En 1951 Rafael Sánchez Ferlosio publicó Industrias y andanzas de Alfanhuí. Es una novela corta, y muy rara. Se supone que refleja la realidad española, pero podría considerarse onírica o de fantasía. ¿Es una novela para niños? Es posible.
El caso es que no me gustó cuando la leí, y se conoce que a los críticos tampoco: se burlaron de Sánchez Ferlosio, dijeron que eso no era escribir, etc. Parece que España no estaba preparada para una novela como esa, no señor. Una novela tenía que ser, ya se sabe, una novela. Eso no era una novela.
Creo que a Sánchez Ferlosio no le sentaron bien esos ataques, porque entre 1954 y 1955 escribió El Jarama, novela a la que sus críticos no podrían objetar ni una coma, y no volvió a escribir novelas.
El jarama es sin duda la mejor novela española del siglo XX. Y no es que yo las haya leído todas, pero no tengo dudas de que no hay otra igual.
Ahora bien, para leer el Jarama requiere inteligencia, hay que ser mayor. Cuando yo era niño, en los libros de lectura del colegio había fragmentos de el Jarama. No tenían ningún interés para mí, en aquel momento. Y es porque hay que ser consciente de lo que se lee. Quiero decir, es como si yo les explico que la juventud es un divino tesoro y ustedes son tan jóvenes que no pueden apreciar esa idea.
El argumento base de el Jarama es muy simple: un domingo de verano unos jóvenes de Madrid van a pasar el día en una venta, a las orillas del Jarama cerca de la capital. Mientras los jóvenes disfrutan del día en el campo, en la venta los parroquianos del pueblo tienen sus ratos de ocio, y un taxista de Madrid acude con su familia a comer en la venta porque había trabado amistad con el ventero cuando ambos habían compartido habitación en un hospital. La novela empieza cuando el ventero sube la persiana, y acaba cuando la baja. Sin más. Un domingo de verano normal y corriente.
La pandilla de jóvenes está formada por chicos y chicas. Algunos forman parejas formales, otros son sólo amigos.Tienen 21, 22 años, quizá las chicas menos. Por ahí.
Mi padre tenía 21 años y vivía en Madrid cuando se escribió la novela. El relato de Sánchez Ferlosio es la mejor descripción de cómo debieron ser aquellos años de mi padre. Cierto que aquellos chicos trabajaban y mi padre estudiaba, pero si uno lee entre líneas, si contempla el paisaje en su totalidad, la fotografía es perfecta.
La acción, las cosas que pasan, transcurre con los jóvenes. Pero mientras ellos disfrutan a orillas del río, en la venta los parroquianos llegan y se van, y entre una cosa y otra hablan entre sí, discuten, juegan a juegos de bar,... y dos personajes permanecen: Mauricio, porque es el ventero, y Lucio. Lucio es el personaje más intrigante de todo el relato. Es un hombre mayor. No tiene trabajo, aunque dice que un panadero de un pueblo le va a contratar un tiempo para que le ayude, porque él era panadero, y bueno. ¿Por qué no tiene trabajo Lucio? No se dice. No se dice a las claras, se dice que nadie le contrata y poco más. Parece ser que es "por su expediente de guerra". ¿Y qué pinta la guerra, en esto?
El Jarama se escribió en 1954. Quince años después de terminada la guerra civil. Los jóvenes que acuden al río no lucharon en ella, eran niños pequeños. De los parroquianos, muchos sí, otros, por jóvenes, no. Estos parroquianos jóvenes que no hicieron la guerra, les achacan los mayores, no pueden entenderles a ellos. Que sí lucharon. Recordemos que el frente estuvo siempre en esa zona. Algunos estarían en el bando nacional y otros en el republicano. Pero eso no les impidió a ninguno seguir adelante con la vida. Salvo a Lucio. Su caso es especial.
En la novela no se dicen las cosas a las claras. Es el lector el que tiene que entender lo que está pasando y quién es quién. Muchos no lo consiguen, y por eso opinan que la novela es aburrida. En el caso de Lucio, yo tengo mi teoría, formada años después de leer la novela. En el relato está claro que Lucio es especial, y además es mayor que los otros parroquianos. A él no le pilló la guerra con veinte o con treinta, tenía más. Y, sea lo que sea, nadie lo menciona.
Para mí, Lucio era un asesino de los que participaban en las sacas o iba a buscar a los ricos del pueblo y a los curas. Tras la guerra pasó unos años de cárcel, y luego tuvo que seguir viviendo. Y no tiene familia.
Nada se dice, nada lo indica. Pero esas personas existieron, y después de la guerra vivieron entre nosotros. Sin duda, los españoles de 1954 conocían esta realidad. Poco hablarían entre ellos, pero todos sabrían. Y todos los lectores identificarían a Lucio con apenas cuatro palabras... y cuatro silencios. ¿Qué fue de ellos cuando salieron de las cárceles? ¿Cómo sobrevivieron? El Jarama y Lucio.
Aviso: a continuación desvelo una parte importante de la trama.
Otro personaje que me llamará la atención es la chica que no sabe nadar y que se ahoga en el río. ¿No sabe nadar y, cuando apenas queda luz, se adentra en la parte más profunda del río, la de los remolinos? En la novela, los chicos piensan que es un accidente. Que no se ha dado cuenta que se metía donde no hacía pie. Pero el lector tiene que pensar que no es un accidente: se suicidó. Ya no hacía calor, estaban recogiendo, no había ninguna razón para bañarse, y menos sola y con sus circunstancias. ¡Ah, pero antes había ocurrido algo que al lector del siglo XXI se le habrá pasado por alto! Sí, algo ocurrió antes. Ahora nadie le da ninguna importancia, no parece un hecho trascendente, y en la novela no se habla del tema y en el momento en que ocurre tampoco se le dedican muchas palabras, pero el lector español de 1955 lo capta y lo entiende. Yo mismo, como conocedor de personas de esa edad en ese momento (como mi padre), lo percibí en seguida y me quedé helado: antes de todo, ha habido una pequeña discusión entre los jóvenes y la chica se ha apartado a un árbol cercano. Su amigo se le acerca (recordemos que estamos en el caer de la tarde) ¡y la besa! Pero ellos no eran novios, sólo compañeros de pandilla. Ese beso es robado y la chica se siente atacada. Sí, ya sé que puede parecer estúpido, pero yo creo que por eso (o fue la gota que colmó su vaso) Lucita hizo lo que luego hizo.
Mañana es San Jorge, día del Libro. Les aconsejo que compren, si lo encuentran, El Jarama. Y si no, al menos las novelas que les he recomendado, ésta y ésta.
Yo buscaré El jarama, de Rafael Sánchez Ferlosio. Espero que entre tantos libros olvidables todavía queden libreros que aprecien las buenas novelas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario