sábado, 3 de junio de 2017

A propósito del Tekla y los programas de ordenador




Escribía en mi articulo anterior acerca del Tekla y los programas BIM. Decía que no me gustaba el Tekla, como también he dicho en otras ocasiones que no me gustan los programas de cálculo (no quiere decir que no los use), y mientras lo escribía me dí cuenta, reflexionando sobre las cosas que no me gustaban del programa BIM, lo que no me gustaba de los de cálculo.

Con el Tekla, el operador (ya no puedo llamarlo delineante) monta un modelo de la estructura. Y cuando termina, pulsa una tecla y ¡voilá! se generan los planos y las mediciones. Hasta entonces, nada, tensa espera. Quiero decir, uno pierde el placer (a veces), el control, la satisfacción siempre, de ir montando el proyecto, verlo crecer y evolucionar de una idea embrionaria a un paquete completo de planos y mediciones que permitirá a unos semianalfabetos construirlo según mis deseos. En la delineación clásica, uno va supervisando el proceso de dibujo, corrigiendo errores, y muy a menudo captando problemas de diseño y recalculando la estructura: muchos de los fallos del técnico, todo aquello que no había pensado o en lo que no había caído, se ven cuando se dibujan. Al delinear, hay que pensar lo que se está dibujando. Y es este segundo pensamiento el que permite hacer la corrección.

Pero con el Tekla, el operador genera de golpe un porrón de planos (muy feos y áridos, todo quiero decirlo, que el Tekla en este aspecto deja mucho que desear), y... no es fácil encontrar los fallos cuando lo que se revisa no es un plano sino un paquete de 50. La única manera es estar junto al operador mientras éste trabaja (menuda ganancia, entonces), pero tampoco: porque el operador va haciendo cosas, montando un modelo mediante el aburrido proceso de rellenar los farragosos cuestionarios en que consiste el programa, y así mal se supervisa y se repiensa la problemática de la obra.

Pues bien, me he dado cuenta de que con los programas de cálculo me pasa lo mismo: cuando uno introduce una estructura compleja, hasta que no da al botón de analizar no sabe si la estructura funciona o no. Y luego tendrá que ir elemento a elemento, viendo si infradimensiona o sobredimensiona, y no sabe si tocando aquí obtendrá un efecto allá...Muy diferente del sistema clásico, en el que el técnico reducía en pasos sucesivos la estructura a subestructuras cada vez más simples, y al resolver estas subestructuras simples una a una va, ni más ni menos, resolviendo poco a poco la estructura completa. Que es el procedimiento que todavía seguimos (yo, al menos) al predimensionar, y que ya veremos (yo no) cómo lo harán dentro de unos años, cuando los del pleistoceno ya no estemos y los titulares de entonces no sepan predimensionar.

Así que sí, en el fondo es eso. Los programas complejos de cálculo me hurtan el placer (a veces), el control, la satisfacción siempre, de ir resolviendo poco a poco, por mí mismo, la estructura. Que es lo que me gusta de mi oficio, qué quieren que les diga. 



Nat King Cole - Adelita

2 comentarios:

  1. La de tonterías que hacen los ilustrados ingenieros sobre el papel, con las que luego tienen que lidiar los "semianalfabetos".

    ResponderEliminar
  2. si definitivamente, se quedo en el pasado, los cambios son buenos. yo soy delineante hace muchos años. y tekla me parece una maravilla. El modelo tridimensional permite obtener mucha información real, sin estar llamando al ingeniero cada 5 minutos, por los esquemas que dibujan en sus diseños.

    ResponderEliminar