A estas alturas del año, ya nadie puede llamarse a engaño: nuestros amigos ya han mostrado sus cartas, quiénes son, qué es lo que quieren y cómo las gastan. Los lobos se han quitado sus pieles de cordero y los pastores han tenido que intervenir. Hoy los lobos no se han llevado ninguna oveja, pero los pastores han de tomar una decisión.
Ser vencedores o vencidos.
Y no, no hay opción a que no haya vencedores ni vencidos (o, más lila aún, que todos seamos vencedores). Cuando aparece el lobo y quiere cenar oveja, el pastor sabe que o vence el lobo o vence él. El pastor que lo afronte queriendo que ganen todos, el lobo, las ovejas y él, no sé si quiere que el lobo coma flores o que se coma las ovejas de otro. O igual decide que a partir de ahora será él quien cazará para el lobo, para que no tenga éste que comerse sus ovejas. Yo soy el dueño del rebaño y me viene el pastor con estas propuestas, y me busco otro pastor; ¿qué harían ustedes?
Aquí, hasta ahora, hemos tenido un pastor un poco lila. Estos 40 años, el lobo tenía echado por encima un pellejo de oveja, y el pastor pues o no se daba cuenta, o hacía ver que no se daba cuenta de que tenía una oveja muy rara y que parecía que más que hierba comía otras ovejas o los conejos que se cazaba para sí el propio pastor. Hasta ahora, el pastor había optado por cazar aún más conejos, para tener satisfecha a su oveja tan especial. Pero ahora, el pastor no puede ignorar que no es una oveja sino un lobo.
Así que o ellos, o nosotros. O nos nombramos ganadores (porque somos nosotros los que podemos decidir qué seremos), o no. Si nos nombramos ganadores, adiós inmersión. Adiós competencias en Educación, adiós mozos, adiós representaciones en el extranjero, adiós deslealtad institucional, adiós control económico. Adiós normas lingüisticas. Adiós TV3, adiós estructuras de estado. Vae victis. Y quien tenga escrúpulos para hacerlo, que deje paso a los que no los tienen.
Porque no basta con penas de cárcel. Pan para hoy y hambre para mañana. Como ponerte afterbit cuando te pica una bandada de mosquitos en una ciénaga. Como querer matarlos uno a uno si te pican. El siguiente no se llamará Puigdemont sino Puiggrós, el siguiente a ése Puigderrajols y el siguiente Puigverd. Si crees que todo ha sido cosa de unos descerebrados a los que se multa, inhabilita e incluso condena a unos añitos de cárcel, es que no has entendido nada. O drenas y limpias la ciénaga, o vas a tener mosquitos picándote hasta que te largues.
Los últimos cinco años nos han demostrado que no se puede razonar con ellos. Y los treinta y cinco anteriores, que nunca estarán satisfechos ni aunque lo tengan todo. Cualquier concesión, cualquier ganancia por pequeña que sea, la interpretarán como algo que les ha costado ganar, pero nada más. Y vendrán a por la siguiente, como han hecho siempre. Siempre, siempre, siempre. Y si no hay ninguna concesión pero siguen vivos, será lo mismo. Pedirán negociaciones, amenazando con repetir esto que no te ha gustado y que les ha salido gratis. No, hay que acabar con esto y hay que acabarlo cuanto antes. Y aún diré más: no basta con quitarles algo. Hay que quitarles todo. Si, por ejemplo, se les quitara TV3 pero se les dejara todo lo demás, ¿cuántos meses pasarían antes de que empezaran sus reivindicaciones (negociaciones) para recuperarla? En que tuviéramos al próximo Figatelix al mando, TV3 y lo que pidieran.
Y por cierto: no servirá de nada hacer leyes. Como han explicado nuestros lobos, si las leyes no se lo permiten, pues no queda otra que no cumplir las leyes: ¡no les dejamos otra alternativa!
Hay que quitarles todo. O seremos los vencidos.
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