miércoles, 31 de mayo de 2023

¡Ni borracho!

https://www.youtube.com/watch?v=rGGR9ybSvBo 

 

 

Es fama que hay turistas, mayormente británicos, que en algunos hoteles españoles practican el balconing. Práctica que consiste en saltar desde la ventana o balcón de la habitación del hotel a la piscina del mismo. Acostumbra el practicante que hará un doble natural carpado y clavará la zambullida, pero lo habitual es que se descogorcie contra lo que sea que haya debajo de su ventana o balcón.

Nadie en su sano juicio practicaría el balconing, ni siquiera el practicante, si antes de saltar fuera consciente de lo que pretende hacer. Salvo, claro está, especialistas de cine y artistas de circo. Pero éstos, antes de saltar, analizarían con cuidado sus posibilidades, los peligros, las medidas de seguridad con las que contarían, si el entrenamiento previo les es ya suficiente o no,... Si al final lo ejecutaran, estos especialistas o acróbatas arrancarían los oooohs y aplausos de los espectadores, que admirarían no sólo su valentía sino también su maestría. Pero, salvo, estos profesionales, todos los demás responderíamos si nos lo pidieran: "¿Yo? ¡Ni borracho!".

Es una locura tal que estamos convencidos de que ni borrachos careceríamos del mínimo juicio necesario para darse cuenta de la locura que se propone. 

Los turistas británicos, claro está, sí están tan borrachos. Es posible que incluso alguno estuviera, además, bajo la influencia de sustancias estupefacientes. De ahí la gracia del asunto, nos reímos de la curda que han tenido que coger para perder el sentido hasta ese punto. 

Valga este preámbulo para dejar sentado que lo que hacemos bajo la influencia del alcohol, no digamos de narcóticos, no es en realidad lo que querríamos hacer.  Son situaciones en las que no somos capaces de juzgar correctamente, por lo tanto situaciones en las que no debería considerarse que estamos haciendo lo que queremos. Estamos actuando en contra de nuestra voluntad, vaya, solo que carecemos en ese momento de la fuerza de voluntad necesaria para oponernos.

Quien en ese momento se aprovecha del ebrio para conseguir lo que sobrio no conseguiría es un XXX (coloque el lector el calificativo).

 

¡Ah, la nuit! A mucha gente le gusta salir "por la noche". Ir a sitios donde la ingesta del alcohol (y a veces, la de sustancias estupefacientes) es corriente. Donde no se ve bien, no se escucha bien, es difícil concentrarse en algo. Objetivo: sexo. Target: mujeres que debido a la ingesta de... etc., tengan el juicio nublado. No razonen correctamente. Y hagan lo que si estuvieran sobrias, fuera de día, con buena luz y captando bien lo que pasa, no harían.

No sé ustedes, a mí... 

 

Puedo entender que alguien, inadvertidamente, beba más de la cuenta. Le puede pasar a cualquiera. En la mesa, un poco más de vino, un brindis luego,... Ocurre.

Me cuesta más entender a aquellas personas que habiendo tenido ya con frecuencia desagradables experiencias por beber más de la cuenta no toman precauciones. No se autolimitan, no se dicen una cerveza y ninguna más aunque me la ofrezcan, un vaso de vino y no más aunque me lo rellenen. Esas personas son tontas, y no les tengo el mismo respeto que a las personas inteligentes. Alguna vez, pase. Pero cuantas más experiencias vayan teniendo, más interés deberían poner en no pasarse. 

Pero el colmo, para mí, son las personas que lo buscan. Las que se dicen "esta noche voy a salir y beber sin control".

Que conste que la mayoría de las personas que salen por la noche no prentenden ni perder el juicio ni que alguien se aproveche de ellas. Aunque no entiendo porqué se acercan tanto al precipicio. 

 

 

Don McLean - Vincent (versión de Emily Linge) 

viernes, 26 de mayo de 2023

Somos la rana

https://www.youtube.com/watch?v=jVDofBFtvwA 

 

 

Hay un dicho católico que es más o menos así: «El mayor éxito del Diablo es que creas que no existe». Una idea similar transmite la archiconocida historia de la rana en la olla, que no se da cuenta del peligro de que el agua se esté calentando. Son lo que denomino "situaciones Ishmael", aquellas en las que nuestra perdición está en que no vemos el peligro que nos rodea, la jaula que nos retiene.

Y, como somos humanos, nuestra mayor debilidad son los cambios que se producen poquito a poquito, sin que nos demos cuenta. A los que nos vamos acostumbrando. Los que llegan en pasos tan cortitos que no percibimos cómo nos estamos moviendo de donde queríamos estar. Y los pocos que sí somos conscientes nos sentimos Casandras, agoreros a los que nadie hace caso. Vamos hacia los arrecifes.

Una enfermera gaditana que trabajaba en un hospital de Barcelona grabó un vídeo para sus redes sociales en las que contaba que les habían ofrecido presentarse a plazas permanentes de enfermeras, pero que entre los requisitos estaba el tener "el puto nivel C-1 de catalán". Alguien de UGT vio el vídeo, lo reveló al mundo lazi y a la guapa enfermera le cayó la del pulpo. El consejero de la Generalitat declaró que aquello era "intolerable e inaceptable". Un inquisidor de la UGT la sometió a lo que se ha calificado como un interrogatorio policial de 50 minutos tremendamente agresivo, en catalán (idioma que la enfermera no domina, entre otras cosas porque sólo llevaba unos meses en Barcelona). A ella y luego a sus amigas. Que si se identificaban con el vídeo y todo eso. El hospital, en vez de defender a su enfermera, declaró que en efecto era algo intolerable, un vídeo en el que aparece vestida con el uniforme del hospital. Como si no hubiera multitud de vídeos semejantes, pero esta vez grabados por lazis. La UGT, mejor no hablar: entre una trabajadora y las hordas lazis, saben qué lado les conviene. Finalmente, la moza, al terminar su contrato, hizo las maletas. No creo que vuelva ni de visita. ¿Y nos alegramos? ¿Creemos que se merece el tratamiento que tuvo? ¿Pero qué nos pasa?

El Estado, porque aquí la Generalitat es el Estado y el gobierno de Madrid apenas pinta nada, se ensañó con una ciudadana particular porque ésta no pensaba igual que los jerarcas. Y nos quedamos tan panchos, porque no se metieron con nosotros. Estemos o no de acuerdo con la enfermera, que no quiso sacarse "el puto nivel C-1 de catalán". En Cataluña, el Estado persigue a los ciudadanos que no concuerdan con sus ideas, y si además consigue identificarlos personalmente se lanza a degüello.

Nadie por aquí arqueó una ceja. Nadie salió a criticar al consejero, a la dirección del hospital. Nadie ha salido en defensa de la enfermera. Hace unos días quise hablar de una amiga sobre el tema, y no sabía de qué le estaba hablando: no se había enterado de nada.

Laura Borrás, la presidente del Parlamento catalán, ha sido condenada por falsedad documental y prevaricación con pena de cárcel y 13 años de inhabilitación, y ahí sigue. Formalmente sigue sigue siendo la segunda autoridad de Cataluña. Porque es de los nuestros, claro. Y seguimos como si nada.

La Junta de Portavoces de nuestro Parlamento acaba de aprobar (estas prioridades tenemos, no el asunto Borrás o la sequía) el tramitar por el procedimiento de urgencia una proposición de ley para reformar el reglamento de la institución con el objetivo expreso de prohibir los discursos que promuevan el odio y la intolerancia en la Cámara. Y los padres de la iniciativa, los de ERC y los de las CUP, no han vacilado en explicar que es una norma "anti-Vox". Sí, los mismos que defendían que en el Parlamento se ha de poder hablar de todo, cuando eran ellos los que querían hablar. Pero ahora el objetivo es que Vox no pueda. ¿Porque? Pues porque tienen opiniones diferentes a las de ellos. 

Con la nueva reforma del reglamento, se persigue prohibir y sancionar "los discursos de odio e intolerantes", que se definen en la proposición de ley del siguiente modo:

«Se considera como tal el fomento o instigación, en cualquiera de sus formas, del odio, la humillación o el menosprecio de una persona o grupo de personas, así como el acoso, el descrédito, la difusión de estereotipos negativos, la estigmatización o la amenaza respecto de la mencionada persona o grupo de personas y la justificación de estas manifestaciones por razones de raza, color, ascendencia, origen nacional o étnico, edad, discapacidad, lengua, religión o creencias, sexo, género, identidad de género, orientación sexual y otras características o condiciones personales».

Vale la pena leer con cuidado el texto, porque es precisamente lo que hacen ellos. Y si no lo ven, pregúntenle a la enfermera gaditana. El caso es que cuando se apruebe, el presidente de una sesión o una comisión podrá retirar el uso de la palabra, sancionar o expulsar, a quien crea que está menospreciando a una persona o a un grupo de personas; huelga precisar que, por descontado, nunca se apreciará menosprecio cuando el hablante sea "de los nuestros". Que en estos pagos significa "lazi".

Pero nadie se queja, nadie dice ni mú.

Los políticos lazis se niegan a hablar con los de Vox, que gusten o no están en esos puestos porque ciudadanos catalanes les han elegido para ello, para representarles. Negarse a Vox es negarse a sus votantes. Y podemos incluir como lazis a los podemitas y a los socialistas, que en estas cosas van de la manita con los de ERC y las CUP. Dime con quién andas y te diré quién eres, tan lazis son los unos como los otros.

Han enviado a los profesores un documento que tienen que devolver firmado, en el que aparece el horario que tienen sus clases, el temario y esas cosas. Es habitual, parece. Pero esta vez, en letra pequeña, se incluye que el firmante se compromete a aplicar el plan lingüístico del centro. Todos los planes lingüísticos de todos los centros públicos preconizan que allí se dan las clases en catalán. Si el profesor quiere dar la clase en español y no firma, se señala. Si firma y la da en español, incurre en falsedad o yo qué sé. Es una presión más, y siempre por parte de la Administración, hacia los ciudadanos que optan por el español. Pero aquí nadie se inmuta. 

En fin, señales de la deriva hay muchísimas, hasta aburrir. ¿Aquello del 25% de las clases en español? Sigue sin aplicarse, y a medida que los alumnos que lo solicitaron van pasando de curso el tema se muere por sí solo. ¿El ataque constante de TV3 contra todo lo que sea España? ¡Para qué llevar la cuenta! El Estado, el Gobierno catalán, es incesante, es una lluvia que nos coge en un descampado, que entre que vamos a buscar un paraguas y no ya estamos empapados. Y ellos lo saben.

Esto, por cierto, me recuerda una situación que se ha dado en Madrid. El Tribunal Constitucional ha resuelto el asunto de la ley Celaá, la de Educación de Sánchez. Todo ha salido, faltaría más, a pedir de boca (de boca del PSOE). En lo que respecta al empleo del español en la enseñanza, el tribunal establece lo siguiente:

1) la ley sí recoge «el derecho de los alumnos y las alumnas a recibir enseñanzas en castellano y en las demás lenguas cooficiales».

2) Al ser un derecho, la legislación de desarrollo lo habrá de respetar y el Estado garantizar. Y los titulares del derecho (los estudiantes) podremos reclamar su cumplimiento y reaccionar en caso contrario. 

3) Son las administraciones y los centros los encargadas de tomar las medidas necesarias para compensar las carencias que pudieran existir en cualquiera de las lenguas.

4) Si la comunidad autónoma no respetara ese derecho, y la Administración del Estado tampoco cumpliera su deber, la Ley reguladora de la Jurisdicción Contencioso-Administrativa ofrece a los interesados remedios procesales adecuados.

En otras palabras, lo que nos dicen es: sí, usted tiene derecho a la enseñanza en español. Será el centro escolar y en última instancia la Generalitat de Cataluña los que tomarán las medidas para que se satisfaga ese derecho. Y si la Generalitat no cumpliera y el Gobierno central tampoco, pues no pasa nada: interponga usted un recurso contencioso-administrativo. Y cuando se termine el asunto, veremos entonces quién tenía razón. Como si para entonces importara. Uno de los efectos de la Administración Sánchez es que han politizado y convertido en partidista todas las instituciones, y el Tribunal Constitucional es una de las que más pro-PSOE han logrado. Si ésta es la defensa de los lazis que nos brinda el PSOE, que no se extrañe si los considero tan lazis como los lazis.

Y todos quietos parados.

La verdad, que negarán pero que todos sus hechos la demuestran una y otra vez, es que ellos, lazis y PSOE (al menos el de ahora, el de Sánchez), quieren implanta una sociedad como la de la antigua Atenas: ellos, los ciudadanos libres con derechos políticos, y los demás, metecos o ilotas. Su sueño húmedo es que no tengamos derechos. Que no tengamos representantes políticos, que no podamos hablar en español, que traguemos con todo. Y que paguemos impuestos, que ellos necesitan sus tajadas.

En ello están. Y, como la rana, no nos damos cuenta de cómo estamos cambiando. No creemos que esté ocurriendo esto, son sólo ocurrencias de políticos, que ya se sabe, pero que en realidad no pasa nada. 

—¿Y entonces...?

— Y entonces ¿qué?

—No sé, digo yo que algo habrá que hacer.

—Pues no, no haremos nada, nadie hará nada. ¿Es que no lo ve?

—A ver, qué quiere que le diga. ¿No cree que exagera un pelín? Una cosa es que apliquen la ley del embudo o que quieran que las normas sean unas para ellos y otras para los demás, y otra que esto sea Nazilandia.

— Precisamente, es lo que pasa. En que ocurre lo primero estamos todos de acuerdo, pero como vivimos con el marco mental asumido de que ellos son la clase superior y nosotros el pueblo llano, hutus y tutsis, pues lo aceptamos. En cuanto a que esto sea Nazilandia... si acepta usted lo primero, ¿qué otra cosa esperaba?

—¿Pero usted cree...?

—Pues... no sé, no creo que lleguen al punto de vestirnos con trajes a rayas verticales y obligarnos a llevar una E grande en la solapa izquierda, aunque les gustaría. Supongo que se limitarán a tensar la cuerda todo lo que puedan, a ver hasta dónde pueden llegar y quedarse ahí. Quién sabe cómo habría seguido la Historia si Hitler no hubiese invadido Polonia o al menos la URSS. Y además, confiese usted: si es usted uno de ellos no niegue que vive usted muy bien, oprimido por los míos. Y si es usted uno de los míos, un opresor, no niegue que aceptará lo que le echen, como un judío alemán. Le han convencido hasta tal punto de que usted es un siervo, no un miembro de la clase dirigente, que está usted domado del todo. Echado a perder. Bien mirado, se merece lo que lo que tiene. Y lo que se le avecina.

—¡Qué exagerado es usted!

—Pues mire, ojalá lo sea.

 

 

Antonin Dvorak - Sinfonía del nuevo mundo: 4º movimiento (allegro  con fuoco)

miércoles, 24 de mayo de 2023

Mis versículos favoritos XVI: ¿ A quién de vosotros...?

https://www.youtube.com/watch?v=_f_vX0MaEcQ 

 

«¿A quién de vosotros se le cae al pozo el asno o el buey y no lo saca enseguida en día de sábado?»

 Lc 14, 5


En este pasaje, Jesús se encuentra rodeado de fariseos y doctores de la ley ante la tesitura de curar a un enfermo: ese día era sábado, y la enfermedad era hidropesía, que los judíos consideraban debida a algún pecado, por lo tanto prohibida de curar en sábado. Es muy posible que fuera una escena que le hubieran preparado, para pillarle incumpliendo la ley, pero Jesús les preguntó si era lícito curarle o no, y éstos se quedaron callados. Entonces Jesús curó al enfermo, y a los fariseos les espetó el versículo que he traído a colación.

Es una frase demoledora ante una conducta hipócrita, una denuncia de la hipocresía de aquellos que exigen a los demás que cumplan unas normas que ellos mismos, si no les conviene, no cumplen.

Lo que ahora llamamos "la ley del embudo". Lo que vemos con tanta frecuencia, en el comportamiento de nuestros dirigentes (y, en las provincias catalanas, en la casta dirigente). Lástima que nuestro léxico se ha ido empobreciendo y ya no empleamos la palabra hipócrita ni hipocresía.

Porque es lo que son: unos hipócritas.

 


Sergei Rachmaninov - Gloria a Dios en las Alturas (Vigilia de toda la noche op. 37, nº 7)

lunes, 22 de mayo de 2023

El caso Irene Montero

https://www.youtube.com/watch?v=7XjqEWPJZhA

 

 

Irene Montero, ministra de Igualdad. Licenciada en Psicología, accedió al cargo de ministra con 31 años. Su experiencia laboral verdadera se reduce a, creo, 6 meses de cajera en un supermercado de barrio.

Una vez ministra, su inteligencia (o cortedad), su moral (y su doble moral) y sus principios han quedado expuestos a todos. El problema está en que quedaron expuestos una vez ministra. Y aunque su gestión es perfectamente descriptible, a tono con el Gobierno del que forma parte, ahí sigue. Su acto más recordado, lo último que se olvidará de ella, fue cuando cogió el Falcon para irse con unas amigas de viaje a Nueva York, todos los gastos pagados, ahí están las fotos de las cuatro amigas posando sonrientes en los sitios típicos.

La cuestión es: ¿habría usted elegido a Montero para tan alto cargo de haberla conocido?

Empecemos por lo de Psicología. Es una carrera muy digna y sus profesionales son importantes. Pero ¡ojo!, sus profesionales. Los buenos de entre los licenciados en Psicología se dedican a la Psicología. A los más buenos, seguramente se los rifan si valen la pena. Pero para muchas otras estudiantes, es simplemente una carrera universitaria fácil y que permite una ESO y un bachillerato de lo más fácil. Sacable. Tan útil para una estudiante mediocre que, una vez terminada la carrera... se coloca de cajera en un supermercado. En su caso, es una medida de su mediocridad (de ella y de su nivel de psicóloga, no de la carrera de Psicología). ¡Qué desperdicio del dinero público el emplearlo en su formación, si luego ella no va a sacarle el rendimiento para el que se le financiaron sus estudios! Quizá debería devolver el dinero invertido en hacerla psicóloga, tal como ella pide en casos asimilables, pongamos empresas privadas que no le caen bien.

¿Elegiría usted como ministra, como gestora de sus caudales y de los caudales de todos, como su representante ante la sociedad, a una cajera jovencita del supermercado de su barrio, sin experiencia laboral y sin apenas experiencia de la vida? No, no lo haría.

Y sin embargo fue elegida diputada y ganó el cargo. Legalmente. Democráticamente.

Está claro que algo no está bien en nuestro sistema democrático, si permite hechos como éste. Que además sabemos que no es excepcional.

Es llamativo, por otro lado, que pidamos un montón de requisitos (desde estudios universitarios hasta certificado de penales, estudios específicos, años de experiencia, prestigio, etc.) para multitud de puestos de la Administración y también para ejercer libremente la profesión que cada cual elige, para las universidades y en general para todo, pero no para los cargos políticos. Para ser presidente del gobierno, en España, basta con poco más que tener cumplidos 18 años: Pedro Sánchez ni siquiera era diputado la primera vez que lo consiguió. Sin duda, hay un principio detrás: que cualquiera pueda acceder al cargo de mandamás máximo (o de diputado, ministro o cualquier cargo de esos que se nombran a dedo) combate el que exista una élite que en la práctica sea la que gobierne el país. Una élite que gobierna es la definición de aristocracia, que como sabemos degenera en que a la larga no gobiernan los mejores sino los que pertenecen a familias que tuvieron entre ellos a los mejores. Y que además terminan desarrollando un sentido propietario de la cosa pública.

Aunque una cosa es cierta: por más que se quejen los de izquierdas (sobre todo cuando no les favorecen), no existe una casta de jueces: existen unos profesionales que tras años de esfuerzos consiguen el cargo. De hecho, hay jueces podemitas, tan jueces como los jueces que acusan de ser de una casta especial. Cualquiera, en principio, puede llegar a ser juez. Que haya que esforzarse menos en llegar a ser ministra, ésa es otra cuestión.

Hace 10 años, en esta entrada, alabé la existencia de un cursus honorum. El cursus honorum obliga a, quien quiera un cargo público elevado, a picar piedra durante un tiempo: a pasar por las categorías inferiores, y a tener éxito en ellas. También a dedicarse a la cosa privada un tiempo. Con este sistema, Irene Montero habría podido llegar a ministra, sí, pero tras una larga carrera profesional (en la politica y fuera de ella), ganando en cada paso las votaciones para su siguiente etapa.

Sinceramente pienso que implantar un cursus honorum eliminaría muchos de nuestros problemas. Pero, hasta entonces, lo único que podemos hacer es intentar votar bien, sabiendo a quién votamos. Algo, no nos engañemos, imposible en la práctica tal y como tenemos diseñado nuestro sistema democrático.

¿Estamos, pues, condenados al abismo? No todavía. Nos queda, aún, un recurso. Algo que podemos hacer. Algo que no depende del sistema democrático. Es algo que está en nosotros.

Hemos de ser rigurosos. Y exigentes. Exigir a nuestros electos, y juzgarles con rigor. En especial, no perdonar a los nuestros hagan lo que hagan porque son de los nuestros (o a nuestros aliados, porque lo son). Exijamos a nuestros amigos lo que les exigimos a nuestros enemigos.

Cambiemos, en definitiva, cómo somos. 

Me temo que nos esperan muchas Irenes Monteros.

 

 

 

Los Xey - Buen menú

 


 

viernes, 19 de mayo de 2023

¡Qué escándalo, aquí se juega!

https://www.youtube.com/watch?v=CGt-rTDkMcM 

 

 

En la película Casablanca, hay una escena en que el jefe de los alemanes, disgustado, le exige al comisario francés que cierre el café de Rick en represalia por el desplante y ridículo allí sufrido. «¿Con qué razón?», pregunta Renault (cito, siempre, de memoria). «Eso da igual», viene a decirle el nazi. Renault ordena entonces el cierre del garito, y cuando Humprey le pregunta el porqué, el francés responde en voz alta «¡Qué escándalo, he descubierto que aquí se juega!». Acto seguido, un jefe de sala se acerca con un fajo de billetes y le dice: «sus ganancias, señor comisario». Que el francés, por supuesto, se guarda en el bolsillo interior de la guerrera. Y se procede al cierre del café. 

La famosa escena es recordada a menudo como ejemplo de la hipocresía en la discrecionalidad del poder, pero en la película Renault es un personaje simpático, que el espectador capta que está contra los nazis pero entiende que ha de cumplir su papel ante ellos y además sabe que, de tapadillo, ayuda a Rick a salirse con la suya.

Cuando ocurre en la realidad, sin bromas de por medio, la cosa cambia.

A estas elecciones municipales Bildu ha presentado como candidatos a 44 etarras. 7 de ellos, parece ser, condenados por delitos de sangre. Asesinos. El asunto no sería especial (salvo que salgan elegidos, en cuyo caso los vascos se lo han de hacer mirar), pero... resulta que Bildu es uno de los apoyos del PSOE en el gobierno. ¿Qué opina, el PSOE, de todo esto?

La primera consigna que se dio fue: ni una palabra. Y se pasaron un día entero sin contestar a las preguntas. Evitando, incluso (¡en campaña electoral!) a los periodistas, para que no les preguntaran. Luego, alguien se dio cuenta de que era peor y pasaron a decir que muy mal. Una vicepresidente, además, adujo que, oiga, que ellos no tienen ni han tenido ningún pacto con Bildu. Ridículo espantoso porque todo el mundo sabe que pactaron y siguen siendo aliados; baste decir que algunas de las leyes más recientes, en vez de anunciarlas el gobierno éste le cedió el privilegio a los portavoces de Bildu, que así pudieron presentarlas como fruto de sus esfuerzos. Todo el mundo sabe que Sánchez es presidente gracias a los votos de Bildu, que el confinamiento durante el covid lo sacó adelante gracias a los votos de Bildu tras una negociación en la que el PSOE aceptó sus propuestas para la reforma laboral, etc. etc. Y entonces Sánchez, al pedirle su opinión, dijo la gran frase:

Será legal, pero es indecente.

En piedra, habría que grabarlo. Y a él, tatuárselo en la frente.Si hay, en todo el universo mundo, una persona que exprime al máximo la legalidad con la máxima indecencia, es él. Todo, todo lo que ha hecho desde antes incluso de ser presidente del gobierno, desde que tramó la moción de censura, puede que sea legal (algunas cosas no), pero desde luego todo es indecente. Y no ligeramente indecente, sino indecente en la máxima potencia. No hay que ver, sin ir más lejos, las cosas que está prometiendo ahora mismo en la campaña electoral (a la que él no se presenta: se votan ayuntamientos). Y la manera en que lo hace: en fin de semana, una breve visita a un negocio cualquiera como Presidente del gobierno para así justificar el desplazamiento en Falcon, un meeting del Partido en el que promete un montón de regalías - sin decir qué partidas del presupuesto nacional no ejecutará para poder pagarlas-, y el martes siguiente, sin debate ni nada, el Consejo de Ministros aprueba la concesión. La última que sé, entradas de cine a 2 euros para los mayores de 65 años. Que disfrutarán los mayores de 65 años que tengan un cine cerca y que echen una película que les guste, que me huelo que lo disfrutarán más sus nietos en su nombre. Todo legal, por descontado, ya que la ley electoral es de 1985 y en aquella época se pensaba en pantanos, carreteras, centros culturales y cosas así, no en regalías y anuncios "sociales". Legal, pero indecente.

¡Qué nos importa a todos lo de Bildu, si estando Sánchez en el gobierno cualquier indecencia de los demás carece de interés por comparación!

Pero lo peor es su cinismo. Que nos diga en la cara que a él lo que le importa es la decencia del comportamiento. Su indecencia al decírnoslo. Y luego llamar indecente a los demás.

En fin, de un tipo que gobierna a golpe de decreto-ley, que es un mecanismo legal para casos de extrema urgencia y necesidad que evita discusiones en las Cortes, dictámenes de consejos consultivos, etc. ¿qué se puede esperar?

Tipo más odioso.

 

 

Omega - Gyöngyhajú lány