lunes, 31 de diciembre de 2018

Votar a Vox




Hace algún tiempo, antes de las elecciones andaluzas, tenía escrito esto:

Tengo la intención de, en mis próximas elecciones (que no sean municipales, tampoco hay que pasarse) votar a la papeleta que encuentre más a la derecha. Vox, por ejemplo.

Puede que el viejo Franco tuviera razón, después de todo: que el mal de España son sus políticos, y que con ellos al mando iremos de mal en peor. Consciente o inconsciente de ello, mucha gente piensa igual. Pero ¿qué hacer? Ante la falta de confianza en nuestros políticos no es de extrañar que salga por peteneras por ambos lados del foro. La salida típica, la que cuenta con prestigio en nuestra piel de toro, es la extrema izquierda, mezclada de un nihilismo anarquista y ácrata. No nos representan, etc. Asambleas y todo eso, democracia para el pueblo, ya saben. Esta línea de actuación se centra en el ciudadano, al que le van mal las cosas. El sistema es el culpable, no el ciudadano (nunca se les ocurre insinuar que el ciudadano tiene parte de culpa por estirar más el brazo que la manga, meterse en aventuras sin tentar sus fuerzas y, en definitiva, fiarse al "si me vienen mal dadas, ya me lo resolverán" que parece que es el lema inconfeso de esta gente). Claro, luego resulta que los que se ponen al frente de esta corriente de indignación son unos julais que de gestión pública no tienen ni idea pero de medrar ya lo creo que sí, y lo hacen: ¡quién te ha visto y quién te ve!

Por el otro lado también una salida; pero todo el prestigio que tiene el extremismo de izquierda lo tiene en desprestigio el de derecha. Por lo que se le acusa en público de ser la peste, el hambre, la guerra y la muerte en un solo caballo, y eso tirando por lo bajo. Hasta el punto de que hoy en día es de agradecer que a uno sólo lo llamen franquista: al menos, no lo llaman simpatizante de Vox, eso sólo se reserva para los casos más extremos. Para los confesos de Ciudadanos o del PP, por ejemplo.

Pero el extremo por la derecha tiene una diferencia fundamental con respecto al extremo izquierdo: no se basa en lo mal que le va al ciudadano, sino en lo mal que se están haciendo las cosas en general. El votante de extrema izquierda quiere garantizada una nómina por el mero hecho de vivir, que a los ricos les vaya mal y que su perro pueda votar; el de extrema derecha quiere que desaparezcan las autonomías (los funcionarios autonomicos, en realidad), que se le enseñe a los politicos catalanes  y vascos quién manda aquí... y que de verdad haya alguien que mande y lo demuestre. Pero, sobre todo, quieren alguien que no tenga pelos en la lengua, que llame a las cosas por su nombre y que diga lo que pensamos todos. Luego sus líderes serán unos mangantes como todos, claro, es sólo cuestión de tiempo, pero la diferencia con los otros creo que está clara. Tanto como que unos quieren que a las cosas se les llame por su nombre y los otros justamente todo lo contrario.

Luego está lo del miedo. "¡Que viene Vox!", dicen. Queriendo dar miedo, intentando que creamos que son el coco que vienen a matarnos. El miedo a Vox es manipulado. Identificarlos con los nazis es manipulado. Típico de la izquierda de este país. Y se les tilda de inconstitucionales, cuando son ellos quienes quieren que se cumpla la constitución y los que así les llaman son precisamente los que quieren reventarla, Podemos, BILDU, los independentistas catalanes y vascos, etc. Y los del PSOE que quieren caerles bien a estos, por supuesto.

Y no, los de Vox son personas supongo que normales que quieren llamar a las cosas por su nombre. Que no quieren hablar de portavoces y portavozas.

Que opinan que esto de las autonomias, oiga, pues que no está saliendo bien. Que hay mucho funcionario público y mucha empresa pública, y que quizá esto se podía gestionar de alguna manera más eficiente. Como haría cualquier empresa. Que sí, que puede que la idea fuera muy buena, pero es que nos están saliendo un montón de reyezuelos de taifa que no miran por el bien común y patatín patatán. Y que se les han dado demasiadas libertades: la inmersión obligatoria para pobres, por ejemplo.

Y que opinan que esto de la inmigración tampoco se está gestionando bien. Que por parecer molones y progres se han cometido muchos errores.


¿Cuál es, en mi opinión, la utilidad de votar a Vox? El toque de atención que supone para los demás partidos. La idea es que los demás se pregunten qué está pasando, y se den cuenta. La esperanza mía.


Creo que sigue siendo vigente.

El buen resultado de Vox en las autonómicas me ha sorprendido, como a cualquiera que no siga la política, pues pensaba que eran una opción minoritaria, testimonial. De pronto, resulta que no lo son. Los tolerantes izquierdistas no han tardado un minuto en clamar contra ellos (cuanto más a la izquierda, más: los más izquierdistas llamaron a no reconocer el resultado de las elecciones), y por supuesto a negar a todos el derecho a hablar con ellos. Se les llamó fascistas al mismo tiempo que se convocaron escraches contra ellos. Se les tildó de anticonstitucionales al tiempo que se clamaba en contra de los pilares básicos de nuestra constitución. Y, por descontado, aplicaron el razonamiento lógico en ellos: si hablas con Vox, entonces eres uno de ellos, entonces eres un fascista antidemocrático, entonces mereces que te paseen.

Ahora, lo más curioso del caso es que no explican que de la noche a la mañana haya 400.000 fascistas antidemócratas en Andalucía. Claro, reconocer la verdad sería reconocer que esas personas se han cansado de las mentiras e insultos que escupen sin cesar sus líderes izquierdistas y que han decidido votar, al menos esta vez, a personas que hablan claro y dicen las cosas como son.

Y mientras tanto yo alucino con lo que se llega a decir de Vox. No, en realidad alucino con que eso mismo no se diga del extremo opuesto.



La oreja de Van Gogh - Rosas

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