jueves, 26 de diciembre de 2024

La fuga blanca

https://www.youtube.com/watch?v=M6rrTROoZIw 

 

 

Aviso previo: es posible que este artículo le parezca racista. Si es usted demasiado sensible, no lo lea.

 

 

En la película de Clint Eastwood Invictus, que cuenta la etapa de Sudáfrica desde que Nelson Mandela llegó a la presidencia hasta que ganan el mundial de rugby, hay una escena en la que los negros protestan por la presencia de blancos: quieren revancha. Y Mandela se niega, les dice que necesitan a los blancos para gestionar y sacar adelante el país. Está hablando de "la fuga blanca". 

Ha pasado en todos los países de África excepto (de momento, y que dure) Sudáfrica: los blancos se han ido, expulsados por los negros. Y, cuando se han ido, el país se ha hundido.

Por ejemplo, Zimbawe. Consiguió la independencia en 1965, pero la consiguieron los blancos que vivían allí. Hasta 1980 gestionaron razonablemente bien el país, y era la economía que más rápido crecía de África. Tras la guerra civil de finales de los 70, los negros (Mugabe) tomaron el poder, pero Mugabe, aconsejado por el mandamás de Mozambique (al que le había ocurrido lo mismo tras irse los portugueses) dijo a los blancos que no se fueran y les dio garantías. Lo que pasa es que con los años se fueron olvidando, y a mediados de los 90 la situación era tal que los blancos se fueron en masa. Mugabe promovía el odio a los blancos, y estos tuvieron que largarse. Utilizó la distribución desigual de la tierra para aumentar su poder, desatando turbas para apoderarse de las granjas blancas que luego entregaba a ocupantes ilegales, soldados y compinches del partido gobernante. Estas confiscaciones violentas y mal concebidas destruyeron el sector agrícola, agotaron las reservas de divisas del país, expulsaron a la población blanca y arruinaron la economía. Zimbawue se convirtió en uno de los países más pobres de la Tierra.

Algo parecido pasó en Kenia: independencia, gestión de los blancos, mejora del país, negros al poder, garantías a los blancos, el país se mantiene, empieza el acoso, los blancos se van, el país se hunde.

Y en todos los países, en realidad. Vale que los blancos habían cometido abusos y vale que eran clasistas y trataban con displicencia a los negros, pero tenían educación y otras cualidades (luego volveré sobre este punto).

Otro ejemplo es el caso de Costa de Marfil. Tras la independencia de Francia, Costa de Marfil mantuvo un cierto toque civilizado, y en la capital, Adbijan, había numerosos cafés de estilo parisino en el que uno podía sentarse a tomar un café con leche y un cruasán. Pero el año 2000 llegó al poder Laurent Gbagbo, un populista antiblancos. El año 2004 unos franceses de una fuerza de paz murieron en un bombardeo de la  aviación de Costa de Marfil. La respuesta de Francia fue aniquilar toda la fuerza aérea del país. La cosa se puso realmente chunga para cualquier blanco que pisara el país.

Por el contrario, tenemos Nigeria. Todo transcurrió conforme el estandar africano, pero hace unos años el gobierno volvió a pensar en los blancos. Para entonces éstos estaban largándose de Zimbawue, así que el gobierno nigeriano les propuso que se instalaran en el norte del país, cediéndoles tierras y dándoles acceso a préstamos blandos. 13 aceptaron.

Unos años después, esos granjeros blancos habían colonizado la zona, creando campos de cultivo en campos hasta entonces baldíos, cavado pozos, construido casas, importado tractores y sembradoras y al poco estaban cosechando maíz. Además contrataron a muchos negros para trabajar en sus tierras y enseñaron su experiencia a las comunidades locales vecinas.

Y es que hay algo más que nadie cuenta, no vayan a ser que lo tilden de racista. Los blancos aportan algo más que mano de obra (negra hay más) y conocimientos (que se pueden adquirir). Aportan una determinación de la que los negros carecen. Un afán por salir adelante, por no rendirse. Por tener un sueño y perseguirlo. Una fe en sí mismos, en lo que pueden hacer si trabajan duro. Y esto es lo que les separa de los negros. Hay muchos negros que se limitan a sobrevivir. A vivir como siempre. Hay también negros con determinación, que se afanan por salir adelante y no rendirse, por tener un sueño y perseguirlos: a muchos de ellos los vemos llegar a nuestras costas, entre nosotros. Han superado obstáculos insuperables, muchos incluso tienen cierta formación, sabemos que son capaces de trabajar duro... Y sin embargo, ¿por qué no han explotado sus cualidades en su propio país? El tan diferente comportamiento de los blancos de su mismo país, que han nacido allí (puede que sus abuelos no, pero ellos sí), nos indica que hay algo más. Unos valores en los que el blanco es educado y el negro no, que hacen que el blanco pueda convertir un yermo en un vergel. Pienso en cómo han evolucionado los distintos territorios que formaron el imperio romano, y necesariamente concluyo que hay algo en sus culturas (o en las nuestras) que provoca esta diferencia. ¿Es tal vez que los blancos creemos que el Hombre debe dominar la Tierra?

Dicho esto, la gran fuga blanca no se reduce sólo a África. También se produce, por ejemplo, en Estados Unidos, en una escala diferente. Allí los blancos abandonan ciudades, yéndose primero a los suburbios, los suburbios cada vez más lejos, luego a otras ciudades, luego directamente a otros estados (sobre todo más cálidos). Los que se quedaban atrás era, obviamente, los negros. Unos pocos blancos no importaba, pero muchos blancos provocaban que muchos otros blancos también se movieran para no quedar aislados, y el efecto al final era notable. El efecto primero es el que sabemos todos: barrios enteros de grandes ciudades son casi zonas de guerra en la que una persona decente no debería entrar, y Detroit.

La fuga blanca empieza siempre con la seguridad en las calles, y esto influye en las ganas de vivir allí (pasaba en África, y pasa en las ciudades americanas). Afecta al precio de las viviendas: si éstas bajan, el valor de lo que se tiene disminuye y el habitante es cada vez más pobre. Afecta también a la educación: a medida que el nivel de los escolares baja, los buenos escolares rehuyen esas escuelas y su nivel disminuye cada vez más. En Estados Unidos, donde hay muchos menos inconvenientes para trasladarse a vivir a 1.000 km que aquí, hay muchos blancos que se trasladan. A Arizona, a Nuevo Méjico, a Tejas, a Florida, a Colorado. El resultado es que usted puede permitir un cierto nivel de delincuencia, pero téngalo controlado. Si empieza a perder población "segura" se producirá un efecto de bola de nieve y en unos años no reconocerá su barrio o ciudad.

Bien, ahora que ya hemos entendido que la fuga blanca es algo que existe y que no debe despreciarse, fijémonos en Europa.

—¡Qué exagerado es usted, la situación de Europa es completamente diferente a la de África!

"Fuga de cerebros". ¿Les suena? Todo el mundo conoce a un Pedrito o a una Carmencita que estudió en la universidad y ahora está en Gran Bretaña, Alemania, Estados Unidos o Japón. ¿Y si ese éxodo se acentúa? En Barcelona, el porcentaje de niños y adolescentes "no europeos" es más que preocupante. ¿Cuántos años tardará en que seamos una minoría? En Barcelona, no van a ser demasiados. Quizá cuando llegue ese momento los jóvenes europeos no vean con tan malos ojos el trasladarse a las verdes praderas. Quizá a Arizona, quizá a la Pampa, quizá a Nueva Zelanda. A algún sitio lejos, donde no lleguen los moros. Donde uno entre en un vagón atestado de metro y no se sienta un último mohicano. Donde, en realidad, se sienta a salvo.

—Sí, es cierto que muchos profesionales y personas de talento han abandonado Argentina y se han venido aquí, pero es que allí la situación era insostenible y aquí... creo que no lo será.

Y ¿saben qué? Cuando llegue ese momento, nuestro joven no se dará cuenta. Verá que las cosas se degradan, sí, que cada vez trabaja más para poder pagar más impuestos que son necesarios no sabe para qué, se cruzará en la calle con cada vez más personas que, pensará, están viviendo a su costa. Tal vez note, o tal vez no, que el tejido industrial se está deshaciendo. Que no se dan muchas noticias positivas de tecnología, ciencia o avances relacionada con su país; sí, en cambio, que ganan cada vez más medallas olímpicas en carreras largas, en fútbol y tal vez en baloncesto (aunque las selecciones... en fin, que las mira y nota cómo se ha renovado el personal). Poco a poco irá sabiendo de más conocidos que ya se han ido, pero él seguirá. Es difícil, dejarlo todo y mudarse. Hasta que no pueda más. Entonces se irá, y nada más pisar su nuevo destino se arrepentirá de no haberse ido antes. Y los que quedan detrás quedarán peor.

¿Que no? El Raval de Barcelona: casi no quedan blancos allí que puedan mudarse; los que quedan, es que no pueden. Y otros barrios, como la Barceloneta, Pueblo Seco  o San Antonio están entrando en la misma pendiente. Y expandiéndose: una vez hablé con un ingeniero que me confesó que estaba extrañado porque en su barrio, cuando se mudó, había muchos "de los que la tocan" (en su jerga: profesionales liberales y gentes de economía acomodada, catalanes), y ya apenas ve alguno; un día, de excursión por no recuerdo dónde (una población a unos 50 km de Barcelona) se cayó del guindo: no estaban en su barrio ¡porque se habían trasladado allí!

Estas cosas pueden suceder, suceden y han sucedido. Llegará un día en que habrá una fuga blanca en Europa. Yo soy añoso y no me podré ir, por lo que espero que la fuga se retrase lo suficiente. Pero me encantaría que mis nietos crecieran en otro lugar.



The Beatles - Dear Prudence (versión de Siouxsie & the Banshees)

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