lunes, 20 de octubre de 2014

Wolowitz, los ingenieros y los científicos




No es habitual pero tampoco insólito que el protagonista de una comedia sea un científico. El cine, por ejemplo, ha dado grandes películas como la conocidísima La fiera de mi niña o la no tan nombrada Me siento rejuvenecer, sin salirnos de Cary Grant. Pero no es la norma; en general, si sale un científico de protagonista es probable que la película sea de miedo, y si es una comedia suele ser un personaje secuindario: el científico loco al que hay que llamar Doc y todo eso. Aparte, por supuesto, están las películas de Paul Newman y de espionaje, pero ahí el ser científico es un dato, más que el meollo de la cuestión.

Y luego está Big Bang, serie de la que por descontado usted es fan. Big Bang es una comedia sobre científicos teóricos. Un personaje principal y uno secundario no son científicos, y bien que se burlan de ellos por no serlo, pero la ciencia siempre está presente. Es que la serie va sobre ello, sobre que son científicos, son raros, piensan diferente, ven las cosas de manera diferente, reaccionan de manera diferente. Bueno, también hay científicos normales, como Bernadette, pero tiene explicación: es microbióloga.

Big Bang es una serie de éxito. Va ya por la octava temporada, y los protagonistas cobran una pasta enorme por capítulo. Yo no salgo de mi asombro, porque es verdad que es una serie sobre científicos y que el peso de la comedia recae en los científicos. Penny, la camarera, apenas tiene fuerza cómica fuera de algunos chistes fáciles; está en la serie, claro, por dos motivos y para mostrarnos cómo esos dos motivos influyen en los cerebritos.

El caso es que en la serie hay un personaje especial, único: Wolowitz. En un grupo de científicos con un doctorado, él es una anomalía: es un ingeniero. Y, como muchos ingenieros - algo que explica en la serie-, no tiene un doctorado. Así que mientras ellos son Dr. Cooper, Dr. Hofstader o Dra. Rostenkowski, él es tan solo el sr. Wolowitz. Y eso, Cooper se lo restriega constantemente. Más aún, para Cooper Wolowitz está en la lista de "los que no tienen un título" junto con Penny; también lo pone entre los seres casi-racionales, y así una y otra vez. ¿Tiene razón, parte de razón, Coper cuando afirma que los ingenieros no tienen un valor real y todo eso?

En la octava temporada, Wolowitz decide cursar un doctorado y asistir a unas clases de Cooper. Éste, al principio, se niega: opina que un ingeniero carece de los conocimientos mínimos para asistir a sus clases. Discuten sobre eso y, claro, hay muchos conocimientos científicos que un ingeniero desconoce. Normal, ¿no? Pero luego Wolowitz intenta demostrar a Cooper que hay muchos conceptos de ingeniería que el físico desconoce. ¿Cómo funciona...? ¿En qué se basa...? ¿Cómo sabrías...? Pero por ahí no se pilla a Cooper, como tampoco se pillaría a un grupo multidisciplinar de científicos.

Y ésa es la pregunta que me hago: ¿tiene un ingeniero conocimientos que un científico no tenga? Porque, si es negativa, la pregunta siguiente es ¿cuál es el valor de un ingeniero?

Y cabe hacerse la segunda pregunta, porque me temo que la respuesta a la primera es negativa: soslayando el hecho de que el campo de la técnica es demasiado vasto para que una persona sepa de todo, lo cierto es que, por principio, un ingeniero no debería saber algo que un científico ignore. Como expliqué hace muchisimas entradas, el científico es el que entiende la Naturaleza y consigue formular las leyes por la que se rige. Es decir, formula el conocimiento que denominamos Ciencia. El ingeniero, por su lado, conoce la Ciencia y consigue obtener una utilidad de este conocimiento; la forma en la que se consigue la utilidad del conocimiento científico (del conocimiento de la Naturaleza, en suma) se llama Técnica. Por ello, los ingenieros deben tener un sólido conocimiento científico; pero como la Técnica es amplísima, los ingenieros se especializan y esto lleva a que sólo conozcan una pequeña parte de la Ciencia.

Así pues, ¿dónde reside el valor de un ingeniero? Si, tras pensarlo mucho, llegamos a la conclusión de que los ingenieros tienen un mayor sentido práctico y habilidad para ejecutar -casi lo que en el colegio se denomina "destreza manual"-, entonces los científicos harán bien en despreciar a Wolowitz, tal y como nosotros los ingenieros despreciamos a los mecánicos de coches. Moraleja: esto hay que pensarlo.

Quiero decir, si es usted ingeniero, piénselo. Si quiere y se atreve, proponga una respuesta. Yo la mía la publicaré en mi sigueinte entrada.





The Beatles - I feel fine (divertida versión de The Hummingbirds)

domingo, 12 de octubre de 2014

¡Ébola!



El año 1346, los mongoles están asediando la ciudad de Caffa, en Crimea. Dentro de la ciudad brota una epidemia de peste. Visto el panorama (y sabiendo cómo las gastan los mongoles), los comerciantes genoveses de ese avanzado puesto del Mar Negro deciden volverse a casa. Izan velas y se largan; siguiente parada, Messina, donde llegan en el otoño de 1347. Luego, Génova y Marsella.

Si usted fuera el capitán del puerto de Messina cuando llega el primero de los barcos y supiera que en las bodegas, en las ratas que se esconden allí, con total probabilidad ya en la tripulación, viaja una enfermedad que en tres años va a matar a uno de cada cuatro europeos, ¿qué haría? ¿Recibiría al barco, o mandaría que lo interceptasen en alta mar, le lanzasen flechas incendarias  y comprobasen que se hundiesen sin que sobreviviera uno solo de los tripulantes y pasajeros?

La peste es una enfermedad antigua; sin embargo, llevaba 800 años sin aparecer por Europa; la población había perdido ya todo el temor y los hábitos de lucha. Pero estos genoveses, sin saberlo y por supuesto sin quererlo, la trajeron de vuelta. En la fase final, en el enfermo aparecían pústulas y bubones de color negro, con lo que pareció apropiadísimo llamar a la plaga "la peste negra". Y como tal la conocemos. Por cierto: la infección la causaban las pulgas. Las pulgas en cuestión solían estar en las ratas domésticas y, como todo el mundo sabe, en el siglo XIV no era raro que ratas y hombres se cruzasen en sus caminos.

La peste negra fue devastadora. En tres años mató al 25% de la población europea; si juntamos la que murió en los primeros rebrotes de años después, los más fuertes, al 40%. Durante doscientos años se convirtió en una epidemia recurrente y aún pasarían otros doscientos hasta que se erradicara de Europa. Pero que matara a 1 de cada 4 es sólo un dato estadístico: en Castilla y Portugal, por ejemplo, apenas tuvo importancia - aunque murió Alfonso XI de Castilla, curiosamente el único rey que murió por la peste-, en Bohemia, Hungría ¡y el Bearn francés! prácticamente no apareció, como si la población fuera inmune. En casi toda Francia e Inglaterra, en cambio, fue devastadora. Y duró 4 años globalmente. En realidad, cuando llegaba a un sitio duraba unos seis meses: los justos para cargarse a casi todos; luego, aparecía en otro lugar.  Así, los primeros países, Italia, Francia y España, la reciben a principios de 1348, Inglaterra a finales de ese año, al siguiente el centro y norte de Europa y en 1350 llega a los países del Báltico. Y en cada sitio la muerte campaba libre durante seis meses.

Se podría escribir, se ha escrito mucho y se ha de escribir mucho aún, sobre la Peste Negra. Sobre cómo ocurrió, sobre cómo la afrontaron los europeos (sí, con esas respuestas que hoy nos dan tanta risa cuando nos las cuentan; pero es que no sabían qué más hacer, y estaban desesperados) y sobre cómo cambió Europa con la peste. De hecho, si va usted a Siena y se interesa por la Catedral, descubrirá que es "la original", del siglo XIII. Poco antes de la Peste Negra se empezó su ampliación, que prometía ser espectacular, pero llegó la peste. Al irse descubrieron que se había llevado con ella al 50% de la población, entre ella a los maestros de obra, a los trabajadores y a las ganas de construirla, demasiados recuerdos. La obra nunca se renaudó.

Ahora, por supuesto, las cosas serían distintas. Sabemos cómo se transmite la peste y tenemos una tecnología inimaginable siquiera para nosotros mismos. Aislaríamos el barco. Sacaríamos a los humanos, uno a uno, y los descontaminaríamos. Nos aseguraríamos de que ninguna pulga saliera con ellos; luego, hundiríamos el barco. Los que iban a bordo serían aislados; los que manifestaran la enfermedad serían cuidados y, si morían, sus cadáveres serían tratados debidamente. 

Sí, ése sería el plan. ¿Cree usted que lo conseguiríamos? ¿O preferiría no jugársela y bombardear ya ese barco, antes de que se acercase más aún?

Es posible que se haya contestado que "apretaría el botón". Pero es que le he dicho que se trata de la Peste Negra, que va a matar a decenas de millones, a la cuarta parte de los europeos. ¿Y si esto último no lo supiera? ¿Y si sólo se le dijera que con el barco viene una enfermedad nueva y mortal de la que aún no se conoce cura, pero que tranquilo, que podremos con ella y que lo tendremos siempre todo controlado?

¿Qué haría usted?

¿No le daría al menos una oportunidad al siglo XXI?





Crosby, Stills, Nash & Young - Find the cost of Freedom (Hartley Brothers cover)

miércoles, 8 de octubre de 2014

El concierto en Central Park



En mi casa tengo una Smart TV. Un televisor inteligente, en cristiano. Un título rimbombante que no implica que la caja tonta se haya vuelto inteligente, sino que tiene conexión con Internet. En lo que a mí me interesa, que puedo conectarme a Youtube. Por ejemplo, para revisitar (que se dice) el concierto en Central Park; si está usted en mi onda, ya sabe de qué le estoy hablando.

Resulta que el otro día, por razones que no vienen a cuento, estaba enfadado. Intentando calmarme, me senté frente al ordenador y enlacé con Youtube; por alguna asociación de ideas de las que a veces ocurren, quise ver algún corte del concierto en Central Park - entiéndanlo, yo lo tengo en vinilo, por lo que hace muchos años que no lo oigo entero, y sigo pensando en él en forma de cortes y caras, cuatro en concreto-, y me topé con que podía verlo entero, tal como se retransmitió por televisión y yo que lo vi hace muuuuchos años. Pues bien, apenas empezó se me fue el enfado y me cambió el humor. Mano de santo, oigan, y por eso se lo recomiendo aquí.

Durante muchos años me he preguntado quiénes son los más grandes de la música pop. En mis cábalas mentales, lo que hacía era dividir a los candidatos en categorías: primera, segunda, tercera,… Y luego establecía una categoría especial; de los que estuvieran sin dudarlo en la primera, seleccionaba a los 5 mejores para esa categoría especial. Para mí, esos cinco fuera de concurso eran los mejores. El panteón, los que sobrevivirían al tiempo. Los demás, los de primera categoría inclusive, serían pasto del olvido. Y, por cierto, no me preocupaba de darles una preferencia. Los cinco eran, no importaba el puesto.

¿Quiénes estaban en esa categoría especial? Bueno, no siempre ha sido un grupo estable. The Beatles han figurado siempre, eso se lo digo ya por adelantado. Los Rolling Stones, creo que nunca. Elvis Presley, Bob Dylan. Springsteen. Alguna vez, Pink Floyd. The Creedence Clearwater Revival. Y Simon & Garfunkel.

Uno de los criterios para figurar en este grupo era que no produjeran basura. El número de canciones malas tenía que ser tendiente a cero; eso pesaba mucho más que lo buenos que fueran sus mayores éxitos.

En el caso de Simon & Garfunkel, lo cierto es que apenas hicieron un puñado de discos. En esos 6 discos, sin embargo, hay un montón de canciones muy buenas. Muy buenas. En 6 discos (5 más una banda sonora) se saca una recopilación enorme de canciones de categoría especial. Y eso no es lo normal; cuando un grupo saca un "grandes éxitos", contentos estamos si hay tres grandes canciones acompañadas de canciones agradables de escuchar. Este no es el caso de Simon & Garfunkel. Y, además, hicieron muy pocas canciones que uno no quiera volver a oir. En Puente sobre aguas turbulentas, por ejemplo, todas, sin quitar ni una, son excelentes. Lamentablemente, el dúo se separó tras sacar este disco. Y entonces ocurrió. En 1981 se reunieron para dar un concierto gratuito en Nueva York, en el Central Park. Delante de medio millón de personas, lo nunca visto hasta entonces.

En fin, si quieren más información, la wikipedia la ofrece en inglés, no en español: http://en.wikipedia.org/wiki/The_Concert_in_Central_Park. Y en la red encontrarán mucho más, al gusto. A mí, eso es todo, reencontrarme con el disco gracias a Youtube me alegró el día.

Así que les invito a que lo disfruten: https://www.youtube.com/watch?v=zXzpY4uI48U



Un recuerdo especial para mi viejo compañero de correrías, Álvaro.

El factor F




Despejado a córner el balón del 9/nov, es lógico preguntarse si el ataque va a continuar o va a remitir, y si va a ser más fuerte cada vez o es cuestión de pasar unos años difíciles y ya está.

Hay quien piensa que va a ser esto último. Está claro que después del 9N vendrán elecciones autonómicas. Las elecciones son votaciones de verdad, de las que ponen a cada uno en su sitio. Y éstos piensan que Mas, hombre "estos-son-mis-principios,-si-no-le-gustan-tengo-otros", cree que el caballo ganador es el independentismo de ERC y quiere ir con ellos. ERC no quiere a CiU, por lo que CDC se separaría de UDC, a ver si así. Pero ERC tampoco quiere a CDC, han sido enemigos personales en cada pueblo toda la vida, y CDC se quedará compuesta y sin novio. Y se supone que casi sin votantes, para qué nos vamos a engañar. Total, se cree que ganará ERC y gobernará ERC. Hay quien opina que tres o cuatro años de gobierno de ERC es suficiente para desilusionar a cualquiera; como Zapatero, será una experiencia que nadie querrá que se repita nunca.

Yo no lo creo así. Ahora mismo hay mucha gente muy ilusionada con la independencia. Da igual que no sean mayoría: en 7 millones de habitantes, un misérrimo 14% es un millón de personas. Un millón de personas son muchas personas. Y 2 de cada 7 son dos millones de personas.

Un debate sobre la secesión de Cataluña en Cataluña está lleno de trampas. Para empezar, Cataluña se divide en dos zonas: Barcelona y casi toda su área metropolitana más casi toda la provincia de Tarragona, por un lado, y el resto en el otro. Cada zona tiene una opción mayoritaria, muy mayoritaria. Ocurre además que nada de lo que digan los políticos y los juristas contra la secesión se escuchará en la zona 2. Ni se publicará en los periódicos, ni lo dirán las televisiones que se ven en esa zona. Y en la zona 1, la verdad, no hace falta, porque mayoritariamente ya están en contra de la secesión.

Bien, a estos millones de personas los encontraremos, en su mayoría, en dos sitios: en la zona 2, y en los puestos de decisión, mando y comunicación en Cataluña. El resultado es que la zona 2 es una zona hermética. Allí, todo mensaje llega en catalán. Llega traducido. Llega a través de un intermediario. Ningún político español se va a patear el Solsonés, por nombrar una comarca, pueblo a pueblo, hablando con sus habitantes. No, allí llega TV3 y una prensa muy especial. Es difícil creerlo, pero es así. Es una zona hermética.

En cuanto a los sillones... Hace unos años coparon el poder los capitanes socialistas del Baix Llobregat, liderados por un cordobés y un extremeño. ¿Creen que cambió algo? No sé si sería po un complejo de inferioridad o de culpa, pero se convirtieron y resultaron tan fanáticos como el que más. De hecho, es posible que este barco lo empezaran a armar ellos.

Pues bien: aunque el 9/N salga mal, aunque los políticos actuales se pierdan en el olvido, hay algo que no va a cambiar. La educación va a estar en manos de ellos. Y no se imaginan lo que es eso.

Para empezar, un botón de muestra. En segundo de bachillerato, el último curso antes de la universidad, tiene obligatoria la asignatura de Historia. El otro día cayó un libro de texto de esa asignatura y curso en mis manos. El primer tema es el siglo XVIII en España. O quizá debería decir en Cataluña, pues está absolutamente centrado en Cataluña. No obstante, en algún párrafo cuenta algo de fuera, así que la consideraré Historia de España.

Pues bien, el tema 1, todo el siglo XVIII, se reduce en la práctica a los sucesos de 1714. La preponderancia de esos sucesos en el tema es indiscutible; parece que fue un siglo de sólo 5 años, que empezara en 1711 y acabara en 1716. Pero eso no es lo peor. Lo peor es lo que cuenta y cómo lo cuenta. Explica el libro cómo los castellanos se sirvieron del malvado rey Borbón para perjudicar a Cataluña, a la que odiaban. Todo el tema está lleno de afirmaciones de este calibre y de textos de acompañamiento que lo prueban.  En los temas siguientes el siglo XIX pasa de un plumazo, y llegamos a la instalación del Paraíso en la Tierra entre 1931 y 1936, y la llegada de de Satanás con cuerpo de general gallego con un único objetivo: destruir a Cataluña, porque odiaba a los catalanes. Y califica su política como "genocidio cultural", remarcándolo en negrita.

En mi opinión, no es bueno que la Historia que estudien los chavales esté tan centrada en Cataluña. Pero eso ocurre en todos los ámbitos de la educación, están tan enfocados en Cataluña que, por fuerza han de tener una visión desenfocada de todo lo que esté fuera. Por ejemplo, estudian que el Garona es un río catalán que desemboca en el Atlántico ("es el único río catalán que desemboca en el Atlántico", les he oído orgullososo muchas veces). El Garona, según la administración francesa, tiene 528,7 km de recorrido, de los cuales 521,9 son en Francia. Ni 7 km en España. Pues así es con todo, y la Historia no podía ser menos; aquí se ve, siempre, como un Cataluña contra el mundo.

Pero lo peor no es eso. Lo que más mal me sienta es el odio a España que enseñan. Porque es año tras año, un constante escuchar las historias en las que el resto de los españoles intentaron perjudicar a los catalanes, tan buenecicos ellos que no se metían con nadie y la inquina que les tenían todos. Yo leí el capítulo 1º del libro que les he mencionado, y me quedé patidifuso de la beligerancia que transmitía. Yo estudié, en su día, el siglo XVIII, pero la guerra de Sucesión fue una más, no la única, y tuvo muchas consecuencias: la pérdida de Gibraltar, Menorca y las posesiones europeas, entre otras; algo mucho más importante que el hecho de que la guerra terminara tras la caída de Barcelona y que los últimos combatientes del bando perdedor murieran. Aquí, en cambio, se les enseña que fue un hecho capital, de entre los más principales sucesos que han sido en la Historia de Cataluña, la única importante y aquella con la que deben medirse todas las demás, por supuesto.

Pues lo más asombroso del caso es que lo comenté al día siguiente con una señora, madre de una alumna de bachillerato y castellanoparlante aunque nacida y criada en Barcelona, y no sólo no le escandalizó, sino que lo aprobó con un ¿es que acaso no fue así? No entendía qué veía yo mal.

Así que en Cataluña, pienso yo, la gestión de la educación ha sido concedida a los independentistas y nunca se les va a exigir su devolución, y el resultado va a ser que estamos formando, desde hace ya muchos años, a nuestros hijos para odiar a España. Y por supuesto que no lo conseguirán en todos los casos, pero sí en un porcentaje mayoritario. Por ello, el sentimiento va a ir a más, y cada derrota política que sufran les alimentará en su victimismo. Nunca dejarán de pedirlo, y llegará un punto en el que, sea por cansancio de la gente de fuera que tiene que aguantarnos, sea porque aquí sean ya una clara mayoría, habrá show y habrá separación. Si no cambian las cosas, en veinte años, diría.

Mi única esperanza es que se produzca un clamor en toda España para revertir, siquiera parcialmente, el Estado de las Autonomías y recuperar una dirección centralizada y única de la educación (ya puestos, no entiendo porqué no también de la sanidad, la justicia, la policía, las leyes, etc.).

Y, por supuesto, el factor F.

Porque en la batalla diaria, ya les he dicho que los mensajes a favor de la unidad no llegan. Nadie los atiende, y no es algo que los políticos y los juristas vayan a cambiar. Por cada mensaje que diga que "los aranceles de los productos subirán y los bancos no podrán refinanciarse a bajo interés en el Banco Central Europeo", el patán catalán recibirá diez que afirmen que sueltan el discurso del miedo, que es mentira y que todo será mejor que ahora porque los ricos somos nosotros y somos a quienes quieren, y que nuestro mensaje es positivo, ilusionante y festivo, y el de ellos es de miedo, negativo y de represión.

Sin embargo, hay un mensaje que sí les llegaría. Un mensaje que será difícil tildar de mensaje del miedo, y que entenderá cualquier patán. Que lo entenderá y que le abrirá los ojos a cómo serían en realidad las cosas. Que lo sentirá como si le quitaran algo suyo, que verá el perjuicio inmediato y que le hará decir ¡eh, un momento, yo no quiero eso! Y para que ese mensaje llegue, lo tiene que decir una persona específica. Una de las pocas personas de Madrid a las que escucharían - siquiera para saber "qué ha dicho ése esta vez"-.

Tiene que salir Florentino Pérez y decir que, descarado, si Cataluña se independiza el Barcelona no jugará la liga ni la copa. Y junto a él Cerezo, el del Valencia, el del Sevilla y todos los demás detrás, de pie con los brazos cruzados como los batasunos. Que diga Florentino que les importa un pimiento lo que piense el Barça, que para ellos es únicamente un partido al año, y que se apañarán muy bien sin ellos.

Este mensaje, además de llegar a todos los rincones de cualquier casa de Cataluña y entenderse a la perfección, retratará a los líderes del procés, que tanto han insistido desde el primer día en que esto sería algo que nunca ocurrirá. Es ¡el Rey está desnudo! que parará todo. Mientras los presidentes no reblen y se nieguen a firmar ningún acuerdo que permita al Barça seguir jugando la liga, el mensaje de que no les irá mejor solos siempre lo tendrán ahí. Y entonces sí hay esperanza.




Simon & Garkunkel - Kathy's song

lunes, 6 de octubre de 2014

Politica pequeña



En clavev política, todo esto del 9/nov ha sido siempre puro teatro. Y, como en el teatro, no es necesario que la acción se represente en el escenario verdadero y ocurra en realidad. Para eso están los teatros, los actores, los decorados y el atrezzo: las pistolas no son de verdad y las balas serán de fogueo, el actor "malo" nunca pretende matar de verdad.

En todo momento, los actores de esta historia sabían que esto era sólo una representación. Solo que, como son profesionales de la política, su interés último era obtener beneficios políticos. Por ejemplo: en el caso de CiU, mantenerse en el poder.

Ahora se acerca el fin de la representación, va a bajar el telón y los espectadores volverán a darse cuenta de que era sólo eso, una representación. En otra entrada hablaré del público, ésta versa sobre los actores. Que siempre han sabido que todo era falso.

No sé si ustedes lo saben; los políticos, les aseguro que sí: existe un protocolo de la Unión Europea acerca de cómo son los referendos, cómo se convocan, las condiciones que tienen que darse, etc. Lo pueden consultar aquí. Para que la consulta sea reconocida por las demás naciones ha de cumplir lo que ahí se dice, pues de lo contrario se considera más pantomima que otra cosa.

Bien. En nuestro caso no se cumple casi nada. Empezando porque se convoca un 27 de septiembre para votar un 9 de noviembre pero hasta el 2 de octubre no hay ni siquiera una junta que controle  el proceso (aparte que hoy mismo aún no sé ni si estoy inscrito en el censo que votará, ni dónde he de votar; de hecho creo que ni ellos mismos lo saben). Pero aunque hubiera una junta, un tema como éste requiere, digamos, al menos 18 meses de reflexiones y discusiones, no 30 días. Y son 18 meses de reflexiones sobre el objeto de lo que se vota, no - como ha sido hasta ahora- sobre si se puede votar o no. ¿Qué prisa había? Si la cosa hubiera ido de verdad, no habría habido ninguna. ¿Qué es un año más o menos?

Pero la cosa era una representación con fines políticos. Recordemos que ningún político tiene un futuro más lejano de 4 años. Y recordemos también que en mayo de 2015 hay municipales. Y les recuerdo que para estos políticos lo que en verdad está en juego son los puestos. En ayuntamientos, consejos comarcales, diputaciones, empresas públicas y semipúblicas, dependencias y entidades de la administración, etc. Es decir, "el pan de sus hijos". Luego tenía que ser en el 2014. La representación tenía que tener en el guión "noviembre del 14". Digamos que es una imposición de los actores principales a los guionistas. 

Cabe entonces preguntarse: si los independentistas iban de farol, ¿ha picado el PP o tendría que haberles visto el farol y dejarles continuar la amenaza?
Inciso: iban de farol los de CiU y los de ICV. Los de ERC son independentistas de verdad. En este caso saben que todo es mentira, pero su objetivo también es hacérselo pasar mal a los de CiU; cosa que están logrando. El avance hacia la independencia (lo trato en otra entrada) sería, en cualquier caso, una propina.

¿El PP, decíamos? Bueno, el PP... también son políticos, también tienen elecciones en toda España, ¿Podrían haberles dado más correa? Quizá, pero sus cálculos electorales les dan que lo que han hecho les rinde más, y no hay más que hablar. Frente a un PSOE que ha parecido pusilánime, ellos aparecen como "los que los tienen bien puestos". Hombres de verdad, los líderes en los que podemos confiar.

El PSOE, por su parte, se queda con la opción que le queda. En Cataluña, los roles de independentistas y constitucionalistas ya están cogidos, así que han elegido ser el conciliador. El problema es que es un mal conciliador, y no es fácil conciliar. Si en una pandilla unos quieren ir al fútbol y los otros a los toros, el conciliador ¿qué va a hacer? ¿Proponer ir al fútbol y otro día a los toros, para que todos estén a disgusto, pues habrán tenido que ir donde no querían? ¿O proponer ir al cine, que es un sitio al que nadie quiere ir? Pues ellos han creído que podían hacerlo, y así les luce el pelo. Y a nivel nacional, además de conciliadores, tienen que defender a sus compinches catalanes. ¿Difícil? No, imposible.

En resumen, no les quepa duda de que todo este embrollo es una farse montada por los políticos, que buscan fines humano-políticos. El pan de los próximos 4 años, vaya. Y les dan igual las consecuencias en la población, tema de la próxima entrada.




 Paul Simon - You can call me Al

sábado, 4 de octubre de 2014

La comunidad



Imaginemos que en un edificio de viviendas se forma una comunidad de vecinos. Ocurriera así que los vecinos de Avenida de Europa, 11, por ejemplo, se doten de unas normas de convivencia, unos presupuestos, unos protocolos de asignación de gastos, un sistema de reparto de enteros, de elección de presidente, secretario, administrador, etc. Todo ello de común acuerdo, o como quiera que fuera el sistema que rigiera antes de ese acuerdo (por ejemplo, si antes había sido todo el bloque de un propietario único o de una misma familia). Y supongamos que esto fuera en 1978, y 35 años depués el vecino del 5º2ª dice que no se siente a gusto en esa comunidad y que lo deja. En concreto, que deja su propia comunidad de vecino.

¡Ah, pero resulta que eso no es dicho y hecho! Mantiene el ascensor de los demás, la escalera, la fontanería, la estructura, la instalación de gas, la antena,... No, los vecinos le dicen que diga lo que quiera pero que mientras él esté en el 5º2ª es parte de la comunidad de Avenida de Europa, 11, y ha de comportarse como un buen vecino de la misma. El del 5º2ª protesta, y se dedica a cumplir unas normas y acuerdos, lo que le convencen, y otros no. Por ejemplo, se niega a pagar la derrama para la mejora de la azotea y deja su bicicleta con un candado donde los buzones. 

Pues bien, este problema tiene varias soluciones. Una sería que el vecino del 5º2ª, llamado al orden, depusiera su actitud. Otra sería renegociar las normas de convivencia y los acuerdos conjuntos.

De momento, lo de deponer su actitud parece que no funciona. Y la segunda vía... el vecino del 5º2 dice que sí, que se cambien... a lo que él quiere. Que la opinión de los demás no le importa, porque en su casa manda él. Claro, el resto de la escalera no lo acepta, y esta segunda vía, de momento, queda aparcada. Con lo que una vez explicado esto al díscolo, éste da la tercera solución: 
- Pues me largo.
- Genial, le responde el presidente. Ahí tiene usted la puerta.
- No me ha entendido bien, le responde el 5º2ª. Me largo... con mi piso. Me lo llevo, y seré Avenida de Europa, 5º2ª.
- Perdone usted, pero usted puede irse cuando quiera, pero no puede llevarse el piso. Es parte fundamental del edificio, siempre lo ha sido y siempre lo será.
- El piso es mío, y se viene conmigo.
- No, oiga. El piso es suyo, sí, nadie se lo discute. Puede hacer usted en él lo que se le antoje, repintarlo, redecorarlo, tirar tabiques, dotarlo de wifi o de aire acondicionado. Pero hay una serie de elementos que son comunes, como la estructura, las fachadas, las bajantes, la instalación eléctrica y de gas, que puede trazarlas como quiera, pero que han de cumplir unas normas que no fijamos ni usted ni yo. Y hay una serie de actividades que no puede hacer. No puede sobrecargarlo en exceso, no puede pegarle fuego y no puede reconvertirlo en almacén de residuos radiactivos, por ejemplo. En resumen: que sea usted propietario del piso sólo significa que tiene su uso y tiene derecho a hacerle unos cambios que consideremos intrascendentes, y todo dentro de unas normas que no establece usted. Y una de esas normas es que su actitud se resuelve con una de las dos opciones primeras, o se larga. Pero se larga sin su piso, ¿entiende?


Simon & Garfunkel - Kodachrome / Maybellene

Tres miradas a la realidad



Llevo tiempo meditando si publicar o no artículos sobre lo que aquí se llama el procés, y me atrevo a decir que fuera se llama el lío catalán. En general no me gusta escribir sobre la actualidad política, pero a veces no aguanto más y suelto lo primero que me viene a la cabeza.

Pero ahora acabo de dirigir una operación, el desplazamiento de una máquina de 50.000 kg, que me ha generado unos cuantos viajes en tren y con ellos la ocasión de escribir algo sobre el tema. Las próximas tres entradas, pues, serán sobre cómo veo lo que está pasando en Cataluña .

La primera entrada, la más fácil de explicar, la denominaremos La comunidad.

La segunda entrada, más subjetiva, la denominaremos Política pequeña.

Y la tercera y última, la más difícil de expresar, se titulará El factor F.

Que las disfruten.



Simon & Garfunkel - Cecilia