Hará unos cinco años, yo solía leer unos blogs muy buenos. Me gustaban lo que escribían, y escribían a menudo. Poco a poco me dí cuenta de que yo también quería escribir un blog. Y me puse a ello.
Con los años he ido cambiando de idea respecto a lo que es un blog. Cosa curiosa, he acabado pensando que es mejor que no me lea nadie. Que me lea quien quiera, claro (¡faltaría más!), pero como todo el mundo está allí, calladitos en su rincón, no me molestan. En realidad, sólo tengo dos lectores que quiero tener: yo mismo y mis hijos. Yo mismo, porque es muy entretenido leer lo que escribí muchos meses antes. Hay entradas vergonzantes, por supuesto, pero también tengo algunas entradas que me salieron redondas. Y pienso que hay más de éstas que de ésas, aunque quede feo que sea yo quien lo diga.
Y mi segundo lector son mis hijos, ya lo he explicado alguna vez. Dentro de 20 años esto de los blogs habrá desaparecido, pero yo me voy imprimiendo en libros las entradas, y los libros sí seguirán dentro de 20 años. Así que si alguna vez mis hijos tienen interés en saber qué pensaba yo entonces, no tendrán más que leer los artículos.
En definitiva, escribir sin interés en que me lean me proporciona libertad en cuanto me quita presión: no tengo que gustarle a nadie. No tengo porqué tener razón ni acertar en los pronósticos. No tengo que ser el más listo ni descubrir cosas que nadie sabía. Es mi blog y de nadie más, porque no lo comparto con nadie. Ni con los lectores, que también es un compartir.
Pero yo no soy Umbral, yo no quería hablar de mi libro. Yo quería hablar de los blogs que leía antes. Y es que ya no los leo. Porque ya no los publican. Porque alguno sobrevive, pero publica un artículo cada seis meses.Yo entiendo a los blogueros. Una vez pasada la excitación inicial, escribir un blog es muy sacrificado. Como cualquier trabajo, dirán. Pero la mayoría de los blogs no los escriben profesionales en el ejercicio de sus deberes, sino particulares como usted y como yo, y escriben por afición.
Aparte, los grandes artículos están muy currados. Me gusta leer uno sobre Rusia, www.rusadas.com, y se nota que hay muchas horas detrás de cada artículo. Que puede que en muchos casos la información no sea original, que ya esté en internet, pero si usted no accede a ella es como si no existiera. Quiero decir, si existe una página rusa que explica qué pasó en realidad con "el cadáver" de Hitler y nadie la lee, si un tipo lo hace y explica en su blog lo que cuenta que pasó, por lo que a usted respecta este segundo tipo es el que le ha dado a usted la información, ¿no?
Todo esto me hace pensar que los blogs van a desaparecer. Blogs en su sentido pleno, no las columnas de opinión de los periodistas, que no sé porqué las llaman blog. Que un blog es más que una colección de artículos: es un proyecto personal de llevar un cuaderno de bitácora a la vista de todo el mundo. Y al igual que ya no se llevan los diarios (los cuadernos de diarios, sobre los que uno, décadas después, basa sus "Memorias"), los blogs se dejarán de llevar.
En fin, pocos blogs de los buenos pasan de los diez años con un ritmo que supere al vegetativo. Y yo llevo cinco, ya que hablamos de ello.
El caso es que me parece que la Web es más pobre sin los buenos blogs. Wikipedia aparte, creo que es el verdadero contenido de calidad. Para mí, son los que hacen que merezca la pena conectarse y navegar. Y están desapareciendo. Como los rinocerontes.
José Antonio Labordeta - Quién te cerrará los ojos
No hay comentarios:
Publicar un comentario