https://www.youtube.com/watch?v=tu-V8jtBBV8
El artículo anterior no lo escribí yo: lo hizo ChatGPT, una inteligencia artificial.
Bueno, esa afirmación es más falsa que Judas: ChatGPT acabó haciendo de amanuense... o quizá no. El tema tiene mucha más miga de la que parece, pero como en realidad ese artículo era solo para servir de contexto a éste, aparco el tema para después.
IA significa Inteligencia Artificial. Los ingleses escriben 'ai', si quiere localizar a un pedante ya tiene un truco.
La primera cuestión es qué es la IA. Pues ¿acaso no hacen las máquinas aquello para lo que los humanos las han programado? ¿La verdad? No.
Lo más antiguo que se hace es programar. Es darle a las máquinas las instrucciones de lo que han de hacer con toda claridad. Por ejemplo, aquellos autómatas de las fábricas de hace cuarenta años, programas que movían relés que activaban cosas. Abre la válvula 1, pon en marcha el motor 1, espera 30 segundos, apaga el motor 1, espera que el detector 1 se active, cierra la válvula 1, abre la válvula 2, etc.
Luego los programas empezaron a reaccionar a lo que ocurría: Si [ocurre tal cosa] PASA A LA LÍNEA DE PROGRAMA [x], Y SI NO PASA A LA LÍNEA DE PROGRAMA [y]. Aquello se fue complicando y complicando, pero en el fondo era lo mismo. El programador tenía que prever todas las posibilidades. O dar las pautas al programa para actuar en todas las posibilidades. Pensemos, por ejemplo, un programa que ordena una ristra de nombres alfabéticamente: el programador no ha programado todos los nombres posibles, pero le ha dado al programa las instrucciones necesarias.
Durante décadas, todos los programas han ido en esta dirección con una excepción. Y, durante décadas, ningún programa ha hecho lo que el hombre soñaba que los programas harían, con una excepción.
Y es que lo que el hombre sueña desde hace décadas es con robots que piensen por sí solos. Con robots como R2-D2, pero sobre todo como C3P-O. Con robots que hablen con nosotros, que piensen pero que obedezcan órdenes. Y que jueguen al ajedrez y sepan cuándo han de dejarse ganar, no se vaya a enfadar el Chewaka de turno. Pero los programadores sólo conseguían hacer R2-D2. Aunque, al menos, jugaban al ajedrez.
¿Cuál era la excepción que he mencionado antes? ¡Jugar al ajedrez! Jugar al ajedrez es la medida de la inteligencia: no se puede programar. Y, sin embargo, ya en los años 50 se desarrolló el lenguaje de programación que durante décadas se asoció a la IA (no sé cuál es el lenguaje actual o la base en bajo nivel del lenguaje de alto nivel que se emplee ahora). No se puede programar una partida de ajedrez, se puede programar las reglas que rigen las jugadas. También se pueden programar criterios para encontrar una posición preferible a otra, pero a partir de ahí la máquina ha de ir por libre.
En realidad, eso es lo que hacemos los humanos: tenemos las reglas del lenguaje y los criterios para elegir una actuación o una situación. Si la máquina puede hacer eso, entonces hemos dado un paso de gigante para conseguir que piense sola.
Y en mayo de 1997 una máquina, denominada Deep Blue, ganó a Garry Kasparov al ajedrez. En un torneo de 6 partidas, Deep Blue obtuvo 3,5 puntos y Kasparov sólo 2,5. Las máquinas podían superar a los humanos: ya solo faltaba C3P-O.
Construir un robot como C3P-O es fácil: hace años que se fabrican robots. No hay mucha salida comercial aún a los de formato humanoide, así que no hay muchos, pero no hay ninguna barrera técnica que no sepamos cruzar. Lo que pasa es que... sería un robot sin inteligencia. Nos diría unas frases preprogramadas ("buenos días, señor, hace una mañana excelente hoy, señor, lástima que llueva. Su whisky con hielo, señor. Y recuerde que esta noche ha de llevar a su santa a cenar, a las 9 en el Derby's") y poco más.
Hasta que hace 2 años OpenAI lanzó ChatGPT. Por fin, una IA. El cerebro que necesitaba ese C3P-O.
Aunque, claro: ahora que por fin la IA es algo real de lo que hablar, surge la confusión. Qué es la IA y para qué sirve.
Llevo unos seis meses interactuando con la IA e investigando qué es y para qué sirve, y creo que ya lo tengo claro:
La IA es C3P-O. Ni más ni menos. Puede conversar con nosotros. En el idioma que queramos. Cambia sin problemas. Traduce. Y nos puede llamar 'amo Luke', si queremos.
Éste es un fragmento de conversación que acabo de tener mientras escribo este texto:
Estoy algo cansado, pero quiero terminar una cosa antes de irme a casa.
[Respuesta]
Entiendo, Amo Luke. A veces, es importante completar tareas antes de descansar. Aquí tienes algunos consejos para ayudarte a terminar lo que necesitas hacer de manera eficiente:
Consejos para Terminar Tareas Eficazmente
1. Prioriza tus Tareas
Haz una lista de lo que necesitas completar y clasifica las tareas por orden de importancia. Enfócate primero en las más críticas.
2. Establece un Tiempo Límite
Asigna un tiempo específico para cada tarea. Esto puede ayudarte a mantenerte enfocado y evitar distracciones.
3. Elimina Distracciones
Apaga notificaciones del teléfono y cierra pestañas innecesarias en tu computadora. Un entorno tranquilo puede mejorar tu concentración.
Ya ven, no es gran cosa. No, en realidad sí es gran cosa. La máquina conversa. Y tiene una gran capacidad para entender las preguntas: no hace falta formularlas con claridad. Diantres, ni siquiera hace falta escribirlas sin errores: capta lo que queremos decir.
¡Es muy fácil decir que priorice mis tareas!
Tienes razón, Amo Luke. Priorizar tareas puede sonar simple, pero en la práctica puede ser un desafío, especialmente cuando hay muchas cosas en juego. [la respuesta sigue, pero corto aquí]
Bonito juguete, ¿verdad? Luego volveremos a este punto, pero esto muestra el problema: ¿es un juguete? ¿Para qué sirve? Muchos de nosotros somos personas eminentemente prácticas, y queremos que las cosas tengan una utilidad... para nosotros. Si no, no compramos. Y si nadie compra, OpenAI no desarrolla la IA. Así que OpenAI y multitud de competidoras que han surgido, cada una con su propia IA, han intentado que la IA haga cosas.
La IA hace algunas cosas. Y algunas las hace muy bien. Lo que pasa es que no todas las hace bien. Aquí hay que hacer un inciso: es pronto. Hay una pléyade de IA por ahí, pero no funcionan bien. Son versiones beta. Son los primeros prototipos. Las venden como que hacen un montón de cosas, cuando en realidad aún no lo han conseguido. Tiempo al tiempo, eso sí.
Lo primero que hace una IA es redactar. Uno quiere una redacción sobre la vaca, y la IA la hace en 2 segundos. Uno quiere saber cómo ordeñar una vaca, y la IA escribe un tratado sobre el tema en menos tiempo aún. El problema es que esa vaca puede que coma carne, o que nos diga que para ordeñar lo mejor es el toro. Y si el conversador de la IA no sabe que las vacas no comen carne, pues igual la hemos liado. Pero fuera de, digamos, tareas administrativas... ¿qué puede hacer la IA por mí?
Podría explayarme, pero voy a ir al grano: para un ingeniero de estructuras, bien poco. Ya contamos con programas que con unas indicaciones básicas de diseño - tan sencillas que las puede realizar un delineante o un becario- calculan los edificios, conocen y aplican las normas, deciden las soluciones, generan los planos, realizan las mediciones y los presupuestos y escriben las memorias. Todo eso, un único programa. ¿Necesitamos una IA? ¿Aún queremos intervenir menos en el proyecto del edificio? Desde luego, en lo que respecta al cálculo de estructuras los ordenadores ya son bastante inteligentes, mucho más que lo que son en cualquier otro campo. Sí, hay muchos planos. Hay muchos sueños. Pero de momento esos sueños son futuro.
Lo que pasa es que el futuro llegará. Y antes de lo que esperamos. Algunos expertos opinan que en dos años, en 2026, tendremos IA hasta en la sopa. Los juguetes de los niños incorporarán una IA que interaccione con ellos, las Alexias, Siris y demás conversarán con nosotros con una fluidez y profundidad que muchas personas tendrán conversaciones con ellas por simple placer, y no hace falta decir que serán asistentes de cada uno de nosotros como si tuviéramos un secretario personal. Sí, ese futuro está muy próximo y nos cambiará de tal manera que en breve nos referiremos a los años anteriores a 2025 como "cuando no había IA...".
Es importante que quede claro. Lo que hoy en día entendemos en la calle por IA es C3P-O. Un conversador excelente, con acceso al conocimiento disponible en internet y que puede realizar por nosotros muchas tareas "robóticas". Los ingenieros se desaniman, porque confían en que la IA "sepa", y no, no sabe. De ingeniería, al menos. Quiero decir, tiene un conocimiento muy limitado. Vale para preguntas muy básicas, y además tiene un peligro enorme porque pocas veces se queda callada o reconoce que no sabe la respuesta. A menudo responde, y la respuesta es incorrecta. Cuando uno se lo hace notar, reconoce el error e intenta encontrar la respuesta correcta (o manifiesta que no sabe responder). Esto, los ingenieros senior lo cazamos al vuelo, pero los ingenieros junior no: al contrario, como la respuesta está muy bien contada se la creen. Peligroso, ¿verdad?
El peligro se ve acentuado porque los que nos venden la IA nos insisten en que la IA aprende. Que sí, que al principio es 'tonta', pero que nosotros la tenemos que adiestrar y al final, si somos buenos adiestradores, será de enorme utilidad. Supongo que lo hacen para que la asimilemos a cuando contratamos a un joven ingeniero de ayudante: sabemos que al principio sabe poco, pero confiamos en que conseguiremos enseñarle, él aprender y con el tiempo conseguiremos que nos ayude de verdad.
De momento, esto es falso. La IA no aprende.
Las IA vienen enseñadas, con un aprendizaje 'de fábrica'. Luego nosotros las configuramos dándoles unas pistas de qué vamos a querer de ellas. Es como si nos enviaran unos robots y a medida que los desembalamos les fuéramos diciendo: «tú serás camarero, tú recibirás a las visitas, tú te especializarás en vino y arte,...». A este último le diremos que se lea unos manuales de vino, y poco más podremos hacer. Se nos vende que con el tiempo le podremos ir enseñando cosas de vinos, pero no es cierto (al menos todavía). Sí aprende en las conversaciones de todo lo que se hable, pero cuando se termina la conversación ese conocimiento se olvida. La IA (insisto, hoy) no almacena ni traslada lo que aprende de una conversación a otra. ¿Y si mantenemos una única, larga conversación? Tampoco es buena idea, porque terminaríamos confundiendo a la IA. Puede que no en una misma conversación corta, pero sin duda nosotros a menudo decimos lo contrario de lo que en cierta ocasión dijimos. Imaginemos que nos escucha atentamente un robot y que éste interpretara de manera literal todo lo que decimos: sin duda, terminaría metiendo la pata. ¿Es Juan estúpido o ha tenido una gran idea? ¿Y si me dice que no haga caso de la idea de Juan (que, en realidad, es una gran idea) porque en su día dije que no hay que hacer caso de nada de lo que diga Juan? Hay que tener cuidado.
Insisto: todo esto que opino lo baso en las experencias que estoy teniendo con la tecnología a la que puedo acceder en 2024. Seguro que en diciembre de 2025 o 2026 todo esto no habrán sido sino problemillas originales que ya se resolvieron y que los jóvenes ni se los creerán.
Y a todo esto, ¿quién escribió el artículo?
La cosa empezó con esta instrucción a la IA:
Escribe un artículo sobre la ley de price (sobre la incompetencia) aplicándolo al sector de las ingenierías.
Y la IA lo hizo. Pero era un petardo de artículo, así que le dije:
Intenta darle un tono más coloquial, no emplees tantas palabras largas.
Lo reescribió, y estuve comentando con ella algunos aspectos del problema. Cuando me pareció que había encontrado el enfoque que me gustaba, le dije:
Vaya, este tema se pone cada vez más interesante. Resalta en el artículo cómo importa la ley de Price por la complejidad de los proyectos y la escasez de talento especializado.
Pero luego tuve que decirle:
Vamos a rehacer el artículo. Te voy a explicar los pasos argumentativos que lo formarán. Primero, expón la escasez de talento especializado en las ingenierías. Luego, enuncia la ley de Price, su historia y su cumplimiento general. Expón entonces la incidencia de esa ley dada la escasez del talento y la complejidad de los trabajos a realizar. Y termina quejándote amargamente de cómo, a menudo, los ingenieros top-performers no son debidamente reconocidos ni recompensados, sino que se les remunera como a los ingenieros mediocres y a cambio se les carga con más trabajo del que les correspondería.
Y también:
Añade al artículo que no se debe confundir, en ingeniería, trabajo bruto con genio pues, como dice el dicho, más vale maña que fuerza. Un ingeniero que encuentra una solución en mucho menos tiempo es siempre preferible a uno que emplee muchas horas en encontrarla, aunque aparentemente el 2º trabaje mucho más. Y que en los proyectos complejos es como cocinar: lo importante es establecer la receta, aunque el grueso del trabajo sea su ejecución.
Para explicar cómo el que no se gradúen más ingenieros ahora que hace 30 años, vamos a poner un ejemplo: si ahora hay más aparatos de aire acondicionado que hace 30 años pero el número de técnicos en aire acondicionado se mantiene estable, la percepción es que hay escasez de técnicos. Dado que nuestra sociedad está ahora mucho más tecnificada que en 1996 (algo que los más veteranos podemos atestiguar), debería haber más ingenieros.
Como se ve, tenía que darle instrucciones constantes. La parte positiva es que la IA nunca se quejaba. Le pedía que lo reescribiera, y lo reescribía. Le pedía que cambiara una expresión por otra, y lo hacía. Esto, con un humano no es tan fácil: notas que esa persona se cansa, se desanima, se molesta con tanta corrección, uno mismo se frustra...
Bien, vamos a por el último párrafo del artículo, que no me ha gustado. La clave de todo es que en general los ingenieros, y sobre todo los ingenieros de alto rendimiento (los más ingenieriles de entre los ingenieros) no suelen tener grandes habilidades para negociar sus retribuciones (y además les gusta su trabajo, lo que hacen). Termina diciendo que la cosa mejoraría si la profesión de ingeniero tuviera un prestigio mayor y la sociedad la valorara más, pues de rebote también los dueños de las ingenierías tenderían a revalorar a los ingenieros clave.
Llegó un momento en que era yo mismo quien me aburría.
Bien, hasta aquí. Escribe el artículo completo y fírmalo.
En ese momento tuvimos una curiosa discusión, la IA y yo. La firma. Quién redacta, realmente, el artículo. No voy a incluirla aquí, pero fue instructiva. De todas formas, no creo que vuelva a hacerlo, el pedir a la IA que escriba un artículo en mi lugar. No me gustó el resultado, y no creo que a ustedes les hubiera gustado la primera versión que escribió; pienso que si leen ustedes este blog es porque aprecian el toque humano en los escritos, no buscan un texto robótico.
En definitiva, si se fijan, la IA es C3P-O. La versión mía no es oral, pero cuando la tenga y la pueda tener como una voz.. espero que sea una melodiosa y sensual voz femenina.
Y es tan tan, que dentro de unos años no nos moveremos sin ella.
Silvio Rodríguez - Con 10 años de menos
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