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miércoles, 28 de agosto de 2024

Los ingenieros también somos como borregos

https://www.youtube.com/watch?v=YQ8Ieu6W09E 

 

 

En 1968 las normas españolas establecían que, en las estructuras de hormigón armado, la resistencia al esfuerzo cortante de un elemento se calculaba añadiendo a la resistencia de las armaduras transversales una contribución de lo que aguantaba el hormigón por sí mismo. Normas posteriores (la de 1973, la de 1982, la de 1988, la de 1991, la de 1999 y la de 2008) mantuvieron dicha afirmación; cambiaron mucho o poco cómo se calculaban ambas contribuciones, pero el principio de que se suman se mantuvo.

El año 2021 la norma española pasó a ser el Código Estructural, y lo que el Codest dice es que si el hormigón, por sí solo, tiene resistencia suficiente no hace falta acero, pero que si hace falta acero entonces la resistencia del elemento es la del acero. No la suma del acero y el hormigón, como hasta entonces.

Los ingenieros de estructuras somos disciplinados como el que más y nos limitamos a asegurarnos que las versiones de nuestros programas estaban actualizadas. El acero necesario para resistir un esfuerzo cortante es mayor que antes, pero eso a nosotros nos da igual, al arquitecto le importa aún menos, y al constructor, como le van a pagar el acero que ponga, pues le va incluso bien porque lo cobra más caro de lo que lo compra. Como mucho le importará al que compra la estructura o el edificio, pero como el precio total no vendrá de esta partida pues no se va a quejar por esto en concreto. 

¿Por qué este cambio? No lo sé, y no sé de nadie que lo sepa. He oído por ahí que parece ser que el hormigón actual no es como los de antes, pero uno esperaría que el hormigón moderno sea mejor, no peor.

Ahora bien, ocurre que si alguien aplicara el principio que ha regido en España durante más de 50 años ("el hormigón contribuye"), un revisor de proyecto puede decirle que no, que está equivocado. En realidad, de momento el revisor conocerá todavía la norma antigua y no le dirá que está equivocado sino que no está aplicando la norma ahora en vigor, pero es igual: su dictamen será que el proyecto está mal (creo que la expresión formal que se utiliza es "no cumple la normativa", pero el mensaje que transmite es ése). Y, claro.

Todo lo que se ha construido en este país desde hace muchas décadas responde al principio de la suma. En una inmensa mayoría de edificios el acero no basta por sí solo para resistir, se necesita la aportación del hormigón. Como según la norma actual esa aportación es nula, entonces incontables edificios deberían haberse venido abajo. Una cantidad innumerable de edificios, y no venirse abajo en 2021, sino a los pocos meses de su construcción, en que hubieran entrado en carga. Esto último no ha ocurrido ni de lejos, la experiencia demuestra a todos que es increíblemente raro que un edificio joven se venga abajo. ¿Entonces? Pues, dado que nadie ofrece una explicación satisfactoria, hay que convenir que la norma actual se equivoca al negar la contribución del hormigón.

Como somos muy disciplinados y los que escriben los programas que usamos también lo son, hacemos caso al CodEst y (con los criterios anteriores) sobredimensionamos para cumplir con la ley (para compensarlo, la ley se llena la boca con la palabra "sostenibilidad"). Pero los que sabemos (los jóvenes no) nos quedamos con el regusto de que la norma es una mala norma, está equivocada.

Esto no contribuye a que admiremos el Código Estructural. Esto no contribuye a que la profesión de calculista sea atractiva, pues nos obliga a hacer cosas que sabemos que son contrarias a la razón.

 

 

Jaromir Vejvoda - El barril de cerveza 

viernes, 10 de noviembre de 2023

La norma inútil

https://www.youtube.com/watch?v=4nMUr8Rt2AI 

 

 

Se cumplen 2 años de la entrada en vigor del Código Estructural, concebida como la supernorma que regula las estructuras de hormigón armado y de acero. Transcurridos dos años, pocas personas sabrán de qué estoy hablando.

Como botón de muestra: prácticamente nadie, en este tiempo, me ha hablado de esta norma. Teniendo en cuenta que a lo largo de los años yo he sido una especie de asesor/intérprete de las normas, el silencio me es estruendoso. Es como si nadie supiera que las estructuras las gobierna ahora una norma nueva, distinta.

Dos posibles explicaciones: o la nueva norma no cambia apenas nada, o a nadie le importa la norma. Como la nueva norma cambia muchísimas cosas, tiene que ser lo segundo: a nadie le importa la norma. La cuestión sobre la que reflexionar es el porqué.

Lo cierto es que a nadie le importa la norma nueva. A poca gente le importaron las normas anteriores del hormigón (EHE-08) y del acero (EAE), más le importó a todo el mundo el CTE, más aún la EHE y desde luego todo el mundo se sabía al dedillo la EA-95 y la EH-91. El desinterés de los técnicos con respecto a lo que dicen las normas es monótono creciente.

Una explicación es el exceso regulatorio, y además un exceso inútil: lo que se hacía antes de cada norma ya estaba bien (las cosas no se caían), luego es difícil justificar nuevas restricciones o reglamentar lo que ya se hacía bien sin decir nada. Pero esta justificación sólo vale si hablamos de técnicos veteranos, para los jóvenes se supone que las normas son nuevas.

Otra explicación son las normas en sí mismas: cada una es más prolija y más enrevesada que la anterior. Da la impresión que de el redactor de cada una tiene como objetivo el que su texto sea más difícil de seguir que el anterior. Cuando uno no entiende lo que lee, deja de leer. Si lo que tiene es un texto de 700 páginas (el Código Estructural llega a 1.800), pues abandona en seguida. Pero es que además si uno quiere hacer una consulta en la norma en seguida descubre que no entiende nada. Al tercer intento deja ya de consultar: ¿para qué?

No es tampoco baladí el aspecto "woke" de las normas: las últimas son unos peñazos woke insoportables, con sus llamadas a la sostenibilidad, la ecología y el bienestar del planeta. El manual de cómo se calcula un edificio no es el sitio adecuado para promover el bienestar de todos los animales, ni es la misión de los ingenieros, constructores y obreros.

Por otro lado hay un hecho incuestionable: los programas de cálculo se saben las normas. Con esa ventaja, el técnico que calcule mediante un programa de ordenador sabe que como el programa cumplirá la norma, su proyecto también. ¿Qué ventaja le aporta el saberse él (¡y comprender!) las 1.800 páginas del Código? ¿Le compensaría esa ventaja hacer el titánico esfuerzo de entenderlas? La respuesta a esto último me la sé: sin duda, no.

Me dirán que uno de los problemas es que el redactor afronta la norma como una oportunidad para exhibir su sabiduría. Hojeando las normas actuales, no sé decir hasta qué punto es cierta esa afirmación. Sí pienso que, como en la práctica la norma la va a aplicar un ordenador, el redactor, que siempre se siente encorsetado por lo que han escrito otros, ahora queda forzado a producir un texto que es sólo para máquinas, no para humanos. Por ejemplo, si el texto anterior decía que había que multiplicar un valor por 'e2,3', ahora había que decir 'e0,8·µ con µ=2,875'. Si se cambia un texto ha de ser para hacerlo aún más farragoso: no pueden, parece, cambiar radicalmente la formulación del precepto para que fuera más entendible (en el ejemplo,  decir '10' como en los textos más antiguos)

Curiosamente, este desconocimiento humano de la norma funciona. Porque es absoluto: nadie la conoce, ergo nadie la exige y nadie sabe si se cumple o no. Muchas cosas se hacen como se han hecho siempre, como se hacían antes, como marcaban las normas antiguas. Aplicamos normas antiguas, ya derogadas, y el otro reconoce esas normas en nuestra actuación; como el conocimiento regulatorio de ambos es similar, la actuación la valida como acorde con las normas, y así sale todo adelante. Si hay una norma inútil, la experiencia está demostrando que es ésta.




En cierta ocasión fui invitado a participar en la elaboración de un texto por el estilo, que iba a establecer estándares, explicar conceptos y servir de guía para arquitectos, ingenieros, promotores, constructores, personal de obra y todos los que participan en general de la construcción. En la primera reunión me di cuenta del palo que iban los que más hablaban, y ya no volví (aunque me siguieron llegando las invitaciones y los correos). Me dio rabia la oportunidad perdida de hacer un texto útil de verdad, pero no iba a enfrentarme a los fantasmones y sus discursos buenistas. Supongo que la gran mayoría de los redactores de las normas actuales piensan en privado como yo, pero el caso es que estoy seguro de que dentro de 4 años podré decir de nuevo que pocas personas saben de qué va el Código Estructural.

Ante normas estúpidas, comportamientos inteligentes.

 

 

 

Edvard Grieg - Peer Gynt: en la gruta del rey de las montañas







 

jueves, 8 de junio de 2023

Desprecio o desconocimiento de las estructuras

Me comparte la foto un ingeniero. Espero que no me pida que haga la ¿reparación?

 


A veces uno se pregunta cómo es capaz la gente de hacer esto. El que planteó el conducto tendría, digo yo, un cierto conocimiento de su oficio. Sabría lo que es una viga de hormigón. Luego, el que hizo el paso. Éste también lo sabría. ¿Y alguien lo autorizó? Imagino que sí. 

 

Y además el conducto luego va hacia abajo. En fin. Que Dios reparta suerte.

domingo, 24 de julio de 2022

¡Vaya errata en el Código Estructural!

Prólogo:

Todo texto escrito es susceptible de tener erratas. En la Antigüedad, antes de los ordenadores, los texto se revisaban para localizar las más de éstas. Si una postrera revisión localizaba alguna otra, se publicaba lo que se conocía como Fe de erratas; para los nuevos, explicaré que solía consistir en una hoja con los avisos de las erratas localizadas, que solíamos guardar dentro del libro en cuestión. Ahora esto ya no se hace, pues se supone que los correctores ortográficos automáticos son perfectos, y pasa lo que pasa.

En una norma técnica puede haber erratas. Se supone que son tipográficas, pero pueden afectar al contenido. ¿Y entonces?

Entonces hay que discernir el tipo de errata. El error puede ser en un precepto de carácter administrativo o procesal (por ejemplo, que en vez de exigir 3 muestras se exijan 33), en cuyo caso no hay mucho que hacer, si se exigen 33 qué le vamos a hacer, porque si dudamos de eso, cuando exija 6 también podemos creer que el número correcto es 3. Pero el error puede ocurrir en un precepto técnico, como el caso que traigo a colación. ¿Y entonces?

Y entonces, nada. La norma no tiene nada que decir. Cuando en un precepto técnico la norma se equivoca, el técnico ha de hacer caso omiso de lo que dice la norma. Porque la obligación del técnico es saber. Saber la Técnica. Da igual lo que diga el texto, el técnico ha de corregir por sí solo la errata y el error. Lo que es, es, aunque la norma diga otra cosa.

Lo cual es, en estos tiempos, pedir un imposible, porque los técnicos apenas sabemos ya. Pero ésa es otra milonga.

Y aclarado esto, veamos la errata de marras.

 

No es moco de pavo. Desde siempre, existe una esbeltez máxima por debajo de la cual no es necesario contar el pandeo del elemento. Tradicionalmente, ese valor era 35. Las nuevas (ahora ya caducas) normas de ordenador sustituyeron ese valor por una complicada fórmula (mi entrada al respecto: 2013/07/limite-35.html), y el nuevo Código Estructural ha optado por una fórmula, pero sencilla:

 

Si se fijan: 

La cuantía mecánica nunca será negativa; si no hay es cero, y si hay es positiva. Por lo tanto, B nunca será menor que 2; que propongan 1,1 como valor por defecto es, pues ridículo.

Y es que es una errata. Si consultamos lo que dice el Eurocódigo, fuente de inspiración del Código Estructural, y lo consultamos en inglés por si las moscas, aparece:


Queda clarísimo que el CodEst es traducción del Eurocódigo, al menos en este capítulo. Y queda claro que el Eurocódigo dice:


Ni copiar saben.

Espero, al menos, que los que escriben los programas de ordenador, que son en la práctica los que se han de mirar la norma (los ingenieros sólo ejecutamos programas) sí detecten el fallo.


 

martes, 5 de julio de 2022

Un detalle sobre la organización de la Administración

Reconozco que no me había fijado hasta ahora, pero consultando el Código Estructural me he dado cuenta de un detalle que... en fin.

El Código Estructural se aprobó mediante un Real Decreto (RD 470/2021) del ministerio de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática. Siendo ministra, a la sazón, la simpar Carmen Calvo (sí, la que argumentó que el dinero público no era de nadie y que lo que dijera Pedro Sánchez antes de ser presidente no tiene ninguna importancia porque ahora es presidente y por lo tanto otra persona).


 

Se me escapa por qué la norma que regula cómo calcular y ejecutar las estructuras de acero y de hormigón la dicta ese ministerio. Segun el RD lo hace a propuesta del Ministro de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (desconozco su nombre y la mera existencia de ese ministerio, aunque sospechaba que sí existía un ministerio de Transportes) y de la Ministra de Industria, Comercio y Turismo (este ministerio si daba por hecho que existía, aunque también desconozco qué pájaro lo rige y cualquier cosa que hubiera hecho). También se me escapa qué interés específico tiene el ministro de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana en las estructuras; a la de Industria sí que se lo puedo imaginar, si no a la ministra en sí al menos a sus funcionarios.

Antes, las normas provenían del ministerio del ramo. Solía ser una garantía de que habían intervenido las personas adecuadas. Esta norma es cosa de los que se encargan de las relaciones con las Cortes, el gabinete particular de don Sánchez y la memoria democrática. Sí que explica ciertas cosas, sí. 

domingo, 3 de julio de 2022

Armadura mínima de una viga (y de una losa) en el Código Estructural

El eurocódigo lo recogía, pero la norma española no. Así que puede considerarse una novedad.

El nuevo Código Estructural, en el apartado 9.2.1.1 (1) del anejo 19, en el que regula la cuantía mínima de armadura longitudinal de tracción de una viga, incluye esta frase:

De forma alternativa, y en el caso de elementos secundarios en los que sea admisible un cierto riesgo de rotura frágil, As,min se podrá tomar igual a 1,2 veces el área necesaria en la comprobación en Estado Límite Último.

Las losas se rigen por el apartado 9.3.1.1, pero ese apartado también recoge esta filosofía. 

La frase tiene todo el sentido del mundo y la aplaudo, pero es un coladero que dará tardes de gloria a todos los que la sepan. Lo que también aplaudo. Como mínimo, por saberse la norma. Por tener interés en saber qué dice. Los calculistas que se leen la norma e intentan entenderla para saber qué es lo que están haciendo merecen no sólo aplauso, sino ovación y vuelta al ruedo.

La idea base es que si uno tiene un elemento absolutamente secundario, no importante ni vital, que puede admitirse que si se rompiera fuera de golpe (rotura frágil), y por cálculo le sale que le basta con una armadura que es menos que la que la norma establece como mínima, entonces es suficiente con que ponga 1,2 veces la que le sale del cálculo.

En lo primero que he pensado: en las vigas riostras de cimentación. Sobre todo en las de una nave porticada. A menudo se ponen las riostras atando las zapatas y sirviendo de base para la parte inferior de las paredes. Esos elementos, en sí, apenas tienen esfuerzos: están apoyadas en el terreno. Pero como se suelen dimensionar generosas (qué menos que 40x40 cm, y es fácil que lleguen a 60 cm o más), la cuantía mínima es importante. Como además nunca se sabe cuál es la cara traccionada, se acostumbra a poner la misma armadura en las 4 caras, y es una armadura considerable para una viga que apenas trabaja. Acogiéndonos a la nueva frase, podemos poner casi la que queramos.

Pero vayamos un paso más allá: "elementos secundarios". ¿Qué es un elemento secundario? Es la pregunta que uno se haría; pero hagámosla al revés: un elemento que apenas tiene que resistir esfuerzos y que está muy sobredimensionado para ello, ¿no es acaso un elemento secundario? Si no tiene que recibir esfuerzos dignos, es que no es un elemento principal de la estructura, ¿no? Y si uno sobredimensiona un elemento porque quiere que no deforme, o por razones geométricas o arquitectónicas, y como resultado la armadura que necesita es muy superior a la mínima, ¿no es lo mismo que uno secundario? ¿Qué más da que su rotura fuera frágil si pone más armadura de la que necesitaría para no romperse? Y si un 20% más de la necesaria para resistir 1,5 veces las cargas que pueden llegar le parece a uno poco y decide poner el doble, y aun así está por debajo de la cuantía mínima, ¿qué problema hay?

¿Y no es éste acaso un criterio más eco-sostenible que no aplicarlo? 

El paso siguiente será aplicarlo en los elementos principales, principalísimos incluso, pensemos en vigas y en losas: donde no hay un esfuerzo de tracción importante, el criterio de la frase. Aunque ese mismo elemento sí tenga zonas que haya que armar de verdad. ¿Por qué no?

Me pregunto si esta frase hará fortuna. 

 

sábado, 5 de febrero de 2022

Pallarofa: El Código Estructural (2ª parte)

https://www.youtube.com/watch?v=mQKl75zNgyA 

 

 

La palabra exacta es "farfolla". El diccionario de la RAE la define así: 

  1. En su primera acepción: "espata o envoltura de las panojas de maíz, mijo y panizo".
  2. En su segunda acepción: "cosa de mucha apariencia y de poca entidad".

Si yo tuviera que explicar a alguien lo que es la farfolla, le diría que es la hojarasca. Palabra que, por cierto, el diccionario admite en tres acepciones:

  1. Conjunto de las hojas que han caído de los árboles
  2. Demasiada e inútil frondosidad de algunos árboles o planas
  3. Cosa inútil y de poca sustancia, especialmente en las palabras y promesas

Pero también le diría que es la paja que suele meterse en algunos regalos u objetos que van en cajas, para que no se dañen. Ahora ya no se emplea paja sino porexpán u otros materiales, pero cuando yo era chico la paja era el relleno habitual.

Lo que pasa es que yo no suelo emplear la palabra "farfolla", palabra que de hecho no conocía hasta hace no mucho, sino su equivalente en catalán. Esto es porque conocí la palabreja hablando, hace muchos años, con un director industrial, creo que discutíamos sobre un contrato o una oferta o algo así, o quizá fuera sobre las excusas vertidas por alguien como razones, y él me dijo que aquello era pallarofa.

Pallarofa.

Sí, imaginemos la farfolla o la hojarasca en su acepción vegetal y el efecto que consiguen y que no es sino la acepción figurada del diccionario.

En un escrito, la pallarofa es todo aquello que rodea, agranda o disimula la chicha del asunto. Todo lo que sobra, que podríamos quitar y no cambiaría nada en su esencia. Todo lo que, de hecho, hemos de quitar y eliminar para entender el escrito. Todos los rodeos y circunloquios, las vueltas y revueltas que da el otro y que terminamos cortando con un "no te enrolles y dime lo que me quieres decir" o expresiones similares.

Por principio, todos los ingenieros deberíamos ser enemigos acérrimos de la pallarofa. Es lo más antiingenieril que se me ocurre, la ineficacia buscada a propósito. Y en un documento técnico es un sacrilegio. 

La pallarofa, en una norma técnica, debería penarse con la ejecución en plaza pública y el salado de sus campos.

Y en el CodEst hay pallarofa para dar y regalar.

Por ejemplo, en el artículo que habla sobre los tipos de morteros (morteros comerciales, no hechos a mano) termina diciendo:

"Con todos los tipos, para su elaboración y aplicación, se deben seguir las instrucciones del fabricante del mortero".

¿Hace falta decir la frase? Todos los morteros comerciales se venden con instrucciones de elaboración y aplicación, una instrucción de las cuales suele ser que precisamente se deben seguir las instrucciones de elaboración y aplicación. ¿Hace falta decir que una norma tan técnica y elevada como el CodEst tenga que recordarnos una instrucción tan sencilla?

"Además, una buena calidad de la ejecución de la obra tiene una influencia decisiva para conseguir una estructura durable".

¿Y qué? ¿Qué aporta esta frase? ¿Qué instrucción supone, qué regla? Insisto, estamos hablando del CodEst, la norma definitiva para el ingeniero de estructuras. 1.800 páginas de artículos y preceptos varios.

El problema con la pallarofa es que en una norma técnica tiene un efecto negativo. Si al CodEst le quitáramos la pallarofa y en vez de 1.800 páginas se quedara en 800, sería más fácil de leer, de entender, de conocer, de memorizar. De encotrar algo cuando se busque. De todo. Y, sobre todo, sería más fácil que el técnico quisiera leerla. Si nos dicen que hemos de aprendernos un petrecol de 0.000 páginas de leyes, todos diremos ¡puf! y que para eso están los ordenadores; si nos hemos de aprender 20 páginas, nos ponemos a ello. Con una norma de hormigón y acero de 800 páginas, seguramente quitaremos la mitad, la parte de fuego, la parte de sismo, partes que no nos interesan demasiado. Pero si la norma son 1.800 páginas, es difícil que el técnico quiera leerla.

"Dependiendo de la función estructural que deba desarrollar la junta, el mortero de relleno deberá poseer unas propiedades determinadas:
- Resistencia a compresión.

- Resistencia a flexotracción.

- Ausencia de retracción..."

El artículo sigue, pero es todo así. ¿Cuál es la instrucción? Dice que el mortero deberá tener una propiedad denominada resistencia a compresión, pero no dice qué valor mínimo o máximo. Sólo que tendrá esa propiedad. También tendrá una densidad, un color, un olor... Y una salchicha también tiene una resistencia a la compresión, pero es tan baja que nadie elegiría una salchicha. Si no dice nada más (y la norma no dice nada más), es pallarofa. Relleno que no aporta nada. 

Y no se trata de este artículo en concreto. La pallarofa está por todas partes. Se lea donde se lea. Cualquier artículo podría decir lo mismo con menos palabras.

¿Porqué hay pallarofa en un documento como éste? Probablemente, porque la escribieron técnicos españoles. Y les pudo más la vertiente española. Tenían, se sentían impelidos, que demostrar que sabían más que nadie. Y la manera, para ellos, de demostrarlo era escribiendo más que nadie.Tú sabes escribir una página sobre el mortero comercial, yo siete. Y te regalo una más sobre qué hacer con los sacos.

"Cualquiera que sea el nivel de control aplicado, la entidad de control entregará..."

Si se ha de entregar algo sea el nivel de control que sea, entonces prescribir que "la entidad de control entregará..." es suficiente, ¿no?

"El constructor, o la persona designada en obra que le represente técnicamente, comprobará, bajo la supervisión de la dirección facultativa, que los valores reflejados..."

Basta con decir "el constructor". Todo el que deba aplicar la norma entiende a quién se refiere y a quién no. 

El resultado son las 1.800 páginas que nadie se va a leer, y menos aún interiorizar. Si coincide lo que se ha hecho hasta ahora con lo que se prescribe, genial; si no, ya nos dirá alguien en alguna obra qué es lo que hay que hacer. Comprenderán ustedes que el sector ha acogido la noticia del nuevo CodEst con un entusiasmo perfectamente descriptible: "¿Ah, sí? ¿Y cambia alguna cosa?". Pregunta que, una vez formulada, no espera respuesta y el interrogador sigue haciendo lo que fuera que estuviera haciendo. Supongo que es lo que pasa cuando, ocasión tras ocasión, llenamos los documentos con pallarofa: que acaban siendo equiparados a eso, a la pallarofa.

¿Qué habría hecho yo? Por descontado, prohibir la parallora, exigir concisión. Pero también habría dividido la norma en cuantas partes fueran necesarias para obtener documentos últiles. Un libro único de principios generales, otro de cómo calcular hormigón, otro de cómo ejecutar el hormigón, otro tanto para el acero... Y, aparte de todo, un libro sobre la sostenibilidad y las estructuras. Habría que ver el éxito que tendría esa parte.

 

 

Luciano Pavarotti - Mamma 

sábado, 15 de enero de 2022

Pallarofa: el Código Estructural (1ª parte)

https://www.youtube.com/watch?v=ySb1f9zWJkQ 

 

 

"Las especificaciones relativas a la durabilidad deberán cumplirse en su totalidad durante la fase de ejecución. No se permite compensar los efectos derivados por el incumplimiento de alguna de ellas, salvo que se adopten las medidas adecuadas para corregirlo, a propuesta del constructor y previa autorización de la dirección facultativa".

Código estructural, artº 43 (4º párrafo), que versa sobre la durabilidad: la capacidad que tiene una estructura de durar.

Es anonadador.

La primera fase dice que lo que dice la norma tiene que cumplirse. La coletilla "durante la fase de ejecución" es una morcilla para alargar el texto. ¿No deben cumplirse después de la ejecución? ¿Estaría de acuerdo la norma en que alguien diseñara un sistema que hiciera que la durabilidad se cumpliera y tras la ejecución se autodisolviera y dejara de cumplirse? Antes de la ejecución ¿no deben cumplirse? Se supone que no, porque no existe lo que sea. Pero existe en el papel. ¿No deberían cumplirse sobre el papel?

Así que si eliminamos la morcilla, la frase queda en "las especificaciones relativas a la durabilidad deberán cumplirse en su totalidad". Es evidente que esta frase no es más que puro relleno. De hecho, da igual lo que diga esta frase: las indicaciones que dé la norma como obligatorias deberán cumplirse y las que dé como recomendaciones (que las hay) no necesariamente deberán cumplirse. Así que esta frase no solo sobra, sino que además podría entrar en contradicción con el resto del articulado.

Analicemos la segunda frase. Empieza diciendo que "no se permite compensar los efectos derivados por el incumplimiento de alguna de ellas, salvo...". Es decir: si alguna medida no se ha cumplido (supongamos un error de ejecución, por ejemplo), la norma no permite que se corrija (salvo...). Alucinante, ¿verdad?

Veamos el "salvo": "salvo que se adopten las medidas adecuadas para corregirlo". Es decir: no se permite que se corrija el error, SALVO que sí se corrija el error. Si las medidas que se aplicaran no corrigieran el error, entonces sí estarían autorizadas por la norma, porque lo que la norma prohíbe son las medidas que corrijan el error (salvo que lo corrijan, insisto).

Si antes alucinábamos, ahora alucinamos extasiados. Pero la cosa sigue. Resulta que el "salvo" tiene una coletilla adicional: el a quién se le puede ocurrir la solución ("a propuesta del constructor y previa autorización de la dirección facultativa"). Según la norma, sólo el constructor puede proponer la solución. El papel de la dirección facultativa, del ingeniero o del arquitecto, es sólo autorizar.

¿Es necesario decir que esta coletilla no se cumple ni se cumplirá jamás?

Un ejemplo personal:

Hace unas semanas hormigonaron unos muros. Yo no tenía nada que ver con el asunto, pero la Propiedad era cliente mío, me había encargado cosas. No esos muros, claro, de los que no tenía ni noticia. El caso es que los muros se hormigonaron mal, y al quitar el encofrado aparecieron oquedades y otros problemas. Y la Propiedad decidió llamarme a mí para que asesorara.

Fui, vi y dictaminé (verbalmente) qué había que hacer. La constructora y la dirección facultativa de esas obras entendieron lo que yo proponía, y aceptaron; la gracia del asunto es que yo sí sabía qué iba a pasar con esos muros, algo que escapaba por completo del conocimiento de los de la obra. Creo que la Propiedad quiere que esté presente cuando se ejecuten esas medidas, pero no sé si ocurrirá.

Si hubiéramos aplicado la norma, ¿qué habría que haber hecho? ¿Demoler el muro y volverlo a ejecutar cumpliendo, ahora sí, las especificaciones? ¿Y si el operario hubiera cometido el mismo (u otro error) al echar el hormigón? ¿Habría que haber demolido otra vez el muro?

¿O debí quedarme en mi casita y decirle a la Propiedad que ha de ser el constructor quien diga qué hay que hacer? ¿Y si yo hubiera sido quien dirigía la obra? ¿También debía quedarme callado?

En definitiva, todo el párrafo no es más que relleno. Relleno del malo, además. Palabras vacías que están escritas para que parezca una norma muy completa, pero que no aportan absolutamente nada. 

El problema es que la norma tiene 1.800 páginas. En esas 1.800 páginas hay innumerables morcillas como el párrafo que he traido a colación, que dificultan la localización y el aprendizaje de los verdaderos preceptos.

No me pregunten porqué la norma está trufada de morcillas, si la redactaron ingenieros. Habría que ver si eran verdaderos ingenieros o sólo poseían el título.

 

 

Foreigner - Cold as ice

domingo, 26 de diciembre de 2021

El viejo proyecto

https://www.youtube.com/watch?v=Zlot0i3Zykw 

 

 

Mi cliente quiere saber si puede colocar placas fotovoltaicas en la cubierta. Como información, tiene los planos del proyecto del edificio, redactado en 1973. No hay más documentación, así que lo que hago es recalcular el edificio para saber si resistiría añadir el peso de las placas fotovoltaicas.

Me encantan los planos de proyectos hechos a mano. Cuando el proyectista decidía por sí mismo, sin una norma que le obligara a disposiciones que no compartiera y mucho menos programas de ordenador que le dicten la solución.

Y así uno se encuentra esta sección de zapatas:


Vemos que la zapata tiene, como armado, una parrilla inferior de barras Ø8 cada 15 cm. Con la norma actual habría que haber puesto una parrilla Ø12/15x15, pero además exigiendo patilla en los extremos, 30 cm más por cada lado, así que la longitud de las barras sería de aproximadamente 2,50 m (la zapata mide 2x2), y las barras pesarían el triple.

Y, sin embargo, la zapata está ahí. Han pasado casi 50 años y no ha aparecido ninguna patología asociada. ¿La gran diferencia entre las normas de 2021 y las de 1973? Que las de 2021 no paran de hablar de sostenibilidad.

Pero la cosa no acaba ahí. ¿Qué hormigón se empleó en 1973? un H-175. ¿Cuál se emplearía ahora? Un HA-25, que requiere mucho más cemento que el de 1973. Cemento que requiere un porrón de energía para fabricarlo. Sostenibilidad.

Pero la cosa no acaba ahí. ¿Han visto el hormigón de limpieza? No, no lo han visto porque no aparece. No se colocaba. Años después, la norma requirió que se colocara una capa de hormigón pobre para situar bien las armaduras, 5 cm. La función de este hormigón es que los separadores de las armaduras no se  coloquen directamente sobre el terreno sino sobre una capa lisa y nivelada, lo que garantiza una colocación correcta. Eso sí, esos 5 centímetros luego se subieron a 10; se conoce que con 5 cm no bastaba aunque varias décadas habían demostrado que sí.

Pero la cosa no acaba ahí. Esa capita de hormigón pobre solía ser un H-50. Con el transcurrir de los años subió a H-80, y luego a H-100. Actualmente es H-150.  

Esto es contribución a la sostenibilidad, señoras  y señores. Dime de qué presumes y te diré de qué careces.

Otro detalle curioso: la solera de la nave: 15 cm de hormigón con un mallacito superior Ø3/15x15. Sobre 15 cm de zahorras, ya ven. Les aseguro que esa solera no presenta más patologías de las habituales en las soleras modernas. De nuevo, sostenibilidad.

En fin, hay muchos detalles que son diferentes de la práctica habitual. Y me ha sido agradable volver a encontrármelos, cansa un poco ver proyectos en los que el calculista mata moscas a cañonazos porque se lo dice la norma o, simplemente, porque le es más cómodo hacer un trabajo basto que un cálculo afinado. Y nadie se queja.

En cualquier caso, no era la cimentación lo que me preocupaba a mí, sino la estructura. Tenía dos opciones: podía hacer la comprobación empleando los modernos métodos de cálculo, o replicar lo que hicieron en 1973 (ayudado por un ordenador, eso sí). Huelga decir qué camino elegí.


Lo primero era comprobar las correas. Si estuvieran holgadísimas, todo iba a entrar. Pero ¡oh, cielos! La sección de la correa no es moderna. Así que toca calcular sus parámetros geométricos. Chupado, hay prácticas que nunca se olvidan. Además la correa es de chapa plegada, así que hay que estar atento a la disposición de los lucernarios. Al final, la correa no entra. No entra con toda la cubierta llena de placas fotovoltaicas, pero ¿y si no estuviera toda? La ventaja de la práctica: en unos minutos identifico la disposición que es admisible.

Pero visto que las correas no están pensadas para admitir la sobrecarga de las placas, es de presumir que tampoco lo estará la estructura inferior. Y aquí aparece un problema: me juego el cuello y no lo pierdo a que calcularon las cerchas en vano único y deformable, y al ser varias cerchas seguidas no se puede hacer esa suposición. La cosa tiene su importancia, porque en el cálculo original todo el cordón inferior está traccionado, ya que despreciaban el desplazamiento horizontal de los apoyos, y cuando hay varias cerchas seguidas y soldadas unas con otras este desplazamiento no se produce; y esto lleva a que el cordón inferior tiene unos tramos comprimidos. Pero el mayor problema de las cerchas es que están proyectadas con dobles angulares. Aquí el calculista moderno comete siempre un error, considera que la barra son dos angulares, y no es así: hay dos barras, y cada una es un angular. No es lo mismo.

Ya que estaba haciendo la comprobación a la antigua, decidí hacerlo hasta el final: calcular la esbeltez de los angulares, su coeficiente omega, etc. Y así localicé todos los puntos de fallo y de manera inmediata la solución más sencilla.

En fin, una manera divertida de pasar la mañana: más aburrido será redactar el informe final y las recomendaciones. No, en serio: estuvo bien volver a calcular a la antigua. Lástima que ese conocimiento se esté perdiendo. Porque estoy seguro de que los chicos de ahora apenas saben entender las tablas de los angulares, y menos aún sacar de la tabla de la norma el valor del coeficiente omega. 

Ahora las cosas se hacen de manera diferente. Ahora las cosas las hacen los ordenadores.

 

 

Taylor Swift - Red

 

domingo, 5 de diciembre de 2021

El vuelco del muro del túnel de Tarrasa

https://www.youtube.com/watch?v=bpNw7jYkbVc 

 

 

Se ha volcado un muro de contención de tierras en la línea de FGC en la entrada de Tarrasa:


La verdad, me sorprendió porque yo trabajé en la prolongación de esa línea y allí se mataban moscas a cañonazos.

Para entender mejor qué ha pasado en realidad hay que verlo desde el ángulo opuesto:


¡Ah, ahora se explica todo mejor! ¿No lo ven? 

El túnel.

Vamos por partes.

En primer lugar, ésta es una obra seria. De envergadura, de las que no se encargan cantamañanas. Con un estudio geotécnico concienzudo.

En segundo lugar, el muro no se ha partido. Si se fijan en la foto, la sección del muro se ve íntegra y la coronación mantiene la línea recta. El muro, lo que se dice el muro, ha aguantado perfectamente.

¿Entonces?

Entonces, dos opciones: o se ha partido en su unión con su cimentación, o la cimentación ha volcado. Que se parta en la unión con la cimentación es posible, pero es casi imposible, sobre todo porque mucho antes de partirse volcaría; muy burro hay que ser, y aquí no creo que lo fueran, para diseñar una unión que se parta antes de volcar. Además, antes de partirse el muro deformaría mucho, y esa deformación debería en principio reducir el empuje del terreno: el muro habría fallado desde el punto de vista estructural y desde cualquier punto de vista, pero no habría partido. Que la cimentación vuelque, en cambio, es mucho más probable: ¿qué creen que fallaría antes, el hormigón armado o la arcilla? Pues eso.

La cimentación del muro puede ser de dos formas: horizontal (una zapata corrida), lo normal, o vertical, una prolongación del muro exterior que se hinca en el terreno hacia abajo. Esto último no parece que sea, porque no volcaría. Así que probablemente tenga una cimentación tipo zapata. Hacia la vía, hacia las tierras o hacia ambos lados, no lo sé. Probablemente, sólo hacia las tierras, quizá un poquito apenas hacia las vías.

Cuando la cimentación es una zapata hacia las vías es muy difícil que el muro vuelque, precisamente porque las tierras que empujan el muro también pesan sobre la zapata y contribuyen a estabilizar el conjunto. 

La verdad es que podría llenar páginas sin fin especulando sobre lo que podría haber pasado, y serían sólo eso, especulaciones. No tengo ni idea, ni sé cómo era el muro ni cómo estaba armado ni las características del terreno ni si de verdad se construyó como se proyectó (se sorprenderían las burradas que los constructores cometen cuando son avariciosos y no tienen la calidad como principio). Pero sí sé una cosa: hay un túnel. 

Insisto, lo que voy a decir es una especulación y no tengo ningún dato que me apoye; en realidad, es lo mismo que diría si estuviera en el bar tomando una ración de gambas con mi cuñado y dieran la noticia por la tele.

La ingeniería que diseñó la línea se concentró en el túnel. Todos sus esfuerzos  y su análisis del terreno se enfocaron al túnel. Y, resuelto el túnel, quedarían los flecos, los muros exteriores. Pero los muros exteriores son cosas sencillitas, las resuelven los becarios. El ingeniero sénior echaría un vistazo, sí, pero si era una ingeniería normal casi seguro que estarían fuera de plazo y el hombre estaría intentando resolver mil cosas a la vez. Y no miraría el geotécnico con la suficiente atención, y no se daría cuenta de que había un asunto latente, y que a su ayudante se le había pasado el tener en cuenta algún otro aspecto, y cosas por el estilo.

Y ¡ey!, tampoco salió tan mal la cosa, pues el muro llevaba suficientes años en funcionamiento. Lo que pasa es que esto último, en el caso de los muros, no es excusa. Porque el terreno, cuando se contiene, no se comporta como lo imaginamos. Creemos que sabemos, pero no sabemos. En realidad, el terreno no empuja. O sí empuja, pero empuja poco. Pero cuando empuja de verdad, algo que a veces hace, entonces átate los machos porque hay que contener muchas toneladas. Y eso es lo que debió haber previsto el ingeniero sénior. Que el terreno iba a empujar mucho más, que se iba a producir un círculo de rotura mayor del que se considera en los muros, que iba a volcar porque no estaba rompiendo ese círculo de rotura.

Imagino que ahora esa ingeniería va a tener que dar explicaciones. No sé si el ingeniero sénior las dará, porque quizás esté ya jubilado. También tendrá que darlas la ingeniería que revisó los cálculos (porque en estas obras los cálculos de una ingeniería los revisa otra ingeniería), y desde luego no me gustaría estar en el pellejo del responsable de ninguna de las dos, ni de los ingenieros que hubieran participado. Pero estoy seguro que lo que más lamentan los dos ingenieros es lo que he dicho: que debido a estar concentrados en el túnel, no prestaron la suficiente atención a los muros de fuera.

Lo digo porque a mí me ha pasado en infinidad de ocasiones, resolver lo difícil me ha tapado las dificultades ocultas de lo fácil, y lo dice el refrán, sabiduría de toda la vida: 

El diablo está en los detalles.

 

 

Joan Jett & the Blackhearts - I hate myself for loving you

 

lunes, 4 de octubre de 2021

Algo bueno del Código Estructural: el plan de apuntalamiento

Es muy posible que escriba varios artículos quejándome del CodEst, y mis motivos tendré. Pero también es cierto que algunas cosas las mejora.

Por ejemplo, el asunto del plan de apuntalamiento cuando los forjados pesan más de 500 kg/m², que introdujo la EHE-08 y que introdujo muy mal: obligaba a que formara parte del proyecto de la estructura, algo ridículo porque el proyectista no puede, por más que quiera, establecer los métodos, tiempos y detalles de la ejecución. Si ni siquiera sabe si su estructura se ejecutará, ni cuándo.

El CodEst retoma el asunto, pero esta vez lo hace bien: establece lo lógico y razonable:

"Cuando los forjados tengan un peso propio mayor que 5 kN/m² o cuando la altura de los puntales sea mayor que 3,5 m, el constructor deberá disponer de un estudio detallado del sistema de apuntalamiento, que deberá ser aprobado por la dirección facultativa".

Ahora sí. Cómo hacer algo lo debe pensar el constructor, proponer lo que le interesa y que lo apruebe o no la dirección facultativa. Y el proyectista aquí no pinta nada. 

Caray, no era tan difícil.


lunes, 6 de septiembre de 2021

Código Estructural, primera impresión: buenas ideas, muchos rodeos, filosofías equivocadas

He ojeado (que no hojeado, en este caso) la nueva norma, mirado aquí y allá. Y me he hecho una primera impresión:
  1. Me gusta, hay buenas ideas. Hay cosas novedosas, pero tienen sentido.

2.  Se explica mucho mejor que la norma anterior. Especialmente la parte del acero. Pero que mucho mejor. Y se agradece cuando se lee.

3.  Lo peor: las referencias constantes a otros apartados. Nada se explica en sí mismo, para todo hay que acudir a otros artículos o anejos, y allí nos encontramos que nos desvían a otros artículos o anejos, para descubrir una vez más que nos desvían a otros capítulos o anejos... Me he acordado de Asterix y Obelix en Las doce pruebas, cuando tienen que conseguir el formulario A-38. 

4.   Una queja: mi parecer es que esta norma no es el sitio adecuado para hacer un estudio de la sostenibilidad. La estructura se calcula con el objetivo de ajustarse lo más posible al diseño realizado y con la máxima de minimizar su coste, sea por la reducción de los materiales, por la simplificación de su montaje o por la vía que sea, a menudo una mezcla de todo. Y hablar de sostenibilidad... no hace sino liar las cosas. No es el lugar. Si se quiere juzgar la sostenibilidad de los edificios, hágase una norma específica. Pero no vengan a la norma que se usa para calcular una sección de hormigón o de acero. Que es como el chascarrillo de los animales en el artículo anterior: que sí, que el redactor quiere demostrar lo progre y ecologista que es, pero no hay que meter la cuchara... en un plato de un filete de ternera. Si se quiere emplear la cuchara, para eso están los platos de sopa.

sábado, 4 de septiembre de 2021

Código Estructural: juas, juas, ¡qué desbarre!

Artículo 5. Requisitos de las estructuras.
5.1 Requisitos.
De conformidad con la normativa vigente, y con el fin de garantizar la seguridad de las personas, los animales y los bienes, el bienestar de la sociedad y la protección del medio ambiente, las estructuras incluidas en el ámbito de este Código, en su totalidad o en sus elementos aislados, deberán ser idóneas para su uso durante la totalidad del período de vida útil para la que se construye. Para ello, sin perjuicio de lo indicado en el apartado 2 del Anejo 18, se deberán satisfacer los requisitos siguientes:

Por favor: repasemos lo que dice. El primer requisito de una estructura es garantizar la seguridad de las personas, los animales y los bienes. Por lo tanto, queda prohibido construir un matadero, porque la estructura del edificio no garantizará la seguridad de los animales. Tampoco podrá excavarse siquiera un cimiento, porque no se garantizará la seguridad de las lombrices que en ese momento estuvieran allí. Y siguiendo por ahí, cualquier estructura, pues no garantiza la seguridad de los delfines o de los elefantes. Que no sé porqué debería garantizarlas si es un edificio de viviendas en España, pero un delfín, un koala o un elefante no tendrían su seguridad garantizada en ese edificio. Por no decir que hay muchas personas cuya seguridad no queda garantizada por ese edificio; las afganas, sin ir más lejos. Ni la sociedad verá su bienestar garantizado gracias al edificio, que eso es mucho pedir para una simple estructura de un edificio.

Sí, ya sé que me dirán que no hay que hacer caso a lo escrito. Pero entonces ¿para qué lo escribes?

En honor a la verdad, he de reconocer que la frase "Para ello... se deberán satisfacer los requisitos siguientes:" permite salvar la cara, porque los requisitos que detalla son los lógicos y basta que la estructura los cumpla, por ejemplo cumplir la legislación específica de higiene, salud y medio ambiente. Con lo que se puede construir un matadero si la estructura no se cae por la nieve o el viento, y como no hay un requisito específico de que ningún animal muera durante la construcción entiendo que también se permite excavar los cimientos si no hay una norma especial que lo prohiba (por ejemplo, porque sea una zona de especial protección natural). Pero...

Que se deberían haber currado un poquito más la redacción, vaya. Habría bastado con decir "la seguridad de los usuarios". LOS USUARIOS. Miedo me da lo que encuentre en la chicha de la norma, si éste es el nivel en lo más fácil.

jueves, 2 de septiembre de 2021

Código Estructural: no empezamos bien

El nuevo Código Estructural empieza... mal. En su 2º artículo, el ámbito de aplicación, establece:

Con carácter general se aplicará a todas las obras de nueva construcción. Cuando a la vista de las características de la obra, definidas por la propiedad, la estructura pueda considerarse como una obra especial o singular, este Código será de aplicación con las adaptaciones y disposiciones adicionales que establezca el autor del proyecto para satisfacer las exigencias definidas en el mismo, con su mismo nivel de garantía.

Y, claro, me gustaba más lo que dice el Código Técnico:

El CTE se aplicará a las obras de edificación de nueva construcción, excepto a aquellas construcciones de sencillez técnica y de escasa entidad constructiva, que no tengan carácter residencial o público, ya sea de forma eventual o permanente, que se desarrollen en una sola planta y no afecten a la seguridad de las personas.
¿A qué viene esto? A que el Código Estructural es obligatorio, y es importante la diferencia entre que sea obligatorio y que no lo sea, en todas las estructuras. Incluso en las de escasa entidad e importancia. 
 
¿Qué estructuras son esas?
 
Pues, por ejemplo, las casetas de perro. O los cobertizos de herramientas. Y creo que todos estamos de acuerdo en que cuando uno proyecta una caseta de perro o un cobertizo para las herramientas, o un cenador en el jardín (son sólo ejemplos), no hay que ser tan estrictos. El Código Técnico, en un acierto, reconoce que en ese tipo de obras no pasa nada serio si alguna exigencia no se cumple plenamente. 
 
¿Costaba algo incluir esta frase en el artículo correspondiente del Código Estructural? En mi opinión, no. Y por eso digo que la cosa no empieza bien, eso es todo.
 
Para rematar el despropósito, sigo hojeando y veo el control que se hace del proyecto y de la documentación que se hace del proyecto; también lo que se hace con el control del proyecto. Como da la impresión que el legislador está pensando en el proyecto de un puente que una Europa con África, lo que pide tiene sentido en ese caso, pero en multitud de proyectos pequeños no. Lo que pasa es que el revisor del proyecto queda obligado a evaluar el proyecto como si fuera el puente de marras y obligado a señalar lo que no cumple (y conozco a muchos cretinos que al revisar seguirán la norma al pie de la letra). La norma obliga a la propiedad a trasladar la revisión al proyectista, y al proyectista a subsanar las no conformidades. Esto está muy bien dicho, y es comprensible en el puente Europa-África, pero en la inmensa mayoría de proyectos, no nos engañemos, la propiedad no va a pagar al proyectista el esfuerzo que requiere el nivel de detalle del puente intercontinental, ni la constructora necesita ese nivel de detalle, con lo que el proyectista no aplica ese esfuerzo. Esto, todo proyectista entiende de lo que hablo y está de acuerdo conmigo. ¿Entonces? Me temo que cuando toque un cliente cretino (y esto nunca se sabe a priori) y además se junte un revisor cretino, el proyectista puede darse por muerto. 
 
Así que, de entrada, que la norma sirva para arrojar al proyectista al pie de los caballos, pues que no me llena de alegría. Que ya sé que hecha la ley, hecha la trampa y al final todo esto quedará en casi nada, pero... no empezamos bien.

lunes, 26 de julio de 2021

¿Es el plano el lenguaje del técnico?

https://www.youtube.com/watch?v=HAKnWi15ycs 

 

 

Hace muchos años participé, como perito experto, en un juicio de patentes. El asunto era importante, y en consonancia no dictaminaba yo solo, sino que éramos tres  los ingenieros. Resumiendo, el juicio versaba sobre que una parte acusaba a la otra de estar vulnerando patentes de la primera. ¿Lo estaba? Para eso había que precisar qué era lo que estaba protegiendo la patente. Y ahí radicaba parte de nuestro problema: los planos de la patente no se correspondían al 100% con la memoria. Digamos que la parte acusada vulneraba o los planos o la memoria, no recuerdo. Yo era, con mucho, el más joven de los tres ingenieros, y en un momento de los debates el más veterano sentenció: "el lenguaje del técnico es el plano".  Decidimos que la esencia de la patente eran los planos y que en ellos nos teníamos que centrar.

Puede que alguno se escandalice, ¡cómo va a tener preferencia el plano! Pues la tiene, y así está establecido: en un proyecto, en caso de contradicción la preferencia la tienen, por este orden, los planos, las mediciones y presupuestos, el pliego de condiciones técnicas y, por último, la memoria.

Pasaron los años, y yo he seguido pensando que el lenguaje del técnico es el plano.

Yo, no hace falta decirlo, soy un ingeniero del pleistoceno. Soy de una época en la que había planos. Ahora que están desapareciendo, ¿qué?

Me ocurre cada vez con más frecuencia que, sea por taras genéticas o por incompetencia, las partes con las que trabajo, arquitectos y constructores, son cada vez más reticentes a plasmar sus ideas en planos. Y me cuesta un mundo entenderles. Me envía el arquitecto un modelo BIM (la palabra clave), un modelo tridimensional de su proyecto, y no puedo. O me envían los talleres sus modelos tridimensionales de la estructura, para que se los apruebe. 

Cuando un arquitecto me da un proyecto para calcular, lo primero que tengo que hacer es entenderlo. Y para entenderlo, lo disecciono. Lo divido en sus plantas, examino cómo se relacionan en vertical, todo eso. Pero en un modelo tridimensional esto no existe, es un todo. Ha de ser trabajo mío el extraer de ese modelo las vistas en planta y en alzado,y tener cuidado de no dejarme nada que pueda influir. Es trabajo mío. Antaño era del arquitecto, él dibujaba las plantas, las fachadas y los alzados. Ahora ya no, y no creo que sea para ahorrarse el arquitecto el coste de hacerlo pasándomelo a mí (aunque puede que sí). No, creo que es porque los calculistas modernos ya no necesitan tampoco los planos: meten el modelo 3D del arquitecto en sus programas, y ya calculan ellos por él.

Así que, por esta parte, soy un ingeniero del pasado, dirán ellos. Un ingeniero que aún entiende lo que calcula, quiero responder yo.

En el sentido contrario, cuando el ingeniero es el generador de planos, ocurre lo mismo. Ya todo se calcula con modelos tridimensionales, y los resultados del cálculo son eso, modelos 3D. ¿Quién quiere planos? Pues yo, porque sigo pensando en planos. Y necesito planos para comprobar que mi idea se ha desarrollado bien. Pero nadie más.

Hace unos años hablaba con una constructora. Estaban enamorados del BIM. Su capacidad para generar listados de mediciones. El BIM les permitía gestionar la obra con mayor facilidad.

El otro día entregué un proyectillo, una pasarela que tenía seis escalones en un tramo de su recorrido. Después de explicarle los planos a la arquitecta, me dijo que le parecía todo muy bien, pero que si no tenía unas perspectivas (vistas 3D, decía ella) para que se entendiera todo. Dio la casualidad que sí las tenía, porque el programa las había generado pero yo había descartado el plano porque para mí no aportaban nada y estaba en la montaña para reciclar. Lo recuperé, y con ese plano todo lo demás le dio igual.

Sencillamente, esa arquitecta ya no tenía la capacidad de vislumbrar la estructura sólo con plantas y alzados.

Al día siguiente, en otra obra, el taller me pide que le apruebe "los planos" antes de ejecutarlos. Los talleres modernos tienen dos características, cada vez lo veo más claro, y cuanto más modernos y a la última más acentuadas las tienen.

La primera de ellas es que necesitan que la dirección de la obra le apruebe los planos que ellos mismos se generan a partir de los planos que les da la dirección de la obra. Y no importa que me enfade y avise desde el primer día de que yo no reviso nada, que ellos construyan y si resulta que no es lo que yo quería ya me oirán. Es una causa perdida. No sé qué pasa en los talleres, pero ya no quedan técnicos con los redaños suficientes para asumir ellos la responsabilidad de su propio trabajo. Y es el signo de los tiempos.

La segunda característica es la aversión al plano. Son incapaces de dibujar. Absolutamente. Gracias a los ordenadores, ya no saben. Bien, eso lo tengo asumido, les pasa incluso a los arquitectos e ingenieros más jóvenes que yo. Pero en el caso de los talleres, su modelo 3D lo es todo. Y es lo que me envían. 

Por ejemplo, hace poco entregué una estructura. La estructura era muy, muy sencilla, y sólo hice un plano en A-3 en tamaño original; la cosa no daba para más y el cálculo me ocupaba medio folio. Bien, el taller hizo un modelo 3D de mi estructura ¡y me envió el modelo para que lo aprobara! Yo les respondí que no, y que si querían que me enviasen un plano. Que por fuerza coincidiría con el mío, ya he dicho que aquello era tan sencillo que no daba para más. Al final tendré que aprobar su modelo 3D, porque ellos no van a generar ningún plano, no van a fabricar hasta que yo lo apruebe, el cliente no tiene tiempo de que ellos se bajen del burro y no me compensa meterme en más discusiones.

Otro ejemplo, especialmente sangrante, fue uno en que la constructora decidió cambiar toda la estructura; yo les dije que podían, pero que yo no la iba a rediseñar. Así que contrataron a una ingeniería, que hizo el rediseño, y para ahorrar no le encargaron las uniones: ya se las resolvería, gratis, el taller que ejecutara. La ingeniería me pasó los planos y sus cálculos, y bueno. Pero luego el taller quiso que yo aprobara sus uniones. No hay problema, les dije, denme los planos que los miro. No me los dieron. Y tampoco me dieron el modelo 3D, porque no lo harían hasta que yo no aprobara sus uniones. ¿Qué me dieron? Páginas y páginas de anexos de cálculos generados por el programa IDEA (en el programa IDEA uno hace un modelo tridimensional de la unión y el programa calcula). Y querían que con esos anejos de cálculo yo supiera cómo iban a hacer las uniones. Y no conseguí, jamás, ni un simple croquis.

Si los nuevos talleres, los más modernos y vanguardistas, ya no usan un plano ni aunque les vaya la vida en ello, ¿tiene todavía vigencia el lema sobre el lenguaje del técnico? Es obvio que no: el técnico, en el futuro, ya no va a hablar mediante planos, y estos tiempos aciagos son la transición hasta que desaparezcamos los del pleistoceno y queden sólo los jóvenes. ¿Es bueno, es un avance?

Sí, sí que lo es. Supongo que sí. El lenguaje del técnico va a ser el modelo 3D, eso es todo. Lo importante es que el técnico tenga un lenguaje. Que haya técnicos que necesiten expresarse, no solo operadores de ordenador.

Y mi problema es que estoy, claramente, obsoleto. Era algo que tenía que pasar.




Jorge Cafrune - No soy de aquí