miércoles, 3 de noviembre de 2021

Cuestión de caracteres

https://www.youtube.com/watch?v=StJ9PHU8C8g 

 

 

Soy, no lo niego, un zote para las relaciones sociales; supongo que esa parte de mi cerebro no se desarrolló bien. Como me dicen muchas personas, la empatía no es lo mismo. Tal vez por eso me han interesado mucho las personas como concepto. Y durante la carrera, en la asignatura de administración de empresas, nos expusieron una que me impactó sobremanera hasta el punto de que la he venido aplicando desde hace años (¡y han pasado!), y siempre con éxito: siempre ha explicado todo (*). Tras tanta prueba la tengo por cierta, y voy a intentar exponerla.

La idea base es que hay tres caracteres en la personalidad de cada uno. Dos de ellos tienen una vertiente positiva y una negativa, con lo que podemos hablar de cinco caracteres. Pues bien, cada uno de nosotros es una mezcla de esos cinco caracteres, como los colores son mezclas de los colores primarios. Y el secreto para conocer o entender a una persona es establecer la mezcla que forma su personalidad.

El primer carácter es el de niño. Pensemos en niños: ¿cómo son? La faceta positiva de los niños es su creatividad, su entusiasmo, su curiosidad, sus ganas de aprender, su capacidad de jugar, el aceptar a todos, el no ver la maldad de las personas,... piense usted los rasgos positivos: es el niño positivo. El niño negativo incorpora la incapacidad de admitir la frustración, los berrinches, la incapacidad de razonar, el malcriado, el echarse a llorar, el comportamiento impulsivo,... Creo que se hacen una idea.

El segundo carácter es el adulto. El adulto es neutro, no tiene una parte positiva y una parte negativa. Es frío y racional, el que siempre pregunta qué, cómo, cuándo, dónde, quién, cuánto, porqué, etc.

El tercer carácter es el padre. El padre positivo enseña, protege, ayuda, muestra, guía. Pensemos también en las cualidades maternales, el cariño, la comprensión. El padre negativo es intolerante, exige, no tolera el error, castiga, impone, descalifica, nunca lo conseguirás, nunca serás nada. También el fatalismo, el esto no tiene arreglo, ya se ha intentado y no ha funcionado.

Bien, todos somos una mezcla, pero cada uno es una mezcla distinta. Los artistas tienen un fuerte componente de niño; también los cocineros. Los médicos y enfermeros o los maestros tienen un fuerte componente de padre. Los ingenieros somos adultos. Los abogados son adultos y también padres, según el porcentaje unos se dedicarán más a unas labores y otros a otras.

Se preguntará para qué sirve todo esto. Para comprender mejor a las personas, es más fácil si sabe la mezcla que es, cuáles son sus tendencias, de qué adolece. Piense que solemos juzgar a los demás según nuestros propios baremos, y eso no es justo, porque están hechos para reaccionar de otra manera. Por supuesto hay más factores, sin ir más lejos su nivel de conocimiento o cultura, pero saber estas cosas no está de más. Y hay veces que el retrato queda clavado.



*: Pensándolo bien, creo que el éxito de esta teoría conmigo es que me transmite la idea clave: que somos mezcla de características. La trampa es que como adulto caigo siempre en la tentación de intentar determinar la mezcla de los demás, y es ese esfuerzo el que me da el éxito: al intentar desentrañarles lo que estoy haciendo es intentar comprenderles.Quizá la teoría es sólo un truco para que haga el esfuerzo.




Jean Sibelius - Finlandia

 

2 comentarios:

  1. La teoría del Análisis Transaccional era una de las preferidas de Adolfo Blanco en la ETSIIZ. Junto con la de contabilidad ajustada a la inflación.

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    1. Cierto y muchas gracias: no recordaba ni el nombre de la teoría ni el del profesor, ni siquiera qué más enseñaba. Tengo pensado escribir una segunda parte de esta entrada, en la que utilizo esa teoría como ayuda en una relación universal a menudo muy complicada. Cualquier día de estos.

      Lo de la contabilidad ajustada a la inflación también me despierta ecos. De un tiempo ya olvidado en nuestro entorno.

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