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domingo, 14 de abril de 2024

Espero que no sea un signo de los tiempos

https://www.youtube.com/watch?v=D8NsoN4S7IE 

 

 

—Mira esta foto y dime qué te parece.

Un aparejador me enseña una foto de una obra suya y no he podido menos que pedírsela para ponerla aquí. Si no son expertos en construcción, no hace falta que localicen lo que pasa: yo se lo explico.


Las paredes pueden ser de muchas formas. Pueden ser de papel, pueden ser de cartón yeso y pueden ser de cristal, por ejemplo. Pero lo normal es que sean de lo que en argot se denomina "fábrica", y vulgarmente "de ladrillo". La fábrica de ladrillo consiste en colocar los ladrillos unos encima de otros ajustándolos con mortero. Lo normal es que el ladrillo sea cerámico, de arcilla: el de color ladrillo de toda la vida. Pero también puede usarse, en vez de un ladrillo, un "bloque de hormigón", más o menos hueco. En ese caso la fábrica se denomina "de bloque", acostumbra a hacerse en entornos industriales porque es más barata que la fábrica de ladrillo y la estética industrial no importa tanto, y tiene un acabado más o menos como el de la foto.

En la foto se aprecian tres bandas horizontales de bloque más oscuro: el aparejador, al diseñar la pared, prescribió que se rellenaran con hormigón y se armaran una serie de hiladas horizontales separadas por cinco hiladas sin rellenar (luego el albañil separó una banda 6, pero ésa es otra guerra). Pero no está ahí el detalle.

Resulta que el albañil que ejecutó la pared de la foto... no empleó mortero para unir las piezas. Se limitó a colocar una encima de otra, sueltas. Sujetas sólo por el peso del conjunto. 

A ver. Que cualquiera sabe que las paredes se hacen con ladrillos (o bloques) y morteros. Que se coloca una línea de ladrillos, una capa de mortero y otra línea de ladrillos. Y que entre ladrillos de una misma línea se coloca también una fina capa de mortero. No hace falta saber que la línea horizontal de mortero se llama tendel y la vertical, llaga, ni los diversos tipos de muros por su nombre técnico. Todos sabemos que, salvo que se haga una pared de sillería (bloques de piedra perfectamente cortados que asientan unos con otros) e incluso en las de sillería, por las irregularidades de los sillares, se emplea un material deformable de asiento. Lo contrario es sólo apilar ladrillos. Salvo el albañil que hizo la obra.

Parece ser, me explicó el aparejador, que el albañil creyó que al pedirle una pared de bloque de hormigón y no especificarle que tenía que unir las piezas con mortero, pues eso. 

¡Pero bueno! ¿En manos de quién estamos? ¿Cómo es posible que un albañil profesional no sepa algo que es de la primera hora del primer día de primero de albañilería? Pues es posible.

Llevo tiempo pronosticando que se están perdiendo los saberes técnicos, el saber cómo hacer las cosas. Nadie me cree, todo son burlas y se me tilda de exagerado, pero un día habrá que afrontar el problema. 

 

 

The Highwaymen - Me and Bobby McGee 

miércoles, 3 de abril de 2024

Camino del abismo

https://www.youtube.com/watch?v=uWhkbDMISl8 

 

 

El lector recurrente ya se habrá dado cuenta (no cuesta mucho) de que acostumbro a quejarme por todo. Mi tesis habitual es que todo se hace cada vez peor, cada vez somos más peores técnicos, cada vez sabemos menos, etc. Cosas de la edad, es natural, y espero que la realidad me contradiga y sobre todo que aquellos a quienes critico estén dispuestos a quitarme la razón; pero ¿y si resulta que sí la tengo?

Este preludio lo motiva una experiencia que me ha ocurrido estos mismos días. Estoy diseñando una estructura y lo que mi cliente me facilita, a modo de especificación, es la barandilla de límite. En concreto, me facilita un estudio realizado por nada menos que todo un señor doctor arquitecto sobre esa barandilla. Al leer ese estudio se me cayeron los palos del sombrajo, como suele decirse.

Entiéndase: no es que el estudio estuviera técnicamente mal. No hay ningún error técnico: ¡si hasta emplea un programa de cálculo de estructuras para calcular la barandilla! Sí, el famoso Cype. Luego emplea otro programa de cálculo para calcular las chapas de anclaje al piso y luego otro para los tornillos de anclaje. Tres programas de ordenador, nada menos. ¡Como para estar mal resuelto!

Lo que pasa, dejando de lado que un arquitecto (peor: un doctor arquitecto) tenga que recurrir a 3 programas de ordenador para una simple barandilla, es que además  el informe es tan malo que no vale. Porque el arquitecto (perdón, doctor arquitecto) no empleó el sentido común, no pensó lo que estaba haciendo. Se limitó a aplicar la normativa a rajatabla y a analizar un tramo de barandilla como si fuera la única cosa en el universo. Y resulta que no es lo único en el universo, que hay más elementos, y que hay más cosas que las mínimas que establece la normativa. Así que su estudio está muy bien en un mundo ideal, pero no tiene aplicación práctica y no responde a lo que su cliente necesitaba. Salvo que el título de doctor en arquitectura lo regalen a cualquiera (no creo), el mozo (voy a presumirle juventud) tiene una capacidad demostrada. El hombre aceptó el encargo, por lo que se vio capacitado. ¿Entonces?

Los fallos que cometió el arquitecto (perdón, doctor arquitecto) no son achacables a un ordenador. Los programas que empleó resolvieron lo que el arquitecto les introdujo. No hay que darles más vueltas, el arquitecto no pensó. Él, sin duda, alegaría que no le advirtieron, que no le dijeron, que no... Da igual: el doctor arquitecto era él, y él tenía que haber pensado en lo que no pensó. Tal como yo hice cuando me dieron su informe. 

Pues bien, esto es cada vez más corriente. Los técnicos piensan cada vez menos. Llega un momento en el que no se trata de tener más o menos conocimientos, sino de sentido común. De imaginación (la capacidad de tener en la mente lo que aún no existe). De pensar, caramba. Y esto, se lo digo de verdad, cuanto más joven es el técnico menos piensa; y luego, cuando un anciano ingeniero les revela todo aquello que ni se les  habría ocurrido surgen los murmullos de admiración y los disimulados intentos de tocar el borde de nuestras vestiduras, pero no es eso lo que queremos. No buscamos reconocimiento ni adulación, sino que ellos hubieran hecho bien su trabajo. Que nos demostraran que podemos descansar, que quedamos en buenas manos.

Los fallos del arquitecto son típicos en un principiante. En un chaval que empieza, no en un doctor arquitecto. Sí, ya sé que les canso con la matraca de siempre, pero qué quieren que les diga. La realidad que me encuentro me reafirma en mi convicción de que vamos camino del abismo.



Blondie - Hanging on the telephone


 

miércoles, 21 de febrero de 2024

Paro juvenil

https://www.youtube.com/watch?v=Qy01R9CEFFs 

 

 

El paro juvenil en España supera el 28%. La tasa de paro de los mayores de 25 años creo que ronda el 10,5%. ¿Por qué esta diferencia?

A vuela pluma, se me ocurren 4 posibles razones.

La primera es que las empresas pidan más experiencia de la que tienen la mayoría de los jóvenes. Es una posible razón, aunque suena idiota porque los jóvenes siempre han sido jóvenes y siempre han carecido de experiencia. O no: si antes un chaval empezaba a trabajar con 14 o con 16 años y ahora empieza con 18 o con 20, pues es normal que cuando antes a los 18 ya tenía cierta experiencia ahora las empresas echen de menos esa experiencia.

La segunda es que lo que pidan las empresas sea más formación de la que tienen. Cabe preguntarse entonces si la formación que actualmente se brinda es adecuada y suficiente. A pesar de lo que dicen los resultados, año tras año, de las pruebas de acceso a la Universidad. Por ejemplo, cabe preguntarse si la formación que reciben los, pongamos, estudiantes de ingeniería, es suficiente para trabajar de ingenieros. Y cabe preguntarse también si la formación que un joven elige para sí es la adecuada. Porque puede que sobren geógrafos y falten electricistas.

La tercera es el salario. No digo que sea una razón, sólo que es posible. Si el salario mínimo es muy alto, las personas menos cualificadas, menos formadas y con menos experiencia tienen difícil justificar con su trabajo un salario muy alto. Si el trabajador no se gana lo que cobra, el empresario no lo contratará, es así. Por otro lado, es posible que un joven de 18 años no tenga las mismas necesidades económicas que un adulto de 35 y lo que es un mínimo admisible para él no lo sea para el joven: el joven estaría dispuesto a trabajar por menos dinero... pero la ley no le deja. Y es que queda muy bien vender a los jóvenes que cuando trabajen cobrarán al menos 1.200 euros y callarse que con esa exigencia nadie los contratará pero que si cobraran 800 tendrían ofertas a patadas.

Y la cuarta... ¿es posible que la razón sean los mismos jóvenes? ¿Es posible que gran parte de los jóvenes carezcan de los valores adecuados, pongamos sentido de la realidad, responsabilidad, capacidad de sufrimiento, esfuerzo, autoexigencia, valentía, humildad o qué se yo? ¿Cabe la posibilidad de que muchos jóvenes no tengan la actitud adecuada?

También es posible que una de las razones sea que los causantes (de las razones) se nieguen a la autocrítica y a reconocer que algo pueden hacer para cambiar la situación. Por ejemplo, intentando prestigiar profesiones desprestigiadas o al menos explicar a los chavales qué son esas profesiones, para qué sirven, por qué son necesarias, si ya cuesta que un adolescente sepa qué trabajo hace un ingeniero no pretendamos que quiera ser encofrador, matricero o fresador. No sé, se me ocurre. 

 

 

 Alabama - I'm in a hurry (and don't know why)

lunes, 11 de diciembre de 2023

Espiral de silencio

 https://www.youtube.com/watch?v=rXqWCeB8Vto

 

El concepto de espiral de silencio se refiere a cuando callamos nuestras opiniones sobre un tema porque pensamos que nuestra opinión es minoritaria: tememos la presión social.

Eso no significa que nuestra opinión sea minoritaria ¡eh!, sino que la percibimos como tal.

A veces, a menudo, callamos porque nos da igual en realidad una cosa o la contraria: por ejemplo, si ir a cenar al restaurante A o al garito B con la pandilla de amigos. Otras veces callamos porque somos de natural apocados:

—Pero ¿por qué no dijiste nada?

Todos conocemos a personas así. Pero la espiral de silencio es otra cosa. Es un silencio sobre un tema que conlleva un componente moral. Por ejemplo, en Cataluña, la inmersión lingüística. El hablar en catalán. El votar al PP o a Vox. Temas en los que mucha gente calla su opinión, sólo aquellos que están a favor de la inmersión y que se hable en catalán y ven mal que se vote al PP o a Vox exponen su opinión.

Lo curioso es que la opinión de los que callan puede no ser minoritaria; pero como se callan, los que piensan igual no perciben apoyo y también callan. 

Una posible razón es que nadie quiere ser aislado socialmente; al contrario, todos queremos ser aceptados en un grupo. Y tendemos a pensar que la opinión nuestra no va a ser aceptada socialmente, va a ser vista como inadecuada. Ocurre además que la opinión "mayoritaria", la hecha pública, suele ser la del Poder, la de los que mandan. Estos expresan sus opiniones sin ningún miedo, faltaría más. ¿Vamos a querer identificarnos como poseedores de conductas e ideas inaceptables a los ojos de los poderosos? Por lo general, la mayoría de las personas no. Y callamos. Y callando unos, callamos los demás. Es lo que sucedió (y todavía sucede en muchos sitios) con el querer colgar una bandera de España en el balcón para proclamar que no, que no todos los catalanes quieren la separación de Cataluña.

Recuerdo ahora un relato que leí hace unos años, creo que se publicó en el New York Times a finales de los años 40 pero nunca en formato libro. El relato versaba sobre una costumbre inveterada en una hipotética región de Nueva Inglaterra: cada año, para propiciar buenas cosechas, en cada pueblo lapidaban a uno de los vecinos. Y, claro, oponerse a esa costumbre era no querer que hubiera buenas cosechas: todo el mundo callaba, rezaba para que nadie de su familia fuera "el elegido" y, llegado el momento, tiraba las piedras como el que más.

¿Qué ocurre a veces? Que es el Poder el que impone la espiral de silencio. El que presiona para descartar las opiniones críticas, que vocea su postura de manera machacona y al mismo tiempo silencia la de los contrarios. Tachándolas de inaceptables cuando se producen, y de indeseable a la persona que la tiene.

Y así cambian las sociedades. Cuando, con el tiempo, la espiral de silencio hace que una opinión minoritaria la percibamos como "mayoritaria", y cuando luego ésta se convierte en la norma, en el principio que todos aceptamos. A veces es para bien - ya poca gente pide sacrificios humanos a los dioses-, pero a veces... bueno, yo tengo mis propias ideas al respecto y creo que hay cambios que no son a mejor.

Piense, por ejemplo, en el castigo a los niños. Cuál es su postura, cuál cree que es la postura públicamente correcta, la que era antes, si el cambio ha traído beneficios o perjuicios.

Lo peor es que las espirales de silencio son inconscientes. No nos damos cuenta de cuándo hemos caído en una, y no sabiéndolo no nos esforzamos por romperla. 

 

 

Dion - The wanderer 

lunes, 9 de octubre de 2023

Lo que lo de Alfonso revela

https://www.youtube.com/watch?v=Cb0dTdTeHMU 

 

 

Hasta el otro día y desde hace 25 años, el estadio de fútbol de Getafe llevaba el nombre de Alfonso Pérez, celebrando al más famoso futbolista que ha dado la localidad. Ya no. ¿Qué pasó? Que en una entrevista al diario El Mundo (un diario de derechas, detalle importante), Alfonso dijo (en resumen) que era normal que las futbolistas cobren menos que los futbolistas, ya que ellas generan menos atención, interés público e ingresos. El ayuntamiento de Getafe está regido por el PSOE (detalle también importante), y dos días después de la publicación se decidió retirarle el nombre del estadio, arguyendo que en esa entrevista no había «ensalzado cualidades del deporte como la superación, el esfuerzo o la igualdad». Y que «minimizó los logros sociales obtenidos por las actuales campeonas del mundo dentro y fuera de los terrenos de juego». Los logros sociales de las campeonas del mundo “dentro de los terrenos de juego” son perfectamente descriptibles; los de fuera, también. Pero no se trata de eso, se trata de que Alfonso fue castigado por decir lo que pensaba. Y de manera fulminante, sumaria, sin derecho a la defensa, sin derecho a la presunción de inocencia.

Las cancelaciones woke son así. Hay que andar con mucho ojo, cuidar mucho lo que se dice, quién puede escucharlo o leerlo, qué puede llegar a entender. No solo las personas públicas, también los particulares en nuestra vida particular. Nadie, salvo que el círculo sea muy íntimo, está a salvo.

Pero no se trata de lo de Alfonso Pérez. Ya me pareció una patochada que le dieran el nombre de un estadio, que no era tan bueno, y lo ha disfrutado 25 años, ahí le queda eso. De lo que se trata es de la lección que enseña:

NO HABLES. NO DIGAS LO QUE PIENSAS.

Si los poderes públicos castigan a las personas si dicen lo que piensan y es algo que no gusta a los poderes públicos, entonces no hay democracia.

La democracia es conversación pública. Gente hablando entre sí. Si en la conversación pública no se puede decir lo que se piensa por temor a las consecuencias, entonces no hay conversación. Y si no hay conversación, no hay democracia.

Es tan sencillo como eso.

 

 

The Beatles - Polythene pam

lunes, 21 de agosto de 2023

Invierno demográfico en la playa

https://www.youtube.com/watch?v=GwFScf8VKIM 

 

 

Supongo que tengo una visión de la realidad alterada por mis recuerdos: cuando mi hermano mayor tenía 3 años era el mayor de 4 chicos, y luego fueron llegando más hermanos. En mi clase del colegio éramos 43 (4 clases por curso, además), todos chicos. En mi grupo scout, en la manada de lobatos éramos 30, como siempre todos chicos. Y las familias numerosas (con el criterio actual) eran normales, los hijos únicos o las familias de sólo 2 no. El caso es que mis recuerdos están poblados de niños por todas partes, de actividades con muchos niños, juegos con muchos niños, muchos niños.

Hace tiempo que vengo fijándome en las personas que me cruzo por la calle. Algunos niños, algunos jóvenes, algunas familias de padres jóvenes. Pero no muchos. Voy al mercado y me cruzo con 20 personas o más (el mercado está muy cerca), y probablemente no más de una no ha cumplido los diez años, 3 los 20 (tal vez los 30), y no más de 6 habrán cumplido los 40. Al menos 10 ya no cumplirán los 60. Y no me parece bien.

He acudido unos días a la playa, este agosto. Pocos niños. Peor aún, niños solos o, a lo sumo, con 1 hermano. ¿Se están convirtiendo, las playas, en lugares para viejos? No, es el país el que se está convirtiendo en un lugar para viejos. Ahora puede ser tan solo una sensación, unas anécdotas, algo que se dice en alguna conversación que otra (recuerdo, de hecho, una contestación que oí a las mujeres jóvenes más de una vez: «¿Quieren hijos? ¡Que paguen!»). Pero llegará un día en que será un tema general, omnipresente. Que se tratará en las noticias, en la radio y en la prensa, que ambientará películas y novelas por doquier. Cuando eso pase, ya será demasiado tarde. Y lo sé porque ya es demasiado tarde. 

Si pasean por los pueblos de la España vacía notarán la tristeza de los pueblos sin niños y sin jóvenes. En las ciudades sigue habiendo personal para dar y tomar, pero este personal está siguiendo el camino de esos pueblos. Y lo que antes era una fiesta y un jolgorio ya es sólo una tertulia y pronto apenas un encuentro casual en la calle. Los padres organizarán fiestas de cumpleaños (o de cualquier cosa) para conseguir un puñado de niños que jueguen juntos y generen alegría, pero incluso esas fiestas tienen, comparadas con las de mi infancia, una asistencia patética. Las señales de lo que está pasando son muy tenues, pero están ahí; tal vez usted no las perciba y por eso crea que exagero, pero no lo hago.

Lo bueno de esto es que cuando ocurra, se acabará la matraca del cambio climático: ¿a quién le importará el mundo que dejará a sus hijos si ve que ya no hay hijos? Cuando alguien no sobrevivirá al 2050, ¿qué le importa en realidad cómo esté el planeta en 2100?

Yo iría llamando ya a los ingenieros para que tomen cartas en el asunto, porque si no tendrán que llamar a los abogados, y entonces será peor.  

 

 

Elvis Presley - If I can dream 

viernes, 26 de mayo de 2023

Somos la rana

https://www.youtube.com/watch?v=jVDofBFtvwA 

 

 

Hay un dicho católico que es más o menos así: «El mayor éxito del Diablo es que creas que no existe». Una idea similar transmite la archiconocida historia de la rana en la olla, que no se da cuenta del peligro de que el agua se esté calentando. Son lo que denomino "situaciones Ishmael", aquellas en las que nuestra perdición está en que no vemos el peligro que nos rodea, la jaula que nos retiene.

Y, como somos humanos, nuestra mayor debilidad son los cambios que se producen poquito a poquito, sin que nos demos cuenta. A los que nos vamos acostumbrando. Los que llegan en pasos tan cortitos que no percibimos cómo nos estamos moviendo de donde queríamos estar. Y los pocos que sí somos conscientes nos sentimos Casandras, agoreros a los que nadie hace caso. Vamos hacia los arrecifes.

Una enfermera gaditana que trabajaba en un hospital de Barcelona grabó un vídeo para sus redes sociales en las que contaba que les habían ofrecido presentarse a plazas permanentes de enfermeras, pero que entre los requisitos estaba el tener "el puto nivel C-1 de catalán". Alguien de UGT vio el vídeo, lo reveló al mundo lazi y a la guapa enfermera le cayó la del pulpo. El consejero de la Generalitat declaró que aquello era "intolerable e inaceptable". Un inquisidor de la UGT la sometió a lo que se ha calificado como un interrogatorio policial de 50 minutos tremendamente agresivo, en catalán (idioma que la enfermera no domina, entre otras cosas porque sólo llevaba unos meses en Barcelona). A ella y luego a sus amigas. Que si se identificaban con el vídeo y todo eso. El hospital, en vez de defender a su enfermera, declaró que en efecto era algo intolerable, un vídeo en el que aparece vestida con el uniforme del hospital. Como si no hubiera multitud de vídeos semejantes, pero esta vez grabados por lazis. La UGT, mejor no hablar: entre una trabajadora y las hordas lazis, saben qué lado les conviene. Finalmente, la moza, al terminar su contrato, hizo las maletas. No creo que vuelva ni de visita. ¿Y nos alegramos? ¿Creemos que se merece el tratamiento que tuvo? ¿Pero qué nos pasa?

El Estado, porque aquí la Generalitat es el Estado y el gobierno de Madrid apenas pinta nada, se ensañó con una ciudadana particular porque ésta no pensaba igual que los jerarcas. Y nos quedamos tan panchos, porque no se metieron con nosotros. Estemos o no de acuerdo con la enfermera, que no quiso sacarse "el puto nivel C-1 de catalán". En Cataluña, el Estado persigue a los ciudadanos que no concuerdan con sus ideas, y si además consigue identificarlos personalmente se lanza a degüello.

Nadie por aquí arqueó una ceja. Nadie salió a criticar al consejero, a la dirección del hospital. Nadie ha salido en defensa de la enfermera. Hace unos días quise hablar de una amiga sobre el tema, y no sabía de qué le estaba hablando: no se había enterado de nada.

Laura Borrás, la presidente del Parlamento catalán, ha sido condenada por falsedad documental y prevaricación con pena de cárcel y 13 años de inhabilitación, y ahí sigue. Formalmente sigue sigue siendo la segunda autoridad de Cataluña. Porque es de los nuestros, claro. Y seguimos como si nada.

La Junta de Portavoces de nuestro Parlamento acaba de aprobar (estas prioridades tenemos, no el asunto Borrás o la sequía) el tramitar por el procedimiento de urgencia una proposición de ley para reformar el reglamento de la institución con el objetivo expreso de prohibir los discursos que promuevan el odio y la intolerancia en la Cámara. Y los padres de la iniciativa, los de ERC y los de las CUP, no han vacilado en explicar que es una norma "anti-Vox". Sí, los mismos que defendían que en el Parlamento se ha de poder hablar de todo, cuando eran ellos los que querían hablar. Pero ahora el objetivo es que Vox no pueda. ¿Porque? Pues porque tienen opiniones diferentes a las de ellos. 

Con la nueva reforma del reglamento, se persigue prohibir y sancionar "los discursos de odio e intolerantes", que se definen en la proposición de ley del siguiente modo:

«Se considera como tal el fomento o instigación, en cualquiera de sus formas, del odio, la humillación o el menosprecio de una persona o grupo de personas, así como el acoso, el descrédito, la difusión de estereotipos negativos, la estigmatización o la amenaza respecto de la mencionada persona o grupo de personas y la justificación de estas manifestaciones por razones de raza, color, ascendencia, origen nacional o étnico, edad, discapacidad, lengua, religión o creencias, sexo, género, identidad de género, orientación sexual y otras características o condiciones personales».

Vale la pena leer con cuidado el texto, porque es precisamente lo que hacen ellos. Y si no lo ven, pregúntenle a la enfermera gaditana. El caso es que cuando se apruebe, el presidente de una sesión o una comisión podrá retirar el uso de la palabra, sancionar o expulsar, a quien crea que está menospreciando a una persona o a un grupo de personas; huelga precisar que, por descontado, nunca se apreciará menosprecio cuando el hablante sea "de los nuestros". Que en estos pagos significa "lazi".

Pero nadie se queja, nadie dice ni mú.

Los políticos lazis se niegan a hablar con los de Vox, que gusten o no están en esos puestos porque ciudadanos catalanes les han elegido para ello, para representarles. Negarse a Vox es negarse a sus votantes. Y podemos incluir como lazis a los podemitas y a los socialistas, que en estas cosas van de la manita con los de ERC y las CUP. Dime con quién andas y te diré quién eres, tan lazis son los unos como los otros.

Han enviado a los profesores un documento que tienen que devolver firmado, en el que aparece el horario que tienen sus clases, el temario y esas cosas. Es habitual, parece. Pero esta vez, en letra pequeña, se incluye que el firmante se compromete a aplicar el plan lingüístico del centro. Todos los planes lingüísticos de todos los centros públicos preconizan que allí se dan las clases en catalán. Si el profesor quiere dar la clase en español y no firma, se señala. Si firma y la da en español, incurre en falsedad o yo qué sé. Es una presión más, y siempre por parte de la Administración, hacia los ciudadanos que optan por el español. Pero aquí nadie se inmuta. 

En fin, señales de la deriva hay muchísimas, hasta aburrir. ¿Aquello del 25% de las clases en español? Sigue sin aplicarse, y a medida que los alumnos que lo solicitaron van pasando de curso el tema se muere por sí solo. ¿El ataque constante de TV3 contra todo lo que sea España? ¡Para qué llevar la cuenta! El Estado, el Gobierno catalán, es incesante, es una lluvia que nos coge en un descampado, que entre que vamos a buscar un paraguas y no ya estamos empapados. Y ellos lo saben.

Esto, por cierto, me recuerda una situación que se ha dado en Madrid. El Tribunal Constitucional ha resuelto el asunto de la ley Celaá, la de Educación de Sánchez. Todo ha salido, faltaría más, a pedir de boca (de boca del PSOE). En lo que respecta al empleo del español en la enseñanza, el tribunal establece lo siguiente:

1) la ley sí recoge «el derecho de los alumnos y las alumnas a recibir enseñanzas en castellano y en las demás lenguas cooficiales».

2) Al ser un derecho, la legislación de desarrollo lo habrá de respetar y el Estado garantizar. Y los titulares del derecho (los estudiantes) podremos reclamar su cumplimiento y reaccionar en caso contrario. 

3) Son las administraciones y los centros los encargadas de tomar las medidas necesarias para compensar las carencias que pudieran existir en cualquiera de las lenguas.

4) Si la comunidad autónoma no respetara ese derecho, y la Administración del Estado tampoco cumpliera su deber, la Ley reguladora de la Jurisdicción Contencioso-Administrativa ofrece a los interesados remedios procesales adecuados.

En otras palabras, lo que nos dicen es: sí, usted tiene derecho a la enseñanza en español. Será el centro escolar y en última instancia la Generalitat de Cataluña los que tomarán las medidas para que se satisfaga ese derecho. Y si la Generalitat no cumpliera y el Gobierno central tampoco, pues no pasa nada: interponga usted un recurso contencioso-administrativo. Y cuando se termine el asunto, veremos entonces quién tenía razón. Como si para entonces importara. Uno de los efectos de la Administración Sánchez es que han politizado y convertido en partidista todas las instituciones, y el Tribunal Constitucional es una de las que más pro-PSOE han logrado. Si ésta es la defensa de los lazis que nos brinda el PSOE, que no se extrañe si los considero tan lazis como los lazis.

Y todos quietos parados.

La verdad, que negarán pero que todos sus hechos la demuestran una y otra vez, es que ellos, lazis y PSOE (al menos el de ahora, el de Sánchez), quieren implanta una sociedad como la de la antigua Atenas: ellos, los ciudadanos libres con derechos políticos, y los demás, metecos o ilotas. Su sueño húmedo es que no tengamos derechos. Que no tengamos representantes políticos, que no podamos hablar en español, que traguemos con todo. Y que paguemos impuestos, que ellos necesitan sus tajadas.

En ello están. Y, como la rana, no nos damos cuenta de cómo estamos cambiando. No creemos que esté ocurriendo esto, son sólo ocurrencias de políticos, que ya se sabe, pero que en realidad no pasa nada. 

—¿Y entonces...?

— Y entonces ¿qué?

—No sé, digo yo que algo habrá que hacer.

—Pues no, no haremos nada, nadie hará nada. ¿Es que no lo ve?

—A ver, qué quiere que le diga. ¿No cree que exagera un pelín? Una cosa es que apliquen la ley del embudo o que quieran que las normas sean unas para ellos y otras para los demás, y otra que esto sea Nazilandia.

— Precisamente, es lo que pasa. En que ocurre lo primero estamos todos de acuerdo, pero como vivimos con el marco mental asumido de que ellos son la clase superior y nosotros el pueblo llano, hutus y tutsis, pues lo aceptamos. En cuanto a que esto sea Nazilandia... si acepta usted lo primero, ¿qué otra cosa esperaba?

—¿Pero usted cree...?

—Pues... no sé, no creo que lleguen al punto de vestirnos con trajes a rayas verticales y obligarnos a llevar una E grande en la solapa izquierda, aunque les gustaría. Supongo que se limitarán a tensar la cuerda todo lo que puedan, a ver hasta dónde pueden llegar y quedarse ahí. Quién sabe cómo habría seguido la Historia si Hitler no hubiese invadido Polonia o al menos la URSS. Y además, confiese usted: si es usted uno de ellos no niegue que vive usted muy bien, oprimido por los míos. Y si es usted uno de los míos, un opresor, no niegue que aceptará lo que le echen, como un judío alemán. Le han convencido hasta tal punto de que usted es un siervo, no un miembro de la clase dirigente, que está usted domado del todo. Echado a perder. Bien mirado, se merece lo que lo que tiene. Y lo que se le avecina.

—¡Qué exagerado es usted!

—Pues mire, ojalá lo sea.

 

 

Antonin Dvorak - Sinfonía del nuevo mundo: 4º movimiento (allegro  con fuoco)

viernes, 31 de marzo de 2023

Están cayendo casas

—Han dicho que no (Máximo, general romano en la película Gladiator).

—Hay que saber cuándo se es conquistado —replica su segundo al mando. 

—¿Tú lo sabrías?

Cualquier lector del blog habrá catalogado, sin duda, a éste como una colección de jeremiadas. Siempre, claro, que el lector conozca la palabra y sepa que Jeremías fue el autor de las Lamentaciones.

Aunque me suelo quejar de muchas cosas, al final suelo tener dos o tres causas últimas de todos los males. Los piscólogos, pedagogos y psicopedagogos, que tanto mal han hecho; las computadoras, que nos están cambiando la capacidad de pensar; y, en el ámbito español, nuestra inveterada tendencia a la mala envidia (no la buena, que nos pulsa a la ambición y el deseo de mejorar, sino la que nos lleva al odio al que es mejor que nosotros o tiene más y que queramos lo peor para él). 

El caso es que llevo mucho tiempo acusando, tal vez sin pruebas, que los ingenieros calculistas cada vez saben menos. Culpo a la educación, que ya no los prepara para que ellos sean capaces de autoformarse; a las computadoras, que arrebatan al ingeniero su conocimiento y lo convierten más en un operador de ordenadores; a las normas, paridas parece que por psicopedagogos, que al convertirse en ininteligibles y necesitar ordenadores para cumplirse son cómplices fundamentalísimos en toda esta debacle. También a nuestro modelo actual de vida, que promueve la juventud eterna. En fin, da igual. 

Pero ¿y si tengo razón? Lo cierto es que una de las razones que suelo aducir para defender la idoneidad de las normas antiguas ya derogadas es la bajísima siniestralidad de los edificios con ellas construidos. Millones de edificios e intervenciones. Y muy pocos siniestros, prueba de que tiene que haber mucha confluencia de factores, normas inadecuadas, errores en los cálculos, ingenieros inexpertos, errores de proyecto, errores de ejecución, materiales defectuosos, ocupaciones o usos no previstos, para que un edificio caiga. Y, sin embargo, en las últimas fechas han caído varios edificios por Barcelona. Unos, en reformas, otros en construcción. Me entero de todo ello por noticias locales, no las recogen los medios que abarcan ámbitos mayores. Pero también pasan cuando por la razón que sea consulto prensas locales: aquí y allá, con mucha más frecuencia de la que parece. Algo que antes era realmente inusual.

¿Coincidencia? No lo creo. En mi opinión, algo tiene que ver el deterioro que creo que se produce entre los ingenieros. Cada vez somos peores, es lógico que cada vez tomemos peores decisiones.

De momento, es un goteo muy fino de casos. No es una epidemia, un problema general aún. Pero yo creo que sí se está produciendo ese goteo. Y que es una señal de aquello que vengo alertando.

Cuesta darte cuenta de que te han conquistado. 

martes, 28 de marzo de 2023

De lo que contesçió a la golondrina con las otras aves cuando vio sembrar el lino



Un día fablava el conde Lucanor con Patronio, su consejero, et díxol’:

—Patronio, a mí dizen que unos mis vezinos, que son más poderosos que yo, se andan ayuntando et faziendo muchas maestrías et artes con que me puedan engañar et fazer mucho damno; et yo non lo creo, nin me reçelo ende; pero por el buen entendimiento que vós avedes, quiérovos preguntar que me digades si entendedes que devo fazer alguna cosa sobresto.

—Señor conde Lucanor –dixo Patronio–, para que en esto fagades lo que yo entiendo que vos cumple,plazerme ía mucho que sopiésedes lo que contesçió a la golondrina con las otras aves.

El conde Lucanor le preguntó cómo fuera aquello.

—Señor conde Lucanor –dixo Patronio–, la golondrina vido que un omne senbrava lino, et entendió, por el su buen entendimiento, que si aquel lino nasçiesse, podrían los omnes fazer redes et lazos para tomar las aves. Et luego fuesse para las aves et fízolas ayuntar, et díxoles en cómo el omne senbrava aquel lino et que fuesen çiertas que si aquel lino nasçiesse, que se les seguiría ende muy grant dampno et que les consejava que ante que el lino nasçiesse que fuessen allá et que lo arrincassen. Ca las cosas son ligeras de se desfazer en el comienço et después son muy más graves de se desfazer. Et las aves tovieron esto en poco et non lo quisieron fazer. Et la golondrina les afincó desto muchas veces, fasta que vio que las aves non se sintían desto, nin davan por ello nada, et que el lino era ya tan cresçido que las aves non lo podrían arrancar con las manos nin con los picos. Et desque esto vieron las aves, que el lino era cresçido, et que non podían poner consejo al daño que se les ende seguiría, arripintiéronse endemucho por que ante non avían ý puesto consejo. Pero el repintimiento fue a tiempo que non podían tener ya pro.

Et ante desto, cuando la golondrina vio que non querían poner recabdo las aves en aquel daño que les vinía, fuesse para’l omne, et metiósse en su poder et ganó de’l segurança para sí et para su linage. Et después acá biven las golondrinas en poder de los omnes et son seguras dellos. Et las otras aves que se non quisieron guardar, tómanlas cada día con redes
et con lazos.

—Et vós, señor conde Lucanor, si queredes ser guardado deste dampno que dezides que vos puede venir, apercebitvos et ponet ý recabdo, ante que el daño vos pueda acaesçer. Ca non es cuerdo el que vee la cosa desque es acaesçida, mas es cuerdo el que por una señaleja o por un movimiento cualquier entiende el daño quel’ puede venir et pone ý consejo porque nol’ acaezca.

Al conde plogo esto mucho, et fízolo segund Patronio le consejó et fallóse ende bien.

Et porque entendió don Johan que este enxienplo era muy bueno fízole poner en este libro et fizo estos viessos que dizen assí:

En el comienço deve omne partir el daño que non le pueda venir.

Don Juan Manuel: El conde Lucanor (cuento VI)

 

Por si usted no se siente cómodo leyendo el castellano del siglo XIV, éste sería su traslado en español moderno:

 

Otra vez, hablando el Conde Lucanor con Patronio, su consejero, le dijo:

—Patronio, me han asegurado que unos nobles, que son vecinos míos y mucho más fuertes que yo, se están juntando contra mí y, con malas artes, buscan la manera de hacerme daño; yo no lo creo ni tengo miedo, pero, como confío en vos, quiero pediros que me aconsejéis si debo estar preparado contra ellos.

—Señor Conde Lucanor -dijo Patronio-, para que podáis hacer lo que en este asunto me parece más conveniente, me gustaría mucho que supierais lo que sucedió a la golondrina con las demás aves.

El conde le preguntó qué había ocurrido.

—Señor Conde Lucanor -dijo Patronio-, la golondrina vio que un hombre sembraba lino y, guiada por su buen juicio, pensó que, cuando el lino creciera, los hombres podrían hacer con él redes y lazos para cazar a los pájaros. Inmediatamente se dirigió a estos, los reunió y les dijo que los hombres habían plantado lino y que, si llegara a crecer, debían estar seguros de los peligros y daños que ello suponía. Por eso les aconsejó ir a los campos de lino y arrancarlo antes de que naciese. Les hizo esa propuesta porque es más fácil atacar los males en su raíz, pero después es mucho más difícil. Sin embargo, las demás aves no le dieron ninguna importancia y no quisieron arrancar la simiente. La golondrina les insistió muchas veces para que lo hicieran, hasta que vio cómo los pájaros no se daban cuenta del peligro ni les preocupaba; pero, mientras tanto, el lino seguía encañando y las aves ya no podían arrancarlo con sus picos y patas. Cuando los pájaros vieron que el lino estaba ya muy crecido y que no podían reparar el daño que se les avecinaba, se arrepintieron por no haberle puesto remedio antes, aunque sus lamentaciones fueron inútiles pues ya no podían evitar su mal.

»Antes de esto que os he contado, viendo la golondrina que los demás pájaros no querían remediar el peligro que los amenazaba, habló con los hombres, se puso bajo su protección y ganó tranquilidad y seguridad para sí y para su especie. Desde entonces las golondrinas viven seguras y sin daño entre los hombres, que no las persiguen. A las demás aves, que no supieron prevenir el peligro, las acosan y cazan todos los días con redes y lazos. 

»Y vos, señor Conde Lucanor, si queréis evitar el daño que os amenaza, estad precavido y tomad precauciones antes de que sea ya demasiado tarde: pues no es prudente el que ve las cosas cuando ya suceden o han ocurrido, sino quien por un simple indicio descubre el peligro que corre y pone soluciones para evitarlo. 

Al conde le agradó mucho este consejo, actuó de acuerdo con él y le fue muy bien.

Como don Juan vio que este era un buen cuento, lo mandó poner en este libro e hizo unos versos que dicen así:

Los males al comienzo debemos arrancar, porque una vez crecidos, ¿quién los atajará?



Solomon Keal - Glencairn: Piano/cellos

sábado, 18 de marzo de 2023

La ciudad de los 15 minutos

https://www.youtube.com/watch?v=mCbtgJs-0bQ 

 

 

La nueva patochada que intentan que se ponga de moda es el modelo "ciudad de 15 minutos". Consiste en promocionar que todos los servicios básicos (servicios médicos, ocio, colegios, parques y trabajo) estén a menos de 15 minutos en bici o andando, en principio con el objetivo de ganar 'riqueza de tiempo' y tratar de reducir el uso del coche en las ciudades. 

¿Qué hay detrás de este interés?

Supongamos que la idea es bienintencionada. Que no busca prohibir. Por lo tanto, se permite que uno trabaje donde quiera (y pueda) y que viva donde quiera (y pueda). Así que vayamos tachando de la lista el trabajo, a ver si porque el lugar de trabajo esté a más de 15 minutos andando no voy a poder trabajar ahí.

Por lo mismo, quitemos también el colegio. ¿No voy a poder ir a uno que nos guste más porque esté más lejos? Y los parques, a ver si los parques fabulosos van a ser sólo para el disfrute de los que viven más cerca y yo me he de contentar con el parquecito que dominan los latin kings locales. ¿Qué queda, de la lista? Servicios médicos y ocio. Lo del ocio... en fin. ¿Es que acaso nadie podrá ser novio de nadie que no viva en sus mismos quince minutos?

Así que quedan los servicios médicos. Los servicios públicos de la administración, en realidad. para este viaje no hacía falta alforjas, ya que se supone que la Administración ha de intentar que los servicios públicos estén cerca de los ciudadanos. Que no haya que coger el coche para renovarse el DNI o el carnet de conducir, para que atiendan al hijo en un hospital, para que los bomberos lleguen a tiempo, etc. etc. En un país donde muchas personas tienen el médico a más de una hora en coche, por no hablar de cualquier otro servicio público, pretender que estén a no más de 15 minutos andando suena a tomadura de pelo.

Así que si es un deseo bienintencionado el que lo formula es un iluso o un bobalicón.

Queda, sin embargo, otra posibilidad, que ha de considerarse si el que la formula no es ni un iluso ni un bobalicón: que la idea se base en el prohibir. Trabajar donde se quiera, llevar a los hijos al colegio o universidad que se quiera, disfrutar del ocio donde se quiera, relacionarse con las personas que se quieran independientemente de dónde vivan.

Cuando le hablen de la ciudad de los 15 minutos, intente antes de responder decidir si quien le habla es un iluso o un bobalicón, o nada de eso.




La loca María - La vida sigue igual

lunes, 26 de diciembre de 2022

Cómo piensan las máquinas

https://www.youtube.com/watch?v=n7wSH05Q3KA 

 

 

Se habla mucho, últimamente, de la inteligencia artificial. IA, en la jerga. Conseguir que una máquina piense es un largo camino.

En el principio, los primeros programas, tenían un esquema sencillo, directo: si esto haz tal cosa, si no haz tal otra. Fue la base de la programación. Y el resultado fue una máquina que decidía por sí misma qué hacer.

Es decir, pensaba. Pero pensaba poquito: un programador tenía que haber previsto con anterioridad todas las situaciones a las que se iba a enfrentar y asignado las instrucciones.

Y ¿saben? En realidad no hemos avanzado mucho más. La evolución está en las condiciones que necesita para la orden SI. Por ejemplo: 

— Una máquina expendedora de bebidas: SI las monedas introducidas son legales Y la cantidad es correcta O SI la tarjeta electrónica tiene el saldo suficiente, ENTONCES suministra la bebida. 

Una lógica sencilla. El paso siguiente es que la máquina contemple tantas condiciones que nos dé la impresión de que piensa. Por ejemplo:

— Una máquina que juega al ajedrez: contempla todos los movimientos posibles de todas las piezas hasta una profundidad de, pongamos, 20 jugadas, establece cuál de las situaciones finales es más favorable para el jugador máquina y elige el movimiento que conduzca a esa situación.

Claro, la potencia de cálculo necesaria para este ejemplo era, hace unas décadas, inimaginable. Y como las órdenes no estaban (aparentemente) escritas de antemano, la sensación era que la máquina analizaba realmente la posición, pensaba y optaba por una continuación. 

También la habilidad computacional ha avanzado una burrada en este tiempo, no sólo la fabricación de ordenadores. No fue tan fácil como suena, enseñar a jugar al ajedrez a una máquina. Pero se hace. 

Y la lógica es la misma: una a una, la máquina irá comparando posiciones y ejecutando la orden SI: SI la posición A es mejor que la posición B, ENTONCES elige la posición A y descarta la B, de lo contrario descarta la posición A y elige la B. Hecho esto, compara la resultante con la posición C, y así una y otra vez.

¿Y cómo se hace la comparación? Pues con unas reglas sencillas: tener más piezas, piezas más valiosas, posiciones con mayor movilidad, etc.

Es una simplificación, pero es la esencia de cómo "razona" una máquina. Lo mismo para jugar al ajedrez que para llenar una caja de galletas o conducir un vehículo. Para saber cuándo mover un brazo robótico y cuándo pararse, seleccionar un artículo o lo que se quiera. Es interpretar una situación y actuar en consecuencia, pero al final todo es tomar decisiones SI.

Existe otra forma de "pensar": razonar, que es establecer relaciones causa-efecto.

El problema es que estemos abandonando el pensamiento de relaciones de causa y efecto por el de comparaciones con situaciones parecidas, que es lo que hace una máquina. ¿Y por qué es peligroso? Pues porque si pensamos como las máquinas, entonces las máquinas serán mejores que nosotros pensando.

"¡Qué tontería!", dirá. Seguimos empleando el método causa-efecto como nuestro sistema de elección, no por las comparaciones. Yo no estaría tan seguro.

De entrada, le diré que cada vez más ingenieros "calculan" las estructuras por comparación. Porque comparar es mucho más fácil y cómodo que razonar. Y, como calculamos como las máquinas, las máquinas son mejores que nosotros calculando. Era de esperar, y es lo que ocurre.

Seamos conscientes y no bajemos la guardia.



Pearl Jam - Justh breathe (versión de Shay Bailiff)