https://www.youtube.com/watch?v=rGGR9ybSvBo
Es fama que hay turistas, mayormente británicos, que en algunos hoteles españoles practican el balconing. Práctica que consiste en saltar desde la ventana o balcón de la habitación del hotel a la piscina del mismo. Acostumbra el practicante que hará un doble natural carpado y clavará la zambullida, pero lo habitual es que se descogorcie contra lo que sea que haya debajo de su ventana o balcón.
Nadie en su sano juicio practicaría el balconing, ni siquiera el practicante, si antes de saltar fuera consciente de lo que pretende hacer. Salvo, claro está, especialistas de cine y artistas de circo. Pero éstos, antes de saltar, analizarían con cuidado sus posibilidades, los peligros, las medidas de seguridad con las que contarían, si el entrenamiento previo les es ya suficiente o no,... Si al final lo ejecutaran, estos especialistas o acróbatas arrancarían los oooohs y aplausos de los espectadores, que admirarían no sólo su valentía sino también su maestría. Pero, salvo, estos profesionales, todos los demás responderíamos si nos lo pidieran: "¿Yo? ¡Ni borracho!".
Es una locura tal que estamos convencidos de que ni borrachos careceríamos del mínimo juicio necesario para darse cuenta de la locura que se propone.
Los turistas británicos, claro está, sí están tan borrachos. Es posible que incluso alguno estuviera, además, bajo la influencia de sustancias estupefacientes. De ahí la gracia del asunto, nos reímos de la curda que han tenido que coger para perder el sentido hasta ese punto.
Valga este preámbulo para dejar sentado que lo que hacemos bajo la influencia del alcohol, no digamos de narcóticos, no es en realidad lo que querríamos hacer. Son situaciones en las que no somos capaces de juzgar correctamente, por lo tanto situaciones en las que no debería considerarse que estamos haciendo lo que queremos. Estamos actuando en contra de nuestra voluntad, vaya, solo que carecemos en ese momento de la fuerza de voluntad necesaria para oponernos.
Quien en ese momento se aprovecha del ebrio para conseguir lo que sobrio no conseguiría es un XXX (coloque el lector el calificativo).
¡Ah, la nuit! A mucha gente le gusta salir "por la noche". Ir a sitios donde la ingesta del alcohol (y a veces, la de sustancias estupefacientes) es corriente. Donde no se ve bien, no se escucha bien, es difícil concentrarse en algo. Objetivo: sexo. Target: mujeres que debido a la ingesta de... etc., tengan el juicio nublado. No razonen correctamente. Y hagan lo que si estuvieran sobrias, fuera de día, con buena luz y captando bien lo que pasa, no harían.
No sé ustedes, a mí...
Puedo entender que alguien, inadvertidamente, beba más de la cuenta. Le puede pasar a cualquiera. En la mesa, un poco más de vino, un brindis luego,... Ocurre.
Me cuesta más entender a aquellas personas que habiendo tenido ya con frecuencia desagradables experiencias por beber más de la cuenta no toman precauciones. No se autolimitan, no se dicen una cerveza y ninguna más aunque me la ofrezcan, un vaso de vino y no más aunque me lo rellenen. Esas personas son tontas, y no les tengo el mismo respeto que a las personas inteligentes. Alguna vez, pase. Pero cuantas más experiencias vayan teniendo, más interés deberían poner en no pasarse.
Pero el colmo, para mí, son las personas que lo buscan. Las que se dicen "esta noche voy a salir y beber sin control".
Que conste que la mayoría de las personas que salen por la noche no prentenden ni perder el juicio ni que alguien se aproveche de ellas. Aunque no entiendo porqué se acercan tanto al precipicio.
Don McLean - Vincent (versión de Emily Linge)
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