Despejado a córner el balón del 9/nov, es lógico preguntarse si el ataque va a continuar o va a remitir, y si va a ser más fuerte cada vez o es cuestión de pasar unos años difíciles y ya está.
Hay quien piensa que va a ser esto último. Está claro que después del 9N vendrán elecciones autonómicas. Las elecciones son votaciones de verdad, de las que ponen a cada uno en su sitio. Y éstos piensan que Mas, hombre "estos-son-mis-principios,-si-no-le-gustan-tengo-otros", cree que el caballo ganador es el independentismo de ERC y quiere ir con ellos. ERC no quiere a CiU, por lo que CDC se separaría de UDC, a ver si así. Pero ERC tampoco quiere a CDC, han sido enemigos personales en cada pueblo toda la vida, y CDC se quedará compuesta y sin novio. Y se supone que casi sin votantes, para qué nos vamos a engañar. Total, se cree que ganará ERC y gobernará ERC. Hay quien opina que tres o cuatro años de gobierno de ERC es suficiente para desilusionar a cualquiera; como Zapatero, será una experiencia que nadie querrá que se repita nunca.
Yo no lo creo así. Ahora mismo hay mucha gente muy ilusionada con la independencia. Da igual que no sean mayoría: en 7 millones de habitantes, un misérrimo 14% es un millón de personas. Un millón de personas son muchas personas. Y 2 de cada 7 son dos millones de personas.
Un
debate sobre la secesión de Cataluña en Cataluña está lleno de trampas.
Para empezar, Cataluña se divide en dos zonas: Barcelona y casi toda su
área metropolitana más casi toda la provincia de Tarragona, por un
lado, y el resto en el otro. Cada zona tiene una opción mayoritaria, muy
mayoritaria. Ocurre además que nada de lo que digan los políticos y los juristas contra la secesión se escuchará en la zona 2. Ni se publicará en los periódicos, ni lo dirán
las televisiones que se ven en esa zona. Y en la zona 1, la verdad, no hace falta, porque mayoritariamente ya están en contra de la secesión.
Bien, a estos millones de personas los encontraremos, en su mayoría, en dos sitios: en la zona 2, y en los puestos de decisión, mando y comunicación en Cataluña. El resultado es que la zona 2 es una zona hermética. Allí, todo mensaje llega en catalán. Llega traducido. Llega a través de un intermediario. Ningún político español se va a patear el Solsonés, por nombrar una comarca, pueblo a pueblo, hablando con sus habitantes. No, allí llega TV3 y una prensa muy especial. Es difícil creerlo, pero es así. Es una zona hermética.
En cuanto a los sillones... Hace unos años coparon el poder los capitanes socialistas del Baix Llobregat, liderados por un cordobés y un extremeño. ¿Creen que cambió algo? No sé si sería po un complejo de inferioridad o de culpa, pero se convirtieron y resultaron tan fanáticos como el que más. De hecho, es posible que este barco lo empezaran a armar ellos.
Pues bien: aunque el 9/N salga mal, aunque los políticos actuales se pierdan en el olvido, hay algo que no va a cambiar. La educación va a estar en manos de ellos. Y no se imaginan lo que es eso.
Para empezar, un botón de muestra. En segundo de bachillerato, el último curso antes de la universidad, tiene obligatoria la asignatura de Historia. El otro día cayó un libro de texto de esa asignatura y curso en mis manos. El primer tema es el siglo XVIII en España. O quizá debería decir en Cataluña, pues está absolutamente centrado en Cataluña. No obstante, en algún párrafo cuenta algo de fuera, así que la consideraré Historia de España.
Pues bien, el tema 1, todo el siglo XVIII, se reduce en la práctica a los sucesos de 1714. La preponderancia de esos sucesos en el tema es indiscutible; parece que fue un siglo de sólo 5 años, que empezara en 1711 y acabara en 1716. Pero eso no es lo peor. Lo peor es lo que cuenta y cómo lo cuenta. Explica el libro cómo los castellanos se sirvieron del malvado rey Borbón para perjudicar a Cataluña, a la que odiaban. Todo el tema está lleno de afirmaciones de este calibre y de textos de acompañamiento que lo prueban. En los temas siguientes el siglo XIX pasa de un plumazo, y llegamos a la instalación del Paraíso en la Tierra entre 1931 y 1936, y la llegada de de Satanás con cuerpo de general gallego con un único objetivo: destruir a Cataluña, porque odiaba a los catalanes. Y califica su política como "genocidio cultural", remarcándolo en negrita.
En mi opinión, no es bueno que la Historia que estudien los chavales esté tan centrada en Cataluña. Pero eso ocurre en todos los ámbitos de la educación, están tan enfocados en Cataluña que, por fuerza han de tener una visión desenfocada de todo lo que esté fuera. Por ejemplo, estudian que el Garona es un río catalán que desemboca en el Atlántico ("es el único río catalán que desemboca en el Atlántico", les he oído orgullososo muchas veces). El Garona, según la administración francesa, tiene 528,7 km de recorrido, de los cuales 521,9 son en Francia. Ni 7 km en España. Pues así es con todo, y la Historia no podía ser menos; aquí se ve, siempre, como un Cataluña contra el mundo.
Pero lo peor no es eso. Lo que más mal me sienta es el odio a España que enseñan. Porque es año tras año, un constante escuchar las historias en las que el resto de los españoles intentaron perjudicar a los catalanes, tan buenecicos ellos que no se metían con nadie y la inquina que les tenían todos. Yo leí el capítulo 1º del libro que les he mencionado, y me quedé patidifuso de la beligerancia que transmitía. Yo estudié, en su día, el siglo XVIII, pero la guerra de Sucesión fue una más, no la única, y tuvo muchas consecuencias: la pérdida de Gibraltar, Menorca y las posesiones europeas, entre otras; algo mucho más importante que el hecho de que la guerra terminara tras la caída de Barcelona y que los últimos combatientes del bando perdedor murieran. Aquí, en cambio, se les enseña que fue un hecho capital, de entre los más principales sucesos que han sido en la Historia de Cataluña, la única importante y aquella con la que deben medirse todas las demás, por supuesto.
Pues lo más asombroso del caso es que lo comenté al día siguiente con una señora, madre de una alumna de bachillerato y castellanoparlante aunque nacida y criada en Barcelona, y no sólo no le escandalizó, sino que lo aprobó con un ¿es que acaso no fue así? No entendía qué veía yo mal.
Así que en Cataluña, pienso yo, la gestión de la educación ha sido concedida a los independentistas y nunca se les va a exigir su devolución, y el resultado va a ser que estamos formando, desde hace ya muchos años, a nuestros hijos para odiar a España. Y por supuesto que no lo conseguirán en todos los casos, pero sí en un porcentaje mayoritario. Por ello, el sentimiento va a ir a más, y cada derrota política que sufran les alimentará en su victimismo. Nunca dejarán de pedirlo, y llegará un punto en el que, sea por cansancio de la gente de fuera que tiene que aguantarnos, sea porque aquí sean ya una clara mayoría, habrá show y habrá separación. Si no cambian las cosas, en veinte años, diría.
Mi única esperanza es que se produzca un clamor en toda España para revertir, siquiera parcialmente, el Estado de las Autonomías y recuperar una dirección centralizada y única de la educación (ya puestos, no entiendo porqué no también de la sanidad, la justicia, la policía, las leyes, etc.).
Y, por supuesto, el factor F.
Porque en la batalla diaria, ya les he dicho que los mensajes a favor de la unidad no llegan. Nadie los atiende, y no es algo que los políticos y los juristas vayan a cambiar. Por cada mensaje que diga que "los aranceles de los productos subirán y los bancos no podrán refinanciarse a bajo interés en el Banco Central Europeo", el patán catalán recibirá diez que afirmen que sueltan el discurso del miedo, que es mentira y que todo será mejor que ahora porque los ricos somos nosotros y somos a quienes quieren, y que nuestro mensaje es positivo, ilusionante y festivo, y el de ellos es de miedo, negativo y de represión.
Sin embargo, hay un mensaje que sí les llegaría. Un mensaje que será difícil tildar de mensaje del miedo, y que entenderá cualquier patán. Que lo entenderá y que le abrirá los ojos a cómo serían en realidad las cosas. Que lo sentirá como si le quitaran algo suyo, que verá el perjuicio inmediato y que le hará decir ¡eh, un momento, yo no quiero eso! Y para que ese mensaje llegue, lo tiene que decir una persona específica. Una de las pocas personas de Madrid a las que escucharían - siquiera para saber "qué ha dicho ése esta vez"-.
Tiene que salir Florentino Pérez y decir que, descarado, si Cataluña se independiza el Barcelona no jugará la liga ni la copa. Y junto a él Cerezo, el del Valencia, el del Sevilla y todos los demás detrás, de pie con los brazos cruzados como los batasunos. Que diga Florentino que les importa un pimiento lo que piense el Barça, que para ellos es únicamente un partido al año, y que se apañarán muy bien sin ellos.
Este mensaje, además de llegar a todos los rincones de cualquier casa de Cataluña y entenderse a la perfección, retratará a los líderes del procés, que tanto han insistido desde el primer día en que esto sería algo que nunca ocurrirá. Es ¡el Rey está desnudo! que parará todo. Mientras los presidentes no reblen y se nieguen a firmar ningún acuerdo que permita al Barça seguir jugando la liga, el mensaje de que no les irá mejor solos siempre lo tendrán ahí. Y entonces sí hay esperanza.
Simon & Garkunkel - Kathy's song
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