viernes, 30 de junio de 2017

Razones para votar Sí




Vaya por delante que todos estos años en Nazilandia me han convertido en un facha y que en las próximas elecciones pienso votar al partido más de extrema derecha cuya papeleta encuentre en la mesa. Yo antes no era así, pero hay lugares que cambian a un hombre.




Como catalán según la ley, es de suponer que yo sí podría votar en el referéndum. ¿Yo sí y usted no? Se siente, oiga, son muchos años de sufrirlos para ello. ¿Y qué votaría? Descarado: si la cosa fuera en serio, si fuera vinculante y no un referéndum de la señorita Pepis, un sí a la independencia. Y éstas son mis razones.

1. Es la oportunidad de largarlos. Fuera. Adiós. Cortemos con ellos. Que se larguen, para siempre. Yo me vuelvo.


Tengo para mí que los supremacistas catalanes son el cáncer de España. No sólo son el mayor dolor de cabeza que tenemos, el mayor obstáculo que hemos de superar en su día a día, sino que además su maldad es contagiosa. Ya saben que todo lo malo se pega: pues aquí se cumple a rajatabla. Y tenemos, en mayor o menor grado, tonterías de no somos españoles en las Islas Baleares - me temo que perdidas ya sin remedio-, Valencia -están en ello-, Aragón, Asturias... Incluso en Andalucía surgen voces que piden la independencia. Suena a broma en muchos de estos lugares, pero también sonaba a broma en Cataluña hace treinta años.

Así que si mantenemos a los supremacistas entre nosotros y compartimos con ellos nuestra vida, no lo diuden ni un momento: se dedicarán a sembrar cizaña. Intentarán descomponer España, si no les queda otro camino. Así que el precio de Cataluña me parece aceptable, para salvar al resto. Al igual que alguien acepta que le amputen una pierna o un brazo, si con ello salva la vida.

2. Espero que les vaya muy mal. Desde luego, una vez independientes yo votaré, siempre, al partido que les sea más hostil. No han querido ser uno de nosotros, no han querido que sus jóvenes compitan junto a los nuestros por el orgullo de todo el país o que luchen junto a los nuestros para defender la tierra que es de todo, compartir nuestro sistema de transplantes o defender los intereses de todos, los suyos y los nuestros, los de nuestras empresas y los de las suyas; que las empresas sean de todos, de ellos y nuestras, que nuestra Historia sea común. Al contrario, quieren que haya diferencias entre ellos y nosotros. Que compitamos con ellos. Que seamos amigos, si les interesa, y enemigos si no les interesa. Poner delante sus intereses, incluso si (y me huelo que con especial ansia) van en contra de los nuestros. Que no compartamos. Que lo nuestro no sea suyo y lo suyo no sea también nuestro. Que seamos extranjeros, cuando estemos entre ellos. Pues siendo así, yo no quiero que les vaya bien. De hecho, quiero que les vaya muy mal, para que las manzanas que han podrido entre nosotros - como Baleares- vean lo mal que se acaba cuando se predica la desunión y la diferencia.

Es fundamental, para nosotros, que les vaya muy mal. Sólo así mantendremos lo que quede de España unida.

3. Deseo que les vaya muy mal, porque no saben ustedes lo que ha sido aguantarles todos estos años. Los años que llevan culpándonos a nosotros de todo lo malo que les pasa a ellos aunque sea culpa de ellos. Si un tren llega tarde, es culpa nuestra. Si un incendio quema un campo. Si una persona muere en un traslado en ambulancia. Si una empresa no se instala en Cataluña, o si una empresa se va. Si se quedan sin trabajo o si una empresa no vende lo suficiente y cierra. Da igual de lo que hablemos, es culpa nuestra. ¡Pero si nos culpan de que no les llegan suficientes refugiados sirios, iraquíes y africanos!

Nos culpan de todo. De no ser ricos. De no tener servicios de ricos. De no tener ningún premio nobel. Y de más: según el periódico El Punt-Avui, siendo independientes podrán combatir mejor el cambio climático.

Ustedes no saben lo que es convivir durante años con una gente que nos culpa a nosotros de todo. Llega un momento en que uno sólo quiere que por fin se cumpla su sueño de ellos, se queden sin nosotros y descubran cuál es la realidad. 

Esto me recuerda a la reflexión de Dios y la arena:
"Una noche tuve un sueño... soñé que estaba caminando por la playa con el Señor y, a través del cielo, pasaban escenas de mi vida. Por cada escena que pasaba, percibí que quedaban dos pares de pisadas en la arena: unas eran las mías y las otras del Señor.


Cuando la última escena pasó delante nuestra, miré hacia atrás, hacia las pisadas en la arena, y noté que muchas veces en el camino de mi vida quedaban sólo un par de pisadas en la arena. Noté también que eso sucedía en los momentos más difíciles de mi vida. Eso realmente me perturbó y pregunté entonces al Señor:


- Señor, Tú me dijiste, a través de tu palabra, que siempre irías conmigo a lo largo del camino de mi vida. Sin embargo durante los peores momentos de mi existencia veo que hay en la arena sólo un par de pisadas. No comprendo porque Tú me abandonabas en las horas en que yo más te necesitaba-.
Entonces, Él, fijando en mí su bondadosa mirada me contestó:
- Mi querido hijo: Yo siempre te he amado y jamás te abandoné en los momentos más difíciles. Cuando viste en la arena sólo un par de pisadas fue justamente en los momentos de tu vida donde te llevé en mis brazos-."
4. Porque nos irá mucho mejor sin ellos. De verdad que sí. Para empezar, el resto de nosotros, en gran medida, dejará de comprarles a ellos y buscará entre nosotros lo que antes obtenía de ellos. Esto, de por sí, ya es muy bueno. Pero, además, muchos de entre ellos se vendrán con nosotros. Yo, por ejemplo. Y quienes se vendrán, en realidad? Pues los negocios. Se moverán las empresas, que se pueden mover. Y los técnicos cualificados, que son los que necesitan esas empresas. Pero no los operarios, la mera mano de obra que también encontrarán en sus nuevas localizaciones. Vale que no se moverán todas, pero sí muchas. Reflexione sobre esto, y verá que tengo razón. En que ocurrirá, y en que es muy bueno para nosotros y malo para ellos.

5. Porque nos da una oportunidad de oro para reconfigurarnos y corregir esos errores del sistema que dan pie a lo que nos está pasando. Para conseguir que ningún español se sienta tratado, fuera de su comunidad autónoma, como un extranjero sanitario, por ejemplo. O para conseguir que no se eduque a nuestros hijos en el odio y la diferencia, nunca más.

6. Y porque puede que así, al fin, descubramos cómo se ha de tratar con todos los papanatas que tanto abundan en esta piel de toro.




Ruperto Chapí - El tambor de granaderos (preludio)

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