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lunes, 29 de enero de 2024

Ese país imaginario

https://www.youtube.com/watch?v=UIfiaF-tn6I 

 

 

El pasado 30 de diciembre, el Diario de Tarragona publicaba la siguiente carta de un lector:



Carta que traduzco así:

La boca de Miriam Nogueras

Leo la carta que le ha dirigido José Ángel Passolas Soberon, 'La boca de Miriam Nogueras', escribiendo: «Cuando el odio y el sectarismo se juntan, se forma la bomba». En desacuerdo le solicito la publicación de la respuesta. No es ni odio ni sectarismo. Es la respuesta al maltrato que Cataluña ha recibido durante siglos: lengua, déficit fiscal, bombardeos cada 50 años a Barcelona y el ataque a la idiosincrasia diferente de la española. El Sr. Passolas no conocerá el Decreto de Nueva Planta firmado por Felipe V, el año 1717, cuando destruyó el primer Parlamento democratico de Europa creado en  el siglo XIII y su gobierno, prohibiendo la lengua y desposeyendo de las leyes que habían regido durante siglos. Un santanderino de pro, nacido en Gandesa y amigo mío, Antoni Altadill, catedratico y presidente de la Confederación Hidrográfica del Cantábrico, se lo explicaría. Siempre comentaba que desde el norte de España conquistaron los territorios de los árabes de cara al sur. Cataluña, país europeo, nacido el año 799, proviene del Imperio Carolingio. Tenemos bases diferentes y España ha impuesto la lengua, las leyes y ha ganado las guerras. ¡No es odio; es desacuerdo con el maltrato!

Anton Monner

Gandesa

Y se hizo el silencio. Todo el mundo meditó lo que acababa de pasar. El retrato que ha hecho una persona de sí misma.

Dejemos de lado que su gran amigo Antoni (yo más creo que Antonio, pero da igual) no figura en la relación histórica que la Confederación Hidrográfica del Cantábrico proporciona en su web (https.../presidentes-y-jefes-de-unidad) sino como jefe de la oficina de planificación hidrológica: no tiene importancia y este pecadillo venial le puede pasar a cualquiera. Lo que nos asombra es que el sr. Monner cree sinceramente lo que dice. Y que, se infiere, fruto de ese entendimiento, él odia a España siquiera por reciprocidad.

Cuesta entender fuera de España a algunos catalanes, como el sr. Monner. Cuesta, porque no se sabe que esos catalanes, como el sr. Monner, por la razón que sea creen que la Historia fue así y las motivaciones de lo que creen que pasó fueron las que creen.

Y lo peor es que en Cataluña se sigue enseñando en muchas escuelas esta doctrina. La tesis del sr. Monner es la tesis oficial aquí, lo que propala el Gobierno autonómico y ese gran ejército de lacayos suyos sin mente que, como quedó patente en los sucesos del 2017, son la mayoría de los directores de escuelas e institutos públicos de las provincias catalanas.

En fin, yo no sé qué se ha de hacer en estos casos. ¿Desprogramarle el cerebro? ¿Tratarle como a un loco, ignorarle? ¿Decirle que se vaya a freir espárragos? ¿Expulsarles de España? 



Little Big Town - Next to you


miércoles, 27 de diciembre de 2023

Mis versículos favoritos XX: el plato de lentejas

https://www.youtube.com/watch?v=RV9jIle7Gl0 

 

 

Leo un artículo en prensa y hace referencia al plato de lentejas. Los que entienden la referencia y son conscientes de la situación política actual no necesitan más pistas sobre el sentido del artículo, pero... ¿sabe todo el mundo qué es lo del plato de lentejas?

Me temo que no. Igual que hay muchos españolitos de a pie que no saben quién fue Julio César, estoy seguro de que hay muchos más que desconocen la historia del plato de lentejas. Y esto me parece terrible, porque estamos hablando de nuestra cultura. Una cultura que hemos decidido desconocer porque es de raíces cristianas (judeocristianas, en este caso), y lo cristiano no es progre, es de fachas. Es de extrema derecha; por lo tanto saber el origen de la expresión "por un plato de lentejas" también es de extrema derecha. El verdadero progre no ha de conocer el origen del plato de lentejas, de hecho si es un progre pata negra no ha ni de conocer la expresión.

Y eso que, caray, no es tan difícil. Pero es un tema de cultura general. Habría que explicar quiénes eran Isaac, Esaú y Jacob, la historia de la familia y su importancia, el libro del Génesis, qué es la Biblia. Todo ello de extrema derecha cuando no de derecha extrema. 

¿Nos parece bien? El último informe PISA habla del retroceso importante del nivel de los muchachos en comprensión lectora, en ciencias y en matemáticas. No investiga PISA lo que es o debería ser cultura general, los mitos e ideas que conforman nuestra sociedad desde tiempos remotos, los nombres de las personas más significativas de nuestro pasado. Al final, limando nuestros conocimientos, anulando nuestras tradiciones, reduciendo todo lo que nos hace diferentes y especiales, terminaremos viviendo, todos, en el prototípico suburbio norteamericano de las series, comprando en los centros comerciales y en las mismas franquicias que encontraremos allá donde fuéremos, celebrando las mismas fiestas americanas a las que no les encontramos sentido pero son cool, y asombrándonos de viajar a Europa.

 

 

Se cuenta en el libro del Génesis que Isaac, el hijo de Abraham, tuvo dos hijos. El mayor se llamaba Esaú y era, digamos, todo testosterona. El pequeño era Jacob, y la antítesis de su hermano. Esaú era el favorito de su padre, y Jacob el de su madre. Curiosamente, los dos hermanos eran mellizos, pero el que primero salió fue Esau y el segundo Jacob, "agarrando con su mano el talón de Esaú" (Gen 25, 26). Esaú fue cazador, Jacob beduino. Siempre estuvieron a la greña: los descendientes de Esaú fueron los edomitas, con los que se estuvieron partiendo el careto los israelitas (más adelante Jacob cambiará su nombre por Israel) durante siglos, pero puede que el origen del relato fuera un ancestral y antropológico choque entre los cazadores y los pastores recolectores, seguramente en una época en la que en Palestina coexistían ambos estilos de vida.

De los dos, el que pasó a la historia fue Jacob, al igual que a la larga se se impusieron los pastores y recolectores a los nómadas y cazadores, pero a mí me llama la atención un rasgo curioso: Jacob era, podría decirse, un canalla de tomo y lomo. No era, desde luego, un santo varón como su padre Isaac ni muchísimo menos el modelo de santidad que fue Abraham, sino que era un pillo redomado. Luego resultó una buena persona, pero en los años en los que tuvo que salir adelante aprovechó todas las oportunidades que tuvo.

Entre ellas, la historia de las lentejas:

Un día que Jacob estaba preparando un potaje, llegó Esaú del campo, agotado. Esaú dijo a Jacob: «Dame un bocado de ese potaje rojo, pues estoy agotado». Por eso se lo llamó Edom. Jacob respondió: «Véndeme ahora mismo tus derechos de primogenitura». Esaú replicó: «Estoy a punto de morir, ¿de qué me sirve la primogenitura?». Jacob le dijo: «Júramelo ahora mismo». Él se lo juró, y vendió a Jacob su derecho de primogenitura. Entonces Jacob dio a Esaú pan y potaje de lentejas. El comió y bebió; luego se levantó y se fue. Así menospreció Esaú sus derechos de primogenitura.

Gen 25, 28-34

Ya está, no tiene más complicación. Un relato antiquísimo, pasado por un redactado religioso, que nos habla de nómadas y sedentarios. Esaú, se nos cuenta antes de este fragmento, era un cazador, Jacob un "hombre de tienda". Fácil es imaginar que Esaú un día saldría de caza y que la expedición resultaría infructuosa y agotadora, y que al regresar al campamento se encontraría a Jacob disfrutando de las comodidades del mismo, con la pitanza preparada. Es algo que sin duda le ocurriría muchas más veces a los cazadores que a los pastores y recolectores: si cazan, comen mejor, pero si no cazan les toca ayunar. Y sin duda en el momento del relato Esaú llevaba mucho ayuno encima. Algo que no conmovió a su hermano mellizo, al contrario.

Esaú renunció a sus derechos de primogenitura a cambio de un plato de lentejas. ¿Cabe en alguien tamaña estupidez? Pues sí, porque esta escena se repite más veces de las que creeríamos. Es cuestión de la inteligencia de cada uno saber en qué lado del trato está.

 

 

W. A. Mozart - KV317 Misa de coronación: Kyrie

 

viernes, 1 de diciembre de 2023

Tres efemérides III: Jonathan Swift

https://www.youtube.com/watch?v=ahGxiSV_LH0 

 

 

La tercera efemérides es el nacimiento de Jonathan Swift, que nació en Dublín el 30 de noviembre de 1667

La vida del escritor inglés Jonathan Swift no resultó fácil: nació al poco tiempo de morir su padre, y se educó gracias a la generosidad de dos de sus tíos porque su madre se marchó a Inglaterra dejándole con ellos. Con ayuda de sus tíos, se buscó la vida: realizó estudios eclesiásticos, fue secretario de un noble inglés, en cuya biblioteca adquirió la mayor parte de su cultura, y participó en la política británica de su época. Imagino que fue ese batallar constante para salir adelante lo que le dio su ácida visión de la sociedad; ya en sus primeros escritos dio muestras evidentes de su hiriente sentido satírico y de la violencia que puede destilar su pluma, a veces bajo la apariencia más inocente, pero la importancia de Swift es por su obra cumbre, sin duda Los viajes de Gulliver

Gulliver, el protagonista viaja primero a Liliput, un país en miniatura - de ahí la palabra liliputiense-; a continuación, a Brobdingnag, donde todo tiene unas dimensiones enormes; pasa después a Laputa, la isla voladora en la que habitan sabios grotescos y mentirosos y también hombres inmortales (lo que, según son explica Swift, es una maldición, no una bendición); y finalmente conoce el país de los Houyhnhnm, donde los buenos y virtuosos caballos tienen sometidos a unos animales repugnantes y degenerados: los hombres, a los que denominan yahoos (sí, el nombre del famoso buscador de los primeros años de internet).

Las terribles peripecias de Gulliver en los cuatro países que visita a lo largo de sus viajes forman una obra satírica, pero una obra satírica destinada a poner de manifiesto la irracionalidad, la estulticia y la injusticia de algunas organizaciones humanas, y a defender la necesidad de que cambien. Se trata de una obra que, en su versión íntegra, es demoledora y revolucionaria, aunque en algunas ediciones Swift sacrificó su mordacidad y simplificó su relato convirtiéndolo en una apasionante novela de aventuras. Personalmente, recomiendo a todo el mundo que la lea. Sí, ya sé que es una obra del siglo XVIII, pero a diferencia de las obras españolas clásicas, éstas nos llegan traducidas. Y el traductor no sólo cambia el idioma, sino también las expresiones, la gramática, y eso hace que nos sea fácil leerla. Es como alguna versión moderna que se ha hecho del Quijote, bajo la premisa de que siendo un texto de 1605 necesita una "traducción" al español del siglo XXI para que el español del siglo XXI la entienda al leerla. Una lógica que entiendo, por supuesto, pero me causa cierta tristeza el que se acepte que un español del siglo XXI no pueda leer y disfrutar un texto de 1605 tal cual se escribió (no como manuscrito, claro está).

Se acercan las fiestas navideñas. Regale Los viajes de Gulliver.

 

 

 

Blondie - Denis 

jueves, 30 de noviembre de 2023

Tres efemérides II: Horacio

https://www.youtube.com/watch?v=Rc78j1yICps 

 

La palabra dicha no puede ser borrada. (Horacio)


Cuando yo era chaval, los curas de mi colegio albergaron a un cura polaco. ¿Cómo se entendían? En latín. Cuando yo era chaval, todos los curas - el polaco también- sabían latín. 

Cuando yo era chaval, los curas sabían latín; la población en general no. Nuestros mayores habían estudiado latín, claro, mi padre tuvo 7 años de latín en la escuela, pero no alcanzaban el dominio de generaciones anteriores. De 100 ó 150 años antes, no me extrañaría que las personas cultas de 1850 sí pudieran hablar en latín con cierta fluidez. A mí, por supuesto, no me llegó el interés por el latín de la época de mi padre (en librerías de lance he encontrado manuales escolares de la época que ¡caray!), pero por alguna razón estudié que los principales nombres de la literatura latina eran Virgilio, Ovidio y Horacio. Supongo que sería por, entre otras cosas, lo canónico de su latín: es curioso que los tres fueran coetáneos. Con el tiempo, ya mayor, supe de otros: Salustio, Suetonio, Marcial, Plauto, etc. Pero los nombres de pequeño eran esos. No sé los nombres que habrán estudiado los jóvenes hoy en día, y no me extrañaría que la lista se redujera a ninguno. Eso no significa que los jóvenes de hoy en día no hayan estudiado los datos fundamentales de la civilización romana (nadie estudia autores cartagineses), pero da que pensar acerca de la formación que estamos dando a nuestros menores.

Pero centrémonos en Horacio, porque el 27 de noviembre fue el aniversario de su muerte.

Para empezar, se llamaba Quintus Horatius Flaccus, pero todos le llamamos Horacio. Comprensible. Su padre era un liberto (un antiguo esclavo manumitido), que poseía un pequeño trozo de tierra, y su mayor deseo era que su hijo llegara a ser un ciudadano culto, instruido y virtuoso. Para cumplir su deseo, se trasladó a Roma, y allí Horacio supo sacar provecho de los sacrificios paternos, y a los veinte años fue a Atenas para completar su instrucción. 

De regreso a Roma se vio obligado a ganarse la vida como escribano. La necesidad le hizo audaz, y compuso sus primeros versos, los cuales le introdujeron en los medios literarios. Así fue como trabó amistad con Virgilio y, a través de éste, con Mecenas. En aquella época mecenas no significaba "protector de los artistas", sino que era el nombre de un patricio romano muy rico, que le regaló a Horacio una villa donde éste llevó una existencia tranquila y sin agobios económicos. Allí pudo dedicar todo su tiempo a escribir, y de esta historia surge la palabra mecenas y su significado. Por si no lo sabían.

Horacio tenía una filosofía de la vida basada en el justo medio de las cosas. El emperador Augusto le ofreció ser su secretario particular, pero rechazó la oferta: prefería la paz de su villa, sus escritos y sus amigos. Mecenas, claro, pero es que Horacio no tenía deseos de poder o de riquezas.

El poeta murió el 27 de noviembre del año 8 antes de Cristo, pocos días después que Mecenas. El emperador, que sabía del afecto que unía a ambos hombres, mandó que fueran enterrados uno al lado del otro, en el Esquilino. Dentro, por tanto, de las murallas de la ciudad.

No estoy versado en Horacio. Ni en Ovidio, ni en Virgilio. Empecé la Eneida (no en latín, por descontado), pero no la pude terminar: me pareció demasiado pedante, comparada con Homero. Pero eso no quita para que no sepa que Ovidio escribió el Ars amandi, y que recuerde los nombres de estos tres grandes. Cultura general, el nivel de cultura general que se entendía como imprescindible cuando yo era chico. Ahora... no sé. Creo que la cultura general que se considera imprescindible ahora es de menor nivel que en mis años mozos. No sé si porque los poderes consideran que no es necesario un nivel como el de entonces o porque no se considera adecuado tener que hacer el esfuerzo necesario. Sea lo que sea, es un signo de estos tiempos. Deberíamos reflexionar sobre ello, y por eso aprovecho la efemérides de Horacio para sacar el tema a colación. 

 

 

Por cierto: Horacio fue el autor de la famosa frase Carpe diem. Quizá les suene.

 

 

 

Enya - Cursum Perficio 

martes, 27 de junio de 2023

Números romanos

https://www.youtube.com/watch?v=x38SI_1nA0s 

 

 

He leído hace unos días que en Suecia han decidido dar marcha atrás en eso de la digitalización de la enseñanza. Que no, que en las escuelas los niños han de leer libros de papel y escribir a mano. Ni tabletas, ni ordenadores ni gaitas. Vuelven los libros de texto y, por supuesto, el memorizar los contenidos. La marcha atrás parece que se ha decidido porque se han dado cuenta de que los jóvenes están teniendo una menor capacidad de comprensión. Que no saben leer y que su capacidad de comprender lo leído está por los suelos, que no consiguen memorizar y que no consiguen mantener la atención. Y se ha perdido la escritura a mano, lo que puede parecer baladí pero resulta que es clave para todos los demás conocimientos (y muchos más).

Es el momento en que alguien recuerda que en Silicon Valley los de las grandes tecnológicas digitales están llevando a sus hijos a escuelas "analógicas", en las que lo digital no entra en absoluto. No quieren tabletas, internet, pantallas y buscadores para sus hijos. Vaya. ¿Y hasta ahora nadie se preguntaba el porqué?

Pues resulta que los suecos sí. Y han llegado a las mismas conclusiones. Tanta herramienta capaz de pensar por nosotros, de realizar múltiples tareas mucho mejor y todo eso, en la práctica se convierte en una debacle mental, una trituración de cerebros. En los niños y los adolescentes, una hecatombe en la que ellos son los bueyes y los dioses lo digital, internet y los cachivaches con pantallas.

Salvo en España, claro. Aquí no nos ha pasado eso que dicen que pasa: nuestros alumnos han obtenido las mejores notas históricas tras el bachillerato, con sobresalientes en porcentajes inauditos; el porcentaje de aprobados en las pruebas de acceso a la selectividad supera el 98% en algunas provincias y las notas en esas pruebas superan de media más del 10, y no me cabe duda que en los próximos años, con la introducción de ChatGPT, el 95% obtendrá matrícula de honor, cracks que somos. Además, tenemos una tasa de universitarios entre nuestros jóvenes de las mejores, si no la mejor, de Europa... Es evidente: o aquí aún no ha llegado la digitalización a las escuelas, o la estamos sabiendo integrar correctamente, o eso que cuentan son patrañas.

Lo que me cuesta entender es el porqué de eliminar, en España, los números romanos del temario de Primaria. Vox tampoco lo entendió, y el año pasado registró una pregunta al Gobierno de Sánchez en este sentido. La respuesta del Gobierno fue, más o menos: «No se ha incluido el sistema romano de numeración puesto que presenta serias dudas en cuanto a su contribución al sentido matemático». Los números romanos no tienen sentido matemático porque «no se pueden usar para estimar y aproximar, componer y descomponer números, buscar relaciones y patrones en los números, usar diferentes niveles de precisión,no permiten realizar operaciones aritméticas de forma operativa, además de no incluir (sic)» (el párrafo termina de esta forma). En su respuesta, el Gobierno añade que quizá los números romanos puedan tener lugar en otras materias: «Puesto que el conocimiento del legado cultural derivado del Imperio Romano es fundamental, en especial en España, el currículo no excluye que se puedan estudiar los números romanos, como elemento cultural, en otras áreas de la Educación Primaria». Lo que, como todo el mundo sabe, es garantía de que los maestros los van a enseñar. En clase de gimnasia o manualidades, seguramente.

Yo... no sé qué responder. Soy una persona ya mayor, digamos del pleistoceno, y sí me enseñaron los números romanos cuando era pequeñito, 6 ó 7 años. Pero no me enseñaron a sumar, restar o multiplicar con números romanos sino arábigos: nunca me enseñaron a sumar con números romanos. No sé para qué creía el Gobierno de Sánchez que se enseñaban los números romanos en nuestras escuelas. Pero tampoco voy a entrar en esa discusión: si los padres de los niños están de acuerdo con que sus hijos no aprendan los números romanos, yo ya no voy a luchar por que aprendan. No costaba nada, apenas requería tiempo y permite entender las fechas de las lápidas, las horas de muchos relojes o si alguna vez ven escrito "siglo XXI" o "Alfonso XIII", pero allá ellos.

Aunque, con sinceridad, no sé a qué estamos jugando.


Ya puestos, la cosa no se acaba con los números romanos. ¿Qué más se eliminó del temario? La regla de tres. Sí, el método que permite deducir que si una persona necesita dos litros de agua, tres personas necesitan seis litros. Sí, Vox preguntó también por este asunto, y la justificación del Gobierno vino a ser que «la regla de tres, como indica su nombre, es un algoritmo rutinario, que no implica ningún tipo de razonamiento. Desde la perspectiva de la didáctica de las Matemáticas, se muestra que la regla de tres, fuera de contexto, produce dificultades en la enseñanza del razonamiento proporcional». El «desarrollo de la competencia matemática, en particular, el razonamiento sobre las situaciones de existencia o no de proporcionalidad, es imprescindible; pero el nuevo currículo de matemáticas ha evitado el uso de reglas, trucos o pautas algorítmicas no razonadas».

Lo cierto es que la intención de Sánchez en lo que respecta a las Matemáticas (y que sabemos, de nuevo, por la respuesta dada a otra pregunta voxiana) es "desarrollar el máximo de las potencialidades en todo el alumnado desde una perspectiva inclusiva". Para ello, los saberes a impartir de la asignatura los dividen en tres ciclos:

  • Primer ciclo: contribución de las Matemáticas a los distintos ámbitos del conocimiento humano, desde una perspectiva de género.
  • Segundo y tercer ciclo: valoración de la contribución de las Matemáticas a los distintos ámbitos del conocimiento humano, desde una perspectiva de género. 

En su desarrollo sobre la idea de las Matemáticas con perspectiva de género, el Gobierno explica que no debe ignorarse la contribución de las mujeres a la historia y progreso de las Matemáticas y a su aplicación en otras áreas. Y destacan que mujeres como Ada Lovelace, Sophie Germain o Florence Nightingale deben ser estudiadas al igual que Pitágoras, Laplace o Newton. Por ser mujeres, naturalmente. 



No sé, repito, a qué estamos jugando. No comprendo que estas cosas no se hablen ahora que se acercan elecciones, no comprendo que la educación de los hijos no les importe a los padres, o que estos renuncien a debatir estos temas porque no creen que el debate tenga utilidad frente a los deseos de "el Gobierno". No entiendo la resignación de todos los que deberían no resignarse. No sé qué democracia es ésta en la que vivimos, la verdad.



Vivaldi - Las cuatro estaciones: Invierno (1er movimiento)

martes, 28 de marzo de 2023

De lo que contesçió a la golondrina con las otras aves cuando vio sembrar el lino



Un día fablava el conde Lucanor con Patronio, su consejero, et díxol’:

—Patronio, a mí dizen que unos mis vezinos, que son más poderosos que yo, se andan ayuntando et faziendo muchas maestrías et artes con que me puedan engañar et fazer mucho damno; et yo non lo creo, nin me reçelo ende; pero por el buen entendimiento que vós avedes, quiérovos preguntar que me digades si entendedes que devo fazer alguna cosa sobresto.

—Señor conde Lucanor –dixo Patronio–, para que en esto fagades lo que yo entiendo que vos cumple,plazerme ía mucho que sopiésedes lo que contesçió a la golondrina con las otras aves.

El conde Lucanor le preguntó cómo fuera aquello.

—Señor conde Lucanor –dixo Patronio–, la golondrina vido que un omne senbrava lino, et entendió, por el su buen entendimiento, que si aquel lino nasçiesse, podrían los omnes fazer redes et lazos para tomar las aves. Et luego fuesse para las aves et fízolas ayuntar, et díxoles en cómo el omne senbrava aquel lino et que fuesen çiertas que si aquel lino nasçiesse, que se les seguiría ende muy grant dampno et que les consejava que ante que el lino nasçiesse que fuessen allá et que lo arrincassen. Ca las cosas son ligeras de se desfazer en el comienço et después son muy más graves de se desfazer. Et las aves tovieron esto en poco et non lo quisieron fazer. Et la golondrina les afincó desto muchas veces, fasta que vio que las aves non se sintían desto, nin davan por ello nada, et que el lino era ya tan cresçido que las aves non lo podrían arrancar con las manos nin con los picos. Et desque esto vieron las aves, que el lino era cresçido, et que non podían poner consejo al daño que se les ende seguiría, arripintiéronse endemucho por que ante non avían ý puesto consejo. Pero el repintimiento fue a tiempo que non podían tener ya pro.

Et ante desto, cuando la golondrina vio que non querían poner recabdo las aves en aquel daño que les vinía, fuesse para’l omne, et metiósse en su poder et ganó de’l segurança para sí et para su linage. Et después acá biven las golondrinas en poder de los omnes et son seguras dellos. Et las otras aves que se non quisieron guardar, tómanlas cada día con redes
et con lazos.

—Et vós, señor conde Lucanor, si queredes ser guardado deste dampno que dezides que vos puede venir, apercebitvos et ponet ý recabdo, ante que el daño vos pueda acaesçer. Ca non es cuerdo el que vee la cosa desque es acaesçida, mas es cuerdo el que por una señaleja o por un movimiento cualquier entiende el daño quel’ puede venir et pone ý consejo porque nol’ acaezca.

Al conde plogo esto mucho, et fízolo segund Patronio le consejó et fallóse ende bien.

Et porque entendió don Johan que este enxienplo era muy bueno fízole poner en este libro et fizo estos viessos que dizen assí:

En el comienço deve omne partir el daño que non le pueda venir.

Don Juan Manuel: El conde Lucanor (cuento VI)

 

Por si usted no se siente cómodo leyendo el castellano del siglo XIV, éste sería su traslado en español moderno:

 

Otra vez, hablando el Conde Lucanor con Patronio, su consejero, le dijo:

—Patronio, me han asegurado que unos nobles, que son vecinos míos y mucho más fuertes que yo, se están juntando contra mí y, con malas artes, buscan la manera de hacerme daño; yo no lo creo ni tengo miedo, pero, como confío en vos, quiero pediros que me aconsejéis si debo estar preparado contra ellos.

—Señor Conde Lucanor -dijo Patronio-, para que podáis hacer lo que en este asunto me parece más conveniente, me gustaría mucho que supierais lo que sucedió a la golondrina con las demás aves.

El conde le preguntó qué había ocurrido.

—Señor Conde Lucanor -dijo Patronio-, la golondrina vio que un hombre sembraba lino y, guiada por su buen juicio, pensó que, cuando el lino creciera, los hombres podrían hacer con él redes y lazos para cazar a los pájaros. Inmediatamente se dirigió a estos, los reunió y les dijo que los hombres habían plantado lino y que, si llegara a crecer, debían estar seguros de los peligros y daños que ello suponía. Por eso les aconsejó ir a los campos de lino y arrancarlo antes de que naciese. Les hizo esa propuesta porque es más fácil atacar los males en su raíz, pero después es mucho más difícil. Sin embargo, las demás aves no le dieron ninguna importancia y no quisieron arrancar la simiente. La golondrina les insistió muchas veces para que lo hicieran, hasta que vio cómo los pájaros no se daban cuenta del peligro ni les preocupaba; pero, mientras tanto, el lino seguía encañando y las aves ya no podían arrancarlo con sus picos y patas. Cuando los pájaros vieron que el lino estaba ya muy crecido y que no podían reparar el daño que se les avecinaba, se arrepintieron por no haberle puesto remedio antes, aunque sus lamentaciones fueron inútiles pues ya no podían evitar su mal.

»Antes de esto que os he contado, viendo la golondrina que los demás pájaros no querían remediar el peligro que los amenazaba, habló con los hombres, se puso bajo su protección y ganó tranquilidad y seguridad para sí y para su especie. Desde entonces las golondrinas viven seguras y sin daño entre los hombres, que no las persiguen. A las demás aves, que no supieron prevenir el peligro, las acosan y cazan todos los días con redes y lazos. 

»Y vos, señor Conde Lucanor, si queréis evitar el daño que os amenaza, estad precavido y tomad precauciones antes de que sea ya demasiado tarde: pues no es prudente el que ve las cosas cuando ya suceden o han ocurrido, sino quien por un simple indicio descubre el peligro que corre y pone soluciones para evitarlo. 

Al conde le agradó mucho este consejo, actuó de acuerdo con él y le fue muy bien.

Como don Juan vio que este era un buen cuento, lo mandó poner en este libro e hizo unos versos que dicen así:

Los males al comienzo debemos arrancar, porque una vez crecidos, ¿quién los atajará?



Solomon Keal - Glencairn: Piano/cellos

jueves, 19 de enero de 2023

Una Tosca inaceptable

El arte es un concepto difícil de definir. Sí, el diccionario da varias acepciones de la palabra, pero ninguna de ellas valdría para responder en verdad a la pregunta de si algo es arte o no. De hecho, a menudo el objeto de la pregunta permanece inalterable y sin embargo la respuesta cambia con el tiempo. El ejemplo más claro es, para mí, Monet: sus cuadros no gustaron a nadie en su tiempo, se consideraron mamarrachadas, y sin embargo. O Van Gogh, del que creo que sólo vendió un cuadro suyo en vida. Es precisamente esta ignorancia ante la respuesta que dará el futuro ante la mamarrachada que tengamos delante lo que hace que no tiremos al puerto con un bloque de cemento en los pies a la miríada de mamarrachos que nos presentan sus mamarrachadas y pretenden que las aceptemos como si fueran inmortales obras de arte.

Pero ahora lo que me interesa son las otras creaciones, las que desde el primer momento fueron consideradas obras maestras. Indiscutibles.

Imaginemos que el Museo del Prado, aplicando una nueva política de seguridad, en vez de presentar los cuadros originales exhibiera copias. Copias, eso sí, realizada por falsificadores de novela, indistinguibles del original sin análisis químicos o espectrometrías de rayos X, esas cosas. ¿Nos importaría? La verdad es que no, al menos a mí. Claro que sabría que estoy viendo una copia, pero no admiraría la perfección de la copia sino la maravilla del original del que es copia fidedigna. O tal vez admiraría la perfección de la copia en cuanto copia, pero da igual: seguiría extasiándome ante ella. La clave, claro está, es la calidad de la copia: ha de ser suficiente. Si en vez de una copia perfecta se exhibiera la que yo pudiera hacer de Las meninas

Si eso mismo se hiciera en más museos, que exhibieran copias de cuadros de otros museos, tampoco pasaría nada siempre que uno supiera que no está contemplando el original. Y, como antes, la calidad sería fundamental para establecer su público, desde los más exigentes hasta los patanes que se conformarían con mi copia.

Esto que digo no es tan ridículo, y de hecho se hace en otros géneros. Por ejemplo, El pueblo español de Barcelona: un recinto en Montjuich que alberga una reproducción de las obras de arquitectura más características de España, una al lado de la otra. Supongo que válida sólo para turistas chinos y norteamericanos, los demás la contemplamos asombrándonos del cuajo que tuvo su promotor al pensar que algo así atraería a los turistas. O la exhibición Cataluña en miniatura, en un pueblo de las afueras de Barcelona: nunca he ido, pero creo que es lo mismo que El pueblo español pero de ámbito sólo catalán… y en maqueta. En miniatura. Pero publicitadísima de forma permanente en Barcelona, oigan.

O los restaurantes chinos: todos aceptamos que el Muralla feliz no es un verdadero restaurante chino, sino lo que nosotros creemos o aceptamos creer que es un restaurante chino. Por lo mismo, un restaurante chino en el Chinatown de San Francisco será para nosotros mucho más chino que nuestro Muralla feliz, aunque tampoco sea para un chino de verdad una verdadera casa de comidas china.

El ejemplo más claro, en realidad, se produce en la música. Lo que una orquesta nos ofrece no es la creación primigenia, sino la interpretación que consiguen hacer. Como si fuera una copia de un cuadro. Si la orquesta tiene la calidad suficiente para que nos satisfaga su interpretación, estupendo. Si no, pues depende: si han ido de cara y estamos avisados de que la versión de la novena de Beethoven va a ser interpretada con chuflainas, pues alabaremos su esfuerzo y nos reiremos de la parte cómica del resultado; si en cambio nos lo venden como el concierto de Año Nuevo de Viena, pues es normal que nos indignemos.

Dicho esto…

Está en cartel, en el Gran teatro del Liceo de Barcelona, la ópera Tosca. Así se publicita, así se vende. Pero he leído una crítica (https://metropoliabierta.elespanol.com/vivir-en-barcelona/tosca-exige-dimisiones_67288_102.html) que se resume en «actores desnudos de forma gratuita, estética que no viene a cuento, todo en la Tosca de Rodríguez Villalobos en el Liceu carece de sentido» además de una interpretación musical espantosa, que me llamó la atención por lo inusual. No de la crítica, sino de que el periódico digital en cuestión no acostumbra a publicar críticas: tengo claro, entonces, que aquello debió de ser inaceptable y sin atenuantes.

Por un lado, me parece bien la crítica. A un montaje de Calixto Bieto (que no era el director de este montaje, pero que sí acostumbra a ofrecer funciones "peculiares"), uno ya sabe o debería que no va a asistir a una representación fidedigna de la obra sino a una interpretación personalizada, a una variación sobre el tema. Como Las meninas de Piccaso. Si luego gusta el montaje es como si gustan Las meninas, cosa de cada uno: pero nadie se llama a engaño y sabe qué tiene delante. Aquí lo que ha pasado es que lo que el director ha presentado es una mamarrachada que además se vendió como si fuera la original (y probablemente los intérpretes lo intentaron, pero son los directores los que mandan y definen el producto). Una engañifa, pues, e inadmisible viniendo del Liceo; no el presentar una mamarrachada, pues bien que programan a Bieto, sino por no avisar de lo que en verdad iban a exhibir y que sí sabían ellos.

Pero, por otro lado, esta crítica envolverá el pescado mañana. Tosca terminará su programación y nadie (salvo el crítico) habrá arqueado siquiera una ceja. Es el paisaje de esta ciudad, de esta sociedad. En esto nos hemos convertido. Si hubiera ocurrido algo semejante en el Madrid galdosiano, seguro que hubiera habido un escándalo y no se hablaría de otra cosa: puede, incluso, que hubiera caído el gobierno o al menos el ministro, como propietarios y responsables últimos del teatro. Pero hoy en Barcelona, en Cataluña, el arte no pinta nada. Lo que tenga que ver con el arte no pinta nada.

Y esto nos retrata. 
 
 
 
Giacomo Puccini - Tosca (Te Deum)

lunes, 11 de julio de 2022

El verano que leeré a Cicerón

https://www.youtube.com/watch?v=V0O0nzkESTI 

 

 

Este verano pienso leer a Cicerón. El relato de la conjuración de Catilina. Lo cierto es que leí el relato de la historia siendo niño (no joven: niño), pero entonces no supe apreciarlo: me quedé con la, a pesar de su iniquidad, bravura de Catilina y sus fieles, pues todos murieron con las heridas de frente. Y ahora creo que ya estoy preparado.

¿Qué clase de infancia tuve, se preguntarán ustedes? ¡Leer a Cicerón de niño y presumir de ello! No, no fue así en realidad.

En primer lugar, he de decir que tuve una infancia feliz. Ocurre, sin embargo (o como causa, no sé) que en aquella época los niños teníamos mucho tiempo libre. La oferta televisiva era reducida, y lo habitual es que un niño viera un único programa al día; los fines de semana más, porque había televisión por la mañana y por la tarde echaban una película; también habría dibujos animados después de comer, y en general las tardes de los sábados y domingos era de programación infantil. Pero en general la televisión no era el entretenimiento habitual de los niños. Piénsese que no habiendo grabadores de vídeo, o gustaba lo que ponían entonces o nada. Tampoco lo era la radio: había muy pocas emisoras, con una programación nada atractiva para los chavales (no para mi abuela: imposible perderse el serial de la tarde de Radio Nacional). Y no sólo había pocas emisoras: había pocos receptores. Radios, en una casa, acostumbraba a haber una. Y no era para que jugaran los niños.

Oír música, por descontado, tampoco: las casas que tenían tocadiscos lo tenían en el salón, y de nuevo: no era para los niños.

Y como no había maquinitas de videojuegos, las opciones reales de entretenimiento eran dos: jugar o leer. Ir al cine no era habitual, al circo realmente excepcional.

La verdad es que los días eran muy largos, así que había tiempo para todo: para ver un poco la televisión, para jugar y para leer. Y yo leí mucho.

El segundo dato es que los niños lectores leen mucho y acaban devorando todo lo que cae en sus manos. Entre el verano de los seis años y el de los 7 cayó la colección de Los Cinco; a los ocho Los tres investigadores y los Hollister; a los 9 las novelas de detectives (Jan), y a los 10 empecé con las novelas de Salgari, pero de Salgari creo que hablaré otro día. Hace poco he leído un artículo de prensa en el que el periodista opina (por su experiencia) que si los niños aprenden a leer muy pequeños (digamos 3 ó 4 años), y leen las cosas infantiles cuando son infantes, luego avanzan mucho más en sus lecturas que cuando los niños empiezan a juntar palabras con 5 y con 6 justo les llega para leer textos básicos. Bien, el mío fue un caso de los primeros, precoz para los parámetros actuales pero frecuente en mi tiempo. Ya ven, fui fruto de esa educación de la que tantas pestes echan los pedagogos actuales, y ellos sí que saben; lo digo, para que entiendan que no fui yo, es que me educaron así.

Y que antes leíamos más de niños lo aportaré con 3 datos:

- El primero: leía las novelas de Jan porque aquel curso le regalé por su cumpleaños a un compañero de clase un lote de novelas de Jan. O quizá ya había leído algunas para entonces, da igual. Lo importante es que con 9 años, a un compañero en su fiesta de cumpleaños le regalé libros de detectives. Ese compañero era un zote estudiando y un as del fútbol en el patio. Y también leía.

- El segundo: leía las novelas de Salgari porque un compañero de clase con el que compartía trayecto de autobús las leía, y aprovechábamos esos trayectos para leerlas juntos. Ese compañero se defendía en clase, y no era bueno al fútbol en el patio. Con 10 años, leía novelas de Salgari como un poseso, y era porque igual que yo ya había agotado los pasos previos.

- El tercero: los de mi edad, cuando hablamos del tema, nos encontramos en que casi todos leímos esas novelas u otras del estilo, sean Las aventuras de Guillermo, Los siete secretos,... Aunque, he de confesarles, esto suele guardarse en secreto, sólo para los momentos en los que sabemos que todos los presentes estamos en el ajo; para todos los demás, leíamos El capitán Trueno, El jabato, Roberto Alcázar y Pedrín, y demás tebeos: ni bajo tortura confesaremos que leíamos libros infantiles. 

En fin. Probablemente no lea a Cicerón tampoco este verano (la verdad: escribí este artículo al inicio del verano del año pasado, y ya ven). Pero mi conclusión esta vez es que la afición a la lectura se ha de cultivar desde muy pequeñito, no vale querer que se aficionen ya creciditos. No hay que quejarse que los adolescentes no lean (no digo ya los jóvenes), si a los seis ya no eran ávidos lectores. Que no son los chavales de 12 años los que han de devorar las historias de Mortadelo y Filemón, sino los niños de 6 y de 7. Corren el riesgo de que les salgan como yo, pero aun así les aconsejo intentarlo.

 

 

 

P.S.: me explica mi hermano que Cicerón es el autor de las Catilinarias ("¿Hasta cuando, Catilina, abusarás de nuestra paciencia...?"), pero que la historia de la conjuración la escribió Salustio. Que Cicerón es infumable, pero que Salustio es muy ameno y entra solo. Anotado queda. Yo tenía más a Salustio por la guerra de Yugurta, pero visto que sí, y que además él estaba allí (una garantía), cambio mi declaración: Salustio.

 

 

 

Little big town - Pontoon 

viernes, 8 de abril de 2022

La escuela ha de enseñar, no educar, porque no educaría, adoctrinaría

https://www.youtube.com/watch?v=0SPvPr3yPxE 

 

Hojas del árbol caídas

juguetes del viento son;

las ilusiones perdidas

¡ay! son hojas desprendidas

del árbol del corazón.

 

No me quito de la cabeza lo de la nueva ley de educación. Hay cuatro posturas:

La primera es la de aquellos a los que esta ley les parece bien. Por ejemplo, a sus autores. No puedo decir sino que a estas personas más nos valdría haberlas colgado doce meses antes.

La segunda postura es la de aquellas personas que se preocupan por la educación. Absolutamente todas las personas de este grupo se llevan las manos a la cabeza.

La tercera postura, muy extendida, es la del encogimiento de hombros porque, a fin de cuentas, la ley no se va a aplicar. Y si se aplica, en uno o dos años la habrán derogado: es tal el desaguisado que está montando el PSOE en España que nadie duda de que los van a desalojar en las próximas elecciones. Es posible que así sea, pero eso no quita para que la ley se mire como si fuera a ser para siempre. Como si dentro de 80 años todo el mundo se hubiera educado con esa ley. Y como lo sabio es dar lo no venido por pasado, que escribió Manrique, conviene que la juzguemos como si ya se hubieran producido sus consecuencias.

La cuarta postura, que yo mismo he defendido a veces, es que a nosotros ni nos va ni nos viene: ya hemos pasado por el colegio, y como los efectos se notarían dentro de muchos años, el problema no es nuestro sino de ellos. Esta postura es necesaria a menudo por la propia salud mental: si fuéramos conscientes del descalzaperros colectivo y de la sociedad que estamos dejando nos desesperaríamos y perderíamos la gana de vivir. Pero ello no quita para que, de vez en cuando, nos preguntemos qué mundo estamos dejando a los que vendrán después y queramos que sea lo mejor que podamos. Y esta ley podría tener gran influencia en ese qué dejamos.

En lo que hay unanimidad es en lo evidente: los hechos y los datos concretos pierden importancia ante los valores humanos. Y lo buscan en las tres etapas, Primaria, Secundaria y Bachillerato. Por copiar un resumen del texto normativo hecho en un periódico, en Bachillerato:

En Lengua Castellana y Literatura los críos, además de aprender cosas, harán «un uso ético y democrático del lenguaje»; en Geografía se les enseñarán a «cuestionar modos de vida insostenibles» y a «adoptar hábitos de vida saludables»; en Economía, en Dibujo o en Matemáticas tendrán que hacer «un consumo responsable»; en Física y Química deberán «participar activamente en la construcción de una sociedad mejor».

En Historia del Arte, por su parte, se pide al estudiante que, al identificar las obras más significativas, «evite usar criterios que, por su carácter ideológico, eurocéntrico, sexista o, en general, discriminatorio, suponga un sesgo injustificado».

También en Literatura Universal la selección de las obras debe incorporar una «presencia de mujeres escritoras y obras no occidentales» y poner «en cuestión la mirada etnocéntrica propia del canon occidental, así como cualquier otro discurso predominante en nuestra sociedad que suponga opresión sobre cualquier minoría».

En Cultura Audiovisual se dice que, en los ejemplos que analiza el profesor, se deben «incorporar la perspectiva de género y la perspectiva intercultural, con énfasis en el estudio de producciones realizadas por mujeres y por personas de grupos étnicos y poblacionales que sufren discriminación».

En Dibujo Técnico se añade más «ecología y sostenibilidad». En Educación Física se practicarán deportes «que destaquen por su carácter mixto o inclusivo», «juegos multiculturales» y «danzas del mundo y propias del folklore tradicional». «Estos saberes podrían enriquecerse incorporando a las representaciones elementos de crítica social, emociones o coeducación», se añade.

En otras palabras, a la escuela no se irá a aprender conocimientos, sino a aprender a comportarse. A comportarse de una determinada manera, que por cierto es la de un activista de Podemos.
Se insta a los adolescentes a tomar partido, pero se les dice por anticipado qué tipo de activistas tienen que ser. No se trata de darles toda la información para que ellos lleguen a sus propias conclusiones, sino que se les da un código de valores predeterminado. Que es el del programa electoral de los partidos que integran el Gobierno de coalición, PSOE y Unidas Podemos.
Para ilustrar el espíritu de la ley, un ejemplo: en la etapa de Bachillerato no se estudiará la Historia basada en hechos ni en fechas, sino que se juzgarán sociedades antiguas (con los criterios actuales, por cierto: si eran o no feministas, ecologistas, etc.). Cuando se ha interpelado a los responsables por el que no se estudie la conquista de América o la España romana, lo que han respondido es que esas cosas ya las estudian en Primaria y Secundaria. Y se quedan tan panchos. Como si fuera lo mismo: su conocimiento de la España romana será con suerte lo que se le cuenta a un crío de 11 años.

Podría poner muchos ejemplos que no harían sino mostrar lo miserables que son los autores de la ley, pero no es necesario. A estas alturas, ya podemos hacer la pregunta clave:

¿Es esto lo que los padres quieren que sus hijos aprendan en la escuela?

No, sin duda. Los padres no sólo quieren que sus hijos estén vigilados. También quieren que se les enseñen conocimientos. Conocimientos, no valores: para enseñarles los valores, ya están ellos.

De hecho, la mejor respuesta a la pregunta la da la mismísima ministra de Educación. Pero no verbalmente, sino de obra: lleva a sus hijos al Liceo Francés, no a una escuela que siga el sistema español. Ella sí que sabe lo que les conviene.

 

 

Por último, quizá se pregunten ustedes porqué he empezado el artículo con la famosa quintilla de José de Espronceda.

En la escuela no sólo se han de enseñar conocimientos prácticos. No todo es Matemática, Física o Biología. El Arte es la Belleza. Pero el arte se ha de enseñar a apreciar, y un paso básico para ello es conocerlo. En la escuela se ha de enseñar las grandes obras de arte, ya que es muy difícil que una persona adulta no educada quiera buscarlas por sí mismas. Si la quintilla de Espronceda no se enseña en las escuelas, podemos estar seguros que los alumnos no la leerán jamás así vivan cien años. Así que al privarles de la enseñanza les estamos privando de su disfrute. Puede que el Arte no tenga utilidad práctica, pero sí que la tiene: el alma lo necesita. Y el Arte se ha de enseñar en la escuela; su transmisión es una cadena que estamos moralmente obligados a continuar.

Y si no les enseñamos que la pieza que acompaña a este artículo, de Madame Butterfly, es una maravilla musical, no la escucharán. Y tampoco tenemos derecho a privarles de su disfrute.

 

 

 

G. Puccini - Madame Butterfly (un bel di vedremo)

viernes, 11 de febrero de 2022

No es karma, es Némesis

Karma es una palabra de moda. Un concepto de moda. Alude a la existencia de una justicia igualitaria: a quien obra mal, al final le ocurren cosas malas, a quien obra bien al final le ocurren cosas buenas.

Como el karma es un concepto indio, típico del hinduismo y del budismo, es una energía misteriosa que, simplemente, existe.

Nos quejamos mucho del colonialismo cultural de los norteamericanos, de cómo importamos sus ideas culturales (v.g. Halloween o Santa Claus), pero no decimos nada de lo que importamos del otro lado del mundo. Y si la idea de Halloween nos es innecesaria porque ya tenemos nuestro propio día de difuntos, el equivalente al karma ya lo teníamos también en nuestra cultura. En nuestras dos culturas: la grecorromana y la judeocristiana.

En la cultura judeocristiana es la doctrina de la retribución, que es exactamente lo mismo que el karma pero con Dios como fuente en vez de la misteriosa energía. Lo que pasa es que la doctrina de la retribución así entendida quedó anulada en el libro de Job: te pueden pasar cosas malas siendo bueno. La retribución es al final, en la vida futura. Así visto, el karma es un concepto en que los cristianos no creen.

¿Y en la cultura grecorromana? Por supuesto que existe, un concepto tan fácil como el karma no podía faltar en su edificio teocéntrico: había una diosa del karma, y se llamaba Némesis (o Rhamnusia, si se las quieren dar de culturetas). Era la diosa de la justicia retributiva y equilibradora, que actuaba especialmente contra aquellos que llevados por su arrogancia se atrevían a reírse de los mismos dioses. Pero también actuaba como se supone que actúa el karma, recompensando al que sufría obrando bien y castigando al que triunfaba obrando mal.

Claro, la cultura popular es monótona decreciente y el concepto de Némesis como una diosa se ha perdido: hasta el diccionario de la RAE define némesis como el acérrimo enemigo de uno.

Pero la realidad es la que es, y en nuestro caso es que venimos de una cultura grecorromana y no hindú, así que en vez de decir “el karma existe” deberíamos decir “Némesis existe” (o “Némesis actúa”).

martes, 11 de enero de 2022

Como Sísifo

https://www.youtube.com/watch?v=RyofPBFe_g8 

 

 

Mi conocimiento de la mitología griega no pasa de un nivel general, las nociones comunes, así que no se extrañen si divido a los héroes griegos en dos grupos: los protohéroes, Prometeo, Tántalo y Sísifo, y los héroes, Hércules, Jasón, Teseo, todos esos. Los héroes son aquellos de los que tengo noticias sobre lo que hicieron y además se relacionan unos con otros; los protohéroes, en cambio, son tres tipos de los que no sabría decir muy bien qué hicieron (Prometo robó el fuego y se lo llevó a los hombres, seguro que en todas las culturas del mundo antiguo tenían su Prometeo particular), no me consta que se relacionaran con los demás y me son conocidos por los castigos que sufrieron. Hay, sin duda, una pléyade de nombres y héroes de los cuales no tengo noticia y que seguro que relacionan a unos con otros, pero como no los conozco, pues como si no existieran.

El caso es que ayer me desperté pensando en Sísifo.

Como he dicho, Sísifo es conocido por el castigo que recibió, no por sus hazañas. Que no fueron tales, parece ser que el tipo era un pillo nivel héroe griego. Tengo entendido que fundó la ciudad de Corinto, y estando por allí vio cómo Zeus raptaba a una ninfa (con lúbricas intenciones, por supuesto). Su padre, el dios Poseidón, la buscó y Sísifo le dijo que le daría su paradero si daba una fuente para su ciudad. Poseidón cumplió y Sísifo delató a Zeus. Zeus se cabreó, y envió a Tánatos a por Sísifo. Tánatos era el que enviaba la gente al dios Hades, así que se imaginan. Pero Sísifo se las ingenió para encerrar a Tánatos en una celda... y la gente dejó de morir. ¿Qué ocurrió? Que Hades se mosqueó porque no le bajaba material, y se quejó a su hermano Zeus. Éste ya andaba con la mosca detrás de la oreja con el tal Sísifo, y manda liberar a Tánatos, el cual, ya libre, cumple su misión y despacha a Sísifo al reino de los muertos.

Antes de bajar, Sísifo había tenido una pillería más: le pide a su hermana (o su mujer, no sé) que no le rinda las pompas fúnebres, y cuando está en el averno se le queja a Hades de que su mujer no le ha rendido las pompas debidas, fíjese usted dónde vamos a ir a parar. Hades cede y le permite a Sísifo volver un momentito a recriminarle a su mujer el feo que le ha hecho. Sísifo vuelve al mundo de los vivos... y no al de los muertos. Tan pancho, el tío. Hades se sube por las paredes, y al final Zeus estalla y castiga a Sísifo de una peculiar manera. No morirá, pero...

Quedará condenado por toda la eternidad a tener que subir una roca cuesta arriba por una ladera, y cuando esté a punto de coronarla la roca se le caerá y rodará ladera abajo: Sísifo tendrá que volver a empezar. Una y otra vez, siempre igual.

Sísifo, por Tiziano (Museo del Prado)

Sísifo, como los demás protohéroes, no nos importa. Nos da igual lo que hubiera hecho, es muy posible que mi relato sea incorrecto y esté lleno de inexactitudes, errores, confusiones y cosas que no pasaron así, pero es que no tiene ningún interés y no nos representa a ninguno de nosotros. Sólo sirven como cuentos para niños (niños antiguos, no de ahora). Pero el castigo de Sísifo... ah, eso lo sufrimos todos, en todos los tiempos. Nos sentimos condenados a trabajar sin descanso, a hacer una y otra vez lo mismo. ¿Es que nunca llegará nuestro descanso?

Sonó el despertador que me indicaba que debía levantarme para afrontar un nuevo día de trabajo, uno más. Y me acordé de Sísifo. Mirando, desde lo alto de la ladera, cómo cae su piedra y pensando que le toca, otra vez, volver a subirla.



The Mavericks - Me voy a Pinar del Río

viernes, 3 de diciembre de 2021

Mis versículos favoritos XI: Urías, el hitita

https://www.youtube.com/watch?v=3CaEPSAO2Uk 

 

 

¿Conoce usted la historia de Urías, el hitita? Me temo que la respuesta a esta pregunta es cada vez con más frecuencia negativa, y ello es algo que no habla muy bien del sistema educativo español. Porque es una historia que todo occidental debería conocer.

Pongámonos en situación: los judíos están en guerra con los amonitas. Al frente de los judíos, el gran rey David, ni más ni menos. Y Urías es uno de los soldados selectos suyos, miembro del grupo de los héroes de David, 37 hombres con los que realizó algunas de sus hazañas. Urías era hitita, así que se le conoce siempre como Urías, el hitita.

El caso es que David ha enviado al ejército con Joab como jefe a sitiar la capital de los amonitas, Rabá (la actual Amman, capital de Jordania) mientras él se quedaba en Jerusalén. Un día, desde la terraza de su palacio ve bañarse a una hermosa mujer y queda prendado de ella. Averigua quién es, y resulta ser Betsabé, mujer de Urías el hitita. Lío al canto.


Nos cuenta el Libro de Samuel:

"David envió mensajeros para que se la trajeran. Llegó a su presencia y se acostó con ella, que estaba purificándose de sus reglas. Ella volvió a su casa. Quedó encinta y mandó este aviso a David: "Estoy encinta".
2 Sam 11,   4-5
El lío se lía más aún. ¿Qué hacer? David tiene una buena idea: manda decir a Joab que le envíe de vuelta a Urías. Y cuando llega Urías, le pregunta por la guerra y todo eso, le da un regalo y le dice que vaya a su casa a "lavarse los pies". Lavarse los pies era un eufemismo que significaba tener relación marital con su esposa.

El problema está en que Urías... no entró en la casa: se quedó a la puerta del palacio.
"David dijo a Urías: "Acabas de llegar de un viaje. ¿Por qué no has bajado a tu casa?". Urías contestó: "El Arca, Israel y Judá moran en tiendas, y mi señor Joab y los servidores de mi señor acampan al raso. ¿Y yo voy a ir a mi casa a comer y beber y a acostarme con mi mujer? Por tu vida, por tu propia vida, no he de hacer tal cosa".
2 Sam 11, 10-11

Plan B: David le dice a Urías que se quede ese día, y que ya volverá al día siguiente. Le invita a comer y consigue emborracharlo... pero ni aun así Urías vuelve a su casa, se echa a dormir en un jergón con los servidores.

Así que...
"A la mañana siguiente David escribió una carta a Joab, que le mandó por medio de Urías. En la carta había escrito: "Poned a Urías en primera línea, donde la batalla sea más encarnizada. Luego retiraos de su lado, para que lo hieran y muera". Joab observó la ciudad y situó a Urías en el lugar en el que se sabía que estaban los hombres más aguerridos."
(2 Sam 11, 14-16)

Los sitiados hacen una salida, la lucha es intensa, y Urías, como era de esperar, muere. Y cuando Betsabé acabó el duelo, David la recogió en su casa como esposa suya, y el niño fue hijo suyo. Dejando de lado que David ha resultado ser un pieza de cuidado, tenemos un final feliz. Salvo un pequeño detalle: "Mas lo que había hecho David desagradó al Señor" (2 Sam 11, 27).

¡Ah, pero la historia sigue!
"El Señor envió a Natán a ver a David y, llegado a su presencia, le dijo: "Había dos hombres en una ciudad, uno rico y el otro pobre. El rico tenía muchas ovejas y vacas. El pobre, en cambio, no tenía más que una cordera pequeña que había comprado. La alimentaba y la criaba con él y con sus hijos. Ella comía de su pan, bebía de su copa y reposaba en su regazo; era para él como una hija. Llegó un peregrino a casa del rico, y no quiso coger una de sus ovejas o de sus vacas y preparar el banquete para el hombre que había llegado a su casa, sino que cogió la cordera del pobre y la aderezó para el hombre que había llegado a su casa".
2 Sam 12, 1-4
David, claro, opina que el rico es un miserable y que debería ser ajusticiado, y Natán le explica que él, David, es ese hombre. David comprendió y se arrepintió: "He pecado contra el Señor" (2 Sam 11, 13). El Señor le perdona, aunque hubo penitencia: el niño moriría. Y ahora viene una cosa curiosa: David oró, ayunó, constantemente se mortificó, y todos le decían que no se comportara así. A los 7 días murió el niño y los servidores no saben cómo decirselo: si se había comportado así cuando el niño sólo estaban enfermo, ¿qué no haría cuando supiera de su muerte? Pero David les ve cuchichear, y comprende lo que ha pasado: ¿está muerto el niño? "Sí", le contestan. Entonces David dejó de ayunar y de mortificarse, fue al templo a postrarse y luego volvió a hacer su vida normal de rey. Y, claro, los que le rodeaban se sorprendieron:

Sus servidores le dijeron: "¿Cómo obras así? Cuando el niño vivía todavía ayunabas y llorabas. Y, una vez muerto, te levantas y pruebas alimento". Contestó: "Mientras vivía el niño, ayunaba y lloraba, pensando :"Quién sabe. Quizás el Señor se compadezca de mí y el niño se cure". Ahora que ha muerto, ¿para qué ayunar? ¿Puedo hacerle volver? Yo soy el que irá adonde él. El no volverá a mí".
2 Sam 12, 21-23

La historia de Urías el hitita es una de las más recordadas del Antiguo Testamento; incluso se menciona no recuerdo en qué ocasión en los ritos litúrgicos. Pero en estos momentos me gustaría señalar algunos aspectos:

En primer lugar, la Biblia es mucho más humana de lo que parece. Aunque el Antiguo Testamento esté lleno de pasajes infumables, hay escenas como ésta que son todo humanidad.

En segundo lugar, los judíos siguen teniendo a David como el gran rey de su imaginario, aunque éste obró mal. En la balanza, sin duda, pesan mucho más sus méritos que sus deméritos. Creo que todos deberíamos tener la misma actitud a la hora de juzgar a las personas, y especialmente a los reyes; ya me entienden.

En tercer lugar, David actuó como rey y así le trataron los hombres; otra cosa es Dios, y frente a él no hay títulos que le valgan, es sólo un hombre. Y el pecado de Urías el hitita lo tuvo que tratar con él. En ese trato, los demás no pintamos nada: dejémosles.

Por último, es curiosa la filosofía de David respecto al duelo, ¿verdad? Parece contraria a todas las normas que tiene los judíos al respecto, y sin embargo me parece mucho más lógica. Aunque sin duda la procesión iría por dentro.

Chascarrillo final: Betsabé volvió a darle un hijo a David. Al que llamaron... Salomón. Sí, el famoso. Aunque Natán le puso de nombre Yedidías, esas cosas pasan.

Y, por supuesto, Joab consiguió tomar Rabá. Con una curiosidad:

"Joab continuó la lucha contra Rabá de los amonitas y tomó la ciudad regia. Despachó entonces mensajeros que dijeran a David: "He atacado Rabá y he tomado la ciudad de las aguas. Ahora reúne al resto del pueblo, acampa frente a la ciudad y tómala tú, para que no sea yo quien la conquiste y le pongan mi nombre".
2 Sam 12, 26-28

 
 
Franz Schubert - Ellens dritter Gesang (Ave María) D 839

jueves, 16 de septiembre de 2021

Dante

 El pasado 14 de septiembre se cumplieron 700 años de la muerte de Dante. Diría Dante Alighieri, pero con Dante no hace falta: su nombre es suficiente. Como Galileo y Miguel Ángel.

El caso es que el aniversario ha pasado sin pena ni gloria. Más aún, diría que completamente inadvertido. Y no me extraña, visto el fasto que hicimos con Cervantes.

Lo más triste es que Dante, su Comedia que tras su muerte se calificó como Divina, es una cumbre de la humanidad. No sólo de la literatura italiana.

Hace unos años escribí un artículo sobre los siete petrecoles que había que leer. El segundo era la Divina Comedia, así que invito a quien quiera a leer la glosa que allí hice. Sigo suscribiendo cada palabra que escribí entonces.

La Divina Comedia es un libro maravilloso. Hace muchos años que lo leí, y lo sigo teniendo entre los mejores de los mejores. Insisto en que se lea en verso, y se ha de leer despacio, con mucho tiempo: a mí su lectura me llevó años. También es recomendable la suficiente experiencia de la vida; en mi caso, lo leí durante la treintena. No es un libro, creo, para la juventud: hay que haber pecado mucho, antes, para captar la grandeza del cielo.

En fin. Supongo que no la leerán, ¿verdad?

Ustedes se lo pierden. La obra es uno de los máximos logros de la humanidad, y el martes se cumplieron 700 años de la muerte de su autor.

jueves, 10 de junio de 2021

Recuerdos borrosos

https://www.youtube.com/watch?v=3HEBqsqqyaY 

 

 

Hace muchos años tenía un recuerdo impreciso de un fragmento de un poema y de un posible nombre de un autor. Cosas de esas que los de mi quinta estudiamos en la escuela. Pero, como digo, mis recuerdos eran imprecisos. Así que le pregunté a mi ya entonces anciana tía, catedrática de Literatura Española (Edad Moderna, creo) de la universidad. 

Ella supo. El poeta, y el poema. Pero el poeta no era el autor del poema.

Con el tiempo, quizá al cabo de un rato, el conocimiento volvió al rincón de los recuerdos imprecisos.

El otro día los rememoraba de nuevo. En concreto, ¿cuál era el poema cuyo autor no es el autor que recuerdo?

Por suerte, ahora tenemos internet y en unos segundos hallé la respuesta.

En primer lugar, el poeta cuyo nombre recordaba: Gutierre de Cetina, siglo XVI. El poema de Gutierre de Cetina, que yo sabía que no era el poema que quería recordar, es el otrora famosísimo Ojos claros:


Ojos claros, serenos,
si de un dulce mirar sois alabados,
¿por qué, si me miráis, miráis airados?
Si cuanto más piadosos,
más bellos parecéis a aquel que os mira,
no me miréis con ira,
porque no parezcáis menos hermosos.
¡Ay tormentos rabiosos!
Ojos claros, serenos,
ya que así me miráis, miradme al menos.

 

Es un madrigal: versos heptasílabos y endecasílabos de temática amorosa. En mi época, quizás el madrigal más famoso y que por descontado todos nos aprendimos de memoria. No saben, las generaciones posteriores, lo que se han perdido al no estudiarlo.

La segunda parte de la búsqueda es el poema borroso. Me costó, pero es éste:

Halcón que se atreve
con garza guerrera,
peligros espera.

Halcón que se vuela
con garza a porfía
cazarla quería
y no la recela.
Mas quien no se vela
de garza guerrera,
peligros espera.

La caza de amor
es de altanería:
trabajos de día,
de noche dolor.
Halcón cazador
con garza tan fiera,
peligros espera.

 

Y apunto ahora el autor, para que no se me olvide: Gil Vicente. Portugués de finales del XV y principios del XVI, que también (a la vista está) escribió en castellano.

Reflexión final:

Dicen, y dicen bien, que todo o casi todo está en internet. Por ejemplo, los dos poemas que traigo a colación. Y las biografías de los dos poetas. Estrictamente hablando, no sería necesario recordarlos: están en internet.

Obviamente, esa afirmación es verdadera, pero el corolario implícito es más falso que Judas. No es cierto que no haga falta aprender o memorizar porque todo esté en internet. Si no supiera de Gutierre de Cetina, si no recordara algunos versos del poema de Gil Vicente, jamás habría encontrado los poemas. Estos, por lo que a mí respecta, como si nunca hubieran existido.

Jamás buscaré en internet datos de un país del que nunca he oído hablar, o de un animal o planta o estrella o dios griego o artista o cualquier cosa. 

La vastedad de internet la da mi conocimiento sin internet. Cuanto más cosas sepa yo sin internet, más sabré con internet. Y no importa lo mucho que haya en internet si no sé apenas nada sin internet.

Así que la afirmación "en internet está todo" es falsa por incompleta. Debería decirse "en internet está todo lo que esté en mi cabeza". Y no es un argumento a favor de la no necesidad de aprender algo, sino todo lo contrario. 

 

 

Víctor Jara - Juan Sintierra 


domingo, 23 de mayo de 2021

Recuerdos del Chino

https://www.youtube.com/watch?v=PWUChqDaQ24 

 

 

En mi colegio, en aquella época, era normal que a algunos profesores se les conociera por el apodo. Un buen apodo convertía al profesor en leyenda. Y uno de los mejores apodos, una de las grandes leyendas de mi época, era el Chino. Para los alumnos de cursos menores que aún no lo habían tenido, saber que en los cursos superiores había profesores como el Chino helaban la sangre. Y el paso al primer curso en el que se tenía al Chino era el verdadero paso de pequeños a mayores.

El Chino impartía Geografía e Historia. Sobre todo, Historia.

Quizá parte de la popularidad del Chino era que su nombre verdadero tenía las cinco vocales y sólo 7 letras. Pero eso sería sólo una parte. No, la clave del Chino eran sus clases. Todas con el mismo esquema.

Duraban una hora. Tras entrar y rezar (una costumbre de la época, aunque fuera sólo un santiguarse, todos de pie) se sentaba en su silla y decían "estudien". No hacía falta nada más. Todos, en silencio, sacaban sus apuntes y los estudiaban. Así veinte minutos. A los veinte minutos el Chino volvía a hablar, con un escueto "cierren los libros". Y entonces dos alumnos tendrían que recitar la lección. De memoria, sentados en el pupitre (o de pie en el pupitre, no recuerdo). ¿Qué alumnos? En principio, elegidos por el profesor. Pero antes de elegirlos hacía una pregunta: "¿hay algún voluntario?". Ésa era la clave. Uno podía presentarse voluntario para recitar la lección. ¿Qué razón habría para tal cosa? Dos: la primera, presentarse voluntario permitía al alumno elegir el momento y la lección, haberla preparado de antemano. Y la segunda: si el alumno ya había tenido que recitar con anterioridad y por no haber estudiado hacía un papel bastante pobre, presentarse voluntario daba la oportunidad de enmendar la plana. Eso era importante, porque la nota se basaba en el examen y la ocasión en que se había tenido que recitar la lección. Dado que todos los alumnos, tarde o temprano, íbamos a ser interpelados, no era extraño que hubiera voluntarios. Lo que para todos los demás significaba bala esquivada.

La tercera parte de la hora era también la más temible, por su importancia y dificultad: el Chino impartía la siguiente lección. La dificultad estribaba en que no se empleaba ningún libro de texto o de apoyo, había que tomar apuntes. Y el Chino no dictaba. No esperaba a que los alumnos tomaran nota de lo que decía, no se cuidaba de que no se perdieran detalle. No, él hablaba. Eran los alumnos los que tenían que esforzarse; de la bondad de las notas que se tomaran en clase dependía todo. Luego, ese mismo día sin falta - y esto era algo que se aprendía por la experiencia- había que pasar los apuntes a limpio, cuando aún se tenía la memoria fresca. Había que reescribirlos con buena letra, porque las notas en clase solían resultar ilegibles a los dos días. Y había que estudiarlos. Primero, porque al día siguiente uno podía ser el elegido, y en segundo lugar porque la cantidad de información era tal que era imposible afrontar un examen pretendiendo estudiarse todo en un par de días.

No hace falta explicar porqué un profesor como el Chino sería imposible hoy en día. En primer lugar, no había libros de texto. Intolerable. En segundo lugar, exigía esfuerzo al alumno. Y no esfuerzo como un profesor de gimnasia. EL alumno tenía que esforzarse en tomar notas en clase por sí mismo; reescribirlas en su casa por la tarde, estudiarlas (no memorizarlas, pero casi), declamar delante de todos, con el posible ridículo al reconocer que no se sabe. Estudiar hechos. Fechas, batallas, nombres, lugares, información; todavía recuerdo que las cuatro plantas textiles son el cáñamo, el yute, el lino y el algodón y que los cuatro orígenes del carbón son la turba, el lignito, la hulla y la antracita. O el silencio en clase: se estudiaba en silencio, se mantenía el silencio mientras los compañeros recitaban, y cuando el Chino hablaba no había tiempo para hablar los demás. Era un profesor, no un colega: a sus clases no se iba a resolver traumas o problemas familiares; se iba a aprender, y también a prepararse para lo que entonces era el exigente mundo universitario.

Pero, sobre todo, el Chino suspendía. Y suspendía para septiembre, y si era necesario se repetía curso. Si un alumno había llegado, no se sabe cómo, a los cursos del Chino sin tener el nivel necesario...

El aspecto capital de la cuestión es que el Chino era un profesor de la época del bachillerato. De cuando la primaria llegaba hasta 4º y luego seguían seis cursos de bachillerato. Años 60. En los setenta se implantó la EGB y el BUP, y aunque el Chino (creo) sólo daba clases en el bachillerato (el BUP), daba igual: el material, los alumnos, le llegaban de la EGB. A medida que el material perdía calidad, los profesores fueron rebajando a su vez su nivel de exigencia al alumno. Cuando llegaron profesores que no habían impartido antes de la reforma no había ningun problema: no eran exigentes. Cuando llegaron profesores que habían sido educados en la EGB, pongamos a partir de 1983, la cosa entró en barrena. No sé cómo fue la convivencia entre estos últimos y los primeros, pero seguro que ambos grupos se alegraron cuando llegaron las jubilaciones.

Y eso que el binomio EGB/BUP se considera ahora el epítome de la dureza, para los formados con la LOGSE, no digamos con los planes educativos que haya en el futuro.

El Chino no era, como podría desprenderse de mi descripción, un profesor especialmente duro, de hecho bastaba con prepararse medianamente su asignatura para aprobarla. Es cierto que el alumno que no la trabajara o que se la dejara para la víspera del examen lo tenía chunguísimo, pero ¿no es eso lo mínimo que deberíamos exigirle a un profesor? Si su asignatura puede aprobarse sin esfuerzo, ¿por qué no exige un poco más? ¿No beneficiaría al alumno? 

Hoy, todo lo que representaba el Chino se ha ridiculizado como primer paso, luego denostado y por último erradicado. El profesor exigente. El método. El conocimiento, los datos. Respecto a esto último, primero se atacó el conocimiento de los datos concretos: fechas, nombres, reyes, batallas, lugares. Pasaba a estudiarse un estado general de las cosas en una época dada, la descripción general de la sociedad. Como si eso fuese la Historia. Luego  lo que se hizo fue quitar la Historia del currículo. En Cataluña, por ejemplo, se empieza la Historia en 1875 "porque así se puede profundizar más en la Historia reciente". No es que no sepan quién fue Recaredo o el duque de Lerma, es que no se sabe quiénes fueron los visigodos o los Austrias. Y en Geografía no me extrañaría que ocurriera otro tanto.

¿En serio creemos que hemos salido ganando con el cambio?

Y ¿tiene arreglo la cosa? Yo creo que no. Como sociedad, hemos perdido ya la capacidad de darnos cuenta del error. Así como un político jamás hará campaña diciendo que subirá los impuestos a los que les voten, ninguno se presenta diciendo que suspenderá a sus hijos. Aunque, eso sí, los impuestos sí los subirán; pero de momento no se ha conseguido que alguno quiera suspender a los hijos de sus votantes. Los padres no queremos que nuestros hijos suspendan, faltaría más, y colectivamente nos hemos vuelto una sociedad de madres, que decimos pobrecito chico, cuántos deberes le ponen en el colegio, es inadmisible porque el chico lo que tiene que hacer es jugar y divertirse (llamativo que nunca se diga que el chico lo que tiene que hacer es leer o recibir formación complementaria, como arte o música). Nuestra sobreprotección, el querer salvarlos de cualquier rigor o dificultad, es a lo que nos lleva.

¿Se nota la caída en el nivel de educación? Pues no puedo hablar por los demás, porque yo apenas me relaciono con otras personas, pero en la ingeniería sí se nota. Desde hace bastantes años, los ingenieros son peores. Y los delineantes también son peores. No sé qué relación tiene esto con la enseñanza de la Historia, pero es que lo de la Historia, lo del Chino, es sólo la excusa para plantear este tema. 



 Celine Dion - My way