domingo, 23 de octubre de 2011

En cualquier tiempo, en cualquier lugar

La escena transcurre en un pueblo de Barcelona, de unos quince mil habitantes. Es un pueblo próspero, muy catalán, lo que se podría considerar un bastión de CiU. Siempre CiU ha arrasado aquí, apenas hay votantes del PSOE y votar a ERC se considera "un pecado de juventud". Por supuesto, ser del PP es lo peor que le puede pasar a tu familia.

Desde hace años conozco a un mozo de allí que es ... No sé cómo lo denominarían los psicólogos, pero es un impostor. Toda su vida se ha hecho pasar por la persona que no es, y por lo tanto es un impostor de sí mismo.

Por ejemplo, toda su pandilla de amigos de juventud creía que estudiaba Derecho, luego que terminó la carrera, que era abogado, que tenía carnet de conducir pero no conducía "porque no tenía coche, pobre",... Su propia novia, que iba a recogerlo a la Universidad y llevarlo de vuelta al pueblo, lo creía. Todo mentira, pero todos pensaban que era cierto. ¿Cómo no creerle, cómo iban a investigar a su propio amigo, al novio? Huelga decir que tiene labia, que sabe ser encantador, que es un gran vendedor de sí mismo.

Con los años, otros rasgos de su carácter hicieron que la pandilla se fue separando de él, y por último su novia también le dejó. Con la distancia le pudieron calar mejor, le descubrieron muchas mentiras, e incluso se asombraron de como pudo estar engañando durante años a todos sus amigos. 

Pero en fin, el mozo se buscó amigos fuera del pueblo, decía incluso que tenía otra novia. Gente que no dudaba de él, diría; que no le conocían todavía, pensaríamos los demás. Y ahí quedó todo, sin transcender fuera del círculo.

Mi gran sorpresa fue cuando CiU lo eligió como candidato a la alcaldía en las elecciones de este año. El alcalde "de siempre" lo dejaba ya, y parecía que su delfín natural, el hombre al que llevaba años preparando para el puesto, sería el sucesor. Pero no, la central del partido salta por encima de las decisiones de la asamblea local y nombra a nuestro mozo como candidato.

Obviamente, la agrupación local se dividió en dos bandos: el que aceptó "lo que digan nuestros líderes" y el que no. Ganó el primero, claro, que hablamos de un partido político. Pero el resto del pueblo también reaccionó. Aquello era una cacicada, y pronto despellejar al candidato impuesto se convirtió en deporte nacional. Entonces saltó la chispa: en todo momento el candidato se vendía como ABOGADO, públicamente y por escrito. Las dudas afloraron, se expresaron (el pueblo cuenta con un ácido blog en Internet tremendamente activo, con miles de visitas y muchísimos comentarios en cada entrada), y en seguida todo el mundo se preguntó: "¿pero este tío es abogado?" Sus amigos de juventud sólo pueden contestar que eso dice él, pero que ellos no lo saben; de su trabajo sólo se sabe lo que cuenta él, que es "en un despacho de abogados en Barcelona"; nadie sabe a ciencia cierta si trabaja allí y en calidad de qué.  ¿Y éste quiere que le elijamos como nuestro alcalde?

Un día, alguien se hace con la lista de los abogados colegiados de España: no figura. Sus defensores: bueno, vale, no será abogado, pero es licenciado en Derecho, que es casi lo mismo. Colegiarse es sólo un trámite. Pero la bola sigue: ¿es licenciado en derecho? Se sospecha también que es falso que tenga carnet de conducir (mas tarde se descubriría que no lo tiene).

El tiempo pasa, el despelleje sigue. Hasta tal punto que la cuestión se plantea más o menos así: si es licenciado en derecho, que lo demuestre, porque se le está machacando con este tema y lo cortaría de raíz. Como no lo para, es que no puede enseñar el título, porque no es licenciado.

Por otro lado, caramba, es uno de los nuestros, su madre compra en nuestro mercado y su padre arregla el coche en nuestros talleres, toda la vida todos hemos creído que el chaval estudiaba Derecho, que se graduó, que trabajaba en un importante bufete y tenía un brillante porvenir... Es difícil aceptar que llevamos años equivocados, ¿no?

A todo esto, la pre-campaña, la campaña,... y él sigue siendo oficialmente "abogado", así se presenta y así lo presenta el partido. Pesos pesados de CiU le apoyan y hacen con él el reglamentario paseíllo por las calles del pueblo y los puestos del mercado.

La debacle de CiU en las elecciones fue tal que hasta el mismo día de formación del concejo se especuló con que los tres concejales obtenidos, por vergüenza torera, no se presentarían y renunciarían (lo que no ocurrió).

A estas alturas tenemos ya indignación por la cacicada, asombro por cómo el personaje logró la designación, despelleje público por la creencia general de que está mintiendo, y chufla por el descalabro electoral. Al final, sus propios compañeros no aguantan más la presión y el mosqueo, y le citan en el despacho del ayuntamiento: "mira, esto no puede seguir así, hay que parar esto y la única manera de hacerlo es mostrando tu título de Derecho". "Sí, pero es que no lo tengo aquí, estará en casa de mis padres". "Pues vete a buscarlo, que te esperamos". Dignamente, el personaje sale del despacho del Ayuntamiento. Cruza la calle, da media vuelta y vuelve a entrar. "La verdad es que sólo tengo aprobadas dos asignaturas...". Sus compañeros, que esta vez sí habían hecho sus deberes (y no entremos en este detalle) sacan de un cajón su expediente académico y se lo tiran a la cara: "Eres un...". Omito las expresiones que siguen. Que yo sepa, nuestro héroe ha abandonado el pueblo; como mínimo, está en paradero desconocido.

Esto ha ocurrido en un pueblo de Cataluña, pero casos semejantes podrían ocurrir también en cualquier otro sitio, sea en Fuentes de Ebro, en Puente Genil (Córdoba) o en Nonametown Creek, Alabama. En cualquier lugar y en cualquier tiempo. Y por supuesto da igual el partido político, podría haber sido cualquiera. A veces, como en el pueblo de nuestra historia, al personaje lo calan y la cosa no sale; pero estoy seguro que muchas otras veces la maniobra tendrá éxito, y el personaje desarrolla una carrera política.

Lo más chocante del caso es que El Partido  adoptó una decisión  cuando menos intrigante. Eligieron a un desconocido para un puesto que para ellos tenía importancia. Nuestro impostor sabe venderse, pero para esto necesitó padrinos. Padrinos que tendrían padrinos, y así sucesivamente. ¿Qué intereses ocultos habría en la trama? No quiero imaginarlo.

En fin. Cuanto más sé de los partidos políticos, más desprecio siento. No me cabe duda que las asambleas locales están llenas de bienintencionadas personas, pero desde luego los puestos de verdad son para los que desean el poder. Sin otra carrera que la política, sin otro afán que el cargo, sin otro objetivo que ser cada vez más poderoso. Este tipo de gente es la que llena las listas de los partidos, los que quieren que les votemos de aquí a un mes. Y esto es en Barcelona, pero también en cualquier país donde alguien pretenda que los otros le elijan a él para ser su jefe. 

Quien no me crea, que lea a (Marco Tulio) Cicerón.

Por cierto, otro día lo contaré, en los EE.UU. al principio el pueblo no elegía al presidente. Casualmente, a los presidentes de aquella época se les conoce como "los presidentes buenos".




1 comentario:

  1. Sí señor, así funciona la política, la has clavado. De todas formas el mayor problema no es "la política", son los partidos. Los partidos robaron hace tiempo la democracia, el gobierno del pueblo, y no les da la gana de devolverlo...

    En fin, voy a llamar al colegio a ver si es verdad que eres ingeniero!

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