miércoles, 23 de marzo de 2022

Cae la tasa de fracaso en los estudios de ingeniería

https://www.youtube.com/watch?v=YgSPaXgAdzE 

 

 

Leo que la tasa de abandono de las carreras de ingeniería en la Universidad de Zaragoza se ha reducido en 10 años (del curso 2009-10 al 19-20) de casi el 29% al 16%.

Como motivos se apuntan las notas de corte, el nivel socioeconómico del alumnado y la edad. Parece ser que un nivel socioeconómico menor hace que el alumno tenga que dedicarse antes a trabajar, y cuesta compaginar la carrera y el trabajo. Cuanto más joven menor abandono hay, y las mujeres dejan los estudios menos que los hombres (aunque esto no debería afectar si, como se dice, apenas hay mujeres estudiando ingeniería). Lo de la nota de corte no lo termino de ver claro, porque diría que en la mayoría de las ingenierías, las que tienen más alumnos, con un 5 pelado se entra. Vamos, que casi están en la puerta repartiendo folletos a la gente que pasa.

Pero, dejando aparte lo de la nota de corte, hay algo que a mí me chirría.

Cuando yo estudié ingeniería habría 600 alumnos en 1º y 60 en 5º. Si 1 de cada 10 llegaba a 5º, la tasa de abandono era del 90%. Pongamos que me equivoco y el éxito en los estudios era el doble, y que la tasa de abandono real era del 80%. En realidad, la tasa de éxito medida en "los que empiezan 1º" y "los que acaban 5º" sería menor, porque muchos de los 60 que terminaban venían del curso puente con la escuela de ingeniería técnica, pero dejémoslo en el 80%. ¡Qué diantres, 80/90%!

Si en el 2009-10 (muchos años después de mi tiempo) la tasa era del 29%, caray. Y sólo el 16% en la actualidad. A mí se me ocurren cuatro posibles explicaciones:

1) Ahora hay muchas más ofertas y los alumnos pueden estudiar lo que de verdad quieren. Sería como decir que la gente se apuntaba en ingeniería por hacer algo, por estar entretenido. No digo que no hubiera casos (conocí), pero ni aunque la mitad del alumnado se matriculara sólo para pasar el rato se justificaría el bajón.

Cabe decir, al respecto, que un matiz del informe que no acabo de entender es que dicen que no se considera que abandona el estudiante que, simplemente, cambia a otra carrera (o a otra universidad). Que empieza ingeniería y luego se cambia a derecho, que lo ve más facilito o le gusta más. Lo que significaría que la tasa de abandono real es superior al 16%, pero dado que la vicerrectora que presentó el estudio alardeó de que la vocación es lo que consigue que no haya abandono, entiendo que los estudiantes que cambian de carrera son un número poco significativo. Como en mis tiempos.

Descartado el cambio de carrera como explicación principal de un descenso de la tasa de abandono tan grande, quedan tres explicaciones: 

2) ¡El Plan Bolonia es la releche! Es posible que el Plan Bolonia suponga una revolución pedagógica de tal calibre que obre el milagro de que los alumnos que antes suspendían porque no aprendían, ahora aprenden y aprueban. Como si antes las clases fueran en ruso (a veces nos lo parecía) y ahora se dieran en cristiano. 

3) Ahora los alumnos llegan a la universidad mucho más preparados, y por eso fracasan menos.

4) El nivel de exigencia en la carrera ha bajado.

Lo del Plan Bolonia no termino de verlo claro (quizá interese lo que escribí, hace años, en esta entrada sobre los estudios de ingeniería). No lo conozco de primera mano, claro, pero no creo que aporte unos cambios pedagógicos tales que sea la causa de que casi todos los alumnos, que antes no conseguían terminar, ahora lo logren. En su día, hablando con profesores de ingeniería sobre Bolonia, me dijeron que no iba a cambiar nada, que iba a ser todo igual. Mismos profesores, mismas asignaturas, mismo temario. Por otro lado, la tasa de abandono de ingeniería que teníamos era específica de ingeniería, no se daba en las otras carreras, siendo la metodología similar. Y, sobre todo: la vicerrectora no ha dado loas a Bolonia como explicación de tamaño éxito. Por no decir que Bolonia no puede explicar el cambio de mi época a 2010.

¿Cuál creen ustedes que es la verdadera explicación?

¿Qué opinan del hecho de que ésa sea la verdadera explicación?

 

 

 

Dice la vicerrectora de Estudiantes de la Unizar que lo importante es que la tasa de abandono ha bajado. Y yo... creo que ella también lo cree. Lo que cuadraría con la verdadera explicación.

 

 

Beck - Loser

lunes, 21 de marzo de 2022

Inflación e impuestos

https://www.youtube.com/watch?v=ZpZ2tcvAJx0 

 

 

¿Recuerdan cuando escribí lo de cómo subir los impuestos sin que se note? Pues aquí va otro truco.

Tenemos una inflación significativa: es un hecho, ya sólo lo discute el Gobierno. Pues bien, la inflación, si no hace nada el Gobierno (y ya les adelanto: éste no lo hará) es una subida de impuestos automática.

La inflación es una subida del precio de los bienes y servicios. Lo que antes costaba 100, ahora cuesta 110 (es un ejemplo). Si a usted le suben el salario ese 10%, usted se queda como estaba. Pero si no le suben ese 10%, usted es más pobre que antes porque antes podía comprar ese bien y ahora no, siendo el bien el mismo.

Pues bien, el Gobierno (ya lo verán) no va a ajustar las tablas de tributación del IRPF. Si antes a usted le cotizaba en un tipo marginal del 20% (es un ejemplo), si sigue ganando 100 seguirá tributando el 20%. Aunque usted será más pobre que antes. Y si le habían subido el sueldo a 110 ahora le tocará un tipo marginal mayor, con lo que pagará más impuestos. Aunque usted no se ha vuelto más rico. Y si le han subido a 105, usted es más pobre que el año pasado (porque sigue sin poderse comprar el bien) y en cambio paga más impuestos (los que le correspondan a quien gane 105).

En resumen: nos suben los impuestos. Y nadie se da cuenta, nadie se queja.

Lo que tiene que hacer el Gobierno es adaptarlos a la inflación. Y que el que gane 110 pague lo que pagaba antes el de 100. Pero eso no lo va a hacer aún. Esperará un par de años, a las elecciones, y entonces hará el ajuste. Y si para entonces la inflación ha tenido un 10% anual y lo que valía 100 ya vale 120... lo que venderá el Gobierno es que "baja los impuestos". Y quedará la mar de bien.

¡Ladrones y caraduras!




Tchaikosky - El cascanueces, danza rusa

domingo, 20 de marzo de 2022

Sobre el Estado autonómico

https://www.youtube.com/watch?v=E1JZC6dJcX4 

 

 

Creo que fue el Emiliano, mi profesor de matemáticas en esa tierna edad de los 11 y 12 años, quien nos contó la historia de los Horacios y los Curiacios: en los inicios de la antigua Roma, entran en guerra con la ciudad vecina y deciden, civilizados ellos, que bastaría el combate entre tres elegidos de cada pueblo. Los de Roma son los tres hermanos Horacio, pero éstos son derrotados. Uno de ellos consigue escapar y le persiguen los tres rivales, y lo que hace el hermano es conseguir separar a los tres Curiacios, enfrentarse a ellos por separado y así les vence. De ahí divide y vencerás. No sé porqué la enseñanza nos la dio el profesor de Matemáticas, pero nos enseñó muchas otras cosas así que me da igual.

La clave del éxito de un pueblo, de un país, es la cohesión entre sus habitantes. La conciencia de ser todos miembros del mismo, de buscar un interés común. Los habitantes del país, como nos enseña la historia de los Horacios, deben permanecer unidos.

Recordaba el otro día, en mi entrada sobre nuestro nacional complejo de inferioridad, la vida de Bessel y la sensación de que sería imposible en nuestro solar patrio. Reflexionando sobre ello, me llamó la atención la tremenda colaboración que se daban entre sí todos los teutones. 

Y en la España actual sería inimaginable.

Claro, la excusa habitual de los españoles, ignorantes como somos, es que nuestra guerra civil fue lo peor de lo peor y que nos destruyó internamente. Pues la guerra civil fue una discusión con palabras gruesas comparada con la guerra de los Treinta Años, que es como conoce la Historia lo que no fue sino una guerra civil alemana en la que se inmiscuyó España, gendarme entonces del mundo, y el resto de las naciones decidió meterse también para perjudicar a España (Austria no cuenta porque era parte entonces del ámbito alemán). Y, sin embargo, tras la paz de Westfalia pelillos a la mar. Es porque, aunque los alemanes en el siglo XVII no fueran un solo país (a los ojos de los españoles actuales), sí lo eran. Ellos nunca lo dudaron.

Siempre me hizo gracia que Alemania se dijera en alemán Deutschland. Porque se traduce como "la tierra de los que hablan deutsch". Deutsch es "alemán" en alemán, y su país es la tierra de los que hablan alemán. En España es al revés, españoles somos los que vivimos en España, el español es el idioma que hablan los que viven en España. En nuestro caso, primero tuvo nombre el país, y por él sus habitantes. Este matiz, claro, se tornó peligroso hace 90 años, ya que para ellos, por definición, por su misma concepción del mundo, Deutschland era donde quiera que vivieran los que hablaran deutsch. Austria ("el reino del Este", en alemán) era tierra deutsch. Lógico, por tanto, el Anchluss, la anexión de Austria a Alemania. Y la anexión de los Sudetes, ya que si allí se hablaba alemán era tierra alemana (y también lógico que tras la segunda guerra mundial Checoslovaquia decidiera extirpar el idioma alemán de sus habitantes), y todo lo que siguió después. 

Cuando yo era chico, España era una, grande y libre. Había regiones, pero eso era todo. Uno vivía en una región, pero eso no le convertía a uno en regional de allí. O sí, pero de manera distinta a como es ahora: uno pasaba, de manera automática, a ser regional de allí. Y, como mucho, conservaba en su historial el de qué región era su origen. Si uno vivía en Zaragoza se le consideraba aragonés, aunque antes hubiera vivido en Santander, en Oviedo, en Salamanca y en Toledo. Y si había nacido en Plasencia, se le consideraría "de Extremadura". Aragonés de origen extremeño, andaluz de origen catalán, catalán de origen andaluz. Había personas que no se movían nunca de su terruño, claro, pero había muchas personas que cambiaban. Yo mismo, sin ir más lejos. Mis padres. Algunos de mis abuelos. De mis bisabuelos. En aquella época se era "español de tal sitio".

Ya no más. Incluso se me hace difícil explicarlo a quien no lo hubiera vivido.

Ahora vivimos en lo que llamamos Estado autonómico. 

Llevamos más de cuarenta años de autonomías, así que ya podemos, todos, opinar con conocimiento si ha sido una buena idea o no.

Estados Unidos se declaró independiente en 1775. Su Constitución se aprobó en 1788. Quiero decir, no se dieron prisa en redactarla. Sus padres fundadores, políticos extraordinarios, pensaron el texto y sobre todo lo discutieron mucho, y el resultado fue una Constitución sencillísima que ha regulado un país de dimensiones y diversidad extraordinaria (ya me dirán qué tienen en común Alaska y Florida, Vermont y Hawai, Arizona y Minesota, Tejas y Delaware), tanto en las postrimerías del siglo XVIII como en los siglos XIX y XX y, podemos asegurar, XXI. Pero en España tuvimos prisa, siempre mala consejera. Ni siquiera las Cortes que la redactaron (entiéndase) eran Cortes constituyentes, las elecciones de 1977 fueron para diputados y senadores en las "Cortes Españolas", sin más. Al año siguiente se votó la Constitución; yo creo que fue todo demasiado precipitado.

El sistema autonómico tiene una cosa buena. Una cosa buenísima, que basta por sí sola para mantenerlo. Despreciando el poder municipal, que en realidad se ocupa de las mezquindades de nuestra vida, si no hubiera autonomías todo el poder lo tendría el gobierno central. ¿Se imaginan ustedes lo que habría sido de nosotros si Sánchez y Pablo Iglesias hubieran podido mandarnos sin ningún poder que se interpusiera, que les marcara unos límites de hasta dónde podían llegar? El Estado Autonómico es la garantía de que los errores no serán absolutos. Sí, vale, también consigue que los aciertos no sean plenos, pero creo que todos estamos de acuerdo en que nuestros errores van a ser muchos más y mucho más gordos que nuestros aciertos.

Las cosas malas del sistema autonómico... Muchas las sabemos, somos conscientes. Otras no.

El gasto inútil. Un Defensor del Pueblo nacional, más 17 Defensores del Pueblo autonómico, más no sé cuántos locales (la ciudad de Barcelona tiene el suyo propio, por ejemplo).  Si los demás defensores han sido como el catalán, no hay más que añadir señoría y pedimos la silla eléctrica. 17 organismos para regular la caza. 17 dinastías de presidentes autonómicos, con sus palacios, sus expresidentes, oficinas de expresidentes, personal de las oficinas de expresidentes,... 17 agencias meteorológicas, 17 institutos geológicos, 17 departamentos de astronomía,... La lista de gastos inútiles daría varias vueltas al mundo: el estatuto catalán contempla incluso nuestro propia oficina de patentes (y lo glosé en 2011, cuando empecé con el blog: Oficina de patentes).

Por ejemplo, las normativas. Por sí sola, la diversidad de reglamentos justificaría que se anulara el sistema y se volviera al centralismo.

Pero, en mi opinión, lo peor del sistema autonómico es que ha traido la división. No sé si era previsible o no, imagino que agudos conocedores de la psique española lo verían venir, pero cada autonomía se ha dedicado a convencer a sus gobernados que ellos eran un ente propio. Que ellos eran de esa autonomía, diferentes a los demás que son, obvio, de otra autonomía. Rompiendo la unidad. Rápidamente triunfaron los que decían que iban a Madrid a defender los intereses de ellos, su pueblo, frente a los demás (obviamente los demás pueblos de España). 40 años después, la opinión general es que los políticos de cada autonomía lo que han de hacer es luchar contra los políticos de las otras autonomías para conseguir la mayor porción posible de tarta. Y si no luchan por ello, entonces son unos vendidos y unos traidores que nos han engañado. Nadie quiere algo que beneficie a los demás si no nos beneficia a nosotros. 

Lo que ha hecho el Estado autonómico ha sido reforzar los vínculos e identidades regionales, debilitando cuando no destruyendo en el proceso los vínculos nacionales, de manera que podemos decir, 40 años después, que la cooperación nacional se ha roto.  

Entre los jóvenes quedan algunos lazos, la difuminada conciencia de que pertenecen a un mismo país, pero se desconocen entre sí. No conocen la geografía, la cultura o la idiosincrasia de otras regiones. Peor aún, ni se plantean el trasladarse a vivir allí.

Hoy, en Cataluña no aceptaríamos que viniera uno de fuera a gobernarnos, a dirigir un departamento de Educación o de Política Territorial o las universidades, e imagino que otro tanto ocurrirá en las demás autonomías. Se han vuelto endogámicas, como los países.

Esta pérdida de la cohesión nacional ha de ser, a la larga, lo peor. Los logros que conseguiríamos gracias a la ayuda de todos no van a darse. Lo que podríamos llegar a ser, no lo seremos. ¿Es éste el camino que estamos tomando? Y, si lo es, ¿lo queremos?

Mucha gente piensa que no pasa nada por convertirnos en países más pequeños. Dinamarca no es mucho más grande que Extremadura, Eslovenia es más pequeña que Valencia, Aragón es más grande que Estonia y Andalucía lo es que Austria.

Si yo pudiera, cambiaría las cosas. Si ha de haber 17 comunidades diferentes, adelante (aunque no veo la ventaja de Cantabria o La Rioja, por ejemplo). Pero les quitaría su poder legislativo. Que fueran como los ayuntamientos, que pueden sacar sus ordenanzas municipales, pero en cuestiones obvias y muy acotadas. Que haya un presidente, elegido por los ciudadanos, que tuviera su cohorte de consejeros y departamentos, pero configurando la administración autonómica como una gestoría. Como una rama del Poder Ejecutivo en la comunidad, una delegación. Se les dan unas competencias, a todos las mismas, y que las gestionen. Pero el reglamento con el que se gestionan, el mismo para todas. Las leyes, que sigan siendo las mismas para todos. Sí, los ayuntamientos hacen sus ordenanzas municipales y sus presupuestos anuales, y las administraciones autonómicas harían lo equivalente en su nivel, pero hasta ahí. Nada de Parlamentos regionales. Nada de que se inventen sus propios chiringuitos, sus agencias, observatorios, institutos y demás zarandajas. Se les asignaría a cada autonomía un presupuesto general en Madrid, y que cada una termine de desarrollarlo. Por supuesto, quitaría la simbología, himnos y banderas sobre todo, y los honores: a fin de cuentas, son gestores, no los representantes de cada pueblo. No dioses, sino las personas elegidas por los ciudadanos para gestionar los caudales públicos durante cuatro años. Menos ínfulas. La política, que se haga en Madrid; aquí, los hechos.

De hecho, intentaría que los ciudadanos vieran a su administración autonómica como eso, los gestores de los caudales públicos. Podría haber elecciones cada año, pongamos en noviembre: se anuncia en octubre o septiembre las líneas maestras del presupuesto para el año siguiente (por ejemplo: tanto para Sanidad, desglosado en tanto para infraestructuras sanitarias, tanto para equipamiento, tanto para formación y tanto para gastos corrientes, y ya está), cada partido explica a los ciudadanos cómo lo gestionará, se vota en noviembre el partido que gestionará (como no habría parlamento sería lógico que fuera en dos vueltas), trámites legales y el 1 de enero empiezan los gestores de ese año. ¿Autonomía? Claro que sí. ¿Rendición de cuentas anual? La verdadera, ante los electores, no ante un parlamento que es en realidad la misma administración. Y no pasa nada porque sea anual: también se paga la renta cada año, y dura mucho más la campaña de la renta que la electoral.

El tema de impuestos debería seguir un patrón similar. Ya hay impuestos que los establecen los ayuntamientos, como las tasas de residuos o el impuesto de circulación; pues lo mismo, en un nivel autonómico. Las licencias de caza, los derechos de amarre en puertos, pero también las tasas que quisieran gravar. ¿Que quieren cobrar un impuesto extra por vivir en La Rioja? No problema, allá ellos. Si están contentos con lo que obtienen a cambio... Así que si un partido opina que la porción que les toca del reparto central no es suficiente para lo que quieren hacer, son libres de proponer en las elecciones de ese año un nuevo impuesto especial a sus votantes. Y si lo son buenas ideas, ganarían: también en la escuela concertada los padres aceptan pagar extras, pues aprecian las ventajas, mejores ordenadores, aulas más confortables, esas cosas. Los ciudadanos no nos oponemos a pagar, nos oponemos a que despilfarren lo que nos cobran.

¿Serviría un sistema así para defendernos del poder central? En muchas cosas, claro que no. Al igual que ahora: el código de circulación se sigue decidiendo en Madrid. Pero al acercar la gestión de lo que se hace, y con ello la decisión de lo que se hace, pienso que en muchas cosas sí. 

¿Conseguiría reconvertir las autonomías recuperar la cohesión nacional? No lo sé. Pero al menos no seguiríamos recorriendo el camino que nos lleva al desastre.




Rafael Amor - No me llames extranjero

 

viernes, 18 de marzo de 2022

La arena de la playa

https://www.youtube.com/watch?v=nfClieME7Yw 

 

 

En cierta ocasión me bañé en el mar Báltico, y la playa no era de arena, sino de hierba. Y había árboles suficientes para estar a su sombra, si se quisiera. Pero por lo general las playas las asociamos a la arena. Y en España esa arena, en verano, arde. Todos tenemos vívidos recuerdos de nosotros mismos intentando recorrer los metros que había entre la zona cercana al agua, de suelo fresco, y lo que hubiera más allá de la arena, y de esos 100, 200 ó 300 m en los que el calor de la arena nos quemaba los pies. Porque todos hemos sido niños, y es natural en los niños el no hacer caso a los mayores y no ponerse las chancletas, las sandalias o el calzado que sea, e intentar cruzar el desierto descalzos. El niño no aprende de la experiencia del día anterior, y como donde empieza su caminata no le arden los pies, cree siempre que no le van a arder. Y cuando es joven y lo recuerda, siempre cree que esta vez sí lo aguantará, que no será para tanto.

Una observación importante: en las últimas décadas se han construido, en multitud de playas, un camino de madera que acostumbra a llegar hasta más o menos la mitad de la franja de arena. No se puede enlosar toda la playa, claro, pero estos entablados reducen el suplicio pedestre a la mitad; algo es algo. También es señal de que nos hemos vuelto más sibaritas y nos sobra el dinero (o lo gastamos de modo equivocado), pues asombra que mejorar esos accesos sean una prioridad.

Vivo cerca de colegios. Veo, por la mañana y por las tardes, a muchos padres (y madres) acompañando a sus hijos. Muchos de los adultos llevan, ellos, las mochilas de los niños. Me argumentarán que las mochilas pesan mucho para los pequeños, que a ellos en cambio no les cuesta, que pobrecitos su espalda, cosas así. También veo a padres (madres) empujando las sillitas en las que llevan a sus niños y algunos de esos niños parece que van a presentarles a sus novias. Les esperan en la puerta del colegio, y lo primero es ofrecerles la merienda. ¿No pueden esperar los chavales a llegar a sus casas? Y esas meriendas: pocas veces es un bocadillo de pan que haya que morder. Plegándose, sin duda, a los deseos de sus hijos.

Ya no se ven niños con las rodillas o los codos magullados por las caídas en bici o patinando: van con protecciones, casco, rodilleras. No sea que se hagan daño. Ya solo pueden trepar a los árboles con un arnés de seguridad y enganchados a una línea de vida. Para saltar en un charco necesitan una autorización previa firmada por sus padres, y además no se les puede dejar solos, han de estar siempre con la vigilancia de un adulto.

En las últimas décadas se ha impuesto, como criterio de educación, que los padres (pero también la sociedad) hemos de hacer todo lo posible para que nuestros hijos no se quemen los pies en la arena de la playa. La pregunta que nos tenemos que hacer es si esta actitud es positiva. O, por el contrario, si no les estamos haciendo ningún favor. En mi opinión, son los niños los que deben llevar sus propias mochilas. Y espabilarse y aprender a aguantar el caminar. Y a contenerse, a esperar, no todo puede ser inmediato. Han de llevar sus platos y vasos a la cocina, echar la ropa sucia al cesto, ordenar su habitación, ser responsable de sus cosas. Entiendo que los padres no quieran que sus hijos sufran, y pueden discutirme que no ven el valor educativo de que el niño acarree una mochila o se haga una herida si se cae de la bici. ¿Cómo explicarles que todas esas adversidades, que en realidad no son, sabemos los adultos, más que minucias sin importancia, son las que les prepararán para afrontar las verdaderas? ¿Cómo explicarles que una sociedad cuyos miembros no están preparados para afrontar las adversidades personales no está (la sociedad) preparada para afrontar las adversidades globales? ¿Cómo explicarles que una sociedad que no sabe afrontar la adversidad se convierte en una sociedad decadente? ¿Cómo explicarles que están educando decadentes? No se puede. Ya vivimos en una sociedad decadente, ya somos todos unos decadentes.

Y, sobre todo, que no nos falte la botellita de agua al lado. No sea que en algún momento tengamos sed.

 

 

 

John Denver - Thank God I'm a country boy (versión de Home Free)

domingo, 13 de marzo de 2022

Nacional complejo de inferioridad

https://www.youtube.com/watch?v=Ae829mFAGGE 

 

 

No ha habido gran varón en armas vivo,

Que no fuera en las ciencias eminente,

Bárbaro de nación, Lacio, ni Argivo.

Exceptuando a la Lusa, solamente;

Ni digo sin vergüenza que el motivo

De que en ellas no salga uno excelente,

Es el tenerse en menos verso o rima;

Que quien no sabe el arte, no le estima.

 

Por eso, y no por falta de ventura,

Portugueses Virgilios no hay, ni Homeros;

Y hasta no habrá, si ésa dura,

Eneas con piedad, ni Aquiles fieros.

Mas de todo es peor, que la natura

Tan ásperos los hace y tan austeros,

Tan rudos y de ingenio tan escaso,

Que poco o nada se les da del caso. 

Luis de Camoens - Los Lusiadas (canto V, 97-98)

 

Escribí hace algún tiempo una entrada sobre el alemán Bessel (disponible aquí), en la que no podía dejar de maravillarme del número de genios que había en Alemania a finales del siglo XVIII y principios del XIX, comparado con el número de pares que teníamos en nuestro país. Una diferencia tan amplia tenía que tener, sin duda, una explicación.

 

Unos años antes había escrito una entrada sobre Heisenberg (disponible aquí), también alemán, y en la que se producía el mismo resultado: la diferencia entre los científicos alemanes y los científicos españoles, en esta ocasión a principios del siglo XX. Y me preguntaba:

¿No deberíamos estudiar qué provocó semejante constelación de genios en Alemania e intentar que aquí nos acerquemos un poco? España ha dado 0 nobeles de física, 0 de química y 2 de medicina; los alemanes, en estas tres ramas suman 85.

Nunca he leído una explicación convincente. Por razones que desconozco, los perezrevertes de turno acostumbran a echar la culpa al catolicismo español, a los curas y a que en el momento clave nuestros gobernantes eran unos inútiles descerebrados. No sé por qué, no me lo creo. Pero tantas veces se ha repetido, que es ya un lugar común. Y aunque a nivel personal cada uno de nosotros cree que es lo mejor del mundo y que con él rompieron el molde, en lo colectivo tenemos un complejo de inferioridad de aúpa. No es que seamos bajitos y enclenques frente a los robustos nórdicos y teutones, es que somos cerriles y ellos abiertos; pacatos, y ellos liberales; cortitos, en suma, y ellos genios. Ingeniería alemana, y no hace falta decir más, qué tíos, esos sí que saben hacer las cosas.


Este complejo de inferioridad no es solo español, es también portugués: en los versos que inician el artículo, Luis de Camoens se lamenta de que no haya poetas que glosen las glorias portuguesas, carecen de Virgilios y de Homeros, y concluye que es una pescadilla que se muerde la cola: no tienen poetas porque al pueblo se le da un ardite la poesía, y al no conocerla ni siquiera la echa de menos.

 

Y, sin embargo...

 

Sin embargo, conviene releer la entrada que escribí sobre los hombres extraordinarios (disponible aquí) y fijarse en la conclusión:

Un griego, un tunecino (pre-Islam), dos italianos, un español, un portugués, un mongol y (si lo incluimos) un corso. ¿Alguien nota un patrón aquí? Caray, no sé qué pinta un mongol en esta lista y quizá sea la excepción que salva a todos los pueblos, pero no puede ser casualidad. No sé qué decir al respecto, salvo que ya que hoy en día se mira la Historia desde una perspectiva ex-Mediterráneo estoy seguro de que se aducirán múltiples razones que en realidad no son sino excusas por parte de las demás naciones que no han conseguido aportar jamás ningún nombre a la lista.


Pero estoy seguro de que no es casualidad. Algo debe haber en nuestro carácter, en nuestra manera de afrontar la vida, no sé qué, algo que hace que, a veces, surjan entre nosotros alguno los hombres más extraordinarios de la Historia de la Humanidad.
Sí, Alemania ha dado una pléyade de científicos e inventores, pero no han dado descubridores. Por uno bueno que podamos citar de aquel mundo (digamos, por ejemplo, el noruego Roald Amudsen), nosotros tenemos cien. Tenemos tantos, que a muchos ni los valoramos: Andrés Urdaneta descubrió cómo navegar por el Pacífico norte a mediados del siglo XVI, lo que permitía volver de Filipinas por el Pacífico. ¿Alguien sabía siquiera la existencia de Urdaneta? Pues a los alemanes se les ha de caer la baba cuando leen las historias de nuestros descubridores y deben de pensar ¿porqué de entre nosotros no ha salido nadie que quisiera saber qué había más allá del horizonte?

Podemos fijarnos también en las artes: es verdad que están por delante de nosotros en lo que se refiere a Música, pero también que están muy atrás en Pintura o Literatura. Aunque cuando la Cinematografía era un arte no les veíamos ni su estela.

Somos distintos. Ni mejores ni peores. Son buenos dando soldados, y también generales. Y nosotros somos buenos dando generales y soldados; aunque nuestros soldados son distintos a sus soldados. Y nada de esto es culpa de haber tenido unos curas u otros hace trescientos años.

En suma, las naciones somos como las personas. Todos hermanos, pero cada uno diferente a su manera. No nos disgustemos por eso. 
 
 
 
ZZ Top - Gimme all you lovin'

































viernes, 11 de marzo de 2022

El precio del acero

Al precio que está ahora el acero, vale la pena estudiar las estructuras con cuidado y conseguir que pesen lo mínimo posible.

A la velocidad a la que están cambiando los precios del acero ahora, no vale la pena estudiar las estructuras con cuidado y conseguir que pesen lo mínimo posible, porque comprar ya el acero compensa el ahorro en peso que se pudiera lograr.

Con los precios que están alcanzando el acero ahora, una vez calculadas las estructuras y cotizadas por los talleres muchos clientes se están echando atrás en sus inversiones.

Esto es una locura.

jueves, 10 de marzo de 2022

Copito de nieve

Durante años, Copito de nieve ha sido el símbolo de Barcelona. Salvo el año de Cobi, Copito fue omnipresente. Quien quisiera ver un gorila albino, tenía que venir al zoo de Barcelona. Quien viniera a Barcelona, tenía que aprovechar y ver a Copito de nieve. Copito de nieve era nuestra estrella del rock. Todos los escolares conocían a Copito de nieve. Todos sabían que sólo en Barcelona hay un Copito de nieve.

Yo mismo vi varias veces a Copito de nieve. De paso, visitaba el zoo; pero el objetivo era ver a Copito.

A Copito de nieve lo encontraron unos cazadores en la selva en 1966 y se lo vendieron a Jordi Sabater Pi, que vivía entonces en Río Muni (ahora, la parte continental de Guinea Escuatorial) y lo envió al zoo de Barcelona. En marzo de 1967 la revista National Geographic lo puso en su portada, y convirtió al gorila en una estrella mundial. Había surgido el símbolo mundial de Barcelona.

Cuando murió de viejo algo se apagó en Barcelona. Puede que no fuera por la ausencia del gorila que todos queríamos, quizá sólo una coincidencia, pero la vida no ha sido igual desde entonces.

Hace no mucho, alguien promovió una iniciativa pública para pedir al ayuntamiento que se le dedicase una calle o alguna cosa, algún tipo de homenaje. Una empresa de aquí que se dedicaba a cosas tecnológicas se ofreció al ayuntamiento para fabricar una escultura robotizada de Copito, que se pondría en el zoo para que interaccionara con los visitantes.

Y por fin ha llegado la respuesta del Ayuntamiento de Barcelona. Negativa. No habrá homenaje al único gorila albino que se ha conocido. Y razonaron su negativa; reproduzco:

"La reflexión central del pleno en torno a esta cuestión y que sustenta la decisión que se tomó es que a pesar de que la figura de Copito de Nieve pueda resultar amable y despertar nuestra empatía, al fin fue el resultado del colonialismo en Guinea Ecuatorial". 

Copito de nieve es "el resulado del colonialismo". Da igual que Fernando Poo y Río Muni fueran provincias, con su diputación provincial y todo (la matrícula de Río Muni era RM), que los habitantes tuvieran nacionalidad española y demás zarandajas: era colonialismo. Un colonialismo peculiar, porque recuerdo ver a los cadetes de Guinea, alumnos de la Academia General Militar y que por lo tanto se preparaban para ser oficiales, paseando sus cadeteras rojas por las calles de Zaragoza. Un colonialismo que permitió que la región redactara una Constitución y que votó en referendum su independencia. Todo eso no importa, porque lo importante es que fue en 1966. Y al igual que para nuestra alcaldesa el almirante Cervera fue un franquista porque si hubiera vivido en tiempos de Franco lo hubiera sido, el gorila era un símbolo de Franco (no lo dice, pero no hace falta decirlo) y por lo tanto no se le puede homenajear.

Es impresionante el odio que alberga en su interior Ada Colau. Ni Copito de nieve se libra.




 

domingo, 6 de marzo de 2022

Sesgo en Wikipedia y posverdad

https://www.youtube.com/watch?v=qI1WcylNEuY 

 

 

Nos guste o no, Wikipedia es ya un estándar. Es ya la enciclopedia que todos tenemos; donde está el saber humano. Y ese ser el estándar ha desembocado no sólo en que lo que es, está, sino incluso en que lo que está, es. Lo primero, tristemente, está convirtiendo a Wikipedia en el depositario de nuestro conocimiento: si algo no tiene su entrada en la wikipedia, su conocimiento acabará perdiéndose. Pero lo segundo es aún más preocupante, pues nuestra identificación entre ser y tener una entrada en la Wikipedia nos lleva, inconscientemente, a identificar lo que dice Wikipedia con lo que realmente es. Por ejemplo, si Wikipedia dice que el río Yeyuayo mide 1.258 km, el río Yeyuayó mide 1.258 km. Aunque mida en realidad 1.400 ó 1.200.

A veces uno se encuentra con esto:

Según Wikipedia, Batista era un dictador; Castro, no, aunque tuvo el poder en su país durante casi 50 años. Nos avisa, eso sí, que hay algunos fanáticos - a los que no hay que hacerles mucho caso- que dicen que entra dentro de la categoría de dictador, pero es porque se dejan llevar por su inquina.

Si miramos la entrada de Hugo Chávez, Wikipedia nos informa que "Hugo Rafael Chávez Frías (Sabaneta, 28 de julio de 1954-Caracas, 5 de marzo de 2013) fue un político y militar venezolano, presidente de Venezuela desde 1999 hasta su fallecimiento en 2013". A Chávez ya le conocemos todos, y sabemos que dejó de ser el mandamás porque se murió, que si no aún seguiría. A su sucesor designado, Maduro, la Wikipedia le define como "un político, diplomático y dirigente sindical venezolano que ha ejercido como ministro de relaciones exteriores entre 2006 y 2012, como vicepresidente de la república desde 2012 al 2013 y presidente de Venezuela durante el período 2013-20195​ y el periodo presidencial 2019-2025,6​ este último con reconocimiento parcial de su mandato". Como ven, ninguno de los dos es un dictador.

En cambio, no duda en señalar como dictador a uno de derechas: "Augusto José Ramón Pinochet Ugarte (Valparaíso, 25 de noviembre de 1915-Santiago, 10 de diciembre de 2006) fue un militar, político y dictador chileno en el período comprendido entre 1973 y 1990".

¿Ven algún tipo de patrón aquí? No sé ustedes, pero a mí me da la impresión de que para los escritores de la wikipedia (y por lo tanto y en la práctica, para Wikipedia) cuando el político es de derechas es malo, y un dictador, y si es de izquierdas es bueno, y en ese caso es sólo un político.

El tema no va de si las entradas sobre los políticos citados son correctas o sesgadas, sino de si es admisible. ¿Hay sesgo en Wikipedia? Ya vemos que sí. Teniendo en cuenta que se va a convertir en los anales de nuestro tiempo, ¿no deberíamos exigirle una objetividad ultraexquisita? Y me dirán que es que no está claro que Castro fuera un dictador, ya se ve que hay gente que opina que no, y en cambio sí hay consenso en que Batista lo era, pero no cuela. O todos tirios o todos troyanos.

Los escritores de Wikipedia, cuando tratan temas controvertidos (no la longitud del río Yeyuayo), deberían dejar a un lado sus filias y sus fobias. Y, si no se ven capaces, no deberían tratar esos temas, deben inhibirse. Y los grandes gestores de Wikipedia deberían tener esa política como un principio sagrado, porque su responsabilidad es muy grande. El prestigio es casi como la honra, que es como un plato de porcelana: si se rompe, puede intentar recomponerse, pero no va a ser como antes. Y puede, incluso, ocurrirle como al cine español, que ya apenas hay un español que lo quiera ver, no porque las películas sean malas sino porque es cine español.

La segunda reflexión que me hago es la constatación de que hemos dejado que sea una parte, y una parte muy muy escorada, la que cuente las cosas. Que las cuenta a su manera, muy muy escorada, y los demás callamos. Los que no conocen las cosas, y les escuchan, creen que efectivamente las cosas fueron así. Y a partir de entonces hemos de discutir con personas que sinceramente creen que fueron así, no vayamos a contarles ahora mentiras que ellos lo saben de primera mano.

Posverdad. Crece y circula delante de nuestras narices, y no nos damos cuenta. O sí, pero no hacemos nada, que es aún peor.

 

Por si acaso: el río Yeyuayo no existe, pero me gusta como suena.



Barbra Streisand - Woman in love

viernes, 4 de marzo de 2022

Entrevista a una experta



P. Dice que la prostitución es estructural, que “abogar por la abolición es chistoso cuando no se ha pedido en casa”.
R. Yo no soy de las feministas que están en contra de la prostitución, estoy en contra de cualquier explotación. También de las mujeres, obviamente, pero nuestra sociedad se ha estructurado sobre la prostitución. Las mujeres se han prostituido en los matrimonios y sin cobrar: tú te casabas para que alguien te mantuviese, a cambio le dabas favores sexuales, descendencia y no hacías el amor siempre que quisieras. Esto era lo normal. Empecemos a reconocer que eso ha sido estructural para todas.
P. ¿Es “ilusorio pensar que alguna vez tendremos derechos plenos”?

El fragmento que reproduzco es parte de una entrevista a Laura Llevadot (Barcelona, 1970) que el diario El País publicó el pasado 27 de febrero. Aproximémonos como lo debería hacer un ingeniero.

Vamos a por sentado que la declaración hecha es tal cual, que realmente dijo eso.

Laura Llevadot es profesora de Filosofía Contemporánea en la Universidad de Barcelona, universidad en la que se licenció y en la que obtuvo su doctorado (no, este artículo no versa sobre la endogamia de la universidad española). El diario El País es un respetado (no digo respetable) periódico nacional, y una entrevista de este periódico no es algo que el entrevistado se lo tome a la ligera, máxime cuando se es sólo un profesor de universidad. También asumimos que el diario El País no envía a indocumentados en busca y captura a entrevistar a profesores de universidad.

Por lo tanto, hemos de dar por cierto que la entrevista tuvo lugar en un ambiente sosegado y con el entrevistado encontrándose cómodo para hablar. Dado que el entrevistado es una profesora universitaria de filosofía, y que además es licenciada y doctora en filosofía, y que en la entrevista se hablaba de temas de filosofía, será también cierto que la entrevistada era consciente de lo que decía y que verbalizaba sus pensamientos. También, que se expresó con propiedad y que lo que el vulgo pueda entender de sus palabras es lo que ella quería que se entendiese. Sin duda, su dominio del lenguaje y del arte de conversar es suficiente para que si hubiera querido que se entendiese otra cosa lo hubiese dicho diferente.

No cabe, pues, que corrijamos nosotros a la entrevistada para que creamos que ha dicho lo que no ha dicho.

Por otro lado, la entrevistada puede cometer errores en lo que dice (es como si yo dijera "soy el contertulio más simpático del mundo"), pero eso no significa que ella no crea que ella esté en lo cierto. Así que cuando hace una afirmación universal podemos estar seguros de que se cumple en el entorno que ella conoce; quizá no se cumpla en las selvas del Amazonas, pero eso ella no lo sabe.

Dado que nació en Barcelona en 1970, lo más probable es que sus padres estuvieran casados entre sí. 

La conclusión es que la madre de la entrevistada le confesaría a su hija que el matrimonio de ella, su madre, con su padre, era sólo una cuestión de negocios: ella le daba al marido sexo, y el marido la mantenía vestida, alimentada y cobijada.

Otro tanto habría sido el acuerdo de sus hermanas o hermanos, si los tuviera, con sus cónyuges. Y, por supuesto, si la entrevistada está o ha estado casada (lo ignoro), esos matrimonios son sólo sexo por comida y casa.

Como ella dice, es lo normal.

Lo que también sería normal es que yo pensase que, si ella no está casada, es porque ella se tasa a sí misma por encima de lo que el mercado la tasa a ella. Vamos, que no es tan buena en la cama como ella se cree, caballerosos que son los amantes que haya tenido.

Ahora bien, como ya he dicho, que ella crea que algo es cierto no significa que lo sea, así que no cabe más que decirle: "no pluralice, hable por usted".

Pero ¿y si negamos la mayor? 

Supongamos que lo publicado no es lo que la señora Llevadot dijo. Que lo que ella dijo no es "las mujeres" sino "algunas mujeres". Eso podría ser rigurosamente cierto, lo más probable es que en India, China o en el mundo antiguo haya habido mujeres que se han casado con hombres para que estos las mantuvieran. Pongamos, por ejemplo, que voy a Cuba y me traigo una mulatita caribeña de quitar el hipo: mientras ella me satisfaga, yo la mantendré y seré su llave para que viva en un país mucho mejor que Cuba. Sí, la afirmación de "algunas mujeres" puede aceptarse.

Pero un momento.

Si realmente dijo "algunas mujeres", entonces la entrevistadora ha cambiado la declaración de la entrevistada, y el cambio ha sido sustancial. La entrevistadora ha manipulado la entrevista para hacer decir a la entrevistada lo que la entrevistada no había dicho. Es posible que ese cambio sea un error, pero hoy 4 de marzo El País no ha corregido aún la entrevista. Es posible que la entrevistada aún no haya leído la entrevista que le hicieron y no sepa que hay un error, pero ¿ustedes creen? ¿Tantas entrevistas da la señora, que no puede revisarlas todas? ¿Tan poco le interesa la entrevista que haya dado a El País?

En resumen: no creo que sea un error.  Tampoco creo que sea una manipulación de la periodista, porque -imagino- la entrevistada habría exigido una rectificación so amenaza de demanda. No, yo creo que dijo lo que se publicó. Lo que me lleva a...

¿Cómo es que la entrevistadora (Noelia Ramírez) aceptó tal cual la declaración de la entrevistada? Yo no sé cómo funcionan las entrevistas y cuál es la ética del periodista en ellas, pero pienso que cuando un entrevistado dice una burrada (supongamos que hubiera declarado: "lo mejor para la educación de los niños es darles una somanta palos cada noche") el entrevistador no lo hubiera dejado tal cual, sino que habría pedido una explayación sobre el asunto para que se comprenda mejor. Si la entrevistada hubiera declarado "las mujeres han de dejarse de historias, buscar un marido que las mantenga y pagarle en sexo cuando él lo reclame; es lo normal y lo mejor para todas", digo yo que la entrevistadora no lo habría dejado ahí. O, cuando menos, se habría esforzado en que quedara claro que lo dicho es sólo una opinión del entrevistado, no una verdad absoluta: recordemos que el entrevistado lo es en calidad de experto en la materia.

Esto ya lo he denunciado en otras ocasiones, pero porque pasa mucho. A veces los periodistas entrevistan a lunáticos, son gajes del oficio, pero queda claro (o debería) desde el principio que el tipo está chiflado. Cuando esto no queda claro desde el principio - más aún, cuando se nos vende que el entrevistado sabe de lo que habla-, el periodista no puede ser un simple vocero de las tonterías que se le digan.

Y si la periodista estuviera, fuera su objetivo, o hubiera estado casada (lo ignoro) y sus padres también, lo correcto es que le hubiera rebatido a la entrevistada allí mismo. Salvo que también fuera el caso de ella y de sus padres, no hay que descartarlo.

Existe una posibilidad adicional: que la entrevistada lo hubiera dicho, pero que ella misma supiera que no era verdad. Que lo dijera con intención de engañar al lector. ¿Con qué objeto? Supongo que con el de llamar la atención y que hubiera más idiotas que quisiesen comprar su libro.

 

Se preguntarán ustedes porqué me empecino tanto en lo que parece ser una declaración hecha para llamar la atención y a la que no hay que darle más importancia. Pues porque un grano no hace granero pero ayuda al compañero, y así cambian las cosas. Muchas entrevistas con declaraciones como estas, y en el imaginario colectivo (recordemos, las adolescentes son taaan crédulas) el matrimonio será un trato de sexo por comida. Nos preguntamos cómo hemos evolucionado socialmente hasta la decadencia en la que vivimos: pues con declaraciones que no han sido respondidas.

Sea usted inteligente y reflexione. Me temo que tanto la entrevistada como El País confían en que no lo sea y que no lo haga.

Hay burradas que no podemos dejar pasar.



Pat Benatar - We belong