miércoles, 29 de septiembre de 2021

A veces es tan cierto sí como no (como tal vez)

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Me pregunta usted si puede llevar un remolque con su coche. Yo le echo un vistazo (a su coche) y me fijo en que es potente, está en buen estado... y no tiene enganche para remolques. ¿Qué puedo responderle?

  1. No
  2. Sí, si le coloca un enganche para remolques

Las tres respuestas son correctas. El no es correcto, porque no tiene enganche. Obviamente, la tercera respuesta es la mejor, porque explicita qué condición debe cumplirse para el sí. Y el sí es también correcto, porque ¡caray! damos por sentado que le pondremos un enganche, es que no hace falta explicarlo todo y por eso mismo el no no es correcto, porque por supuesto que le pondremos un enganche, eso no hace falta decirlo.

¿Seguro? ¿Damos por hecho que pondremos un enganche? Quizás sea mucho suponer. Quizás el coche sea de alquiler, no sea suyo, falte suministro de enganches en la zona o no haya talleres que los puedan colocar, o necesite llevarme el remolque en unos minutos... Vaya, quizá la tercera respuesta no sea tan buena, pues la respuesta del otro puede ser un "nos ha joío el gachó, poner un enganche dice...".

La pregunta parecía muy simple, pero una respuesta correcta requiere un análisis más elaborado: hay muchas más preguntas que hacer, muchos más datos que recabar.

Pondré otro ejemplo: su coche es potente y está en buen estado (aunque sigue sin enganche para remolques). Pero ahora lo que usted me pregunta es si puede correr el Dakar con el coche. Claro, las tres respuestas:

  1. No
  2. Sí, si lo tunea y prepara debidamente

De nuevo, las tres respuestas son correctas. El sí es correcto si ambos damos por sentado que lo tuneará; el no es correcto si no presupongo nada que no se me haya dicho (nadie ha hablado de tunear); y el sí si... de nuevo, puede que usted lo que quiera es saber si puede asistir tal como está, o quiera saber qué arreglos habría que hacer y por eso no le vale la escueta respuesta...

Estos ejemplos son preguntas sencillas. Pero a los ingenieros nos hacen constantemente preguntas complicadas que, en el fondo, admiten también las tres respuestas. Y el problema es cuando el otro lo que quiere es un sí o un no (e insiste en ello: no quiere cuentos, quiere saber si sí o si no).

Por otra parte, eran preguntas sencillas. Directas. Y, sin embargo, la respuesta correcta requiere precisiones, más información, condiciones que cumplir. No se puede responder Sí o No, como exigen los formularios...

Y los referendos.

Ahora, imagine usted un referéndum. Y que la pregunta no sea si el coche puede llevar un remolque. 

 

 

José Alfredo Jiménez - Un mundo raro


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