viernes, 26 de mayo de 2023

Somos la rana

https://www.youtube.com/watch?v=jVDofBFtvwA 

 

 

Hay un dicho católico que es más o menos así: «El mayor éxito del Diablo es que creas que no existe». Una idea similar transmite la archiconocida historia de la rana en la olla, que no se da cuenta del peligro de que el agua se esté calentando. Son lo que denomino "situaciones Ishmael", aquellas en las que nuestra perdición está en que no vemos el peligro que nos rodea, la jaula que nos retiene.

Y, como somos humanos, nuestra mayor debilidad son los cambios que se producen poquito a poquito, sin que nos demos cuenta. A los que nos vamos acostumbrando. Los que llegan en pasos tan cortitos que no percibimos cómo nos estamos moviendo de donde queríamos estar. Y los pocos que sí somos conscientes nos sentimos Casandras, agoreros a los que nadie hace caso. Vamos hacia los arrecifes.

Una enfermera gaditana que trabajaba en un hospital de Barcelona grabó un vídeo para sus redes sociales en las que contaba que les habían ofrecido presentarse a plazas permanentes de enfermeras, pero que entre los requisitos estaba el tener "el puto nivel C-1 de catalán". Alguien de UGT vio el vídeo, lo reveló al mundo lazi y a la guapa enfermera le cayó la del pulpo. El consejero de la Generalitat declaró que aquello era "intolerable e inaceptable". Un inquisidor de la UGT la sometió a lo que se ha calificado como un interrogatorio policial de 50 minutos tremendamente agresivo, en catalán (idioma que la enfermera no domina, entre otras cosas porque sólo llevaba unos meses en Barcelona). A ella y luego a sus amigas. Que si se identificaban con el vídeo y todo eso. El hospital, en vez de defender a su enfermera, declaró que en efecto era algo intolerable, un vídeo en el que aparece vestida con el uniforme del hospital. Como si no hubiera multitud de vídeos semejantes, pero esta vez grabados por lazis. La UGT, mejor no hablar: entre una trabajadora y las hordas lazis, saben qué lado les conviene. Finalmente, la moza, al terminar su contrato, hizo las maletas. No creo que vuelva ni de visita. ¿Y nos alegramos? ¿Creemos que se merece el tratamiento que tuvo? ¿Pero qué nos pasa?

El Estado, porque aquí la Generalitat es el Estado y el gobierno de Madrid apenas pinta nada, se ensañó con una ciudadana particular porque ésta no pensaba igual que los jerarcas. Y nos quedamos tan panchos, porque no se metieron con nosotros. Estemos o no de acuerdo con la enfermera, que no quiso sacarse "el puto nivel C-1 de catalán". En Cataluña, el Estado persigue a los ciudadanos que no concuerdan con sus ideas, y si además consigue identificarlos personalmente se lanza a degüello.

Nadie por aquí arqueó una ceja. Nadie salió a criticar al consejero, a la dirección del hospital. Nadie ha salido en defensa de la enfermera. Hace unos días quise hablar de una amiga sobre el tema, y no sabía de qué le estaba hablando: no se había enterado de nada.

Laura Borrás, la presidente del Parlamento catalán, ha sido condenada por falsedad documental y prevaricación con pena de cárcel y 13 años de inhabilitación, y ahí sigue. Formalmente sigue sigue siendo la segunda autoridad de Cataluña. Porque es de los nuestros, claro. Y seguimos como si nada.

La Junta de Portavoces de nuestro Parlamento acaba de aprobar (estas prioridades tenemos, no el asunto Borrás o la sequía) el tramitar por el procedimiento de urgencia una proposición de ley para reformar el reglamento de la institución con el objetivo expreso de prohibir los discursos que promuevan el odio y la intolerancia en la Cámara. Y los padres de la iniciativa, los de ERC y los de las CUP, no han vacilado en explicar que es una norma "anti-Vox". Sí, los mismos que defendían que en el Parlamento se ha de poder hablar de todo, cuando eran ellos los que querían hablar. Pero ahora el objetivo es que Vox no pueda. ¿Porque? Pues porque tienen opiniones diferentes a las de ellos. 

Con la nueva reforma del reglamento, se persigue prohibir y sancionar "los discursos de odio e intolerantes", que se definen en la proposición de ley del siguiente modo:

«Se considera como tal el fomento o instigación, en cualquiera de sus formas, del odio, la humillación o el menosprecio de una persona o grupo de personas, así como el acoso, el descrédito, la difusión de estereotipos negativos, la estigmatización o la amenaza respecto de la mencionada persona o grupo de personas y la justificación de estas manifestaciones por razones de raza, color, ascendencia, origen nacional o étnico, edad, discapacidad, lengua, religión o creencias, sexo, género, identidad de género, orientación sexual y otras características o condiciones personales».

Vale la pena leer con cuidado el texto, porque es precisamente lo que hacen ellos. Y si no lo ven, pregúntenle a la enfermera gaditana. El caso es que cuando se apruebe, el presidente de una sesión o una comisión podrá retirar el uso de la palabra, sancionar o expulsar, a quien crea que está menospreciando a una persona o a un grupo de personas; huelga precisar que, por descontado, nunca se apreciará menosprecio cuando el hablante sea "de los nuestros". Que en estos pagos significa "lazi".

Pero nadie se queja, nadie dice ni mú.

Los políticos lazis se niegan a hablar con los de Vox, que gusten o no están en esos puestos porque ciudadanos catalanes les han elegido para ello, para representarles. Negarse a Vox es negarse a sus votantes. Y podemos incluir como lazis a los podemitas y a los socialistas, que en estas cosas van de la manita con los de ERC y las CUP. Dime con quién andas y te diré quién eres, tan lazis son los unos como los otros.

Han enviado a los profesores un documento que tienen que devolver firmado, en el que aparece el horario que tienen sus clases, el temario y esas cosas. Es habitual, parece. Pero esta vez, en letra pequeña, se incluye que el firmante se compromete a aplicar el plan lingüístico del centro. Todos los planes lingüísticos de todos los centros públicos preconizan que allí se dan las clases en catalán. Si el profesor quiere dar la clase en español y no firma, se señala. Si firma y la da en español, incurre en falsedad o yo qué sé. Es una presión más, y siempre por parte de la Administración, hacia los ciudadanos que optan por el español. Pero aquí nadie se inmuta. 

En fin, señales de la deriva hay muchísimas, hasta aburrir. ¿Aquello del 25% de las clases en español? Sigue sin aplicarse, y a medida que los alumnos que lo solicitaron van pasando de curso el tema se muere por sí solo. ¿El ataque constante de TV3 contra todo lo que sea España? ¡Para qué llevar la cuenta! El Estado, el Gobierno catalán, es incesante, es una lluvia que nos coge en un descampado, que entre que vamos a buscar un paraguas y no ya estamos empapados. Y ellos lo saben.

Esto, por cierto, me recuerda una situación que se ha dado en Madrid. El Tribunal Constitucional ha resuelto el asunto de la ley Celaá, la de Educación de Sánchez. Todo ha salido, faltaría más, a pedir de boca (de boca del PSOE). En lo que respecta al empleo del español en la enseñanza, el tribunal establece lo siguiente:

1) la ley sí recoge «el derecho de los alumnos y las alumnas a recibir enseñanzas en castellano y en las demás lenguas cooficiales».

2) Al ser un derecho, la legislación de desarrollo lo habrá de respetar y el Estado garantizar. Y los titulares del derecho (los estudiantes) podremos reclamar su cumplimiento y reaccionar en caso contrario. 

3) Son las administraciones y los centros los encargadas de tomar las medidas necesarias para compensar las carencias que pudieran existir en cualquiera de las lenguas.

4) Si la comunidad autónoma no respetara ese derecho, y la Administración del Estado tampoco cumpliera su deber, la Ley reguladora de la Jurisdicción Contencioso-Administrativa ofrece a los interesados remedios procesales adecuados.

En otras palabras, lo que nos dicen es: sí, usted tiene derecho a la enseñanza en español. Será el centro escolar y en última instancia la Generalitat de Cataluña los que tomarán las medidas para que se satisfaga ese derecho. Y si la Generalitat no cumpliera y el Gobierno central tampoco, pues no pasa nada: interponga usted un recurso contencioso-administrativo. Y cuando se termine el asunto, veremos entonces quién tenía razón. Como si para entonces importara. Uno de los efectos de la Administración Sánchez es que han politizado y convertido en partidista todas las instituciones, y el Tribunal Constitucional es una de las que más pro-PSOE han logrado. Si ésta es la defensa de los lazis que nos brinda el PSOE, que no se extrañe si los considero tan lazis como los lazis.

Y todos quietos parados.

La verdad, que negarán pero que todos sus hechos la demuestran una y otra vez, es que ellos, lazis y PSOE (al menos el de ahora, el de Sánchez), quieren implanta una sociedad como la de la antigua Atenas: ellos, los ciudadanos libres con derechos políticos, y los demás, metecos o ilotas. Su sueño húmedo es que no tengamos derechos. Que no tengamos representantes políticos, que no podamos hablar en español, que traguemos con todo. Y que paguemos impuestos, que ellos necesitan sus tajadas.

En ello están. Y, como la rana, no nos damos cuenta de cómo estamos cambiando. No creemos que esté ocurriendo esto, son sólo ocurrencias de políticos, que ya se sabe, pero que en realidad no pasa nada. 

—¿Y entonces...?

— Y entonces ¿qué?

—No sé, digo yo que algo habrá que hacer.

—Pues no, no haremos nada, nadie hará nada. ¿Es que no lo ve?

—A ver, qué quiere que le diga. ¿No cree que exagera un pelín? Una cosa es que apliquen la ley del embudo o que quieran que las normas sean unas para ellos y otras para los demás, y otra que esto sea Nazilandia.

— Precisamente, es lo que pasa. En que ocurre lo primero estamos todos de acuerdo, pero como vivimos con el marco mental asumido de que ellos son la clase superior y nosotros el pueblo llano, hutus y tutsis, pues lo aceptamos. En cuanto a que esto sea Nazilandia... si acepta usted lo primero, ¿qué otra cosa esperaba?

—¿Pero usted cree...?

—Pues... no sé, no creo que lleguen al punto de vestirnos con trajes a rayas verticales y obligarnos a llevar una E grande en la solapa izquierda, aunque les gustaría. Supongo que se limitarán a tensar la cuerda todo lo que puedan, a ver hasta dónde pueden llegar y quedarse ahí. Quién sabe cómo habría seguido la Historia si Hitler no hubiese invadido Polonia o al menos la URSS. Y además, confiese usted: si es usted uno de ellos no niegue que vive usted muy bien, oprimido por los míos. Y si es usted uno de los míos, un opresor, no niegue que aceptará lo que le echen, como un judío alemán. Le han convencido hasta tal punto de que usted es un siervo, no un miembro de la clase dirigente, que está usted domado del todo. Echado a perder. Bien mirado, se merece lo que lo que tiene. Y lo que se le avecina.

—¡Qué exagerado es usted!

—Pues mire, ojalá lo sea.

 

 

Antonin Dvorak - Sinfonía del nuevo mundo: 4º movimiento (allegro  con fuoco)

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