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viernes, 23 de junio de 2023

Prometio

https://www.youtube.com/watch?v=1u2j9-0o3LY 

 

 

Si hay una tierra rara por excelencia, es el prometio. Porque ¿sabe usted dónde se encuentra? En la constelación de Andrómeda. Con un par, vaya usted allí a buscarlo. ¿Y más cerquita, pongamos en la Tierra? Pues... buena suerte: queda medio kilo.

¿Por qué sólo hay medio kilo? Porque es radiactivo. Es decir, se descompone de forma natural. Y su periodo de semidesintegración es de sólo 17 años, lo que significa que si teníamos una cierta cantidad de prometio, en 17 años sólo quedará la mitad.

Las tierras raras.. El término "tierra rara" no es una descripción literal, se refiere a una serie de elementos cuya característica principal, además de tener un nombre curioso (prometio, por ejemplo, pero también europio, holmio, lutecio, etc.), es que no se encuentran aislados. Uno, por ejemplo, puede encontrar hierro o cobre. Pero no se encuentra una mena de europio. En cambio, aparecen aquí y allá mezclados con otros metales en proporciones insignificantes. Esta escasez no significa, sin embargo, que no tengan utilidad: muchos la tienen, y algunos mucho.

El prometio, en cambio, no tiene utilidad. No la tiene porque, con medio kilo de producto en toda la corteza terrestre, ya me dirán quién se la va a buscar. Como se desintegra y al hacerlo genera energía y rayos X, pues sí hay quien le ha encontrado aplicación, en sondas espaciales y esas cosas, pero vamos.

Un dato divertido del prometio es que se dedujo que existía, pero pasaron muchos años hasta que se localizó. El número atómico del prometio es el 61, el 60 es el neodimio (utilísimo en la industria y descubierto en 1885), y el 62 es el samario, que es muy abundante y se descubrió en 1853. Una vez que Mendeleiev ordenó los elementos en su tabla periódica, el hueco apareció. Sin duda, tenía que existir un elemento 61, y seguro que se buscó, pero... nada de nada. El típico elemento que se anuncia haber descubierto y que luego se demuestra que el anuncio era falso. Hasta las bombas nucleares y la fisión del uranio no se descubrió. Y es que el prometio se genera en la desintegración de cierto isótopo del europio (ya se imaginan) y en la del uranio (del radiactivo). Curiosamente, el neodimio y el samario son elementos estables, no radiactivos. Pero el del medio no.

Lo verdaderamente curioso del prometio, para mí, es que haya aparecido en el espectro de la estrella GY de la constelación de Andrómeda. A 455 años luz de aquí. También, por lo que parece, se ha localizado en la estrella Przybylski (en la constelación del Centauro), a 365 años luz, y en alguna otra. Y sí, que haya aparecido prometio en una proporción tan inusual convierte a estas estrellas en interesantísimas, está claro que hay algo especial en su historia para que tenga tanto prometio y las demás estrellas no. Baste decir que hay quien opina que en la estrella Przybylski (en adelante, P) podría haber una civilización alienígena, no sé si por causa de la rareza de la estrella o como causa de la misma. Resulta que en la estrella P además de elementos muy raros (el prometio, pero también plutonio y otros) en cantidades muy altas, hay cantidades muy bajas de hierro o níquel, que sí tienen en cantidades mucho mayores las estrellas normales. Como he dicho, la mitad del prometio se ha desintegrado cada 17 años (17,7 para ser exactos), y algo parecido le ocurre a esos otros elementos raros, por eso las estrellas no suelen tenerlos: la cantidad que se hubiera formado en la creación de la estrella o en sus primeros millones de años ya debería estar prácticamente agotada.Así que no se sabe cómo diantres se está aún produciendo prometio en esas estrellas, y de ahí que hubiera quien pensara que el origen era artificial, alienígeno. Otra explicación sería que en la estrella P. hubiera en una proporción inaudita elementos cuya desintegración generara prometio, y que además su periodo de desintegración fuera tan largo que millones de años después aún hubiera enormes cantidades. ¿Qué elementos? Ahí estaría lo bueno: que no hay ninguno así en la Tierra, incluyendo en ese haber los que han sido artificialmente creados en laboratorios. Actualmente hay 118 elementos entre descubiertos y creados; que hubiera uno más pesado aún y tan estable como para aún existir parece... poco probable, cuando menos. Baste decir que el 118, el oganesón (no se preocupen si no lo conocían), creo que sólo se ha conseguido crear un puñado de átomos, menos de 10, y su periodo de semidesintegración es de 14 milisegundos: crearon 2 atomos, 14 milisegundos después sólo quedaba 1, y ése desapareció. Que un átomo más pesado sea estable es realmente dudoso. Entonces, ¿de dónde sale el prometio de la estrella P? Tal vez sí haya, más allá del átomo de 118 protones, un átomo con más protones y una cantidad tan grande de neutrones que sí sea estable, y que alguna explosión de alguna supernova o que sé yo. 

Son las preguntas que nadie sabe responder las que hacen avanzar la Ciencia. El prometio de la estrella Przybylski promete.



Geoffrey Oryema - Lapwony

martes, 20 de junio de 2023

Un verano de cambio climático

https://www.youtube.com/watch?v=P0DK-0fIKCw 

 

 

Este verano va a hacer calor. El cambio climático, ya saben. El cambio climático es la fuerza que mueve el mundo: ¿hace calor? ¡Cambio climático! ¿Hace frío? ¡Cambio climático! ¿Llueve? ¡Cambio climático! ¿No llueve? ¡Cambio climático! ¿Llueve en agosto y nos chafa unos días de playa? ¡Cambio climático! ¿Ya no llueve nada en agosto? ¡Cambio climático! ¿Nieva, no nieva, hay inundaciones, hay sequía, hay, hay, hay? ¡Cambio climático!

Y saldrá en las noticias: «ni los más viejos del lugar...». La memoria de los viejos, ya se sabe. «Antes sí hacía frío, no como ahora. Sí hacía calor, sí llovía, sí teníamos sequías...». Recuerdo la terrible, mortal (87 muertos) riada que se llevó por delante un cámpin en Biescas en 1996. Una riada inaudita, cambio climático 100%. Resulta que algún viejo del lugar sí se acordaba de una semejante... en 1928. Y es indiferente que hubiera ocurrido antes, en el mismo sitio (se le dio importancia, a posteriori, para tratar de culpar a todos los que habían aprobado el emplazamiento del cámpin, ya saben que el ser humano siempre ha de culpar a otro de todo lo que haga mal); podía haber ocurrido algo semejante a 50 km de distancia, y hace 150 años en otro sitio a 30, y lo que quieran.

Pero el mantra es "cambio climático", y eso lo justifica todo. Ya sabemos a quién echarle la culpa de que llueva o de que no, de que haga calor o de que no, de que nieve o de que no.

Como digo, este verano va a hacer calor. Y algún día se nos dirá que en cierto lugar se ha batido el récord de calor histórico, que nunca allí se había llegado a esa marca. Y todos diremos: ¡cambio climático!  Nadie se planteará que si no se hubiera superado la marca de temperatura en en ese sitio pero en otro sí también hubiéramos dicho todos... ya saben (¡cambio climático!, por si no lo habían pillado). Así que habría cambio climático tanto si en ese sitio se bate la marca histórica de temperaturas como si no.

Y nadie se planteará si lo que hemos cambiado es la medida de la temperatura. Es como con la resistencia del terreno, que tras la extrañeza porque los terrenos aguantaran menos que antes alguien se dio cuenta que la culpa era de las máquinas que medían esa resistencia, que habían cambiado una serie de detalles que alteraban el resultado. No es lo mismo cómo se mide la temperatura ahora de cómo se hacía en 1940: la misma tecnología del termómetro ha cambiado, no tiene nada que ver. Probablemente, en los extremos más fríos y más cálidos,  un termómetro de 1940 no marque lo mismo que uno de 2020, digo yo. También las propias estaciones metereológicas, las cabinas. Puede que hayan cambiado, y esos cambios afecten en algunas décimas de grado. O que se hayan deteriorado, o se hayan reparado, repintado, cambiado la madera o qué se yo. Puede que la hayan movido (de hecho, muchas se han movido), y alguna pasara de estar cerca de un bosquecillo a estar rodeada de asfalto, o que hubiera una charca cerca y ahora esa charca no existiera. Cuando hablamos de décimas de grado, esos detalles importan. Y, por descontado, puede haber cambios antropogénicos: puede que la estación estuviera, en 1940, en una zona campestre 100% y ahora esté rodeada de urbanizaciones, o haya una urbanización o un polígono industrial en la dirección de los vientos dominantes. Quiero decir, si Mark Spitz, en vez de nadar sin gorro, sin afeitarse el bigote ni depilarse el cuerpo, con los bañadores de 1972 y los cronómetros de 1972 hubiera nadado como ahora, con gorro, depiladísimo, bañadores especiales y todo lo demás, habría pulverizado sus propios récords. ¿Hace más calor o es que hemos cambiado cómo tomar las medidas? Y ese más calor que hace, ¿es global o es sólo debido a que hemos alterado las condiciones en el entorno del termómetro?

¿Y si no hiciera más calor? ¿Si no se batiera ningún récord? Lo más probable es que no pasara nada, que nadie dijera nada. Hasta que algún año se batiera, y entonces todos diríamos, al unísono:

  —¡Cambio climático!

 

 

Juice Newton - Queen of hearts

miércoles, 14 de diciembre de 2022

Esa nueva fuente de energía

https://www.youtube.com/watch?v=Ks-jovhNmE0 

 

 

Es, si es cierto, el avance del siglo. Parece ser que en un laboratorio de los EE.UU. han conseguido obtener energía por el procedimiento de fusión del hidrógeno. La fuente de energía que se abre es tal que se tilda de inagotable, y por lo tanto y con razón el avance del siglo. Y, claro, los medios se han llenado de artículos y noticias sobre el asunto. Pero como los que escriben suelen ser periodistas, es posible que se digan muchas barbaridades. O inexactitudes. O cosas que no son reales. 

Yo, lo reconozco de entrada, no me he informado sobre qué ha ocurrido en realidad; tiempo habrá. Pero por lo poquísimo que sé (apenas el mero titular de la noticia) me huelo de qué va, y querría aquí dar un par de pinceladas de la información básica que cualquiera debe tener cuando se aproxime a este asunto.

En primer lugar: cada átomo de este Universo alberga energía en su interior. Si damos como buenas las hipótesis de Einstein de la teoría de la relatividad, E=mc² y todo eso, la masa es energía. Pero aquí no se está hablando de eso, de destruir masa para obtener energía.

Un dato que mucha gente no sabe es que cada átomo de este Universo alberga energía en su interior... excepto los átomos de hierro. ¿Y porqué no los de hierro? Pues porque esta energía no es de la que destruye materia, sino que es la transición del estado original del átomo a uno más estable. Y el más estable de todos los átomos es el de hierro. Cuanto más lejos del hierro (en la tabla periódica) está un átomo, más energía libera en el paso que le acerque al hierro.

Y esta energía es, precisamente, la que se libera en las estrellas. Y la que ha conseguido reproducir el laboratorio americano.

Como todos sabemos, las estrellas son grandes bolas de átomos de hidrógeno que se convierten en átomos de helio. Ese proceso se llama fusión, y al fusionarse el hidrógeno en helio libera energía en virtud de lo que he dicho antes: el átomo de helio es más estable que el de hidrógeno. Que no es que el hidrógeno sea inestable, pero es como la energía potencial: poner una piedra más arriba que otra requiere más energía que la que requiere la inferior, pero también libera más energía si cae. Claro que para fusionar el hidrógeno en helio hacen falta unas condiciones físicas extraordinarias (que hasta ayer sólo se daban en las estrellas, ahora también en el laboratorio americano), pero el chiste del asunto es que la energía que libera la fusión del hidrógeno permite mantener esas condiciones físicas extraordinarias y además emitir energía como estrella que es.

A su vez, el helio puede fusionarse en litio y en boro, si se dan condiciones físicas aún más extraordinarias, y así sucesivamente: en el Sol, por ejemplo, se podrá conseguir hasta carbono, pero en una estrella mucho mayor se pueden conseguir las condiciones para generar hasta uranio (lo prueba que en la Tierra lo hay). Pasa que la energía que se libera en cada salto siempre es menor que la del salto anterior, y así hasta conseguir por fusión el hierro, y a partir de ahí (es decir, hacer átomos más pesados que el hierro), la energía que hay que aportar es mayor que la que se libera. Pero eso significa que al revés es lo contrario, si se divide un átomo más pesado que el hierro se consigue más energía que la necesaria para lograrlo. Este proceso no es la fusión, es la fisión, y se hace típicamente con uranio y plutonio. Quiero decir, es algo que ya está técnicamente controlado y es la base de la energía nuclear. Ocurre, por supuesto, lo mismo que con la fusión, cuanto más lejos del hierro más energía libera: por eso renta hacerlo con uranio y plutonio, átomos muy alejados del hierro. Ocurre, también, que estos átomos tan alejados son inestables per se, y tienden a estabilizarse: es lo que se llama desintegración atómica, y esa energía de estabilización es en forma de radiactividad. Y ya que estamos: el problema de la energía nuclear es que los átomos obtenidos de la fisión del uranio... es fácil que sean átomos inestables, que se vayan desintegrando con el tiempo, por eso los residuos de las centrales tienen un cierto nivel de radiactividad y de ahí su peligrosidad.

¿Y la bomba de hidrógeno? ¿No era fusión nuclear? Sí, pero convendrán conmigo en que no era un proceso controlado, algo que se haga en un laboratorio. Lo que se anuncia ahora es exactamente eso: que se ha conseguido la fusión de manera controlada y capturando la energía liberada. Que sí, que estamos aún muy lejos de tener un reactor de fusión nuclear en el coche o en la cocina, pero el paso necesario y clave para ello es precisamente lo que se ha anunciado.

Y hasta aquí. Una exposición muy sencilla, sé que con errores e inexactitudes pero perdonables por mor de su comprensión.

Bienvenidos al mundo de la fusión nuclear.



Orchestral manoeuvres in the Dark - Maid of Orleans

domingo, 14 de agosto de 2022

Mis versículos favoritos XIII: la teoría del caos

https://www.youtube.com/watch?v=AXywYpUs83M 

 

 

Una mariposa bate sus alas en el Amazonas y se produce un huracán en Nueva York. Se llama Teoría del caos. Teoría que, por cierto, se debe al escritor de ciencia ficción (me encanta la ciencia ficción) Ray Bradbury, pues en uno de sus relatos un hombre pisa accidentalmente una mariposa y aquello termina deparando lo inimaginable.

Si usted tiene un vaso con agua y gira 180° la mano que sostiene el vaso, tendrá sólo un vaso boca abajo: el agua se habrá derramado y estará por el suelo. Esto es el universo newtoniano, el que percibimos: toda causa tiene un efecto, todo efecto tiene una causa. Si usted gira el vaso, el agua se derrama; el agua se derrama porque usted gira el vaso. Para la vida cotidiana funciona bastante bien. Pero ¿qué ocurre si nos salimos de los vasos con agua? La vida es más complicada de lo que parece, y darle una patada a un balón no significa que se marque un gol: influyen miles de factores, esos factores a su vez están influidos por otros miles, y así sucesivamente. En el perfecto mundo newtoniano, podemos predecir la trayectoria de un planeta y creemos que de una bala, pero no: de hecho, lo habitual es fallar el tiro. Con el planeta podemos, porque son muy pocos los factores que afectan (y la precisión de nuestro vaticinio), pero una bala, fuera del papel, en un mundo real...

Lo que la teoría del caos viene a decir es que la realidad es demasiado compleja para que controlemos la relación causa-efecto de muchas cosas. Como un huracán en Nueva York, por ejemplo.

O, en otras palabras, que somos seres insignificantes que no podemos controlar el mundo que nos rodea. Ni podemos evitar el huracán en Nueva York, ni sabemos porqué es en Nueva York y no en Baltimore. ¿De verdad el aleteo de una mariposa puede cambiar las cosas? No tenemos ni repajolera idea, y lo disimulamos diciendo que influyen muchos factores.

Esto, como se imaginarán, lo expresaba muy bien la Biblia. En uno de mis libros favoritos, por cierto: el casi herético Libro de Job.

Recordemos los antecedentes: Job, hombre bueno, sufre de pronto todos los males: se arruina, sus hijos mueren, su mujer le abandona, sufre una enfermedad (¿un cáncer de piel?) terrible, sus amigos y la comunidad le dan la espalda y le vilipendian,... Para los judíos de la época, estaba claro: Dios estaba castigando a Job, que sin duda había sido increíblemente malvado. Job debía, por tanto, arrepentirse de sus crímenes, confesarlos y pedir clemencia, y su obcecación en negar su culpabilidad no era sino otro delito a añadir a la lista (por lo que suponía negar el correcto juicio de Dios). Para la mujer, lo que tenía que hacer Job era maldecir de una vez a ese Dios que tan cruel estaba siendo con él y morirse. Pero Job ni maldecía a Dios ni admitía que él hubiera hecho algo malo.

Al final, Job hace lo que cualquiera de nosotros habría hecho desde el principio: "¿por qué a mí, Señor? ¿Qué he hecho yo para merecerme esto?".

Y, de pronto, Dios le responde.

Esa respuesta ha sido siempre, para mí, incomprensible. Y del todo insatisfactoria, porque no veía cómo eso respondía a la pregunta que todos nos hacemos: ¿porqué sufre el hombre justo?

Con los años (muchos), y tras meditarlo mucho, alcancé a entenderla (creo). No es éste el momento en el que la explique (y además creo que ya lo he hecho en anteriores entradas de esta serie), pero lo interesante ahora es que, si nos damos cuenta, cuando Dios intenta hacer entender a Job su incapacidad para saber las cosas que están más allá de lo que él puede llegar a saber no hace sino formular la teoría del caos:

"... ¿Has llegado hasta la fuente de los mares? ¿Has pisado en las honduras del abismo? ¿Te han mostrado las puertas de la muerte? ¿Has visto los umbrales de las sombras? ¿Has abarcado la anchura de la tierra? Habla, si es que lo sabes todo. ¿Sabes dónde habita la luz, y cuál es la mansión de las tinieblas, para que puedas llevarlas a su sitio y enseñarles el camino de su casa? Lo sabrás, pues tienes tantos años que para entonces ya habrías nacido. ¿Has llegado hasta los depósitos de la nieve? ¿Has visitado los graneros de granizo que yo guardo para el tiempo de desgracia, para el día de la batalla y del combate? ¿Por dónde se difunde la luz, por dónde se expande el viento solano? ¿Quién prepara cauces al aguacero y señala camino a la tormenta, para traer la lluvia a tierras despobladas, a lugares desérticos e inhóspitos, para regar los desiertos desolados y hacer brotar hierba verde en las estepas? ¿Tiene padre la lluvia? ¿Quién engendra las gotas de rocío? ¿De qué seno procede el hielo? ¿Quién da a luz la escarcha del cielo, cuando las aguas se endurecen como piedras y congelan la superficie del mar?..."

(Job 38, 16-30)

Causa sonrisa leer las grandes incógnitas que se planteaban los antiguos, qué conceptos creían que estaban más allá de lo que podrían llegar a saber. Pero al menos eran conscientes de su insignificancia.

 

 

 

F. Mendelssohn - Laß, o Herr, mich Hülfe funden (op. 96 c. 1)

sábado, 8 de enero de 2022

Creacionismo en los EE.UU.

https://www.youtube.com/watch?v=BS-ZhfaU2qM 

 

 

Si tuviéramos que decir qué es lo más estadounidense del mundo, muchos mencionarían a Santa Claus. O el béisbol, o los grandes coches o el Gran Cañón, o Manhattan, o los cultivos de maíz de las Grandes Llanuras o yo qué sé. Pero si reflexionamos, nos daremos cuenta que es el creacionismo. Algo que es inconcebible fuera de los EE.UU. y que allí está tan arraigado que eso mismo se nos hace también inconcebible.

Según los estudios al respecto, en torno al 46% de la población cree que Dios creó el mundo como dice la Biblia. Y, por supuesto, no cree en la evolución.

Es alucinante.

Y no, la población de Alabama no supone el 46% del total de los EE.UU. Ni juntando Misisispí.

Claro que también hay categorías dentro del creacionismo. 

La primera de ellas es la literal, la que ellos llaman "la Tierra joven". Según ellos Dios creó el mundo hace unos pocos miles de años y lo creó tal cual es ahora. Los estratos geológicos, los fósiles y dinosaurios los puso ahí precisamente para que los encontráramos y nos preguntáramos sobre ellos, son parte del decorado. Olvídense de la evolución, por descontado. Estos son ese 46% al que se refería la encuesta, creo.

La segunda sería "la Tierra vieja". Dios creó el mundo, pero hace millones de años. 

La tercera sería el Diseño Inteligente. En el límite del creacionismo, el Big Bang ocurrió porque Dios dijo "Bang" (entiéndase) y además fijó las leyes naturales que nos han conducido a esta realidad. O algo así, la verdad es que yo no soy un experto.

Éste es un buen momento para recordar una entrada que escribí sobre este tema: ésta. En ella enlazo con un artículo (una serie de fotografías, en inglés) sobre lo que nos dirían los creacionistas; pues bien, fíjense en las caras de los creacionistas. Personas normales y corrientes. El 46% de la población de los EE.UU. 

Todo esto viene a cuento de un artículo que leí hace ya tiempo pero que no sé porqué me ha venido a la cabeza. El artículo lo escribía un científico que se declaraba creacionista de la Tierra joven y se lamentaba de la situación universitaria americana. En concreto se quejaba de que en las universidades que se declaran creacionistas no se enseña la versión de la Tierra joven. Y que los estudiantes, que entran en ellas creyendo en la Tierra joven, salen creyendo en la Tierra vieja. Y claro, eso no puede ser.

Defiende el articulista que cada uno elija, como universidad, una que esté de acuerdo con sus creencias, es lo lógico. Y dado que el creacionismo es un concepto fundamental en la educación, a la hora de elegir universidad ha de importar mucho lo que allí se enseñe sobre el Génesis. ¿Dónde está el problema? Que mientras el 46% de la población es de la Tierra joven, el 90% de las universidades cristianas (de las que no son cristianas huelga siquiera pensar en ella) no lo es. Y se lamenta de que fuera de las universidades adventistas del Séptimo Día casi no hay escuelas de su cuerda. ¡Si es que incluso en Baylor, universidad de gran fama y prestigio, ni siquiera se enseña el diseño inteligente! Es inadmisible.

Y pone ejemplos: ¿dónde puede uno hacer la carrera de Biología con la tesis de la Tierra joven? En el Bryan Colllege de Tennessee, el Grace de Indiana, el Master's de California, Cedarville University de Ohio y Liberty University de Virginia. Y pare usted de contar.

Pero es que la cosa es peor si se quiere licenciar uno en Geología. Universidades que enseñan Geología en una Tierra joven, cero. Ni una, oiga. Y así no se puede.

Llegados a este punto, la tesis del autor es que es mejor ir a universidades laicas. En ellas al menos el alumno está precavido de que son unos ateos pecadores a los que no hay que hacer caso. En cambio, en las universidades cristianas, dado el respeto que el alumno siente por el profesor, si éste es partidario de la Tierra vieja... bien, el resultado es que muchos alumnos cambian de idea y dejan de ser tierrajovencistas para ser tierraviejistas. No, no, antes que eso mejor ir con los pecadores.

Confía, sin embargo, en que la realidad se impondrá si los creyentes en la Tierra joven se hacen valer (aparte de que cada vez serán más, entre otras causas porque cada vez está más extendido el educar a los hijos en sus casas) y obligan a las universidades cristianas a enseñar la ciencia de acuerdo con las teorías de la Tierra joven. 

El autor se doctoró en Paleontología en Harvard.

Estados Unidos, ese grande y hermoso país, nunca dejará de asombrarnos.


 

Haendel - Allegro en Re menor HWV 475 (Arr. para 2 guitarras)

viernes, 1 de enero de 2021

Cuarenta bajo cero

https://www.youtube.com/watch?v=ZmIjOvbevsA 

 

 

Donde yo trabajaba, en Suecia, cada invierno llegaban a alcanzar 40 grados bajo cero, según me dijeron.

Conozco a gente de Kazahistán y de Volvogrado (antes Stalingrado) y allí también se llega a 40 bajo cero.

Un amigo, un invierno en Indiana, estaba a cuarenta bajo cero...

En Toronto, en invierno, a cuarenta bajo cero...

El otro día, viendo el clásico documental de vida salvaje, los bisontes estaban a cuarenta bajo cero. Me hacía gracia, siempre la misma temperatura. Es evidente que -40 es un número psicológico, una barrera. Menos, sin duda, se considera exageración, una temperatura de la Antártida o Siberia. Y una temperatura no tan baja, lo mismo: si no se alcanza es un frío de pacotilla. Pero como el documental era no recuerdo si inglés o estadounidense, me pregunté si eran cuarenta grados Celsius o cuarenta grados Farenheit. Qué casualidad, pensé, si la temperatura psicológica era la misma en ambas escalas. Y tenía que ser, porque una tempreatura de -28 ó -52 no es una barrera mental.

Entonces caí en la cuenta. Qué casualidad, pero de verdad: es la misma temperatura en ambas escalas. 40 grados Celsius bajo cero equivalen a 40 grados Farenheit bajo cero.

Seguro que ahí está el origen del valor emblemático de los 40 bajo cero.

Es curiosa, la temperatura. Recuerdo que en el colegio estudiábamos 4 escalas distintas.

La más antigua es la escala Farenheit. Inventada por Farenheit, claro. Es una escala bastante chapucera, diríamos ahora, pero hay que entender que fue la primera y que era 1724. Lo importante fue la idea. Farenheit estableció un valor que podía determinar como valor 0 grados. Y otro como 100 grados. Y a partir de ahí. El problema son esos dos valores, que son un poco... ¿cómo lo diría? penosos, si hablamos de una escala científica.

El valor 0 era el más bajo que podía fijar: el punto de congelación del agua salada en cierta composición. Y el valor 100, la temperatura de "el cuerpo humano, con fiebre". Acabo de leer en la web que eso es sólo una teoría y que hay otras teorías, pero es la que estudié yo de pequeño y aquí la cuento. El caso es que en la escala Farenheit el agua destilada congela a 32 grados y hierve a 212. Pero, como digo, da igual el origen y los valores, lo importante es la idea.

El francés Reaumur, apenas unos años después de Farenheit, propuso su escala, pero esta vez más científica: el cero era el punto de congelación del agua destilada y el punto de ebullición de ésta... 80. Lástima, casi acierta. Pero es una mejora frente a Farenheit, al menos desde el punto de vista de la ciencia.

Por fin, unos pocos años más tarde, Celsius hizo su propuesta: la escala de Reaumur, pero esta vez el agua hierve a 100 grados. Y ésta fue la escala buena.

Hay una cuarta escala, claro. La escala Kelvin. Pero ésta es de uso científico, no  normal, y se basa en la escala Celsius en tanto en cuanto un grado es la misma variación en ambas escalas: es tan simple como establecer el 0 en el valor que la Termodinámica dictaminó que era el valor más bajo posible.

El problema mío con la temperatura es que lo que en realidad mide... ¿sabe usted lo que es? Claro que sí, contestará, La cantidad de calor. El calor que hace o lo caliente que está un cuerpo. Y sí, es el sentido que tiene en nuestras condiciones normales. Pero cuando nos salimos de esas condiciones, la cosa cambia. Por ejemplo, en las capas altas de la atmósfera terrestre la temperatura puede ser de 1.000 grados. Pero salga usted ahí sin su traje espacial y se congelará en segundos ¿Cómo es posible? Pero esto es un tema para tratar otro día.




Silvio Rodríguez - La maza

 


jueves, 13 de febrero de 2020

Toda una vida (de 4.600 millones de años)





Me encanta CosmoCaixa, y no pasa año sin que vaya al menos una vez. Pero no voy por las novedades, voy para fijarme mejor en cosas que en otras visitas se me habían pasado por alto. O para, delante de los elementos expuestos, tener reflexiones nuevas que no había tenido hasta entonces. Un ejemplo de esto último es el tubo que representa la edad de la Tierra. Creo que nadie le presta nunca atención, y desde luego no encuentro fotos en Google; alguna he encontrado, en la que se le ve de lejos, al fondo, pero...

Supongo que el nulo éxito del tubo se debe a la falta de espectacularidad (es taaaan largo que ocupa muchos pasillos y espacios, no se aprecia en su conjunto desde ningún sitio), y sobre todo a que nadie se da cuenta de lo asombroso que es. Porque carecemos de sentido de la magnitud: se nos escapa.

Miles de años: se nos escapa comprenderlos. Miles de millones de años.... ¡puf!

El profesor de la Universidad Estatal de Arizona Kip Hodges propone, para hacernos una idea de lo que supone la vida de la Tierra, una escala en la que cada año equivalga a 60 millones de años de la Tierra. Estaríamos hablando, entonces, de en torno a los 76 años: una vida humana. Y eso sí nos lo podemos imaginar. 

Veamos entonces cómo sería la vida de la Tierra.

La Tierra nacería, como todos, en el momento 0 de su existencia. Esto es fácil. Al año de edad la Tierra ya era un bebé rollizo y lleno de lorzas: se había completado el proceso de condensación de los materiales que giraban en torno al Sol y tenía ya el tamaño de ahora. Uno o dos meses después, ya tenía atmósfera (de dióxido de carbono, vapor de agua, azufre, metano, etc.). Pero  en lo que respecta a la vida no ocurriría nada hasta que fuera un adolescente, quizá con doce años: aparecerían las primeras formas de vida y, unos meses después (en nuestro calendario) aparecen bacterias que empiezan a procesar el oxígeno: empieza una explosión de vida... de bacterias. 

¿Y luego? Más bacterias. Y más. Y más. Hasta que la Tierra cumple... 65 años. Hace 700 millones de años, en realidad: aparecen los organismos pluricelulares. Ya no están solas las bacterias. La Tierra se ha pasado toda su vida, desde los 12 hasta los 65, sólo con bacterias. Pero cuando ya se ha jubilado empieza lo bueno.

O no. Cuando aparecen los dinosaurios, la Tierra tiene 72 años. Y el primer simio aparece hacia mayo o junio ¡del último año de vida! (para facilitar las cosas, supongamos que esa vida se acaba un 31 de diciembre). Lo primero parecido a un humano empieza a erguirse la última semana, y el homo sapiens aparece hacia las cinco de la tarde del 31. La agricultura, hacia las 10 de la noche. Colón descubre América hacia las doce menos cuatro minutos, y la Luna se pisó 26 segundos antes de la media noche. Cinco segundos antes de que acabe, sonando los cuartos, ¡España gana el mundial de fútbol!

Recapitulo: la Tierra se la pasa viviendo sólo con bacterias hasta los 65 años. Y los hombres aparecemos unas siete horas antes de morir.

Me encantan este tipo de comparaciones: hay que reflexionarlas, pero nos ilustran muy bien la insignificancia relativa de todo lo que nos parece importante.

 


Roberto Carlos - El gato que está triste y azul

domingo, 23 de septiembre de 2018

Entropía





De todos los conceptos que nos enseñan (nos enseñaron) en la escuela, yo pienso que el más difícil de entender es el de la entropía. En las asignaturas de lenguas puede que haya conceptos complejos, figuras literarias y cosas así, y también en filosofía: la lógica y sus silogismos, algunas falacias. No cabe duda de que las ideas de muchos filósofos (Hegel y, de hecho, cualquiera que fuera alemán) son incomprensibles por el alumno medio; pero es por lo embarullado de las ideas del alemán, su retorcida visión de las cosas. Entender a Kant no es fácil, pero lo es por la grandeza de su pensamiento: por fuerza la explicación del Universo ha de ser compleja.

También hay dificultades en las matemáticas. Permutaciones, combinaciones, variaciones. El producto vectorial. Las series y las sucesiones. Sí, hay muchas ideas complicadas. Pero por áridas o por farragosas: bien explicadas, el estudiante se da cuenta de que no tienen ninguna dificultad. 

En las ciencias están la mayoría de las cosas incomprensibles. Ya que, a diferencia de las filosóficas, no son el resultado de razonamientos sino la descripción de realidades de la Naturaleza que no sentimos. Por ejemplo, el momento angular. No es sencillo explicar qué es el momento angular, fuera de que es algo que se tiene o no se tiene y el ejemplo universal de la patinadora. Tampoco creo que se explique bien qué es la temperatura y porqué es diferente del calor, porqué puede uno congelarse al instante en un ambiente que esté a 1000 grados. Y, por supuesto, hay cosas que es que, simplemente, no sabemos. La gravedad, por ejemplo. Son cosas que por suerte conocemos por la vida misma, no necesitamos que nos las enseñen en la escuela.

Claro que hay muchos interrogantes, pero es que la escuela es una educación básica; para saber más, para entender mejor las cosas, ya están los siguientes niveles de enseñanza.

Y luego está la entropía.

La entropía es un concepto fundamental de la Termodinámica (que es la fuerza que mueve al mundo). Recuerdo que ya cuando empezaron a explicarla, en el colegio, mi padre me advirtió que la Termodinámica y su 2ª ley eran muy importantes, pero que eran muy difíciles de entender. La 2ª ley, claro está, es la de la entropía. Y es una ley muy fácil: la entropía siempre aumenta.

Bien, en la Universidad estudié un año entero de Termodinámica. Amén de posteriores asignaturas directamente relacionadas. Y tampoco allí supieron explicar bien qué es la entropía.

¿Qué es la entropía? Ya digo que es difícil de explicar. Como prueba el hecho de que la citada 2ª ley de la Termodinámica no tiene un enunciado tan claro como el que he hecho. La entropía es que el calor siempre pasa del cuerpo caliente al frío. ¿Es eso la entropía? Claro que no, pero también es una manera de enunciar la 2ª ley. Así que algo debe tener que ver la entropía en eso de que el calor va del caliente al frío. Pero suele definirse la entropía como la medida del desorden. Las cosas tienden a desordenarse, por lo que la entropía siempre aumenta. Ordenar cuesta esfuerzo, que se invierte en reducir la entropía. Pero mirando más allá, ese esfuerzo se ha obtenido a costa de algo, y ese algo ha supuesto un desorden mayor que el que ha ordenado el esfuerzo. La 2ª ley.

(Aviso: es cierto, no entiendo bien la entropía, ni su sentido físico. No sé decir qué mide. Y es posible que las elucubraciones de este artículo sean erróneas).

¿Porqué es importante la entropía? Pues porque siempre aumenta. Y cuando ya no pueda aumentar más, el Universo se detendrá por completo. Se habrá acabado todo. Cada acto que cometemos aumenta la entropía del Universo.  Así que cada acto que cometemos nos acerca más al final. Pero esto no es normal. Entiendo que en el principio la entropía sería 0; no puede ser negativa. Con el Big Bang la entropía empezó a aumentar. Y resulta que la cantidad admisible de entropía es finita, y cuando se alcance, fin. Ya no sucederá nada más, porque ya no podrá aumentar más la entropía. 

Pero, por supuesto, la entropía no se puede medir. No hay entropiómetros.

¿Ustedes lo entienden? Yo no, pero una cosa está clara: debe ser algo muy importante, porque se enseña en la escuela. Y si allí se enseña un concepto tan extraño, es que debe ser importante.

Pues bien, la misión de los ingenieros es reducir la entropía.

Sí, ya sé que suena muy raro y que la inmensa mayoría de los ingenieros no sabe que ésa es su misión, pero lo es. Aquí, me temo, interviene la formación que he tenido como ingeniero: en mi plan de estudios era muy importante la Termodinámica. Y lo ilustraré con un ejemplo.

No sé si saben qué es el coeficiente volumétrico. En un motor térmico (verbi gratia, el motor de un coche), es un parámetro que se refiere al proceso de introducción del combustible en la cámara del pistón. Pues bien, en la práctica la única manera de mejorar el rendimiento de un motor (está claro que nos interesa a todos) es mejorar el coeficiente volumétrico. El resto de parámetros ya no podemos mejorarlos apenas. Y de ahí vienen las cuatro válvulas por cilindro, la inyección, el "turbo", etc. Pero el rendimiento del coche no viene sólo por el rendimiento del motor: hay muchos más detalles que influyen. El más conocido es la resistencia del viento: la aerodinámica. No tiene sentido que la energía del motor se invierta en vencer toda la resistencia del viento, cuando un diseño cuidadoso de la carrocería puede encargarse de la mayor parte. Otro aspecto, que suele pasar desapercibido, es la salida de los gases de escape: a fin de cuentas, la mezcla de aire y combustible que entra en el cilindro tiene que expulsar los gases que ya están dentro, ¿no? Pues entonces, si conseguimos facilitar el escape de estos gases estamos quitando una tarea más al motor. De ahí los colectores, los escapes múltiples, etc.

Pero lo bueno es que todo importa. Por ejemplo, cuando hablo de la aerodinámica de un coche todo el mundo piensa en el morro afilado, en los retrovisores carenados, etc. Pocos piensan en los spoilers traseros, tan de moda en los ochenta, en el diseño en general de la trasera del coche. Y sin embargo importa y mucho: si el diseño es poco cuidadoso, el aire que deja atrás el coche en su avance no está encauzado y no sabe qué hacer, formando pequeños remolinos. ¡Ay! Estos remolinos los está generando el vehículo, luego está empleando la energíad e su motor en hacerlos. Si el diseño de la carrocería consigue eliminar los remolinos traseros, el motor se podrá dedicar más a lo que se trata.

No sé si captan la idea: todo influye. Unas cosas para bien y otras para mal. Y la tarea de los ingenieros es eliminar lo que afecta para mal e introducir lo que afecta para bien.

Podríamos definir la entropía como la medida de la ineficacia. Lo que contribuye a consumir energía, a hacer algo ineficaz (por ejemplo, el rozamiento), aumenta la entropía. Lo que contribuye a aumentar la eficacia, disminuye la entropía. Claro que, como siempre hay ineficacias, globalmente la entropia siempre aumenta. Así que lo que podemos conseguir es que aumente lo menos posible. Graficamente podríamos verlo como una pelota que dejamos caer contra el suelo. Si el proceso fuera ideal, la pelota rebotaría y volvería a nuestra mano. Se diría entonces, que el proceso ha sido reversible, y podríamos repetirlo hasta el infinito. Pero la realidad no es ideal, y la pelota no vuelve a la mano: parte de la energía de la pelota se invierte en vencer el rozamiento del aire, y parte en la deformación de la pelota durante el choque. Para que el proceso pareciera reversible (es decir, que volviera a la mano), tendríamos que haberle comunicado algo de fuerza. Pero eso no podríamos repetirlo hasta el infinito, ¿vertdad? Pues bien, la labor del ingeniero sería conseguir que la pelota rebote lo más alto posible, para que haya que emplear la menor energía en el proceso. ¿Cuánta energa cree que existe en el Universo? Desde luego, mucha, sí. Pero necesariamente ha de ser un número finito (si el Universo es finito, y si no lo es hemos de no creer en el Big Bang). ¿Qué pasará cuando la energía total se haya agotado? Pues eso. No, en realidad no es así: sabemos (creemos) que la energía (junto con la masa) ni se crea ni se destruye, sólo se transforma. Así que la suma total de energía del Universo permanece constante. Pero no lo miremos así: pensemos en "la energía aprovechable". Por ejemplo, si quema usted carbón obtiene energía que puede aprovechar. Con poco oxígeno, el carbón se habrá convertido en CO, que aún podría volver a quemar y obtener más energía. Entonces obtendría CO2, y fin del proceso. Ya no puede quemar el CO2 y no obtendrá energía de él. Ésto, más o menos, es lo que pasa con la entropía.

En fin, mucha divagación por mi parte, porque nunca entendí bien qué es la entropía.

De ahí que, como ingeniero, mi misión es disminuir la entropía. Y un efecto colateral es que tiendo a ver las cosas como procesos en los que hay que disminuir la entropía. En palabras de la calle, siempre pienso que cosas no salen gratis.

Cualquier detalle tiene su repercusión. El aleteo de la mariposa que causa un tifón en Hong-Kong, pero por una confluencia de infinitas circunstancias. Ergo cada una de ellas tuvo su parte en la consecuencia, en el tifón.

Pues tiendo a pensar que en la vida todo es así. Cualquier error se paga. Tarde o temprano. La sociedad es una máquina, todos somos máquinas, y cualquier así como ajuste repercute, cualquier decisión influye. La siembra produce la cosecha meses después. La formación, años después. No estudiar, quizás semanas después. Una decisión política, lustros; algunas, décadas. Y siguen influyendo durante generaciones.

Así que me da rabia el cortoplacismo de las personas. El no ver que el resultado inmediato no es el único resultado. Y que, hagamos lo que hagamos, la entropía siempre aumentará. Me da rabia que no todos luchemos para que ese aumento sea el menor posible.

Y sin embargo, no sé bien qué diantres es la entropía.





Radical Face - Welcome home

jueves, 21 de junio de 2018

DIferencia entre Arte y Ciencia




Hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad. Una afirmación que hace más de cien años que la decía Don Hilarión, y sigue siendo válida. Desde hace tres siglos (véase la serie de artículos con la etiqueta Gracias a ellos y en especial el artículo sobre John Kay), las ciencias y, gracias a ellas, la Técnica, están evolucionando en lo que parece una progresión exponencial, cada vez más lejos más rápido.

Desde luego, todos entendemos el porqué.

Aunque me atrevería a decir que pocos habrán pensado que una de las causas de la aceleración es el aumento de la población a lo largo del tiempo, y en especial el número de personas que se dedica a la Ciencia. En 1600 la población de España, Francia, Inglaterra y Alemania no superaba los 50 millones de personas; ahora son más de 250 millones de personas: se ha multiplicado por más de 5. Pues bien, sin duda la población de físicos, químícos, biólogos, médicos, ingenieros y todos los profesionales que de una manera u otra hacen avanzar la Ciencia y la Técnica se ha multiplicado por muuuucho más de 5 en este periodo, si me dicen que por más de mil me lo creo. Pues si por cada matemático que hubiera en 1600 ahora hay más de mil, ¿cómo no va a acelerarse el conocimiento de la Matemática?

Y no solo hay más médicos, astrónomos y entomólogos. También hay más escritores (digamos gente que escribe pretendiendo que escribe narrativa, poesía o teatro), pintores (los albergues para personas sin hogar están llenos), músicos y escultores. Sin embargo no parece que la evolución de estas actividades haya ido paralela a la de las ciencias. Tenemos muchas personas que saben más que Galileo o Newton, que nos explican el Universo o el porqué de las cosas mejor que ellos, pero ¿las tenemos que pinten mejor que Zurbarán, escriban mejor que Cervantes o compongan mejor que Vivaldi? La música y la pintura han evolucionado en estos siglos, pero por el avance de la técnica: se fabrican mejores pinturas, mejores soportes, mejores pinceles, mejores instrumentos,... Se dispone de infinitamente más medios, ahora es normal lo inimaginable entonces, pero no creo que ninguno de los pintores españoles actuales (sin ánimo de ofender) vaya a ser recordado dentro de 400 años como un genio de la Pintura. Por poner un ejemplo.

Y ésa es la diferencia entre el Arte y la Ciencia.





De todas formas, tampoco podemos presumir de que podamos apreciar lo que tenemos. Sirva como ejemplo el caso del mallorquín Pedro Miguel Marqués, cuyo preludio de El anillo de Hierro sugiero como pieza de acompañamiento de este escrito. ¿Alguien ha oído hablar de él, aparte de documentados melómanos? ¿Hay algo más triste que su página en Wikipedia? Y, sin embargo, ¿no es este preludio una pieza bellísima y nuestra que debiéramos todos conocer? Si el compositor no hubiera sido español sino francés o alemán, ¿alguien duda de que sería mundialmente conocida? País cainita el nuestro por excelencia, muchas cosas tienen explicación.



Pedro Miguel Marqués - El anillo de hierro (preludio)

domingo, 15 de abril de 2018

A propósito de Bessel




¿Bessel?, se preguntarán. ¿Quién es ese Bessel del que nunca he oído hablar y del que sin duda jamás me hablarán?

Es cierto, Fiedrich Bessel es un científico alemán. Es decir, es un científico del montón. Uno de tantos. 

Su historia no es nada del otro mundo: era alemán. Pero imagine, mientras la cuento, que fuera español. En ese momento.

Va a ser una historia increíble.

Bessel nació en 1784 en Westfalia. Su madre era una criada. Así que Bessel sólo tuvo una formación básica. A los 14 años tuvo que salir a ganarse los garbanzos, lo colocaron de aprendiz en una compañía mercantil. Autodidacta, aprende astronomía y matemáticas hasta el punto de que en 1804 calcula la órbita del cometa Halley y se la envía a Heinrich Olbers, astrónomo de prestigio en la época. Olbers alucina con los cálculos y consigue que los publiquen. Al tiempo, presenta a Bessel a Schröter, otro astrónomo, que lo contrata para su observatorio particular. Allí Bessel se curte, y (aquí soy yo el que alucina), el gran Gauss recomienda a la universidad de Gotinga que le dé el doctorado en Astronomía ¡sin tener estudios universitarios! Con 26 años, la fama de Bessel es tal que el rey Federico Guillermo III de Prusia lo nombra director vitalicio de su observatorio en Könisberg.

Por cierto, la gran aportación de Bessel se estudia en todos los colegios (o se estudiaba, al menos en mi época) en la asignatura de Ciencias Naturales, solo que sin mencionarle: la técnica del paralaje para medir distancias astronómicas.

Con el paralaje y el excelente telescopio de Fraunhofer que tenía (en algún sitio he hablado o hablaré de Fraunhofer), nuestro hombre establece la distancia a la que se encuentra la estrella Cisne-61 (y casi la clava): 98 billones de kilómetros. El Universo era muuucho más grande de lo que se creía.

Pero Bessel hizo muchos más avances en la astronomía. Por ejemplo, las estrellas binarias (estrellas emparejadas): descubrió que Sirio (la estrella más brillante de nuestro cielo) tenía variaciones en su brillo, y dedujo que tenía que haber una segunda estrella, Sirio B. Sirio B fue confirmada en 1862, pero para entonces Bessel ya había muerto de cáncer, en 1846

Veamos, Bessel nació en 1784. En 1800 tenía 16 años. Cuando tenía 21 años se libró la batalla de Ulm. Jena, Wagram... Fueron años de guerra contra Napoleón. Igual que en España. Bessel, sin duda, no lo tuvo fácil: un chaval sin nombre, que quiere vivir de la astronomía, en años tan difíciles. En una tierra asolada por continuas guerras. Comparada con Alemania, España tenía una estabilidad envidiable. Y, sin embargo, no surgió aquí ningún Bessel, como no hubo ningún Gauss, ningún Fraunhofer y ningún Olbers. ¿Científicos que ayudan a otros científicos? ¿Reyes que se interesan por científicos? ¿En España? E insisto en el entorno: en 1813, por ejemplo, los franceses destruyeron el observatorio de Schröter, sus trabajos y sus libros. Pero el país, el desarrollo científico del país, no se paralizó por la guerra. 

¿Por qué esta diferencia? Es una pregunta que me hago a menudo. Supongo que en realidad nadie sabe la respuesta, y que no existe un motivo único. No creo que fuera un pasado guerrero que nos hubiera esquilmado: Alemania tuvo casi 200 años de guerras civiles por la religión, y desde luego los casi 50 años reales de la Guerra de los Treinta Años dejaron al país hecho una piltrafa. Sí, sin duda el carácter diferente de los alemanes tuvo algo que ver, pero no sé qué es lo que forja el carácter de un pueblo.

Tampoco creo que sea cosa de reyes. En el siglo XVIII no los tuvimos tan malos. ¿La religión, entonces? Pues... quizá esto sí es más probable. Puede que el catolicismo rampante de estos pagos no alentara las ciencias, mientras que allí, conviviendo con los luteranos, el catolicismo se atenúa, se vuelve menos ultramontano y aprende a mirar las cosas con otra óptica de vez en cuando.

A veces he pensado que es una cuestión de masa crítica. Que allí acumularon cerebro suficiente para que creciera por sí solo, y que aquí nunca tuvimos los necesarios para crear el caldo de cultivo. Quizás, pero es que...

Es que los alemanes florecieron en todos los ámbitos. En vida de Bessel tuvieron grandes físicos, químicos, astrónomos, matemáticos, inventores de todo tipo,... pero también naturalistas, filósofos, músicos, escritores,... Como muestra, un botón: el suegro de Bessel fue el químico Karl Gottfried, que fundó el primer laboratorio de Química de Alemania en la universidad de Konisberg y creó la disciplina de la química farmacéutica; su cuñado fue el físico Franz Ernst Neumann, que fue un físico y mineralista eminente y sobre todo matemático, y que también tuvo un hijo matemático de renombre; y fue primo político de Gotthilf Hagen, un ingeniero que proporcionó grandes avances en la hidráulica, y de Hermann Hagen, en su tiempo el entomólogo más importante de Europa. Vaya, que Bessel, el hijo de una criada, no era un caso aislado de eminencia.

¿Qué hubiera sido de Bessel, si hubiera nacido en España? Pues eso.

Fiedrich Bessel tiene calle y parque a su nombre en Berlín. Lo que también es increíble es que Alemania tenga tantas historias increíbles.




Jon Anderson & Vangelis - I'll find my way home

martes, 10 de enero de 2017

Cosmocaixa





En Barcelona tenemos Cosmocaixa y el Museo de Historia Natural. El Museo de Historia Natural, les diré, es interesante pero se nota que no han puesto mucho cerebro en su configuración. Esto, unido a que lo sacaron del parque de la ciudadela y lo llevaron más allá del Fórum, malcomunicándolo - al menos conmigo-, hace que vaya poco. Mi favorito es, pues, Cosmocaixa, y no hay año que no lo visite una o dos veces.

Me encanta Cosmocaixa.

Ahora bien, cuando voy a Cosmocaixa no puedo evitar darme cuenta de que la mayoría de los visitantes son niños y los adultos que los acompañan. Y recalco el hecho de que los adultos están porque acompañan a niños. Hay, sí, turistas adultos que acuden sin niños; pero son los menos.

Lo mismo ocurre en otros equipamientos "de conocimiento", como el Museo de Historia Natural, el zoo o el acuario. Ignoro cuál es la situación en los museos culturales, caixafórum y similares, y no recuerdo cuál era el público la última vez que fui al museo egipcio. Sí sé que la audiencia del principal museo de Barcelona, el del F.C. Barcelona, está formada en su mayoría por adultos y jóvenes que viajan solos, y si hay niños lo son en su calidad de acarreados por sus padres. También es cierto que el coste de la entrada del museo del FCB es tal que cualquiera pensaría que llevar a un niño es un derroche excesivo, mientras que Cosmocaixa es casi gratis y, para los niños, gratis del todo.

Esta actitud no es sólo de Barcelona: también la he visto en los diversos centros de Dinópolis y (por citar sólo mi último viaje) la Cité de l'Espace de Toulouse.

Da la impresión de que la gente cree que la ciencia - incluyendo las ciencias naturales- es sólo para los niños. Que cuando uno alcanza una cierta edad, en torno a la legal para hacer lo que uno quiera, uno está ya libre de tener que aprender. Y que pasa a ser ya un usuario de "la cultura". Lo cierto es que los grandes centros culturales están, por todos, considerados "para adultos" (en el sentido de que no son sitios a los que llevar a niños), y los centros "de conocimiento" lo son para niños. Esto es un sentimiento general, por supuesto, pues no faltará quien me diga que el museo del Prado, por ejemplo, es recomendabilísimo para niños. Y es cierto que mejor nos iría si ya de niños acostumbráramos a pasear por esos centros o asistir al teatro o a conciertos de música clásica.

Pero los centros científicos son para niños, dicen. Demasiado bajo para mi nivel, supongo que pensarán. Y a los que vamos motu proprio nos miran como bichos raros. Frikis, nos llaman. Cerebritos, empollones. Bichos raros.
 
 
Lo más curioso de todo es que, cuanto mayor se es, cuanto más se sabe, más entretenidos son los equipamientos de conocimiento. Más interesante es Cosmocaixa, un centro de dinosaurios o un museo militar. Al igual que cuanto más olores y sabores sabe uno diferenciar, más intensa es una cata de vinos, y cuanto más entiende uno de pintura más disfruta uno en el Prado, cuanto más sabe uno de ciencias más disfruta en estos sitios. Cuanto más sabe uno de animales más disfruta en el zoo, el acuario o un museo de historia natural. Pero no, a nadie se le pasa por la cabeza que uno pueda pasar un buen rato en un planetario, un museo técnico o uno científico.

En fin. Yo creo que lo triste no somos los bichos raros, sino los que no lo son. Los que se lo pierden. Los que eligen vivir sin saber, sin comprender el mundo que les rodea. Y les aconsejo a todos ustedes que cambien. Acudan a los museos técnicos y científicos. Visítenlos a fondo, hasta que les echen. Lean los paneles, participen en las experiencias interactivas, apúntense a las sesiones extra, intenten comprender lo que les enseñan y lo que supone. Parecen centros para niños, pero no: son para adultos. Lo de los niños sólo es un gancho para atraerles a ustedes.

Y, desde luego, si tiene usted niños, programe ya el año para visitar al menos 3 ó 4 de estos sitios. Al menos. Usted no se arrepentirá y sus hijos se lo agradecerán.



Navajita Plateá (y Alba Molina) - Noches de bohemia

domingo, 12 de junio de 2016

Heisenberg (sí, el del principio)



Heisenberg es un tipo famoso: en mis tiempos, se estudiaba en el colegio, y supongo que aún se hace. Es el del principio de indeterminación de Heisenberg., ya saben. Lo que pasa es lo de siempre, en las escuelas no hay tiempo para enseñar todo y hay que seleccionar. En el caso de Heisenberg se eligió su principio, y se descartó su historia personal. Y su historia personal también merece un estudio, porque nos da unas enseñanzas que no deben caer en saco roto. No debió pasar lo que pasó en balde.

Heisenberg, alemán, nace en Wüzburgo en 1901. Desconozco las causas, pero tras la primera guerra mundial Alemania se convirtió en un auténtico hervidero cultural, y Berlín es la capital del mundo intelectual. De la literatura, la música, la pintura, el cine, el teatro,... Aquello era indescriptible. Pues bien, el estallido no se produjo sólo en las artes, sino también en las ciencias. Supongo que algo ayudaría que en la Universidad de Berlín impartieran clase Max Planck, Albert Einstein, Max von Laue y Walter Nerst...

El increíble nivel de Alemania en esa época no se redujo sólo a Berlín. Heiseberg, por ejemplo, consiguió plaza en 1927 en la universidad de Leipzig. Allí coincidió con Peter Deybe (pueden leer la "polémica Deybe" en wikipedia), y juntos contribuyeron a que la Universidad de Leipzig fuera una potencia en el desarrollo de la física cuántica.

Pues bien, como todo el mundo sabe, en 1933 Alemania cambió como la noche y el día. En abril, los nazis promulgaron una ley "de restauración del servicio civil" que obligaba a que los funcionarios fueran de origen ario, con lo que muchos tuvieron que irse. Por ejemplo, Einstein. O los principales físicos de la universidad de Gotinga, que se largaron a Estados Unidos y, con el tiempo, estuvieron entre los principales científicos del "proyecto Manhattan", la bomba atómica. Y es que una de las cosas que los nazis consideraban que había que erradicar era lo que llamaban "la física judía".

Pero claro. Las cosas son más complejas de lo que se nos cuenta, y la Alemania nazi no es una excepción. Muchos científicos, como Heisenberg, Planck o Laue, se quedaron. Aunque no eran nazis, no hay que confundirse. Y, por descontado, también hubo científicos nazis. Como Philipp Lennard, premio Nobel de Física en 1905, y Johannes Stark, premio Nobel de Física en 1919.

El caso es que en 1935 se jubiló otro científico de relumbrón, Arnold Sommerfeld, y quedó vacante su cátedra de física teórica en la universidad de Munich. Hay que elegir sustituto, y Heisenberg encabeza una terna propuesta por el mismo Sommerfeld. La terna rival la forman tres candidatos mediocres pero afines al régimen nazi. Heisenberg debería haber ganado la cátedra de calle, pero el citado Stark publicó entonces en una revista del partido nazi un montón de acusaciones contra Heisenberg, entre ellas ser un "judío blanco".

Ocurría que Walter Gerlach, otro físico que para nosotros querríamos, había ganado en 1929 la cátedra de física experimental en la universidad de Munich por recomendación de Sommerfeld para sustituir a Wilhelm Wien (si, otro premio nobel de física, éste en 1911). Nuestro amigo Stark había competido también por ese puesto, y nunca perdonó a todos los que intervinieron creía él, en su contra. Por lo que si Sommerfeld apoyaba a Heisenberg, Stark odiaría también a Heisenberg.

¿Y qué pasó? Pues, por un lado, lo que cabía esperar: el rector de la universidad de Múnich eligió a uno de los mindundis propuesto por los nazis, y Heisenberg.... cometió el error de su vida. ¿Se lo pueden creer? ¡Apeló al Reichsführer de las SS, Himmler! El cual ordenó que se investigara el caso. Y, no me pregunten cómo, Heisenberg, además de acusado de propagar ideas contrarias a los nazis, se vio acusado también de sodomía. Por lo que aprece, se encerraba con frecuencia con jóvenes muchachos. Una prueba adicional era que se había casado de repente, lo que se interpretó como un matrimonio de conveniencia, para cubrir las apariencias. 

La cosa era seria: la sodomía se castigaba con reclusión en los campos de concentración. Claro, los de la Gestapo no se solían reclutar en las facultades de físicas, y no sabían que era habitual que los grandes profesores estuvieran rodeados de chicos jóvenes: estudiantes visitantes, de doctorado, ayudantes, etc. En el caso de Heisenberg, podríamos citar a Isidor Rabi, premio nobel de física en 1944, a Felix Bloch, 1952, y a Lev Landau, que lo ganó en 1962 (de verdad, yo no sé lo que comía esa gente).

¿Y lo del matrimonio intempestivo? Bueno, Heisenberg conoció a Fräulein Elisabeth Schumacher en enero de 1937 y se casó en abril. Él tenía 36 años, cono lo que no es esperable un largo noviazgo. Y creo que se pueden imaginar que Heisenberg era de los que pasaban más horas en los laboratorios que en los paseos, pelando la pava. Además, Heisenberg se había enamorado antes de la hermana de uno de sus ayudantes, pero el padre de la novio no veía futuro en el muchacho y la casó con un conde. El conde moriría después, en el frente ruso, y el ayudante hizo carrera con los nazis - embajador en el Vaticano de 1943 a 1945-, y tuvo dos hijos, uno se convirtió en (¡como no!) físico (pero luego filósofo) de talla mundial, y el otro... en presidente de Alemania entre 1984 y 1994. Sea por desengaño o porque no estaba para cuentos, Heisenberg se casó rápido. Ahora, que si fue por guardar las apariencias, es posible que forzaran un poco: tuvieron once hijos.

Pero aquí tenemos a la Gestapo, y todos sabemos que esto significa poco amistosos interrogatorios en duras sillas de madera con flexos de potentes luces en la cara y todo lo demás. Los papeles del proceso se perdieron durante la guerra, por lo que desconozco los detalles, pero ¡por fin algo sale bien! resulta que entre los investigadores de las SS ¡había un antiguo alumno de Heisenberg! Que, por cierto, para no perder la tradición, estaba preparando su doctorado con von Laue. Pero no ganó ningún nobel, que estaban contados. Total, que en 1938 Heisenberg recibió una carta del propio Himmlerdiciéndole que se le declaraba inocente de todas las acusaciones.

Eso sí, la cátedra de Múnich no se la dieron. A Heisenberg, su antiguo alumno aún tendría que ayudarle a salir de algunos líos con la Gestapo y, a su vez, tras la guerra Heisenberg logró que el mozo no fuera depurado por nazi. Su antiguo ayudante, el hermano de la chica que le había gustado, fue condenado a siete años en los Juicios de Nüremberg a pesar de que en su defensa ayudó su hijo (el que llegó a presidente de Alemania, que era estudiante de derecho entonces). Habría muerto en prisión, pero unos meses antes habían revisado su caso y le soltaron. En fin, digamos que el papel del ayudante (venga, lo nombro: Ernst von Weizsäcker) no estaba del todo claro: es muy posible que no fuera un nazi, sólo un alemán.

No queda nadie que lo recuerde, pero en uno de mis primerísimos artículos les contaba que la Historia es apasionante y está llena de sorpresas; en aquel momento lo decía a propósito de los griegos, pero ya ven que la vida de Heisenberg no desmerece en absoluto.

¿Y qué enseñanzas podemos sacar de este relato? Para empezar: es mala cosa que los partidos políticos (el partido nazi lo era) se metan en las cosas de la universidad. Aunque los políticos digan que ningún asunto del mundo les es ajeno y que ellos miran por los intereses del pueblo, en mi opinión deberían huir de intervenir u opinar de muchas de estas esferas; y la universidad es una de ellas.

En segundo lugar, ¿no deberíamos estudiar qué provocó semejante constelación de genios en Alemania e intentar que aquí nos acerquemos un poco. España ha dado 0 nobeles de física, 0 de química y 2 de medicina; los alemanes, en estas tres ramas suman 85. Y no, no creo que sea sólo el agua.

Pero esta historia en concreto nos habla, sobre todo, de la universidad. ¿Ustedes creen que Heisenberg habría tenido alguna oportunidad en España? Más aún: Heisenberg estudió en la Universidad de Munich, y empezó de ayudante en la de Gotinga; sólo ese cambio ya habría sido casi imposible en España. Pero es que después de Gotinga trabajó en la Universidad de Copenhague, luego en la de Leipzig, Berlín, de nuevo Gotinga y finalmente en la de Munich (años después de esta historia, de 1958 hasta su muerte en 1976. Si algo caracteriza a la universidad española es que si entra un profesor de fuera será por encima de muchos cadáveres. ¿Qué prima en verdad en nuestras universidades para elegir a sus profesores y catedráticos? Pues eso. 

Lo cierto es que no conozco ninguna universidad española que presuma de los profesores que tiene. 

Lo dicho. Quizá deberíamos preguntarnos cómo es que ellos tienen dinero, en vez de pedirles que nos paguen nuestros gastos.





Ayer un descerebrado le soltó 4 tiros a Christina Grimmie. Luego se pegó un tiro antes de que supiéramos porqué lo hizo. En la campaña electoral que se les avecina, seguro que se plantea el tema de las armas. Pero no creo que el país reflexione en serio.



Christina Grimmie y Mike Tompkins interpretan en modo "mash up" - My songs know what you did in the dark (Fall out boy) y Girl on fire (Alicia Keys)