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viernes, 13 de octubre de 2023

Fin de la guerra del coche eléctrico

https://www.youtube.com/watch?v=2Q466ZPyNAo 

 

 

Hace años el coche eléctrico se planteó como opción seria de futuro. El coche de explosión, el gran marcador de la civilización en el siglo XX, no iba a rendirse sin lucha, y empezó una guerra soterrada, no declarada, entre ambas tecnologías.

Al principio, el eléctrico entró despacito. Es una tecnología que se está desarrollando, blablablá, ya veremos, llegará un día en que podrá tratar de tú al de explosión, todo eso. El coche eléctrico se veía con curiosidad.

El paso siguiente fue cuando la Administración apoyó a los eléctricos, pero eran unos apoyos inofensivos: reducciones de tasas, exenciones, permisos de aparcamiento, etc. Con esto, el coche eléctrico ganó a taxis y a excéntricos con posibles, y empezamos a verlos ya con intriga. Intriga por saber qué tal funcionaban, cómo eran de fiables, su mantenimiento y otras cuestiones: señal de que los usuarios nos planteábamos en serio el cambio.

La guerra estalló cuando de verdad empezaron las hostilidades, los ataques a la explosión: cuando la Administración anunció que pasaba a aplicar planes de prohibición de los motores de explosión. No era que se incentivase el eléctrico, sino que se perseguiría al otro: prohibición de entrar en centros urbanos, prohibición de venderse vehículos nuevos, prohibición de emitir contaminantes, prohibición de vender combustible. Las prohibiciones, claro, no eran inmediatas (no vaya a ser que el gobernante que las declarase sufriese sus consecuencias), sino a fecha vista. 2024, 20320, 2040, 2050...

Lo que no previeron esos listos es que el tiempo avanzaría y esas fechas se irían acercando cada vez más. Y, claro.

En un primer instante, la opinión general fue de pasmo. Pasmo por prohibir lo que todos tenemos y empleamos, y pasmo porque nadie con conocimiento veía que la tecnología eléctrica estuviera preparada para sustituir al motor de explosión. Y quien dice tecnología dice también infraestructura, fuentes de energía, etc.

¿Qué pasó? Lo que tenía que pasar: la realidad es la realidad. Y ante la realidad, cuando llega la fecha en que los deseos han de convertirse en realidades, pues...

Poco a poco (pero en otros países, los ciudadanos españoles somos lo más borrego y servil que existe en el planeta) empezaron a reaccionar. Y los gobernantes de esos países empezaron a recular. 

A estas alturas, ya podemos intuir en qué va a quedar la cosa: en lo que decíamos. En que el coche eléctrico no se va a imponer. A medida que se vayan acercando los plazos de cumplimiento de cualquier amenaza que se cerniera sobre la explosión, esa amenaza se va a retirar. Puede que haya ciudades en las que se restrinja el acceso a los coches, pero sería a todos, no solo a los de gasolina. Se seguirá vendiendo gasolina más allá de la fecha tope fijada, y se seguirán fabricando coches de gasolina porque se seguirán vendiendo masivamente coches de gasolina. Y no me extrañaría que las exigencias de no contaminación se acaben también relajando, ante la constatación de que es estúpido querer ser más papista que el Papa. No será España quien lidere la remontada de los térmicos, porque somos borregos incluso en el nivel de gobernantes, pero ocurrirá. Y sin la asistencia asistida que está teniendo, el coche eléctrico... bueno, tendrá su nicho y poco más.

Lo único que podría vencer al motor térmico es que no quede combustible en el planeta. Sí, en teoría es una derrota segura, ya que el combustible es finito. Lo que pasa es que no tengo claro del todo cuán próxima es la derrota. ¿Y si hay más del que se dice? ¿Y si no se declaran todas las reservas que existen? ¿Y si están aforadas por defecto? ¿Y si aparecen, como ha ocurrido tantas veces, nuevas reservas? ¿Y si resulta que intervienen las leyes de la oferta y la demanda y el mercado se autorregula, de manera que por fin los derrochones colapsen porque no puedan pagar sus derroches? ¿Y si la Técnica consigue resolver el problema?



Hollow coves - The woods

lunes, 21 de agosto de 2023

Invierno demográfico en la playa

https://www.youtube.com/watch?v=GwFScf8VKIM 

 

 

Supongo que tengo una visión de la realidad alterada por mis recuerdos: cuando mi hermano mayor tenía 3 años era el mayor de 4 chicos, y luego fueron llegando más hermanos. En mi clase del colegio éramos 43 (4 clases por curso, además), todos chicos. En mi grupo scout, en la manada de lobatos éramos 30, como siempre todos chicos. Y las familias numerosas (con el criterio actual) eran normales, los hijos únicos o las familias de sólo 2 no. El caso es que mis recuerdos están poblados de niños por todas partes, de actividades con muchos niños, juegos con muchos niños, muchos niños.

Hace tiempo que vengo fijándome en las personas que me cruzo por la calle. Algunos niños, algunos jóvenes, algunas familias de padres jóvenes. Pero no muchos. Voy al mercado y me cruzo con 20 personas o más (el mercado está muy cerca), y probablemente no más de una no ha cumplido los diez años, 3 los 20 (tal vez los 30), y no más de 6 habrán cumplido los 40. Al menos 10 ya no cumplirán los 60. Y no me parece bien.

He acudido unos días a la playa, este agosto. Pocos niños. Peor aún, niños solos o, a lo sumo, con 1 hermano. ¿Se están convirtiendo, las playas, en lugares para viejos? No, es el país el que se está convirtiendo en un lugar para viejos. Ahora puede ser tan solo una sensación, unas anécdotas, algo que se dice en alguna conversación que otra (recuerdo, de hecho, una contestación que oí a las mujeres jóvenes más de una vez: «¿Quieren hijos? ¡Que paguen!»). Pero llegará un día en que será un tema general, omnipresente. Que se tratará en las noticias, en la radio y en la prensa, que ambientará películas y novelas por doquier. Cuando eso pase, ya será demasiado tarde. Y lo sé porque ya es demasiado tarde. 

Si pasean por los pueblos de la España vacía notarán la tristeza de los pueblos sin niños y sin jóvenes. En las ciudades sigue habiendo personal para dar y tomar, pero este personal está siguiendo el camino de esos pueblos. Y lo que antes era una fiesta y un jolgorio ya es sólo una tertulia y pronto apenas un encuentro casual en la calle. Los padres organizarán fiestas de cumpleaños (o de cualquier cosa) para conseguir un puñado de niños que jueguen juntos y generen alegría, pero incluso esas fiestas tienen, comparadas con las de mi infancia, una asistencia patética. Las señales de lo que está pasando son muy tenues, pero están ahí; tal vez usted no las perciba y por eso crea que exagero, pero no lo hago.

Lo bueno de esto es que cuando ocurra, se acabará la matraca del cambio climático: ¿a quién le importará el mundo que dejará a sus hijos si ve que ya no hay hijos? Cuando alguien no sobrevivirá al 2050, ¿qué le importa en realidad cómo esté el planeta en 2100?

Yo iría llamando ya a los ingenieros para que tomen cartas en el asunto, porque si no tendrán que llamar a los abogados, y entonces será peor.  

 

 

Elvis Presley - If I can dream 

martes, 20 de junio de 2023

Un verano de cambio climático

https://www.youtube.com/watch?v=P0DK-0fIKCw 

 

 

Este verano va a hacer calor. El cambio climático, ya saben. El cambio climático es la fuerza que mueve el mundo: ¿hace calor? ¡Cambio climático! ¿Hace frío? ¡Cambio climático! ¿Llueve? ¡Cambio climático! ¿No llueve? ¡Cambio climático! ¿Llueve en agosto y nos chafa unos días de playa? ¡Cambio climático! ¿Ya no llueve nada en agosto? ¡Cambio climático! ¿Nieva, no nieva, hay inundaciones, hay sequía, hay, hay, hay? ¡Cambio climático!

Y saldrá en las noticias: «ni los más viejos del lugar...». La memoria de los viejos, ya se sabe. «Antes sí hacía frío, no como ahora. Sí hacía calor, sí llovía, sí teníamos sequías...». Recuerdo la terrible, mortal (87 muertos) riada que se llevó por delante un cámpin en Biescas en 1996. Una riada inaudita, cambio climático 100%. Resulta que algún viejo del lugar sí se acordaba de una semejante... en 1928. Y es indiferente que hubiera ocurrido antes, en el mismo sitio (se le dio importancia, a posteriori, para tratar de culpar a todos los que habían aprobado el emplazamiento del cámpin, ya saben que el ser humano siempre ha de culpar a otro de todo lo que haga mal); podía haber ocurrido algo semejante a 50 km de distancia, y hace 150 años en otro sitio a 30, y lo que quieran.

Pero el mantra es "cambio climático", y eso lo justifica todo. Ya sabemos a quién echarle la culpa de que llueva o de que no, de que haga calor o de que no, de que nieve o de que no.

Como digo, este verano va a hacer calor. Y algún día se nos dirá que en cierto lugar se ha batido el récord de calor histórico, que nunca allí se había llegado a esa marca. Y todos diremos: ¡cambio climático!  Nadie se planteará que si no se hubiera superado la marca de temperatura en en ese sitio pero en otro sí también hubiéramos dicho todos... ya saben (¡cambio climático!, por si no lo habían pillado). Así que habría cambio climático tanto si en ese sitio se bate la marca histórica de temperaturas como si no.

Y nadie se planteará si lo que hemos cambiado es la medida de la temperatura. Es como con la resistencia del terreno, que tras la extrañeza porque los terrenos aguantaran menos que antes alguien se dio cuenta que la culpa era de las máquinas que medían esa resistencia, que habían cambiado una serie de detalles que alteraban el resultado. No es lo mismo cómo se mide la temperatura ahora de cómo se hacía en 1940: la misma tecnología del termómetro ha cambiado, no tiene nada que ver. Probablemente, en los extremos más fríos y más cálidos,  un termómetro de 1940 no marque lo mismo que uno de 2020, digo yo. También las propias estaciones metereológicas, las cabinas. Puede que hayan cambiado, y esos cambios afecten en algunas décimas de grado. O que se hayan deteriorado, o se hayan reparado, repintado, cambiado la madera o qué se yo. Puede que la hayan movido (de hecho, muchas se han movido), y alguna pasara de estar cerca de un bosquecillo a estar rodeada de asfalto, o que hubiera una charca cerca y ahora esa charca no existiera. Cuando hablamos de décimas de grado, esos detalles importan. Y, por descontado, puede haber cambios antropogénicos: puede que la estación estuviera, en 1940, en una zona campestre 100% y ahora esté rodeada de urbanizaciones, o haya una urbanización o un polígono industrial en la dirección de los vientos dominantes. Quiero decir, si Mark Spitz, en vez de nadar sin gorro, sin afeitarse el bigote ni depilarse el cuerpo, con los bañadores de 1972 y los cronómetros de 1972 hubiera nadado como ahora, con gorro, depiladísimo, bañadores especiales y todo lo demás, habría pulverizado sus propios récords. ¿Hace más calor o es que hemos cambiado cómo tomar las medidas? Y ese más calor que hace, ¿es global o es sólo debido a que hemos alterado las condiciones en el entorno del termómetro?

¿Y si no hiciera más calor? ¿Si no se batiera ningún récord? Lo más probable es que no pasara nada, que nadie dijera nada. Hasta que algún año se batiera, y entonces todos diríamos, al unísono:

  —¡Cambio climático!

 

 

Juice Newton - Queen of hearts

sábado, 25 de marzo de 2023

Combustible sintético

https://www.youtube.com/watch?v=Zveg6rxm0q0 

 

 

Pues parece que los alemanes se echan atrás y que era un farol: van a retirar su veto a que no se puedan fabricar coches con motores térmicos después de 2035. La clave es que se podrán fabricar si utilizan combustibles sintéticos, combustibles que ahora no hay pero que los habrá, que serán la repanocha y que todo su proceso de fabricación será verde.

Por lo que cuentan, el combustible sintético lo harán con CO2 que extraerán del aire o de lo que se produce en otros procesos industriales, y con hidrógeno verde. Luego se someterá a un proceso industrial y voilà!, habemus gasolina. Artificial y ecológica. 

Jajajá.

La gasolina es un hidrocarburo, o mejor una mezcla de hidrocarburos y otras sustancias, que se produjo de forma natural dentro de los procesos geológicos hace muchos millones de años. Como hidrocarburo, es una mezcla de carbono e hidrógeno (metano, etano, propano, butano, pentano,... todos estos ejemplos de hidrocarburos son moléculas de átomos de carbono e hidrógeno, distintas entre sí gracias a una curiosa propiedad del átomo de carbono). Lo que se pretende ahora es captar el CO2, quitarle el oxígeno y añadirle el hidrógeno. El hidrógeno se habrá obtenido del agua, a la que se le habrá quitado también la parte del oxígeno. Si realmente esto funcionara produciríamos oxígeno como sobrante a chorro, y seguro que en unas décadas los ecologistas saldrían alarmados que los niveles de oxígeno en el planeta se están disparando. Así que todo muy verde. Y será muy verde porque el hidrógeno será muy verde, ya que la descomposición del agua se hará mediante energía renovable; ya expliqué hace tiempo que el chiste es tener capacidad de generar mucha energía renovable, y cuando esa capacidad exceda la necesaria para nuestro consumo eléctrico ordinario emplearla para descomponer agua y conseguir hidrógeno: un hidrógeno verde, a diferencia del que se consigue de ordinario con la electricidad ordinaria, también llamado hidrógeno gris.

Todo esto está muy bien, pero hay algunos detalles que no parecen muy pulidos.

Para empezar, tendríamos que poner volúmenes a los consumos. Los millones de metros cúbicos que se gastan ahora de gasolina y gasoil. ¿Cuánta agua habría que descomponer para obtener el hidrógeno que forma parte de tanta gasolina? Para obtener 114 gramos de octano (ejemplo de hidrocarburo que forma parte de la gasolina) hay que descomponer 162 gramos de agua, y descomponer 162 gramos de agua y obtener los 18 gramos de hidrógeno que buscamos va a requerir mucha energía. Energía que conseguiremos porque tendremos un exceso de capacidad de generar energía con molinos de viento y placas solares faraónico, seguro. Molinos de viento y placas solares que se habrán fabricado todas sin coste energético apenas, sin contaminar, sin necesidad de excavar minerales en las selvas del Congo... Los otros 96 gramos que nos faltaban para el octano los extraeríamos descomponiendo 352 gramos de CO2, lo que produciría 256 gramos de oxígeno excedente (a sumar a los 144 gramos de oxígeno que sobraban del agua, en total 400 gramos de oxígeno). Pero además el CO2 tiene un problemilla, es muy estable. Es decir, no es fácil separar esa molécula. En otras palabras, el proceso requiere mucha energía. 

Así que producir 114 gramos de octano consume 162 gramos de agua y genera 400 gramos de oxígeno excedente, oxígeno que... algo habrá que hacer con él, y no puede ser liberarlo a la atmósfera porque nos la cargamos. Y todos los procesos asociados a esta producción requieren energía a lo bestia, porque todo pasa por descomponer dos moléculas naturales como el CO2 y el H2O.

A escala planetaria.

Y luego, tratar ese octano conseguido (conseguido mediante energía, por cierto) en procesos industriales para añadirle todos los detalles que tiene la gasolina actual y que hace que funcione (y que contamine). Estos procesos industriales... sí, requerirán energía. Ésta ya no será verde, claro, como la de la descomposición del CO2, que verde sólo será la del hidrógeno.

No entro, por no ciscarme, en todos los añadidos del proceso que requerirán mucho gasto y energía: por ejemplo, el aparato que habrá que montar para manejar el hidrógeno y el oxígeno con seguridad. Si es necesaria la seguridad en una planta donde lo que hay es petróleo, que "sólo" arde, imagínese una planta en la que lo que haya sea hidrógeno y oxígeno puros, a cual más explosivo y almacenados a altísima presión.

Más detalles: la tecnología necesaria aún no está desarrollada. Sólo en escala de laboratorio. ¿Dónde se desarrollaría? El hidrógeno verde se producirá sobre todo en los países más soleados y con el Sol más alto en el cielo más tiempo. Pero ¿en España? Si precisamente el hidrógeno verde requiere molinos de viento a cascoporro y hectáreas sin fin de placas solares, ambos elementos que no quiere nadie en su tierra, ¿vamos a aceptar aquí ambas cosas para producir hidrógeno que consuman los alemanes? ¡Por favor! Como si no nos conociéramos. En cambio, Marruecos, Argelia,... Sí, allí sí. Pero ¿vamos a exportar nuestra tecnología para producir la energía que necesitamos en los países musulmanes de África y darles el control de lo que nos va a ser imprescindible? Claro que no.

¿Entonces?

Entonces, digámoslo claro, nos están tomando el pelo. O, mejor dicho, nos estamos autoengañando. Creyéndonos que estas soluciones estarán disponibles para todos nosotros. No va a ser así, y ésa es la clave. Al igual que los coches eléctricos, no van a ser para todo el mundo. Porque no va a poder ser, podrá haber en Europa un millón de vehículos con combustibles sintéticos (lo dudo), pero no los 300 millones que hay ahora de vehículos tradicionales (el número me lo invento, pero no me extrañaría que fuera de ese orden). Porque no tendremos capacidad para generar el combustible que requieren tantos vehículos. Y, como ocurre siempre con los bienes escasos, sólo los más pudientes podrán acceder a ellos.

La mayor ironía de esta historia del combustible sintético es que, en pocas palabras, se trata de inventar un proceso que tras un enorme gasto de energía produzca... una fuente de energía.

En definitiva, me han decepcionado los alemanes. Esperaba más. 

Pero tengo para mí que esto no es el final. A medida que el plazo esté más cerca, más gente empezará a entender que sí es su problema.




Carrie Underwood - Blown away

 

viernes, 17 de marzo de 2023

Y ahora, los granjeros holandeses

El otro día me hacía hueco de las noticias de que en Alemania empezaban a pensar que quizá se estaba yendo demasiado rápido con eso del coche eléctrico. Y ahora son los holandeses: en síntesis, el Movimiento Campesino-Ciudadano (BBB), un partido nacido en 2019 en el mundo agrícola contra los planes medioambientales del Gobierno holandés y la Unión Europea, ha ganado esta semana las elecciones provinciales, que sirven para configurar el Senado. Es interesante, porque el primer objetivo del BBB es parar los planes para reducir las emisiones de nitrógeno, que incluyen una reducción de la ganadería y prevén expropiaciones cerca de zonas naturales protegidas. Vale que no tiene peso suficiente (de momento) para impedirlos, pero sí para retrasar las medidas.

Lo significativo para mí es que por fin la gente le está viendo las orejas al lobo y está reaccionando. Que está muy bien el no contaminante mundo que quieren los políticos y los ecologistas, pero cuando se quiere pasar del dicho al hecho se descubre lo que no nos habían dicho que acarrearía. Y, claro.

De momento son solo resistencias y retrasos, no se consigue detener el plan general. Pero yo albergo la esperanza de que algún día se consiga. Cuando estemos más cerca, supongo.

Suerte tenemos de los europeos del norte para salvarnos. 

lunes, 9 de enero de 2023

Esperando la nueva norma sísmica

https://www.youtube.com/watch?v=4Vs6xB52B3s 

 

 

No se ha publicado todavía la nueva norma sísmica NCSR-22, pero ocurrirá y no creo que haya diferencias esenciales con respecto al texto que se sometió a información pública. Técnicamente no aportar gran cosa: la principal novedad es que es la trasposición del eurocódigo, con lo que pasamos a tener la misma norma sismorresistente que los demás países europeos. Más fácil, pues, el intercambio de ingenieros y de programas de cálculo. La otra novedad que aporta es el cambio del mapa de peligrosidad sísmica, sustituyendo el de 2002 por el que estableció en 2012 el propio ministerio pero que no había entrado en vigor por el sutil detalle de que la norma de 2002 se refiere al de la norma de 2002, en vez de decir (como va a hacer la nueva) que será el que se considere vigente en cada momento, ya ven qué poco costaba haber hecho bien la norma del 2002. Claro que lo que pasaba en 2002 es que el mapa de peligrosidad sísmica en España estaba asentado como "razonable", de hecho, también podríamos tildar de "razonable" a la misma norma de 2002; a la del 2022, desde luego, me temo que no.

El primero de los puntos "no razonables" de la nueva norma es el mentado mapa de peligrosidad sísmica: la aceleración sísmica ha crecido mucho en casi toda España. Es como si se corrigiera el mapa de nevadas y ahora en Elche hubiera que prepararse para nevadas de 1,5 metros. ¿Se ha resituado España, de pronto, en la falla de San Andrés? Salvo en unos pocos lugares de España, los temblores de tierra son insólitos. En Barcelona, por ejemplo, diría que no hay un temblor perceptible por la población ni cada diez o quince años, y eso sólo por la parte más sensible de la población en los edificios más altos; desde luego, nada que deba preocupar a un ingeniero de estructuras. Y la propia realidad constata los hechos: nadie recuerda cuándo fue la última vez que un terremoto derrumbó un edificio en Barcelona, pero es que si se estudiara ese caso en seguida se descubriría que la técnica constructiva de ese edificio sería inadmisible hoy en día sin necesidad de norma sísmica. Pues ahora en Barcelona tendremos una aceleración sísmica de 0,087g y todo habrá que calcularlo de manera específica para resistir terremotos. Esto es ridículo.

El segundo punto "no razonable" está en el redactado español de la norma. Ésta consiste en un articulado, que básicamente declara que ha de aplicarse la norma y el ámbito de aplicación (es que la norma expuesta a información pública consta sólo de 2 artículos más las disposiciones adicional, transitoria y derogatoria habituales en todas las normas), y los anejos que son la traducción del eurocódigo y que por tanto desarrollan la norma. Bien, el drama está en el artículo del ámbito de aplicación: se aplica a todo, salvo que esté construido en la zona de muy baja sismicidad. ¿Qué planteaba la razonable norma de 2002? Pues eximía a lo que está en la zona de muy baja sismicidad, pero también a todo lo que no era importante, estuviera donde estuviera (la caseta del perro, por ejemplo, o el cobertizo donde se guardan las herramientas del jardín), y a los edificios normales si estaban en la zona de baja sismicidad, y también en la media si cumplían ciertas pautas, muy fáciles de cumplir, que automáticamente bastaban para dar la resistencia necesaria en esas localizaciones. Lo que hace la norma nueva, extender la aplicación de la norma a todo lo que se construya, es simplemente ridículo.

¿Y qué inconveniente hay en eso?, se preguntarán.  Pues es que no es necesario, porque hacerlo no va a aportar ninguna mejora. La estructura no va a ser más resistente o estar más preparada para resistir un sismo por hacer el estudio que exige la norma, va a estar igual se aplique o no. Por lo tanto, es un estudio superfluo. Y hacer algo superfluo es una ineficacia, no conviene.

El tercer punto tiene su origen en que la norma está pensada para las grandes obras y al extender su aplicación a todas aparecen las exageraciones. Es como si se hiciera un protocolo de pruebas médicas para tratar un cáncer de pulmón y se decidiera que ese protocolo, excelente por otra parte, se aplique en todos los tratamientos, también cuando haya que tratar una infección de garganta o un rasguño en la rodilla. ¿Verdad que sería ridículo? Pues la norma sísmica no lo considera así. Por ejemplo, el cálculo sísmico lo basa la norma en el estudio concienzudo del comportamiento sísmico del terreno (hasta una profundidad de 30 metros, creo) y de sus cualidades. Toda gran obra incluye en su proyecto estos estudios, claro, pero la inmensa mayoría de las obras no. Sobre todo, de las actuaciones en edificios que ya están construidos. Como si fuera necesario una radiografía para curar un arañazo. ¿Con qué cara se le dice a un propietario que colocar un equipo de aire acondicionado o abrir una puerta en una pared requiere que haga un estudio geotécnico de la repanocha en su finca, por si los terremotos? Como no se van a hacer esos estudios geotécnicos, el técnico que haga la actuación no podrá, en rigor, aplicar la norma sísmica. Aunque como ésta no iba a aportar nada, pues tan panchos.

Pero imaginemos que sí se dispone de ese estudio. ¿Cuál es el problema, entonces? ¡Uf! ¿Por dónde empiezo?  Baste decir que lo excesivo de la exigencia geotécnica se traslada a algunas disposiciones estructurales. Repito, como si lo que se hiciera hasta ahora no bastara.

Pero el mayor drama para mí es mi cruz personal: no hay manera de hacer el cálculo sísmico sin ordenador. Sin un programa de ordenador. Si todo ha de tener un cálculo sísmico y todo cálculo sísmico requiere un programa de ordenador, para calcular (normativamente) cualquier cosa se habrá de emplear un programa de ordenador. Y creo que ya he dejado en suficientes entradas constancia de lo que opino al respecto.

Un punto terrorífico es el apéndice D del anejo 1, que establece las especificaciones relativas a los documentos de proyecto. Lo que hay que documentar. Con lindezas como «se relacionarán los elementos de la construcción que constituyen los sistemas estructurales primario y secundario (apartado 4.2.2), así como los no estructurales. La clasificación se justificará explícitamente con base en la aportación de cada sistema a la rigidez frente a acciones horizontales en cada dirección considerada, indicándose de forma explícita las medidas adoptadas para evitar la interacción entre los elementos estructurales y no estructurales», o «en las estructuras de hormigón armado, en las mixtas y en las de fábrica se indicará explícitamente y se justificará el grado de reducción de la rigidez ante acciones horizontales debida a la fisuración de los elementos». ¿Se quiere acaso que en un edificio de vivendas se haga el listado de los tabiques (elementos no estructurales), indicando de forma explícita cómo se conseguirá que no interactúen con los elementos estructurales?. Y, por supuesto, en la memoria final de obra «se justificará mediante un proyecto realizado por Técnico competente cualquier cambio que se realice respecto al proyecto inicial, incluso aquellos que supongan un incremento de la resistencia o rigidez de los elementos modificados». ¡Ay del que se atreva a modificar uno de esos tabiques! Si tenemos en cuenta que la norma abarca todo, es para salir corriendo. ¡Viva la ineficacia!

Ahora bien, no se crea que esto de la documentación necesaria va a ser un drama: probablemente, los programas de cálculo, Cype y los demás, evolucionarán y serán capaces de generar miles de páginas que respondan a esos requerimientos. Espero, por lo menos. Como queda claro que sólo se podrá calcular empleando programas, ya se encargarán ellos de resolver este escollo. Mientras no haya que imprimirlas…

Todo hasta aquí son, que conste, problemas que sólo tendremos los ingenieros. Lo que nos cueste hacer un cálculo sísmico no le importa ni al arquitecto que firme el proyecto, ni al constructor, ni al promotor, ni al usuario final. Pero ¿lo repercutiremos en la factura? En mi opinión, pocas veces podremos. Porque pocas veces los clientes entenderán la necesidad del cálculo ni la cantidad de comprobaciones que deberán hacerse. Por volver al símil médico, el del rasguño en la rodilla no entenderá la necesidad de pagar una radiografía de cuerpo completo, y si no quiere pagarla ¿va el que le cure la rodilla a pagar de su bolsillo esa radiografía que él mismo sabe que no es necesaria? Pues los ingenieros haremos lo que haría el médico: "si le preguntan, diga que sí le he hecho una radiografía". Lo que pasa es que…

Lo que pasa es que hay mucho ingeniero por ahí suelto, y los ingenieros somos capaces de ser las personas más tocanarices del mundo, y nos encanta tocárselas a los demás ingenieros. Y, claro, la norma sísmica nos da una oportunidad excelente: "¿ha tenido usted en cuenta la norma sísmica? Demuéstremelo". Por no decir que bastará una pregunta sobre un tema cualquiera (que el preguntador se habrá preparado) para poner en ridículo al proyectista: cómo ha tenido en cuenta, qué criterio ha seguido, cómo ha resuelto… Y quedará claro que el proyectista no tiene ni idea de lo que "ha" hecho. La réplica podría ser decirle al ingeniero preguntador que no toque las narices, que sabe perfectamente que todo esto de la norma sísmica es una ridiculez (entiéndase que estoy hablando de esa gran mayoría de actuaciones en la que lo es) y que se limite a cumplir con el paripé como todos, pero es una estrategia arriesgada.

En fin, en mi opinión las normas antiguas, mucho más sencillas que la que se avecina, eran más beneficiosas: por su misma sencillez, el proyectista intentaba saberlas y entenderlas, y así adquiría los rudimentos de la ingeniería sísmica. Preferible de lejos, en mi opinión, a lo que sabrán los proyectistas futuros, bregados sólo en que la norma la aplica y resuelve el ordenador.

¡Del pleistoceno!, me tildarán muchos. Sin duda. Lo triste es que tendrán razón, me temo. Ganas tengo de extinguirme ya.

 

 

Jaime Pérez Gutiérrez - La Bisi

domingo, 11 de diciembre de 2022

Preguntas sobre el diésel

¿Alguien recuerda la última vez que se informó de las reservas mundiales que quedan de diésel? ¿Alguien sabría decir si alguna vez los poderes públicos hablan del tema? Creo que todos estamos de acuerdo en que no, es un tema del que no se habla. Pero entonces ¿por qué? ¿Porque las reservas son inagotables y por no lo tanto no es un tema preocupante? ¿Porque no son inagotables pero sí son enormes, que nos queda diésel para seguir consumiento pongamos 50 años más? ¿O quizá porque al ser un tema sobre el que no se puede hacer nada no tiene sentido alarmar a la población?

Si las reservas mundiales dieran para 30 años al ritmo actual, ¿cuándo cree usted que habría que poner el tema encima de la mesa?

¿Y si sólo quedara diésel para 10 años más al ritmo actual?

Si así fuera, ¿estaría usted de acuerdo en permitir que africanos y chinos, asiáticos en general, siguieran motorizándose cada vez más y consumiendo el diésel que queda?

Imagine que queda diésel para 10 años. ¿Cuándo cree usted que alertarían las autoridades? ¿Cuándo cree usted que se empezaría a restringir el acceso al diésel?

¿Y si resulta que en 5 años se acaba y nadie dice nada para no generar pánico porque ya no tiene arreglo? ¿Y si el diésel que quede queda reservado para usos esenciales y usted queda excluido?

¿Cómo cree usted que sería un mundo sin diésel? ¿Y cuánto cree usted que falta para que ese mundo llegue?

viernes, 9 de diciembre de 2022

El cobre

La Edad de Piedra terminó cuando empezó la Edad de Cobre. Quiero decir con esto que pocas cosas en la historia de la humanidad han sido más trabajadas que la metalurgia del cobre. Sin embargo, el rendimiento de la extracción es en general del 0,7% (depende del yacimiento). 

El 0,7% significa que extraemos 1.000 kg de mineral para conseguir 7 kg de cobre. El resto se tira -aunque, ya que se está en ello, se le sigue trabajando para conseguir obtener algunas otras cosas, pero no dejan de ser subproductos.

Piense, pues, en lo que supone la obtención del cobre. En el esfuerzo de extraer 150 toneladas de roca para obtener 1.000 kg de cobre, un cubito de 50 cm de lado, en la cantidad de energía necesaria para depurar esas toneladas y luego refinar lo conseguido.

Piense en otros minerales: níquel, aluminio, cromo,...

Ahora piense en los minerales que denominamos "tierras raras".

martes, 6 de diciembre de 2022

Población en el País Vasco

https://www.youtube.com/watch?v=4bvZ-WCkXGE 

 

 

 

Leo en la prensa que en el País Vasco necesita que lleguen, en la próxima década, 400.000 trabajadores. Son cifras de la patronal vasca, Confebask.

En España, en las últimas décadas, la población ha aumentado. Peor no en todas las regiones: en Asturias, por ejemplo, no. Y en el PV, tampoco. Las cifras, ya se saben, se pueden manipular para que digan lo que se quiera. Pero la realidad es que en el PV ha habido épocas en la que la población ha disminuido, y cuando en España el número global de habitantes se disparó (como todos sabemos, por la inmigración), en el PV creció un poquito. Muy poquito, pero algo, que para un político es suficiente. Para que me entiendan: el número de vascos disminuyó, el número de habitantes subió. 

El caso es que ahora piensan que les falta gente. Se lamentan de que los jóvenes emigran y todo eso: lo normal en estos casos.

Pero nunca leo que los políticos lamenten la enorme cantidad de población que perdieron durante los años de plomo. La emigración que provocó ETA y la connivencia de los caciques locales con ETA. Nunca. O no existió, o lo desconocen, o no lo reconocen.

Y tampoco leo que a nadie entre ellos (entiéndase: como buena autonomía nacionalista, los caciques locales, que como en las provincias catalanas, son los que de verdad cortan el bacalao) se le ocurra que quizá, sólo quizá, estén haciendo de su comunidad una región antipática a ojos de los demás. Y que quizá, sólo quizá, la presión sobre el español que están ejerciendo, a la catalana, su proyecto de ley de educación (que intentará imponer extensiva y definitivamente el vasco, a la catalana), su anuncio de que para trabajar en la administración vasca habrá que saber vasco, esas cosas quizá, sólo quizá, disuaden un poquito a los demás españoles  de emigrar (de trasladarse) a tan idílico paraíso. ¿O creen que para generar simpatía y deseo de vivir allí basta con una campaña de publicidad?

Porque, digo yo, esos 400.000 trabajadores que quieren (para sus fábricas, que si no de qué), ¿de dónde quieren que salgan? ¿De los hijos que ya no tienen? Si no quieren emigrantes extranjeros, su única solución sería "robar" población a las otras regiones, ya que todos descartamos que suecos, daneses y austriacos vayan a mudarse en masa al PV. 

Me hace gracia: como en Cataluña, su convicción de que son unos genios les impide reconocer los errores que cometen. Y con esa actitud cualquier ingeniero convendrá conmigo en que ni harán un buen diagnóstico ni darán con una buena solución.

Buena suerte, claro. Pero tienen lo que se han buscado: de esos polvos, estos lodos.  

 

 

Hayde bluegrass orchestra - Wayfaring stranger 

jueves, 10 de noviembre de 2022

El tamtam del coche eléctrico

 https://www.youtube.com/watch?v=_x3zwrwczyY

 

 

En los años 70 había una serie de televisión que se llamaba "Un hombre en casa". Inglesa, naturalmente: iba sobre tres jóvenes, un hombre y dos mujeres (una rubia y una morena), que compartían piso. Unos personajes secundarios eran sus vecinos los Roper, un matrimonio mayor representantes de todos los estereotipos de lo británico en su grado máximo. Al acabar la serie se creó un spin-off, "Los Roper", sobre las andanzas del mencionado matrimonio. Yo no veía Los Roper.

Y no los veía, porque lo emitían entre semana a las 5 de la tarde, y a esa hora yo tenía mis quehaceres. Un compañero mío, en cambio, sí los veía: tenía un grabador de vídeo, y ése era su truco. Fue mi primer contacto con los grabadores de vídeo, aunque tuvieron que pasar unos 6 años o así hasta que en mi casa entrara uno.

Los grabadores de vídeo fueron una revolución, pues cambiaron nuestra relación con la TV: ya no era necesario estar delante del televisor cuando emitieran algo, y ese algo se podía ver no sólo cuando se quisiera, sino también cuantas veces se quisiera.

La revolución fue además universal: en poco tiempo todo el mundo tenía vídeo, los videoclubs surgieron como setas y ver películas en el sofá por las noches se convirtió en el nuevo pasatiempos nacional.

Otro cambio importante en nuestro estilo de vida fue la telefonía móvil. Fue un poco más lenta que el vídeo, entre el ser un objeto de sólo unos pocos a tenerlo casi todo el mundo pasaron más de 15 años. Y no hay vuelta atrás, pero les aseguro (quienes no lo vivieron no se lo creerían) que al principio todos echábamos pestes de los celulares, considerándolos una pérdida inadmisible de nuestra libertad, una fuente segura de muerte por cáncer, una ridiculez y además una falta de respeto el hablar en público primero, el ponerlo encima de la mesa después,...

Y un tercer antes y después fue la explosión de la informática. En concreto, la toma de los hogares por los ordenadores personales.

Ingenieros aparte, los ordenadores personales eran máquinas de escribir. De verdad que durante años ése fue el uso que tuvieron en la mayoría de despachos y en las casas en las que entraban. Luego vinieron las hojas de cálculo y las bases de datos (sintomático: todos los manuales de bases de datos para hogares usaban como ejemplo... una base de datos de cintas de vídeo).

Con el tiempo surgió internet, pero eso no importó demasiado: salvo para copiar juegos, la red no ofrecía gran cosa útil. El boom definitivo fue la coincidencia en el tiempo de dos avances tecnológicos: la música en archivos mp3 (y Napster), y las cámaras de fotos digitales. Ambos elementos requerían un ordenador, y desde entonces son parte inseparable de nuestras vidas (un teléfono inteligente de 2022 hace muchas más cosas, mejor y más rápido, que un PC de 2002).

La informatización, por supuesto, ha creado un nuevo ludita, pero son sobre todo personas demasiado mayores para querer integrarse en el nuevo orden.

Estoy escribiendo estas notas a mano, en un cuaderno y con un bolígrafo Cross, mientras tomo un café en una terraza: la reunión de obra se ha atrasado hora y media, y estoy haciendo tiempo. Pero no soy un ludita.

 

Todo lo dicho hasta aquí no es sino la introducción a la siguiente pregunta: ¿es el coche eléctrico otra revolución?

Aparentemente, sí. Un cambio radical con una implantación más o menos rápida según se mire, y que cuenta con muchos detractores en sus comienzos, personas sobre todo que no lo han utilizado y que cambiarán de idea cuando lo hagan.

Creo que podemos dar por seguro de que el vehículo basado en el motor de explosión va a desaparecer. Al menos, en Europa Occidental, que es lo que me importa. Razones para pensar así hay muchas, pero en mi opinión la más importante y la definitiva es que ningún político va a defender estos motores. Al contrario, están todos convencidos de que han de ser antimotores, y no hay nada que hacer.

El problema es que yo no creo que tengan, los coches eléctricos, una implantación generalizada. Y no creo que la tenga porque, en primer lugar, la tecnología eléctrica no va a ser capaz de dar las prestaciones de los motores térmicos en el uso intensivo y universal que ofrecen los térmicos. Pero, sobre todo, porque no se va a poder crear una red de recarga equivalente a la las gasolineras, con el volumen que demandaría un parque móvil europeo como el actual en número de vehículos, e kilometraje, en disponibilidad y en extensión. Tener un punto de almacenamiento de gasolina es fácil: la misma carretera sirve para llevarla hasta ahí. Pero el suministro eléctrico... es como si las cisternas de gasolina sólo pudieran viajar por sus propias y específicas carreteras, y hubiera que construirlas aún... y además no hubiera "gasolina" para esos camiones.

En sus primeros días, el automóvil térmico era un bien exclusivo, sólo para pudientes. El vehículo eléctrico, en cambio, yo creo que será siempre de uso exclusivo, no creo que todo el mundo acabe teniendo uno. Quizá, si tuviera los 70 años que tuvo el térmico antes de su popularización. Pero no los tendrá, porque si en 12 años nos quitan los térmicos, el cambio, la revolución, será que quitaremos los automóviles de nuestras vidas. Y nos acostumbraremos a ello.

Y, por cierto: cuando sólo tractores, camiones y autobuses usen la gasolina (el diésel), ¿creen que rentarán las refinerías, los petroleros, la misma extracción de petróleo? Se seguirá haciendo, por los plásticos y los demás derivados, pero ¿no creen que afectará a su precio dejar de comercializar el componente gasolina y el componente diesel del petróleo? ¿Y creen que la subida de precio del gasoil de los camiones y tractores no nos va a afectar?

No recuerdo quién lo dijo, pero en mi opinión: «¡Qué error, qué inmenso error!».

Albergo aún, sin embargo, una pequeña llamita de esperanza como supporter del motor de explosión: que no ocurrirá. Que cada vez más personas, al igual que están despertando contra la opresión de los wokes, están dándose cuenta de la tomadura de pelo que es la apuesta suicida por sólo lo verde. Ahora que les está afectando con claridad al bolsillo, con el precio de la electricidad impagable, cada vez más personas opinan que nucleares sí, gracias. Que nada de cerrarlas, que han de seguir. Y que es una tontería que nos muramos por ser limpios, si China, la India, Rusia y los demás contaminan muchísimo más que lo que contaminaríamos nosotros y además aprovecharán nuestra reducción de contaminación para aumentar la suya. Ahora es sólo un rumor, un runrún que recorre las tabernas y los billares, pero a medida que se acerque el día, cuando en 8 o 10 años la gente sea consciente de que no sólo les cobran una pasta por el recibo de la luz sino que además les van a dejar sin su coche... mi esperanza es que ese sentir llegue a los políticos y estos se den cuenta de que tendrán más votos si defienden el gasoil antes que lo verde, y paren este sinsentido. 

El diésel presenta muchos problemas de suministro y la situación actual es tal vez insostenible, pero la Técnica ha de avanzar a su ritmo, no a golpe de ley.

 


Jonhy Cash - I still miss someone (versión de The high bar gang)

lunes, 24 de octubre de 2022

Hidrógeno verde: nociones básicas

https://www.youtube.com/watch?v=b9WpDlqN-iI 

 

 

Es la idea de moda, hidrógeno verde. La fuente de energía del futuro. Y más en España, porque, dicen, aquí hace mucho sol.

Lo primero que tenemos que saber, del hidrógeno, es que no es una fuente de energía. No en realidad. Todo se basa en que Hidrógeno + Oxígeno = Agua (H2O) + energía. Es decir, se mezcla el hidrógeno con el oxígeno (lo hay en el aire) y se obtiene agua; en el proceso, se libera energía. Como el carbón (carbono) cuando arde: se combina con el oxígeno del aire para formar CO2, y al combinarse libera energía. El que se refiere al hidrógeno como forma de energía se está refiriendo a esta faceta del hidrógeno.

¿De dónde se obtiene el hidrógeno? Pues fácil: del agua: Agua (+ energía) = Hidrógeno + Oxígeno. Es decir, se obtiene de la descomposición del agua. Esta descomposición se consigue... con energía. Así que, en realidad, el hidrógeno no aporta energía: la que libera es la necesaria para obtenerlo.

¿Entonces? Entonces, lo que es el hidrógeno es... un contenedor de energía. Yo mo puedo darte unos julios para que te los lleves a tu casa, pero con esos julios puedo obtener unos gramos de hidrógeno que sí puedo darte y luego tú extraes esos julios de esos gramos de hidrógeno. 

Es posible que, así expresado, no parezca un negocio muy bueno, esto del hidrógeno, pero falta la segunda parte: "verde".

¿Qué quiere decir que es verde? Quiere decir que la energía necesaria para descomponer el agua y extraer el hidrógeno se obtiene de placas solares. Y, si me apuran, de molinos de viento.

¿Y porqué es un buen negocio? Pues porque la energía que se obtiene de las placas solares es malísima: tener unas pocas placas está muy bien, pero tener miles de placas (pensemos en clave regional, o nacional) es un problemón. Las placas solares conllevan muchos problemas. Ya expliqué en la entrada del 9 de julio que la conexión de muchas placas solares a la red eléctrica, por la tremenda (tremendísima) irregularidad y poca fiabilidad de la aportación solar, obliga a las centrales de gas a estar a todas y a un sobreesfuerzo que implica un coste importante. Pero ¿y si pudiéramos dedicar las placas solares a otra cosa? Por ejemplo... a extraer hidrógeno. ¿Que las placas están aportando electricidad en ese momento? Descomponemos agua. ¿Que se ha nublado y no aportan? No descomponemos. Y a la electricidad normal, que se dediquen las nucleares, las centrales de gas y las demás. Ésta es la idea.

¿Y con el hidrógeno, qué hacemos? Fácil, darle el mismo tratamiento que a la gasolina. Trasladarlo a plantas de suministro junto a las carreteras, y que los vehículos funcionen con hidrógeno y reposten allí. Lo que hacía la gasolina, pero ahora con un producto "verde". A nivel marcoeconómico, suponfría que en vez de importar energía en forma de petróleo, como hacemos hasta ahora, la "extraeríamos" nosotros mismos produciendo hidrógeno con la energía solar. Y, de rebote, nos ahorraríamos tener que generar eléctricamente la energía que compramos como petróleo, que nuestra capacidad de generar electricidad es limitada.

La clave de todo, se habrán dado cuenta, es que tener el parque móvil eléctrico no funciona. No es viable a gran escala. Nunca se reconocerá, pero es verdad.

Tampoco se reconocerá el problema que suponen las fuentes renovables (salvo las hidráulicas) en la red eléctrica. Así que la idea de moda mata dos pájaros de un tiro.

Salvo...

Salvo que, de momento, todo esto es un sueño. Cuando llegue el momento de implementarlo, entonces aparecerán los problemas de escala. Que no aparecen en un laboratorio, pero en un país es la realidad.

Otra cuestión es si es lógico construir un gaseoducto para hidrógeno "verde" entre Barcelona y Marsella, cuando el Midcat, que también puede transportar hidrógeno, está muy avanzado. Pero, sobre todo, si es lógico que el hidrógeno verde salga de Barcelona, estando Cataluña a la cola en la producción de energía renovable (y para largo, que los catalanes quieren que haya, pero no en sus tierras). Por no hablar de la demanda: ¿qué demanda hay, actualmente o a pocos años vista, de hidrógeno?

Vamos, que ya se lo adelanto: esto del hidrógeno verde... está muy, muy verde, y el político que le hable de eso quiere, en realidad, engañarle. No se crea ni una palabra de lo que él le diga.




REM - Losing my religion (versión de Ian Storm)

 

viernes, 9 de septiembre de 2022

La energía de la otra noche

La otra noche, asomado a la ventana, me fijé en que no se movía un gramo de aire.

De noche, sin viento, con los pantanos secos. Y la geotermia es lo que es.

¿De verdad queremos confiar nuestro futuro a las energías renovables?

martes, 30 de agosto de 2022

Se acerca el terremoto de los terremotos

Ya terminó, el pasado 29 de julio, el periodo de alegaciones públicas de la futura norma sismorresistente NCSR-22. Como debe hacerse, me la he descargado, impreso y leído. Son varios cientos de páginas, así que reconozco que no me la he impreso toda y menos aún no me la he leído toda. Lo suficiente, empero, para quedarme con la copla.

Se va a promulgar en algún momento de este año. Y entrará en vigor el día después, quedando exentos las obras y proyectos encargados con anterioridad y que se empiecen (las obras) en un plazo inferior a dos años.

Los pelos como escarpias. El verdadero terremoto va a ser la propia norma.

Ya sabía, porque lo tengo desde el 2012, que cambiaban las zonas sísmicas. A peor, si me preguntan: Barcelona pasa a tener una intensidad sísmica alta, cuando la última vez que un edificio sufrió en Barcelona daños por terremoto fue... no recuerdo cuando, pero seguro que la construcción de tal edificio hoy sería impensable. Hace siglos que los edificios que se construyen en Barcelona son suficientes para resistir los sismos de Barcelona y no veo la justificación para construirlos aún más sólidos, pero...

Lo de siempre: los que legislan y regulan se llenan la boca de sostenibilidad, pero llegado el momento de la verdad a ellos les importa un pito.

Y si miran el apéndice F del anejo 5, que versa sobre cómo calcular las zapatas, se les caerán los palos del sombrajo.  Ya ni una zapata podremos calcular por nosotros mismos. 

miércoles, 8 de junio de 2022

La exactitud de los números

https://www.youtube.com/watch?v=PiLKkwZdZtg 

 

 

Uno de los nuevos principios educativos en España es que a los alumnos no se les evaluará numéricamente: el esfuerzo y la progresión de los alumnos se calificará como insuficiente, suficiente, etc. No hace falta decir que los profesores (al menos la mayoría) seguirán empleando números, pero se reservarán esos números para ellos. Pero necesitan los números: si un examen tiene N preguntas y el alumno contesta bien a X, regular a Y y deja Z en blanco, el profesor traducirá los números que acabo de dar a números evaluables, realizará operaciones aritméticas y obtendrá un valor que, según él, resumirá el desempeño del alumno en el examen. Como no podrá dar ese número, tendrá unas tablas para ayudarse a situar el número en el rango de calificaciones posibles y voilà! Que puede que luego altere la calificación por estimaciones suyas del comportamiento del alumno, su actitud general o su progresión perceptible, eso puede ser. Pero de momento no será así.

 

Ahora bien, imaginemos que la nueva ley triunfa y se convierte en el nuevo estándar durante décadas. De acuerdo con el espíritu de la ley, el profesor no hará recuento del resultado del examen: lo corregirá y anotará la impresión que le ha dejado, si le ha parecido un examen de sobresaliente o de suspenso.  Pues ¿dónde estaría escrito que un 9 es un sobresaliente, un 5 un aprobado y un 4 un suspenso? Perdida la costumbre de asignar valores numéricos, las calificaciones acabarían siendo por la sensación que dejan. Ponderada esta impresión con el desempeño general (y la ponderación no sería un proceso matemático, pues ha de tener perspectiva de género), se obtendría la calificación. ¿Podría discutirla luego el alumno? No, no podría. O sí, pero sería un para gustos los colores. Bueno para el profesor, pero también malo: no podría defenderse de las acusaciones de "me tiene manía". Es lo que tendría que el profesor pusiera las notas que le dieran la gana según sus percepciones.

 

Esta animadversión a la exactitud que aportan los números no se da sólo en el ámbito educativo. También en la ingeniería. ¿En la ingeniería? Sí, en la ingeniería. Pondré un ejemplo.

 

Los morteros técnicos. Antaño, cada fabricante de un mortero informaba de las características de su producto. Su resistencia a compresión, su adherencia en el hormigón y en el acero, etc. O daba un valor que consideraba suficiente: "más de 40". Pero llegaron las nuevas normas, y las nuevas normas lo que dijeron es que los morteros se catalogarían en R1, R2, R3 y R4, y que para cada categoría el mortero tenía que aguantar al menos tanto y tanto: si era R3, digamos, "más de 15". A partir de entonces, todos los fabricantes modificaron la información que daban: su producto era R3, y pasaba a aguantar "más de 15". De hecho, seguía aguantando más de 40, pero eso se lo callaban.

 

¿Y? El resultado es que cuando hay que elegir un mortero técnico, todos son iguales. Todos tienen los mismos valores. Yo podría elegir el que aguanta más de 40 sobre el que aguanta 20, pero como ambos informan sólo que son R3 y que en consecuencia aguantan más de 15, no puedo. Supongo que sólo es cuestión de tiempo que los fabricantes empiecen a rebajar la calidad de sus morteros para que aguanten 20 en vez de más de 40. Y no creo que eso sea bueno.

 

No es un detalle, es el signo de los tiempos. En otras ocasiones me he quejado que la ingeniería de estructuras ha abandonado (obligada por las normas) el conocimiento de a qué tensión están trabajando los materiales. Aplicar la norma a rajatabla nos hace diseñar estructuras que "cumplen" o "no cumplen". Antaño el técnico calculaba la tensión en un punto y decidía si le era suficiente o no. Ahora, y con la inestimable ayuda de los ordenadores, el calculista ha perdido ese saber. Y poco a poco está perdiendo el control de los números; casi parece que llegará un día en que el ordenador se limitará a informar al proyectista de que la estructura diseñada es "suficiente" o "insuficiente". O resiste de manera sobresaliente, jajajá.

 

Supongo que la aversión a los números se está imponiendo como un hecho cultural. Ante la incapacidad que estamos desarrollando para entenderlos, prescindamos de ellos.

 

 

 

 

Carrie Underwood - Two black cadillacs

miércoles, 9 de febrero de 2022

Las deudas se pagan en el futuro

https://www.youtube.com/watch?v=JAdvIwbXyo0 

 

 

Imaginemos una cuadrilla de amigos que deciden hacer un viaje. Pongamos que quieren celebrar algo. Supongamos también que deciden dar una cierta cantidad de dinero a uno de los amigos, y que ese amigo organice el viaje. Llamemos a ese amigo el amigo tesorero.

No nos cabe duda de que todos los amigos confían que el tesorero gestionará los caudales como mejor sepa. Pero ahora pongámonos en la piel del tesorero. Supongamos que se estaba pensando en un viaje a Viena. Y, claro, una vez allí por qué no ir a la ópera. Y a un crucero por el Danubio. El hotel de 3 estrellas que primero miró, hay uno de 4 estrellas que es mucho mejor y qué caramba, y el Circo del Sol actúa en Budapest, no está muy lejos, y el hotel en Budapest lo coge de 5 estrellas, y ese crucerito por el Danubio en vez de ser dar una vuelta se transforma en un crucero Viena-Budapest-Viena, y en vez de ir a Viena en avión de línea podemos contratar entre todos un vuelo chárter, que no sale por mucho mucho más, y podemos darnos unos regalos personalizados recuerdo de tan maravilloso viaje, y esos regalos…

Y supongamos que el tesorero, que no tiene que rendir cuentas día a día, va contratando, ya se pagará.

Y cuando presenta a la cuadrilla el viaje que van a hacer el que pregunta por si lo dado era suficiente es tildado de aguafiestas, con lo fenomenal que va a ser el viaje…

Pero el dinero del principio justo llegaba para el avión a Viena y un hotelito de 3 estrellas; con el presupuesto que habían hecho, el viaje debía haber sido a Sevilla o a Portugal. Y aunque todos asumían que el presupuesto podía quedarse corto y hubiera que hacer una derrama nadie imaginaba que el viajecito les iba a suponer una carga económica que tardarían años en pagar.

Si la cuadrilla de amigos es todo el país, la deuda contraída se denomina deuda pública.

Aparte del propio concepto de deuda en sí, la deuda pública tiene dos problemas.

El primero de ellos es que no somos conscientes de ella. Aunque se hable de ella, no la asumimos como una deuda verdadera, como un dinero que habrá que pagar en el futuro (¡que tendremos que pagar, ya ven, incluso yo al escribir no la siento como propia!). No la sentimos como propia, no es una deuda que tengamos nosotros.

El segundo problema es que cuando se piensa en la deuda pública, incluso los más sabios economistas la miran con una mente ceteris paribus. Este latinajo se usa mucho en asuntos económicos, y significa “siendo todo lo demás igual”. Esto es, cuando pensamos en la carga que supone la deuda suponemos al mismo tiempo que siempre estaremos como ahora. Y no.

Grosso modo, la deuda pública de España ronda 1.432.200 millones de euros. Como somos (también aproximadamente) 47 millones de personas, nos tocan 30.500 euros de deuda a cada uno. Por si quiere comparar, Felipe González se encontró una deuda de 1.270 euros por persona y la dejó en 10.500 euros por persona; Aznar la mantuvo más o menos en la misma cantidad; Zapatero la subió a 22.000 euros, y Rajoy a unos 28.000. Críticas a la gestión aparte, ¿dónde está el problema?

El problema está en que ceteris paribus es una entelequia, sólo una hipótesis de trabajo para facilitar la comprensión de las cosas. Y en el caso de la deuda, hay algo que puede variar y es clave: el número de amigos que tocamos a pagar. La población española. Una cosa es que esos 1,4 billones los paguemos entre 47 millones, y otra es que la población española en pongamos 30 años se haya reducido a (un suponer) 30 millones: si los gestores consiguieran mantener la deuda atada, sin aumentarla, tocarían a 46.700 euros por cabeza, no a 30.500. La carga que nos correspondería a cada uno de nosotros sería mucho mayor.

Y podríamos ver los números de otra forma: actualmente la población activa es el 50% de la población total. La deuda de 30.500 por persona, como la pagan los trabajadores, se transforma en 61.000 euros por trabajador.

Cuando pensamos en los problemas de la demografía pensamos en que una población envejecida tendrá que gastar más en servicios de atención (aunque tal vez menos en jardines de infancia y colegios, por si ayuda), y en quién nos va a pagar las pensiones cuando nosotros nos jubilemos. Pero pensemos en la deuda. Sólo por la variación demográfica la deuda que hemos de pagar aumenta mucho. Si se mantuviera el porcentaje de población activa (más jubilados, pero menos niños) la deuda sería de 96.000 euros por trabajador, pero si el envejecimiento se traduce en un menor porcentaje de población activa (pongamos que baja del 50% del total de la población al 40%), esa deuda cambia a 120.000 euros. Una deuda que el trabajador no sería consciente de que tendría, pero la estaría pagando. Obviamente, vía impuestos. El trabajador notaría que paga unos impuestos muy altos, rayando tal vez en lo insoportable, pero no notaría mejoras en los servicios públicos. Claro que no, porque el alza en sus impuestos se iría en pagar la deuda pública.

En resumen: atentos a la demografía. Pero atentos también a la deuda pública. La conjunción de ambas puede ser un problema de la leche.

Claro que si nuestros gestores públicos se preocuparan de disminuir la deuda…

 

 

 

Hometown - The night we met