron las normas anteriores del hormigón (EHE-08) y del acero (EAE), más le importó a todo el mundo el CTE, más aún la EHE y desde luego todo el mundo se sabía al dedillo la EA-95 y la EH-91. El desinterés de los técnicos con respecto a lo que dicen las normas es monótono creciente.

Una explicación es el exceso regulatorio, y además un exceso inútil: lo que se hacía antes de cada norma ya estaba bien (las cosas no se caían), luego es difícil justificar nuevas restricciones o reglamentar lo que ya se hacía bien sin decir nada. Pero esta justificación sólo vale si hablamos de técnicos veteranos, para los jóvenes se supone que las normas son nuevas.

Otra explicación son las normas en sí mismas: cada una es más prolija y más enrevesada que la anterior. Da la impresión que de el redactor de cada una tiene como objetivo el que su texto sea más difícil de seguir que el anterior. Cuando uno no entiende lo que lee, deja de leer. Si lo que tiene es un texto de 700 páginas (el Código Estructural llega a 1.800), pues abandona en seguida. Pero es que además si uno quiere hacer una consulta en la norma en seguida descubre que no entiende nada. Al tercer intento deja ya de consultar: ¿para qué?

No es tampoco baladí el aspecto "woke" de las normas: las últimas son unos peñazos woke insoportables, con sus llamadas a la sostenibilidad, la ecología y el bienestar del planeta. El manual de cómo se calcula un edificio no es el sitio adecuado para promover el bienestar de todos los animales, ni es la misión de los ingenieros, constructores y obreros.

Por otro lado hay un hecho incuestionable: los programas de cálculo se saben las normas. Con esa ventaja, el técnico que calcule mediante un programa de ordenador sabe que como el programa cumplirá la norma, su proyecto también. ¿Qué ventaja le aporta el saberse él (¡y comprender!) las 1.800 páginas del Código? ¿Le compensaría esa ventaja hacer el titánico esfuerzo de entenderlas? La respuesta a esto último me la sé: sin duda, no.

Me dirán que uno de los problemas es que el redactor afronta la norma como una oportunidad para exhibir su sabiduría. Hojeando las normas actuales, no sé decir hasta qué punto es cierta esa afirmación. Sí pienso que, como en la práctica la norma la va a aplicar un ordenador, el redactor, que siempre se siente encorsetado por lo que han escrito otros, ahora queda forzado a producir un texto que es sólo para máquinas, no para humanos. Por ejemplo, si el texto anterior decía que había que multiplicar un valor por 'e2,3', ahora había que decir 'e0,8·µ con µ=2,875'. Si se cambia un texto ha de ser para hacerlo aún más farragoso: no pueden, parece, cambiar radicalmente la formulación del precepto para que fuera más entendible (en el ejemplo,  decir '10' como en los textos más antiguos)

Curiosamente, este desconocimiento humano de la norma funciona. Porque es absoluto: nadie la conoce, ergo nadie la exige y nadie sabe si se cumple o no. Muchas cosas se hacen como se han hecho siempre, como se hacían antes, como marcaban las normas antiguas. Aplicamos normas antiguas, ya derogadas, y el otro reconoce esas normas en nuestra actuación; como el conocimiento regulatorio de ambos es similar, la actuación la valida como acorde con las normas, y así sale todo adelante. Si hay una norma inútil, la experiencia está demostrando que es ésta.




En cierta ocasión fui invitado a participar en la elaboración de un texto por el estilo, que iba a establecer estándares, explicar conceptos y servir de guía para arquitectos, ingenieros, promotores, constructores, personal de obra y todos los que participan en general de la construcción. En la primera reunión me di cuenta del palo que iban los que más hablaban, y ya no volví (aunque me siguieron llegando las invitaciones y los correos). Me dio rabia la oportunidad perdida de hacer un texto útil de verdad, pero no iba a enfrentarme a los fantasmones y sus discursos buenistas. Supongo que la gran mayoría de los redactores de las normas actuales piensan en privado como yo, pero el caso es que estoy seguro de que dentro de 4 años podré decir de nuevo que pocas personas saben de qué va el Código Estructural.

Ante normas estúpidas, comportamientos inteligentes.

 

 

 

Edvard Grieg - Peer Gynt: en la gruta del rey de las montañas







 

miércoles, 8 de noviembre de 2023

Galaxias a troche y moche

La agencia espacial europea ESA ha puesto en órbita el telescopio Euclides. Como el Hubble, pero más moderno, que en estas cosas significa más mejor. Por cierto que la puesta en órbita no la hizo la ESA, sino Space X, la empresa privada de Elon Musk de la que nos reíamos tanto cuando hacía sus pruebas de cohetes y no le salían bien: resulta que de esas pruebas y fracasos ha surgido una empresa que corta el bacalao en esto de poner en órbita satélites y que, por supuesto, le habrá cobrado a la ESA lo que haya querido. En el futuro, cuando alguien se queje de las grandes corporaciones que controlan en oligopolio lo de los viajes espaciales y esas cosas, convendrá recordarle que cuando a esas para entonces grandes corporaciones se les ocurrió la idea todos nos reímos mucho y les tachamos de locos. Pero volvamos al Euclides: una vez puesto en marcha, ha empezado a enviar fotos del espacio exterior (es su misión), y la ESA ha hecho públicas algunas. Entre ellas, ésta:

 


Para los interesados en la técnica fotográfica, esta foto tiene 5 horas de exposición. 

Lo que estamos viendo son más de mil... galaxias. Ahí, todas "apiñadas" en un efecto óptico. Es el conocido como clúster de la constelación de Perseo.

El caso es que estamos viendo galaxias. Muchas galaxias.  No estrellas: galaxias.

Da qué pensar.

 

jueves, 2 de noviembre de 2023

Dominio del lenguaje de una periodista

"Hojeando" un periódico en internet me encuentro este titular con el que encabezan su portal:


Mi primera reacción fue intentar arrancarme los ojos. ¿Cómo puede una periodista, con la suficiente importancia como para que el digital le conceda el encabeza su portada, cometer un fallo semejante? Porque no es una errata, no es un error de ortografía, no es de sintaxis. Es, sin más, que la periodista no domina su idioma lo suficiente, pobre conocimiento tiene de su herramienta de trabajo.

Intrigado por quién comete el error, consulto la noticia para saber si la cita es una declaración textual de alguien. Y no, es una referencia a un texto: según la noticia, es un comunicado que, dice «...supone la "abolición del Estado de derecho"».

Ocho vocales del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) han pedido a su presidente interino, Vicente Guilarte, que convoque un Pleno Extraordinario ante la inminente aprobación de la ley de amnistía. Los firmantes hablan de una "intensa preocupación y desolación" con la norma que el Gobierno ha pactado con ERC y Junts la cual, dicen, supone la "abolición del Estado de derecho".

Luego el error es de la periodista, que además hace decir a quien dice que dice lo que no dice. Y que no lo dice porque en verdad no puede decirlo. Menuda periodista.

Un periodista debería, debe, saber que el verbo abolir es defectivo. Sólo se conjugan las formas que incluyen la letra -i. Por eso yo nunca "abolo", ni tú "abolas" ni él "abole", pero sí es posible "nosotros abolimos". Yo derogo, tú derogas y él deroga, pero nunca abolir. 

Esa periodista se defenderá de no saber que 2x3=6 diciendo aquello de "es que yo soy de letras", pero está claro que cualquiera que realmente sea de letras debería decir que no, que a ésa no la cuenten entre los suyos.

Este país se está yendo al carajo.