sábado, 5 de noviembre de 2022

Documentales de naturaleza

 https://www.youtube.com/watch?v=RpJ60dmR3OY

 

 

Escribí este artículo el 13 de abril de 2016; por alguna razón que no recuerdo, no lo publiqué. Bien, ahora parece un buen momento. La primera parte está desfasada, como suele ocurrir cuando se escribe sobre una noticia de actualidad (y más aún de algo tan efímero como el deporte), pero la segunda parte ha envejecido mejor.



Hace no mucho fue la final del campeonato de baloncesto universitario de Estados Unidos. Villanova contra North Carolina. Dentro de 30 años todavía se hablará de ese partido. North Carolina era el favorito, pero llevo toda la temporada siguiendo el campeonato y en todo momento se hablaba de Villanova como el equipo a batir. El baloncesto universitario se juega en ligas extrañas, de una manera muy rara, y para nosotros es difícil valorar el potencial de los equipos; por eso me extrañaba que se ya en diciembre se hablara de Villanova, pero en fin.

El partido fue histórico y muy emocionante. Villanova se puso por delante al principio, pero nunca se despegaba: se notaba que North Carolina tenía más caché y que en cualquier momento le iba a dar un arreón al partido que pondría las cosas en su sitio. Pero el arreón se retrasaba, y se retrasaba... Quedando 4,7 segundos, metieron el mejor triple de la historia. Y 4,7 segundos después pasó a ser el segundo mejor triple de la historia. Yo lo vi por televisión, y al acabar era consciente que había visto un partido para la Historia.

La televisión va bien para las retransmisiones deportivas. Si en el deporte hay emoción, la televisión lo capta y lo refleja. Aparte de esto, no hay muchas cosas que me gusten de la programación. Desde luego, no las películas (donde esté un cine...) o las noticias (la televisión es el peor medio para transmitir la actualidad, por favor).

Pero lo mejor de la televisión, lo mejor de lo mejor y donde da sopas con onda a cualquier otro medio y a cualquier otro programa, son los documentales. En especial, los documentales de naturaleza.

Me encantan. La fotografía es excelente, el guion está cuidadísimo, los efectos especiales son un alarde de la técnica. Sin olvidar la voz del narrador, esa masculina y bien modulada voz que nos va explicando cómo la mantis religiosa se suele distribuir con una densidad de una en un metro cuadrado...

Los documentales son los mejores programas de la televisión, y entre otras razones lo son porque son los que están mejor hechos. Y no porque sean fáciles de hacer, todo lo contrario. Quizá por eso: sólo los mejores se dedican a ellos.

Recuerdo, de cuando era mozo, unos reportajes de Félix Rodríguez de la Fuente sobre los abejarucos. Los abejarucos excavan sus nidos en taludes de tierra, en galerías que pueden medir un par de metros de largo. Pues en el documental, de alguna manera, habían conseguido cortar a lo largo una de las galerías, hacer una pared de cristal y meter una cámara junto al nido, y nos mostraban no sólo lo que pasaba fuera de la tierra sino también en el interior de la galería. Aquello fue espectacular, y recuerdo que al terminar Rodríguez de la Fuente explicaba cómo lo habían hecho y los meses que les había costado lograrlo.

Hace no mucho vi un documental sobre la caza en los océanos. En un momento dado, aparece un banco de peces, creo que arenques. Era un banco de quizá un millón de peces, un banco enorme. Los peces tiene sus razones para agruparse en bancos, y una de ellas es que los bancos son casi invencibles: cuando el pez está en un banco no hay manera de atraparles. Atacarles es como golpear en el aire.

El caso es que teníamos un banco enorme de arenques, y una manada de delfines iba a por ellos. Previamente el documental nos había mostrado ataques a bancos y que estos siempre fallaban, pero parecía que esta vez iba a ser diferente. Los delfines eran muy listos. Estaban sincronizados y tenían una táctica. En primer lugar, los iban rodeando para que el banco se hiciera más y más compacto. Pero aún no podían hacer nada. En segundo lugar, tenían que conseguir que el banco no se sumergiera, para lo que nadaban continuamente por debajo de los arenques. Pero no podían, ellos solos. Entonces, de algún modo, surgió un ejército de atunes que venían de las profundidades. Eran muchos, y atacaron al banco que los delfines tenían compactado y atrapado. Entraron por abajo como el cuchillo caliente en la mantequilla. Los arenques intentaron huir por la superficie, pero resultó que había miles de gaviotas, pelícanos y esos bichos ahí fuera, y cazaban a todos los que subieran demasiado. En esto, una manada de tiburones ataca también, como los delfines, por los flancos: aquello fue ya el despiporre absoluto. Les daban por todas partes, y el banco se rompió. Un banco de peces es como una masa enorme compuesta por un millón de peces, y todos moviéndose de una manera coordinada, al igual que las células se mueven con nosotros. Pero al romperse el banco, lo que pasó a haber fue un millón de peces en un espacio muy pequeño, cada uno tirando hacia donde podía, sin saber hacia dónde huir o qué hacer. Era una carnicería, se los estaban comiendo a miles. Y de pronto apareció una ballena enorme, no recuerdo si azul o de qué tipo, que, simplemente, abrió la boca y se tragó lo que quedaba del banco. Y fin de la fiesta. Fue alucinante.

Pues bien, los que más alucinaron fueron los que estaban rodando el documental. Resulta que llevaban cuatro años intentando filmar a esas ballenas cazando, y no habían logrado nada. Uno puede seguirle el rastro (y el ritmo) a un escorpión, pero no a una ballena. La ballena se sumerge, y en tres segundos nos ha dejado atrás y no volvemos a verla. Pues parece que ya lo habían dado por imposible y se estaban dedicando a otra cosa. Y cuando están filmando lo del banco, desde el barco de apoyo ven llegar la ballena pero sólo tienen tiempo de decirle "¡mira!" al cámara, que se da la vuelta y... la ballena se le echa encima. No se lo comió con los arenques, pero no me habría extrañado. Suerte del cámara que estaba filmando al buceador que filmaba a los delfines, que pudo filmar algo más.

Este documental resume las virtudes de estos programas. Guion, técnica, fotografía, esfuerzo. Además son muy instructivos y son para todos los públicos. No son ofensivos, no generan malestar, no nos hacen enfadarnos. Sin embargo, apenas se ven. Quizá es que sólo los televidentes inteligentes pueden apreciarlos.

 

 

P.S., 2021: no puedo evitar sonreir al releer lo de la ballena. Sí, recuerdo el documental y el asombro. Pero lo cierto es que desde entonces he visto más documentales parecidos. Hasta el punto de que no me extrañaría de que el primer documental diera la clave de muchas cosas: de cómo se atacan los bancos de peces, de la colaboración entre las especies cazadoras, y la alimentación de las ballenas. De manera que quien quisiera hacer un documental sobre esas cosas lo tuviera ya más fácil, y por eso ahora hay tantos de ese estilo.




Wilf Carter "Montana Slim" - My Swiss Moonlight Lullab

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