domingo, 29 de octubre de 2017

La visión de una ex-separatista

Me tomo la licencia de copiar, tal cual, un artículo del periódico digital e-noticies que reproduce traducidos unos mensajes emitidos en twitter por al parecer una "ex-indepe". Porque me gusta comprobar que hay cosas que no sólo digo yo.

La politóloga Ares Casas, en un hilo en twitter, explica los motivos por los que ha decidido "bajar del tren" del independentismo:
 
1) "Hemos basado los discursos en mentiras, medias verdades y victimismos ridículos".

2) "Hemos basado la hoja de ruta de los últimos meses en legtimarnos sólo a partir de cuando hay represión por parte del Estado".

3) "Manejamos y organizamos a la gente como nos da la gana (una "huelga general" convocada por el gobierno, tíos".


4) "Hablamos sólo de ilusiones y apelamos a los sentimientos. Convertimos a las personas en termómetros. Nada de pies en el suelo"

5) "Comienzan a verse problemas económicos reales. A quien lleva Economía, Junqueras, todavía le estamos esperando"

6) "Nos cargamos el sistema de partidos señalando sistemáticamente a quienes no quieren radicalizarse en el eje nacional"

7) "Las sesiones en el Parlament del 6 y 7 de septiembre, de enorme vergüenza ajena. Para no olvidar nunca. Nunca más lecciones de democracia".

8) "Votar 50.000 veces, sí, pero todo se para para ver qué han decidido cuatro hombrecillos encerrados en un despacho"

9) "No puede exigir confianza ciega al 'pueblo' quien no ha querido mejorar la vida del 'pueblo'"

10) "La infantilización. Que nos traten como niños. Creer que si haces dos manis y una canción el mundo te debe algo"

11) "Ese creernos mejores, más demócratas. Ese supremacismo repugnante".

12) "El relato de "nosotros" y "ellos", eso también deja heridas, aunque no sean físicas"

13) "Buscar siempre culpables externos. Nunca autocrítica, nunca, nunca, nunca".

14) "Hablar de desobedecer, pasarse las leyes por el forro. Y cuando eso tiene consecuencias, correr a indignarse"

15) "Hablar de mandato democrático como un mantra, sabiendo que no tienes el apoyo necesario para un cambio de este calibre"

"Por todo esto y por haber apartado del debate los problemas de la gente que cada día levanta el país, a mi no me encontrareis"

La mascarada




Yo, lo confieso, no tengo costumbre en esto de proclamar la independencia de un país tras siglos sojuzgado. Desconozco cuál es el protocolo, qué se tiene que hacer en estos casos. ¿Ir a la Plaza de Cataluña y saltar a la fuente? ¿Pegar botes? ¿Abrarzar y besar a todo quisqui que encuentre en la calle? ¿Apedrear el McDonalds? La verdad, encuentro indignante que las autoridades, siendo la plebe novata en esto de crear países, no nos dé instrucciones precisas de lo que hemos de hacer. ¡Ah, cuánto daño ha hecho la detención de los Chordis! ¡Esos sí que sabían dirigir coreografías para turbas!

El caso es que estoy un poco confuso, porque me esperaba más alegría. No sé, recuerdo cuando cayó el Muro de Berlín, la fiesta que se montó. Yo fui el verano siguiente y todavía duraba la euforia. Y cuando la reunificación, aquello fue un despoporre general. Puede alegarse, claro, que los alemanes, y en especial los comunistas, son gente de natural juerguista, dado a los excesos y a la celebración permanente: de nada hacen una fiesta. Nosotros, en cambio, pueblo sobrio y trabajador, poco amigo de juergas y francachelas donde los haya, somos más contenidos. Pero, por otra parte, cuando Iniesta metió el gol del Mundial, aquí se montó una celebración tal que nos quedamos todos alucinados. ¡Y lo que duró! Y sólo era un deporte.

Por eso digo que me esperaba más. ¡Qué caramba!, al menos que las autoridades hubieran decretado dos o tres días de fiesta, que los autobuses de línea fueran con banderitas, impresionantes fuegos artificiales, una gran rúa. Algo, por amor de Dios. Pero no. Nada. Siesos que somos.

¡Es que ni siquiera sé si somos o no somos independientes! Así me tiene mosqueado, tanta falta de celebraciones. 

Esta mañana he ido a la panadería. Nada. He comprado el periódico. Luego, al mercado. Nada de nada. He comido en un Viena y he ido de compras a un centro comercial. Ni una palabra. Veo por la ventana a la gente caminar como cualquier otro sábado. ¿Será posible que nadie se haya enterado? No, eso no es posible. Entonces, ¿es que a nadie le importa? Esto también me cuesta de creer, con la de banderas y carteles diciendo "sí" que hay en mi barrio. ¿Qué me chirría, aquí?

Y es que me da la impresión que todos los actores actuaron con los dedos cruzados. En la mejor tradición catalana, todo fue impostura sin sustancia detrás. Todo boquilla de salón, nada en verdad. Más aún: en la retransmisión de los "festejos", en todos los directos para contar "lo que está pasando", TV3 sobreimpresionaba en una esquina la foto fija de las banderas del Palacio de la Generalitat, supongo que esperando que llegara el momento en que se arriara la bandera española. Y esa bandera son se arrió. De hecho, aún sigue ahí. Curioso, ¿verdad?

Es posible que la respuesta esté en una mirada más atenta a lo que ha pasado.

Lo primero que uno tiene que notar es la tremenda, indescriptible, cobardía de Puigdemont. En todo este mes de octubre el tipo ni ha hecho nada ni ha dicho nada. Incluso cuando ha tenido que dar un discurso ha evitado hacerlo y, cuando le fue imposible, se las ha arreglado para darlo sin decir nada. Y los demás, lo mismo. Como mucho, declaraciones en entornos que les quitan toda trascendencia, todo valor.

Y todo esto, ¿por qué? Contestan los separatistas que es para evadir la acción de la justicia española. ¿Hay prueba más definitiva de que no ha habido declaración de independencia de verdad? En todo momento hemos estado sujetos a la legislación española, a su poder judicial y a su capacidad de castigarnos, y por eso actúan con pánico a la que les puede caer.  Está clara la cosa, ¿no?

Lo más curioso es que uno puede pensar que los separatistas de a pie se están dando cuenta de la impostura de sus líderes y la condenan, ¡y no! Al contrario, les parece una jugada maestra. Quizá es que se contentan con chinchar a su odiada España, o que ya les está bien lo "cerca" que han estado de la independencia esta vez. A fin de cuentas, son los mismos que creen que en Cataluña no hay fractura social (porque Cataluña son ellos, los demás somos "gente de fuera que vive aquí"), que no hay adoctrinamiento en las escuelas, que son un dechado de democracia y que "su" prensa y TV3 no manipula, quien manipula es la otra prensa. Toda la otra, por cierto. Los separatistas viven en una realidad paralela, ésa es la verdad, y nosotros no podemos entenderlos.

Lo único cierto es que lo de aquí es sólo una mascarada. 

Queda por último lo de la cuestión crematística. ¿Quién va a pagar todo esto? Por un lado, Cataluña es más pobre. Se han ido muchas empresas, y muy importantes. Es posible, incluso, que la lista no esté cerrada Esto, sin duda, tiene un coste (aunque los separatistas afirman que no, que no lo tiene, pero ya he dicho que ellos viven en otro mundo). Este coste lo pagaremos entre todos los catalanes, claro está. No lo van a pagar los protagonistas de este sarao. Y en cuanto a dichos protagonistas, tampoco tengo claro que ellos vayan a dar con sus huesos en la cárcel. Quiero creer que sí porque hay Justicia, pero... no las tengo todas conmigo.

Ahora, una cosa la tengo clarísima: todo esto, con Aznar, no habría sucedido. 




Tchaikovsky - Vals de las flores

miércoles, 18 de octubre de 2017

L'École polytechnique




El otro día escribí sobre la universidad española. La verdad es que no tengo una buena opinión sobre nuestra universidad; no la tengo sobre el sistema educativo en España, ni sobre los valores que los españoles intentamos transmitir a nuestra descendencia, ni sobre el nivel del profesorado de la universidad. Cada una de estas razones, por sí sola, no bastaría para mi pesimismo si las otras dos fueran positivas, pero la suma de las tres es definitiva.

Una excepción es nuestro sistema de formación de médicos. 

En primer lugar, elige a los mejores estudiantes; además (y recalco que es sólo mi opinión, no tengo estudios que lo corroboren), son los estudiantes que más han trabajado. Hay, es cierto, alumnos brillantes con notas muy altas que eligen carreras técnicas o de muy alto nivel, pero estoy seguro que la brillantez de esos alumnos proviene de mentes privilegiadas, de ser unos cerebros, con auténtico talento para las disciplinas que eligen. En cambio, los alumnos de medicina, en general, hincan los codos a conciencia desde varios años antes de la selectividad; sus notas son fruto de que son listos, sí, pero sobre todo de su trabajo. 

En segundo lugar, el proceso es especial. No mantienen el esquema Bolonia, sino nuestro tradicional plan de 6 años, con el que se consigue el título genérico de doctor en medicina y cirugía. Luego preparan una dura oposición para entrar en el programa nacional MIR ("médico interno residente"). En este programa, los mejores escogen primero, y los médicos alumnos trabajan durante cuatro años en hospitales en un completo programa de formación. En definitiva, los 11 años de formación específica en medicina no se los quita nadie.

Y en tercer lugar, por las peculiaridades de nuestro sistema sanitario (tan diferente, por ejemplo, del estamento de los ingenieros industriales), los profesores que tienen son buenos... en la etapa de Facultad. En la etapa MIR, es la vida misma, el oficio, los que les va a enseñar. 

Creo, por lo tanto, que de momento el nivel que tenemos de formación de los médicos   se mantiene en "bueno". En envidiable, la verdad.

Clave en todo esto ha sido, por descontado, la negativa del gobierno a introducir el plan de estudios de Medicina en el famoso Plan Bolonia. Yo, como puede deducirse con facilidad a partir de mis escritos anteriores sobre el tema, no tengo ni repajolera idea sobre si el plan Bolonia es bueno o no, pero les confesaré una cosa: cuando me dijeron que Medicina estaría fuera, me convencí que no era bueno. No podía serlo, si no querían que afectase a la formación de los médicos.

Y la puntilla definitiva a mi opinión sobre Bolonia llegó cuando me dijeron que Francia también había excluido a la Escuela Politécnica de París. Aceptaban que los ingenieros corrientes se educaran según Bolonia, pero los de su escuela de ingenieros de élite, no.

La Escuela Politécnica de París, l'X, no forma ingenieros: forma super-ingenieros.

La X, l'X, fue fundada en 1794. Tiene su gracia que la fundaran, porque ese mismo año guillotinaron a Lavoisier (al que dedicaré mi próximo artículo) tras juicio sumarísimo en el que el presidente del tribunal declaró que "la República no necesita ni sabios. ni químicos". También es cierto que menos de tres meses después guillotinaron a este presidente de tribunal. Y, ya puestos a explicar las cosas, ese tipo era abogado de profesión. ¡Caray, es que ni los nazis habrían ejecutado a Lavoisier! Más aún quizá algún día escriba sobre el mentado presidente: tras la caída de Robespierre (que se asocia con el fin del Terror) nuestro personaje fue uno de los que tuvo que escapar... y no lo consiguió. Le engancharon y le aplicaron los mismos métodos judiciales que él aplicaba a "sus víctimas". Con, claro está, el mismo final. Eso sí, a él no le juzgó el "tribunal revolucionario" (suspendido con Robespierre), sino un tribunal criminal de su distrito. O no, ya que figura como último condenado del tribunal revolucionarlo. La verdad es que la Revolución Francesa es, aunque apasionante, un follón de nombres y hechos. Que, sin embargo, deberíamos estudiar todos a fondo y aprender de la experiencia. Y, como no lo hacemos, así nos va.

A lo que iba. Dos meses después de la muerte de Coffinhal (sí, el presidente que no necesitaba sabios), supongo que entre los jacobinos habría algunas mentes un poco lúcidas que se darían cuenta que si todos sus cerebros emigraban o les separaban la cabeza del tronco, difícilmente mantendrían a Francia libre (dicho de otra manera: sin ingenieros, sin gente que inventara o que supiera hacer las cosas, Austria, Prusia y Gran Bretaña les daría pa'l pelo y serían ellos, los jacobinos, los que se quedarían sin cerebro). El caso es que decidieron que tenían que tener una escuela de talentos, y la fundaron. A Napoleón le gustó la idea, y cuando le llegó el turno la apoyó. Y luego fue ya imparable. Era l'X.

No sé por qué en España no tenemos un equivalente a la X. Supongo que es cuestión de caracteres: la soberbia del francés le hace pensar que es el mejor del mundo, y por lo tanto debe tener la mejor escuela de ingenieros del mundo; la soberbia del español le hace pensar que él no necesita ninguna escuela, y menos aún que alguien vaya a enseñarle algo a él. El hecho cierto es que en España no tenemos una X.

O quizás ésa es la diferencia: a Coffinhal, los franceses le cortaron la cabeza. Nosotros, a los licenciados en Derecho que opinan que no necesitamos sabios ni químicos los hacemos presidentes del gobierno.

En fin: quien quiera saber más sobre la Polytechnique, en la wikipedia encontrará más información.  Lo importante es que es una escuela de élite de ingenieros, y que el gobierno de Francia aceptó que sus ingenieros normales se formaran con el plan Bolonia, excepto sus ingenieros de l'X. Por algo será.





Paco Ibáñez - La mala reputación
 

sábado, 14 de octubre de 2017

El giro de la tortilla




En el futuro, el prusés se tratará en los libros de Historia. No sé qué se contará, si la verdad o lo que los separatistas dicen que es la verdad; ni siquiera sé si se hablará de cómo ellos quisieron que sus deseos fueran la realidad y transmitieron que la realidad era lo que no eran más que sus deseos. Cómo mintieron, engañaron y manipularon. Lo que sí sé es que los libros sólo podrán ser un pálido reflejo, difuminado, borroso y distorsionado de lo que en realidad fue.

Se ha escrito mucho sobre la revolución francesa. El francés siempre ha sido muy dado, soberbio como es, a contar sus memorias, y gracias a ello tenemos mucha información de aquel periodo. Grandes novelistas han escrito intentando describir cómo fue la vida en ese momento, y es un proceso que se ha querido desentrañar y comprender desde hace más de dos siglos. ¿Por qué se ha escrito tanto? Pues porque fue imposible, y me temo que lo será para siempre, escribir la obra definitva, la que nos explique qué paso, cómo, porqué. Cómo se vivió.

Por suerte para mí, haber vivido el prusés me ayuda a entender lo que pasó en Francia en aquellos años. Aunque es un entendimiento que preferiría no haber obtenido.

Este escrito, aunque privado, tiene vocación de ser leído dentro de años. Como decía al principio, no sé qué información previa tendrá el lector. Muchos han contado mucho mejor de lo que yo lo haría la verdad de lo que ha sido esto. Lector del futuro, por favor busca estas fuentes. Asegúrate de que sean notarios verdaderos de lo que pasó, que vivieran entre nosotros entonces, que de verdad lo sufrieran. Sólo los que hemos vivido y hemos sido conscientes de lo que en realidad estaba pasando podemos ser fidedignos; desconfía de los demás, pues traduttore traditore.



Es curioso cómo en siete días se les ha girado la tortilla. 

El primer golpe fue la celebración del 1-0. En concreto, el relato que los separatistas hicieron del 1-0.

Una de las grandes bazas del prucés ha sido, durante todos estos largos años (como 37) ha sido el no ser detectado. Incluso cuando se hizo público la existencia de un prusés, éste se las apañó para no ser descubierto como realmente es, sino que consiguió engañar a casi todo el mundo. El 1-0, acostumbrados como estaban a que todas sus trolas colaran, quisieron ganar por goleada y se pasaron de listos.

Quizá el principio de su fin fue cuando el atentado del 17 de agosto, cuando el mozo en jefe Trapero despachó al periodista holandés que le pedía que se comunicara en español, idioma ése que sí entendían todos los presentes. Su esto son lentejas, si la quiere bien y si no las dejas creo yo que abrió los ojos a todos ellos, que empezaron a sentir en sus carnes cómo las gastaban los prusesistas. Tres semanas después, con la mosca aún detrás de la oreja, hicieron la sesión en el parlamento del seis y madrugada del siete de septiembre. Y los periodistas, despertados por lo de Trapero, lo vieron con ojos que los separatistas no se esperaban, que no eran los de siempre. A partir de ese momento, la percepción de quiénes son estos tíos y qué pretenden que el mundo tenía cambió por completo.

El 30 de septiembre los mandamases del prusés eran consciente de que estaban perdiendo la batalla de la opinión pública. Para ellos, el 1-0 era la última oportunidad que tenían de volver a como antes. Y se pusieron a ello; sólo que se pasaron de rosca. 

¿900 heridos por la policía? Dejando de lado que todos los países europeos están acostumbrados a que los antidisturbios den porrazos (para eso los tienen y los entrenan) y que por lo tanto no les escandalice, no tardaron mucho en notar cosas raras. 900 heridos y sólo dos atenciones hospitalarias: una de ellas, un tipo que sufrió "ansiedad" y le dio un infarto viendo lo que estaba pasando. Ni partes médicos, ni nada. Los heridos no aparecían por ningún lado. Luego, las fotos que aportaban. MIrándolas, resultaba que eran fotos de hace años y de otras policías. De Chile, por ejemplo. O de represiones de los mismos mozos. ¿Fotos falsas? ¿Mentiras? Y entonces, la gran pregunta: ¿pero es que hay algo de verdad en lo que nos han estado contando estos tíos?

Al día siguiente, todo el mundo estaba de acuerdo: no, no nos gustan los porrazos de los antidisturbios, pero en esta historia los prusesistas no son los buenos.

Y entonces empiezan a circular los vídeos de lo que fue en realidad el 1-0. Y lo que se ve son a padres que emplean a sus hijos como escudos humanos, que los llevan a la algaradas precisamente para eso. A una turba introduciendo papeletas (que no votos) en las urnas como si les fuera la vida en ello. Sin ningún control, varias papeletas cada vez, gente metiendo papeletas varias veces,... Habían cambiado las reglas de la votación por la mañana, cada uno podía votar donde quisiera (según dijeron, para eludir la acción de la policía), así que nada tendría de extraño que un pueblecito de 500 habitantes tuviera 6.000 votos. Pero los vídeos de lo que realmente pasó... Digamos que aquello no fue serio, así que pretender que sí lo era; más aún, que era solemne.... era ridículo.

Los prusesistas estaban haciendo el ridículo.

El martes convocaron una huelga general. No los sindicatos, ojo, sino el gobierno autonómico. Una huelga oficial que denominaron "paro de país". Yo trabajé. Con gran rendimiento, por cierto. Resultó curioso que la huelga fuera oficialmente para protestar contra la represión policial del domingo, habiendo sido planificada y anunciada la semana anterior. También resultó curioso que Puigdemont dijera a sus funcionarios que hicieran todos huelga, que no se les descontaría el día no trabajado del sueldo. Luego, Montoro avisó que de eso nada, que se descontaría. No soy funcionario, pero teniendo en cuenta que ahora cada pago lo hace Montoro y no Puigdemont... ya veremos qué tal les sienta a los funcionarios huelguistas que no les paguen el día que no trabajaron.

El paro del país fue, desde el punto de vista mediático, total. Pero como los trabajadores hemos de llevar garbanzos a casa, al día siguiente todo el mundo a lo de cada día. Es decir: resultado práctico, ninguno. Peor aún: huelga general convocada por el gobierno y en contra de la opinión de los sindicatos, para protestar contra una represión policial  muy light (todos tenemos presente las represiones de los mozos, incluso que le sacaron un ojo a Esther Quintana) que además se estaba demostrando esos días que era una burda manipulación de ese mismo gobierno autonómico... La imagen de los prusesistas estaba cayendo en picado.

El martes a las nueve de la noche el Rey habló en un discurso televisado. Como cuando el 23-F, aquello fun un todos firmes y atentos a mi voz. Una voz muy ronca, decidida, que transmita enfado, si me permiten decirlo. Y el mensaje fue claro: esto de Cataluña ha ido demasiado lejos, no se va a permitir la independencia y no va a haber ningún diálogo. Ítem más: la deslealtad institucional de las autoridades catalanas ha sido tan evidente que no se va a pasar por alto y va a ser castigada.

En ese momento, todo el mundo supo que la aventura iba a terminar mal.   Lo que no nos imaginábamos eran los detalles de lo que iba a suceder a continuación.

El miércoles salta el anuncio de que los bancos se iban a ir. El jueves se fue el Banco de Sabadell. El viernes, la Caixa. Y no solo los bancos: Gas Natural, Abertis, Planeta, olacao y Nocilla, Bimbo, Catalana Occidente, Adeslas, empresas tecnológicas y de biotecnología, el banco Mediolanum y la antigua caja de Arquitectos,... En tres días, 540 empresas trasladan su sede social a fuera de Cataluña. Notarios y registradores de la propiedad no dan abasto. ¿Qué está pasando? Lo de los bancos lo explica: la gente está retirando sus depósitos en masa, llevándolos a entidades de fuera de Cataluña (no que estén fuera, sino que la sede social lo esté); también a oficinas de fuera, Fraga, Binéfar, Vinaroz. Los bancos catalanes ofrecen el servicio de creación de cuentas espejo, domicilar el dinero en Zaragoza o Madrid pero dentro de la misma entidad, pero n aun así. En toda España la gente saca el dinero de los bancos catalanes, que están a punto de quedarse sin liquidez. Sin dinero. Sus acciones en bolsa están en caída libre, han de hacer algo. Su pecado es que son catalanes, ergo han de dejar de serlo. 

Y con los banco y tras los bancos, todos los demás. Es muy difícil vender en España si se es catalán: los responsables de compras de muchas industrias se lo dicen claramente a sus proveedores, y el mensaje se entiende.

Además, no está claro lo que va a pasar. ¿Huelga general convocada y promovida por el gobierno? ¡Estos tíos son capaces de cualquier locura! Estampida del dinero. Cataluña no es sitio para negocios, está claro. Ése es el mensaje que transmiten. con sus deserciones. Empresas alemanas deciden trasladar también la sede oficial de sus delegaciones, por si acaso. Y llega el punto de que incluso los empresarios separatistas domicilian a sus empresas fuera.

España entera se descojona. 

Quizá algún separatista empieza a darse cuenta de que quizá la independencia no sea el paraíso prometido, no lo sé. Pero lo cierto es que empiezan a oirse opiniones entre sus líderes de que en realidad lo de la independencia no corre tanta prisa. Como lo leen. Que sí, que la ley que se dieron les decía bien claro que a las 48 horas del referéndum se proclamaría la independencia (me temo que perder el referéndum sería ilegal), pero como que la ley también decía que los resultados los tenía que proclamar la Sindicatura Electoral, y esta sindicatura no existía por dimisión de todos sus miembros (a los que el TC les había avisado que tendrían una multa de12.000 euros diarios, y se conoce que no estaban muy convencidos estos síndicos de que lo de la independencia fuera a ir en serio...), pues... Además, decían estas voces, la cosa no viene de seis meses más o menos, ¿no?

España entera sigue descojonándose. Y Puigdemont sigue sin decir esta boca es mía.

Para forzar al presi a decir algo, se declaran los resultados del referéndum. Más del 90% a favor del sí, algunos noes, otros en blanco (¿?) y otros nulos (¡¡¿¿??!!). Y millones de votos, montones de millones. ¿Cómo los contaron? No se sabe. Sin censo, sin control de los votos, sin soporte informático, sin centro de control del referéndum, sin contadores fidedignos de votos (los contaban los mismos hiperventilados que llenaban las urnas, ya se pueden imaginar)... Esto, por no decir que todo el mundo conocíamos de primera mano irregularides de todo tipo.

A estas alturas, la credibilidad de los prusesistas estaba tan por los suelos,q ue a nadie le importaba el resultado. Lo importante es que se proclamaba el resultado, y por lo tanto empezaban a correr sus 48 horas legales.

Ese viernes, despiporre: convocan un pleno para proclamar la independencia el lunes, el Tribunal Constitucional lo prohíbe... y los tíos que iban a independizarse de España y que juraban que se negaban a acatar al TC... hacen caso y anulan la convocatoria. Recordemos que los separatas habían cerrado el parlamento el 7 de septiembre, en las cuatro semanas clave de todo esto Cataluña estaba, por decisión de los demócratas separatistas, sin Parlamento. Total, que Puchi resuelve la cosa pidiendo un pleno el martes para ir él a informar de la situación política. Tal cual. Sin mencionar "independencia", "referéndum", "resultados", etc.

Esto del martes no me extrañó: si dos manifestantes cuentan como 4, 48 horas para ellos duran 96. Pero ¡ay! el martes 10 de octubre está muy lejos.

No sé si se dieron cuenta del fallo garrafal que estaban cometiendo al hacer las cosas tan despacio. Si hubieran proclamado los resultados el mismo domingo por la noche, como en cualquier país decente, y el martes de la huelga, por la tarde, hubieran proclamado la independencia, habrían tenido oportunidades. Pero se esperaron demasiado. Hubo tiempo para desentrañar públicamente todas sus mentiras, hicieron el ridículo, las empresas se largaron en masa, se desató una psicosis colectiva de "esto - la vida tal y como la conocemos- se va al garete"... Yo creo que es que ni ellos mismos querían de verdad la independencia, porque saben las consecuencias que tendrán que pagar: la cárcel para ellos. Están en un punto que sólo quieren la impunidad judicial, evitar la trena, y no saben cómo lograrlo. De ahí que digan que quieren dialogar. El domingo 8 les estalló la catástrofe.

Yo estuve allí.




El arma principal del prusés en estos últimos años ha sido la Diada. En Cataluña, desde hace unos años, por "Diada" entendemos la manifestación de la ANC, hasta el punto de que no me extrañaría que, cuando esto acabe, se elimine la fiesta del 11 de septiembre y se cambie por el23 de abril. La Diada es la expresión máxima de los separatistas: es mi fiesta, tú aquí no pintas nada fascista, y aquí sólo se cuenta lo que yo quiero que se diga, y punto. Las manifestaciones han sido todas multitudinarias. No con los millones de asistentes que se autootorgan cada año (¡qué más quisieran!), pero sí cientos de miles. Estos cientos de miles ellos, por supuesto, lo han vendido como la voz del pueblo catalán. Para ellos, era toda Cataluña la que se manifestaba, y al así hacerlo todo lo que ellos hicieran quedaba legitimado. Fuera lo que fuera. El famoso mandato del pueblo. Y la doctrina de que lo legítimo es lo que quiere el pueblo, no lo que dicten las leyes. 

Y se ha vendido muy bien. Todo el extranjero, viendo las imágenes de la diada de cada año, decía siempre: "los catalanes esto, los catalanes aquello". Todos asumían que los manifestantes representaban a la totalidad de los catalanes. Argumento, además, que no se les podía rebatir, porque entonces saltaban con un "muy bien, entonces contémonos, hagamos un referéndum para saber cuántos somos en cada bando".

Este relato se les vino abajo el 8 de octubre. Yo asistí, y he de decir que salvo un par de manifestaciones estudiantiles, fue la primera manifestación a la que he asistido en mi vida. Creí que asistirían unos pocos miles, y allí que me fui. Al llegar a Plaza de Cataluña ya noté que seríamos algunos más; mi idea era ir por Fontanella hasta Urquinaona, pero mucha gente. Me desvié por el Portal del Ángel y la calle Comtal hasta la Vía Laietana, pero la policía había cerrado la calle Comtal porque es la trasera de su comisaría, así que accedí por la siguiente. Muchísima gente; escribí por whatsapp que en mi opinión tendrían que cambiar la marcha por una concentración, porque no podría haber movimiento, pero a las 12 algunos organizadores dieron la señal de moverse, y me moví.  Me muevo bien en las bullas y no me paraba a gritar consignas, así que llegué a la Estación de Francia de los primeros: me senté junto a los periodistas de radio, rechacé un par de entrevistas, y esperé. Las rechacé porque me advirtieron que serían 20 segundos, y yo con 20 segundos sólo puedo hacer el ridículo: éste no es un problema que se explique en 20 segundos.

Esperé, y esperé. A las 2 me fui: la cabecera aún no había llegado, porque no podía avanzar: los manifestantes que estaban delante de la cabecera estaban atrapados por las vallas que delimitaban el escenario y la zona VIP, y no conseguían desplazarlos.Lo de "me fui", entiéndase, fue un "inicié la retirada".

De vuelta a casa, por el Paseo Companys, me di cuenta de cuánta gente habría ido. Cientos de miles. Quizá 500.000, no sé. En cualquier caso, comparable a las manifestaciones de la diada.

Aquello no se lo esperaba nadie. Ni los manifestantes, ni los organizadores, ni los separatistas, ni la gente ajena que siempre había creído a los separatistas. Se veían las diferencias, claro: la Diada se convoca seis meses antes, con el apoyo del govern y de todos los alcaldes, con autobuses organizados, con la policía municipal a favor, con las empresas de transporte (metro, autobuses, etc) a favor, la gente se ha de apuntar para asistir en un determinado punto, se compra el kit oficial de la manifa, se ensaya la coreografía en diversas fiestas, se promociona hasta en la sopa, TV3 se desvive por ella, y la manifestación termina siendo lo más parecido a Corea del Norte posible fuera de Corea del Norte.

La manifestación española, en cambio, se convocó siete días antes y de esa manera, sin TV3 ni medios oficiales, teniendo todo lo oficial - de rango autonómico y municipal- en contra, los organizadores era la primera vez que se veían en una de éstas,... Fue una manifestación espontánea, y por ello natural. Y se notó. Lo notaron.

De repente, el relato de "nosotros, el pueblo de Cataluña", se había roto.Y con todo lo que había pasado, la interpretación fue clara: para ellos, los demás no éramos pueblo de Cataluña. Los separatas, además de mentirosos, eran ya vistos como zenófobos y supremacistas. Quitado el velo, todas sus acciones se volvían a juzgar con un nuevo prisma. Y la revista francesa Charlie Hebbo los saca en portada, mofándose de ellos. Una revista americana titula el artículo diciendo que la secesión de España sería como si Illinois se separara de los EE.UU., y que no había que apoyar ni animar a los "catalanes".

La tortilla había girado completamente, y lo sabían. Su única escapatoria era  una represión brutal de España que les valiera para presentarse como víctimas de injusticia por exceso, o que Rajoy accediera a "dialogar" (negociar la amnistía, en realidad) ante la posibilidad de que los hiperventilados hicieran alguna cosa gorda.

Pero no. En mi opinión, la diferencia de penas por un delito de rebelión frente a uno de sedición es tan grande que justifica la espera, y or eso Rajoy espera.

El martes 10 de octubre, Puchi la caga definitivamente.

Aunque no se había anunciado con ese fin, todo el mundo sabía que el martes Puchi iba a anunciar (o no la independencia). Puchi, como adolescente que es, sigue la táctica que seguíamos nosotros al poner las fechas de exámenes: cuanto más tarde, mejor. El pleno que tenía que ser histórico se convoca a las seis de la tarde. Por qué no se hace a las 9  o a las 10 de la mañana como las personas normales es algo que se me escapa, pero sí sé que los separatistas tienen querencia por actuar cuando los que les pueden castigar ya han cerrado, así que no me extrañó. Eso sí, se conoce que las seis de la tarde era demasiado pronto, por lo que lo retrasaron una hora más. Las siete. Y entonces Puigdemont hizo la declaración.

Nadie sabe qué declaró. Puede que fuéramos independientes durante ocho o diez segundos; puede que en ningún momento, o puede que aún lo seamos (declaró que "propondría al Parlamento que suspendiera la declaración de independencia", pero no dio opción al Parlamento de decidir ni votar nada). Nadie, insisto, nadie sabe qué declaró.

Lo que sí sabemos es que Puchi, autootorgándose todos los poderes, decidió que él decidirá todo.

Y también que al acabar la sesión, los 72 diputados separatistas firmaron una declaración de independencia. Explicando, eso sí, que dicha declaración carecía de cualquier valor jurídico, ¡ey! A ver si les iban a trincar por declarar la independencia (insisto, me asombra la poca fe que tienen en el éxito de su prusés).

Pero poco tiempo ha ganado Puchi con esta treta, porque la respuesta de Rajoy ha sido enviarle un burofax ordenándole que aclare si declaró o no la independencia, y advirtiéndole que cualquier respuesta que no sea un no claro se interpretará como un sí (vamos, que no valía enviarle la transcripción de su declaración). Puchi tiene hasta el lunes para responder.

Y nadie sabe qué va a responder.

Tiene tres opciones. Puede decir que sí que la declaró (aunque inmediatamente la suspendió, por si sirve de algo). Puede decir que no la declaró, que todavía cree en el diálogo (y, de cara al mercado interior, explicar que es una carta que todavìa se guarda). O puede no responder. Como si fuera un juicio, ya que si no responde todavía está a tiempo de negar que la hubiera declarado, algo es algo. 

En este punto es Europa la que se está descojonando.





¿Qué dirá? Hoy, en el mercado, el charcutero, hablando de comportamientos y salidas de tono de gente en el mercado, me ha comentado que "la gente está muy nerviosa". Le pregunté si se refería a los paradistas o a los clientes, y me respondió que "todos".

Yo lo que puedo decir es que estas dos semanas los hiperventilados que conozco parece que que se les ha venido el mundo encima. Están al borde de la depresión. No me dan ninguna pena, claro, pero se han despertado y en vez de una bicicleta tienen carbón. Y una carta que les dice que en seguida les llega más.

No dirá que sí. Si dice que sí, es rebelión y muchos años de cárcel para todos, y además lo pone en bandeja: confiesa el delito, sin atenuantes.

No creo que diga que no. Si lo hiciera, los cien que irían a la cárcel con él respirarían aliviados, pero este tío ha perdido el juicio. No es consciente de la realidad.

Yo creo que no responderá. No descarto que diga que no, confiado en que podrá lidiar con su bando, engañados como los tiene hasta ahora (le creen el líder refulgente que les llevará a la libertad), y estoy convencido de que no dirá que sí (ya se encargarán los cien de que no lo haga), pero mi voto es que no responderá. Tiene que estar negociando a marchas forzadas, tirando de cualquier contacto que se le ocurra para hacerle llegar los mensajes a Rajoy. ¿El mensaje? Puigdemont convoca elecciones anticipadas el mismo lunes por la mañana, y sólo se le juzga por sedición, no por rebelión. Y no se aplica el artículo 155, no se suspende la autonomía, no se intervienen los mozos, no se tocan las competencias y se estudia la posibilidad de reformar la constitución. Por su parte, los miembros de la banda que no vayan a la cárcel se encargan de desmontar el tinglado hiperventilado, y pelillos a la mar.

Yo creo que ésta es la opción que planteará Puigdemont (tampoco tiene tiempo para muchas negociaciones, cuidado). Y yo creo que Rajoy aceptará. A fin de cuentas, para él aplicar lo del 155 también es un lío.



Llegados a este punto, el miedo mío (y lo peor: estoy convencido de que así va a ser) es que esta crisis se va a cerrar en falso. Sí, Puchi, Junqueras, los Chordis,  la Forco y algunos más van a ir a la cárcel. Las empresas que se han ido no volverán, y nunca sabremos el daño que esto nos va a ocasionar. Pero poco más. Habrá elecciones, saldrá una sopa de letras y una coalición gobernará la autonomía. Si es de los hiperventilados, se limitarán a salvar lo que tienen y a no hacerse notar; todo lo más, cerrarán alguna embajada y le cambiarán el título a otras. Si es de los españoles, cambiarán algunos cargos, cortarán las subvenciones a los hiperventilados y se dedicarán a gestionar la res publica. Con suerte, aflojarán un poco la inmersión. Y, gobierne quien gobierne, en tres años elecciones de nuevo.

¿Por qué digo que esta crisis se cerraría en falso? Pues porque no resolvería ninguno de los problemas estructurales de Cataluña.

En primer lugar, Educación seguirá siendo competencia autonómica. En segundo lugar...

Para entender mis razones, hay que entender antes, de verdad, lo que ha pasado aquí. Y me temo que casi nadie, y rajoy menos que nadie, es consciente.

Un número enorme de catalanes quiere separarse de España. Un número enorme cree de verdad que España les oprime, les roba y les tiene subyugados.

Lo que a un español no le cabe en la cabeza de todo lo que ha pasado es cómo es posible que Mas, Puchi y cía hayan sido tan desleales. Que siendo los máximos representantes del Estado en Cataluña hayan sido los que más hayan combatido contra el Estado, y que lo hicieran aprovechándose al mismo tiempo al máximo de todos los beneficios que el Estado les concedía como representantes máximos del Estado en Cataluña. Trabajé un tiempo en una empresa que se hundió porque su comercial, sin saberlo nadie, se dedicó a trabajar para la competencia: en poco tiempo perdimos a todos nuestros clientes. Y le preguntábamos al comercial qué creía que estaba pasando, y él decía que tampoco lo comprendía. Aquí es lo mismo.

Pues bien, no se trata de Puchi ni de Mas. Son todos ellos. Estamos defendiendo una ciudad sitiada en la que sin que nosotros lo sepamos un número enorme de habitantes quiere abrir las puertas al enemigo. Las deslealtades y las traiciones de Puchi y de Artur las repetiría cualquiera de ellos, una y mil veces. Por ejemplo, lo de los mossos y el sistema de espionaje secreto que montaron, con el que espiaban a la policía nacional y a la guardia civil, intervinieron conversaciones telefónicas y todo eso sin ningún tipo de control judicial. Hoy por hoy, el cuerpo de los mozos de escuadra es el máximo exponente de los traicioneros que pueden llegar a ser. Insisto en que no hablo del total de los catalanes, sólo de un número enorme de ellos.

Lo que hay que entender es que van a esperar agazapados que llegue su momento. Y mientras tanto todos y cada uno de ellos pondrá su granito de arena para alcanzar su objetivo. Que no es el poder y el dinero, sino la secesión.

Su gran arma es el odio a lo español. Y propagar ese odio es lo que van a hacer, siempre.

Así que sí, hay que quitarles la competencia en Educación, a ellos y a todas las autonomías. Ha de ser común, con un plan común y con profesores pertenecientes a un único cuerpo de profesores. Pero eso no basta.

Hay que quitarles la autonomía completa, y para siempre. No pueden tener un Molt Honorable President. No pueden tener un Parlamento que se arroge la representación de Cataluña. No puede haber nada ni nadie que pueda decir "Cataluña soy yo". Porque si lo hubiera, un día sería uno de ellos el que lo dijera.

Y, la verdad, no me importa si para tragar esa píldora hay que eliminar todas las autonomías, todos los parlamentos regionales y todos los presidentes regionales. De hecho, me parecería una idea excelente.

Lo confieso: al igual que Franco llegó a la conclusión de que el problema de España eran los políticos profesionales y por lo tanto prohibió los partidos políticos, yo pienso que el problema de la España surgida de la constitución de 1978 son los parlamentos y gobiernos regionales, y opino en consecuencia. Sin paños calientes, muerto el perro se acabó la rabia.

Esto, claro, no va a ser: el harakiri de los políticos franquistas de 1976 fue tan excepcional que es irrepetible. Es imposible que los políticos españoles renuncien a los parlamentos y gobiernos regionales, y a la pléyade de empresas públicas que conllevan. No va a ocurrir jamás.

Añadamos a esto que la presión en Cataluña por demostrar que se es tan catalán como el que más es difícilmente soportable; solo unos pocos podemos decir que llevamos más de veinte años aquí y aún no hablamos catalán, simplemente porque no nos da la gana. ¡Si hasta Montilla, cuando llegó a presidente, se dedicó a aprender catalán (parece ser que lo elegimos para que se dedicara a aprenderlo, no para que nos gobernara, y eso que su eslogan de campaña fue "hechos, no palabras") y daba todos sus discursos e intervenciones en catalán! El resultado es que han perdido una batalla, una campaña si quieren, pero la guerra va a continuar. Mientras quede uno en pie.

Insisto: podemos confiar en los riojanos y en los extremeños; puede que incluso en los murcianos. Pero les aseguro que en ese número enorme de catalanes, no. Y fíjense: a esta situación se ha llegado con pasos muy cortitos, dados desde 1980, siendo cada uno de ellos autorizado. Que nos han llevado hasta aquí sin apenas darnos cuenta, vaya, y que lo volverán a hacer si se les deja. Mi consejo es que no se les deje. Y si les permitimos que nombren a una persona para que represente a Cataluña, y lo tratamos como si fuera la máxima autoridad en Cataluña y todas esas cosas, tarde o temprano volveremos a las andadas.

Lo cierto es que aquí, en Cataluña, nadie duda que acabará ocurriendo. Nos diferenciamos en el cuando: unos piensan que cinco años, otros que diez, otros que veinte, otros que dos generaciones. Yo no sé: depende de la valía que tengamos en Madrid. En cualquier caso, no creo que la fractura social que han producido se cierre en dos generaciones.

Siento ser tan pesimista, pero ¡qué quieren! Les conozco. LLevo más de veinte años entre ellos, observándoles. Les he visto hacer mil y una iniquidades. Ser falsos y traicioneros. Desleales. He conocido su bajeza de espíritu. No confío en ellos.

Es como el bolero de Ravel. Se repite una y otra vez, cada vez un poco más elaborado, hasta que al final, sin darnos cuenta, la melodía nos ha atrapado.



Maurice Ravel - Bolero

viernes, 13 de octubre de 2017

La universidad de la esquina




Hace unos años escribí una entrada (ésta) a propósito de que en Valencia iban a reducir las titulaciones, para que en 2016 sólo hubiera 188 títulos de grado y 282 de máster. Hace unos días he visto un mapa que indica que en Valencia se ofrecen 351 másteres. Supongo que los títulos de grado habran tenido el mismo ínidce de "reducción", y ahora sean mil al menos.

Parece ser que en España se pueden cursar 2.425 grados y 2.854 másteres. Esto debería llevarnos a reflexionar, ¿no? Quiero decir, ¿soy yo el único que ve algo raro, aquí?

Que ya sé que somos  un país de partidas guerrilleras, y que cada uno de nosotros quiere ir por libre, nada de colaborar con más gente. Pero carajo. Esto tiene consecuencias.

La primera, que los que están enseñando no son los mejores. Si la NBA tuviera 3.000 equipos, la mayoría de los asistentes a un partido verían jugar a medianías; sólo unos pocos verían a algún jugador que fuera realmente bueno, y rara sería la noche en la que coincidieran dos estrellas. Que no digo que los partidos no fueran entretenidos, pero no es lo mismo. En la enseñanza ocurre lo mismo; lo más probable es que los profesores de cada facultad sean unos don nadie. Y sí, el título se obtiene. Lo de aprender, ésa es otra guerra.

Y la segunda es que esto no puede ser eficaz desde el punto de vista económico. Aunque no se note, el grueso del coste de las universidades recae sobre nuestras espaldas. Y puede haber razones sociales, perode eficacia, no.

Y los de las universidades, ¿qué opinan? Pues resulta que lo saben, y por lo que he leído también creen que no es la situación correcta. Pero ¿entonces?

Lo primero que me asombra es que ocurra. Porque siempre pienso que en la universidad están los mejores, los más listos. Y, sin embargo, han dejado que ocurriera, y lo más probable es que lo hayan alentado, cuando no buscado. Me pregunto entonces si es que no son listos, o de parte de quién están. Volvamos a leer las cifras: 2.425 estudios de grado y 2.854 de máster. Respuesta: no están de nuestro lado. Están del suyo propio.

Luego se quejarán de que ninguna universidad española está entre las mejroes del mundo. Normal. De que estudiar en cualquier universidad española no da prestigio. Normal. Que, de hecho, ni importa ni se valora. Normal. Que gente con tres carreras siga sin encontrar trabajo. Normal. 

La universidad española tiene muchos problemas. En mi opinión, todos son culpa de ellos. Ellos, por descontado, claman que no, que sólo tienen un problema: necesitan más dinero. Asombra un poco que las mentes tan brillantes que claman ser ellos no sean capaces de gestionar el dinero que les dan mejor que usted o que yo, pero...

La universidad española tiene muchos problemas. Todos son culpa de ellos. Y como además sus errores los pagamos todos, y ya estamos pagando mucho dinero, tengo muy claro que la universidad española es, además, un problema que tenemos todos.

Los de la universidad, ésos son nuestro problema.



Van Morrison - Bright side of the road

viernes, 6 de octubre de 2017

Manillares y cerebros




Estaba en un atasco, en Barcelona. Un par de coches delante mío, un coche intenta aparcar. Hay un concesionario de coches, creo recordar, a la altura a la que estábamos, y desde el final del amplio vado hasta donde estaba el coche siguiente había poco espacio, un par de metros. El coche que quería aparcar era un Smart, iba a caber, y el coche tras él le dejó sitio para que hiciera la maniobra. En el atasco, las motos se cuelan entre los coches. Una, por nuestro lado, vio el espacio que suponía el vado del concesionario, y se metió por ahí. Su idea era avanzar por la línea de coches aparcados y colarse al toparse con el primero de ellos, dado que había un resquicio: el espacio que iba a emplear el Smart para la maniobra del aparcamiento.

No, no me pregunten porqué el Smart hacía maniobra marcha atrás en vez de aprovechar el espacio del vado; supongo que vio el sitio tarde, o que cambió de opinión viendo que con el atasco no se avanzaba. Es igual, porque no viene al caso.

Cuando la moto va a colarse saliendo de la línea de los coches aparcados, se topa con el Smart marcha atrás que le cierra el camino.

¡Menudos berridos dio el motorista! Le dijo del todo, a la del Smart (porque era una chica). Los coches nos paramos, se le dejó sitio a la moto y listos, pero...

A propósito: siempre me ha sonado extraño llamar motorista al conductor de una motocicleta. Un motorista es un practicante de la motonautica, mientras que que lleva una motocicleta es un motociclista. El vulgo, que es muy ignorante, desconoce la existencia de la motonautica, y ha devenido en llamar motorista al que en puridad es un motociclista. ¡Qué se le va a hacer!

Y lo de motorista lo tengo grabado en piedra en mi cerebro porque en mi infancia y mocedad, en Zaragoza se disputaban los 45 minutos motonauticos, en el río Ebro, durante las fiestas del Pilar, y eran un espectáculo; impagable, al respecto, es este vídeo: https://www.youtube.com/watch?v=VO_s-l-iBwk. Era espectacular. Por desgracia, es un deporte minoritario y elitista, el Ebro necesita mucha agua, y en 1990 Stéfano Casighiari, el entonces marido de Carolina de Mónaco, se mató en una prueba motonautica, el tema de la seguridad se convirtió en prioritario, y el deporte cayó. La prueba desapareció. Leo en el vídeo que se intenta recuperar con motos acuáticas en vez de aquellas lanchas que eran como bólidos de F-1, pero les diré: nada que ver.

Como conductor de un turismo en una gran ciudad, no entiendo a los motoristas (disculpen la denominación vulgar, ¡ey!). Hay muchos motoristas que respetan las normas de circulación, pero hay muchos que no. Y éstos son un porcentaje mucho mayor dentro del conjunto de los motoristas que el de los conductores de turismo que no respetan las normas, dentro del conjunto de los conductores de turismo. En Barcelona, si un porcentaje igual de turismos hiciera las pirulas que hacen los de las motos, o tuvieran el poco respeto que tienen las motos, esto sería Can Pixa. Por suerte para las motos, los turismos respetamos mucho más que ellos los semáforos, los carriles, las distancias de seguridad, los carriles bus, ¡las aceras! (es inconcebible, para los que no están acostumbrados, lo que hacen algunas motos sobre las aceras), las direcciones de las calles, etc.

Y lo que llevo peor son lo mucho que se enfadan, los motoristas, cuando un coche les sorprende. Me han golpeado en los cristales innumerables veces por un cambio de carril (incluso señalizado) en el que la moto se colaba o me venía por detrás en un ángulo muerto, por ejemplo. Y yo me enfado, porque si he hecho algo poco reglamentario, el tío lo habrá hecho treinta veces más que yo. Por lo menos. Y yo no me enfado con él.

Es que yo no les entiendo. Porque llevan un trasto de 200 kg en un equilibrio precario (equilibrio que han de controlar ellos, con su cuerpo), y se mezclan con morlacos que pesamos 1.400, 1.500 o 1.600 kg, como si nada. Un simple toque por nuestra parte, y se van al suelo. Un toque que quizás yo no me entero. No sé, yo si llevara una moto me andaría con mil ojos. Conduciría con un cuidado exquisito. Y respetaría las normas a rajatabla, ya que es la mayor garantía de no tener accidentes.  En cambio, muchos motarras no. 

En la esquina de mi casa, a veces hay accidentes. Hubo un par de años que unas obras ocultaron el chaflán convirtiéndolo en un cruce vivo con los semáforos retranqueados: un cruce peligroso. En aquella época creo que los accidentes eran todas las semanas, o me lo parecía. Con especial preferencia por los sábados por la noche. Casi siempre había una moto por el suelo. A menudo un taxi, también. Pocas veces dos turismos normales. Y la causa siempre era la misma: uno se saltaba un semáforo apurando el ámbar, y el otro salta en que los peatones acaban su ámbar. ¿Por qué  ocurre esto de noche, cuando no se ven? Caray, de noche es cuando intento ir con aún más cuidado; no digo nada si el cruce no lo veo claro. Pero no, hay gente que no sé en que piensa. Y es lo que digo, el que va en coche se juega el coche, pero el que va en moto se lo lleva la ambulancia.

Por supuesto, yo estoy a favor de las motos: ojalá yo fuera el único turismo en Barcelona y los demás fueran todos en motos. Y que conste que no tengo nada contra los motoristas, de hecho algunos de mis mejores amigos lo son, pero no entiendo a muchos de ellos.

Eso sí, mi opinión sobre muchos ciclistas se la pueden imaginar. Los hay entre ellos que convierten a los motoristas (¡motociclistas!) en unos einsteins.  




Víctor Manuel - Quiero abrazarte tanto

martes, 3 de octubre de 2017

Los tres inventos que nos sacaron de las cavernas




El lector pertinaz de este blog sabe que a menudo hago referencia a que los ingenieros nos sacaron de las cavernas. Es, claro, una expresión exagerada, pero porque en aquel momento no existían los títulos de ingeniería, ja, ja. El caso es que es cierto que hubo un tiempo en el que vivimos en las cavernas (entiéndase), y que ya no. Y el cambio fue por una serie de inventos, que fueron los que permitieron el paso. ¿Se ha planteado usted alguna vez cuáles fueron? Pues de eso va este artículo. De los tres inventos que sacaron a los hombres de las cavernas.

Desde luego, no fue el fuego. En el Neolítico y en el Paleolítico dominaban el fuego. 

No fueron las hachas y los cuchillos de piedra, ni las puntas de lanza o las lanzas. En la Edad de Piedra, por supuesto, sabían fabricarse estas herramientas.

Tampoco los vestidos o la técnica de curtir pieles. Ni la pintura para paredes de caverna la escultura esteatopigia como la Venus de Willendorf. Tampoco la estrategia militar (los lobos y leones plantean estrategias de caza según momento, presa, entorno, cazadores, etc; lo de las hormigas no, el tira p'alante sea contra quien sea y en las condiciones que sean no es, en verdad una estrategia), ni la organización social. Todo eso se tenía ya en las cavernas. Y también los cuidados a los enfermos y los heridos, y los entierros.

Los ingenieros agrónomos apuntarán la agricultura. Pero tampoco. Supongo que grupos humanos se darían cuenta que los árboles frutales daban frutos con periodicidad, con lo que convenía estar de vuelta cuando llegara el momento. Luego, otros notarían que crecían árboles frutales en sitios donde antes no había pero en los que ellos habían comido las frutas. Rupestre, pero dieron con las claves. Y sin embargo, no fue la agricultura lo que sacó a los hombres de las cavernas.

Por último, un punto interesante sería la construcción de chozas, la construcción de cercados para proteger las chozas y la agrupación de las chozas en poblados. En rigor sí, pero no. Claro que una sociedad que vive en poblados está más evolucionada que la que vive en cavernas, pero...

No, los tres inventos fundamentales son:

Invento número 1: las cestas

La cesta fue un invento básico. Antes de las cestas, uno podía comer donde estaba la comida, o podía ser que otro se la llevara donde uno estaba. Pero lo que le podían traer no podía ser mucho. Un puñado de cerezas, unas pocas manzanas,... Una caza importante se podría transportar entre varios, pero las más de las veces los alimentos son menudos, no digamos si se trata de cereales. Se pueden llevar aceitunas en una bolsa hecha con pieles, pero ¿se dan cuenta lo poco adecuadas que son las pieles para formar una bolsa?


Sin duda, en algún momento a alguien se le ocurrió trenzar supongo que cañas, puede que juncos o similares. Una cesta. Con cestas se puede transportar alimentos, piedras, semillas, leña,... Esto facilita las cosas, y si usted no puede moverse (por ejemplo, porque esté herido), los demás podrán cuidar de usted mucho mejor. También permite la división del trabajo: ya no tienen que ir todos tras la comida; el tipo que talla bien las piedras puede quedarse en el poblado ejerciendo su oficio, y los demás pueden conseguir y llevarle el alimento que necesita.

Y ¿quién sabe?, puede que una vez que descubrieran la utilidad y técnica de entretejer, se les ocurriría tejer con fibras más delgadas (tal vez con el pelo de las ovejas...), y primero fue una capa, luego una elegante chaqueta americana...


Además, las cestas permitieron el transporte en un grado mayor: si en nuestro terreno crecen las manzanas y en el poblado cercano las cerezas, al poder transportar podremos comerciar. El comercio será la base de la civilización, y las cestas serán el primer paso.


Sin embargo, las cestas tenían un problema que seguía suponiendo un lastre: no valían para transportar líquidos. Así, necesariamente tenían que vivir junto a los cursos de agua. Por suerte, pronto les apareció el invento nº 2.


Invento número 2: la alfarería

Está clarísimo que, inventadas las cestas, era evidente la imposibilidad para conseguir que transportaran líquidos y el gran avance que supondría el que sí lo fueran. Estoy convencido que debieron pensar mucho en el problema, y no creo que tardaran mucho en hallar la solución.
Este verano estuve unos días en Soria. En una excursión pasé por Cubillos, un pueblo ya abandonado, y paré el coche en la curva de la carretera para echarle un vistazo. Lo que quedaba hablaba de un pueblo castellano viejo, recio, rural. De personas pobres en una tierra dura que decidieron dejarla y un día se encontró sin pobladores.

Las casas eran de construcción sencilla: madera y ladrillos de adobe, mampuestos de piedra donde hubo poderío, sillería en la portada de la iglesia. Pero no en todos los sitios se emplearon ladrillos de arcilla; de hecho, en la mayoría de las casas se repetía el mismo esquema: la planta baja era de paredes de ladrillo, y soportaban el piso. Pero en las paredes de la planta primera, bajo la cubierta, ya no necesitaban el ladrillo y lo resolvían con la máxima sencillez:

En la foto muestro una vivienda; en concreto, un lateral de la fachada de planta primera. Un zoom nos muestra la técnica constructiva empleada:




Sin duda, los neolíticos harían lo mismo. Intentarían tapar los huecos de las cestas con arcilla. Como chascarrillo, estoy ahora mismo llevando una obra en la que el terreno es, a flor de piel, arcilla pura. De verdad, es increíble. Los días de lluvia es divertido coger trozos con los dedos y moldear ceniceros como si los fuéramos a regalar a nuestras madres en el día de la ídem. Una arcilla plástica, moldeable, marrón oscura, pura, sin piedras. Casi parece plastilina marrón. Estando allí, en los taludes excavados, es evidente cómo discurrieron las primeras vasijas. 

El paso siguiente era ya poner las mínimas cañas, lo suficiente para que se sostuviera la arcilla. Empieza la alfarería. Y entonces, ocurriría lo inevitable. Usarían las cestas y las cestas arcillosas para transportar alimentos; por lógica, las tendrían cerca de los fuegos. Tarde o temprano, las cestas estarían pegadas a los fuegos; puede incluso que algunas estuvieran dentro de las fogatas. Y entonces descubrirían que, tras el fuego, el recipiente de arcilla era mucho más duro, más resistente. Más aún, no necesitaba el esqueleto de cañas. Nacía la arcilla cocida. Seguro que algún listo moldeó una vasija sin cañas, le dio la forma y la metió en la hoguera. El recipiente que obtendría era, además de más resistente, más impermeable. Y propina extra: indestructible por el fuego (hola, cocción de los alimentos, y hola, sopas).

Las vasijas de barro suponen la capacidad de transportar y almacenar líquidos. Empieza el dominio de la Naturaleza por el hombre.
Y ahora hay otro motivo para comerciar. Las vasijas permiten el transporte, pero también serían el bien a comerciar. La tribu que dominara la técnica de la alfarería seguramente las vendería a otras tribus a cambio de lo que estas otras tribus podían ofrecer. Por cierto que, siendo la alfarería un conocimiento técnico, la guerra contra ellos carecería de sentido: muerto el alfarero, adiós a las codiciadas vasijas.


Invento número 3: el cobre (la metalurgia)

Llegados a este punto, hemos de recordar que seguimos viviendo en el Neolítico. En la cultura de la piedra, vaya. En gentes que se valían de las piedras para todo, por lo que es fácil suponer que irían atentos a lo que hay en el suelo. El valor de lo que hubiera lo juzgarían en comparación con las piedras de sílex que tan bien les iban: ¿puede servir? Si sí, se aprovechaba. Si no iba a funcionar, se volvía a tirar.

A esta gente, por fuerza unas piedras muy brillantes tenían que llamarles la atención. Ya conté en su día que todos los metales de la tierra están oxidados excepto el platino, el oro, la plata y el cobre. La plata y el oro les llamarían mucho la atención, pero son blandos. No sirven como herramientas. Además, son raros (el platino ya ni lo nombro). Por cierto que encontraron un metal que les iría muy bien: el hierro... que procede de los meteoritos. Es un hierro virgen, duro pero trabajable, y muy resistente. Por desgracia, meteoritos no hay muchos. Además, en la época del Neolítico no les debía ser fácil, trabajar el hierro. ¡Ah, pero queda el cobre!

Cobre hay. No demasiado, pero suficiente para que lo encontraran, lo trabajaran y descubrieran sus propiedades. Muy fácil de trabajar. Duro yu resistente. Mucho mejor que las frágiles piedras. Además, si se desafilaba ¡se podía volver a afilar! Así que no le demos más vueltas: los pueblos que descubrieron el cobre abandonaron la Edad de Piedra.

Con todo, no es el uso del cobre el invento clave. No, porque cobre, aunque más que oro y plata (y más que meteoritos con hierro), no hay tampoco mucho en estado puro. Pero es importante, porque hace que la cultura que lo emplea lo reconoce y lo busca. Y es importante, porque...

Supongo que un día la hoguera estaría junto a unas bonitas piedras azules llamadas azurita. Quizá sería porque las azuritas son bonitas y las tendrían por capricho, no sé; puede que estuvieran incluso dentro, en el núcleo del fuego. El caso es que la azurita es un carbonato de cobre, e imagino que la hoguera sería especialmente intensa. Al calentarla, se produce CO2 y agua... y lo que queda es cobre. ¡Amigo! ¿Hay alguna piedra más que también pueda producir cobre? Sí, la malaquita, que es verde y no azul, pero que también es un carbonato de cobre y con el mismo tratamiento también libera el ansiado metal. Ahí se inventó la metalurgia de verdad.

Azuritas (y malaquitas) son mucho más frecuentes que el cobre puro. Así que los hombres empezaron a buscar (y extraer) estas piedras, sabiendo que tras trabajarlas obtendrían cobre. Supongo que mejorarían sus procesos productivos, construirían (con la arcilla) hornos especialmente concentrados, todo eso. Y sin duda experimentarían con otras piedras, y descubrirían que otras piedras también daban cobre.

Con el tiempo, se dieron cuenta de que algunas piedras, si se introducían también en el horno, daban un cobre mucho mejor, muchísimo más resistente. Quizás es que las piedras contenían un elemento adicional... Sí, estaño. Un poquito de estaño aleaba con el cobre, y el resultado era el bronce. 

Así que el campo de acción se amplió a las piedras que contuvieran estaño. Estamos ya en la Edad de Bronce, y reconozcámoslo: ya no vivimos en cavernas. Ahora tenemos cesteros y tejedores, que nos hacen una vida más cómoda. Alfareros, que además nos hacen una vida más bonita (no olvidemos que el Hombre ya pintaba en la época de las cavernas). Y con la metalurgia, tenemos herramientas dignas de ese nombre, con el avance que supone. Con los oficios tenemos la especialización, y con la especialización tenemos el comercio. Con el comercio vendrá la escritura, y... pero ésa es otra historia.



Así que si alguna vez digo que fueron ingenieros los que nos sacaron de las cavernas, sepan porqué lo digo. Puede que exagere un poquito, pero creo que tengo bastante razón.

Por cierto: Ingenieros Industriales, si no lo he dicho aún.




Mendelssohn - Sinfonia n4 op.90 "Italiana" - 1 Allegro Vivace