Anda la peña, a estas alturas, muy excitada con el tema del butifarréndum. Y se les llena la boca, a los separatistas, con el derecho de los catalanes a la autodeterminación (así lo llaman ahora, y dicen -ellos- que es el más sagrado de los derechos, el primero y principal, que lo dice la ONU y que por la cabeza de nadie pasa que lo que diga la ONU no sea dogma de fe).
Pero nunca, los separatistas, dicen quién es catalán y quién no. O mejor dicho: sí lo dicen, pero es una distinción muy rara. A tenor de sus declaraciones, catalán es el que piensa como ellos. El que no, no es catalán. Por lo mismo, como necesitan votos, cuando llegue el momento dirán que catalán es el que vota a su favor. De verdad se lo digo: en el anterior butifarréndum pudo votar personas a las que no les dejaríamos ni el derecho a opinar sobre qué empresa hace el mantenimiento del ascensor de casa. Y en el próximo, si llegara a celebrarse... el otro día, el Astuto hizo "campaña" entre la comunidad colombiana, animándoles a votar que sí. Argumentándoles que se les mantendrían los permisos de residencia, la sanidad y los convenios universitarios. Si votan a su favor, son catalanes. Los votantes del PP y de Ciudadanos, lo han dicho muchas veces, no son catalanes. Es el nivel intelectual de los separatistas, qué le vamos a hacer.
Con todo, hay entre el bando separatistas algunos (en la calle, no entre los políticos) que aún razona un poquito. Y, sin embargo, estos tampoco suelen tratar la cuestión de definir quién es catalán. Parece mentira, lo sé, porque debería ser lo más importante aquí: si estamos discutiendo sobre el derecho de algunos, lo principal es saber de quién estamos hablando. Quiénes son los de ese pueblo oprimido desde hace sigos por la pérfida Castilla, quiénes los miembros de esa nación milenaria, quiénes los que tienen el derecho a autodeterminarse.
Y la respuesta es muy fácil: es catalán el que es catalán. Ese señor de Murcia no, no es catalán. Y ese señor de La Pobla de Llillet sí es catalán.
Pero ésta es la primera respuesta. Después, reflexionando, uno se da cuenta de que ésa no es una respuesta.
También está la versión administrativa: es catalán el que legalmente tenga la vecindad civil catalana. Yo, por ejemplo. No, dirán los separatistas que me conocen: este tío no es catalán, él sólo vive aquí. Por lo mismo, muchos catalanes no tienen la vecindad civil catalana. Y resulta curioso que la pertenencia a
esa milenaria nación oprimida sea un trámite administrativo que elige
cada uno a conveniencia, según si decide o no dónde empadronarse o fijar
su residencia. Es verdad, este argumento, como el pujolesco "es catalán el que vive y trabaja en Cataluña" (que deja fuera a Pau y Marc Gasol, por ejemplo), no es un argumento de verdad. Servirá a efectos administrativos, pero nada más.
Más allá del toque administrativo legal, nadie ha sabido definir con precisión quién es y quién no catalán, porque nadie sabe qué es lo que convierte a uno en catalán. No lo es nacer con seis orejas, como no hay ninguna característica física que diga quién es catalán y quién no. No habiendo ningún hecho físico, nadie ha hecho una lista de requisitos que debe cumplir el que aspire a serlo, y desde luego nadie puede nombrarse juez que decide quién supera el examen y quién no. Ser del Barça no lo convierte a uno en catalán, como ser del Madrd no le convierte (o no debería, señores separatistas) en no-catalán. Nadie sabe definir qué es un buen catalán. ¿Ser un fervoroso devoto de la virgen de Montserrat? ¿Comer carquiñolis a todas horas? ¿Responder "bon cop de falç" cuando te dan los buenos días? Esto es ridículo.
Yo, en cambio, tengo mi versión. Catalán es, parafraseando la famosa cita, "el que no puede ser otra cosa". Me explico. Si usted ha vivido toda su vida en Cataluña y no ha salido salvo para viajes de una maleta, usted es catalán. Si usted no ha pisado nunca Cataluña, usted, no me venga con historias, no es catalán por mucho que sus padres o sus abuelos lo fueran. Pero si usted ha vivido muchos años en Cataluña pero puede ser otra cosa, usted, en realidad, no es catalán.
Yo nací a orillas del mar. Luego viví muchos años en Aragón. No sabría decir desde cuándo estoy aquí, porque lo mío no fue un traslado y una mudanza, sino que mi cambio fue gradual y duró varios años. Pero ahora llevo muchos, más de veinte años aquí. Mis hijos han nacido aquí, mi casa está aquí y mi trabajo está aquí. Aquí está mi hogar. Sin embargo, yo no soy catalán, porque también podría decir que soy aragonés e incluso que soy marinero. Tampoco mis padres eran marineros; simplemente, entonces vivían allí. ¿Saben qué? Yo soy español. El que puede decir que es (o no puede dilucidar si lo es) catalán y/o aragonés y/o gallego y/o andaluz y/o... éste, en realidad, no es nada de eso. Es español. Y si además de vivir en Cataluña y en Andalucía ha vivido muchos años en Alemania y muchos en Suiza y puede que algunos en Suecia o Hungría, éste, en realidad, no es ya ni español: es europeo. Y si el tipo, además de vivir en varios países de Europa, ha trabajado en África y tenido hijos en Australia y Canadá y su mujer es japonesa, de éste no diríamos que es europeo. Lo llamaríamos ciudadano del mundo, por no decirle "terrícola", como le llamarían los marcianos. Y si resulta que nuestro héroe ha vivido en la Tierra, pero también varios años en Marte, muchos en la Luna y otros en Venus, sería "de los planetas interiores". Y si también hubiera vivido largas temporadas en Júpiter y tuviera una dacha en Saturno y lo destinaran a la Estrella de la Muerte, seguro que sus compañeros le llamarían "el del sistema estelar Sol" o algo por el estilo. Y ¿saben porqué? Porque él podría.
En cambio, el señor de la Pobla que nunca ha salido de Cataluña, ése es catalán. El que no puede decir que es de otro sitio, ése es catalán. Y si resulta que nunca ha vivido fuera de la Pobla de Llilet, entonces ni siquiera sería catalán: sería de la Pobla. Al igual que algunos pregonan, orgullosos, que son de Lavapiés o de Triana o del Clot o de cualquier barrio, están diciendo que ellos nunca han salido de sus barrios. Que sus barrios son sus mundos. Porque ¡ey! no es lo mismo "de dónde se es" que "qué se es".
Quizá podríamos definir catalán como el que que vive apegado a su terruño, que considera el mejor terruño del mundo de largo y del que no quiere separarse ni un segundo, y que ese terruño está en Cataluña. Sí, ésa podría ser una definición ajustada: los que vivimos aquí pero no estamos apegados a nuestro terruño catalán no somos catalanes. Somos otra cosa, españoles, europeos, terrícolas o lo que sea, pero sólo catalanes, no.
Sin ánimo de insultar, porque hablo de catalanes como podría hablar de aragoneses o de murcianos, o de bretones, franceses, estadounidenses o mozambiqueños. Pero aquí y ahora estamos hablando de catalanes, y nadie ha reflexionado sobre quién es catalán. Y eso que hacerlo aclara muchas cosas.
Los Panchos - La hiedra
No hay comentarios:
Publicar un comentario