domingo, 12 de junio de 2016

Heisenberg (sí, el del principio)



Heisenberg es un tipo famoso: en mis tiempos, se estudiaba en el colegio, y supongo que aún se hace. Es el del principio de indeterminación de Heisenberg., ya saben. Lo que pasa es lo de siempre, en las escuelas no hay tiempo para enseñar todo y hay que seleccionar. En el caso de Heisenberg se eligió su principio, y se descartó su historia personal. Y su historia personal también merece un estudio, porque nos da unas enseñanzas que no deben caer en saco roto. No debió pasar lo que pasó en balde.

Heisenberg, alemán, nace en Wüzburgo en 1901. Desconozco las causas, pero tras la primera guerra mundial Alemania se convirtió en un auténtico hervidero cultural, y Berlín es la capital del mundo intelectual. De la literatura, la música, la pintura, el cine, el teatro,... Aquello era indescriptible. Pues bien, el estallido no se produjo sólo en las artes, sino también en las ciencias. Supongo que algo ayudaría que en la Universidad de Berlín impartieran clase Max Planck, Albert Einstein, Max von Laue y Walter Nerst...

El increíble nivel de Alemania en esa época no se redujo sólo a Berlín. Heiseberg, por ejemplo, consiguió plaza en 1927 en la universidad de Leipzig. Allí coincidió con Peter Deybe (pueden leer la "polémica Deybe" en wikipedia), y juntos contribuyeron a que la Universidad de Leipzig fuera una potencia en el desarrollo de la física cuántica.

Pues bien, como todo el mundo sabe, en 1933 Alemania cambió como la noche y el día. En abril, los nazis promulgaron una ley "de restauración del servicio civil" que obligaba a que los funcionarios fueran de origen ario, con lo que muchos tuvieron que irse. Por ejemplo, Einstein. O los principales físicos de la universidad de Gotinga, que se largaron a Estados Unidos y, con el tiempo, estuvieron entre los principales científicos del "proyecto Manhattan", la bomba atómica. Y es que una de las cosas que los nazis consideraban que había que erradicar era lo que llamaban "la física judía".

Pero claro. Las cosas son más complejas de lo que se nos cuenta, y la Alemania nazi no es una excepción. Muchos científicos, como Heisenberg, Planck o Laue, se quedaron. Aunque no eran nazis, no hay que confundirse. Y, por descontado, también hubo científicos nazis. Como Philipp Lennard, premio Nobel de Física en 1905, y Johannes Stark, premio Nobel de Física en 1919.

El caso es que en 1935 se jubiló otro científico de relumbrón, Arnold Sommerfeld, y quedó vacante su cátedra de física teórica en la universidad de Munich. Hay que elegir sustituto, y Heisenberg encabeza una terna propuesta por el mismo Sommerfeld. La terna rival la forman tres candidatos mediocres pero afines al régimen nazi. Heisenberg debería haber ganado la cátedra de calle, pero el citado Stark publicó entonces en una revista del partido nazi un montón de acusaciones contra Heisenberg, entre ellas ser un "judío blanco".

Ocurría que Walter Gerlach, otro físico que para nosotros querríamos, había ganado en 1929 la cátedra de física experimental en la universidad de Munich por recomendación de Sommerfeld para sustituir a Wilhelm Wien (si, otro premio nobel de física, éste en 1911). Nuestro amigo Stark había competido también por ese puesto, y nunca perdonó a todos los que intervinieron creía él, en su contra. Por lo que si Sommerfeld apoyaba a Heisenberg, Stark odiaría también a Heisenberg.

¿Y qué pasó? Pues, por un lado, lo que cabía esperar: el rector de la universidad de Múnich eligió a uno de los mindundis propuesto por los nazis, y Heisenberg.... cometió el error de su vida. ¿Se lo pueden creer? ¡Apeló al Reichsführer de las SS, Himmler! El cual ordenó que se investigara el caso. Y, no me pregunten cómo, Heisenberg, además de acusado de propagar ideas contrarias a los nazis, se vio acusado también de sodomía. Por lo que aprece, se encerraba con frecuencia con jóvenes muchachos. Una prueba adicional era que se había casado de repente, lo que se interpretó como un matrimonio de conveniencia, para cubrir las apariencias. 

La cosa era seria: la sodomía se castigaba con reclusión en los campos de concentración. Claro, los de la Gestapo no se solían reclutar en las facultades de físicas, y no sabían que era habitual que los grandes profesores estuvieran rodeados de chicos jóvenes: estudiantes visitantes, de doctorado, ayudantes, etc. En el caso de Heisenberg, podríamos citar a Isidor Rabi, premio nobel de física en 1944, a Felix Bloch, 1952, y a Lev Landau, que lo ganó en 1962 (de verdad, yo no sé lo que comía esa gente).

¿Y lo del matrimonio intempestivo? Bueno, Heisenberg conoció a Fräulein Elisabeth Schumacher en enero de 1937 y se casó en abril. Él tenía 36 años, cono lo que no es esperable un largo noviazgo. Y creo que se pueden imaginar que Heisenberg era de los que pasaban más horas en los laboratorios que en los paseos, pelando la pava. Además, Heisenberg se había enamorado antes de la hermana de uno de sus ayudantes, pero el padre de la novio no veía futuro en el muchacho y la casó con un conde. El conde moriría después, en el frente ruso, y el ayudante hizo carrera con los nazis - embajador en el Vaticano de 1943 a 1945-, y tuvo dos hijos, uno se convirtió en (¡como no!) físico (pero luego filósofo) de talla mundial, y el otro... en presidente de Alemania entre 1984 y 1994. Sea por desengaño o porque no estaba para cuentos, Heisenberg se casó rápido. Ahora, que si fue por guardar las apariencias, es posible que forzaran un poco: tuvieron once hijos.

Pero aquí tenemos a la Gestapo, y todos sabemos que esto significa poco amistosos interrogatorios en duras sillas de madera con flexos de potentes luces en la cara y todo lo demás. Los papeles del proceso se perdieron durante la guerra, por lo que desconozco los detalles, pero ¡por fin algo sale bien! resulta que entre los investigadores de las SS ¡había un antiguo alumno de Heisenberg! Que, por cierto, para no perder la tradición, estaba preparando su doctorado con von Laue. Pero no ganó ningún nobel, que estaban contados. Total, que en 1938 Heisenberg recibió una carta del propio Himmlerdiciéndole que se le declaraba inocente de todas las acusaciones.

Eso sí, la cátedra de Múnich no se la dieron. A Heisenberg, su antiguo alumno aún tendría que ayudarle a salir de algunos líos con la Gestapo y, a su vez, tras la guerra Heisenberg logró que el mozo no fuera depurado por nazi. Su antiguo ayudante, el hermano de la chica que le había gustado, fue condenado a siete años en los Juicios de Nüremberg a pesar de que en su defensa ayudó su hijo (el que llegó a presidente de Alemania, que era estudiante de derecho entonces). Habría muerto en prisión, pero unos meses antes habían revisado su caso y le soltaron. En fin, digamos que el papel del ayudante (venga, lo nombro: Ernst von Weizsäcker) no estaba del todo claro: es muy posible que no fuera un nazi, sólo un alemán.

No queda nadie que lo recuerde, pero en uno de mis primerísimos artículos les contaba que la Historia es apasionante y está llena de sorpresas; en aquel momento lo decía a propósito de los griegos, pero ya ven que la vida de Heisenberg no desmerece en absoluto.

¿Y qué enseñanzas podemos sacar de este relato? Para empezar: es mala cosa que los partidos políticos (el partido nazi lo era) se metan en las cosas de la universidad. Aunque los políticos digan que ningún asunto del mundo les es ajeno y que ellos miran por los intereses del pueblo, en mi opinión deberían huir de intervenir u opinar de muchas de estas esferas; y la universidad es una de ellas.

En segundo lugar, ¿no deberíamos estudiar qué provocó semejante constelación de genios en Alemania e intentar que aquí nos acerquemos un poco. España ha dado 0 nobeles de física, 0 de química y 2 de medicina; los alemanes, en estas tres ramas suman 85. Y no, no creo que sea sólo el agua.

Pero esta historia en concreto nos habla, sobre todo, de la universidad. ¿Ustedes creen que Heisenberg habría tenido alguna oportunidad en España? Más aún: Heisenberg estudió en la Universidad de Munich, y empezó de ayudante en la de Gotinga; sólo ese cambio ya habría sido casi imposible en España. Pero es que después de Gotinga trabajó en la Universidad de Copenhague, luego en la de Leipzig, Berlín, de nuevo Gotinga y finalmente en la de Munich (años después de esta historia, de 1958 hasta su muerte en 1976. Si algo caracteriza a la universidad española es que si entra un profesor de fuera será por encima de muchos cadáveres. ¿Qué prima en verdad en nuestras universidades para elegir a sus profesores y catedráticos? Pues eso. 

Lo cierto es que no conozco ninguna universidad española que presuma de los profesores que tiene. 

Lo dicho. Quizá deberíamos preguntarnos cómo es que ellos tienen dinero, en vez de pedirles que nos paguen nuestros gastos.





Ayer un descerebrado le soltó 4 tiros a Christina Grimmie. Luego se pegó un tiro antes de que supiéramos porqué lo hizo. En la campaña electoral que se les avecina, seguro que se plantea el tema de las armas. Pero no creo que el país reflexione en serio.



Christina Grimmie y Mike Tompkins interpretan en modo "mash up" - My songs know what you did in the dark (Fall out boy) y Girl on fire (Alicia Keys)

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