https://www.youtube.com/watch?v=hVcV4aIv6FQ
Aprovechando la entrada anterior sobre un tema musulmán, poca gente sabe cómo funciona su calendario.
Lo primero que hay que tener en cuenta es que tiene una base lunar, no solar como la nuestra. Su calendario se basa en las vueltas de la luna, con lo que en teoría cada mes debería durar 29 días, 12 horas, 44 minutos y unos segundos; al final, lo que hacen es que sean meses alternativos de 29 y 30 días, lo que implica años de 354 días, y para tener en cuenta los 44 minutos añaden un día a ciertos años. El resultado es que cada ciclo de 30 años tiene 11 años de 355 días y 19 de 354. Complicado, y tampoco muy ortodoxo: es inevitable una falta de correspondencia entre el calendario y las revoluciones lunares.
Y un guirigay: los meses pueden caer en verano, en invierno, en otoño,... ¡Como se nota que esto lo inventaron donde no hay estaciones, siempre hace calor y cerca del trópico!
Pero lo más curioso es cuándo empieza o termina un mes. En principio, el mes empieza en el momento en que se descubre la luna nueva (el creciente de la luna nueva, se entiende) a simple vista. Pero esto es más fácil de decir que de hacer, sobre todo en las noches nubladas. Para proclamar la entrada del mes basta la declaración de dos testigos que depongan ante el cadí haber visto la luna nueva, y en caso de que las nubes impidiesen verla, el cumplimiento de los treinta días del mes anterior da lugar al nuevo. Aunque... ¡alto!: los dos testigos han de ser cualificados (esto es, honorables, irreprochables y conocidos del cadí). Si sólo lo es uno de ellos, hacen falta seis testigos ordinarios (buenos musulmanes y, huelga decirlo, de sexo masculino). Y si no hay testigos cualificados, 12 ordinarios. O bien que la aparición de la luna sea notoria al haber sido vista por gran número de personas.
Y lo mismo ocurre para declarar terminado un mes.
Así que si la última noche del Ramadán está nublado y no se ve la luna, pues tal vez al día siguiente habrá que ayunar también. Hasta que se cumplan 30 días de la luna nueva anterior. Y viceversa: si la noche anterior a empezar el Ramadán está nublado y no se ve la luna, pues al día siguiente no se ayuna.
¿Y si la luna se ve en el norte de Marruecos pero no en el sur? ¿Y si uno está viajando de un lado a otro, en el origen se ha visto pero en el destino no? Sí, ya sé que a nosotros nos pasa algo parecido cuando cambiamos de huso horario, pero no es lo mismo, aquí puede ser tan sencillo como irse al valle de al lado. Vamos, que no me parece muy serio, todo esto.
Porque, como digo, el comienzo y el fin de cada mes, y en especial el del ayuno, no puede fijarse por el cálculo astronómico sino sólo por la visión directa. Y aún lo complican más: una de las 4 ramas ortodoxas (la shafi'í) sí acepta el método científico... de forma que obliga a quien crea en él y además lo conozca.
Lo dicho: un guirigay.
Lady Gaga - Always remember us this way
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