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lunes, 30 de octubre de 2023

Curiosidades de las montañas

https://www.youtube.com/watch?v=bUjPPBxbQrQ 

 

 

Cuando se habla de montañas, solemos pensar en su altitud. Claro que sí, es lo más importante. Las montañas se clasifican por su altitud. Pero las montañas tienen más conceptos geográficos divertidos.

El más famoso de ellos es la prominencia: cuánto hay que bajar para subir a una montaña aún más alta. Para explicar bien la prominencia, lo habitual es emplear el símil del agua: imagine usted que la Tierra está cubierta de agua y ésta se va retirando, poco a poco, hasta que aparece su pico. Si se sigue retirando, por fuerza habrá un momento en que se podría ir en seco a otro pico más alto: la prominencia es cuánto han tenido que bajar las aguas para ese camino. Como es lógico, el Everest no tiene prominencia, porque no hay montaña más alta, y la montañas más altas de una isla tienen como prominencia su altitud, ya que no hay camino seco para ir hasta el Everest.

De hecho, se llama montaña a un máximo topográfico (puntos en los que en cualquier dirección necesariamente se ha de descender) con una prominencia de al menos 300 m. En una montaña puede haber varios máximos topográficos, y sólo se considerarán cimas a los que tengan una prominencia de al menos 30 m (esta clasificación es de la UIAA, no es un concepto universal).

Así que la prominencia está bien, pero no termina de ilustrar la importancia de una montaña. 

Otro concepto que puede ayudar es el aislamiento topográfico; que además se entiende muy fácil: es la distancia mínima a un punto más alto. En el círculo con ese radio, la montaña es el elemento más alto. Que quede claro que no es una medida del aislamiento como se entiende habitualmente: una montaña puede estar rodeadas de montañas más bajas, nadie diría que el Everest es una montaña aislada; así que es posible que el término no esté bien escogido.

Con todo, para mí es lo que da un carácter especial es algo que no sé qué nombre tiene: a qué distancia se ve una montaña y no se ve otra más alta. 

Por ejemplo, en Cataluña el macizo de Montserrat, desde el sur, se ve a muchos kilómetros:


Mi favorita, desde siempre, es el Moncayo. 


No es una montaña muy alta, pero cualquiera que en el valle del Ebro levante la cabeza y mire hacia el oeste lo verá. Además, el viento del Norte  que barre Francia se encuentra el obstáculo de los Pirineos, así que se apelotona por sus bordes, cabos de Higuer y de Creus (por eso hace siempre tanto viento en el Ampurdán) para rodearlo. Por el oeste, baja hacia el sur y al acabar la Navarra se encuentra con la pared inmensa del Moncayo. El efecto del monte es desviar ese viento norte, encajonándolo en el valle del Ebro hacia el este-sureste: es el famoso cierzo, cortante y cruel, que cualquiera que haya vivido en Zaragoza conoce y que nos convierte a todos en cheposos. Más aún: las nieves duran más y aparecen antes en la cima del Moncayo, por lo que el viento primaveral u otoñal, al rebotar con la cima nevada, se enfría y aumenta su efecto congelador.

Es la montaña de donde viene el viento y el frío, la que domina el valle del Ebro y es visible con claridad a más de 200 km. Donde, sin duda, para los primitivos habitantes del valle vivían los dioses.



Morgan Wallen - Last night

 


martes, 5 de septiembre de 2023

Pinzón descubre el Amazonas

https://www.youtube.com/watch?v=jiU2lrGnT7U 

 

 

Antes de nada, conviene aclarar que todas estas cosas de "descubrimientos" son relativas. No faltan hoy en día cretinos que aducen que los españoles no descubrieron nada porque ya había allí gente que lo había descubierto antes; ésa es una discusión para necios, en las que ya se sabe que no debemos entrar porque nos tendríamos que poner a su nivel y nos ganarían por experiencia (creo que la cita original es de Mark Twain).

La prueba de que quién descubre qué es ridícula la tendríamos en el descubrimiento del Brasil. Sostiene la Historia que se enseña en los colegios que fue el portugués Álvarez del Cabral el que descubrió Brasil al alejarle una tormenta de su derrota el año 1500. Concretamente, el 22 de abril de ese año. Los portugueses habían descubierto que para rodear África tenían que navegar hacia el oeste, coger vientos y corrientes que les llevarían al sur y, cuando están a la altura adecuada, girar y navegar hacia el este. Todo esto se hacía a ojo, eran aguas ignotas (de las de Hic sunt dracones), y con este método se descubrieron, de manera indeseada al salirse de las rutas, Australia y Brasil entre otros lugares. Cabe destacar que esos descubrimientos fueron de chiripa, indeseados, diferentes de la mayoría de los españoles, que iban de verdad a descubrir (aunque hay excepciones: Ponce de León y la Florida, sin ir más lejos).

Vicente Yáñez Pinzón fue uno de los capitanes de Colón en 1492. En 1499 inició una expedición para explorar el sur (tal vez buscando un paso), y en enero del año 1500 llegó hasta lo que hoy es Recife:


Es decir, que descubrió Brasil. Antes que Cabral, y además queriendo.

El viaje en sí  fue una odisea, porque no siguió la estrategia conservadora que habrían seguido los portugueses (ir al Caribe por la ruta conocida y desde allí costear hacia el sureste), sino que fue a Canarias, de ahí a Cabo Verde y luego al suroeste. Y, claro: cruzaron la línea del Ecuador. Dejaron de ver la Estrella Polar, no tenían ni idea de cómo trazar los rumbos. Iban no sabían a dónde ni si habría un dónde, y además no sabían ni qué dirección llevaban. Sólo sabrían que era navidad y se estaban cociendo de calor.

Luego fue circunvalando el subcontinente hacia el Caribe, y allí fue cuando descubrió el río Amazonas.

Pero todo esto no fue fruto del azar: el primo de Pinzón, Diego de Lepe, capitaneó una segunda expedición que salió veinte días o un mes después y fue siguiendo la misma ruta. Lepe costeó con más calma la costa de Brasil, y pagó el pato.

Resulta que cuando Yáñez descubrió la desembocadura del Amazonas, las bocas más bien, se acercó a investigar. Es fácil imaginar que les asombraría un río tan grande como no habían visto ninguno, luego otro más o menos igual, y otro... Lo mirarían de cerca, y encontraron las islas de la desembocadura. ¿Y qué se encontró? Isleños. Indígenas que vivían en las islas, y donde no había llegado nadie (por el mar) en toda la vida de la tribu. Indígenas muy confiados, y Yáñez decidió llevarse 36 de ellos. Sin preguntar. Total, que poco después llega al mismo río, entra en él, halla a los mismos indígenas... y por primera vez las aguas se tiñeron con sangre castellana. Seguro que el hombre estaría preguntándose qué le había hecho él a esa gente. Por cierto, y ya que estamos: no me atrevo a afirmar con rotundidad cuál fue de los dos fue el que llegó hasta el cabo san Agustín, ya que ¿cómo iba a identificar el Pinzón hasta dónde había llegado? Los portugueses, gente práctica, lo tenían resuelto y sus naves llevaban columnas de piedra en las bodegas para marcar hasta dónde llegaban en su circunvalación de África, pero Pinzón no. Yo diría que la versión actual es que Yáñez Pinzón llegó hasta allí y que Lepe llegó aún más al sur. No sé, es posible que sea una cuestión que se haya investigado a fondo en el pasado e incluso que esté publicado en internet; yo no poseo ahora mismo ese conocimiento.

Por supuesto, el primer nombre que le dieron al río no fue "río Amazonas", sino, coloquialmente, río Grande, y formalmente, Santa María de la Mar Dulce. Mar Dulce, para abreviar. Y así constó en el mapamundi de Juan de la Cosa, y así se le conocía: río Grande, o Mar Dulce. Nadie sabe porqué (aunque tiros al aire hay muchos), en 1513, dentro del legajo del pleito de Colón, se dijo «el río Grande y el Marañón», como si fueran dos ríos. Entre 1513 y 1515 se sigue hablando del río Grande, pero a partir de 1515 ya sólo se habla del río Marañon. Tras la gesta de Orellana, al Marañón se le empezó a llamar "río Amazonas" y también "río de Orellana", triunfando finalmente lo de Amazonas. Aunque no del todo: en la actualidad se llama río Marañón al río desde sus fuentes hasta su unión con el río Ucayali, y a partir de ahí Amazonas.

Pero a lo que iba. El libro que estoy leyendo contaba el descubrimiento así:

Navegaba Vicente Yáñez Pinzón hacia el norte de la línea equinocial por el mes de febrero de 1500, y habiendo encontrado agua dulce en la mar a cuarenta leguas de tierra, deseoso de saber la causa de un fenómeno para él hasta entonces nunca visto, tornando el rumbo hacia la cosa...

Es decir: que iban a más de 200 km de la costa, y encontraron agua dulce. ¿Cómo encontraron el agua dulce? El historiador no lo dice. El libro que estoy leyendo es una edición de 2020, de un historiador, y el pasaje es un capitulo de otro libro que escribió otro historiador en 1894 que va siguiendo los relatos de cronistas antiguos (por eso no cito la fuente, porque me lío). En el texto que yo tengo no se explica cómo encontraron el agua dulce, así que o bien la explicación es sencillísima o no se han hecho ellos la pregunta. Pero yo sí me la hice: ¿acaso probaron el agua del mar y descubrieron que era dulce? Si el agua fuera de otro color, pongamos marrón, o arrastrara troncos o cosas así, lo que le habría llamado la atención a Pinzón sería eso, no el sabor del agua. Pero si no había nada especial ¿a santo de qué la probarían? No es esperable que siendo los navegantes extremeños (es el mito) o de tierra adentro, presumiblemente españoles que no sabrían nadar en el océano, que habrían visto tiburones cerca del barco en su singladura, no es esperable, digo, que se dedicaran a bañarse y nadar en el mar. Pero no es creíble que cogieran agua del mar y la fueran probando por si alguna vez sabía dulce. Así que... ¿cómo lo supieron?

Lo confieso: esperando un ascensor con un arquitecto, se me ocurrió sacar el tema. Y la solución que me dio en seguida me pareció tan evidente que... no puedo menos que escribirla aquí. Por si alguien también se lo había preguntado.

Por las salpicaduras de las olas contra el barco. Claro, las carabelas eran barcos pequeños, y la borda no estaría a más de dos metros sobre el nivel del agua, menos si estaban cargadas. Fácil que sólo fuera un metro y que las olas mojaran a los que estuvieran en cubierta. Y si uno tiene la sal pegada al cuerpo, fruto de tres meses de navegación, un chorro de agua dulce se nota.

Normal que quisieran investigar ese fenómeno. 

 

 

 

Gordon Lightfoot - If you could read my mind 

sábado, 10 de diciembre de 2022

Gorringe


En el entorno del punto marcado en el mapa la profundidad del lecho marino es de unos 5.000 m. Sin embargo, en ese punto es de 20 m.

Ese punto es Gorringe, nombrada así por el capitán del barco que la descubrió.

Gorringe debió haber sido una isla, como Madeira, pero no lo fue. Así que no es más que una montaña submarina, que viene a abarcar unos 180x60 km; si hubiera emergido toda, habría sido una isla bastante respetable. Y el pico más alto sería el Gettysburg (el nombre del barco). Pero el "pico Gettysburg" se quedó a 20 m de la superficie.

domingo, 23 de enero de 2022

La precisión de las coordenadas GPS

Google Maps proporciona las coordenada de un sitio con una precisión de cienmilésimas. ¿Cienmilésimas de qué? Cienmilésimas de grado.


¿Es mucha precisión?

Es bastante. 90° es un cuadrante del meridiano terrestre: 10.000 km. 1° es entonces algo más de 111 kilómetros, y una cienmilésima de eso supone 1,111 metros. Para marcar donde ir, es precisión suficiente.

Si al navegador le metemos sólo 4 decimales en vez de cinco decimales, ¿qué error cometemos? Suponiendo que redondeamos (metemos 0,63 como 0,6 y 0,68 como 0,7) el error máximo sería de 5 cienmilésimas: 5,55 metros. De nuevo, para saber donde ir ya vale, creo yo.

¿Y si sólo metemos 3 decimales? Entonces el error es de 55,5 metros. Aquí ya empezamos a no acertar, sobre todo si se trata de una dirección urbana.

De hecho, y por si usted está loco de atar, Google proporciona las coordenadas con 14 decimales (aunque en pantalla sólo muestre 5, si las copia y las pega en un editor de textos verá los 14 decimales). ¿Qué precisión es ésa? El decimocuarto decimal supone una precisión de 0,000000001 mm. Vamos, que supera la precisión del propio satélite que sitúa esa coordenada: en realidad, a partir del 6º decimal podemos estar seguros de que el valor que dé Google es un tiro al aire.

Lo dicho, para locos de atar. Para todos los demás, 4 decimales están bien.

lunes, 18 de octubre de 2021

Divertimento kilométrico

https://www.youtube.com/watch?v=uTHc_ZXsqXU 

 

 

De todos es sabido que en Estados Unidos abundan las carreteras con rectas kilométricas. Por ejemplo, la carretera I-80, que va de Nueva York a San Francisco pasando por Chicago. En su paso por el gran estado de Nebraska (alguna vez he escrito sobre este estado), la autopista es plana y recta, de hecho hay un tramo de 116 km que no se separa 2 m de la línea recta ideal. Sin ir más lejos, viniendo desde el oeste (y exactamente desde el oeste), desde el cruce del río Platte-sur hasta Lincoln es completamente recta (unos 100 km), y allí gira al norte para ir a Omaha.

850 m al sur de ese tramo recto de la autopista hay una carreterita, un caminejo más bien que ni siquiera está asfaltado, que también es recto. Tiremos de Google Maps y veamos la carreterita:


El caminejo en cuestión también llega casi hasta el río Platte-sur; pero tiene un defecto: hay un tramo que falta camino:

Desde ese punto en que se interrumpe, el camino discurre hacia el este sin torcerse, excepto una curiosa anomalía a 66 km:


Prescindamos de esa curva para el objeto de este divertimento kilométrico, y continuemos el camino hacia el Atlántico, porque a 100 km del punto en que hemos empezado a contar el camino llega hasta la carretera estatal 6, que gira (la carretera) ¡y mantiene la alineación del camino!


Ahora, como carretera 6 atravesará la capital del estado, Lincoln, sin desviarse un ápice aunque en el centro de la ciudad cambiará su nombre y su rango: carretera nacional 34. Pero sólo el nombre, no la rectitud. Y seguirá así hasta llegar a la nacional 75, que discurre de sur a norte. Pero ése no será el final de nuestro camino de tierra: 


En efecto, el camino de tierra sigue la carrera 5 km más, hasta por fin trazar una curva:


En total han sido casi 200 km: 199,66. En línea recta.

Pero, claro, esa distancia es en la superficie terrestre. Y la Tierra no es un plano, es una esfera, así que el recorrido no ha sido una línea recta sino un arco. Cabría preguntarse si se podría hacer un túnel o rebajar el terreno para que el trazado fuera recto. Euclidianamente recto, quiero decir.

Lo del rebaje del terreno para que se circule al aire mejor descartarlo de entrada. Una simple operación geométrica nos indica que si la tierra fuera una esfera, hacer un túnel que conectada dos puntos separados en superficie por 200 km tendría que circular a una profundidad de 780 m. Demasiado, vaya, hasta para un túnel.

Pero lo mejor es saber el ahorro en longitud que se ganaría. De nuevo suponiendo una esfera perfecta: 8 metros. Así, como suena: 8 metros. Las matemáticas no mienten, y para los que les interesa, es un perfecto ejemplo de cómo la aproximación de que para ángulos pequeños el seno es igual al arco es totalmente válida. 

 

 

 

Bruce Springsteen - Nebraska

lunes, 13 de septiembre de 2021

Golpe de estado en Guinea

https://www.youtube.com/watch?v=6ofo_ZThMkI 

 

 

Golpe de estado en Guinea (Conakry). Como todo golpe de estado en el África negra, pasa desapercibido. Y se comprende: casi nadie sabría situar Guinea en el mapa. Si les dijera que el orden es Senegal, la lengua de Gambia, Guinea Bissau, Guinea y luego ya Sierra Leona y Liberia me temo que se quedarían como estaban. No pasa nada, tampoco sabemos casi ninguno si Costa Rica está al norte o al sur de Nicaragua, y creo que todos nos sentimos más cercanos a Costa Rica que a Guinea.

Pero Guinea... hay un detalle especial relacionado con Guinea, y ese detalle hace que el golpe sea, para algunas personas, significativo: Guinea es el segundo productor mundial de bauxita, el 20% de la producción mundial viene de ahí. Bauxita: aluminio, para entendernos. Y lo que ha preocupado a esas personas no es si el nuevo gobierno respetará la antigua Constitución del lugar (ya ha dicho que no), sino que el precio del aluminio se está disparando, como muestra el gráfico de su cotización en el último año:


Pero tampoco hay que saltar por las ventanas: ya ha habido, en los últimos 30 años, subidas similares:


 

Sí, hacía 10 años que no alcanzaba el precio de ahora e imagino que el golpe de estado no va a ayudar a rebajarlo, pero no es eso lo que me interesa ahora.

Se trata de que Guinea es el segundo productor mundial de la bauxita. El 20% del aluminio mundial viene de ahí. Tiene el 94% de la bauxita que hay en África. Y, ya que estamos, también tiene grandes reservas de oro y de diamantes. Y, sin embargo, es uno de los países más pobres del mundo. Teniendo en cuenta que sólo tiene 11 millones de habitantes y que es la fuente del 20% del aluminio mundial, uno podría esperar que semejante riqueza repercutiera un poquito, siquiera un poquito, en sus habitantes. Por poco que fuera ya no sería uno de los países más pobres, por lo que me temo que, simplemente, no repercute nada.

¿Nadie ve nada raro, aquí?

Volvamos al golpe de estado. ¿Es para administrar la pobreza?

El 80% de la economía guineana viene de la bauxita. Y no repercute en sus habitantes, fuera de los salarios que paguen a los mineros (y que espero que merezcan tal nombre, salario). Acabemos con esto: no es ningún secreto que sí repercute, y probablemente mucho, en sus habitantes. Solo que seguramente sólo en unos pocos: en sus gobernantes, y en algunos comisionistas intermediarios. Y la pasta que les deben ingresar en Suiza a esos gobernantes debe ser de escándalo, el botín lo vale. Escándalos al respecto ha habido muchos, por cierto, pero si no nos interesa un golpe de estado allí qué nos va a importar un caso de corrupción de unos cuantos milloncejos de euros.

¿Golpe de estado? Quítate tú pa'ponerme yo.

Es indignante, lo que pasa allí. Y, como hablamos de aluminio, detrás está Alcoa, no comparemos su actitud en España con sus maneras en Guinea, y el grupo Río Tinto, que a pesar de su nombre no es una empresa de dueños andaluces ni españoles (es un grupo anglo-australiano que, eso sí, tiene su origen en las minas que explotaron los británicos en el siglo XIX en Huelva y ahora es la 114ª compañía más grande del mundo). Multinacionales que compran gobiernos sin pestañear para hacer lo que quieren en los países que tienen lo que quieren y carecen de lo necesario para impedir el latrocinio.

Seguiremos haciendo donativos a Médicos Sin Fronteras y a todas esas ONG que nos muestran negritos desnutridos en los anuncios, y sin embargo la solución está en Alcoa y Río Tinto, y esas multinacionales sí harían caso a los gobiernos occidentales, si éstos se unieran para ello. Creo que erramos el tiro, como casi siempre cuando tratamos de África.

 



Hijas del Sol - Tóli kópé

jueves, 2 de julio de 2020

Nocito




Estoy a la espera de que un constructor me pase unos presupuestos, pero no hay manera de contactar con él: está en una obra en Nocito, y ahí no hay cobertura.

¡Nocito!

Como sin duda les pasó a muchos aragoneses, en mi curso había un Nocito. Buen chaval, pero bastante tímido. Supongo que su familia provendría de Nocito. Pero en Aragón es tan común que las personas tengan como apellidos nombres de pueblos, que esas cosas no se preguntaban.

Nocito. Una obra en Nocito.

Nocito es un pueblo casi abandonado del prepirineo aragonés. Entre Guara y Monrepós, a 930 m de altura, a 23 km de Huesca a vuelo de pájaro. El típico pueblo que un par de semanas en verano multiplica por diez su población. El típico pueblo que sufrió la despoblación: según el Catálogo de pueblos y municipios de Aragón, 222 habitantes en 1920 y 199 en 1930; en 1940, 182 habitantes (se ve que hubo una guerra, y...). En 1950, 147 habitantes; 47 en 1960 y 11 en 1970. En 25 años se vació el pueblo. Y ahora que se habla tanto de la España vaciada y vacía, podemos reflexionar sobre el caso de Nocito como ejemplo del proceso que nos ha llevado hasta aquí.

En primer lugar, hay que introducir un agente que casi nadie conoce su existencia, y mucho menos su importancia en la despoblación de España: el Patrimonio Forestal del Estado (en adelante, PFE).

Aunque lo creó Franco (en realidad no, ahora me explico) el PFE es una historia que venía de lejos. ¿Recuerdan la Desamortización de Mendizábal de 1837? Pues de ahí, y de antes aún. Y es que Mendizábal desamortizó los bienes de la Iglesia, pero años antes había habido otras, e incluso las hubo tras la caída de Mendizábal. Desamortización es una palabra extraña, de poco uso. Más aún, me creo incluso que se empleó como eufemismo. Porque consistió en quitarles las tierras y los bienes a unos, para dárselas a otros a precios de saldo. Entiéndase, la idea era buena: el convento de San Wilibrordo (ejemplo inventado) tenía 2.000 hectáreas de bosques en el monte Gurruzo sin explotar, y lo que se buscaba es que los habitantes del pueblo pudieran ser dueños de esas tierras y explotarlas. Sacarles beneficios. 1837. Bueno para los habitantes, bueno para España, y a fin de cuentas aceptable para los monjes, pues como nada sacaban nada perdían. Pero, claro.

¿Qué pasó? Pues que los habitantes lo que querían era dedicarse a la ganadería y a la agricultura. Los bosques no daban gran rendimiento, así que los roturaron para tener terreno cultivable o pastos y sobre todo los pastores muy a menudo provocaron incendios para incrementar las superficies de pastos para sus ganados. Y los bosques fueron desapareciendo.

Que los bosques desaparezcan es malo, pero eso no se supo hasta que desaparecieron. Los terrenos, sin árboles, tienen muchos problemas. El viento sopla mucho más fuerte y se lleva la tierra superficial, que es la rica para el cultivo (este problema es evidente aún si usted recorre el Maestrazgo y se fija en los esfuerzos de los habitantes para conseguir retener la tierra de sus montes). Pero sobre todo no retiene el agua, y las lluvias generan torrentes y avenidas. Los que vivían en las orillas de los ríos empezaron a conocer las inundaciones frecuentes y las riadas. Y entonces supieron.

A mediados del siglo XIX ya se aceptaba que perder los bosques había sido un error y se dieron los primeros pasos para restituirlos. Pero el proceso fue lento. En 1888 se crearon las Comisiones de Repoblación: empezaba el repoblamiento llevado a cabo por el Estado. En 1926 (dictadura de Primo de Rivera) se creó el primer Plan Nacional de Repoblación Forestal; y en 1935, el Patrimonio Forestal del Estado: por fin un organismo específico para el tema. Pero en 1936 estalló la guerra y el gobierno de la República se olvidó del asunto. Pero Franco no: en 1938 ordena la elaboración de un Plan Nacional de Repoblación Forestal que elaboran y entregan en 1939 dos ingenieros de montes, y en 1941 vuelve a fundar el PFE, esta vez el PFE es de verdad.

Y el PFE de Franco empezó a repoblar los bosques, y empezaron los problemas.

Sí, porque como he explicado antes, los habitantes de, por ejemplo, Nocito, lo que necesitan son pastos y terrenos cultivables. No bosques.

En teoría, el PFE iba a ir bien. Su manera de trabajar era establecer consorcios con los propietarios de la tierra. El propietario se comprometía a ceder la tierra y se quedaría los beneficios de la explotación de la madera. El Estado tendría derecho a recuperar el coste de la inversión (el bosque), pero eso sería cuando se pudiera. Y la tierra... ¡ay, amigo!: pasaría a ser nominalmente del Estado. Ya lo era de facto, pues se empleaba en un bosque propiedad del Estado, y también adquiría el Estado el derecho a edificar en ella, así que se inscribía en el Registro de la Propiedad a nombre del Estado.

¿El problema? Que la gente no quería colaborar. Prefería seguir explotando el terreno con lo que necesitaba en ese momento, no esperar a que crezcan árboles y se monten aserraderos y acaben llegando perras. ¡Estos campesinos...!

¿El problema, ahora de la gente? Que el régimen de Franco era una dictadura. Es decir, que ante la ausencia de colaboración se ordenó la colaboración.

Volvamos a Nocito. Mediados años 40. 

En los años 40, como mínimo en la primera mitad, los habitantes de los pueblos vivían mejor que las clases bajas de las ciudades: no serían ricos, pero entre huertos y gallinas conseguían lo necesario para subsistir. Pero poco a poco se fue dando la vuelta a la tortilla. Y en las ciudades la situación mejoró: los trabajadores tenían sueldos más o menos fijos (por lo tanto esperanzas, planes, ilusiones). Festivos y domingos libres. Viviendas cómodas (comparadas con las rurales). Electricidad, agua (en Nocito el agua corriente llegó en 1977). El clima, incomparablemente mejor, que en Nocito el invierno es muy largo y muy frío. Los hijos iban a la escuela (los mayores también podían, había escuela de mayores) y tenían acceso a médicos y hospitales.

La vida, en cambio, era mucho más dura en Nocito. Faltaba el maestro, el practicante, no digamos médico o farmacéutico. En Nocito, los hombres y las mujeres estaban condenados a ser siempre lo mismo. Los hombres, a sacar el sustento de la tierra y los animales. Las mujeres, a servir a los hombres. Y eso, si encuentras con quién casarte. Y si te casas con el hijo heredero o eres éste; de lo contrario, tienes un problema. Normal que muchos emigraran a buscarse la vida en otro sitio, aunque sea en pueblos más prósperos, en casa de personas más prósperas que necesiten criadas o empleados. Para colmo de males, en 1954 hubo una epidemia de sarampión y tres jóvenes murieron en tres meses. El golpe moral fue enorme: seguro que en muchos hogares se plantearon que había que irse.

Y además está el PFE. Ahí, presionando para que abandonen las tierras y poder plantar ellos sus bosques.

La puntilla vino cuando en 1961 y por necesidades del PFE se abrió una pista que llegó hasta Nocito. Hay que decir que hoy en día, según Google Maps los 25 km que hay entre Arguís, a pie de la autovía, y Nocito se recorren... en 43 minutos. Así que imaginen. Creo que antes, que sólo se podía viajar en mulo o a pie, Huesca estaba a 14 horas (parece ser que 9 por un atajo). Normal que se murieran de sarampión: cuando llegase el médico al que avisaran, el mozo estaría ya para cerrarle los ojos.

La pista, ya digo, fue la puntilla: ahora se podía ir y venir. Y esto es muy importante, porque la familia podía abandonar Nocito e irse a Huesca o Zaragoza y volver en verano o cuando sea la cosecha. Y cuando fuera. Es decir, mentalmente no abandonaban el pueblo. Como sabemos ahora, cuando esto ocurre la vida es aún más dura para los que se quedan, y el goteo se convierte en chorro. Más aún cuando la pista por la que se iban servía para volver temporalmente: todos veían cómo les iba a los que emigraban. Para empezar, mejores ropas, algo nada desdeñable. Los chicos iban a la escuela. Las mozas accedían a un mercado mucho más variado de novios. Todos contaban cómo estaban mejor en la ciudad, vente tú también Pepe, Ramona.

Finalmente, casi todos vendieron sus tierras al PFE y emigraron. En 1970 quedaban censadas 11 personas. En 1980, 7; imagino que esos 4 se murieron en esos años.

En 1977, aprovechando una tala en los montes, el PFE trajo una canalización de agua, para que el vecino que quisiera se conectara a la red, y montó el alcantarillado. Pero, a esas alturas... ¿para qué? (por cierto, creo que aún quedan un par de casas sin conexión, sacando el agua de un pozo). La electricidad había llegado al pueblo en 1926 (una electricidad rural, "de esas maneras", pero electricidad), hasta que la turbina de la central hidroeléctrica se rompió en 1960 de manera irreparable, y estuvieron sin electricidad hasta finales de 1972 que se instaló la central que les sirve aún. ¿Saben cuándo llegó el teléfono? En 1992 se puso en un molino a 12 km Y en 1993 se instaló, ya en el mismo pueblo, un radioteléfono en la casa del guarda del Parque Natural. ¿No les he dicho al principio que en Nocito, en 2020, aún no tienen cobertura los móviles? ¿Qué esperaban, sino que se fueran?

Eso sí, conviene decirlo: es verdad que los emigrados no abandonaron Nocito. Fueron volviendo, a temporadas. Y hoy Nocito no es un pueblo abandonado como tantos, devorado ya por la tierra o la selva que lo reclama. Y espero no que no lo sea nunca. 

Hoy en día la vida sigue siendo dura en Nocito. A la pista de 1961 se añadió en 1986 la que les lleva a Arguís y que he mencionado antes, que les acerca aún más a Huesca, pero una hora de trayecto no se le quita ni a Carlos Sainz. Y servicios... ¿para qué hablar? ¿Qué cree usted que tiene un habitante de Nocito y que usted catalogaría de imprescindible?

Pero ¿qué futuro tiene Nocito? Si damos con una solución para Nocito, tal vez la España vacía tenga también arreglo.

Para empezar, mi constructor en Nocito. ¿Qué está haciendo? Imagino que construir alguna casa. Y es que hay gente que está volviendo. Y gente que está viniendo, franceses creo, que buscan una alternativa a sus orígenes.

Los niños. Primer problema. Escuela en Aineto, pero los niños no pueden ir y venir todos los días, y desde luego no en invierno. Pasan allí la semana escolar, allí se los cuidan. ¿Ustedes creen que eso es plato de gusto?

No sé. Parece que hay personas que quieren vivir allí. Necesitan como mínimo tres cosas: comunicaciones por carretera, telecomunicaciones y escuelas cercanas. Luego, cuando lleguen más personas, ya se verá cómo se mejora. 

¿Y porqué hemos de apoyar a los que quieren vivir en Nocito, si como país nos es más barato y eficiente que vivan en Huesca o Zaragoza? Pues por lo mismo que apoyamos a las manifestaciones culturales minoritarias, a las asociaciones de pocos miembros, a los partidos políticos minoritarios, a los que no tienen sustento y en general a todos los que necesitan ayuda. Porque en esta sociedad nos ayudamos los unos a los otros.

Por otro lado, hay que darles oportunidades de hacer lo que quieran para generar sus medios de subsistencia. Allí no hay en realidad tierras cultivables, así que se tendrán que basar en la ganadería, la madera y sobre todo y lamentablemente, el turismo. Por lo que yo soy partidario de no ponerles trabas, no sé qué nos importa a los de la ciudad lo que hagan ellos allí, si jamás iremos a verles. Si quieren criar corderos, que los críen, y si han de talar algunos árboles para generar el espacio que necesitan, que los talen.

Lo importante es que hay que entender Nocito, los muchos Nocitos que tenemos, para entender de verdad el drama de la España vacía.



Por cierto, en 1971 el PFE desapareció y en su lugar se creó el ICONA, hasta que el sistema autonómico y el traspaso de competencias se cargó el ICONA y cualquier Plan Nacional de Repoblación Forestal que hubiera. 




Bunbury - Como un millón de dólares

sábado, 9 de mayo de 2020

¿Socotra es Pancaya?





Es uno de los grandes enigmas de la historia y, como suele ocurrir, es muy posible que cada uno tenga su propia opinión al respecto.

¿Es Socotra Pancaya?

Vamos por partes. Primero, Socotra.

Socotra es una isla del océano Índico, Como las Canarias, geofráficamente pertenece a África, pero geopolíticamente no. En este caso, a Asia. Socotra está enfrente del Cuerno de África.

Ubicación general (Google Maps)  
Está a unos 240 km de la punta de Somalia, y a unos 360 de la península arábiga. Pertenece a Yemen. Mide unos 130 km de largo y unos 50 de ancho, medidas que me parecen muy correctas para una isla. No es grande, pero tampoco es pequeña.

Con esa localización, es fácil suponer que en la isla no nevará mucho. Es más, desafortunadamente es de tipo desértica:

Más de cerca (Google Maps)  
Puede que 240 km desde Somalia o 360 desde Yemen no sea mucha distancia hoy, pero en la Antigüedad, desde luego, sí lo era. Y más si tenemos en cuenta que esos sitios ya estaban de por sí en el quinto pino.

Es decir, Socotra estaba en mitad de la nada. Pero los antiguos, algunos de ellos, eran muy apañados. Y los ptolomeos (situémonos: Alejandro Magno conquista el mundo, a su muerte los generales se lo reparten y Egipto se lo queda Ptolomeo. Por lo tanto, hablamos del Egipto helenístico, el de cultura greco-egipcia, no el de las pirámides) decidieron buscar una ruta hasta la India que evitara los desiertos, Persia, el cruce del Indo, etc. Parece lógico, incluso sin globo terráqueo. Irían por mar. Y la ruta marítima que organizaron pasaba por Socotra.

Por lo que se sabe, descubrieron Socotra el año 80 a.C. y se convirtió en una isla estratégica en esa ruta.

Los griegos eran de verdad gente muy curiosa. Con mucho interés por conocer, por descubrir. Por eso exploraron y cartografiaron todo lo que pudieron, por eso descubrieron Socotra.

Ahora, Pancaya.

Pancaya es una isla, como Socotra. Pero, a diferencia de Socotra, no puedo poner su localización en Google Maps porque no existe. Es una isla imaginada por un autor griego en una de sus obras. El griego se llamaba Evémero de Mesene, y escribió a finales del siglo IV a.C. Y cuentan que contaba Evémero que llegó a una isla  en mitad del océano Índico (Pancaya) y que era una isla paradisíaca. La isla, de cultura griega, tenía un registro de sus reyes y grandes hombres desde tiempos remotos, y Evémero descubrió que lo que ellos consideraban dioses y héroes no eran sino antiguos reyes, cuyo recuerdo había sido distorsionado con los años hasta convertirse en los relatos de toda la mitología griega. En otras palabras: eso de Zeus y demás no eran sino patrañas. Por desgracia, y como ocurre con tantos autores griegos, su obra no nos ha llegado sino fragmentos recogidos por otros autores citándoles; en el caso de Pancaya tenemos un amplio fragmento que el autor paleocristiano Lactancio recogió en una de sus obras de una traducción al latín que realizó Quinto Ennio de la obra original, 3 libros, de Evémero. Entre Evémero y Lactancio hay 600 años.

La doctrina de Evémero se llama everismo. Pero sin embargo la idea no es suya. Como mínimo Pródico de Ceos la defendió antes que él. ¿Y quién fue Pródico? Pues uno de los filósofos sofistas con los que se las tenía Sócrates. No hace falta decir que la obra de Pródico se ha perdido, y sólo se conservan fragmentos citados por otros o referencias a ellos. Por ejemplo (esto es un extracto de la Wikipedia), Sexto Empírico decía que Pródico enseñaba que:
Los antiguos consideraron como dioses el Sol, la Luna, los ríos, las fuentes y en general todas aquellas cosas que son útiles para nuestra vida, en la medida en que la ayudan, igual que los egipcios deificaban al río Nilo, y, añade que por esta razón el pan fue llamado Deméter, el agua Poseidón, el fuego Hefesto, y así sucesivamente cada cosa que era útil.
Esta rotura mental con lo establecido hasta entonces es lo que permitió a Evémero ir más allá y contar la historia de Pancaya.  Con el paso del tiempo, es obvio que la sensación de que la mitología no es real va calando, imagino que al principio sólo en los círculos cultos, educados, pero seguro que también llegó a los estratos más simples. Seguro que Lactancio, que todavía vivió entre paganos, lo tuvo fácil y por eso recogió el texto de Evérimo. Lactancio era una mente brillante, profesor de retórica además, y paladín de una idea curiosa (al menos en la época): que la ira debía ser parte del carácter de Dios, pues da el castigo justo a los malvados. El caso es que él siempre empleó la razón como método, más que el principio de autoridad ("porque lo dijo Fulano").

Una frase que se conserva de Lactancio viene a decir que el hombre es el único dotado de sabiduría para comprender la religión, y eso es lo que le diferencia de los animales. Que se podrá decir que el hombre puede razonar y prever el futuro, pero ¿acaso no hay animales que construyen sus madrigueras con varias salidas, para escapar si el enemigo entra por una de ella? Y otros preparan provisiones para comer en los tiempos duros.

Pero Lactancio también disparaba con bala, no en vano se convirtió al cristianismo tras la persecución de Diocleciano. En su obra "Sobre la muerte de los perseguidores", sostiene que las personas que reconozcan que es un entretenimiento que un hombre, por más que justamente condenado, sea asesinado en su presencia, en conciencia es lo mismo que si fueran espectadores y participantes de un homicidio cometido en secreto. Es fácil imaginar el impacto de la acusación en aquellos años.

Voviendo a Pancaya, otros escritores la mencionaron también en sus historias; por lo tanto, estoy seguro de que muchos creyeron que, en efecto, la isla era real. Esto no tiene nada de extraño: también se ha buscado con ahínco la entrada del Infierno que describió Dante en su Comedia. Por ejemplo. O como Schliemann. Que estaba convencido de que Troya, la ciudad cuya caída narró Homero, existía (y tanto la buscó que la encontró y todo).

Pero, si era real, ¿qué isla era?

Puede que Socotra. Claro que hay un problema: ¿no fue descubierta el año 80 a.C., más de 200 años después de Evémero? Pues con esto también hay tema, porque unas recientes excavaciones rusas han encontrado restos de una cultura paleolítica. Que me aspen si sé cómo llegaron hasta allí. Lo que sí se sabe es que la isla ya sale descrita en una guía de navegación del oceano Índico de hacia el año 60, y que arqueólogos belgas han encontrado un emplazamiento con muchos restos de hasta el siglo I a.C., parece ser que lo frecuentaban los marineros. Y que dejaron grafitis en brami antiguo, idiomas de la India y semíticos de Oriente Próximo, y griego, claro.

Por cierto, y como chascarrillo: se piensa que la isla fue evangelizada por Santo Tomás. Luego la ocuparon los árabes, y claro. Aunque se dice que San Francisco Javier, en su viaje a la India, todavía encontró cristianos en la isla. Parece ser que hacia el año 1800 una incursión wahabita terminó con todo ello. Hoy en día, bajo el gobierno de Yemen, quedan... restos arqueológicos y ruinas de iglesias.

Pero Evéremo era también un viajero a lo Herodoto, de los que siempre quieren saber qué hay detrás de esas montañas del horizonte, y recorrió toda la zona. Es razonable que en alguna villa eritrea le hablaran de alguna isla misteriosa que... 

Tampoco a Herodoto hay que tomárselo al pie de la letra.



Pues bien, todo esto venía porque quería hablarles del gran personaje de esta historia, Pródico. Pero lo dejaré para otra ocasión.

 



Status Quo - Down down

viernes, 10 de abril de 2020

Vermont





X (no recuerdo el nombre) estuvo de intercambio de estudiantes en Vermont.

Es una maldición, lo sé, pero las personas como yo no podemos evitarlo aunque nos odiemos por eso. Apenas mi hija, hablando sobre lo que fuera, dijo aquello, tuve que soltarlo.

La capital de Vermont es Montpelier. Como el nombre del estado y de la capiltal indican, es de origen francés. Pero lo más interesante de Vermont es que fue un país independiente antes que los Estados Unidos. Resulta que las famosas 13 colonias no fueron 13 sino 14. Y se alzaron las 14, solo que Vermont, con un carácter propio, siguió un camino diferente, y de hecho fue independiente durante 14 años. Desde 1777. En 1791, con los States ya definidos, su constitución y derechos, Washington al mando y todo eso, fue cuando a Vermont le gustó lo que vieron y se adhirió.

A veces odio ser tan pedante.

Pero es que Vermont es precioso:

Esta foto la incluyo con licencia de Creative Commons Attribution-Share Alike 3.0 Unported.

De hecho, en Vermont están prohibidos los carteles de anuncios en las carreteras. Afean el paisaje, dicen, y el turismo es una fuente muy importante de sus ingresos, así que no deben maltratarlo afeándoles las vistas, dicen.

Esta foto la incluyo con licencia de Creative Commons Attribution-Share Alike 3.0 Unported.
 
Y es que en Vermont todo es... no sé, pongamos "diferente a Los Ángeles". ¿Se imaginan la ciudad californiana? Pues la capital del Estado de Vermont, Montpelier, no tiene 8.000 habitantes. Por no tener, es que no tiene ni un McDonalds. Y hasta hace 25 años no había un Wal-Mart en todo el estado. Y el edificio más alto del estado es de 11 plantas, mide 37 m de alto.

Por decirlo en pocas palabras: el señor  John Deere era de Vermont. Ese John Deere.

Jajá, recuerdo que le dije a mi hija que su amigo o amiga seguramente no habría visto negros en Vermont (que conste que fui políticamente correcto y dije "personas de color"). Y no me faltaba razón, ya que en Vermont sólo el 0,8% de la población es negra. Seguro que hay más negros en Zaragoza.

Y ya que estamos con Vermont, algunas cosas curiosas:
  • En Vermont está prohibido silbar bajo el agua. Yo aplaudiría al tipo que lo hiciera, pero allí le caería una buena. Supongo que por poner a todos los demás en ridículo.
  • En tiempo de guerra está prohibido pintar paisajes. Aunque me atrevería a decir que sí se permite hacer fotografías
  • Es ilegal negar la existencia de Dios.
  • Los repartidores deben caminar hacia atrás en los caminos de acceso de las casas que valgan más de 500.000 dólares.
  • Si un restaurante cocina un plato con margarina y no con mantequilla, debe explicarlo en el menú. Y las letras de aviso deben tener al menos 5 cm de altura. Sí, ya sé que es mucha altura.
  • En la población de Barre, es obligatorio bañarse los sábados por la noche. La ley les obliga a hacerlo a cada residente. Y aunque hoy en día me parece una norma obsoleta, creo que imagino su origen.
  • Durante un tiempo estuvo prohibido en Vermont atar a las jirafas a un poste telefónico. No sé por qué se prohibió, pero me pregunto qué llevó a los legisladores del estado a decidir que no, que aquello tenía que ser legal. O mejor, por qué decidieron que tenía que ser legal pero pintar paisajes en tiempo de guerra no.
Y también: J.J. Rchardson era de Vermont. Como ingeniero, debía decirlo: inventó la llave de tubo.

Y ya que estamos en año electoral en los EE.UU., una última reflexión. Vermont es un estado muy pequeño. Sólo manda 3 electores al colegio electoral que elige al presidente de los EE.UU. Florida, el gran estado que se disputan en todas las elecciones como estado clave, vale por 27 electores: 9 veces más. Sin embargo, la población de Florida es casi 35 veces la de Vermont, con lo que el voto de uno de Vermont vale 3,8 veces más. Con Tejas la comparación es aún peor: 4,1 veces más. En España pasa algo parecido con Soria y Teruel, y no obstante en ambos países los políticos se dedican a los grandes y desprecian a los pequeños. La razón está clara, al estar en sitios muy poblados el coste de llevar el mensaje es mucho menor que en las poblaciones dispersas, y el beneficio del esfuerzo también es mayor. Lo curioso del tema es que los de las zonas pobladas se quejan de que sus votos valen muy poco, comparados con el voto del habitante de Soria o Vermont; habría que responderle a tal persona (yo mismo, en ocasiones) de que esa afirmación es sólo estadística, y como tal es en realidad falsa. El voto del habitante de Florida o Madrid es mucho más valioso para el político que el de Vermont o Soria. Por estos últimos no está dispuesto a mover un dedo. De hecho, raro es que el voto del soriano o vermontiano valga en realidad para algo, a diferencia del de Florida o Madrid. El político no hace sino ponerle valor a la realidad.

Vermont es uno de esos lugares que a nadie le importan un pito.




Bob Dylan - Don't think twice, it's alright (versión de The other favorites)

sábado, 1 de septiembre de 2018

Los Comentarios: Parte I. Hombres extraordinarios




En contadas ocasiones a lo largo de la Historia han aparecido hombres extraordinarios. Extraordinarios de verdad, no uno entre un millón. Hombres con un genio superior, con habilidades superiores y con una capacidad de liderazgo insuperable, capaces de aunar a miles de hombres sólo con su carisma, a millones, y que todos, por él, den lo más de sí mismos, hasta la vida cuando era preciso.

LLevo unos días meditando cuántos de estos hombres me salen, y no son muchos. Siete, quizás ocho.

Lo más curioso, sin embargo, es una coincidencia que casi todos ellos tienen en común. Casi todos, no todos. 

Por orden cronológico, el primero de los hombres extraordinarios es Alejandro Magno. Porque caudillos ha habido muchos, y grandes reyes, incluso grandísimos caudillos y reyes. Pero lo de Alejandro Magno se sale de escala. Intenten explicar cómo fue posible que un territorio insignificante de la pequeña Grecia, un reino que sin él apenas sería hoy conocido sólo por los muy eruditos del helenismo, dominara en tan pocos años casi toda la Tierra conocida y más aún. Cual ratón que se come un elefante, se tragaron el vastísimo imperio persa y, por si era poco, lo que lo rodeaba, desde las arenas de Libia hasta las selvas de la India.

¡Ah, y a pie!

Alejandro Magno murió, rey del mundo, con 32 años de edad. Con sólo 22 años ya arrastró a su ejército a la conquista de Asia.

No sé qué carismas tuvo Alejandro, pero, fueran los que fueran, sin duda hicieron de él un hombre extraordinario. Por fuerza, tenía que haber algo en él. Es el patrón por el que se han de tallar los hombres extraordinarios y quien mejor representa mi idea de hombre extraordinario.

Cien años después, en la costa de Túnez nació otro hombre extraordinario: el hijo de Amílcar Barca, el gran Aníbal. La figura de Aníbal ya la glosé en mi entrada sobre Tocón, así que baste decir que su nombre en la lista no admite discusión posible. Sin peros.

Y poco más de cien años después, nació el tercero. Esta vez, romano: Julio César.

Ya hablaremos de César en otra ocasión; de momento, quedémonos con esta idea: después de él, todos los emperadores romanos quisieron llamarse también "César".

Después de César hubo que esperar 1.200 años: Temudjin. No alcanzo a explicarme cómo pudo Gengis Kan juntar a los desharrapados mongoles de la estepa, campesinos y pastores y todo lo más salteadores ocasionales (la excusa mundial es que eran curtidos guerreros, cuando lo más probable es que se limitaran a pelearse en sus contiendas tribales internas) y convertirlos en el más exitoso ejército que jamás han visto los tiempos y conquistar absolutamente todo lo que quiso en un abrir y cerrar de ojos. Y es que el imperio mongol es el más grande (terrestre) que ha existido nunca; abarcó desde el Pacífico hasta las murallas de Viena y no hubo nadie que fuera capaz de resistirles. Pero ¡por favor, que hablamos de mongoles! En el caso de todos los anteriores (y de los que seguirán), al menos tanto ellos como los hombres que les siguieron tenían un propośito, un fin. Uno quiso ser el conquistador de Asia, el rey del mundo. Otro quería destruir Roma. Y el romano quería darle gloria. Pero ¿Gengis Kan? ¿Los mongoles? Vale que los macedonios, los cartagineses y los romanos no tenían ni idea de lo que se iban a encontrar cuando atravesaban Asia Menor, los Alpes o la Selva Negra y el Rin, pero es que los mongoles ni siquiera sabían a dónde iban o dónde pararían. No sabían qué país estaban conquistando, contra quién luchaban o porqué; simplemente, era el país siguiente. El que iba a continuación. Pero es que ni la codicia, oigan. Los mongoles siguieron vivendo en yurtas y montando a caballo de la mañana a la noche, siempre buscando el siguiente cuello que rebanar.

Sí, Gengis Kan merece estar con todos los honores en la lista de hombres extraordinarios.

El quinto miembro de la serie tardó 300 años en aparecer, y diría que era italiano, aunque su éxito vino de la mano de España: Cristóbal Colón.

Cristóbal Colón era un crack. Un auténtico crack. No fue sólo su pericia cmo navegante (y como almirante, jefe de una flota). Su comprensión de lo que pasaba con la brújula (hasta él, la brújula sólo se usaba en el ámbito del Mediterráneo y Europa Occidental, en el que la brújula marca más o menos siempre con el mismo ángulo con respecto a la Estrella Polar), cómo supo que Cuba era una isla y que habría un continente más allá, su descubrimiento (es íncreíble que no se lo estudie como una de sus máximas hazañas) de ¡la ruta de vuelta!, que no es ni de lejos la ruta de ida, su tesón, el convencimiento que tenía (sin pruebas) de que valía jugarse la vida porque tenía razón,... Hay tantas cosas y tantos detalles asombrosos que yo, personalmente, a menudo pienso que Colón fue un fraude: que él ya sabía que América estaba ahí, que de alguna manera  algún barco habría llegado antes por error (¡qué se yo, alguna tormenta que lo desviara!) y que en el viaje de vuelta naufragara y algún marinero llegara hasta Madeira y allí él escuchara el relato de un moribundo naúfrago... 

Por cierto, lamentable la página sobre Colón en la Wikipedia. Parece que la ha escrito su peor enemigo.

Colón, sin lugar a dudas, merece un puesto en la lista de los hombres extraordinarios. Y, desde luego, si alguien fue capaz de arrastrar a un puñado de hombres hasta el infinito y más allá, fue el. Pero es que además con Colón se inicia una etapa irrepetible en la que de la Península salieron una pléyade de hombres que llevaron a cabo hazañas sin paragón. Cortés, Pizarro, Almagro, Valdivia, Orellana, Cabeza de Vaca, Hernando de Soto, Magallanes, Elcano, Núñez de Balboa, Torres, Ponce de León, Urdaneta y Legazpi, Mendaña, Ojeda, Jiménez de Quesada, Coronado,... la lista parece interminable y todos ellos realizaron proezas que empequeñecen a las de cualquiera de los exploradores anglosajones que se nos venden como héroes. No alcanzo a entender porqué no se estudia, en nuestras escuelas, esta etapa gloriosa de nuestra Historia y menos aún las gestas que hicieron nuestros paisanos; imagino que será porque nuestros planes de estudio los confeccionan gente que nos odia, pero aun así... El caso es que de la larga lista de descubridores y conquistadores, dos nombres descollan sobre todos los demás y merecen ser incluidos por derecho propio (y también como representantes) en la lista de los hombres extraordinarios.

El primero de ellos es Hernán Cortés; para entenderle, situémonos en 1519. En esa época España controla las islas del mar Caribe. Ha descubierto el continente, y Núñez de Balboa lo ha atravesado por el itsmo de Panamá, descubriendo el océano Pacífico. Ojeda ha descubierto el lago de Maracaibo y Venezuela, Ponce de León Florida y Hernandez de Córdoba ha llegado a Yucatán. Las colonias de las islas ya están en marcha y los colonizadores empiezan a traer a sus familias desde la Península, pero no hay mucho más. Se han descubierto tierras y selvas infestadas de mosquitos, indios poco civilizados (apenas ha habido un primer contacto con los mayas) y nada especialmente interesante... aparte del imperio azteca. Se sabe que al otro lado del mar hay tierras vastísimas, controladas por indios guerreros y poderosos que tienen sometidas a todas los pueblos indígenas que los rodean. Su cultura es impresionante, rica en oro y muy avanzada. Sin duda, no es un enemigo despreciable, y desde luego no son los indios con los que se han topado hasta ese momento. De hecho, Hernández de Córdoba había descubierto la península de Yucatán, sí, y contactado con los mayas y sabido de una civilización avanzada, pero esos indios ya eran demasiado para él: salieron por piernas.

Un detalle adicional: los españoles aún no conocían la corriente del Golfo. No tenían cartas marinas ni mapas. Podían saber que había tierras al oeste, al sur, al suroeste... pero no sabían ni cómo de lejos, ni dónde había radas donde atracar los barcos. Y la corriente del golfo trastocaba lo poco que sabían: salvo que fueran hacia Sudamérica (Colombia, Venezuela...) por las islas antillanas, una corriente imperceptible para ellos arrastraba los barcos al estrecho entre Cuba y Florida; debían ser escasos los pilotos que, tras varias malas experiencias, supieran cómo lidiar con ella.

Y en éstas, aparece Cortés, dispuesto a romper el estrecho corsé que supone colonizar sólo las islas. La aventura debía parecer imposible, pero Cortés consiguió organizar la expedición y llevar 600 hombres. Cruzaron el mar y desembarcaron en Yucatán: hasta ahí, terreno más o menos conocido. A partir de ahí, una de las más asombrosas hazañas de la Historia, como prueba el que, en el omnipresente intento de desprestigiar a España y sus hijos, cuando se estudia este pasaje en los colegios siempre se intenta aportar explicaciones: que si los caballos, que si el armamento,... Es tan asombrosa la gesta que no se acepta tal cual: piensen en cambio si en alguna de las otras grandes gestas de la Humanidad se pone tanto interés en intentar explicar (¡y desde niños, por si acaso!) las ventajas que tenían los que la lograron: no, no encontrarán ninguna otra. Así que algo tendrá el agua cuando la bendicen, y sin par es la hazaña de Cortés.

Hernán Cortés, de Trujillo, es sin duda uno de los hombres extraordinarios.

Y el otro hombre que incluyo sin dudarlo es un portugués: Fernando de Magallanes. 

De nuevo, 1519. Sitúense, por lo tanto, en el panorama anterior: América se limita al territorio antillano. Cabral, el portugués, ha descubierto por accidente Brasil, pero sólo la punta que está más cerca de África. Y Núñez de Balboa, el Pacífico. Por el otro lado, en 1512 los portugueses, siempre con su técnica de exploración por cabotaje y pasos cortos pero seguros, habían llegado hasta las islas Molucas. Pero siempre, desde Colón, pasos cortos. En estas apareció Magallanes.

¿Qué movía a Magallanes? ¿En qué pensaba? No lo sé, pero sí sé una cosa: metido en faena, no se arredró ante nada, y como resultado no hubo obstáculo que no superase.  Y es que circunnavegó América del Sur hasta el estrecho que lleva su nombre, dando la vuelta en la Patagonia; y cuando decidió que ya estaba en el Pacífico, mas al sur de lo que nadie había llegado jamás, hizo lo que se me antoja más imposible de todo: se lanzó a cruzar el océano y, de alguna manera, llegó a las Molucas. ¿Cómo llegó, cómo sobrevivieron, cómo no se perdió, cómo....? Las mil preguntas que se pueden hacer sólo revelan lo imposible de su hazaña. Pero a partir de ese momento, el océano Pacífico fue "el mar de los españoles".

Como todo el mundo sabe, Magallanes murió en Filipinas en un combate contra indígenas, y fue Juan Sebastián Elcano, su segundo, el que culminó la expedición con el regreso a España. La gesta de Elcano no estriba, en realidad, en su aspecto de exploración, sino en el ejercicio de su liderazgo: Filipinas, Molucas, era ya territorio descubierto. El camino hasta casa era, pues, conocido. Pero... era un camino portugués, y los españoles no podían navegarlo. Si los descubrían, no les socorrerian: les matarían. Elcano lo consiguió: cruzó Indonesia, atravesó el océano Índico (y no por la ruta porguguesa, pegada a la costa, sino a la brava, y luego rodeó Africa hasta llegar a España. Pocos y medio muertos de enfermedades, hambre y esfuerzos, pero vivos y libres. Ambas gestas, la de Magallanes y la de Elcano, son realmente asombrosas; pero si he de escoger a un hombre como extraordinario, escojo a Magallanes. Elcano, a fin de cuentas, hizo lo imposible pero porque no tenía otra opción. Magallanes, en cambio, consiguió que todos abandonaran la comodidad de sus día a día para lanzarse, a pecho descubierto, hacia lo desconocido.

Alejandro Magno, Aníbal Barca, Julio César, Gengis Kan, Colón, Cortés y Magallanes. Siete. Han pasado 500 años (el año que viene, ya verán cómo pasan sin pena ni gloria) de las gestas de Hernán Cortés y de Magallanes. Y yo creo que no ha vuelto a surgir un hombre extraordinario. Ha habido, sí, grandes exploradores, genios militares, caudillos y líderes. También científicos e inventores que cambiaron nuestro mundo; e incluso políticos.  Pero, en mi opinión, ninguno de ellos realizó una gesta del calibre de la de mis siete héroes. Quizá sea porque ya es imposible: a Armstrong, si lo miramos bien, a la Luna lo llevaron. Y previamente lo entrenaron a fondo. No fue él que se plantó en Houston y dijo "señores, dénme un cohete y dos tripulantes que voy a pisar la Luna". O, como diría Newton, las cosas extraordinarias se consiguen ya porque se está "a hombros de gigantes". Aunque escribí al principio que quizás podríamos ampliar la lista hasta ocho. Y el octavo sería, sin duda, Napoleón Bonaparte. Pues sin duda a él hay que atribuirle el cambio de la problemática Francia de finales del siglo XVIII a la potente nación que dominó Europa bajo su mando. Pero me resisto a considerarlo al mismo nivel que los otros siete. Digamos que Napoleón se lleva el accésit.

Podríamos nombrar también a algunos finalistas que sin embargo me temo que no pasan el corte. Por ejemplo, Gandhi. O Mahoma. Y es que tampoco es que lo suyo fuera extraordinario. Tomemos como ejemplo a Mahoma: en realidad, lo que pasa es que se le mira con buenos ojos. A fin de cuentas, lo que de verdad hizo fue organizar una banda de salteadores, deponer a los gobernantes de La Meca (¡como si en aquella época eso fuera una hazaña!) y vencer a las tribus de la zona. Que luego los Omeya expandieran sus dominios (aprovechando la debilidad coyuntural en esa época de Occidente y los persas) no tiene nada que ver con él, no fue obra suya. Sería como dar a Colón el mérito de lo que hicieron Cortés y Magallanes.

Así pues, ésta es la lista de los hombres verdaderamente extraordinarios:
  1. Alejandro Magno
  2. Aníbal Barca
  3. Julio César
  4. Gengis Kan
  5. Cristóbal Colón
  6. Hernán Cortés
  7. Fernando de Magallanes
 Accésit: Napoléon Bonaparte.

Y ahora viene un dato curioso: un griego, un tunecino (pre-Islam), dos italianos, un español, un portugués, un mongol y (si lo incluimos) un corso. ¿Alguien nota un patrón aquí? Caray, no sé que pinta un mongol en esta lista y quizá sea la excepción que salva a todos los pueblos, pero no puede ser casualidad. No sé qué decir al respecto, salvo que ya que hoy en día se mira la Historia desde una perspectiva ex-Mediterráneo estoy seguro de que se aducirán múltiples razones que en realidad no son sino excusas por parte de las demás naciones que no han conseguido aportar jamás ningún nombre a la lista.

Pero estoy seguro de que no es casualidad. Algo debe haber en nuestro carácter, en nuestra manera de afrontar la vida, no sé qué, algo que hace que, a veces, surjan entre nosotros alguno los hombres más extraordinarios de la Historia de la Humanidad.




Schubert - Sinfonía inacabada (1er movimiento)