viernes, 28 de julio de 2017

España, progreso y Twitter

España es un país muy curioso: es un país donde un progresista es una persona que quiere volver a 1936, y cuanto más quiere volver a 1936 más progresista es, y un conservador es una persona que quiere olvidar el pasado, y cuanto más lo quiere olvidar más conservador es.

Este pensamiento tiene 270 caracteres, 221 si no se cuentan los espacios. Creo que es demasiado para Twitter (comparándolo con los mensajes que suelen circular, parece Guerra y Paz). Quizás es que Twitter no es para mí.
 

martes, 25 de julio de 2017

¿Quién es catalán?





Anda la peña, a estas alturas, muy excitada con el tema del butifarréndum. Y se les llena la boca, a los separatistas, con el derecho de los catalanes a la autodeterminación (así lo llaman ahora, y dicen -ellos- que es el más sagrado de los derechos, el primero y principal, que lo dice la ONU y que por la cabeza de nadie pasa que lo que diga la ONU no sea dogma de fe).

Pero nunca, los separatistas, dicen quién es catalán y quién no. O mejor dicho: sí lo dicen, pero es una distinción muy rara. A tenor de sus declaraciones, catalán es el que piensa como ellos. El que no, no es catalán. Por lo mismo, como necesitan votos, cuando llegue el momento dirán que catalán es el que vota a su favor. De verdad se lo digo: en el anterior butifarréndum pudo votar personas a las que no les dejaríamos ni el derecho a opinar sobre qué empresa hace el mantenimiento del ascensor de casa. Y en el próximo, si llegara a celebrarse... el otro día, el Astuto hizo "campaña" entre la comunidad colombiana, animándoles a votar que sí. Argumentándoles que se les mantendrían los permisos de residencia, la sanidad y los convenios universitarios. Si votan a su favor, son catalanes. Los votantes del PP y de Ciudadanos, lo han dicho muchas veces, no son catalanes. Es el nivel intelectual de los separatistas, qué le vamos a hacer.

Con todo, hay entre el bando separatistas algunos (en la calle, no entre los políticos) que aún razona un poquito. Y, sin embargo, estos tampoco suelen tratar la cuestión de definir quién es catalán. Parece mentira, lo sé, porque debería ser lo más importante aquí: si estamos discutiendo sobre el derecho de algunos, lo principal es saber de quién estamos hablando. Quiénes son los de ese pueblo oprimido desde hace sigos por la pérfida Castilla, quiénes los miembros de esa nación milenaria, quiénes los que tienen el derecho a autodeterminarse.

Y la respuesta es muy fácil: es catalán el que es catalán. Ese señor de Murcia no, no es catalán. Y ese señor de La Pobla de Llillet sí es catalán.

Pero ésta es la primera respuesta. Después, reflexionando, uno se da cuenta de que ésa no es una respuesta.

También está la versión administrativa: es catalán el que legalmente tenga la vecindad civil catalana. Yo, por ejemplo. No, dirán los separatistas que me conocen: este tío no es catalán, él sólo vive aquí. Por lo mismo, muchos catalanes no tienen la vecindad civil catalana. Y resulta curioso que la pertenencia a esa milenaria nación oprimida sea un trámite administrativo que elige cada uno a conveniencia, según si decide o no dónde empadronarse o fijar su residencia. Es verdad, este argumento, como el pujolesco "es catalán el que vive y trabaja en Cataluña" (que deja fuera a Pau y Marc Gasol, por ejemplo), no es un argumento de verdad. Servirá a efectos administrativos, pero nada más.

Más allá del toque administrativo legal, nadie ha sabido definir con precisión quién es y quién no catalán, porque nadie sabe qué es lo que convierte a uno en catalán. No lo es nacer con seis orejas, como no hay ninguna característica física que diga quién es catalán y quién no. No habiendo ningún hecho físico, nadie ha hecho una lista de requisitos que debe cumplir el que aspire a serlo, y desde luego nadie puede nombrarse juez que decide quién supera el examen y quién no. Ser del Barça no lo convierte a uno en catalán, como ser del Madrd no le convierte (o no debería, señores separatistas) en no-catalán. Nadie sabe definir qué es un buen catalán. ¿Ser un fervoroso devoto de la virgen de Montserrat? ¿Comer carquiñolis a todas horas? ¿Responder "bon cop de falç" cuando te dan los buenos días? Esto es ridículo.

Yo, en cambio, tengo mi versión. Catalán es, parafraseando la famosa cita, "el que no puede ser otra cosa". Me explico. Si usted ha vivido toda su vida en Cataluña y no ha salido salvo para viajes de una maleta, usted es catalán. Si usted no ha pisado nunca Cataluña, usted, no me venga con historias, no es catalán por mucho que sus padres o sus abuelos lo fueran. Pero si usted ha vivido muchos años en Cataluña pero puede ser otra cosa, usted, en realidad, no es catalán.

Yo nací a orillas del mar. Luego viví muchos años en Aragón. No sabría decir desde cuándo estoy aquí, porque lo mío no fue un traslado y una mudanza, sino que mi cambio fue gradual y duró varios años. Pero ahora llevo muchos, más de veinte años aquí. Mis hijos han nacido aquí, mi casa está aquí y mi trabajo está aquí. Aquí está mi hogar. Sin embargo, yo no soy catalán, porque también podría decir que soy aragonés e incluso que soy marinero. Tampoco mis padres eran marineros; simplemente, entonces vivían allí. ¿Saben qué? Yo soy español. El que puede decir que es (o no puede dilucidar si lo es) catalán y/o aragonés y/o gallego y/o andaluz y/o... éste, en realidad, no es nada de eso. Es español. Y si además de vivir en Cataluña y en Andalucía ha vivido muchos años en Alemania y muchos en Suiza y puede que algunos en Suecia o Hungría, éste, en realidad, no es ya ni español: es europeo. Y si el tipo, además de vivir en varios países de Europa, ha trabajado en África y tenido hijos en Australia y Canadá y su mujer es japonesa, de éste no diríamos que es europeo. Lo llamaríamos ciudadano del mundo, por no decirle "terrícola", como le llamarían los marcianos. Y si resulta que nuestro héroe ha vivido en la Tierra, pero también varios años en Marte, muchos en la Luna y otros en Venus, sería "de los planetas interiores". Y si también hubiera vivido largas temporadas en Júpiter y tuviera una dacha en Saturno y lo destinaran a la Estrella de la Muerte, seguro que sus compañeros le llamarían "el del sistema estelar Sol" o algo por el estilo. Y ¿saben porqué? Porque él podría.

En cambio, el señor de la Pobla que nunca ha salido de Cataluña, ése es catalán. El que no puede decir que es de otro sitio, ése es catalán. Y si resulta que nunca ha vivido fuera de la Pobla de Llilet, entonces ni siquiera sería catalán: sería de la Pobla. Al igual que algunos pregonan, orgullosos, que son de Lavapiés o de Triana o del Clot o de cualquier barrio, están diciendo que ellos nunca han salido de sus barrios. Que sus barrios son sus mundos. Porque ¡ey! no es lo mismo "de dónde se es" que "qué se es".

Quizá podríamos definir catalán como el que que vive apegado a su terruño, que considera el mejor terruño del mundo de largo y del que no quiere separarse ni un segundo, y que ese terruño está en Cataluña. Sí, ésa podría ser una definición ajustada: los que vivimos aquí pero no estamos apegados a nuestro terruño catalán no somos catalanes. Somos otra cosa, españoles, europeos, terrícolas o lo que sea, pero sólo catalanes, no.

Sin ánimo de insultar, porque hablo de catalanes como podría hablar de aragoneses o de murcianos, o de bretones, franceses, estadounidenses o mozambiqueños. Pero aquí y ahora estamos hablando de catalanes, y nadie ha reflexionado sobre quién es catalán. Y eso que hacerlo aclara muchas cosas.




 Los Panchos - La hiedra

domingo, 23 de julio de 2017

La sociedad de las formas




Vivimos en una sociedad en la que lo importante son las formas. Y no nos damos cuenta.

El fin no justifica los medios, se dice. Esta afirmación, llevada al extremo, impone la forma por encima del objetivo. Y así, se buscan personas que se ajusten a lo que se ha establecido como correcto, antes que buscar lo que esa persona logra. El que haga las cosas de manera diferente, aunque consiga más que los fieles soldados, será criticado por no ser como los demás. Si tolerado, será tildado de "verso suelto"; si genio creativo, de excéntrico. Si ingeniero, se le acusará de no trabajar en equipo. Porque se ha de ser mediocre, como todos, y los mediocres buscan disfrazarse con la uniformidad en un mimetizarse en el entorno que les diluya, que no les señale si la cosa sale mal. La mejor manera de no destacar es que todos sean iguales, que todos hagan todo igual, que nadie sea mejor que nadie. Y como a veces hay alguien que es mejor que los otros, hay que conseguir que ese mejor no destaque. ¿Lo duda? Bueno, puede que no sea un plan trazado a largo plazo, pero fíjese en cuántas normas, prohibiciones y directrices tienen como resultado la uniformidad de todos., cúantas tienen como efecto (no necesariamente deseado) que se acabe con la genialidad, con la innovación o con la diferencia.

Además la igualdad tiene muchas ventajas: es más facil manejar una organización si todos son iguales. Son los díscolos, los que no hacen lo que todos, los que causan problemas que hay que resolver. Así, los directores se ponen en el lado de la masa de mediocres y persiguen también la uniformidad. No miran los resultados, sino las formas empleadas. ¿Se ha hecho como estaba establecido, o se han empleado métodos diferentes, uy uy?

Vivimos en una sociedad en la que nos quejamos que nos gobierna la corrección política. ¿Y qué es la corrección política, sino el triunfo de las formas sobre el contenido? Más aún, no es sólo que dediquemos los esfuerzos a las formas en vez de a los objetivos que deberíamos tener, sino que cualquier hecho se juzga según sus formas. Un estudio sobre la integración laboral de los subnormales no alcanzará ni el derecho a ser leído, mientras que una sarta de imbecilidades y lugares comunes sobre los diversos funcionales psíquicos (no sé si es ésa su denominación correcta, se entiende lo que quiero decir), un documento inútil de 250 páginas será publicitado y ensalzado como tratado fundamental sobre el tema en tanto en cuanto promueva más la corrección política.

Al potenciar las formas, más conseguimos que se minusvalore el fondo. El fin buscado por todos aquellos no van a producir un gran fondo. 

Es una manera distinta de ver las cosas que me ha sugerido hoy una amiga en una conversación. Discutíamos (estas discusiones las tengo muy a menudo) cómo en el pleistoceno hacíamos cosas que ahora no se aceptarían. La sociedad del pleistoceno era diferente de la de ahora, y quizás la diferencia básica es que ahora, más que nunca, las formas lo son todo.

No desarrollo más este tema; debe ser usted quien reflexione sobre ello. Pero si leyó, como recomendé, Ishmael, sabrá que la mejor jaula es aquella en la que uno no sabe que está dentro.




Van Morrison - Jackie Wilson said

miércoles, 19 de julio de 2017

Revista al prusés





En el día de hoy, 19 de julio, la situación es la siguiente:

1) Un consejero de Puchi declaró, en una entrevista, que creía que no habría referéndum, y que él sí estaba dispuesto a ir a la cárcel por lo del referéndum pero que el patrimonio, que ni se lo toquen. El consejero fue cesado por no estar comprometido en suficiente grado. Versión oficial, ojo.

2) Unos días después, y ya que estamos, Puchi cesó a tres consejeros más y a un alto cargo. Por lo mismo.

3) Los consejeros sustitutos no son mejores gestores (tampoco era pedir mucho), pero sí unos ultras. Uno de los cesados era el de Interior, responsable de la policía, y su sustitutoes un fanático reconocido.

4) A continuación han dimitido algunos altos cargos, todos ellos menos fanáticos que los nuevos consejeros. Especial relevancia ha tenido el cese del director general de la policía catalana, que hasta ahora afirmaba que ellos siempre cumplirían la ley y harían lo que les mandasen los jueces.

5) El nuevo director general de la policía es un ultra de manual: odia a los del PP, a los del PSOE, a los de Ciuadadanos, a los Comunes, a los españoles y a los seguidores del Español. Odio público y por escrito. El nuevo portavoz del gobierno catalán (un ultra) ha dicho que no pasa nada, que ese tipo sabe bien cuándo ha de ponerse el sombrero de cargo público y cuándo se lo quita. No sé qué decirles: ya tenía otro cargo público (jefe de las prisiones) cuando publicitaba su odio.

6) Quedan poco más de dos meses, uno de ellos agosto, para el anunciado referéndum, y hay algunos asuntillos que aún no se han cerrado.

7) En primer lugar, el referéndum no se ha convocado todavía. Sin convocatoria oficial, poco o nada se puede hacer, pero así son las cosas. 

8) Por otro lado, el asunto que colea estos días es que no tienen urnas. No las tienen porque han de comprarlas; para comprarlas han de dar la orden y esa orden ha de ser por escrito y firmada. Y alguien ha de firmar el contrato. Pues bien, nadie quiere firmar nada. Las dimisiones y ceses de los consejeros era porque no quieren firmar nada. El presidente, Puchi, no quiere firmar nada y quiere que lo firme Junqueras. Junqueras dice que sí, que el firma si se dan dos condiciones: primero, que le traspasen todas las competencias de todo lo relacionado con la votación (por ejemplo, las competencias sobre las escuelas), con su personal y sus presupuestos, y además ¡se firma en colectivo, todos!

9) Hace algún tiempo se convocó un concurso para el suministro de las urnas. El primer problema apareció cuando los funcionarios se negaron a ser ellos los que firmaran la convocatoria del concurso, así que la consejera dijo que no pasaba nada, que lo harían altos cargos (de designación política). EL concurso se convocó y se presentaron 2 empresas, pero cuando tuvieron que aportar los avales se echaron para atras: no veían claro, decían, lo de cobrar. Así que la compra quedó desierta. Se estudió comprarlas en internet a algún "fabricante" chino, pero creo que no conseguiría suministrarlas a tiempo. Por cierto, la consejera implicada está imputada por este proceso de compra.

10) El caso es que no hay urnas. Como la cosa es de recochineo público, se anunció que ayer se anunciaría (aquí somos así) cuándo, cómo y a quién se comprarían. El consejero portavoz, ayer, dijo que no tenía nada que decir, que aún no habían llegado a ninguna decisión.

11) Tenemos un gobierno que tras más de 18 meses (ya deberían haber dimitido todos, según anunciaron) aún no ha conseguido ni comprar unas urnas.

12) Respecto a que se ha llegado al término de los plazos prometidos, Puchi dice que no, que él no se comprometió. Que puede que fueran otros. Por cierto: Puchi ha de aguantar hasta enero. Como sea, pero ha de llegar como presi a enero. ¿Por qué? Pues porque si cumple dos años en el cargo (enero), tendrá derecho a la pensión vitalicia de presidente autonómico. Tonto no es, el tío. Por otro lado, también está claro que el tipo sabe que no habrá secesión ni gaitas, pero qué esperaban. En fin, juzguen muchos de sus actos con ese prisma y entenderán muchas cosas.

13) Tampoco hay censo (no pueden decir que tienen los datos de todos, porque si no hay referendum convocado oficialmente es ilegal que los tengan). No hay normas, porque no hay ninguna ley que regule el referéndum. Por lo mismo, no hay Junta Electoral. Si se convocara y a uno lo nombraran miembro de la mesa, no se sabe qué debe hacer. Y si uno no se presenta, si no hay una ley que apoye el referéndum no hay nada que hacer. De momento, dicen que no pasa nada, que las mesas serán voluntarios y que se darán de tortas por ser miembros de mesa. Vamos, que sería un butifarréndum, con urnas de cartón hechas en casa por voluntarios, sin campaña (llevamos cinco años de campaña permanente por la secesión), donde los voluntarios son los que hacen el censo, ponen las normas, cuentan los votos y proclaman el resultado.

14) La guinda de todo es que los secesionistas (urnionistas, les llaman algunos) dicen que tranquilo todo el mundo, que todo será perfectamente legal, que habrá unas leyes que protegerán a todo el mundo y que nadie sufrirá ninguna consecuencia. Digo que es la guinda, porque ningún político se atreve a firmar la proposición de ley (paso previo para que se convierta en ley), a tramitarla en el parlamento (paso previo para que se convierta en ley), a hacer otro tanto con la ley que permitirá tramitar la ley anterior, etc. No se atreven a firmar la compra de urnas, porque no creen que la ley que dicen que protegerá a todos les proteja a ellos. De hecho, no se atreven a hacer ni un solo paso oficial. Y eso que uno de esos pasos es dotarles de una ley que les proteja, porque incluso uno de los articulos les amnistía a ellos de todos los delitos (léase apropiavción indebida, prevaricación, malversación de fondos, etc) que hayan cometido "antes".

15) Aquí estamos todos, partiéndonos la caja torácica viendo cómo intentan salir del lío. Y la CUP (¡ay, la CUP!), que legalmente no se juega nada, dice que si no siguen adelante, que tendrán que exiliarse o los correrán a gorrazos. Ahí, ahí.

16) Todos, absolutamente todos, sabemos que el 1 de octubre no habrá referéndum. Sólo algunos catalanes, que provienen de otro mono y aún no han evolucionado lo suficiente, pueden creer que sí.

16) Pero, claro, en sus filas ni uno va a decirlo. No se toleran muy bien las ideas que no gustan, en el bando secesionista.

17) A estas alturas, Cataluña está partida en dos bandos. Y en Batea han anunciado que a lo mejor se sepàran de Cataluña y se unen a Aragón. Batea es nun pueblode la Tierra Alta, que es una comarca muy especial: en mi juventud la tenía como una comarca muy cerrada, porque parece ser que pasaron muchas cosas allí, durante la guerra, quedaron muchas heridas por cerrar, y la gentecogió mucho miedo a los forasteros. Una tierra donde nadie de fuera se integraría, me decían. Conocí a una arquitecta de Batea, creo que de la quinta del 54. Antes de la tele. Pues bien, esa mujer llegó a la escuela sin saber español, nunca lo había oído. Batea es un pueblo de una comarca aislada. Cataluña profunda, lo más alejado de Barcelona. Y, sin embargo, están hartos de tantos años de proceso y ellos sin residencia de ancianos. Así que el alcalde ha pedido una entrevista oficial con el subdelegado del Gobierno en Tarragona, para que les asesore sobre los pasos a dar para hacer el cambio a Aragón. Así estamos.

18) La Asamblea Nacional Catalana está que rabia con lo de Batea. Dicen (literal) que "no vale todo para conseguir unas plazas de residencia". Esta gente tiene dos criterios, uno para ellos y otro para todos los demás, y los aplican según les convenga. Se ve que los mecanismos lógicos de razonamiento no les funcionan como a los demás.



Y, sin embargo, todo esto es ya historia pasada. Porque ya es oficial: Artur Mas y sus tres consejeros tendrán que apoquinar 5 millones y pico, a cuenta de gastos cometidos durante el butifarréndum del 2014. Mas ya fue condenado e inhabilitado porque el butifarréndum era ilegal, pero ahora quien ha metido la nariz es el Tribunal de Cuentas. Audita las cuentas oficiales catalanas, y claro: el delincuente Mas empleó dinero público para cometer su delito. Por lo tanto, le toca devolverlo.Porque además el Tribunal de Cuentas tiene ese funcionamiento: mientras se investiga si se usó o no se usó ese dinero para ese fin (no hay sentencia, sólo apertura de procedimiento), los acusados deben poner el dinero reclamado como fianza. Y, cuando el procedimiento acabe (a saber cuándo), si lo ganan les devolverán el dinero. Pero hasta entonces, no lo tienen. Y esto cambia las cosas, proque aquí no se habla de inhabilitaciones políticas. Ni siquiera de patrimonio. Aquí no se habla, se está embargando el patrimonio de los imputados. ¡Ah, caramba, si vamos en este plano no juego!, qaue pensarán muchos de los políticos.

Ahora, vuelva a leer el punto 1) y se ve todo con otros ojos. Y queda claro que no habrá referéndum, porque no hay cojones.




Pat Benatar - Fire and Ice

jueves, 13 de julio de 2017

Añoranza del churrová




La gran mayoría de los que vivimos en el pleistoceno nos hemos planteado alguna vez lo que parafraseando a Mario Vargas Llosa podríamos expresar como "¿En qué momento se jodió España?" Pues bien, es muy posible que España se jodiera cuando se prohibió el churrová.

El churrová, para aquellos que nunca lo han practicado, es un juego que podríamos catalogar como de patio de colegio. De hecho, su ambiente natural son los patios de colegio, pero también las plazas y, en general, cualquier entorno de esparcimiento de  muchachos o de jóvenes, como un tiempo libre en el cuartel o una excursión campestre. Pero sí, para lo que sigue imaginemos que estamos en un patio de colegio, durante la hora del recreo.

Al churrová se juega en dos equipos. No hay límite a la participación, pero yo creo que la diversión máxima se obtiene con 10 ó 12 jugadores por equipo. Así pues, pensemos en una clase de las de antes, por ejemplo la mía: 43 chicos, todos chicos. Aunque no todo el mundo jugaba, claro. El caso es que hay 2 equipos, uno que denominaremos "el saltador" y el otro "la banqueta".

Parar jugar, se forman los equipos (en un colegio, por suertes), y se sortea qué equipo empieza como saltador y cuál como banqueta. El objetivo del juego es... ser el saltador, no la banqueta.

Una vez decidido quién es quién, el equipo banqueta se coloca en posición: uno de ellos, "la almohadilla", se coloca de espaldas a una pared, una columna, un árbol o cualquier elemento sólido contra el que apoyarse. Uno de las banquetas se coloca apoyando la cabeza en el estómago de la almohadilla (es habitual que la almohadilla proteja su estómago con las dos manos, que falta le hará), y a partir de ahí cada banqueta se coloca con la cabeza entre las piernas de la banqueta anterior. Si al hacer los equipos los chicos son impares, uno de ellos es la almohadilla y no juega, si no la almohadilla es uno de los jugadores.. Y una vez montada la banqueta, el equipo saltador se aparta unos pasos, la carrerilla, y empieza el juego.

La mecánica es sencilla. Cada miembro del equipo saltador toma la carrerilla y salta sobre las banquetas. Tiene que aguantar hasta que salte el último de los saltadores, y este último levanta un brazo y hace una pregunta. En ese momento, el último de las banquetas responde, y si ha acertado, los equipos cambian sus posiciones; si no, se repiten los saltos.

La pregunta que hace el último saltador está formateada, y se pacta (o se sobreentiende) antes de empezar. Lo tradicional era decir "¿churro, media manga o manga entera?", pero en mi colegio se decía "¿una, dos o tres, qué será?".  La gracia es que ha de señalar la respuesta, para que la vea el almohadilla, mientras se hace la pregunta: churro, media manga y manga entera se refieren a partes del brazo que el saltador marca mientras pregunta, y lo de uno, dos o tres lo marca con los dedos levantando el brazo, insisto que la almohadilla debe ver lo que marca. Yo, personalmente, prefiero la fórmula de 1-2-3: es más fácil de marcar por el saltador (se lo aseguro), de responder por la banqueta (en muchas situaciones, que la banqueta grite "manga" es casi increíble), y de ver por la almohadilla y por el público (que siempre se congrega).

Aparentemente, el equipo saltador tiene mucha ventaja: tres respuestas posibles y sólo una cambia las tornas. Además, hay un factor que les da también una ventaja enorme: primero se sitúa el equipo banqueta, así que cuando los saltadores van a saltar ya saben cómo se ha puesto el equipo banqueta. 

Verán, está claro que es un juego físico, así que  los chicos atléticos y los chicarrones tienen ventaja frente a los canijos y los gafotas.  Y los canijos son los puntos débiles de ambos equipos. Como cada jugador tiene un papel, la mejor estrategia de cada equipo es proteger o ayudar a sus canijos. En el equipo banqueta, el puesto más protegido es el de almohadilla: nadie le va a saltar encima. Pero uno no puede ser siempre almohadilla, hay que turnarse con los demás para sufrir en la banqueta, y lo más probable es que haya más canijos. ¿Qué hacer con ellos? Lo más prudente es ponerlos los primeros, junto a la almohadilla: si el equipo es de 10, hay 9 banquetas, y los saltadores no saltarán tanto como para llegar a las primeras; menos aún, si los chicos más altos se ponen los últimos, dificultando los saltos. Sin embargo, poner a los canijos los primeros tiene un problema práctico: el siguiente ha de meter la cabeza entre sus piernas. Si el de atrás es bastante alto, o el canijo levanta mucho el culo (difícil) y no la va a hundir cuando le salte alguien encima (imposible), o el grandullón dobla sus propias rodillas (mala estrategia) o dobla mucho su espinazo (más fácil de decir que hacer). Después de todo, no es mala idea poner a un canijo el último de la banqueta: no castiga al equipo con posturas forzadas, y a su vez él está relativamente cómodo. Es cuestión de que aguante la que se le vendrá encima, pero... el juego es así y el canijo lo sabe, así que le toca apretar los dientes y aguantar. Si acierta la pregunta, se llevará la gloria.
 
Bueno, pues la ventaja de los saltadores es que antes de empezar sus saltos saben donde están los canijos y pueden plantear la estrategia que crean mejor. Por ejemplo, pueden decidir ir primero a por el canijo Achútegui con los tíos más gordos, y que tenga que aguantar a las vacas durante todo el turno.
 
Porque una de las pocas reglas del juego, no mencionada aún, es que si la banqueta se hunde (o se rompe el enlace entre banquetas) han perdido el turno y los saltadores repiten. Por ello, la consigna principal entre las banquetas es "¡Aguantad!", y se lo van a decir unos a otros en todo momento: si uno falla, pierden todos.
 
Una regla más es que antes de empezar hay que pactar si valdrá o no hacer "peso muerto" (la denominación puede variar con las épocas y los lugares). Esta práctica hace referencia a que el saltador pueda no apoyar las manos en la banqueta al saltar. Y parece mentira, pero la diferencia es enorme. A peso muerto puede que no se salte muy lejos, pero el saltador cambia el salto de horizontal a vertical, e impacta sobre la banqueta haciendo el máximo peso. Según qué gordinflas o qué grandullón haya entre los saltadores, puede ser terrorífico: aún recuerdo, en mi clase, a Cabrera, que era grandullón, gordinflón y además repetidor.

Así que, por ejemplo, el equipo saltador puede elegir que salte primero Cabrera y que salte sobre la primera banqueta: si no se hunde con el impacto, el pobre de debajo debe seguir aguantándole todo el turno encima. Y luego, con la montaña de saltadores sobre él, ¿debe oir la pregunta y adivinar la respuesta?

Sin embargo, en el churrová hay dos reglas más que renivelan la balanza y devuelven la ventaja a las banquetas. La primera de ellas es que si alguien del equipo saltador toca el suelo, pierden. Y la segunda, que también se debe pactar al empezar, es que no vale trepar (el saltador, cuando nota que se está cayendo no puede retrepar por su banqueta). Y hay también una tercera regla, que puede ir en contra de las banquetas, pero también de los saltadores: antes de saltar, el saltador debe avisar que va a saltar gritando "¡churrová". Y ahora les explico porqué esta tercera regla es definitiva.
 
Lo cierto es que, salvo que sean pocos saltadores, saltar es dificilísimo. Y más para los canijos. Imaginemos que el equipo son 10 saltadores: esto significa que han de saltar 10 chicos en un espacio... que no se va a vaciar. Si los primeros saltadores son atléticos y saltan lo suficiente dejando sitio para los demás, no suele haber problema, pero si cada chico va a ocupar 50 cm el primero ha de caer a 5 m de distancia. No es tan fácil. Más: cada saltador ha de dejar espacio para los demás. Puede que algunos lo hagan, pero ¿todos? Los canijos son problemáticos, para ellos los grandullones son obstáculos muy altos. También algunos gordinflas no saltan lo suficiente. Puede que se decida saltar por encima de un compañero saltador (por ejemplo, porque salte Cabrera el primero), en cuyo caso el salto, además de complicado, pierde mucha precisión. Uno no sabe nunca cómo va a caer, y es muy fácil que alguien se desvíe y se vaya resbalando, cuando no se va directamente al suelo, que ha pasado de todo. Pues bien, cuando uno se empieza a resbalar, si no vale trepar no puede recuperar la posición, sólo aguantar que termine su turno. Ahí, el grito de "chuuuuuuuuurrová", que al principio se hace estiradísimo para alargar la agonía de las banquetas, se vuelve contra los saltadores, que intentan hacer los saltos lo más rápido posible. Pero hasta que no cae uno el siguiente no puede empezar su churrová, y además está la carrerilla, la distancia que se han separado de las banquetas para coger impulso: si cogieron mucha, es una distancia que han de recorrer mientras un compañero se está cayendo.
 
Y además está la picardía de la última banqueta: si tiene la flema suficiente y ve que se está cayendo un saltador, puede demorar su respuesta: ¡Ah, la prisa de los saltadores para que el banqueta conteste cuando ven que en un segundo un compañero va a tocar el suelo...! Pero no hay piedad, porque si son las banquetas los que están al límite del aguante, bien que se retrasan en sus saltos, los saltadores.
 
El caso es que cuanto más multitudinario, mejor. Cuantos más es más difícil para los saltadores aguantar la posición, por lo que las probabilidades de cambio de equipos pasa de 1 entre tres a casi 1 entre 1, tan difícil se hace el saltar siendo muchos.
 
¿Cuál es la pasión del juego? Saltar, está claro. Que para saltar haya que sufrir como banqueta está asumido por todos. Porque la alegría, cuando acaba el turno y se dirije uno a la zona de carrerilla sabiendo que se es saltador, lo paga todo. Pero, para entenderlo del todo, hay que saber lo que es estar en medio. En medio de la banqueta, con el espinazo doblado, la cabeza hacia abajo llenándose de sangre, agarrado como puedes al compañero, pensando que no vas a aguantar. O en medio de los saltadores, tomando carrerilla y saltado con todo para percutir con ímpetú en el compañero de delante, un golpe que se transmite de uno a otro hasta el almohadilla y hace tambalear la banqueta. Aterrizando como puedes y agarrándote mientras te caes, intentando aguantar el tiempo suficiente para que el siguiente, si se da cuenta, salte con espacio y te coja, o caiga encima de tu brazo y ya no puedas más, la pierna resbale y tu pie casi toque el suelo...
 
El churrová es un juego excelente. Enseña deportividad, a ganar y a perder, todo el mundo pierde unas rondas y gana otras. También a jugar en equipo, a perder todos y a ganar todos. Es fácil individualizar el fracaso (el que se hunde, el que se cae, el que no acierta), pero el fallo del compañero se suele aceptar como un lance del juego, porque cuando un equipo gana es que todos han cumplido: los canijos han dado el 120% y los grandes han aceptado más carga de saltadores o saltos más difíciles para ayudar a sus canijos. Además es ejercicio físico. Requiere habilidad, fuerza, coordinación, resistencia, elasticidad, y la capacidad de aguantar.
 
El churrová es el juego por excelencia. Entonces ¿por qué se prohibió?
 
Pues no lo sé. Creo que es porque era peligroso. ¿Lo era? Pues, aunque le parezca increíble a los que nunca lo han jugado, había cierto peligro: que el primer saltador se pasara de impulso y cayera demasiado cerca de la almohadilla. Con el riesgo de que la cabeza del saltador chocara con la de la almohadilla (doy fe de que ha pasado) o, peor aún... ¡contra la pared contra la que se apoya el almohadilla!
 
También es posible que se prohibiera porque era un juego de chicos: no sólo la banqueta debe meter la cabeza entre las piernas de delante y agarrarse con fuerza en sus muslos (para no vencerse, cuando le empiecen a caer chicos encima), sino que los saltadores no respetan nada: caerán amontonados unos sobre otros y se agarrarán a lo que puedan, tanto de las banquetas como de los otros saltadores. Así que convendrán conmigo que no es un juego mixto. Es más, es posible que sea el más masculino de todos los juegos.
 
Pero yo creo que se prohibió "porque era peligroso". Y por esto creo que aquí empezó nuestra decadencia. ¿Un juego de chicos tradicional, peligroso? ¡Más lesiones hay en el fútbol, el hockey o el baloncesto, y muchas más montando en bicicleta! Vale que en una mala caída, el saltador podría hacerse un esguince en la muñeca, pero yo me rompí un ojo jugando al fútbol y hubo que escayolarme una pierna tras un salto jugando al baloncesto. El churrová es viril, nadie lo duda, pero no es peligroso.
 
Y el hecho es que es un juego prohibido. 
 
¿Por qué se prohibió? ¿Hubo presión de padres preocupados por que sus hijos llegaran a casa con dolor de espalda o golpeados? Antes, en la época del churrová, no había eso. Los chicos hacían cosas de chicos, y el churrová era un juego de chicos. A los padres no les preocupaba lo que les pasaba a sus hijos cuando hacían actividades de chicos.
 
Pero no se me ocurre otra razón. Alguien, algún día, empezaría la rueda de las amenazas a los colegios. Algún colegio cedería, y la cosa seguiría. 
 
Unos años después de fastidiada la enseñanza, la enseñanza dejó de tener remedio. Porque los mismos maestros habían sido enseñados con una enseñanza fastidiada. Con la sociedad ha pasado algo parecido.  Una vez nos hemos convertido en una nación de pusilánimes mariquitas incapaces de ningún sacrificio, no podemos pretender volver a ser viriles y esforzados, porque ya hemos perdido la virtud de la exigencia, de la autoexigencia. Una vez la sobreprotección se ha convertido en la norma, cualquier medida que rebaje la protección se interpreta como una locura y un peligro.
 
Sí, a algunos nos parecen increíbles actitudes que muchos otros ven no sólo normales, sino también las correctas. Y entonces somos nosotros unos salvajes, unos descastados, unos antediluvianos.
 
¿En qué momento se fue todo al garete? Quizá cuando se prohibió el churrová. Porque transmitió el mensaje de que sí, de que había barra libre para pedir todas las exigencias de protección y mimo de sus hijos (y, a partir de ahí, todo lo que ha llegado después, que creo que si un niño se hace una herida en el patio del colegio hay que avisar a los padres y no se le puede poner una tirita, no vaya a ser que el niño sea alérgico a algún componente de la tirita).
 
Pero también por los valores educativos que se dejaron de transmitir. Y por el mensaje que transmitió prohibirlo. 
 
Como digo muchas veces, estas cosas no salen gratis. Estas cosas se pagan.
 
O, como dice la sabiduría popular: de aquellos polvos vinieron estos lodos.
 
 
 
Crosby, Stills, Nash & Young - Teach your children