https://www.youtube.com/watch?v=8soQkubMk1g
Poco después de caer el muro de Berlín y la reunificación alemana tuve que colaborar con un ingeniero ossie llamado Weisser. Viajando no recuerdo si de Dresde a Leipzig o a Chemnitz (en la época de la RDA, Ciudad Karl Marx) paramos a comer en un pueblo de camino, no recuerdo el nombre pero sí que el primer plato era "sopa del día", una sopa de tomate con nata montada por encima, riquísima. El caso es que no había sitio relativamente cerca del restaurante, y Weisser subió el coche a la acera de la plaza y lo aparcó allí. No molestaba a nadie, íbamos a estar poco tiempo, era una población pequeña...
Después de comer nos subimos al coche para reanudar el viaje, y ¡zas!: había una multa en el parabrisas. Unos cinco euros, al cambio, creo recordar. Barato, porque aparcar en un garaje en Barcelona o en zona azul nos habría costado más. Pero Weissar se quedó chafadísimo: "Tendré que volver aquí otro día a pagar la multa".
Creo que ya había contado esta anécdota de Weisser, pero quería traerla a colación para mostrar el carácter de Weisser, que supongo el del alemán oriental medio hace 30 años (porque, al fin y al cabo, fue el único ossie que conocí en profundidad, tampoco quiero alardear de cosmopolita). ¿Y por qué? Porque esta mañana me he acordado de Weisser. Weisser, ya lo he dicho, era ingeniero, y en su día le pregunté cómo funcionaba el mundo comunista; en concreto, a modo de ejemplo, si al terminar la universidad cada uno trabajaba donde quería o si el Estado le indicaba a cada uno dónde tenía que trabajar. Sí, ahora les suena a risa, pero entonces nosotros (yo al menos) no teníamos mucha información sobre cómo era la vida al otro lado del telón de acero y tenía a uno de ellos delante que me lo podía contar de verdad.
Resulta que al acabar su periplo universitario fue la propia universidad la que le encontró un trabajo: sus profesores le recomendaron que trabajara en cierta empresa. Estatal, por supuesto: todas lo eran. Insisto, le recomendaron. Él podía decir que no, me dijo, pero entonces tendría que buscar trabajo por sí mismo. Fuera del sistema (esto último no me lo dijo, pero lo sobreentiendo).
Total, que aceptó el trabajo; ¿por qué no iba a hacerlo? Probablemente era un buen trabajo dentro de lo que habría disponible, y sin duda mejor que el que habría encontrado si lo hubiera buscado por sí mismo.
¿Y por qué me he acordado hoy de Weisser? Pues porque he leído que la ministra de Sanidad (la cual no creo que merezca pasar a la posterioridad) quiere que los nuevos MIR, al acabar su residencia trabajen 5 años para el sistema público sin poder trabajar de manera privada.
Los años MIR son duros. El médico acepta vivir en otra ciudad (algunos tienen la suerte de no cambiar), trabajar como un mulo en condiciones que pocos trabajadores aceptarían y cobrar bastante poco, pues a fin de cuentas el Estado le está formando como especialista y esa formación es parte de la contraprestación. El periodo dura 4 ó 5 años, depende de la especialidad, pero al terminar el médico es libre: puede elegir dónde vivir y qué trabajo tener (entiéndase). Y ahora la ministra dice que en los primeros cinco años no podrán trabajar de manera privada, que sólo podrán trabajar para ellos. En pago por la formación recibida, esto es.
¿Acaso le han pagado demasiado al médico durante el MIR, que consideran que aún les deben 5 años de sus vidas?
Hay además muchas dudas prácticas que no se han aclarado. Los aspirantes eligen plaza MIR por turno tras un examen durísimo. Supongo que la nota de ese examen regirá también para la elección de la plaza privada, no creo que al terminar el MIR reciban una carta que les indique cuál será la plaza en la que trabajarán los siguientes 5 años. ¿Y si resulta que el médico eligió la especialidad porque tenía un buen número, pero frente a los de esa especialidad lo tiene de los peores y sólo le ofrecen plazas donde no quiere ir? ¿Y si eligió por la ubicación de la plaza? ¿Y si ha formado una familia o establecido relaciones que quiere mantener?
Si el médico es bueno, termina los 6 años de Medicina con 24, 1 año de preparación del MIR, 5 de residencia y luego 5 de trabajo en la sanidad pública, es libre para rehacer su vida a los 35. Hasta entonces pertenece al Estado.
Vale, es posible: lo mismo le pasa a los militares, por ejemplo, que van cambiando de destino. Pero a los militares se les paga correctamente desde el principio, y el estilo de vida está claro desde el principio. Y, sobre todo, los militares pueden (se les permite, esto es) desarrollar una actividad privada si quieren.
Además, el Estado tiene el monopolio de autorizar a trabajar: el médico sólo puede especializarse con el MIR, el médico que no realice el MIR es un médico general (no 'de Familia') que sólo puede acceder a ciertos tipos de trabajo. Si sale adelante el cambio, es un trágala. Tengo mis dudas que con esta medida aumente el número de médicos (cuya escasez mueve a la ministra a esta propuesta), aunque obviamente reducirá el número de médicos disponibles en la medicina privada (y por ello probablemente les permita cobrar más); desde luego, no hace más atractiva la profesión de médico.
¿Y si el médico renuncia? ¿Pierde acaso el poder trabajar de lo que es? Si coge la baja, ¿le computa el tiempo de baja como tiempo trabajado? ¿Podrá acogerse a reducciones de jornada por cuidado de hijos u otros familiares? Si su jefe le acosa, ¿ha de aguantar los 5 años?
Para las personas de izquierdas, los ciudadanos han de servir al Estado, no el Estado a los ciudadanos. Así que para una ministra de izquierdas, su propuesta es lógica, lo raro es que no exija que sea con efectos retroactivos.
No sé si saldrá adelante. Si la ministra fuera del PSOE, no cabe duda de que se comprarían los votos necesarios y luego el Tribunal Constitucional dictaminaría que la propuesta es constitucionalísima, pues no está expresamente prohibida en la Constitución y si lo está seguro que no se refería exactamente a este caso concreto. Pero la ministra no es del PSOE sino de los socios, así que no creo.
En cualquier caso, si se hace realidad estaremos un paso más cerca de la sociedad de Weisser.
Plastic Bertrand - Ça plane pour moi
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