martes, 28 de febrero de 2017

The river de Bruce Springsteen





Confieso una cosa: cuando empecé el ciclo de las canciones que sobrevivirán y que no son de los Beatles, pensaba en The River de Bruce Springsteen; el ciclo entero no es sino una excusa para hablar de esta canción. Porque para mí es una canción universal, válida para todos los tiempos y todos los lugares.

La canción cuenta la historia de un llamémosle Joe y empieza bosquejando la escena de una manera magistral:
I come from down in the valley
where mister when you're young
they bring you up to do like your daddy done
Señor, soy de una tierra donde cada uno está condenado a ser lo que era su padre.

No hay nada malo en seguir los pasos del padre, pero ha de ser porque uno quiere. Pero no, lo primero que aprende Joe es que no ha de tener sueños en la vida. Si su padre es peón, él va a ser peón, qué se ha creído. Aquí las cosas se hacen así.
Me and Mary we met in high school
When she was just seventeen
We'd ride out of this valley down
To where the fields were green
We'd go down to the river
And into the river we'd dive
Oh, down to the river we'd ride
Then I got Mary pregnant
And man, that was all she wrote
Entonces ocurrió: Joe y su condiscípula Mary tienen sueños. Sueñan con salir de allí, no por conocer otras tierras, sino por desarrollarse. ¿Qué pasó, entonces? Que Mary tenía 17 años, y quedó embarazada.
And for my nineteenth birthday
I got a union card and a wedding coat
We went down to the courthouse
And the judge put it all to rest
No wedding day smiles
No walk down the aisle
No flowers, no wedding dress
We'd go down to the river
And into the river we'd dive
Oh, down to the river we'd ride
Joe reaccionó con responsabilidad, pero como pudo. Cuando cumplió 19, se sacó el carnet del sindicato (para poder trabajar) y consiguió un traje decente, y se casaron. No fue la fiesta soñada, la boda de las películas americanas; empezaba la vida real. Al menos, estaban juntos. Y siguieron yendo al río.
I got a job working construction for the Johnstown Company
But lately there ain't been much work
On account of the economy
Joe encontró un empleo en la construcción, en la Johnstown. Supongo que como su padre. Pero la construcción tiene rachas, y hay rachas que pueden ser muy malas y muy largas. Y eso pasa factura.
Now all them things that seemed so important
Well mister, they vanished right into the air
I just act like I don't remember
Mary acts like she don't care
El tiempo ha pasado. Los sueños juveniles, está claro, quedaron atrás. Y Joe hace como que no los recuerda, y Mary como que no le importa que no se cumplieran.

Piense. ¿Fue adolescente, alguna vez? ¿Tuvo sueños de futuro? Seguro que sí. Y años después, como todos, descubrió que la vida real no es como en los sueños. Lo ha hecho, lo hace, lo mejor que puede, claro que sí, todos lo hacemos, pero… los sueños de adolescente no incluyen la cara dura de las cosas. Y todos, todos, hacemos como Joe y como Mary.
But I remember us
Riding in my brother's car
Her body tan and wet down at the reservoir
At night on them banks I'd lie awake
And pull her close
Just to feel each breath she'd take
Now those memories come back to haunt me
They haunt me like a curse
Is a dream a lie if it don't come true?
Or is it something worse?
That sends me down to the river
Though I know the river is dry
Down to the river tonight
Down to the river, my baby and I
Oh, down to the river we ride
Lo malo de que los sueños de adolescente no se cumplan no es que no se cumplan; es que los recordamos. Como Joe.  

Con lo hermosa que era Mary en su lozanía. Con lo felices que fueron, cuando vivieron como jóvenes. Con lo felices que éramos…

 Ahora, cuando es tarde, esos recuerdos se le aparecen a Joe. Como una maldición. ¿Es un sueño una mentira si no se convierte en realidad? ¿O es algo peor? Joe no sabe qué responder. Yo tampoco.

Y Joe a veces baja, de nuevo, al río. Por si las cosas pueden ser como las soñaron. Baja, aunque sabe que el río ya está seco.

No sabemos cómo termina lo de Joe y Mary. Les unieron los sueños de adolescencia, y ahora esos sueños han desaparecido y ellos se comportan como si nunca los hubieran tenido. Pero los tuvieron y los dos los saben. Y no hablan de ello, porque nadie se confiesa con su mujer y le dice he fracasado en mi vida.

La historia de The river es intemporal. El dolor por la dureza de la vida lo reconocemos todos. Y cuando la cantamos, sentimos el mismo abatimiento que sentiría Springsteen, que sentiría Joe.

Por eso, esta canción seguirá cantándose así que pasen 200 años.




Bruce Springsteen - The river (versión de Hunter & the bear)

sábado, 25 de febrero de 2017

Cómo hacer un apeo (II)





Al estudiar un apeo, conviene recordar que cuando una fuerza se ejerce contra un objeto, o lo mueve, o lo rompe, o lo deforma. Siempre. Usted no quiere que su estructura de apeo se mueva o se rompa, así que asúmalo: se deformará. El cuánto depende de usted.

Si juega en casa, quizá el tema no tenga importancia. Si está haciendo una reforma total de un edificio, supongo que ejecutará los apeos cuando hayan quitado los pavimentos y los tabiques y tengan el edificio pelado, con garga mínima. Si es así, no hay peligro de rajar baldosas o tabiques. Pero ¡cuidado! Es posible que una deformación excesiva altere la estructura superior; hay forjados de mírame y no me toques, y estructuras estables pero muy sensibles a según qué cambios. Estoy pensando, por ejemplo, en la típica iglesia/ermita de un pueblo perdido, pero también en un caso que tuve en el apeo de unos pilares de piedra que soportaban una cúpula. La estructura de la cúpula era de madera, con un entramado rarísimo en plan palillos chinos, y la cúpula ya tenía suficientes grietas visibles desde el exterior. En casos como éste, hay que considerar la opción de rehabilitar o reforzar el forjado, sólo para resistir el proceso de apeo.

En general, en los apeos es normal buscar deformaciones más estrictas que luz/500; de hecho, si jugamos fuera de casa luz/800 debería ser un mínimo. Pero también importa el valor absoluto de la deformación: una grieta de 0,1 mm se ve a simple vista. Por tanto, me temo que la experiencia y el análisis de la situación son fundamentales para establecer el criterior a seguir. Eso sí: ¡por amor de Dios, documéntelo!

El paso siguiente es pergeñar el proceso de ejecución. ¡Y aún no ha empezado a calcular! No, de verdad: antes de calcular qué necesita, hay que estudiar cómo se puede hacer el refuerzo.

Determinar el proceso es, en mi opinión, lo más difícil. En síntesis, hay que construir una estructura provisional, hacer que esta estructura provisional apee (¡provisionalmente!) la estructura que se quiere apear (definitivamente), aprovechar que la estructura que se quiere apear definitivamente está provisionalmente apeada para ejecutar la estructura del apeo definitivo, y desmontar la estructura del apeo provisional. Es mi parte favorita de los apeos, pero en estas líneas poco puedo ayudarles: cada apeo es una situación diferente y requiere su proceso específico.

El último paso, si se ha llegado hasta aquí con éxito, es el más fácil: calcular el apeo. Sabe las cargas y la deformación que admitirá, así que no debería tener ningún problema en esto. Pero hay algunos detalles que deberá tener en cuenta.

El primero de ellos es que, si apoya su estructura en una fábrica de ladrillo o bloque de hormigón, ha de diseñar el apoyo, y esto tiene su miga. Porque debe determinar qué presión podrá ejercer en el apoyo, y cómo hacer ese apoyo. Determinar la presión admisible no es inmediato, y las más de las veces el problema es que queremos apoyarnos en una pared de ladrillo de vaya usted a saber cuándo, hecha no se sabe cómo por no se sabe quién. Pueden hacerse ensayos, pero no acostumbro a recomendarlo; no, esto es algo que deberá hacer por su cuenta y riesgo. Pero tranquilo, hombre: la NBE FL-90 le será de gran ayuda.

Cuando sepa la longitud de los apotos, compruebe que ha estimado bien la luz de cálculo: es muy posible que deba recalcular, porque se ha quedado corto.

La manera de hacer el apoyo no debe tampoco olvidarse. A menudo, una chapa de mortero es suficiente, pero (por ejemplo) si quiere apoyar una viga perpendicular a una pared, la longitud de apoyo no se consigue así como así; en estos casos, emplear una viga de acero perpendicular a la viga de apeo puede ser una buena opción.

Y si el acero se hace sobre hormigón, claro que todo es más sencillo, pero ¡cuidado! no haga trabajar al hormigón de fuera del recubrimiento, y yo diría que tampoco de los estribos y de los radios de doblado de la armadura, si los hubiera. Es más, en estos casos los apotos de neopreno son muy útiles. Eso sí, el cálculo de un buen apoyo de neopreno requiere su técnica, y permitirán que no me extienda aquí sobre este tema.

¿Y ya está? No, no está aún, porque falta un aspecto de los apeos que con demasiada frecuencia se pasa por alto: el apuntalamiento. Pero ése es otro mundo, que tendrá su artículo específico.




Queen - We will rock you

miércoles, 22 de febrero de 2017

Cómo hacer un apeo (I)

Dedicado a mi compinche Laureà, el más fiel seguidor de este blog.



Pocas cosas hay más sencillas que hacer un apeo.
 
En Cataluña al menos, se denomina apeo al hecho de descalzar una estructura y alterar sus apoyos. Si usted estuviera de pie, apoyado en sus dos piernas, un apeo sería, por ejemplo, quitarle el pie derecho y conseguir que el apoyo sea con su rodilla derecha. Pero ¡ey! Sin que usted se entere. O incluso el conseguir que ninguno de sus pies sean de apoyo, que quede usted apoyado por su trasero, por ejemplo. El caso es que uno de sus pies o los dos nos molestan, y los queremos quitar. Sin que usted se entere, insisto.

Pero, claro: que sea sencillo no quiere decir que sea fácil de hacer.

Por ello, ya que hacer un apeo es algo muy frecuente,escribo este articulo como guía recordatorio de los pasos que hay que seguir para que nada salga mal y el señor apeado no se entere.

En primer lugar, cuando se hace un apeo hay que saber si jugamos en casa o fuera. Jugamos en casa cuando el señor es amigo nuestro. La situación óptima es cuando estamos haciendo una remodelaciñon total del edificio (en el símil del señor, le estaríamos también vistiendo y acicalando), ya que siendo así cualquier efecto que el apeo tenga en la estructura (y raramente son a mejor) se puede corregir, compensar o disimular sin mayores complicaciones.

Jugamos fuera de casa cuando el señor no es amigo nuestro y de verdad no debe enterarse. Por ejemplo, si la estructura de arriba es de algún vecino hostil o es algo protegido, como patrimonio artístico.
 
Hay muchos tipos de campos, unos más hostiles que otros, y muchos campos propios, unos gélidos y otros una caldera infernal, y en los apeos ocurre lo mismo. Pero es importante determinar esto, porque tendrá consecuencias.

El siguiente paso es estimar las cargas a apear. Y la palabra correcta es ésa: estimar. Cualquier estimación es mucho más fácl cuanta más experiencia tiene, hasta el punto de que los novatos en estas lides suelen pararse en este paso y declarar que no saben hacerlo. Curioso, porque no es tán difícil; miedo escénico quizá.

La mejor herramienta para estimar las cargas es la norma vieja, la AE-88, y su pareja habitual la NTE-ECG; no vale de nada el CTE, ni lo intenten: está pensado para proyectar obra nueva.

Dicho esto, lo que ha de hacerse es ir paso a paso. Primero, el forjado. A ojo (y a ojo implica verlo, es decir, personarse en el sitio) hay que establecer qué tipología tiene, qué características, qué espesores. Sabiendo eso, la norma da unos pesos: ¡ya está!

Pero ¡cuidado!: la norma da el peso básico, luego hay que añadir el peso de la capa de compresión. Si se juega en casa, puede pedir hacer un taladro y medirla; si juega fuera, quizá pueda hacer el taladro en el que está pisando, que es suyo. Y. si no, tendrá que estimarlo a ojo. Por la antigüedad, en principio: cada vez es más gruesa.

El paso siguiente es determinar el peso del pavimento. Normas y experiencia, no hay otra. De nuevo, si juega en casa puede arrancar un trozo y pesarlo en una báscula de baño: se sorprendería de lo que pesan esas cosas. Si el forjado no es tal sino que es una cubierta de teja, no se amilane: son capas, y todas están contabilizadas en la norma. Y lo mismo para los acabados de azoteas, zonas ajardinadas, etc.

Todo esto parece muy laborioso, pero es importante hacerlo bien: si se queda corto se juega usted su carrera, pero si tira largo luego se enfrentará a muchos problemas. Apure, hombre, que es su oficio. A fin de cuentas, uno no se compra un camión de 18 ruedas porque una vez al mesa haga la compra en el hipermercado.

Pero las cargas no se terminan ahí. ¿Hay falso techo? Suele haberlo, cuéntelo. También los tabiques principales, y no se olvide de que si van enyesados, cada cara de yeso pesa.

Luego, considere una sobrecarga de uso (recuerde, la AE-88, no el CTE). Como chascarrillo en este punto, he de decir que la AE-88 es la reimpresión de la original MV-101, pero la MV-101 tenía un epígrafe que la AE-88 ya no recogió, por obsoleto: en 1961 existían las viviendas económicas, y en ellas la sobrecarga de uso era de 150, o de 200. Esas viviendas siguen existiendo. Y cuente también la tabiquería general.

Y todo esto repítalo para cada planta que cargue sobre su apeo. ¡Cuidado, porque es algo que muchas veces se olvida! Sobre todo, cuando lo que se apea es una pared de carga, uno tiende a olvidarse que esa pared ya recibe carga de otras plantas además de la que vemos. Claro, aquí hay un problema: si jugamos en casa, podemos recorrer el edificio y establecer lo que carga, pero si jugamos fuera... ¿Y si hay, plantas arriba, un apeo anterior que nos altera, para bien o para mal, todo nuestro esquema? Sí, es un problema. Mayor aún, si jugamos en un campo muy hostil: puede que incluso un vecino de abajo haya hecho un apeo que no soportaría el que nosotros queremos hacer. Buf, aquí hay que ser sincero: un apeo siempre es un riesgo. El oficio de calculista se basa en asumir riesgos, pero en los apeos hay que ser consciente de cuánto riesgo por desconocimiento de la situación se está dispuesto a asumir. Si cree que es excesivo, o averigua más cosas para disminuirlo, o niéguese a hacerlo, de verdad. Por lo mismo, documente lo que hace. Para que el que venga después sepa más de lo que usted sabia.

Y por cierto, hay dos estados de carga que debe calcular: el de la fase de obra, la que hay mientras se ejecuta el apeo (por ejemplo, en verano no creo que nieve), y el de la fase final. No tienen porqué coincidir.
 
Una vez haya determinado todas las cargas a soportar, sabrá algo muy importante: el esquema de funcionamiento de la estructura. Y entonces podrá afrontar la decisión más importante: la deformación que aceptará en su apeo.
 
Lo que para no extenderme demasiado les contaré en el siguiente  artículo.





Eric Clapton - Tears in heaven (aquí interpretada por Mike Massé, por favor lean el comentario que el intérprete escribió en los títulos de crédito de su video)

lunes, 20 de febrero de 2017

Arkansas mola (II): el puesto del Arkansas



Los primeros europeos en pisar Arkansas fueron, era de esperar, los españoles de la expedición de Hernando de Soto, pero cuando comprobaron que los indios de por allí eran pobres como ratas y no había nada que ganar, se largaron. Salvo Hernando de Soto, que se deprimió tanto cuando llegó a esa conclusión que cayó enfermo y murió en la esquina nororiental de Arkansas, pero por cosas que pasan... venga, lo cuento: Hernando de Soto había hecho creer a los indios que él era un Hijo del Sol y que era inmortal (pruebe usted a estar tres años recorriendo las tierras indias con un puñado de soldados sin inventarse una leyenda para tener alguna ventaja psicológica), pero murió en un poblado indio. Los indios sospecharon, y los españoles tuvieron que explicar que había vuelto al cielo, dejando su cuerpo (enterrado) aquí en la tierra. Aquello no coló, y los indios se estaban volviendo cada vez más recelosos. Los españoles sabían que estaban muy lejos del delta del Misisipi y si los indios desenterraban el cuerpo y se descubría el pastel lo tendrían muy chungo, así que esa noche "robaron" el cuerpo de Hernando de Soto y lo sumergieron en el Misisipi con unas piedras desde una canoa. El resultado es que no hay tumba de Hernando de Soto, y bien que lo lamentan los arkansans.

El caso es que los españoles no establecieron puestos permanentes. Hasta que 140 años después, hacia 1680, los franceses sí establecen un puesto: el puesto de Arkansas, ahora conocido como Arkansas Post. Y el puesto de Arkansas se reveló como fundamental para el control del tráfico de la zona del Misisipi. Los primeros 80 años fue francés, pero al acabar la guerra de los Siete Años en 1763, Francia cedió el territorio a España. Sería de España casi 40 años,hasta que Napoleón, como les conté en su día, la vendió (sin ser suya) a los americanos.

Catorce años después de ser española empezaría la guerra de la Independencia, pero Arkansas estaba muy lejos de las colonias y la guerra no iba con la zona. Hasta que en 1779 España entró también en la contienda (lógicamente con los americanos, pues éstos iban contra los ingleses). Pero aun así, Arkansas era en aquel momento el verdadero culo del mundo; los objetivos de España eran recuperar Menorca y, sobre todo, Gibraltar.

La guerra de la independencia se ha vendido siempre como un lucha de los colonos contra los ingleses y, siendo cierto, no lo cuenta todo: Inglaterra no sólo tuvo que luchar contra los granjeros americanos, sino también contra Francia y contra España. Fue una guerra mundial en la que los ingleses se partieron el careto en todas partes, hasta el punto de que, aunque los americanos terminaron su guerra en 1781, la verdadera guerra continuó hasta 1783, que se firmó el tratado de París, que puso fin a la guerra. Salvo en Arkansas.

Arkansas, ya lo he dicho, era el culo del mundo conocido y no había habido combates. Pero era el extremo del mundo para lo bueno y para lo malo: España e Inglaterra habían firmado un tratado preliminar de paz en enero, pero en Arkansas, en abril, aún no se habían enterado. Y por aquellos días ocurrió la batalla del puesto de Arkansas.

Los ingleses querían sustituir a los españoles en el control del Misisipi. El puesto estaba en la confluencia del Arkansas con el Misisipi, y enviaron una partida de soldados a hacerse con el puesto, defendido por una guarnición de 33 hombres (y cuatro indios), más un capitán, un teniente y un sargento, total 40. Digo partida, porque España había tenido varias victorias en la zona del Misisipi y había desorganizado el ejército británico, así que éste pasó a montárselo en plan guerrilla. En cualquier caso, los británicos eran más del doble de los españoles, y el puesto era poco más que una empalizada de madera al estilo de los fuertes de Comansi (para los que se acuerden) y unas pocas barracas, hasta el punto de que los españoles habían montado el cuartel en un poblado indio a media milla del fuerte, a orillas del río, y en el que también vivían los colonos y la gente que suele haber en estos puestos. Curiosamente los españoles habían desplazado el fuerte algo alejado del río, por las habituales crecidas del Misisipi y del Arkansas. Además, los ingleses tenían una pequeña flotilla de canoas e incluso un barquito, con lo que dominaban las aguas. Como casi siempre.

La batalla fue bastante peliculera: para empezar, la vida y lo que ocurrió antes de la batalla ya daría para un par de filmes, pero por ir a los hechos concretos, el capitán, que había llegado al puesto en enero, estaba viviendo en el poblado. El teniente, que sí llevaba tiempo en el fuerte con su esposa, había vivido en una construcción de tipo indio dentro de la empalizada, pero un vendaval la había derribado, por lo que la mujer también estaba acomodada en el poblado. Los exploradores indios de los británicos descubrieron que en el poblado indio cercano al fuerte estaban el comandante de la guarnición, la mujer del teniente (el teniente estaba "de guardia" en el fuerte), una guardia con el sargento y 8 soldados, y que los guereros indios estaban aún en los bosques, en su temporada de caza, por lo que asaltaron el poblado (al que se acercaron camuflados con pieles para no ser descubiertos) y cogieron a todos prisioneros (dos soldados murieron en la refriega), sólo el sargento escapó (según cuentan las crónicas, soltándose de tres ingleses que le habían atrapado). También el capitán, al oir el primer disparo, había conseguido regresar al fuerte. Está claro que los tres mandos y la esposa del teniente, más el capitán de los ingleses, son los papeles estelares de la película.

Esa misma noche los británicos, a través de un pequeño barranco oculto, llegaron a las inmediaciones del fuerte y lo atacaron. Los españoles resistieron seis horas y a las 9 de la mañana el sargento, con 13 hombres, prepararon una salida de contraataque, ante la sospecha de que los ingleses estaban preparando cañones. En ese momento se presenta un mensajero de los ingleses con la mujer del teniente: el capitán ordena al sargento que quieto parado. Resulta que el mensajero solicitaba la rendición del fuerte, a lo que el capitán se opuso. Una vez marchado el mensajero (con la mujer), siguen adelante con la salida. Bien, resulta que de los 13, 4 eran indios, y todos se lanzaron a por los atacantes lanzando los más terribles gritos indios de guerra. Los ingleses creyeron que eran todos los indios los que les atacaban, y pusieron pies en polvorosa.

Tras la huida, los ingleses volvieron a la carga, y mandaron un nuevo mensaje al capitán del fuerte diciéndole que 500 guerreros indios aliados suyos se dirigían hacia allí, y que sería mejor que se fueran rindiendo ya, que los indios no tomarían prisioneros. ¡Je! El capitán dijo que no, gracias... y los indios no aparecieron. Quienes sí llegaron fueron los indios del poblado amigo del fuerte, y con su ayuda los españoles mandaron un grupo de soldados ¡a rescatar a los prisioneros que tenían los ingleses! Más aún, esta vez fueron los españoles los que se echaron el farol: tenían 250 guerreros indios a su disposición. Los ingleses capitularon; es decir, renunciaron a conquistar el fuerte. Pero se fueron a buscar a los famosos 500 indios. Sólo que ahora eran ellos los que tenían problemas.

¿Es o no una historia de película?

En fin, para terminar les diré que el 5 de mayo el capitán del fuerte escribió al gobernador del Misisipi contándole la batalla. La respuesta fue... que había acabado la guerra y que todo el mundo debía devolver a sus prisioneros. Cosa que los ingleses hicieron... pero no los objetos que habían conseguido en su campaña. Ingleses. Me temo que la guerra continuó un poco más en Arkansas, solo que ahora era... contra unos piratas.

Eso sí, en su informe el capitán escribió que toda la guarnición se había portado con valor, pero que especialmente debía mencionar, y así lo hago yo tambien, al sargento Alexo Pastor, el soldado de 1ª Josef Paseras, los soldados de 2ª Lucas T. Pérez y Sebastián Molina, y los soldados Mariano Barrios, Bruno Cuisasola, Antonio Longines, Antonio López y Mariano Pérez. Que conste.

Lo importante es que hay un sitio en Arkansas que participó de la Guerra de la Independencia. ¿El nombre del fuerte? Fuerte Carlos III. Faltaría más.

Y que podemos constatar que, una vez más, como la historia la escriben los ingleses y los franceses se nos ha enseñado que en el siglo XVIII éramos unos decadentes y unos flojos pero ésa no era la realidad. En el puesto de Arkansas, por ejemplo, un puñado de españoles les dieron una buena tunda a ingleses que les doblaban en número.




John Denver - Take me home, country roads

domingo, 19 de febrero de 2017

Arkansas mola (I)



En el viaje americano llegué al río Arkansas, pero no entré en Arkansas. Y es una pena, porque Arkansas mola, y no sólo porque el Arkansas es el mayor afluyente del Mississippi. Pero tengo un problema: es ilegal, en el estado de Arkansas, pronunciar mal Arkansas. De verdad que lo es. Y no estoy seguro de no equivocarme. Además, Arkansas es el estado del "juez de la horca", no el de la película, Roy Bean, sino el de verdad, Isaac Parker, y ejercía en Fort Smith, en la frontera con Oklahoma. Puede que algo de su espíritu riguroso persista aún, así que mejor no arriesgarse.

Ya ven, Arkansas, como todos los estados de los EE.UU., tiene algunas leyes chocantes: puedes matar a un oso, pero no puedes sacarle de su letargo para hacerle una foto. Tampoco se permite tener un caimán en la bañera. Y en Fayetteville los perros tienen prohibido ladrar después de las seis de la tarde y uno no puede pasear su propia vaca por Main Street después de la una del mediodía, los domingos. Son leyes que se promulgaron en algún momento por alguna estúpida razón, y que no se han derogado, supongo que porque los fotógrafos despertadores de osos no han ejercido suficiente presión. Quizá por eso sigue vigente una ley que dice que las maestras que lleven el cabello con un corte Bob (un corte de moda en la década de 1920)... no tendrían un aumento.

En fin, en Arkansas hay tres sitios que llaman la atención. El primero es Murfreesboro, donde está la única mina de diamantes de los Estados Unidos. Allí, por los 10 dólares de la entrada, uno puede pasarse el día buscando gemas ¡y quedándose las que encuentre!

El segundo está cerca: el parque nacional de Ouachita. Es el parque nacional más antiguo de los estados del sur, y no es nada especial, si uno espera ver Yellowstone o Yosemite. No es más que montañas, bosques (a la americana), caza (a la americana) y fauna salvaje a la americana, y en realidad no es un parque (ni de nombre, siento el engaño): es un bosque nacional. Los bosques nacionales surgieron de una iniciativa de los ciudadanos de Los Ángeles en 1891, que veían con preocupación ómo los mineros y granjeros estaban destrozando las montañas de por allí. Bien, el caso es que en 1907 los parques y bosques nacionales estaban todos en el oeste, y en aquella época, para los habitantes del sur suponía estar demasiado lejos para ser accesibles. No, el sur necesitaba un parque nacional cerca para su propio disfrute, y Ouachita era el bosque ideal.

Fotografía de Ouachita localizada en Pinterest
Pero mi lugar favorito de Arkansas es "el puesto de Arkansas", el lugar más histórico del estado: ¡incluso participó en la Guerra de la Independencia! Sí, la de las trece colonias contra Inglaterra. ¿Como fue posible, si Arkansas está al oeste del Misisisipi? Pues por carambola. Pero es una carambola tal y es tan interesante que, para no alargarme en exceso, la voy a contar mañana.


Por cierto, un chascarrillo final: en Arkansas es legal que el marido golpee a la mujer. Pero sólo una vez al mes.



Bee Gees - Stayin' alive

domingo, 5 de febrero de 2017

Perseguido


Echan por la tele Perseguido, de Schwarzenegger. La película es de 1987, de hace treinta años, y se ambienta en el típico estado policial, controlado por un Capitolio. El régimen utiliza la televisión como "opio del pueblo", siendo "Perseguido" el programa más popular: va de tipos que han de superar unas pruebas - unos tíos que los quieren matar- y, si llegan al final, ganan una vida en una isla paradisíaca y esas cosas. Por supuesto, lo de la isla es mentira: los matan a todos, pero eso no se ve. El caso es que hay una revuelta popular por alguna hambruna o similar, y uno de los policías antidisturbios es Schwarzenegger. La orden es masacrar a los manifestantes, y Schwarzie se niega, por lo que es apresado y, como castigo, obligado a participar en Perseguido. Pero Schwarzie es Schwarzie, y una vez en el programa (que se rueda en un barrio abandonado) contacta con la resistencia, se carga a los malos que iban a por él y consigue subvertir el orden establecido.

Por cierto que está ambientada... en 2017. Es lo que tiene la ciencia ficción, que avanza más rápido que la ciencia real.

Pero a lo que iba. Perseguido es una película. Una. Quiero decir, sólo una. Y no sé a ustedes, pero a mí me recuerda Los juegos del hambre y a otras películas del mismo corte: la semejanza es innegable. Por supuesto, hay diferencias - no en vano una película de Schwarzie de los 80 es una película de Schwarzie de los 80-, pero podríamos reducirlas a 2: en Los juegos del hambre, el héroe no es un tipo musculoso y varonil que derrocha testosterona sino una chica, Jennifer Lawrence (que conste que soy un fan), y no fue una película, sino 4. Y estas dos diferencias son, me temo, un signo de los tiempos.

En los 80, el protagonista era un supermacho. Y punto. Siempre, un héroe deiforme (que diría Homero), que pelea y domina todas las armas y todas las técnicas de combate. A menudo es un Seal reconvertido en pintor de paisajes, o algo equivalente, pero en todos los casos ha recibido formación en explosivos, en lucha, en supervivencia y en todo, porque el tipo es un crack. Las chicas podían ser las protagonistas, como la setentera Los ángeles de Charlie, pero siempre era para destacar el hecho de que eran chicas. Por ejemplo, Remington Steele del 82 y Luz de luna del 85. En esas series, las chicas eran competentes detectives, pero la gracia estaba en que además luchaban contra el estereotipo de ser mujeres en un oficio de hombres.

Ahora, sin embargo, son legión las series policíacas en las que el jefe del equipo, el policía principal y listorro, es una mujer. De armas tomar, además. The Closer, Caso abierto, Ley y Orden, Castle, The Listener, Major Crimes, El mentalista, Imborrable, Forever,... la lista es interminable. Normal que en una pelicula sobre una lucha a muerte entre guerreros de todo el país la campeona sea una mujer. A mí, lo de la heroína me chirría más que las proezas de un hipermusculado héroe, pero también me chirrían los delicaditos y sensibles hipster que pueblan Barcelona y me encuentro todos los días por docenas: me temo que soy una reliquia del pasado.

Y luego está lo de las 4 películas, para contar una historia que hace 30 años se habría contado en 1. Me vienen a la mente las viejas pelćulas de James Cagney y Edward G. Robinson, en las que tronaban las Thompson y los actores escupían las frases como las Thompson las balas: la acción iba a toda tralla, pasaba de todo y el realizador nunca se entretenía en lentos planos de aproximación; comparadas con las de los años 30, las películas de los 80 parecían rodadas a cámara lenta. Y sin embargo ahora se hacen 4 películas. 

Claro que ahora tampoco se escriben libros, sino trilogías. O tetralogías.

No sé si todo esto habla bien de nuestros progresos intelectuales.




Simon & Garfunkel - Sounds of silence (Jenny & Tyler)

viernes, 3 de febrero de 2017

The Joshua Tree





A principios de los años 70, el panorama musical estaba dominado por los grupos dinosaurio y las grandes estrellas: es difícil ser un líder cuando compites con The Rolling Stones, Pink Floyd o David Bowie en todo su esplendor. Deep Purple, Led Zeppelin, Yes, Genesis,… Si no eras un genio como Mike Oldfield, ni lo intentabas. Y, además, los negros se dedicaban sólo a música para negros.

En la segunda mitad de la década, el panorama dio un vuelco radical. El estallido lo produjo la aparición de los Sex Pistols. Sí, era una banda mala de solemnidad y su sonido era intragable (por algo se le llamó Punk), pero se subían a un escenario y tocaban. Que vale que no sabían tocar y por eso sonaban como sonaban, pero se habían subido. El mensaje era claro: si los Sex Pistols se subían, yo, que conozco tres notas, también puedo hacerlo. Y miles de chicos se subieron a los tablados, y fueron legión los grupos que asaltaron las radios y las discográficas. Y muchos eran muy buenos.

Esto duró, más o menos, una década: hacia 1985, las fuentes se secaron y se cuentan con los dedos los grupos que han surgido después y aportado algo relevante. Y eso que han pasado ya más de 30 años. Es posible que yo sea una antigualla que se ha quedado anclada en 1985 (el año que ganaron el estrellato Madonna y Withney Houston, por cierto), pero también es posible que yo tenga algo de razón.

El caso es que si hubiera que quemar todos los discos que se publicaron en los 80 y sólo se pudieran salvar 5, yo tengo claro que se salvarían Thriller, de Michael Jackson, Alchemy, de Dire Straits, Born in the USA, de Springsteen, también el Live de Springsteen (la caja de 5 discos con su recopilatorio en directos) y, por descontado, The Joshua Tree de U2.

U2 publicó The Joshua Tree en 1987. Era una banda creada (caramba, caramba) en 1976 que se había ganado un nombre con Boy, October y War. Sí, eran una banda sólida que hacía un rock ruidoso, bastante alejado del sonido elegante que dominaba la escena inglesa, y sus canciones tenían un poso político y contestatario irlandés que reducía mucho su mercado. The Joshua Tree, en sus ocho últimas canciones, también era un álbum típico de U2, nada del otro mundo, pero sus tres primeras canciones… ¡Ah, sus tres primeras canciones eran del salón de la fama del salón de la fama de las canciones:

1ª: Where the streets have no name

2ª: I still haven't found what I'm looking for

3ª: With or without you

El disco se publicitó con la tercera, y por eso yo la tengo como la canción más importante; sin embargo, para mi lista de las 10 canciones que no son de los Beatles y seguirán sonando dentro de 200 años he seleccionado la segunda. No sé, será que treinta años después me parece la mejor. Como mínimo, es la que más cantaré en la ducha o conduciendo.

En cualquier caso, una manera de calibrar la importancia de The Joshua Tree es que después de 1987 el panorama musical quedó radicalmente transformado. Los grupos dinosaurios habían desaparecido o convertidos en viejas glorias, y nadie veía ya a los Rolling como los reyes del rock sino como unos viejos que caray qué marcha tienen aún, Dylan ya era sólo un cantautor de los sesenta y los más grandes son Jackson, Springsteen y U2, y punto (luego se sumaría Madonna, pero ésa es otra historia).

Y lo más curioso es que así siguen, todavía, las cosas. U2 sigue siendo, de largo, el grupo top. Y aunque en 1990 una banda de Seattle intentó revolucionar las cosas como quince años antes hicieron los Sex Pistols y sí que tuvieron su impacto, yo diría que no, que Nirvana no lo consiguió.

The Joshua Tree es, en verdad, el disco definitivo.



U2 - I Still Haven't Found What I'm Looking For - Jenny & Tyler (feat. Sara Groves & Virtual Choir)